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Universidad Anáhuac

Centro de Noviciado y Humanidades de


Monterrey
Licenciatura en Humanidades
Pensamiento Político de Dante Alighieri en la historia,
el arte y la literatura
Trabajo final del seminario: Vida y obras de Dante
Alighieri
H. Jesús Jiménez Gálvez, LC.
Profesor:
Dra. Juana I. Garza Cavazos
Leopoldo Cepeda
Jaime Martín Albo

Santiago, N. L.
15 de enero de 2015

Contenido
Introducción .................................................................................................. 3

Contexto socio- político en Italia ................................................................... 4

El sacro imperio ............................................................................................................................... 4


Las ideas políticas del Medioevo..................................................................................................... 5
Acerca de la vida de Dante Alighieri ............................................................. 6

El pensamiento político de Dante en sus obras ............................................ 9

De Monarchia .................................................................................................................................. 9
El primado del monarca. ............................................................................................................... 12
El primado del Papa. ..................................................................................................................... 12
La Divina Comedia ......................................................................................................................... 13
Las alegorías políticas en la divina comedia.................................................................................. 14
Relación de la Divina Comedia con la obra De Monarchia ........................................................... 18
La influencia de Dante en Eugène Delacroix. ................................................................................ 19
Conclusiones .............................................................................................. 24

Bibliografía .................................................................................................. 26
Introducción

Hoy por hoy hay mucha gente que afirma que la Edad Media fue un periodo
lleno de oscuridad, donde el conocimiento quedo estancado e incluso en los
colegios así se enseña, pero basta con adentrarnos un poco en aquellos siglos
para desvelar aquella mentira. En aquel periodo existieron magnánimas figuras de
políticos, filósofos, astrónomos, médicos, matemáticos, historiadores, etc.

Una de estas grandes figuras de las que en este trabajo les voy a presentar
es el reconocido personaje de Dante Alighieri quien fue político, poeta, filósofo,
literato e incluso médico. Dentro de su vida como literato destacan dos obras que
fueron gran apoyo para su sociedad, tales obras son La Divina Comedia y De
Monarchia. Estas obras sostuvieron la concepción del pensamiento típico
medieval hasta el periodo propio del Renacimiento.

Como ya vimos fue un personaje polifacético, características propias de los


famosos iluminati de la época y aunque un estudio escrupuloso de la vida toda de
Dante nos centraremos únicamente en el análisis de su pensamiento político-
filosófico desde el punto de vista de la historia, el arte y la literatura, para poder así
comprender mejor el periodo de la Edad Media.

Sin más preámbulos podemos decir que Dante fue una excelsa figura en su
momento e incluso en la posteridad, su vida y obra dejaron una indeleble marca
en nuestra historia y sociedad. Dante se atrevió a cerrar la Edad Media con un
broce de oro que nos dejaron de que hablar sobre el hombre, el mundo y la vida y
esto sirvió de modo de entremés al pensamiento renacentista.
Contexto socio- político en Italia

El sacro imperio
Tras la muerte del Emperador Carlomagno, se desencadenaron cuantiosas
disputas entre sus hijos con el fin de reclamar la silla imperial, las cuales no
tuvieron fin hasta la instauración del reino francés y de los nuevos territorios del
Sacro Imperio que abarcaban los países de Alemania, Suiza, Países bajos, la
península itálica y unas cuantas provincias orientales.

Las causas prácticas de estas discusiones, que en un lenguaje político se


podrían traducir en una falta de poder centralizado, provocaron el planteamiento
de una independencia de cada una de las regiones que comprendía dicho reino y
esto se vio manifestado en confrontaciones entre ellas . Él hecho que mejor nos
explica estas confrontaciones fue en la región norte de Italia, con el surgimiento de
las ciudades estado, dónde el Emperador solía ser nominado y nombrado por las
familias más influyentes económica e intelectualmente. Como es de suponer cada
familia buscaba sus intereses personales.

A principios del siglo XII surgió otro problema que vale ser mencionado por
su influencia en aquellos tiempos, fue la pugna por el poder papal que se
manifestaba entre los papas y los emperadores ya que ambos bandos querían
poseer el mando terrenal como el espiritual. Estas causas tuvieron como
consecuencia la aparición y división de dos castas de familia con acreditado
apellido: los güelfos (provenientes de la familia Welfen de Baviera y partidarios y
defensores del Papa), y los gibelinos (provenientes del castillo de Hohenstaufen
en Waiblingen y defensores del emperador). Se podría considerar como principal
motivo de todas estas disputas la inserción a un poder más autónomo de cara al
imperio o a la influencia del poder procedente del Vaticano, lo que dio como fruto
de ciudades tales como Florencia, Mantua o Milán la complicidad a favor del poder
del Papa, en cambio Pisa, Siena o Lucca se aliaron para romper el “yugo” papal a
la que estaban sometidas.
Las ideas políticas del Medioevo.
El pensamiento político de este periodo se fragua estrechamente junto a los
elementos gubernativos desarrollados por las instituciones más consolidadas en
Occidente, a saber, el papado y el imperio. Estas dos instituciones forjan y llevan
a cabo toda su política entorno del principio elemental del poder, que podríamos
entender como la esencia donde radica de promulgar leyes, las cuales para el
pensamiento político de aquel entonces se traduce en el poder de gobernar. Esta
principio se relacionó, a su vez con la justificación a través de la gracia divina que
claramente procedía de Dios, por esto último nos atrevemos a decir que la Dei
gratia constituye la autoridad máxima a quien la posea. Es por esto que existieron
incesantes batallas para poseer el poder absoluto.

Dos elementos que fueron la justificación del poder papal durante la Edad
Media fueron: 1. La Privilegium Constantini y 2. Muy relacionado a este primero,
fue la acreditación de las labores de jurisdicción de acuerdo con el Derecho
Romano. Es por esto que le poder papal haya sido justificado por una aplicación
del derecho sucesorio romano, o sea, hacer la tarea de Sn Pedro que es atar y
desatar aquí en la tierra.

No muy contrario al poder papal, el poder imperial reconocía que su


supremacía procedía de la gracia divina. Esto implica que el poder se debe
justificar ante Dios, y por supuesto, a su representante aquí en la tierra. Ahora
entendemos porque el emperador quería poseer el poder supremo de todo, quería
entregarse cuentas a sí mismo. Este hecho evoca a las muy sonadas investiduras.

Más allá de estos motivos existían otros también que eran muy importantes
como el desarrollo de las ciudades-estado, que querían poseer mayor
independencia, lo que provocó que muchas ciudades cambiaran de bando según
su beneficio, lo que provocó más divisiones incluso en el corazón de las mismas
familias.
En Florencia, lugar del cual procede nuestro centro de estudio, fue un caso
evidente de estas divisiones, ya que los güelfos, que llegaron al poder después de
una fatigosa batalla en Benevetto. La familia se dividió entre blancos
pertenecientes a la familia Checi, y los negros que fueron encabezados por Corso
Donati.

Acerca de la vida de Dante Alighieri

Dante (Durante) Alighieri nació en Florencia, ciudad que pertenece a la


región de la Toscana en Italia, entre el 15 de mayo y 15 de junio de 1265. Fue hijo
de Alighiero di Bellincione y Gabriella degli Abati.

Acerca de su niñez y su adolescencia se ha de decir que se tiene muy poca


información. Las principales fuentes que tenemos acerca de su vida son las obras
que él mismo escribió.

Estando él en la tierna edad de seis años quedó huérfano de madre. Pero,


su padre ni tardo ni perezoso, poco tiempo después se casó con una tal Lapa di
Chiarissimo Cialuffi quien le dio dos medio hermanos: Francesco y Gaetana.

Estudió en su ciudad de origen, en un convento perteneciente a la orden


religiosa de los franciscanos llamado “convento de la Santa Cruz”, pero ahí no
concluyó sus estudios, se dice que continuo estudiando en la universidad de
Bolonia y que tuvo como profesor al célebre Brunetto Latini, quien le ayudó en su
juventud proporcionándole textos que hacían referencia a modelos de cómo vivir
aquella edad y también lo introdujo en la Orden de los Fedeli d`Amore.

Según textos en la “vida nueva”, cuando él contaba con la corta edad de


nueve años, sus ojos se posaron por primera vez en un dulce personaje llamado
Beatriz. Esta era hija de Folco Portinari. Bien es sabido, que aunque Dante no vio
a la joven hasta nueve años después de su primer encuentro, Beatriz fue el foco
de todos sus pensamientos, delirios y poemas, podemos denominarla la musa de
sus creaciones.

Tras la muerte de su padre en el catastrófico año de 1277, dante no tuvo


otra opción más que vivir con su madrastra y hermanos. Durante este periodo,
según Dante, llevaba una vida no muy ejemplar. Y tras la muerte de su amor
platónico en el año 1290, Dante cayó en una desahuciada tristeza.

Como era de costumbre en aquel entonces de que los hijos jamás escogían
a su amor sino que era impuesto por los padres, Dante desde sus once años ya
estaba comprometido con la joven Gemma di Manetto Donati, con quien terminó
contrayendo nupcias en 1285. Acerca de su vida marital no podemos decir mucho
pues no hay legado escrito que nos revele la verdad, sólo se sabe que con esa
dama tuvo tres hijos, Jacobo, Pietro y la pía Antonia que ingreso a una orden
religiosa.

Como deparado por el destino los años más tranquilos que Florencia pudo
desear transcurrieron a la par de la juventud de Dante, pero esto no duro mucho
pues en 1288 tuvo que participar en las batalla de Arezzo y en 1289 en la refriega
de Campaldino en contra de la familia gibelina, con lo que claramente se
manifestó de la de los güelfos, pero como ya hemos dicho anteriormente dicha
familia sufrió una división interna que los dividió en blancos y negros, Dante
abrazó la causa de los blancos porque según él los negros eran unos radicalistas
absolutos en cuento al tema papal.

Dentro de estos años Dante ocupó un cargo menor en el gobierno y se


mostró enemigo de la política del Papa Bonifacio VIII, a quien, dicho sea de paso,
le reservaría un lugar entre los simoníacos en la “Divina Comedia”.
En el año 1301 la casa de Dante fue saqueada y él mismo acusado de
malversación de fondos públicos y de gibelinismo, todo esto encabezado por
Carlos de Valois. A cauda de todo esto Dante estuvo sometido al destierro de su
tierra natal.

Comienza ahora el peor periodo de su vida pero irónicamente el más


fructífero, su exilio fue una gran fuente de meditación e inspiración para sus
magníficas obras; peregrinó por distintas cortes italianas, consiguiendo sobrevivir
como consejero áulico y como embajador, pudo experimentar las decadencias
políticas por las que padecía Italia, dividida en entre sí, siendo trofeos rápidos para
sus enemigos, podemos decir con certeza que durante este periodo pudo madurar
a profundidad sus ideales políticos, dejando a un lado las visiones cortas y
limitadas de la Florencia y ampliar su visión a toda la Italia.

Dante deseó inconmensurablemente la paz de toda Italia y comprendió que


jamás se llega a ningún lado sin una autoridad superior que la uniera en cuanto a
su comunidad política. Desde este momento este fue el único deseo de Dante
hasta el momento de su muerte, Dante quería ver a su Italia unidad, sin rebeliones
que condicionan el crecimiento, ya no había más motivo de vida para Dante que el
luchar por ver cumplido este ideal. Cosa que como bien sabemos no logró pues
Italia se unificó hasta el siglo XIX, pero podemos decir con seguridad que Dante
forjó las bases ideológicas y políticas de dicha unificación.

Años más tarde de su destierro generalizó su teoría de que la unidad en


cuanto temas políticos en el mundo entero es el único medio que garantiza la paz
universal.
El pensamiento político de Dante en sus obras

De Monarchia
Dante Alighieri para explicar mejor su idea de unidad en la política escribió
un tratado llamado “De Monarchia”, dicho tratado fue escrito en latín y no porque
Dante quería parecer un culto ante los demás, sino porque era la lengua más leída
en aquel entonces y lo que él quería conseguir era que su obra llegara a cada
rincón de occidente cosa que no hubiera sucedido si la hubiera escrito en italiano.

En esta obra Dante quiere hacernos ver que la gobernación de esta tierra
no debe depender tanto de un solo hombre sino de un solo gobierno para todos
los hombres y esto lo dice porque como ya hemos visto en capítulos anteriores, el
emperador y el papa luchaban por tener el poder de todo.

La Monarquía es un tratado político que manifiesta un pensamiento que


tiene su origen en el conflicto social de Florencia. La obra, a pesar de que Dante
pertenecía a los güelfos, posee un carácter gibelino debido a las confrontaciones
que tuvo con el papa Bonifacio VIII. Dicho pensamiento de Dante era la paz
universal a través de la unión política de todas las personas gobernantes.

El tratado De Monarchia defiende a capa y espada la separación entre


Iglesia y Estado, esto se puede traducir en la separación de la vida espiritual y la
vida temporal.

Los argumentos de Dante para escribir este tratado están basados en la


pugna que existe entre el papado y el imperio.

En este tratado podemos encontrar una importante defensa de la


legitimidad de las pretensiones que poseía el imperio romano. La demostración de
Dante por un imperio universal sobre las siguientes características: la unicidad y la
temporalidad.
“Primero hay que ver, pues, qué es lo que se llama monarquía temporal
según su carácter general y su finalidad. La monarquía temporal, llamada también
Imperio, es un principado único superior a todos en el tiempo o en y sobre las
cosas que se miden por el tiempo”. 1

En el concepto de unicidad Dante nos quiere señalar que la monarquía


debe obtener la integración de los órdenes parciales en el orden total de un todo, a
órdenes parciales se refiere el ámbito doméstico, la aldea, la polis etc. Y esto a su
vez en el presupuesto necesario para un orden político que como producto nos
daría la manifestación de una armonía de tipo orgánica entre las partes del todo.

Si las partes de un todo, como en cualquier ser vivo, si realizan con eficacia
su función su totalidad va a salir beneficiada y si el órgano no realiza bien su
función todo el cuerpo saldrá afectado también, es por eso que hay que buscar la
integración armoniosa entre los componentes de una sociedad.

Por otro lado, Dante también nos relaciona la palabra unicidad con el
carácter único que instauro el imperio romano haciéndonos referencia al carácter
temporal que tiene una monarquía a diferencia del poder espiritual que posee el
papado.

La temporalidad de la monarquía está relacionada a la superioridad que


debe tener como una monarquía universal sobre todos los principados existentes
pero por otro lado sustrae al emperador de la tutela del poder espiritual en materia
político temporales ordenadas a fines mundanos resumidos en la felicidad
temporal.

1 Monarchia, I, c. 2, 1-2
Para entender mejor la finalidad de la monarquía, según dante, es bueno
expresar la justificación de la postulación de una finalidad propia del género
humano.

Como era costumbre en la edad media, muchos filósofos de aquel tiempo


seguían a Aristóteles en aceptar que la existencia de un finalismo en la naturaleza.
Esto es que Dios no hace nada en vano por eso en todo encontramos un fin
último. Si tomamos un objeto complejo, hecho de muchas piezas, apreciamos que
tanto cada parte como el todo en sí mismo tiene una finalidad que le es propia,
además entre el todo y sus partes existe una alianza de la diversidad de fines de
las partes y la finalidad del todo. Descubrir el fin último del objeto de estudio,
afirma Dante siguiendo las pautas de Aristóteles, es fundamental para la
compresión del mismo. La operación propia de cada cosa es lo que constituye su
esencia.

Con esto quiero decir que al hombre le incumbe propiamente el ser


aprehensivo mediante el intelecto posible. Al género humano como tal también le
incumbe una operación propia y es la de llevar todo acto a una potencia
inactualizable por un particular.

El desarrollo total de la potencia posible intelectual lo constituye


propiamente humano del género humano. Esta actividad debe ser considerada
como el fin propio del hombre no sólo con vistas a la actividad teórica sino en una
actividad práctica.

Teniendo estas bases filosóficas acerca del fin de cada cosa se nos será
más fácil entender la argumentación de Dante sobre el fin de la monarquía.

El fin del género humano construye la generación y el mantenimiento de las


condiciones de su auto realización, por lo que genera paz y armonía que permite a
su vez el desarrollo de la capacidad intelectual y viceversa, pero este es sólo el fin
de la humanidad toda, un solo hombre no puede lograrlo.

En palabras de Dante: «Y puesto que lo que sucede en la parte sucede en


el todo, y además, puesto que el hombre individual aumenta su sabiduría y
prudencia gozando de calma y tranquilidad, es evidente que el género humano
todo, gozando de paz se encuentra en las mejores condiciones para poner en acto
su potencia propia [...].» 2

El primado del monarca.


Dante nos quiere señalar que es necesario hacer una clara distinción entre
la finalidad del monarca y la finalidad del Papa.

La finalidad del monarca es meramente terrenal, puesto que esta conferido


a tener autoridad sobre el pueblo sólo en lo que respecta al orden social y
económico, pero jamás se debe inmiscuir en temas de orden espiritual puesto su
finalidad es gobernar según la ética pero no la moral.

El primado del Papa.


Al contrario del monarca, según Dante, el Papa sólo tiene autoridad para
dar gobierno al pueblo pero desde un ámbito espiritual. Lo que implica dirigir sólo
en el campo moral y no en el ético. Cuando Dante dice esto hace referencia a que
el Papa sólo debe preocuparse por el alma de las personas, su vida espiritual, su
sensus eclesiae.

Otra característica del primado papal es el de elegir él mismo a sus


sacerdotes, diáconos y obispos sin que se entrometa el poder imperial, pues la
mayoría de las veces éstos se elegían sólo en beneficio del emperador y no se

2 Ibíd. pg. 4.
hacía una buena selección de gente que fuera idónea para un auténtico guía
espiritual y por eso se cometían tantas cosas negativas en el clero 3.
Como podemos ver, esta mentalidad de Dante de separar el poder terrenal
y el poder espiritual era muy adelantada para su época puesto que el hacer esta
división no era nada congruente con lo que se vivía en la plena Edad Media, es
decir, que es bien sabido que antes los obispos era gente guerrera, nobles e
incluso príncipes que se “preocupaban” por el bienestar terrenal y espiritual de su
gente, lo que les llevaba a servir a dos señores cosa que Jesucristo recriminó
rotundamente, pues como era obvio se cegaban más por las cosas de esta tierra.

Por otro lado el emperador estaba en constante pugna con el Papa porque
quería tener el control de todo lo que se hacía dentro de su imperio incluso la
ordenación de obispos y sacerdotes, y como ya lo mencioné antes esto era sólo
por beneficio suyo, es decir que no le importaba si el obispo o el sacerdote era
una persona digna de su cargo, espiritualmente hablando, con tal de que
satisficiera sus necesidades legales o diplomáticas.

La Divina Comedia
Como una segunda obra literaria en la que Dante manifestó expresamente
su pensamiento político podemos considerar a la excelsa “Divina Comedia”.

La Divina Comedia es un poema que está escrito en tercetos encadenados


constituido de tres cantos, a saber, Infierno, Purgatorio y Paraíso. La idea de
escribir este libro se remonta a los años siguientes a la muerte de su amada
Beatriz (1290) y no fue concluido sino hasta el año 1321.

La literatura de la época en su mayoría era cristiana, en las que abundaban


innumerables narraciones fantásticas sobre el inframundo. Dante polarizado de

3 MONTENEGRO, Gonzalo, “Dante y su pensamiento político”, El Orador, 46 (2003) pp. 123-138


esta literatura adopta en su divina comedia el viaje a otro mundo, porque le
consiente contraponer la existencia terrena dominada por la injusticia, el desorden
social y la frivolidad.

En nombre de la Divina Comedia fue compuesto por el autor y por


Boccaccio, pues la palabra Comedia se encuentra varias veces dentro de la obra
(Inf., XVI, 128 y XXI, 2) en cambio la palabra Divina fue dada por Boccaccio al
afirmar el carácter sacro de la obra y a la vez por su perfección casi angelical.

En la Divina Comedia encontramos la narración de un viaje que Dante


imaginó vivir a través del infierno, purgatorio y paraíso. En dicho viaje Dante no es
sólo un espectador sino que es un proceso de purificación por el que debe
padecer para alcanzar la salvación eterna. Su peregrinaje le permite apreciar las
culpas y los castigos de los condenados, las penitencias de las almas que aspiran
a borrar sus imperfecciones y el gozo de los bienaventurados que disfrutan de la
presencia de Dios.

Dentro de estas apreciaciones del autor, vamos notando su percepción de


la idea política y los sucesos por los que padecía Florencia y nos lo muestra a
base de alegorías, alegorías que vamos a escrutar.

Las alegorías políticas en la divina comedia.


El canto I del infierno inicia con una metáfora célebre: “en medio del
camino de nuestra vida”. Con ella el autor nos introduce en un ambiente incierto
en el que la realidad aparece desdibujada o trascendida por la fuerza de los
significados alegóricos.

El alegorismo en el medioevo era una verdadera pasión que proviene de


dos fuentes: los griegos y los romanos. El poeta al utilizar sus alegorías nos
reviste con bellas mentiras las verdades más sublimes por lo que la alegoría es un
elemento base para la captación del contenido; el supremo arte del poeta consiste
en revestir toda una suma de sabiduría e intelecto con la belleza de un estilo
adornado con gracia.

El arte medieval era entonces muchas veces un laberíntico juego de


imágenes propuesto por el artista para que lectores o espectadores pusieran a
prueba su ingenio. El laberinto estaba integrado por alusiones bíblicas y
mitológicas, culturales y políticas, de la más variada procedencia.

“Y vi, casi al principio de la cuesta, una pantera ligera y muy veloz, que de
una piel con pintas se cubría; y de delante no se me apartaba, más de tal modo
me cortaba el paso, que muchas veces quise dar la vuelta”. (…) 4

“Más no tal que terror no produjese la imagen de un león que luego vi. Me
pareció que contra mí venía, con la cabeza erguida y hambre fiera, y hasta temerle
parecía el aire”. (…) 5

“Y una loba que todo el apetito parecía cargar en su flaqueza, que ha hecho
vivir a muchos en desgracia.
Tantos pesares ésta me produjo, con el pavor que verla me causaba que
perdí la esperanza de la cumbre.
Y como aquel que alegre se hace rico y llega luego un tiempo en que se
arruina, y en todo pensamiento sufre y llora: tal la bestia me hacía sin dar tregua,
pues, viniendo hacia mí muy lentamente, me empujaba hacia allí donde el sol
calla”. (…) 6

4 Alighieri, Dante (1973), La Divina Comedia, trad. por Nicolás González Ruiz, Madrid: BAC de Editorial Católica

S. A. canto I. Infierno.

5 Ibidem.

6 Ibidem.
En los textos citados tenemos claros ejemplos de alegorías que Dante
utilizo para expresar su pensamiento político en la literatura y muchos críticos de
la Divina Comedia han atribuido a alegoría de las tres fieras, que aterrorizan a
nuestro autor, un posible significado político, a saber:

A la pantera se le da una representación de Florencia, pues Dante


conociendo la situación social por la que pasaba Florencia se atrevió a describirla
como una sociedad corrompida y ya desde sus tiempos la iglesia utilizaba esta
misma imagen para describir el pecado de la lujuria, es por eso que la describe
como un ser ágil que penetra fácilmente en el hombre. Las manchas en la piel
simbolizan los diferentes partidos políticos que como ya vimos sólo producían
obstáculos en la vida de las personas.
El león simboliza el pecado del orgullo y la soberbia todo relacionado con la
ambición moral, la cabeza erguida es un símbolo de superioridad y desprecio. El
hambre fiera se relaciona con las ansias de poder. En una traducción política lo
podemos comparar con Francia que invadió Italia encabezada por Carlos de
Valois hambriento por dominar a Florencia.

Y finalmente tenemos a la loba que representa al papado. La loba de entre


las tres fieras es la que acumula la mayor cantidad de elementos alegóricos: su
delgadez, el hacer vivir a lo demás en la desgracia, sus torpes deseos, etc… Su
aspecto carece de dignidad a comparación del león o la pantera.

A la loba la podemos traducir como la codicia, vicio que es repulsivo para


Dante y no sólo para él sino para la mentalidad medieval, pues la avaricia es
considerada amor a los bienes de la tierra en contraposición con los bienes
celestes.

Como ya hemos visto antes el papado y el imperio estaban en constante


pugna por adquirir el poder absoluto, es por eso que Dante utiliza esta alegoría
para el papado, pues como bien sabemos para Dante esto no tenía que ser así y
él investigando las causas de este problema se dio cuenta de que el origen de
todo esto era la avaricia, vicio que quiso recriminar en sus obras.

Además de estas alegorías de las tres fieras para expresar el pensamiento


político de Dante tenemos Virgilio, el inigualable guía de nuestro autor.

En la Edad Media se vio a Virgilio como un profeta y a un sabio, pues de los


autores más leídos en la antigüedad, se le consideraba un hombre virtuoso, pues
poseía un inmenso amor por la paz y la austeridad.

Virgilio es un poeta que surgió en los orígenes del imperio romano, que
según Dante, era la forma de gobierno más perfecta. Dicha concepción política
de Dante ya la hemos puesto en manifiesto cuando escrutamos la obra De
Monarchia. Además Virgilio era un vir italiano y Roma para la Edad Media era la
sede del poder religioso, así como había sido para el mundo pagano centro
jurídico y político.

Relación de la Divina Comedia con la obra De Monarchia


Dante veía muy lejana la salvación de Florencia ávidamente codiciada por
Francia y el papado. Por lo que para Dante ya no había otra solución que la de
renunciar a todo poder temporal y orientarse a la salvación del alma, o sea superar
las crisis humanas y buscar soluciones de índole trascendentes a los problemas
meramente humanos.

Las últimas palabras que Virgilio pronuncia a Dante, felices los que él elige,
dejan entrever su tristeza por no haber conocido la fe cristiana y saber que nunca
verá la cara de Dios, apartado para siempre en el Limbo, donde moran todos
aquellos paganos de buena voluntad que haciendo el bien y por no conocer la vida
cristiana residen.

Influencia de la persona de Dante en generaciones posteriores


En el siglo XV muchas ciudades de la península itálica crearon compañías
especialistas dedicadas al estudio de la persona de Dante y sus obras. Durante
los siglos posteriores se inventó la imprenta con la cual aparecieron cuatrocientas
ediciones sólo en Italia, hecho que ayudó a que las obras dantescas se
difundieran de manera rápida a través de toda Italia y Europa y que fuera leída por
muchos incluyendo artistas, literatos, músicos y maestros del renacimiento y
romanticismo. Es por esto que grandes personas como Botticelli, Miguel Ángel,
John Flaxman, William Blake, Eugène Delacroix, etc… han creado magníficas
obras de arte que les han dado prestigio y honor.

Con el tiempo la influencia de Dante y la valoración de su persona se fueron


haciendo más grandes y citados por autores que han querido retomar su
pensamiento político para aplicarlo en sus propias naciones de diferentes formas y
tal es el caso del francés Eugène Delacroix.

La influencia de Dante en Eugène Delacroix.


Eugène Delacroix fue un hombre de compleja personalidad que nació el 26
de abril de 1798 en Saint-Maurice, cerca de París y murió el 13 de agosto de
1863. Su vida transcurrió entre los años de la inestabilidad social provocada por la
revolución francesa que puso fin al Antiguo Régimen de gobierno y consolido el
régimen burgués.

Su madre pertenecía a una familia de famosos ebanistas y su padre,


Charles Delacroix, era un exministro del Exterior de Directorio y luego prefecto del
imperio. Sin embargo, los rumores decían que Eugène era hijo natural de un tal
Talleyrand, suposición fundamentada en su incondicional parecido que fue
desmentida.

Delacroix pasó su infancia en Marsella, ciudad en la que falleció su padre


en el año 1805. Tras la muerte de su padre, su madre decide regresar a París,
lugar que le dio a nuestro pintor la oportunidad de poder estudiar en el famoso
Liceo Imperial. Cumplidos los diecisiete años de edad Eugène pasó a formar parte
del taller de Guérin y se aplicó en la disciplina de copia monedas y bustos
antiguos. También mientras ejercía estos oficios se dedicó al estudio de las reglas
de composición artística pues alcanzar el arte de la pintura era su sueño.

Recorriendo estos caminos del arte, Eugène se topó con el famoso


Gericault. Delacroix al ver la pintura de La balsa de la Medusa, pintura del mismo
Gericault, quedo hondamente impresionado, pero él quería llegar a la gran pintura
histórica partiendo precisamente de los problemas que en teoría de Gericault no
había podido solucionar, buscando una unidad mayor, la conexión de todas las
fuerzas en una única armonía, una idea rectora a la que habían de subordinarse
todos y cada uno de los puntos y líneas de forma y color y no una serie de
elementos colocados unos junto a otros. Y con este lenguaje artístico se refería a
la política de su tiempo. Ideas de tipo dantescas.

Años después de conocer a Gericault, Delacroix decidió entrar a la escuela


de Bellas Artes, donde copió innumerables cuadros de historia y composiciones de
índole mitológica y alegórica de antiguos maestros.

En el año 1822 su salud comenzó a decaer, pero esto no le impidió


presentar al Salón francés su primera obra importante, La Barca de Dante. A pesar
de que su obra tuvo una gran acogida entre los críticos, el lienzo tenía todas las
cualidades de las que los teóricos y artistas neoclásicos habían rechazado, a
saber: una energía dinámica, una intensidad emocional, una sensualidad
exagerada en las retorcidas figuras desnudas y, sobre todo, un llamativo deleite
por los fuertes tonos oscuros.

Los neoclásicos habían dicho que prestar más atención al color que a la
línea era como situar lo transitorio y mudable por encima de lo eterno y seguro, o
sea, apelar primero a los sentidos que a la razón.

Para Delacroix estos comentarios fueron argumentos para ir rechazando


esta concepción del arte y ante en conocimiento de un cosmos mecánicamente
estático en que estaba basada. Para él el color era luz y vida que no apelaban
simplemente a los sentidos sino a la reina de las facultades: la imaginación.

Su técnica al pintar correspondía a estos principios. Sobre todo gracias a la


unidad pictórica tan integrada que cada toque de color depende y se refleja en los
demás, y así conseguir una armonía colorida de una manera sintética. Al utilizar
estas técnicas nuestro autor no dejaba de lado, ni mucho menos, la forma de la
composición. Así obteniendo movimiento en la forma, en el color y en la luz
dispuestos al orden.
La Barca de Dante por Delacroix
La Barca de Dante, también conocida como Dante y Virgilio en los infiernos,
es un óleo sobre lienzo realizado por el artista Eugène Delacroix, es pintura está
basa en la obra magistral de Dante Alighieri titulada La Divina Comedia,
concretamente la obra representa plasma el descenso que tuvieron Dante y
Virgilio la infierno y al Paraíso.

El artista pensó esta obra porque como ya dijimos, Delacroix compartía el


pensamiento político de Dante y quiso manifestarlo con lo mejor que él podía
hacer: la pintura. Y ahora vamos a justificar esta teoría.

Comencemos por los colores. Como podemos apreciar, los colores que
utiliza Delacroix son misteriosamente oscuros, que nos dan una sensación de
tenebrismo, incertidumbre y temor y justamente esto es lo que nuestro pintor nos
quiso transmitir, pues si observamos bien la pintura dentro de la barca vemos los
colores de la bandera de Francia, el rojo lo viste Dante, el blanco Virgilio y el azul
Caronte. Justo Delacroix nos enseña gráficamente los sentimiento por los que esta
pasando Francia en esos momentos, nos manifiesta la angustia y desesperación
que rodea a las clases sociales de ese tiempo: Dante representa a la monarquía,
Virgilio a los artistas, poetas y humanistas, Caronte al pueblo, y las personas que
están en el agua son aquellos sucesos que azotan a Francia, además de los vicios
que la envuelven, como la lujuria, la ira y la avaricia.

Pero hagamos una descripción más gráfica. En el centro de la pintura


aparecen Dante y Virgilio de pie sobre el bote que los transporta al infierno, a su
entorno se visualizan diferentes figuras que se revuelven en movimiento
inverosímiles, el conjunto está completado por la barca y su conductor.

La escena se desarrolla como ya lo hemos dicho en la laguna Estigia en la


cual hasta la otra orilla se encuentra el infierno, denominado por Dante como
Averno, lugar de eternos pesares y dolores sufridos por la gente que se dejó
dominar por la ira. Al fondo del lado izquierdo podemos vislumbrar la ciudad de
Dite, alegoría que utilizó Delacroix para apelar a la Revolución Francesa.

Dante se muestra con una fina túnica blanca que se cubre con una capa de
un tono verdoso y en la cabeza viste una prenda roja. En su rostro podemos
apreciar la repulsión que le envuelve al ver a los condenados, florentinos que
pagan sus culpas con eternos pesares, que como ya hemos dicho nuestro pintor
quiso representar como los vicios y los miedos de los franceses.

Por otra parte, Virgilio está arreglado con una delgada túnica blanca y por
encima una gruesa túnica marrón y en su cabeza lleva la incomparable corona de
laurel la cual Delacroix no se la pone a Dante como otros muchos artistas lo
hacen, porque quiere indicarnos que en esta vida los que realmente llevan a una
nación, son los humanistas, son a ellos a quienes realmente se les debe dar la
corona. Y formando el conjunto de la barca esta Caronte quien lucha para evitar
que los condenados remonten la barca.

En estos hombres condenados es donde Delacroix muestra su gran talento


en el uso de los colores y formas, pues vemos que son figuras realmente
angustiosas que se contorsionan en grandes escorzos, están desnudos y su dolor
y sufrimiento son nítidamente perceptibles en sus facciones que en ocasiones,
veamos en la figura que trata de acceder a la barca por la esquina derecha- están
deformados.

Dentro de esta obra el auténtico protagonista es el pathos, la expresividad


que cobra vida por mano de Delacroix y si su composición es algo clasicista la
barca está ubicada en el centro de la pintura y los personajes se apiñan alrededor
de ella, a fin de cuentas una verdadera obra romanticista.

Dentro de este marco artístico tenemos también a Gericault, autor de una


obra muy símil con la de Eugène: La Balsa de la Medusa. Es una obra a la que
muchos estudiosos la han atribuido un gran parecido ya que las ideas de Gericault
poseía las mismas ideas políticas que Delacroix, e incluso utilizaron la misma
distinción de colores para representar la bandera francesa en los planos centrales
y utilizaron los mismos matices en los colores para describir lo que era Francia en
aquellos siglos.

La Balsa de la Medusa, Lienzo al óleo, Téodore Géricault

Conclusiones
Dante a lo largo de su vida tejió muchos hilos que hasta el día de hoy nos
han dado de que hablar y pensar, nos dejó un legado incalculable para los que
tenemos el ideal humanista de transformar cada corazón de cada persona. Dante
nos enseñó claramente el cómo lo debemos de hacer pues su vida entera fue una
constante lucha contra todo lo que degrada la dignidad del hombre y con este
trabajo lo podemos constatar.
Nos damos cuenta que a lo largo de sus obras, de sus ideas e ideales
Dante nos enseñó la realización de una convivencia humana a la que los hombres
deben continuamente tender, pero que parece no estar en el poder de los seres
humanos si no cambiamos la condición ideal de convivencia política.

También nos maravilla la expresión de Dante al pronunciar la separación de


poderes para mantener una unidad, pues aunque parezca paradójico, el querer
separar el poder terrenal del poder espiritual ha traído grandes uniones y alianzas
entre el imperio y el papado. Respecto a este tema es conveniente dejar en claro
que Dante en ningún momento de su vida estuvo en contra de la religión católica
ni mucho menos con la institución eclesial, sino que estuvo en desacuerdo con la
persona del Papa en sus tiempos, simplemente no le parecía la forma en que éste
conducía la Iglesia.

Y es así como aprendemos de Dante Alighieri que los auténticos


humanistas debemos buscar congeniar los grandes ideales del hombre con los
ideales de Dios y éste autor lo supo hacer a través de su historia, de la literatura y
del arte formando parte de un todo para realizar el fin último del hombre que él
mismo formuló: la felicidad al final de nuestros días al lado de nuestro creador.
Bibliografía

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Madrid: BAC de Editorial Católica S. A.
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Tesis, Santiago: Universidad de Chile
Davis, Charles Till (1993), Dante and the empire en Dante, editado por Rachel
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Hernando, J., Eugene Delacroix, Colección El arte y sus creadores (Historia 1:
Madrid, 1993).
Montenegro, Gonzalo, “Dante y su pensamiento político”, El Orador, 46 (2003)

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