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UNIVERSIDAD CONTINENTAL

FACULTAD DE DERECHO

MONOGRAFÍA

EL DERECHO, LA JUSTICIA Y LA MORAL

ESTUDIANTES:
SIXTO ANDRES MIRIAN ALEXANDRA (muy participativo)
ROBLES SOTOMAYOR JESUS DIEGO (muy participativo)
VILLAFRANCA VALENCIA IRMA CRISTINA (muy participativo)

DOCENTE:
JULISSA LINDAURA BENAVIDES CABRERA

ASIGNATURA:
INTRODUCCIÓN AL DERECHO

ABRIL 2023

ÍNDICE
INTRODUCCIÒN ……………………………………………………………………….. 4

CAPÍTULO I
DERECHO ………………………………………………………………………………. 5
1. Las fuentes del derecho……………………………………...…………………………6
2. Clasificación de las fuentes del derecho……………………………………….……….7
2.1. La ley como fuente del derecho……………………………………………………7
2.2. La jurisprudencia como fuente del derecho……………………………………….8
2.3. La doctrina como fuente del derecho…………………………………..………….8
2.4. El acto jurídico como fuente del derecho…………………….…………………….9
3. La pirámide de Kelsen…………………………..………………………….……………9
4. Los principios generales del derecho………………………………….………………..10
5. ¿La costumbre es fuente de derecho?...............................................................................11
5.1. La costumbre vs. la ley…..………………………………………………………..12
6. Conclusiones……………………………………………………………………………13
CAPÍTULO II
JUSTICIA.. ……………………………………………………………………………… 14
1. Concepto.…………………………………………………………………………14
2. La justicia se divide en diferentes áreas…………………………………………..15

2.1 Justicia retributiva……………………………………………………………15


2.2 Justicia distributiva…………………………………………………………...15
2.3 Justicia restaurativa…………………………………………………………..16
2.4 Justicia social…………………………………………………………………16

CAPÍTULO III
MORAL….. ………………………………………………………………………………. 17
1. Aspecto histórico del problema…………………………...……………………………..18
2. Relaciones entre Derecho y Moral………………………………………..……………..20
3. Fundamentos de su distinción……………………………………….………………..…24
CONCLUSIONES…………………………………………………………………………25
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ……………………………………………….…26
INTRODUCCIÒN

El derecho, la justicia y la moral son conceptos intrínsecamente ligados en la sociedad y


desempeñan un papel fundamental en la configuración de un sistema jurídico justo y
equitativo. Estos tres pilares representan los cimientos sobre los cuales se construye una
sociedad basada en principios éticos y normas que buscan el bien común y la convivencia
armónica.

En el presente trabajo de monografía, nos adentraremos en el estudio y análisis de esta tríada


fundamental, explorando su interrelación, su importancia en el ámbito jurídico y su
influencia en la toma de decisiones legales. El objetivo de este estudio es comprender cómo
estos conceptos se entrelazan y cómo su aplicación impacta en la construcción de un sistema
legal justo y ético.

En primer lugar, abordaremos el concepto de derecho, explorando su naturaleza, su


evolución histórica y su función en la sociedad. Analizaremos las fuentes del derecho y los
principios que lo sustentan, destacando su papel como regulador de las relaciones humanas
y garante de la justicia.

A continuación, nos adentraremos en el concepto de justicia, examinando su significado y


su relación con el derecho. Exploraremos las distintas teorías y corrientes filosóficas que han
intentado definir y conceptualizar la justicia a lo largo de la historia, desde la perspectiva de
pensadores clásicos hasta las visiones contemporáneas.

Posteriormente, nos sumergimos en el análisis de la moral y su influencia en el ámbito


jurídico. Exploramos cómo los valores éticos y morales influyen en la toma de decisiones
legales, así como en la interpretación y aplicación de las leyes. Examinaremos los dilemas
éticos que pueden surgir en el ejercicio del derecho y cómo se busca conciliar los principios
morales con los imperativos legales.

A lo largo de este trabajo, destacaremos la importancia de establecer un equilibrio adecuado


entre el derecho, la justicia y la moral en la formulación de leyes y en la administración de
justicia. Analizaremos casos emblemáticos que han puesto a prueba esta relación y
reflexionaremos sobre los desafíos éticos y morales que enfrenta el sistema legal en la
actualidad
CAPÍTULO I

DERECHO

El Derecho es regulación de conducta humana social sobre la base de ciertos valores


para el logro de ciertos fines, y está estructurado como una relación de deber ser que es
contrario al ser de la naturaleza física.

El Derecho, dice Kelsen, es un orden social cuyas sanciones están socialmente organizadas
y consisten en privar ciertas libertades: vida, libertad, propiedad, etc. En la medida que estas
privaciones son efectuadas contra la voluntad del sancionado, estas tienen el carácter de
coercitivas.(KELSEN y LA DEFINICIÓN DEL DERECHO - Pedro Rivas Pag. 486)

1. Las fuentes del derecho

La palabra fuente proviene de las voces latinas fons, fontis, que significan manantial de aguas
que brotan de la tierra, es decir, la fuente es fundamento u origen de algo.

Conscientes de su importancia, diversos autores han escrito al respecto, entre ellos, el jurista Marcial
Rubio Correa. Este autor define a las fuentes del derecho como el procedimiento a través del cual,
válidamente, normas jurídicas adquieren el rasgo de obligatoriedad propio del derecho y, por lo tanto,
la característica de ser impuestas legítimamente a las personas mediante los instrumentos de coacción
del Estado.(artículo la Pasión por el Derecho

Por su lado, el profesor Aníbal Torres postula una definición ilustrativa. En derecho la
palabra fuente es empleada de forma metafórica para indicar el principio, fundamento u origen de las
normas que integran el ordenamiento jurídico vigente en determinada sociedad y época.
A decir del profesor colombiano Gregorio Rojas González, cuando se habla de las fuentes
del derecho se aduce al conjunto de mandatos que prohíben, permiten, regulan, etc., los
comportamientos humanos hacia los fines de la sociedad..

El primero se refiere a las fuentes formales.

El segundo está constituido por las peculiaridades que asumen las fuentes del derecho en las
diferentes familias del derecho comparado, haciendo especial incidencia en los rasgos que asume
nuestro sistema jurídico.

El tercero es un conjunto de conocimientos introductorios sobre las funciones del Estado, la


teoría de la separación de poderes y sus consecuencias dentro de las fuentes del derecho.

Si bien es cierto muchos autores explican qué son las fuentes del derecho, históricamente se
le atribuye al jurista alemán Friedrich Karl von Savigny la creación de aquella denominación, pues
que en 1844, a través de un célebre discurso pronunciado ante el Colegio de Abogados de Prusia,
planteó la metáfora de las fuentes del derecho como un legajo de cumplimiento obligatorio de normas
en una sociedad

Es debatible lo que significa «fuente del derecho», pues muchas teorías se han construido
alrededor de este complejo término. Ello es curioso porque si el derecho es esencialmente un discurso
prescriptivo —compuesto, por tanto, por prescripciones (normas) que guían la conducta humana de
forma obligatoria mediante coerción institucionalizada—, entonces hablar de fuente implica aquello
que «da origen» a dichas prescripciones. Existen fuentes formales y materiales que debemos explicar
para la comprensión cabal del tema:

Fuentes formales: Acto autorizado por una norma de producción jurídica que regule el
nomen iuris del acto (ley, decreto legislativo, reglamento, resolución suprema, etc.), sin interesar el
contenido del acto.
Fuentes materiales: Actos genuinamente normativo; por ejemplo, que genere cambios en el
ordenamiento jurídico por contener comandos generales y abstractos sin que interesen criterios
formales.
2. Clasificación de las fuentes del derecho

Son numerosas las clasificaciones que se hacen sobre las fuentes del derecho, pues la doctrina no es
uniforme en cuanto a la clasificación de las fuentes ni en cuanto a su denominación. En concordancia
con esta aseveración, el profesor Enrique Ghersi critica que no exista una teoría general de las fuentes
del derecho.

Esta es la propuesta que plantea el profesor Aníbal Torres Vásquez al clasificar a las fuentes
del derecho

● De producción
● Vinculantes y no vinculantes
● Constitucionales y legales
● Dictadas e indirectas
● Principales y supletorias
● Escritas y no escritas
● Internacionales y nacionales
● Generales y específicas
● Legislativas, particulares e individualizadas
● De conocimiento
● Reconocidas y delegadas
● Estatales y no estatales
● Materiales
● Formales

En los párrafos siguientes abordaremos las fuentes de mayor envergadura con las que
coinciden los autores de la doctrina:

● La ley
● La jurisprudencia
● La doctrina
● El acto jurídico
● Los principios generales del derecho
● La costumbre

2.1. La ley como fuente del derecho


La ley es una prescripción dictada por el órgano competente del Estado, según formas
prefijadas en la Constitución. Estas mandan, prohíben o autorizan algo en consonancia
con la justicia y para el bien de todos los miembros de una comunidad:

Concepto formal: El esquema de separación de poderes comprende que el Poder


Legislativo tenga la facultad de dictar las leyes, por las cuales se rige la comunidad. Este
poder del Estado lo integran los representantes elegidos por los ciudadanos. Así, la
aprobación de una ley constituye la expresión de la voluntad general de los ciudadanos.
En eso consiste el concepto formal.

Concepto material: Todas las regla de derecho, todo precepto normativo escrito y creado
por los órganos estatales dentro del límite de sus respectivas competencias.

En sentido material, amplio, ley es la Constitución (creada por el poder constituyente),


la ley (dada por el Congreso), los reglamentos (producidos por el Poder Ejecutivo), las
resoluciones, las ordenanzas municipales, los edictos municipales, etc.

2.2. La jurisprudencia como fuente del derecho


Según Ulpiano, la jurisprudencia entraña el conocimiento de las cosas divinas y
humanas, y la ciencia de lo justo y de lo injusto. La jurisprudencia, en términos de fuente
del derecho, implica que un juez resuelva casos análogos con la misma decisión.

Sin embargo, cierto sector de la comunidad jurídica cuestiona que se incorpore a la


jurisprudencia como una fuente del derecho peruano, pues la Constitución no la
considera.

Al respecto, el profesor Renzo Cavani sostiene que, si bien la jurisprudencia no es fuente


del derecho peruano, ello no es óbice para que el juez, al interpretar y aplicar la
Constitución y la ley, no pueda y/o deba usarla al momento de decidir. En muchos casos,
los sentidos de los textos normativos ya vienen definidos por criterios jurisprudenciales
(y también, es claro, por los precedentes), lo cual condiciona la interpretación

2.3. La doctrina como fuente del derecho


La doctrina refiere a obras significativas sobre cada tópico desarrollado en cada caso en
concreto, es decir, las teorías desarrolladas en torno a posiciones dominantes o no
dominantes de un tema.
Sobre el trabajo con la doctrina caben las siguientes recomendaciones:

Estudiar doctrina exhaustivamente sobre cada problema, no solo sobre los más
importantes.
Estudiar cada problema en su contexto. Por ejemplo, un problema de accidente
automovilístico está enmarcado dentro de la teoría general de la responsabilidad civil,
sea extracontractual o contractual. El alumno no puede limitarse a la primera de ellas y
tiene que conocer sobre la responsabilidad en general. Si se trata de un delito de
parricidio, tiene que conocer los problemas globales del delito contra la vida, el cuerpo
y la salud, lo que incluye no solo los homicidios sino también lesiones, especialmente
las seguidas de muerte; si se trata de acumulación de acciones, debe conocer la teoría
procesal de la acumulación en sus diferentes clases, y así sucesivamente.
Seleccionar cuidadosamente el material de trabajo, estudiando en una buena biblioteca
y no solo con los libros que eventualmente tuviera a mano porque pueden no ser los
mejores.
Resumir en fichas o en un cuaderno los aportes doctrinales más significativos sobre cada
problema y las divergencias doctrinales que encuentre.
2.4. El acto jurídico como fuente del derecho

Se trata del poder de obrar o abstenerse de los ciudadanos con la intención de que
autorregulen sus propios intereses y relaciones de voluntad.

En palabras de Aníbal Torres, el derecho concede a la declaración de voluntad, creadora


de actos jurídicos (contratos, testamentos, poderes, etc.), eficacia reguladora

3. La pirámide de Kelsen

El derecho se organiza por normas jerarquizadas que se expresan a través de la siguiente pirámide.
Esta figura expresa la prelación de normas que deben respetarse para fines de sometimiento de
normas de inferior alcance o referencia, con normas más generales o de carácter más amplio.

Las leyes peruanas se jerarquizan de la siguiente manera, en virtud de la pirámide de Kelsen


Primer rango:
a) normas constitucionales y normas con fuerza constitucional (Constitución Política, arts. 51, 57,
102.2. 118.1, 206, 138, 4.aD. F.); 2) sentencias del Tribunal Constitucional (art. 204).
Segundo rango:
a) leyes y otras normas de igual rango: leyes orgánicas (art. 106) y leyes ordinarias (art. 102.1)
b) resoluciones legislativas (art. 102.1)
c) decretos legislativos (art. 104)
d) decretos leyes (la Constitución no los menciona, pero en la práctica rigen con el mismo rango de
la ley)
e) decretos de urgencia (art. 118.19 y 74)
f) tratados internacionales que no afecten disposiciones constitucionales
g) reglamentos del Congreso (art. 94)
h) normas regionales de carácter general (arts. 197 y 200.4)
i) ordenanzas municipales (art. 200.4).

Tercer rango:
a) decretos y normas reglamentarias
b) convenios internacionales ejecutivos (art. 57)
c) decretos supremos (art. 188.8)
d) edictos municipales
e) decretos de alcaldía.

Cuarto rango:
Resoluciones supremas, ministeriales, administrativas (de la sala plena de la Corte Suprema, de la
Fiscalía de la Nación, etc.), viceministerios, de los organismos públicos descentralizados, acuerdos
municipales, resoluciones municipales, de alcaldía, resoluciones jefaturales, etc.

3.1. ¿Qué relaciones guardan las fuentes del derecho con la pirámide de Kelsen?

Las fuentes del derecho reconocen a la ley en primer lugar, de manera que la
Constitución, entendida como ley de leyes, se erige en lo alto de la pirámide y le siguen
las otras normas jurídicas adscritas a la ley como fuente de derecho. Es decir, la pirámide
de Kelsen organiza las fuentes de derecho.

En esa misma línea, el profesor Enrique Varsi Rospigliosi señala que los magistrados
deben tener en cuenta los principios generales del derecho al resolver una causa, entre
ellos destaca: la ley, la jurisprudencia, la doctrina, la costumbre y los principios
generales del derecho.
Constitución Política del Perú

El art. 146, inciso 1, señala:

«El Estado reconoce a los magistrados judiciales: 1. Su independencia. Sólo están


sujetos a la Constitución y la ley» (énfasis agregado).

El art. 139, inciso 8, dice lo siguiente:

«Son principios y garantías de la función jurisdiccional:

(…)

8. El principio de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley.


En tal caso, deben aplicarse los principios generales del derecho y el derecho
consuetudinario» (énfasis agregado).

Ahora bien, es importante recalcar que las fuentes del derecho deben comprenderse
como el conjunto de factores o elementos que ejercen influencia en la formulación, por
parte del juez, de las reglas en las que este basa su decisión; con el agregado de que esta
influencia puede variar: desde aquellas qa2a«fuentes» que proporcionan al juez una
norma jurídica ya elaborada que simplemente tiene que aceptar, hasta aquellas otras que
no le ofrecen nada más que ideas e inspiración para que el propio juez formule la norma
que necesita.

4. Los principios generales del derecho


Aristóteles decía que la ley es lo particular o común. Llamó ley particular a aquellas normas
escritas según las cuales se gobierna una ciudad, y ley común, a aquellas normas que, sin estar
escritas, parecen ser admitidas por todos.

Así, los principios generales del derecho son las ideas, postulados éticos o criterios
fundamentales, básicos, positivizados o no, que condicionan y orientan la creación, interpretación e
integración del ordenamiento jurídico escrito (legal y jurisprudencial) y consuetudinario: buena fe,
equidad, respeto recíproco, razonabilidad, etc.
Los principios generales ofrecen medios más adecuados para una mejor interpretación y
aplicación de la norma legal y consuetudinaria.

5. ¿La costumbre es fuente de derecho?

Nuestra Constitución Política del Perú reconoce a la costumbre como fuente de derecho en el numeral
8 del artículo 139:

Constitución Política del Perú

Artículo 139.- Principios de la Administración de Justicia

8. El principio de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley.

En tal caso, deben aplicarse los principios generales del derecho y el derecho consuetudinario.

Es importante recalcar que la costumbre es derecho no prescrito. Si es cierto que en su generación


no intervienen autoridades jurídicas y que en ella no hay nada parecido a una acción normativa, no
tiene sentido tratar de explicarla en términos de prescripciones

5.1. La costumbre vs. la ley


Enrique Ghersi, profesor en análisis económico del derecho, postula que las fuentes del
derecho tienen un carácter competitivo, en atención a la teoría de la competitividad entre
fuentes del derecho[15]:

En una sociedad existen simultáneamente distintos proveedores de normas y quien


decide qué norma obedece es el individuo, que escoge entre distintos proveedores de
normatividad, en función de sus costos y beneficios. En una sociedad hay leyes, pero
también hay costumbres. Los individuos escogen a qué normas obedecen. Si cumplir
con la ley es muy caro, pues no la obedeces, te desplazas de una fuente de derecho: la
costumbre.

La costumbre deroga a la ley y el derecho no es lógico —afirma—, pues, aunque la


norma jurídica explique claramente una restricción, el ciudadano optará por la
costumbre como fuente del derecho, por eso califica al derecho como praxiológica, una
rama del conocimiento que estudia las acciones intencionales de las personas.
6. Conclusiones
Las fuentes del derecho son las productoras de normas jurídicas que se organizan de manera
sistematizada para nutrir a todas las especialidades del derecho. No existe una teoría general de las
fuentes del derecho, tampoco una doctrina uniforme en cuanto a sus clasificaciones.Nuestra
Constitución Política reconoce a la costumbre como una fuente del derecho de aplicación subsidiaria,
en caso de vacío o deficiencia de la ley.
CAPÍTULO II

JUSTICIA

1. CONCEPTO:

La justicia es un principio fundamental en la sociedad que busca garantizar la igualdad, la


equidad y el respeto a los derechos de todas las personas. Se basa en la aplicación imparcial de las
leyes y normas establecidas, asegurando que todas las personas sean tratadas de manera justa y
equitativa, sin importar su origen, raza, género, religión u orientación sexual.

La justicia implica que todas las personas tienen derecho a un juicio justo, a ser escuchadas
y a recibir un trato equitativo por parte de las instituciones y sistemas legales. También busca la
distribución equitativa de los recursos y oportunidades, asegurando que todos tengan acceso a
condiciones de vida dignas.

2. La justicia se divide en diferentes áreas como:

2.1 Justicia retributiva:

Implica la imposición de castigos proporcionales a los delitos cometidos, y la justicia


restaurativa, que se enfoca en la reparación del daño causado a las víctimas y la
reintegración de los infractores a la sociedad.-------

Justicia es un principio fundamental en el campo del derecho y la ética que abarca un


conjunto de valores, normas y principios diseñados para garantizar la equidad, la
justicia y el bienestar en la sociedad. Es un concepto multifacético que busca crear un
orden social y jurídico justo que respete los derechos individuales y colectivos,
promueva y garantice la igualdad de oportunidades, el acceso equitativo a los recursos
para todos de forma equitativa y proteja a los más vulnerables.

Desde un punto de vista teórico, existen diversas corrientes y enfoques que intentan
definir y comprender en profundidad la justicia. Estas teorías incluyen la justicia
distributiva, que se enfoca en la distribución justa de bienes y cargas; la justicia
retributiva, que se enfoca en la proporcionalidad al imponer el castigo; la justicia
restaurativa, que busca compensación y reconciliación en casos de conflicto; y la
justicia social, que busca remover estructuras desigualdad de género y promover la
inclusión social y la equidad.

2.2 Justicia distributiva:

Hace referencia a la forma en que los recursos y beneficios para una misma sociedad
se distribuyen entre sus miembros. Busca asegurar una distribución justa y equitativa,
teniendo en cuenta factores como las necesidades, méritos y aportes individuales. La
justicia retributiva, por su parte, se centra en la proporcionalidad entre el delito cometido
y la pena impuesta. Pretende establecer una pena justa y proporcionada, teniendo en
cuenta la gravedad del delito y la culpabilidad del infractor.

2.3 Justicia restaurativa:

Se enfoca en la reparación y reconciliación de las partes involucradas en un conflicto.


Se basa en el diálogo y la participación activa de las partes afectadas, con el objetivo de
encontrar soluciones que reparen el daño causado y restauren las relaciones. Este
enfoque busca superar el tradicional enfoque punitivo, fomentando la responsabilidad y
la restauración de las relaciones sociales.

2.4 Justicia social:

Aborda las desigualdades estructurales y busca promover la inclusión y equidad en la


sociedad. Se preocupa por garantizar que todos los individuos la misma tengan igualdad
de oportunidades, acceso a los recursos básicos y a los derechos fundamentales como
derecho a educación y derecho fundamental de acceso a la salud . Busca eliminar la
discriminación, la marginación y la exclusión social, y promover una sociedad más
igualitaria y justa.

Es importante considerar que la noción de justicia puede variar según las diferentes culturas,
contextos legales y sistemas jurídicos. Además, su aplicación puede verse influenciada por factores
políticos, económicos y sociales. En este sentido, es esencial analizar los debates actuales sobre la
justicia, como los relacionados con los derechos humanos, la igualdad de género, la justicia ambiental
y la distribución de recursos, entre otros.
En resumen, la justicia en el ámbito del derecho y la ética busca establecer un orden social y jurídico
justo, garantizando la equidad, la imparcialidad y el bienestar en la sociedad. A través de diversas
teorías y enfoques, se busca promover la distribución equitativa de recursos, la imposición justa de
castigos, la reparación y reconciliación en casos de conflicto, y la eliminación de desigualdades
estructurales en la sociedad. La justicia implica abordar temas fundamentales como los derechos
humanos, la igualdad de género, la justicia ambiental y la distribución de recursos, entre otros
aspectos relevantes para alcanzar una sociedad más justa y equitativa. (Flores Rentería, 2011)

CAPÍTULO III
MORAL
1. Aspecto histórico del problema

La Moral, expresa con acierto Jolivet tiene por objeto establecer las condiciones generales del deber
o, en otros términos, los principios generales que determinan la rectitud de los actos humanos. En la
historia de las relaciones entre el Derecho y la Moral cabe marcar los limites que separan tres etapas;
la primera: de confusión; la segunda absorción del Derecho por la Moral; y la tercera de separación.

La primitiva moral de los héroes, que exalta la fuerza arbitraria, consagra también el derecho de los
más fuertes en el campo de las relaciones interindividuales.
Se pasa después a la concepción que tiene como ideas centrales: la subordinación del hombre a la
ley. La Moral tiene por objeto establecer las condiciones generales del deber o, en otros términos,
los principios generales que determinan la rectitud de los actos humanos. En la historia de las
relaciones entre el Derecho y la Moral cabe marcar los límites que separan tres etapas; la primera: de
confusión; la segunda absorción del Derecho por la Moral; y la tercera de separación.
Sócrates pensó que el concepto virtud se identifica con el de sabiduría. Si la inteligencia es la más
alta calidad humana, es también su virtud. Conocer el bien obliga a practicarlo, por tanto, se puede
enseñar a ser justo y a ser bueno. Se es malo sólo por ignorancia.
En la sabiduría se reúnen todas las virtudes: la piedad, que gobiernan las relaciones del hombre con
Dios; la justicia que rige las relaciones interhumanas; el valor o la fortaleza que se refiere a la
voluntad; y la templanza. al apetito y a la sensibilidad.
El pensamiento platónico desenvolvió las ideas de Sócrates. La justicia, es la virtud por excelencia,
equilibrio y armonía de las otras virtudes: templanza, fortaleza y sabiduría, que asigna a las diversas
partes del alma en el individuo (moral) y las diversas clases en que se divide la sociedad (derecho)
sus correspondientes funciones.
La Ética aristotélica tampoco llega a precisar la diferencia entre las dos órdenes de conceptos. La
justicia, de la que hace Aristóteles un análisis insuperable, pertenece a la clase de las virtudes
morales. Consiste en lo legal y lo equitativo, y estatuye que se viva de acuerdo al dictado de cada
una de las otras virtudes.
El Estado, para Platón, y más aún para Aristóteles, los más altos representantes de la filosofía griega,
tiene un fin ético. Dentro de él se alcanza el bien más elevado, cual es el «bienestar general» y, por
eso, la Política, ciencia del gobierno, es un capítulo de la Ética.
El Derecho carece de autonomía. Constituye una parte de la Moral o un aspecto de la Retórica. De
aquí que la misión del hombre de estado y la del jurista sea la misma que la del filósofo en quien se
identifican sabiduría y virtud. Esto explica el anhelo platónico: que todos los filósofos sean
gobernantes y todos los gobernantes filósofos.
Los juristas romanos tampoco deslindaron los límites que separan el derecho y la moral.
La hermosa definición que Ulpiano da de la ciencia del derecho, a la que atribuye el conocimiento
de lo más alto -de la totalidad del saber sobre lo divino y lo humano en conjunto- patentiza esa
concepción que aunó sin mayores distingos Moral y Derecho.
La doctrina cristiana, que produjo una profunda transformación de las antiguas concepciones del
Derecho y del Estado, no tuvo significado jurídico ni político, sino sólo moral. Con ella se inicia la
segunda etapa, que hemos caracterizado como período de inclusión del derecho dentro de la moral.
La Edad Media y esto vale también para todo pensamiento cristiano anterior no posee otro estudio
acerca de las propiedades universales del derecho, de la moral.

Para San Agustin, el camino que debe seguir el hombre para satisfacer su anhelo profundo de
disfrutar de Dios, está marcado por la lex aeterna y la lex naturae, es decir por los preceptos morales
que son reglas de sabiduría. Las normas éticas son apriorísticas e inmutables, como los teoremas
matemáticos. El origen de esas normas está en Dios. La moral y el derecho nacen de la misma fuente
divina y buscan el mismo fin, la plena felicidad humana; y el último, como regulación aplicada por
el Estado, no sólo persigue el bienestar terreno sino una orientación hacia lo trascendente.
Para Santo Tomás de Aquino, la lex aeterna, regla suprema de la voluntad y del obrar humano, se
proyecta en la conciencia del hombre y constituye la lex naturalis, conjunto de normas morales y
jurídicas de la más alta jerarquía y de absoluta validez.
Las raíces de la Moral y del Derecho se hunden por igual en la lex naturalis, que es para la voluntad
lo que son los primeros principios para la inteligencia.
Sin embargo, es posible distinguir en la filosofía tomista diferencias entre las dos órdenes de normas.
Mientras la vida moral exige ejercicio de todas las virtudes, el derecho es objeto de la justicia. Esta
virtud es de naturaleza social, consiste en reconocer y otorgar a otro lo que es suyo, esto es, atribuir
a los demás calidad de personas y admitir la potestad que tienen de usar las cosas para su propio bien.
De aquí que el Derecho no tenga como objeto inmediato la bondad interior de los hombres, sino la
forma como se manifiesta ese reconocimiento que hacen de lo que corresponde a los demás.
La tercera etapa, la separación entre el Derecho y la Moral, se inicia con el Renacimiento y
corresponde a la Filosofía individualista moderna.
Las luchas religiosas que hieren profundamente la fe en una verdad única; la vuelta del hombre sobre
sí mismo y la prelación del problema gnoseológico sobre el ontológico, son causas del idealismo y
del subjetivismo moral, que se refuerza con la necesidad de mantener la intimidad de la conciencia
y de las creencias, frente al creciente poder del Estado.
Hugo Grocio afirma la existencia de un derecho natural fundado en la sociabilidad humana,
independiente de la Teología, como más tarde lo iban a destacar Hobbes y, con mayor nitidez.
Fue el jurista Christian Thomasio, de fines del siglo XVII y de comienzos del XVIII, quien precisó
los alcances de la distinción entre la Moral y el Derecho. Su intento, dice Del Vecchio, fue:
principalmente político, esto es, se proponía señalar los límites de la dominación del Estado,
reivindicar la libertad de conciencia individual arbitrariamente invadida por la coacción jurídica.
El campo de la ética es la conciencia y su fin alcanzar la paz interna; el campo del derecho es el de
las relaciones interindividuales y persigue el establecimiento de un régimen de coexistencia entre los
hombres.

Las consecuencias de esta distinción son de gran importancia. La Moral se refiere, según Thomasio,
al fuero interno; el derecho al forum externum. Los deberes morales no pueden hacerse valer por la
fuerza; el mundo moral es incoercible, hasta él no puede penetrar ningún poder extraño; en cambio,
deberes jurídicos son coercibles, puesto que se puede obligar a otros a realizar acciones externas.
Tomasio llama deberes perfectos a los jurídicos, dotados de coercibilidad; e imperfectos a los
morales, incoercibles.
El pensamiento de Thomasio influyó en la filosofía moral kantiana. Kant rechaza los sistemas
morales que se fundan en la utilidad, el placer, la felicidad o la simpatía. Según él, la voluntad moral
es autónoma porque tiene en sí misma su ley.
Esa ley, a la que Kant denomina «imperativo categórico», manda de modo absoluto, y se formula
así: Obra de tal maneta que la máxima de tus actos pueden valer como principios de una legislación
universal.
La ley universal descarta los motivos particulares y carece de contenido, es un principio meramente
formal.
La existencia del deber moral constituye el fundamento de la libertad del hombre y de los postulados
de la inmoralidad del alma y de la existencia de Dios, y no éstos las bases de aquél.
La diferencia entre la moral y el derecho, según Kant, se encuentra en que la primera considera como
lo único relevante el motivo de la acción, por lo cual ésta será moral si ha sido cumplida con intención
moral; mientras que el Derecho se ocupa del aspecto externo de los actos, de si la acción se ha
cumplido o no, prescindiendo de sus motivos.
Deberes de Derecho -dice Kant- son aquellos para los que es posible una legislación externa; deberes
de virtud son, por el contrario, aquellos para los que no es posible tal legislación.
Los primeros son coactivos, los otros no.
De tal concepción se desprende que el Derecho tenga por fin regular la coexistencia social de los
hombres mediante el conjunto de las condiciones por las cuales el arbitrio de cada cual pueda
coexistir con el arbitrio de los demás, según una ley universal de libertad.
Entre los continuadores de Kant, fue Fichte quien acentuó aún más, si cabe, la antítesis entre la Moral
y el Derecho, separados por la razón y, por tanto, completamente opuestos.

El pensador neokantiano Stammler señala así la diferencia: mientras la moral es un querer autónomo,
el derecho es entrelazante y heterónomo. Para Del Vecchio, las acciones humanas pueden
considerarse bajo dos aspectos: en relación al sujeto mismo que las realiza; o en relación con los
actos de otro sujeto. En el primer caso, a la acción se opone la omisión; en el segundo un impedimento
por parte de otros. Lo primero corresponde al orden moral; lo segundo al jurídico que viene a ser la
coordinación ética objetiva del obrar que se traduce en una serie correlativa de posibilidades e
imposibilidades de contenido con respecto a varios sujetos.

Radbruch afirma que el derecho es distinto de la moral por su contenido -relaciones entre las
personas, y el hombre -en cuanto individuo, pero que tiene con aquella un doble vínculo: sobre la
Moral descansa la validez del derecho y ella constituye, a su vez, la meta del orden jurídico.
La Moral y el Derecho, que constituyen dos ramificaciones de la Ética, según la acertada expresión
de Miraglia, se hallan estrechamente vinculados.

2. Relaciones entre Derecho y Moral

Todos los actos humanos -los que tienen por objeto la perfección del propio sujeto, los que se dirigen
a los demás o hacia Diosson susceptibles de bondad o de maldad, pueden ser moralmente buenos o
moralmente malos.
Por otra parte, el derecho apunta hacia la justicia que no es sólo lo que se otorga a otro, sino una
virtud moral íntimamente ligada a las otras virtudes.
En el ámbito de los deberes, tanto morales como jurídicos, la obligación que imponen no se funda en
un simple mandato externo sino en la aceptación que le presta la conciencia, que constituye su
sustento moral. Si así no fuera, la imposición física, las órdenes injustas y los dictados caprichosos y
arbitrarios, serían fuente de deberes.
Además el derecho, que garantiza al hombre en el cumplimiento de su fin racional, está llamado a
protegerlo para que pueda realizar sus deberes morales.
La Moral, por su parte, significa un límite infranqueable para el Derecho. Las normas jurídicas no
pueden ordenar nada que sea inmoral, porque si así fuera, habría que admitir que el derecho es capaz
de prescribir algo que aparta al hombre de su fin racional.
Desde el punto de vista de la ética de los valores se manifiesta también la vinculación que se da entre
la Moral y el Derecho.
Los valores morales y los valores jurídicos se imponen igualmente a la conciencia y luego como son
aprehendidos por el yo, piden una toma de posición, una respuesta de valor. Esa respuesta de valor,
es en los valores positivos un entregarse al valor, un volverse hacia él, una especie de anhelo o deseo
de él; en los negativos, un desviarse de él, un ser repelido por él.
Tanto los valores morales como los jurídicos ofrecen una nota común: se presentan como verdaderas
exigencias, se alzan como un tú debes frente al individuo.

3. Fundamentos de su distincion

Quienes pretenden caracterizar lo moral con el signo de la interioridad y lo jurídico con el de la


exterioridad, sostienen que las prescripciones morales se limitan al ámbito de la conciencia
exclusivamente y las del derecho a la conducta externa del hombre.
No cabe por eso, una oposición entre la Moral y el Derecho sino una simple distinción fundada en el
punto de partida y en la preponderancia de sus intereses.
La Moral no sólo se ocupa de la conducta interna sino de la externa en cuanto constituye testimonio
o modo de expresión de aquella. Por su parte, el derecho mira hacia la interioridad de la conciencia
en cuanto ella constituye el punto de partida de una acción externa. Por tal razón, cuentan en el orden
jurídico la buena fe, el dolo, la culpa, la intención de los contratantes, etc.

Puede interpretarse también que la interioridad de la moral significa que a ésta le basta la
conformidad de la conciencia con la norma; y que la exterioridad del derecho es su sola «legalidad»,
es decir, la subordinación de la voluntad a la norma, su acatamiento externo. Pero, como lo nota bien
Radbruch, un deber de simple legalidad es «una contradicción en sí, porque la adhesión externa a la
norma no constituye fundamento para obligar.

Para distinguir la Moral del Derecho se ha señalado el carácter incoercible de la primera y la ínsita
coercibilidad del segundo. Se dice que se puede constreñir al obligado para que cumpla sus deberes
jurídicos, pero que no se puede compeler a nadie para que observe los preceptos morales. Recasens
Siches señala que la «imposición inexorable» del derecho «no se detiene respetuosa ante el albedrío
del sujeto dejando que éste libremente decida sino que, por el contrario, trata de anular la decisión
adversa, trata de hacer imposible la realización de la rebeldía a la norma» mientras que la moral
expresa un imperativo que «debe ser cumplido libremente por el sujeto.
Contra tal distingo cabe argumentar que existen sanciones morales, derivados del cumplimiento o
del incumplimiento de los deberes morales, cuya existencia es innegable.
La autonomía de la Moral y la heteronomía del Derecho, han sido consideradas también como otros
de sus caracteres distintivos.
La autonomía de la Moral significa que se cumpla el deber por el solo sentimiento del deber. La
heteronomía del Derecho, quiere decir que sus mandatos provienen de un poder extraño que no es,
por cierto, el propio sujeto, independientemente de lo que éste piense.

Pero los imperativos y las órdenes que se reciben de fuera no constituyen por sí mismos Derecho.
Solamente el reconocimiento y la aceptación del propio sujeto funda su obligatoriedad.

Quien obedece ciegamente a lo que otro le ordena, no cumple un deber; el obrar, en este caso, deriva
de otras causas. Por esa razón, apunta Laun, que:

el individuo puede adoptar una doble actitud frente al llamado derecho positivo, frente a las leyes y
convenios estatales, etc., en cada caso de aplicación concreta: o las aprueba y las vive en cada caso
individual de aplicación como un deber, como una presión interna de su conciencia o de su
sentimiento jurídico, en cuyo caso son para él derecho, aunque no las observe; o falta esa aprobación
interna, en cuyo caso son para él tan solo fuerza aunque se doblegue ante ellas. No existe una tercera
actitud.

Si se edifica el Derecho sobre la conciencia y el sentimiento jurídico, y no en la esperanza de una


retribución ni en el temor a la coacción, se identifica con la Moral, y, de ese modo, ambos sistemas
normativos constituyen una y la misma cosa, y todo esfuerzo por separarlos -dijo con énfasis el
mismo Laun- «se convierte en una inútil disputa de palabras.
Es evidente que el término del acto moral es el mismo sujeto que lo realiza mientras que el del acto
jurídico es otro sujeto. Los escolásticos decían por esa razón que la Moral es ad agendi y el derecho
ad alterum.

El bien moral es aquél que responde a la tendencia de la naturaleza racional del hombre, que se
orienta hacia su perfección. De aquí se desprende que el acto es moralmente bueno porque contribuye
a nuestro propio perfeccionamiento en el sentido más alto.

En cambio, el valor jurídico de un acto no se debe a que éste tenga como finalidad la dignificación
ética del agente, sino a lo que él significa como reconocimiento de lo que es debido a otra u otras
personas.

Si bien es cierto que existen deberes morales para con el prójimo -que tienen el carácter de tales, no
solamente porque no son exigibles como los jurídicos, esto es, porque no constituyen «deudas» si no
porque son buenos pura y simplemente- no caben derechos de la persona hacia sí misma.
Los deberes jurídicos, que se dirigen a otro sujeto, tienen como contenido lo que pertenece a éste, es
decir, «lo suyo», y por tal razón son exigibles.
La bilateralidad de las normas jurídicas significa que a la vez que atribuyen un derecho a un sujeto
señalan correlativamente un deber a otro sujeto. No se concibe en el orden jurídico derechos sin
deberes ni deberes sin derechos.
La unilateralidad de la Moral consiste en que sólo prescribe deberes. El cumplimiento de éstos no
determina el nacimiento de ningún derecho.
La Moral impone al sujeto una elección entre acciones que este puede cumplir; se refiere al sujeto
por sí, y en consecuencia, contrapone unos actos frente a otros del mismo sujeto. El Derecho, en
cambio, contrapone acciones de unos sujetos a acciones de otros sujetos, opera siempre con diversos
sujetos.
Si aceptamos que las normas jurídicas expresan derechos que implican siempre deberes de otros
sujetos, en cuyo cumplimiento deben observar determinada conducta que se realiza mediante actos
externos, podemos comprender en sus verdaderos alcances, lo que significa la exterioridad del
Derecho frente a la interioridad de la Moral.
La exigibilidad de tales deberes se entiende también porque tienen el carácter de deudas en favor del
titular del derecho, que posee la facultad de exigir «lo suyo».
Finalmente, los deberes que impone el derecho, que obligan hacia otro, son prescritos por alguien
que no es el sujeto obligado y, en este sentido, son heterónomos. valdez, m. a. (19 de agosto de 2021)
CONCLUSION
Desde el punto de vista grupal el derecho la justicia y la moral, dentro de una persona
y para otra deben ir siempre de la mano. Generalmente, moral y derecho coinciden.
Así la moral nos dice que no debemos matar o robar, y el Código Penal sanciona con
pena de prisión a quien mata o roba. Por esa causa, es común que las personas no
conozcan el Código Penal, y sin embargo no lo violen, pues actúan de acuerdo a su
bien formada conciencia (generalmente no se mata o no se roba, no por no ir a la
cárcel, sino porque se siente que está mal, y son conducta céticamente reprobables)
pero en otros casos, como la moral no es única y puede variar de un individuo a otro,
surgen dilemas. Los casos que planteamos son indiscutibles, nadie puede creer que
matar o robar no deberían ser conductas punibles, pero otra cosa sucede si nos
adentramos en legislar sobre el aborto o el consumo de drogas, o el divorcio. Hay
conciencias formadas por influencia de estrictas normas religiosas, que
rechazan la despenalización de tales figuras como delictivas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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- https://bibliotecavirtualceug.files.wordpress.com/2017/05/libro-teoria-
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- https://www.ambitojuridico.com/noticias/administrativo-y-contratacion/el-
concepto-de-derecho-de-h-l-hart
- https://andrescusia.files.wordpress.com/2020/09/introduccion-al-derecho-
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- https://lpderecho.pe/fuentes-derecho-clasificacion/
- https://ruc.udc.es/dspace/bitstream/handle/2183/2049/AD-3-
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● Derecho y moral. Obtenido de pasión por el derecho:

https://lpderecho.pe/relacion-derecho-moral-mario-alzamora-
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