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El aborto existe desde que surgió la humanidad. En el Antiguo Egipto se realizaron los primeros
abortos, los cuales se encuentran consignados en el Papiro de Ebers redactado cerca del año 1500
a.C. Un antecedente a la excepcionalidad abortiva está dado en 1602, cuando el jurista español
Tomás Sánchez justificó la excepcionalidad abortiva en el caso de la mujer violada y embarazada,
solo si estaba por casarse y no podía librarse del compromiso matrimonial sin pérdida de
reputación, o también, si era posterior a su casamiento, en caso que temiera razonablemente, que los
parientes del marido la descubrieran y le dieran muerte por ello.
El aborto practicado en condiciones inseguras es un problema social y de salud pública de gran
importancia en México. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el aborto inseguro
como un procedimiento para interrumpir un embarazo no deseado, practicado por personas sin
capacitación o experiencia, o en un ambiente que carece de los estándares médicos mínimos (World
Health Organization, 1992).
El tema del aborto genera importantes controversias debido a que involucra aspectos relacionados
con los derechos humanos, sexuales y reproductivos de las mujeres; con las leyes y la política; con
los valores éticos, morales y religiosos; con las condiciones socioeconómicas de las mujeres; y con
las ideas que predominan en nuestro contexto cultural respecto a la feminidad y la maternidad.
El aborto en México está penalizado. Sin embargo, los códigos penales de los estados contemplan
circunstancias bajo las cuales la interrupción del embarazo no es punible y todos lo autorizan en
casos de violación. A pesar de la existencia de este marco jurídico el acceso de las mujeres al aborto
seguro está marcadamente restringido aún bajo las circunstancias previstas en la legislación; la
mayoría de los códigos penales estatales carecen de los instrumentos normativos adecuados para dar
cumplimiento a las leyes y los hospitales públicos con capacidad para atender casos de aborto legal
son muy pocos en el país.
La gran mayoría de las mujeres que deciden interrumpir el embarazo lo hacen al margen de las
leyes. Muchos abortos se practican en condiciones de inseguridad, lo que propicia una alta
incidencia de complicaciones y un número desconocido de muertes prematuras que podrían
evitarse.
Las restricciones legales no impiden que un elevado de mujeres de los sectores sociales pobres
utilice procedimientos peligrosos para autoinducir la interrupción del embarazo, o que recurran,
muchas veces en forma tardía, a practicantes no calificados que realizan abortos con instrumentos
contaminados. La amenaza de la sanción penal tampoco evita que el aborto se practique en
numerosos consultorios y clínicas privadas, ni que para muchos(as) profesionales de la medicina
represente un negocio que genera importantes ganancias.
El embarazo no deseado
A pesar de que en la actualidad existe una gran variedad de métodos para el control de la fertilidad,
el embarazo no deseado y el aborto son problemas a los que cotidianamente se enfrenta una gran
cantidad de mujeres de todas las edades y de todos los sectores sociales. De acuerdo con una
estimación realizada en los años 90, el 40% de los embarazos en México son no deseados,
estimándose que el 17% terminan en abortos inducidos y el 23% restante en nacimientos no
deseados (The Alan Guttmacher Institute, 1994).
Para muchas de las mujeres que se enfrentan a un embarazo no deseado, la maternidad representa
una experiencia impuesta por los patrones culturales que prevalecen en nuestra sociedad. Estudios
realizados en otros contextos indican que la maternidad no deseada tiene importantes costos
sociales y psicológicos para las mujeres y para los niños y niñas que nacen en estas condiciones.
Muchas mujeres viven situaciones de gran conflicto emocional cuando se enfrentan a un embarazo
no deseado, propiciadas por los patrones culturales que limitan sus posibilidades para tomar
decisiones autónomas en torno a la sexualidad y la reproducción. Una buena parte de las mujeres
que deciden abortar lo hacen en condiciones sumamente difíciles, en tanto son objeto de la
estigmatización social y se perciben a sí mismas como transgresoras de valores morales y religiosos
fuertemente arraigados en la sociedad mexicana (Rivas & Amuchástegui, 1998.
La interrupción de un embarazo no deseado es una experiencia que las mujeres asumen de acuerdo
con sus condiciones individuales y con el entorno social en el que viven. Las mujeres interrumpen
sus embarazos por razones muy diversas, y no todas tienen secuelas emocionales y sentimientos de
culpa después de un aborto. Muchas se sienten aliviadas y agradecidas cuando reciben una atención
integral, segura y respetuosa por parte de médicos(as) que practican abortos apoyándose en una
postura ética centrada en el respeto a la autonomía de las mujeres. La carga moral que para muchas
personas supone el aborto es consecuencia de los estereotipos culturalmente aceptados para definir
la feminidad, así como de la valoración de la maternidad como el atributo esencial de las mujeres.
Por otra parte, si bien México es un país de tradición laica, la Iglesia católica ha jugado siempre un
importante papel en el contexto político del país e influido en la actitud de sectores sociales muy
amplios respecto a la sexualidad y la reproducción. La percepción de la alta jerarquía católica sobre
estos aspectos se traduce en normas y principios morales rígidos que operan como un poderoso
dispositivo para mantener las condiciones de subordinación y de desigualdad social de las mujeres.
INSTITUCIONES:
CIENCIAS SOCIALES
El que hiciere abortar a una mujer o persona gestante, sin su consentimiento, se le aplicarán de tres
a seis años de prisión, y si mediare violencia física o moral se impondrán de seis a ocho años de
prisión. La persona a la que le realizarán el aborto debe estar consciente de lo que le realizarán e
incluso firmar papeles que aseguren que la persona está siendo 100% sometida a algo que está
desea. Poder decidir sobre nuestra salud, nuestro cuerpo y nuestra vida sexual es un derecho
humano básico. Seas quien seas, vivas donde vivas, tienes derecho a tomar estas decisiones sin
miedo, violencia o discriminación.
El aborto espontaneo es un evento traumático que afecta a cada mujer de manera diferente, pero
puede provocar dolor, ansiedad, síntomas de estes postraumático
La experiencia del aborto involuntario podría afectar más la salud mental materna en los embarazos
posteriores. Un estudio del 2010 encontró que las mujeres que habían experimentado un aborto
espontaneo anteriormente aun teniendo un hijo vivo experimentan más ansiedad y angustia
específica del embarazó que las mujeres sin aborto espontaneo
ARGUMENTOS
El aborto es un procedimiento médico que pone fin al embarazo. Es una necesidad básica de
atención de la salud para millones de mujeres, niñas y otras personas que pueden quedarse
embarazadas. Se calcula que, en todo el mundo, cada año, uno de cuatro embarazos acaba en
aborto. Se tienen abortos en todo momento, con independencia de lo que dicte la ley. Poner fin a un
embarazo es una decisión común, que toman millones de personas: todos los años, el 25% de los
embarazos acaban en aborto. Y con independencia de que el aborto sea legal o no, la gente sigue
necesitando servicios de aborto y accediendo de manera habitual a ellos. De acuerdo con el Instituto
Guttmacher, organización sin ánimo de lucro del campo de la salud reproductiva con sede en
Estados Unidos, la tasa de abortos es de 37 por 1.000 personas en los países que prohíben el aborto
totalmente o lo permiten solo en caso de riesgo para la vida de la mujer y de 34 por 1.000 personas
en los que lo permiten en general, diferencia que no es significativa estadísticamente.
El aborto no seguro es una de las cinco principales causas de mortalidad materna en el país y las
mujeres en México siguen siendo criminalizadas por el delito de aborto. El acceso al aborto legal y
seguro es esencial para el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres. De 55.7 millones de
abortos que se producen anualmente a nivel mundial, 22.5 millones (45%) se llevan a cabo en
contextos inseguros. Según análisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el riesgo de
muerte materna es cuatro veces mayor en las adolescentes menores de 16 años que en mujeres entre
20 y 30 años de edad.
Ahora bien, a razón de que le presente iniciativa de reforma se direcciona hacia los derechos
sexuales y reproductivos, con un enfoque dirigido a despenalizar y legalizar el servicio de aborto
seguro, se considera oportuno motivar el tema de educación sexual hacia los embarazos no
deseados. Cabe mencionar que esta relación legal genera que la información y los servicios de salud
en materia de sexualidad, deban ser gratuitos y prestar especial atención a la orientación que se
brinde al respeto que tenemos. Dicho estigma constituye la base para la criminalización legal y
social del aborto, que afecta de manera concreta a mujeres y otras personas gestantes, por lo general
procedentes de contextos de violencia, marginación económica y falta de acceso a información
reproductiva.
Penalizar el aborto no lo impide solo lo hace menos seguro. Impedir a las mujeres y las niñas al
acceso al aborto no hace que dejen de ser necesarios. Es por ello que los intentos de prohibir o
restringir el aborto no consiguen reducir el número de abortos; lo que hacen es obligar a las
personas a someterse a abortos inseguros.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) calcula que todos los años tienen lugar 25 millones de
abortos inseguros.
En materia de Derechos Sexuales y Reproductivos, Costa Rica permite el aborto solamente cuando
la salud y la vida de la mujer están en riesgo. El aborto no es legal en caso de violación o incesto,
malformaciones del feto incompatibles con la vida y por razones económicas. En relación a
instrumentos internacionales ratificados y aprobados, que luchan contra la violencia de género y la
violencia contra la mujer en Costa Rica se encuentran: Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Convención sobre la
Eliminación de todas Formas de Discriminación contra la Mujer. En lo interno Costa Rica cuenta
con la Ley de Penalización de la Violencia contra las mujeres y el Código de la Niñez y
Adolescencia.
El acceso al aborto seguro y legal es una cuestión de derechos humanos. Diversas interpretaciones
reconocidas del derecho internacional de los derechos humanos consideran que negar a las mujeres,
niñas y otras personas embarazadas el acceso al aborto constituye una forma de discriminación y
atenta contra una variedad de derechos humanos. Los órganos creados en virtud de tratados de
derechos humanos de las Naciones Unidas hacen llamados periódicos a los gobiernos para que
despenalicen el aborto en todos los casos, y para que, como mínimo, garanticen el acceso al aborto
seguro y legal en algunas circunstancias.
El gobierno de México tiene la obligación de respetar, proteger y hacer realidad los derechos
humanos, incluidos los relativos a la salud y la autonomía sexual y reproductiva. Cuando los
servicios de aborto seguros y legales están restringidos sin justificación o no se encuentran
plenamente disponibles, esto puede poner en riesgo una variedad de otros derechos humanos
protegidos internacionalmente, que incluyen el derecho a no sufrir discriminación y a la igualdad; a
la vida, la salud y la información; a no sufrir tratos crueles, inhumanos o degradantes; a la
privacidad y la autonomía e integridad física; a decidir sobre número y espaciamiento de hijos; a la
libertad; a disfrutar de los beneficios del avance científico, y a la libertad de conciencia y religión.
Estos derechos se establecen en la Declaración Universal de Derechos Humanos y se protegen a
través de numerosos tratados internacionales, como el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (PIDCP), la Convención contra la Tortura (CCT), la Convención sobre la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención sobre los
Derechos del Niño (CDN)
Entiende que los derechos reproductivos son derechos humanos, incluido el derecho a acceder al
aborto. Los Estados tienen la obligación de brindar a mujeres, niñas y otras personas embarazadas
acceso al aborto seguro y legal como parte de sus responsabilidades centrales de derechos humanos.
Restringir legalmente el aborto a menudo provoca que haya más abortos practicados de manera
ilegal, que pueden resultar inseguros y generar una mayor mortalidad y morbilidad maternas. Como
resultado, la falta de acceso al aborto seguro y legal pone en riesgo las vidas de las personas
embarazadas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha indicado que las complicaciones en el embarazo y
el nacimiento son la causa principal de muerte de niñas y mujeres jóvenes de entre 15 y 19 años, y
que las niñas de entre 10 y 14 años tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de salud y de muerte
debido al embarazo que las personas adultas. La OMS también ha concluido que eliminar las
restricciones al aborto redunda en una reducción de la mortalidad materna.
l Comité de Derechos Humanos (CDH) de la ONU, que monitorea el cumplimiento por los estados
del PIDCP, ha señalado la relación entre leyes restrictivas de aborto y amenazas a la vida de las
mujeres y las niñas. Ha aclarado en forma expresa que los Estados Parte no pueden regular el
acceso al aborto de un modo que obligue a las personas embarazadas a recurrir a abortos inseguros,
y que los Estados deben garantizar el acceso seguro, legal y efectivo al aborto para prevenir riesgos
para la vida y la salud de las personas embarazas, y para asegurar que no sufran dolor ni
padecimientos profundos, particularmente en casos en los que el embarazo sea resultado de
violación sexual o incesto, o el embarazo sea inviable.
Las políticas restrictivas sobre aborto expulsan a las personas embarazadas que intentan obtener
abortos, sobre todo aquellas que viven en la pobreza o en zonas rurales, del sistema de salud y las
obligan a recurrir a entornos inseguros y sin regulación. La OMS también ha señalado que la falta
de acceso a una atención del aborto segura, asequible, oportuna y respetuosa, así como la
promoción del estigma asociado con el aborto, pone en riesgo de por vida el bienestar físico y
mental de quienes solicitan abortos.
Es probable que no todas las personas embarazadas experimenten de igual manera los perjuicios
para los derechos humanos y la salud que implican las restricciones al aborto. Las personas jóvenes
y los grupos marginados, incluidas las personas negras, indígenas y otras personas de color, las
personas que viven en la pobreza económica y las minorías sexuales y de género tienen más
probabilidades de resultar perjudicadas. El Comité de Derechos Humanos de la ONU ha
determinado que la falta de disponibilidad de información y servicios de salud reproductiva,
incluido sobre aborto, menoscaban el derecho de las mujeres a no ser discriminadas.
A pesar de todas las razones y motivos anteriores estos son algunos otros de razones para legalizar
el aborto en México:
El altísimo número de abortos muestra el poco o nulo efecto disuasorio que tiene la
penalización en la decisión de las mujeres. Al mismo tiempo, si lo que se busca es proteger
al embrión, la penalización no es un medio efectivo. Su protección puede lograrse mediante
políticas públicas que sean, a la vez, consistentes con los derechos de las mujeres.
La penalización solo hace que:
-los abortos sean clandestinos
-se practiquen de forma insegura
-se aumente la mortalidad de las mujeres pobres y jóvenes
3-Las induce a recurrir a métodos de abortos inseguros y riesgosos para su vida y su salud.
En los países cuya legislación permite el aborto con un modelo de indicaciones amplias, las
complicaciones derivadas de un aborto inseguro son menores que en los lugares donde el aborto
legal está más restringido, tal como afirma la Organización Mundial de la Salud.
En la Argentina, según cifras de la CEPAL, se estima que se realizan un promedio de entre 486.000
y 522.000 abortos clandestinos al año (lo que equivale a más de un aborto por cada dos
nacimientos) y cada año el sistema de salud registra más de 50.000 internaciones en hospitales
públicos de todo el país a causa de abortos inseguros. Desde hace dos décadas el aborto ocupa el
tercer lugar entre los egresos hospitalarios por causas relacionadas con el embarazo, parto y
puerperio a nivel nacional.
Una gran cantidad de mujeres que tienen derecho a un aborto legal y seguro no puede acceder a él
por el estigma alrededor de la práctica.
Los estereotipos alrededor de la maternidad y la construcción social alrededor del aborto derivan en
discriminación hacia las mujeres que deciden sobre su capacidad reproductiva. A más de dos años
del fallo “F.,A.L.” se reiteran los casos en los que se dificulta o impide el acceso al aborto no
punible por intervenciones ilegales de operadores judiciales, abogados y efectores sanitarios, y
empujan a las mujeres a la clandestinidad.
Algunos de los obstáculos que se les presentan son: mala fe de algunos profesionales y
funcionarios, desconocimiento del derecho vigente, falta de información jurídica de los
profesionales de la salud que temen una sanción penal, abuso de la objeción de conciencia con
tolerancia estatal, comentarios reprobatorios del personal de salud, violencia institucional contra las
mujeres en estas situaciones.
En estos estados de México ya está legalizado el aborto
Baja California
Colima
Sinaloa
Guerrero
Baja California Sur
Coahuila
Septiembre es un mes importante para los derechos sexuales y reproductivos en el país. Hace dos
años, el 7 de septiembre de 2021, el Pleno de la suprema Corte despenalizo el aborto en Coahuila al
resolver la acción de inconstitucionalidad.
El articulo 330:
¨ Al que hiciere abortar a una mujer, se le aplicaran de uno a tres años de prisión, sea cual fuere el
medio que empleare, siempre que lo haga con consentimiento de ella. ¨
CONCLUSIÓN
El aborto debe ser legalizado, ya que las mujeres tenemos derechos plasmados en la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) como:
Estos son algunos derechos que las mujeres tienen y se relacionan con la legalización del aborto.