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El término "arbitraje" tiene su origen etimológico en la palabra latina "arbitrari", que significa
juzgar, decidir o adjudicar una diferencia. Esta raíz latina refleja el concepto de arbitraje como
un proceso de resolución de disputas a través de un tercero neutral, lo que se alinea con el
contexto lingüístico y científico del término.
2. Cuando hablamos de que una persona procede de forma libre, nos estamos refiriendo a que
esa persona toma sus propias decisiones y actúa de acuerdo a su voluntad, sin estar controlada
o condicionada por otros.
Por otro lado, cuando se menciona a un tercero al resolver un conflicto entre distintas partes,
nos estamos refiriendo al proceso de arbitraje. El arbitraje implica que hay dos o más partes en
disputa o conflicto, y acuerdan someter dicho conflicto a la decisión de un tercero
independiente, que se denomina árbitro.
El árbitro es una persona imparcial, ajena a las partes en disputa, que tiene la función de
escuchar las posturas de cada parte, recibir las pruebas correspondientes, y emitir una
resolución vinculante para las partes, con el fin de zanjar el conflicto de manera definitiva.
En resumen:
Proceder de forma libre significa actuar de acuerdo a la propia voluntad, sin coacción.
El arbitraje implica que un tercero independiente (el árbitro) resuelve el conflicto entre dos o
más partes que están en desacuerdo, de manera vinculante para ellas.
3. Las jurisdicciones que se encuentran involucradas en el ámbito del arbitraje contractual son
Italia, los Países Bajos, Alemania e Inglaterra. Cada una de estas jurisdicciones tiene sus propias
regulaciones y prácticas en relación al arbitraje contractual. Por ejemplo, Italia tiene el
"arbitrato irrituale", los Países Bajos tienen el "Bindend Advies", Alemania tiene el
"Schiedsgutachten" e Inglaterra tiene el "valuation". Estas figuras son parte del ámbito del
arbitraje contractual en sus respectivas jurisdicciones.
Autonomía de la voluntad: Las partes tienen autonomía para establecer las reglas del
procedimiento arbitral, elegir el árbitro o árbitros, el lugar del arbitraje, la legislación aplicable,
etc.
Resolución privada: El arbitraje es un proceso privado que se realiza fuera de los tribunales
ordinarios, lo que permite mayor flexibilidad y celeridad.
Imparcialidad del árbitro: El árbitro debe ser un tercero independiente e imparcial respecto a
las partes.
Decisión final: El laudo arbitral que emite el árbitro o tribunal arbitral sobre la controversia es
definitivo y vinculante para las partes.
Mayor confidencialidad: El procedimiento arbitral y sus resultados son generalmente más
confidenciales que un proceso judicial.
Ejecución internacional: Los laudos arbitrales suelen ser más fáciles de ejecutar en el
extranjero mediante convenios internacionales.
En resumen, el arbitraje permite a las partes resolver privadamente sus disputas ante un
tercero elegido por ellas mismas de forma flexible, rápida y confidencial.
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