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SAGACIDAD Y FIDELIDAD EN LA MAYORDOMÍA.

Lucas 16:1-13.
Introducción.

En esta parábola del mayordomo infiel, el señor Jesús le habla y enseña a sus discípulos.
Jesús contó esta parábola del mayordomo infiel para enseñar a sus discípulos que debían
usar las riquezas para cumplir los propósitos divinos.

Había un hombre rico que tenía un mayordomo. Mayordomo en heb. “aquel que está a la
cabeza, administrador, jefe”. En gr. Epítropos “alguien a cuyo cuidado se encomienda
algo”.

I.-Infidelidad en la mayordomía (v. 1-2).

La infidelidad y mala administración en nuestra mayordomía nos puede privar de las


oportunidades que tenemos hoy en día, pero también nos puede llevar a la muerte
espiritual y a la muerte eterna.

a) Disipador (v. 1).

… mayordomo… acusado como disipador. Se refiere a un administrador que


malgastaba, derrocha y despilfarraba el dinero de su amo.

b) Dando cuenta de su mayordomía (v. 2).

Cuando el amo se entera de la mala administración de su mayordomo lo llama a


dar cuentas, pues es un administrador deshonesto, el mayordomo no pudo negarlo.

Las cosas que tenemos o poseemos es de Dios (Salmos 24:1). Nosotros solo tenemos su
uso conforme a lo que manda nuestro gran Señor y para su honra.

Por lo que debemos tener siempre presente que un día daremos cuenta de todo aquello
que Dios nos ha dado a administrar.

c) Es desplazado de su puesto (v. 2).


El mayordomo es quitado de su puesto, pues su deslealtad y deshonestidad lo
llevaron a dar este resultado, perdió la confianza de su amo, no cuido de todo
aquello a lo cual se le fue encargado.
El Señor como hijos suyos nos ha delegado un puesto en la mayordomía, el cual
debemos llevar a cabo con integridad, justicia amor y temor. Hay algo que
debemos tener en cuanta, somos necesarios para llevar a cabo los planes y
propósitos de nuestro amo celestial, pero no somos indispensables, podemos ser
sustituidos por alguien que si desee servir fielmente a nuestro Señor.
II.- Sagacidad en la mayordomía (v. 3-8)

una vez sabido el mayordomo que sería destituido de su puesto, se pregunta ¿haré? El
administrador malo al ser confrontado con una crisis personal, se convierte en una
persona que mira hacia adelante, hacia su futuro. Dijo lo siguiente: “cavar, no puedo;
mendigar me da vergüenza. Después de tener un puesto importante, le resultaría
imposible encontrar un puesto comparable.

a) Ganando amigos (v.4)


El mayordomo poco tiempo antes de su despedida decide que hacer. El
mayordomo ganará amigos de los deudores e inquilinos de su señor, eliminando
una parte considerable de la deuda de ellos con su señor. Los hombres
mundanos, al elegir sus objetivos son necios, pero a menudo son más sabios que
los creyentes.
Lo que nos falta como creyentes tener una mentalidad lo bastante celestial para
emplear sus posesiones terrenales para promover sus intereses espirituales.
Efesios 1:3. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos
bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.
pero qué pocos de nosotros estamos conscientes de nuestra verdadera riqueza y
“poseemos nuestra herencia. Dios ha hecho a su Hijo la fuente de toda bendición
espiritual y en el momento en que le recibimos como Señor y Salvador se hacen
nuestras todas las bendiciones que están en Él. Esas bendiciones son nuestras e
Cristo, debemos de apropiarnos, disfrutar, pero también compartir con los demás,
es decir; compartir con otros que Cristo Jesús nos acepta, no redime de todos
nuestros pecados, nos perdona y nos ofrece una vida eterna, nos ofrece una
herencia, nos sella con su Espíritu Santo. No ser egoístas y querer quedarnos con
algo que debe ser compartido y bien administrado, porque un día daremos cuenta
de nuestra mayordomía, tenemos que cumplir con la gran comisión (Mateo 27:18-
20), tenemos que ganar amigos. Pero de una manera honesta. Debemos emplear
las posesiones y el dinero de manera que promuevan los intereses de Dios y la
salvación de los demás.
b) Perseverancia (V. 5-7).
El mayordomo injusto se fijó una meta, y perseveró en su actividad, siguió con
diligencia su objetivo, no desistió.

c) Elogio del amo (V. 8-9)


El mayordomo injusto no se nos pone como ejemplo engaño a su amo, mucho
menos para justificar su deshonestidad, sino para señalar la sagacidad, capacidad
o habilidad que tienen los incrédulos para llevar a cabo sus planes cumpliendo
todos sus objetivos. El elogio que su amo le hace es por ser audaz con su visión
en el futuro.
Si queremos recibir la aprobación de Dios debemos ser más sabios y diligentes,
trazarnos objetivos, metas para poder lograr el propósito que Dios tiene para
nuestra vida. Las riquezas de este mundo son engañosas e inciertas, los
verdaderamente ricos son aquellos: ricos en fe, ricos para con Dios, ricos en
Cristo, en las promesas. Acumulemos nuestro tesoro en el cielo y esperemos
nuestra porción de allá.

III.- FIDELIDAD EN LA MAYORDOMÍA (V. 10-13)

a) Jesús nos llama a ser fieles.


Jesús nos llama a ser fieles en las cosas pequeñas, porque la mayor parte de la
vida está hecha de cosas pequeñas. Pocos de nosotros podemos salvar al mundo,
pero podemos llevar nuestros negocios honestamente, ser tutor para un niño,
visitar a una persona en un asilo o en prisión, o ayudar a un vecino con su
aflicción.
b) Jesús nos pide administrar fielmente.
Nuestros recursos económicos son un campo de prueba. Los que viven según los
valores del reino en este mundo ganan acceso a las verdaderas riquezas del
próximo, pero los que no lo hacen son negados ese acceso. Hay tensión aquí
entre obras y gracia. No debemos imaginarnos salvados por medio de obras, sino
que también debemos escuchar este aviso sobre fiel administración. Si mostramos
ser malos administradores de las riquezas de Dios en este mundo, ¿cómo
podemos esperar que Dios nos de riquezas en el cielo?

c) Servir fielmente a Dios.


Los bienes materiales pueden intensificar la naturaleza egocéntrica, insensibilizar
y malograr todos los ideales. Aquí las riquezas son presentadas como un amo que
ejerce un dominio sobre un criado
Que centro de nuestra vida sea Dios. Ser fiel a nuestro Dios y a su debido tiempo
él nos recompensará.

El Señor del cielo ofrece una vida cuyos valores son opuestos a los valores con los que el
señor de este mundo esclaviza a los suyos.

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