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ADMINISTRACIÓN ESTRATÉGICA SITUACIONAL

En los sistemas empresariales, gubernamentales, institucionales, sociales,


políticos, culturales y educativos, surge la necesidad de organizar y articular una
serie de estrategias, metas y objetivos a alcanzar en un determinado tiempo para
producir resultados que reflejen el buen funcionamiento y la aceptación por la
comunidad donde se desenvuelven, tomando relevancia la capacidad de
administrar para el cumplimiento de las metas. “La administración es la ciencia
social que tiene por objeto el estudio de las organizaciones y la técnica encargada
de la planificación, organización, dirección y control de los recursos de
una organización, con el fin de obtener eficiencia o máximo beneficio posible; este
beneficio puede ser social, económico o estratégico, dependiendo de los fines
perseguidos por dicha organización”1.

Todas las organizaciones utilizan estrategias, que en ocasiones rinden los frutos
esperados, pero también recaen en el fracaso, en la cosecha de pobres
resultados, de los cuales también se aprende y reflexiona para poder mejorar la
trayectoria y las actividades implementadas. La palabra estrategia se utiliza para
referirse al plan ideado para dirigir un asunto, al proceso seleccionado a través del
cual se prevé alcanzar algo a futuro.

Ahora bien, toda administración y la aplicación de sus estrategias tienen vida en


una situación determinada, pero ¿Qué es una situación? El concepto de situación
de acuerdo a Carlos Matus “contempla tanto los aspectos estructurales como
fenomenológicos de la realidad e incluye tanto al sujeto como al interlocutor”2

1
ADMINISTRACIÓN. Consultado en https://es.wikipedia.org/wiki/Administraci%C3%B3n, el día 11
de marzo de 2016.
2
Carlos Matus. Citado por Sonia Lavi, et al. En El proyecto educativo institucional como
herramienta de transformación de la vida escolar. Guía metodológica para los centros educativos.
Pág. 14. 1999.

1
Ante este panorama, la administración estratégica situacional es un proceso
complejo, se convierte en una propuesta conceptual y metodológica que permite al
planificador proveerse de un instrumento sólido para superar las crisis y
deficiencias de la planeación tradicional.

En el marco educativo, surge la necesidad de implementar una planificación


estratégica situacional, donde el sujeto o el grupo de sujetos que planean, parten
de una realidad en específico, de la cual también forman parte, elaboran un
diagnóstico y el plan de acción, que al ser ejecutado no se tiene la capacidad de
controlar la realidad planificada, esto depende de la acción propia como de la
acción del otro.

Desde esta perspectiva, ¿resulta funcional planificar y plantear una misma


solución a un problema de dos distintos centros escolares?, ¿el problema se
puede resolver con una misma estrategia en dos situaciones diferentes?
Definitivamente no es viable implementar estrategias idénticas a dos contextos
diferentes aunque la problemática parezca ser la misma, esto debido a varias
razones; en primer lugar porque el origen de la situación problemática puede ser
distinta, así como las relaciones entre docentes y alumnos, las necesidades e
intereses, el contexto socioeconómico y cultural; y definitivamente la aplicación y
sus efectos no serán los mismos, ni las mismas circunstancias, personas y
situaciones.

Desde mi punto de vista, el error que han tenido varias organizaciones,


principalmente la escuela, es que han generalizado las formas de planificar,
ejecutar y evaluar los resultados, siendo que los sujetos y los objetos son distintos.
La planificación estratégica situacional va más allá, favorece “un proceso de
reflexión-acción prospectiva, de carácter intrínsecamente participativo: que parte
de un profundo conocimiento y reconocimiento de la SITUACIÓN en que se
encuentra inserta la institución y las relaciones con su entorno”.3

3
Sonia Lavi, et al. Santiago. Pág. 17. 1999.

2
Dentro de la planificación estratégica situacional se desprende la necesidad de
que el mejoramiento de la calidad y la equidad de la educación, pasa por la
reflexión colectiva de docentes y directivos, favoreciendo la autonomía de la
escuela, la toma de decisiones, reconocer el problema, reflexionar, negociar y
proponer la mejor solución de manera consensuada.

Mejorar la organización escolar bajo un enfoque de planeación estratégica


situacional e incorporar a la escuela en un nuevo modelo de autogestión y
autonomía, va más allá de la laboriosa tarea de diseño de un documento de
planeación, implica un cambio en la percepción de los actores que intervienen; del
director, los docentes, los padres de familia y los alumnos respecto a cómo se
desarrollan las tareas de la escuela y cuáles son las funciones y roles que cada
uno desempeña. Esta percepción tiene una estrecha relación con la misión, la
visión y los cambios que se requieren en conjunto.

En este sentido, desde el aula es indispensable que el profesorado utilice la


planificación estratégica situacional donde el alumno obtenga conocimientos de
distintas asignaturas al resolver una situación, participe activamente, interactúe
con los demás mediante el trabajo colaborativo, desarrolle un pensamiento crítico,
una formación en valores y se obtenga como resultado el desarrollo de
competencias y el pensamiento complejo. “Complejo”, dice Morin (2004), designa
hoy una comprensión del mundo como entidad donde todo se encuentra
entrelazado, como en un tejido compuesto de finos hilos. Morin también señala,
siguiendo su idea: “el pensamiento complejo es ante todo un pensamiento que
relaciona. Es el significado más cercano del término complexus (lo que está tejido
en conjunto). Esto quiere decir que en oposición al modo de pensar tradicional,
que divide el campo de los conocimientos en disciplinas atrincheradas y
clasificadas, el pensamiento complejo es un modo de religación. Está pues contra
el aislamiento de los objetos de conocimiento; reponiéndoles en su contexto, y de
ser posible en la globalidad a la que pertenecen.”

3
Ante este panorama, el cambio no sólo cosiste hacer las cosas de manera
diferente, ya que esto no siempre implica mejoría; es asegurarse de que los
resultados obtenidos sean óptimos. Por lo tanto, la mejora continua tiene sus
fundamentos en la evaluación; se evalúan todos los procesos, las actuaciones, el
diseño de la planeación, las estrategias, su ejecución y la propia evaluación;
estableciendo referentes que permitan identificar los aspectos que hay que dejar
de hacer, modificar o realizarlos de manera diferente en un proceso
ininterrumpido.

Para finalizar, es preciso mencionar que el hecho de desarrollar una planeación


contribuye a que las escuelas tomen el control sobre su destino y el de los sujetos
que la conforman y se nutren de su existencia, permite monitorear los avances y
tomar decisiones oportunas; es por ello, que se le apuesta al enfoque estratégico
situacional, éste hace posible un proceso continuo y sistemático de análisis y
diálogo para seleccionar una dirección hacia un futuro deseado, previendo
situaciones que pueden obstaculizar su tarea y considerando los medios reales
para alcanzarlo, donde además se reúnan condiciones de calidad y equidad.

BIBLIOGRAFIA

LAVIN, Sonia, et al. El proyecto educativo institucional como herramienta de


transformación de la vida escolar. Guía metodológica para los centros educativos.
Santiago. 1999.

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