Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DIÓCESIS DE CANCÚN-CHETUMAL
Catequesis de adolescentes,
pre- confirmación y confirmación.
TEMA: Santa María de Guadalupe
viene al encuentro de sus hijos.
Objetivo: Que los catequizandos descubran en el
acontecimiento Guadalupano, el amor de María, para
que, a imitación suya, llevemos a su Hijo a cada uno
de nuestros hogares.
En esta época tan difícil de violencia e inseguridad quien mejor que nuestra Madre
del cielo para interceder por nuestro pueblo mexicano, que ella proteja a nuestros
familiares a nosotros mismos y que pronto exista la paz en el mundo entero, esto
lo pedimos a nuestro Padre Dios por intercesión de Santa María de Guadalupe.
Oración: Padre de Misericordia, que has puesto a este pueblo tuyo bajo la especial
protección de la siempre Virgen María de Guadalupe, Madre de tu Hijo, concédenos,
por su intercesión, profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria
por caminos de justicia y de paz. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
“Hijito mío, el más amado: yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre
del verdaderísimo Dios. Mucho quiero que aquí tengan la bondad de construirme mi
templecito para allí mostrárselo a ustedes a Él (Jesús), a Él que es todo mi
amor…Porque en verdad yo me honro en ser madre compasiva de todos, tuya y de
todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno… Allí estaré siempre dispuesta
a escuchar su llanto, sus tristezas, sus dolores.
Juan Diego fue ante el obispo Zumárraga y le dio el mensaje de la Virgen María,
pero este no le creía. De regreso en la cumbre, el indito muy triste le dijo a la
virgencita lo que pasó y le pidió que mejor fuera otro mensajero, pero ella le confirmó
en su misión y le ordenó insistir al día siguiente:
“Así está bien, hijito mío el más amado. Mañana vendrás de nuevo aquí para que
lleves al obispo la prueba, la señal que te pide. Con eso enseguida te creerá y ya a
ese respecto, para nada desconfiará de ti. ¡Ánimo mi muchachito!, que mañana aquí
con sumo interés habré de esperarte”.
Al día siguiente, lunes. Juan Diego no volvió para ver a la Virgen, pues una grave
enfermedad hacía peligrar la vida de su amado tío Juan Bernardino. El indito salió
muy de madrugada el 12 de diciembre hacia México para buscar un sacerdote que
confesara su pariente. Rodeó el cerro para que la Virgen no le viera y entretuviera,
pero ella bajó a su encuentro y le tranquilizó:
“Hijo mío, el más querido, no es nada lo que te espantó… No temas esta
enfermedad, ni algún otro dolor entristecedor. ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu
madre? ¿Acaso no estás bajo mi sombra, bajo mi amparo? ¿Acaso no soy yo la
DIMENSIÓN DIOCESANA PARA LA CATEQUESIS,
DIÓCESIS DE CANCÚN-CHETUMAL
La Virgen le envió a la Cumbre del Tepeyac a cortar las flores, que serían la señal;
a su regreso, le dijo:
“Hijo queridísimo, estas diferentes flores, son la prueba, la señal que llevarás al
obispo. De parte mía le dirás que por favor vea en ella mi deseo y con eso, ejecute
mi voluntad”.
Al mismo tiempo que la Reina del cielo bajó al encuentro de Juan Diego y le
consolaba, se apareció a Juan Bernardino, a quien sanó y le confió su deseo de
que: A su preciosa imagen precisamente se le llame, se le conozca, como la siempre
Virgen Santa María de Guadalupe.
De vuelta en la casa del obispo Zumárraga, Juan Diego le entregó las rosas que
llevaba en su ayate como señal dada por la Virgen María.
Desplegó su tilma donde llevaba las flores y así al tiempo que se esparcieron, las
diferentes flores preciosas, en ese mismo instante se convirtieron en señal, apareció
de improviso y la venerada imagen de la siempre Virgen María, Madre de Dios. Tal
como ahora tenemos la dicha de conservarla en lo que es su hogar predilecto, su
templo del Tepeyac. (Valeriano, 1649)
Al finalizar el relato, en cada uno de los cuadros le pedimos a los adolescentes que
respondan las siguientes preguntas.
DIMENSIÓN DIOCESANA PARA LA CATEQUESIS,
DIÓCESIS DE CANCÚN-CHETUMAL
REFLEXION.
¿Pero cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Tenemos en el acontecimiento guadalupano, la muestra del amor de nuestra Madre
María, madre del verdadero Dios y Madre nuestra. ¿Quiénes somos nosotros, para
que la Madre de nuestro Señor venga a visitarnos y no sólo a visitarnos, sino que
ha querido quedarse con nosotros? ¿Cuál es el mensaje que quiere dejarnos y la
misión que nos confía? ¿Qué podemos aprender de ella?
Conciliar y reconciliar
DIMENSIÓN DIOCESANA PARA LA CATEQUESIS,
DIÓCESIS DE CANCÚN-CHETUMAL
Vivimos en un mundo cada vez más polarizado, dividido en grupos de personas que
se oponen ferozmente a otras que no comparten su fe, sus ideas, sus metas, etc.
Santa María de Guadalupe nos enseña que es posible reconciliar a los que parecían
irreconciliables. Por ejemplo, Ella es judía, pero su nombre es árabe. Es mestiza.
Concilia en su persona pueblos que parecían irremediablemente enemistados: el
judío y el árabe, el mexica y el español. Nos enseña que no existen los enemigos,
que todos somos hermanos de su Hijo. Como lo dirá san Pablo: “todos sois uno en
Cristo Jesús.” (Gal 3, 28).
Orar siempre
Ser humildes
La sociedad valora sólo a quien destaca, a quien apantalla, empuja a mucha gente
a hacer menos a los demás para sobresalir. Santa María de Guadalupe en cambio,
siendo Madre de Dios, no se cree superior, no desprecia a nadie. Llega al grado de
decirle al indio Juan Diego que es un honor para Ella ser su Madre. Es ejemplo de
lo que san Pablo pedirá: “considerad como superiores a los demás.” (Del libro de
Filipenses 2,3)
Si en aquel tiempo hubieran hecho una encuesta preguntando quién podría ser
considerado digno de transmitir un mensaje de la Reina del Cielo, es seguro que
Juan Diego no hubiera encabezado las listas de candidatos. Y sin embargo él, que
se consideraba a sí mismo mecapal, cola, ala, fue el elegido. Santa María de
Guadalupe, como lo hará después su Hijo, no juzga por apariencias ni conforme a
los valores de este mundo. Sabe ir más allá, a lo profundo, mirar el corazón.
DIMENSIÓN DIOCESANA PARA LA CATEQUESIS,
DIÓCESIS DE CANCÚN-CHETUMAL
En este tiempo en que tantos tienen prisa y están de malas, qué fácil tratar a los
demás con expresiones rudas, ásperas, faltas de paciencia y caridad. Necesitamos
aprender de Santa María de Guadalupe su exquisita delicadeza al hablar. Por
ejemplo, cuando llama a Juan Diego, Juan Dieguito, no es para hacerlo menos, sino
como expresión de dulzura, que no es afectación empalagosa, sino muestra de
amor y de ternura.
Santa María de Guadalupe no vino sola. Traía en su seno al Verdadero Dios por
quien se vive. Hemos de aprender de Ella a ir al encuentro de los demás, llevándoles
a Jesús. Que puedan descubrirlo en nosotros porque amamos, comprendemos,
perdonamos, ayudamos, damos testimonio cristiano.
Les invitamos a que en silencio, piensen en esos momentos en que María como
Madre nos dice estas palabras a nosotros también.
¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿Acaso no estás bajo mi sombra, bajo
mi amparo? ¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría?
Una vez que todos hemos terminado, nos reunimos en torno a una imagen de la
Virgen de Guadalupe, previamente preparada con un cirio. (Antes de la sesión se
les puede pedir que lleven una flor, la ofrecerán a María después de leer en voz alta
cada uno la respuesta hecha oración que meditamos en el momento anterior).
COMPROMISO.