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Pero ¿será que se cumple a cabalidad con estos principios? Si damos una mirada,
aunque sea global a nuestro sistema de contratación estatal, no tendremos que
esforzarnos mucho para darnos cuenta de la evidente proliferación de las
prácticas corruptas e inescrupulosas a las que está sometido el sistema.
Podríamos incluso afirmar que cualquier propósito que acompaña la ley en materia
de contratación; no es más que una utopía; hecha la ley, hecha la trampa. Los
contratistas fueron descubriendo poco a poco las falencias y las fisuras del
sistema e insertaron en él las mañas que hoy permiten afirmar que casi ninguna
licitación pública es transparente y que la contratación pública colombiana está
viciada.
Es importante incluir en este tema a la Ley 1712 de 2014 por medio de la cual se
crea la Ley de Transparencia y del Derecho de acceso a la información pública, en
su artículo primero establece el objeto para la cual fue creada: “Regular el derecho
de acceso a la información pública, los procedimientos para el ejercicio y garantía
del derecho y las excepciones a la publicidad de información”. Dentro de esta, se
ve reflejada la relación del principio de transparencia con el de publicidad bajo el
entendido que toda la información se presume pública en aras de garantizar la
transparencia, además esta ley impone a la entidades públicas el deber de
proporcionar y facilitar el acceso a la información en términos amplios y
procedimientos sencillos excluyendo solo aquello que esté sujeto a las
excepciones constitucionales y legales y bajo el cumplimiento de los requisitos
establecidos en esta ley, y lo más importante consagro el acceso a la información
pública como un derecho fundamental que pueden ejercer tanto la las personas
nacionales como las extrajeras para tener conocimiento de documentos de su
interés. Mediante la publicidad se permite a los usuarios el conocimiento de las
decisiones encaminadas a satisfacer las necesidades públicas a través de la
contratación, no sólo para que quien tenga capacidad de ejecutar la actividad a
contratar haga su oferta, sino para ayudar al control de la administración en el
desempeño de sus funciones.
Continuando con los principios que se desarrollan en la aplicación del principio de
transparencia, encontramos el principio de selección objetiva. La misma Ley define
qué debe entenderse por selección objetiva:
Es objetiva la selección en la cual la escogencia se haga al ofrecimiento más
favorable a la entidad y a los fines que ella busca, sin tener en consideración
factores de afecto o de interés y, en general, cualquier clase de motivación
subjetiva”. Y será la propuesta más favorable, dice la misma ley “aquella que,
teniendo en cuenta los factores técnicos y económicos de escogencia y la
ponderación precisa y detallada de los mismos, contenida en los pliegos de
condiciones o sus equivalentes, resulte ser la más ventajosa para la lo
preceptuado en la ley, implica que la selección de los contratistas de la
administración, se constituye en una formalidad básica para la configuración y
correcta ejecución del contrato estatal como pilar fundamental de la figura, ya que
el cumplimiento del deber de selección objetiva se concreta mediante la
realización de procedimientos que permitan la libre concurrencia de los
particulares y garanticen la elección justa e imparcial de la mejor propuesta para
los intereses de la entidad, todo con la finalidad de satisfacer el interés general por
medio de la continua y eficiente prestación de un servicio denominado público.
Haciendo la relación del Principio de Selección objetiva con el de transparencia,
se puede concluir que la selección objetiva es directamente influenciada por el
principio de transparencia ya que lleva a la administración a una escogencia
imparcial y pública, en igualdad de condiciones y por lo tanto de oportunidades, es
decir, una escogencia transparente.