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Para la Corte Constitucional, la contratación estatal es aquella actividad que se

caracteriza por la satisfacción del interés público o de las necesidades colectivas.” 1


Un concepto similar fue proferido por el Consejo de Estado en Sentencia de 31 de
agosto de 2011 y magistrada ponente Ruth Stella Correa Palacio, donde se añadió
que el fin de la contratación estatal es precisamente “la satisfacción de las
necesidades colectivas y de interés general a cuyo logro deben colaborar quienes
contratan con la administración”2.

Lo anterior implica que, en la contratación estatal, no solo se busca obtener un


beneficio económico, sino también cumplir con los objetivos y metas que se han
fijado en términos de bienestar social y desarrollo, pues si bien, también se persigue
la búsqueda de retribuciones económicas y la ganancia, no puede olvidarse que el
fin principal de la contratación estatal es la equitativa y eficiente distribución de
recursos públicos.

Igualmente el honorable Consejo de Estado afirmó que la contratación estatal debe


estar revestida por la obligación de rectitud y honradez recíproca que deben
observar las partes en la celebración, interpretación y ejecución de negocios
jurídicos.3 Esta obligación es esencial para garantizar que la contratación pública
sea justa y equitativa, y para prevenir la corrupción y la mala gestión de los recursos
públicos.

De similar manera, se pronunció la Corte Constitucional en Sentencia C-207 de


2019, donde afirmó que precisamente en razón de los intereses y principios que
envuelven a la contratación estatal, el proceso mismo de la contratación debe
“contar con reglas claras, objetivas, precisas y estables que cumplan el objetivo de
brindar transparencia a la regulación que rodea la situación jurídica del contrato”4.

La razón por la que se requieren reglas claras y estables en materia de contratación


estatal, es porque los contratos públicos implican intereses y principios que deben
ser protegidos y promovidos, como el interés general, la transparencia, la igualdad y
la eficiencia. Si las reglas del proceso de contratación y el contrato estatal no son
claras y objetivas, existe el riesgo de que se generen ambigüedades,
inconsistencias o incluso arbitrariedades en la gestión de los recursos públicos. .

1 sentencia C-400 de 1999, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.


2 Colombia, Consejo de Estado, Radicado 25000-23-26-000-1997-04390-01 (18080), Sentencia de
31 de agosto de 2011, M. P. Ruth Stella Correa Palacio.
3 Consejo de Estado, en sentencia de la sección tercera de 3 de diciembre de 2007 expediente 24715
4 Sentencia C-207 de 2019.

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