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ESTUDIANTE: JOSÉ CHRISTIAN DEL CASTILLO SÁNCHEZ PRIMARIA EIB

TEMA: EL ABORTO Y SUS CONSECUENCIAS, EN EL PERU ESTA PENALIZADO.

INTRODUCCIÓN
Hablar del aborto en el Perú, como en todos países que lo prohíben, implica referirse a
una realidad esquiva, dolorosa y clandestina que afecta a decenas de miles de
mujeres, que mata y deja secuelas crónicas y permanentes en la salud y la capacidad
reproductiva de un número importante de ellas.

Un estudio sobre el aborto clandestino en el Perú, recientemente publicado por Flora


Tristón y Pathfinder International, consigna cifras que ponen en tela de juicio la eficacia
de la prohibición. De acuerdo con este estudio, el aborto es practicado anualmente por
más de 350,000 mujeres de toda condición socioeconómica, etnia, lugar de residencia
y edad, que en su empeño por interrumpir un embarazo que no desean se animan a
desafiar la prohibición legal, sometiéndose a procedimientos inseguros que ponen en
riesgo su vida y su salud.

Reconocido en el país como un problema de salud pública, el aborto no ha recibido sin


embargo un tratamiento equivalente en la legislación interna. Proponer disminuir -o
eliminar- la incidencia del aborto como causa de muerte entre las mujeres, mientras
que en la legislación continúe ganando terreno una corriente represiva que se afinca
en la idea que la sanción penal es el adecuado para afrontarlo, encierra una
contradicción que el Estado no ha sido capaz resolver.

En lo que va del año 2022, el Congreso de la República ha aprobado dos medidas


significativas la instauración del día del "no nacido" -de importante efecto simbólico- y
la incorporación, mediante Ley N° 27716, de un artículo en el Código Penal que
sanciona con pena privativa de la libertad de 1 a 3 años a quien "cause un daño en el
cuerpo o en la salud del concebido". La última de estas medidas está orientada a
sancionar la tentativa de aborto, pero en la práctica también podría inhibir la
realización de un tipo de procedimiento médico que permite determinar la estructura
genética del feto. Queda pendiente todavía el debate y la aprobación de un proyecto
de ley en el que se desarrolla el derecho a la objeción de conciencia, pero en una
fórmula tan abierta que su ejercicio por el personal de salud, si al mismo tiempo no se
obliga al Estado a garantizar la existencia de personal no objetor, podría devenir en
una barrera de acceso a determinados servicios de salud reproductiva.
Medidas como las señaladas no hacen sino acrecentar las brechas que existen entre
lo que aparece como voluntad expresa en el discurso oficial y lo que finalmente se
traduce en la legislación y en la política pública. Dicho de otro modo, mientras que el
Estado plantea en los foros internacionales en los que participa una posición favorable
a los derechos humanos de la mujer y su compromiso con respecto a su protección y
garantía, es el plano interno parece inclinarse, por lo contrario. Nada diferencia este
tipo de medidas de la política de población tan criticada en el pasado de la
planificación familiar compulsiva o de las esterilizaciones forzadas, pues todas éstas,
al igual que la que penaliza el aborto, están en última instancia dirigidas a impedir que
las mujeres accedan a los medios que les permitan ejercer control sobre las
decisiones que afectan su reproducción.

Lo que aquí planteamos no debe ser visto ni interpretado como un alegato o favor del
aborto. No queremos que las mujeres aborten, lo que pretendemos es evitar que
tantas mujeres se vean involucrados en situaciones enorme riesgo para su vida y su
salud por el hecho de tener que recurrir o lo práctico clandestino del aborto. Nos
proponemos llamar la atención sobre lo que explica e implica la realidad del aborto
clandestino y demostrar que la solución no está en la adopción de medidas punitivas
sino en lo comprensión y el abordaje serio de sus causas; queremos aportar en la
construcción de una visión diferente del problema, así como en lo búsqueda una
solución justa que integre y armonice, desde lo perspectivo de los derechos humanos,
los intereses en conflicto.

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