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Generalidades de

las micosis
Principales hongos de interés

Dra. Katherine García Jara (Santiago)


Directora Doctorado en Ciencias Biomédica
Dra. Laura Muiño Pose (Santiago)
Jefa Departamento de Ciencias Biológicas
Dra. Diliana Pérez Reytor (Santiago)
Académica Departamento Ciencias Biológicas
Dra. Claudia Troncoso Muñoz (Temuco)
Académica Departamento Ciencias Biológicas

Departamento de Ciencias Biológicas, Instituto de Ciencias Biomédicas,


Facultad de Ciencias de la Salud.
Octubre 2023
GENERALIDADES DE HONGOS

Introducción

A lo largo de este curso hemos estudiado bacterias (células procariontes), virus (acelulares) y ahora
nos adentraremos en el fascinante mundo de los hongos.

Cuando preguntamos a los especialistas cuántas especies de hongos existen, no hay acuerdo, y las
cifras varían entre 2 y 20 millones de especies. En lo que sí están de acuerdo es en que constituyen
uno de los grupos mas grandes en cuanto a número y variedad, solo superado por los insectos, y
que la mayoría de las especies aún no están descritas. La buena noticia es que, de todas esas
especies, apenas 300 o 400 son potencialmente patógenas para el hombre. La mayoría producen
infecciones conocidas como “micosis”; otras causan procesos alérgicos, y es resto produce
intoxicaciones de dos tipos: “micotoxicosis”, al ingerir toxinas fabricadas por los hongos y que
quedan en los alimentos (sobre todo granos de cereales), o bien “micetismos”, por ingestión de
hongos venenosos. En este capítulo nos ocuparemos principalmente de los primeros: hongos que
producen enfermedad en humanos al crecer sobre sus tejidos.

Los hongos tienen una distribución global, encontrándose en una amplia variedad de hábitats y
climas. Aunque la mayoría de las especies se encuentran en muchas partes del mundo, algunas son
endémicas de regiones específicas debido a su adaptación a condiciones climáticas, hábitats
particulares o la presencia de ciertos hospederos, que solo se dan en esas zonas.

Características de los hongos

Desde el punto de vista celular, los hongos comparten similitudes con otros eucariontes. Sus células
tienen una membrana lipídica, núcleo y organelos rodeados de membranas (mitocondrias, retículo
endoplasmático, aparato de Golgi, etc). La membrana plasmática es similar a la de las células
eucariontes pero posee ergosterol en vez de colesterol. El ergosterol es un esterol que desempeña

Fig 1. Estructura de los hongos. A la izquierda vemos una célula fúngica típica, con organelos
membranosos, la membrana plasmática, y una pared celular externa. A la derecha vemos el detalle de la
membrana y la pared: la membrana posee ergosterol en vez de colesterol, y la pared tiene quitina,
carbohidratos y proteínas, que le dan antigenicidad (es reconocida fácilmente por el sistema inmunitario,
a diferencia de las cápsulas bacterianas, formadas casi exclusivamente por carbohidratos).
un papel estructural importante en las membranas celulares de los hongos, al igual que el colesterol
en las membranas celulares de los animales (¿recuerdas tus clases de Biología Celular?). El ergosterol
es necesario para mantener la fluidez y la integridad de las membranas celulares de los hongos.

Por fuera de la membrana la gran mayoría de ellos tienen una pared celular rígida pero, a diferencia
de las células vegetales, no es una pared de celulosa, sino que contiene quitina, entre otros
polisacáridos y proteínas (Fig 1).

En cuanto a su nutrición, los hongos son heterótrofos (Ferriol, s.f), lo que significa que necesitan
compuestos orgánicos preformados tanto para obtener energía, como para obtener los precursores
para sus biomoléculas (ej: al igual que nosotros, necesitan adquirir aminoácidos para forma
proteínas, ya que ellos no pueden sintetizarlos de cero). Esto los diferencia de las plantas: no realizan
la fotosíntesis y, por tanto, son incapaces de fijar carbono inorgánico en moléculas orgánicas. La
presencia de pared supone un problema: no pueden alimentarse por fagocitosis. Por ello, la mayoría
de los hongos se alimenta descomponiendo compuestos con la ayuda de enzimas que liberan al
entorno, y pueden digerir de este modo una amplia variedad de sustratos (Fig. 2). La mayoría de los
hongos viven en la tierra o materia muerta y, junto a las bacterias que habitan en esos lugares, tienen
la misión de descomponer la
materia orgánica en los
ecosistemas terrestres1. Los
hongos son descomponedores
eficaces y degradan las hojas
caídas, madera en
descomposición, restos de
plantas y animales (incluidos los
pelos, plumas, cuernos, uñas), y
otros materiales orgánicos en el
suelo y el entorno natural. Por
Fig. 2. Esquema de la nutrición fúngica. La mayoría de los hongos ello se dice que la misión
se alimenta descomponiendo compuestos con la ayuda de enzimas principal de los hongos es
que liberan al entorno. Imagen tomada desde Ferriol, s.f. degradar materia orgánica.

A pesar de ser células eucariontes, y como ya habrás podido deducir, los hongos no son plantas ni
animales; tienen su propio reino debido a diferencias significativas en su estructura celular (poseen
quitina, no tienen clorofila ni hacen fotosíntesis), reproducción (pueden reproducirse de forma tanto
sexual como asexual) y composición genética. El reino de los hongos se conoce como Fungi.

Los hongos responsables de micosis en el ser humano pueden ser unicelulares o multicelulares
(Ocara et al, 2018). Los primeros se llaman “levaduras” y los segundos se conocen como “hongos
filamentosos” o, simplemente, “mohos” (fig 3). La estructura de una levadura es muy simple: una
única célula. Muchas veces la vemos con una pequeña protuberancia, que es conocida como “yema”
(mas adelante veremos que esta es una célula hija en proceso de formación). Por su parte, los

1
Aunque la gran mayoría de los hongos tienen pared y no puede alimentarse por fagocitosis, hay una
excepción: los hongos conocidos como citridiomicetos, y los mohos mucilaginosos, que viven en entornos
acuáticos. Estos carecen de pared rígida y pueden alimentarse por fagocitos (no sería muy útil secretar
enzimas al medio acuático…).
hongos filamentosos están formados por múltiples filamentos llamados “hifas”, y que consisten en
una sucesión de células intercomunicadas entre sí. El conjunto de todas las hifas o filamentos de un
hongo filamentoso se conoce como “talo” o “micelio”. Mención aparte merecen los hongos
conocidos como “dimórficos”, que adoptan forma filamentosa cuando crecen en la naturaleza, a
temperaturas entre 20-25°C, y forma de levadura cuando crecen a 37°C. Esta capacidad de variar de
forma según la temperatura los convierte en patógenos humanos relevantes, a diferencia de otros

Fig 3. Morfología de los hongos. Izq: levaduras (hongos unicelulares); las flechas señalan las yemas, células
hijas que acabarán desprendiéndose para formar una nueva levadura. Centro: hongo filamentoso, formado
por un conjunto de filamentos llamados hifas. Drecha: las hifas están formadas por la sucesión de células
unidas entre sí. En los hongos mas primitivos las células no están separadas, sino que forman un continuo
con sus citoplasmas (hifas “aseptadas”), mientras que en los más evolucionados es posible observar la
separación entre una célula y otra (hifas “septadas”).

hongos filamentosos, que en condiciones normales del hospedador no causan infecciones que
amenacen la vida.

Probablemente en el párrafo anterior quedaste con algunas dudas respecto a algunos conceptos
nuevos, como hifa y micelio, pero no te preocupes, lo detallaremos a continuación:

¿Qué es una hifa? Una hifa es una estructura filamentosa y ramificada que forma parte del cuerpo
principal de los hongos, conocido como micelio. El micelio es la parte vegetativa de un hongo y está
formado por una red de hifas entrelazadas. Las hifas son similares a pequeños filamentos y están
compuestas principalmente por células alargadas y delgadas (Fig 3, drecha). Las hifas son esenciales
para la vida y función de los hongos, ya que se encargan de la nutrición, crecimiento, expansión y
reproducción. Las hifas pueden variar en apariencia y estructura según el tipo de hongo. Por
ejemplo, pueden ser “aseptadas” o “cenocíticas”, lo que significa que carecen de separaciones o
septos y tienen una estructura continua y multinucleada, o bien tener septos (tabiques) que dividen
las células en compartimentos separados, en cuyo caso las hifas se llaman “septadas”.

¿Qué es un micelio? El micelio es el “cuerpo” del hongo, y está formado por una red tridimensional
de hifas. El micelio es la parte del cuerpo del hongo que crece en el sustrato y cumple varias
funciones esenciales para la vida del hongo, como la absorción de nutrientes, la expansión y la
reproducción. El micelio vegetativo, que está a ras de suelo y se incrusta en él, se enfoca en la
absorción de nutrientes y la descomposición de la materia orgánica en el sustrato, mientras que el
micelio aéreo, formado por hifas que se elevan y se alejan del suelo, está relacionado con la
reproducción y dispersión del hongo. En el siguiente apartado hablaremos un poco mas sobre la
reproducción de los hongos y este tipo de micelio aéreo, que aparece en algunos hongos.
Los dos tipos de micelios son muy fáciles de identificar: ¿recuerdas el moho que crece en los
limones? Es una especie de pelusa negra que cuando soplas libera un polvillo. Esa pelusa está
formada por dos partes: una incrustada en el limón, que aparece primero (el micelio vegetativo) y
otra que se eleva sobre el limón, y que sostiene el polvillo negro. Esa parte elevada es el micelio
aéreo o reproductor, y el polvillo son los conidios (esporas) del hongo, que actúan como “semillas”
para dar lugar a un nuevo hongo allá donde caigan.

Reproducción de los hongos

Una de las características más llamativas de los hongos es que pueden reproducirse de dos maneras:
asexual y sexual. Algunos pueden llevar a cabo ambos tipos de reproducción, y esta capacidad influye
en su distribución y en la variabilidad genética que les permite adaptarse a cambios en su entorno.

En su ciclo de vida, la reproducción asexual es más común. La misión de la reproducción asexual,


realizadas básicamente por mitosis, es mantener la especie, y la realizan cuando las condiciones son
favorables. En ella se producen miles de “esporas” (van entre comillas porque no son equivalentes
a las esporas de las bacterias) que actúan como semillas, permitiendo el desarrollo de un nuevo
hongo si caen en un sustrato adecuado. Por el contrario, la reproducción sexual tiende a ocurrir en
respuesta a condiciones ambientales desafiantes o cambiantes. En ella se produce la recombinación
del material genético de dos progenitores, generando variabilidad y aumentando las probabilidades
esporas cuya combinación genética les permita tener éxito en condiciones ambientales
desfavorables.

Los hongos con morfología de levaduras se reproducen asexualmente a través de un proceso


llamado gemación, donde la célula madre forma otra pequeña que sobresale a modo de yema, y
que finalmente se desprende y queda como célula individual. Sin embargo, cuando el medio es
pobre o se encuentra en condiciones difíciles (como por ejemplo, parasitando a un hospedador) las
células hijas pueden permanecer unidas entre sí, formando una cadena que recuerda una hifa. Esas
estructuras se conocen como “pseudohifas”, ya que no corresponden a un hongo filamentoso, sino
a uno levaduriforme que se reproduce por gemación pero donde las células hijas simplemente no
se separaron. Esto lo podemos observar, por ejemplo, en, responsable de la candidiasis. Esta
capacidad para forma pseudohifas le permiten aumentar su capacidad de adherencia e invasividad.

Los hongos filamentosos se reproducen de forma asexual formando esporas. Esas esporas pueden
estar libres (en ese caso se llaman “conidios”), o bien contenidas en un esporangio (una especie de
bolsa que al romperse libera las esporas, que en este caso se llaman “conidiosporas”). Por otra parte,
esas esporas pueden formarse directamente sobre una hifa ya existente, o bien formarse sobre unas
hifas especializadas, que se elevan sobre el nivel del suelo, y que se llaman “conidióforos” si
sostienen conidios (esporas libres) o “esporangióforos” si sostienen un esporangio lleno de
esporangiosporas (Fig 4).

La reproducción sexual en hongos se refiere al proceso mediante el cual dos hongos de diferentes
sexos se unen y fusionan sus células sexuales o gametos para crear una nueva generación de hongos.
Involucra la combinación de material genético de dos progenitores, lo que aumenta la diversidad
genética en la descendencia. En la fertilización, dos hongos de sexos diferentes (generalmente
designados como "+" y "-") se unen y fusionan sus células sexuales o gametos. Esto da lugar a la
formación de un cigoto diploide. Este cigoto experimenta meiosis, lo que da lugar a la formación de
esporas sexuales haploides. Las esporas germinan y crecen para formar un nuevo organismo
haploide (Fig 5). Este nuevo organismo puede ser diferente de los hongos parentales, ya que la
combinación de material genético de los dos padres puede generar diversidad genética. Cabe
destacar que el ciclo de vida de un hongo puede ser complejo y puede incluir etapas haploides y
diploides alternantes (Fig 5).

Fig 4. Estructuras de reproducción asexual de hongos filamentosos. A) Dos ejemplos de conidióforos,


donde los conidios (las esporas), de color rojizo, están libres hacia el exterior. La hifa que las sostiene se
eleva sobre el suelo, y se llama conidióforo. B) Esporangio (la bolsita) lleno de esporangiosporas (esporas)
contenidas en su interior, que solo pueden liberarse cuando se rompa el esporangio. La hifa que lo sostiene
se llama esporangióforo. C) y D) muestra dos ejemplos de conidios (hifas) formados directamente sobre
una hifa ya existente, no creada a propósito para ello.

Fig. 5. Etapas de la reproducción fúngica. Reproducción sexual y asexual.


Puertas de entrada de los hongos

Podemos distinguir hasta cinco formas distintas en que los hongos logran ingresar al organismo del
hospedador:

o Inhalados: hongos que están presentes en el medio ambiente y cuyas esporas son inhaladas,
logrando reproducirse en los pulmones y en algunos casos diseminarse (ej . Histoplasma
capsulatum, causante de la histoplasmosis americana).
o Inoculados por traumatismo: el hongo se inserta en la piel gracias a un pinchazo con una
astilla, espina, etc (ej la cromoblastomicosis).
o Inhalación e inmunosupresión: las esporas son inhaladas y, a falta de mecanismos para su
eliminación, germinan y se desarrollan en el individuo causando micosis oportunistas (ej la
aspergilosis).
o Hongos de la microbiota normal que se hacen oportunistas: es Candida, que puede colonizar
la mucosa vaginal sin causar daño, pero en inmunosupresión genera candidiasis.
o Fómites, lo que aplica para los hogos dermatófitos humanos, que causan tiña solo en
nosotros, y que se transmiten de una persona a otra por contacto directo pero también por
fómites (peinetas, por ejemplo).

Mecanismos de patogenicidad

¿Cómo nos dañan los hongos? Cada tipo de hongo puede tener un conjunto de mecanismos de
patogenia específicos que influyen en cómo causan enfermedades en los seres humanos. La
capacidad del parásito para producir la enfermedad depende de múltiples mecanismos de agresión,
que pueden ser por toxicidad, hipersensibilidad y daño mecánico, especialmente debido a la
producción de enzimas, que los hongos las secretan para degradar los tejidos (López-Martínez,
1995). Por otra parte, la virulencia (es decir, la gravedad de la infección) dependerá de factores como
el potencial de reproducción del hongo, que sea o no dimórfico, el tipo y cantidad de enzimas que
produzca, etc.

Para que se produzca una enfermedad recordemos que no solo se necesita un agente causal, sino
también un hospedador susceptible y un entorno adecuado (tríada epidemiológica). Lo mas
relevante en el desarrollo o control de la enfermedad fúngica son los factores del hospedador,
especialmente el estado inmunitario, aunque también influyen factores como la edad, el pH de la
piel, etc .

Respecto al entorno, es importante considerar los requerimientos de crecimiento de los hongos.


Algunos de ellos tienen requisitos de composición de suelo, temperatura y humedad que solo crecen
en ciertos lugares. Por ejemplo: Histoplasma capsulatum, agente causal de la histoplasmosis,
necesita suelos ricos en nitrógeno y fósforo, presentes en las heces de murciélagos y aves, y baja
intensidad lumínica. Por eso, su hábitat (y lugar probable para infectarse) son las cuevas, y muchos
casos se dan en turistas de aventura, espeleólogos o personal de la construcción que participa en la
demolición de edificios antiguos sin protección frente a la inhalación de esporas (mascarillas).

Por otra parte, y como todo patógeno, los hongos deben cumplir con distintas etapas para producir
enfermedad, las cuales ya conoces de las unidades anteriores: entrada, colonización, adherencia,
penetración, evasión del sistema inmunitario, producción de daño.
Para lograrlo, los hongos disponen de una serie de factores de virulencia o características que les
permiten adaptarse al crecimiento en el ser humano y causar la enfermedad. Estos mecanismos de
adaptación al ser humano son varios, y dependiendo del hongo podemos encontrar unos u otros.
Algunos de los mas relevantes son:

o La capacidad para crecer a 37°C (recuerda que la mayoría está adaptado a vivir a
temperatura ambiente).
o Capacidad para producir enzimas específicos que le ayuden a diseminarse y nutrirse en el
hospedador.
o Capacidad para vivir con bajo nivel de oxígeno (menos que en el ambiente donde suelen
vivir).
o Capacidad de adhesión e invasión (ejemplo las pseudohifas de Candida).
o Capacidad para producir cápsulas que evaden al sistema inmunitario (no son muchos, por
suerte, pero uno de ellos es Cryptococcus neoformans).
o Dimorfismo según la temperatura, que permite a algunos hongos crecer como filamentosos
en el ambiente y como levaduras en el hospedador.

Clasificación de las micosis humanas

Como mencionamos previamente, los hongos son microorganismos diferentes a los virus y las
bacterias, pero también pueden ser patógenos y causar enfermedad. Sin embargo, son pocos los
hongos capaces de enfermarnos, ya que nuestra temperatura corporal es superior a la óptima para
la mayoría de ellos. Por otra parte, el sistema inmunitario es un obstáculo que pocos hongos son
capaces de superar. Esas son algunas de las razones que explica por qué son pocos los hongos
capaces de crecer en el interior de nuestro organismo. De hecho, la mayor parte de las micosis
humanas afectan solo a la piel. Los factores que influyen en el desarrollo de las micosis incluyen la
inmunidad del hospedador, la higiene personal y del ambiente, las condicione ambientales como
humedad y calor.

Por consenso, las micosis humanas se clasifican inicialmente en dos grandes grupos: a) causadas por
hongos patógenos primarios y b) causadas por hongos oportunistas. Las primeras están causadas
por hongos que disponen de los mecanismos de adaptación al ser humano necesarios para causar
enfermedad incluso en personas inmunocompetentes. Las segundas están causadas por hongos
oportunistas, muchos de los cuales son contaminantes ambientales o bien comensales, formando
parte de la microbiota habitual del ser humano, y que son capaces de producir enfermedad si el
hospedador tiene alteraciones en el sistema inmunitario, u otros factores como la cetoacidosis,
obesidad o desnutrición.

Otra forma de clasificar las micosis es según la profundidad y la gravedad que alcancen. Así,
tendríamos por un lado las micosis que afectan a la piel y los anejos (uñas, pelo), que se llaman en
conjunto “dermatomicosis”, y que pueden ser superficiales o subcutáneas, y las profundas, que
afectan a órganos e implican un grado mayor de invasión y gravedad.

Combinando ambas formas podemos identificar los siguientes tipos de micosis:

o Micosis superficiales: afectan a la capa superficial de células muertas, y son un problema


más estético que clínico.
o Micosis cutáneas: afectan a las capas superficiales de la piel, al pelo y las uñas. Son lo que
conocemos con el nombre general de “tiñas” y los hongos que las causan se conocen como
“dermatofitos”.
o Micosis subcutáneas: afectan a las capas mas profundas de la piel, y se caracterizan por
requerir un traumatismo para permitir el acceso del hongo. Por ello, a veces se conocen como
“micosis de implantación)”.
o Micosis sistémicas: son aquellas donde el hongo logró diseminarse mas allá de la piel e
invadir estructuras y órganos internos. Son muy pocos los hongos capaces de hacer esto, se
clasifican en dos grupos:
o Patógenos primarios: son hogos que lograron adaptarse al ser humano de tal modo
que logran producir infecciones incluso en individuos inmunocompetentes. Para ello,
debieron cambiar su metabolismo y hasta su morfología para lograrlo. Hay varias
adaptaciones que les permiten crecer en nuestro organismo, según el patógeno. Una de
ellas es el dimorfismo térmico, que ya mencionamos al hablar sobre la morfología de los
hongos. Es una de las mejores adaptaciones a la vida parasitaria, que permite al hongo
ser patógeno humano. Los hongos dimorfos son filamentosos a temperatura ambiente,
o en laboratorio, reproduciéndose por esporas asexuales, pero cuando están en el
organismo, a 37°C, son levaduras y se reproducen por gemación, formando múltiples
esporas que le dan aspecto de “timón de barco” al microscopio. Un ejemplo es
Paracoccidioides brasiliensis, que causa inicialmente una infección en el pulmón y con el
tiempo puede diseminarse a otros órganos. En otros casos, el hongo logra sobrevivir
como parásito gracias a formación de masas compactas de hifas, llamadas micetomas.
Un ejemplo de ello son algunas especiesde Nocardia o Streptomyces, que ingresan a la
piel mediante traumatismo (ej cactus, planta espinosa, astilla de madera) y el hongo se
reproduce como filamento pero con las hifas densamente apretadas entre si.
Afortunadamente, los patógenos primarios fúngicos tienen una distribución mas
limitada que los hongos en general, ya que tienen requerimiento nutricionales y
climáticos que solo se dan en ciertas zonas o entornos.
o Patógenos oportunistas: son los hongos que, sin tener ninguna de estas
adaptaciones, son capaces de invadir a individuos inmunosuprimidos. Están
representados por especies de los géneros Absidia, Mucor o Rizopus, que se desarrollan
en las mucosas oral y nasal de los paciente inmunosuprimidos o con diabetes
descompensada, y producen su muerte en pocos días. También entra en este grupo la
candidiasis invasiva, que logra diseminarse mas allá de las mucosas hasta la sangre.

Micosis superficiales

Son las infecciones de las mucosas, piel y anexos cutáneos (pelo y uñas). Se denominan
“superficiales” porque el hongo no vas mas allá del epitelio o la capa más externa de la piel o la
mucosa. Las más frecuentes son las conocidas popularmente como “tiñas”, y cuyo nombre formar
el “dermatofitosis”, ya que están causadas por un conjunto de hongos conocidos como
“dermatofitos”. Pueden afectar a cualquier superficie cutánea y una misma especie de hongo puede
causar diferentes tipos de lesiones según el lugar. La fig 6 nos muestra distintas manifestaciones de
tiña, que se nombra según el lugar donde se presente. Así, hablamos de tinea capitis (en el cuero
cabelludo), tinea pedis (en los pies, también conocida como pie de atleta), tinea ungium (en las uñas)
o tinea corporis (en otras partes del cuerpo).
Los hongos dermatofitos no invaden tejido vivo, sino que viven en la capa queratinizada de células
muertas, donde se alimentan de la queratina. Sin embargo, se producen alteraciones inmunitarias
en el lugar de la infección, no bien determinadas, que agravan los síntomas. De hecho, muchas
personas no llegan a desarrollar infección clínica, y las que lo hacen probablemente tengan alguna
alteración inmunitaria que los haga propensos a desarrollar las lesiones típicas.

Fig 6. Distintas manifestaciones de tiña. De izquierda a derecha: tinea capitis, corporis, ungium y
pedis (pie de atleta).

En el ser humano las tiñas están causadas por tres especies de hongos, que se distinguen bajo el
microscopio por la forma de sus conidios (esporas de reproducción asexual). No son dimórficos, lo
que explica por qué no logran invadir tejidos vivos y, a diferencia de Candida, que también causa
micosis superficiales, rara vez son invasivo. Esos tres hongos causantes de tiña en el hombre son
Epidermophyton (patógeno exclusivamente humano), Microsporum y Trichophyton (ambos capaces
de infectar tanto el hombre como a los animales).

La infección tiene lugar al entrar en contacto con las esporas producidas por el hongo, y puede ser
de persona a persona (especialmente en el caso de Epidermophyton, que se transmite con gran
eficiencia de una persona a otra), de animal a persona o, raramente, del suelo a la persona. Estas
esporas tienen distinto aspecto cuando el hongo está parasitando a un ser vivo (artrosporas) que
cuando está en el suelo o en placa (conidios), pero en ambos casos son infectivas. Estas esporas
pueden eliminarse usando desinfectantes comunes, como cloro diluido (1:10) o detergentes fuertes.
También es importante una buena
limpieza que elimine todo lo que
contenga queratina, alimento es
estos hongos (pelos, piel muerta,
etc), siendo el aspirado frecuente
una muy buena medida.

El diagnóstico se puede realizar con


la lámpara de Wood. Esta lámpara es
muy utilizada en centros
dermatológicos, emite luz
ultravioleta y permite detectar
muchas anomalías en la piel, entre
ellas la fluorescencia que emiten Fig7. Diferenciación de hongos dermatófitos. Aspecto en
algunos dermatofitos (la piel del placa y en cultivo de los tres géneros de hongos que causan
paciente se ve con fluorescencia en tiña en humanos. Los géneros se distinguen por la forma de
los lugares donde el hongo está los conidios.
presente). También se puede tomar una muestra por raspado y observando al microscopio (previo
tratamiento con hidróxido de potasio para “limpiar” la muestra). Si queremos identificar el hongo
debemos cultivar la muestra y observar la forma de los conidios, que es distinto para cada especie
(fig. 7).

El tratamiento depende del lugar de manifestación. Las tiñas de cuero cabelludo, barba y facial
suelen requerir antifúngicos sistémicos, sumado a lociones tópicas o champús que reduzcan la
descamación. Las tiñas corporales, incluido el pie de atleta, pueden tratarse con antimicóticos de
venta libre.

Otra micosis cutánea relevante es la candidiasis, producida por distintas especies de Candida. Es un
hongo ubicuo, que puede aislarse de gran cantidad de productos (lácteos, frutas, procesados,
materia en descomposición, muros, y hasta del aire), y suelen formar parte de la microbiota normal
del ser humano, colonizándolo en el momento del parto (forman parte de la microbiota vaginal). De
hecho, la mayor parte de las veces la infección es de origen endógeno. Es oportunista, y aprovecha
situaciones de daño local (ej maceración o humedad de los tejidos), alteraciones fisiológicas (edades
extremas, embarazo, estrés) o incluso tratamientos con antibióticos que dañen la microbiota, para
proliferar y producir infección. Puede presentarse como candidiasis vaginal en las mujeres, bucal
(conocida como algorra o muget) o, lo mas frecuente, como intertrigo, nombre que recibe cuando
afecta a los pliegues del cuerpo, como la zona submamaria, axilas, ingles, pliegues abdominales, o
entre los dedos (ver las dos primeras imágenes de la fig 8).

Fig 8. Candida. Las dos fotos de la izquierda muestra dos manifestaciones de la infección por
Candida: el intertrigo y la algorra o muget. La imagen de la derecha corresponde a un cultivo de una
muestra tomada a una paciente con candidiasis vaginal. La muestra analizada al microscopio
muestra pseudohifas, características del patógeno cuando están como parásito (recuerda que
Candida es un hongo unicelular, no filamentoso). Por último, fíjate en que el aspecto de Candida en
placa es similar a las colonas bacterianas, sin formar filamentos o colonias de aspecto mohoso.

El diagnóstico suele hacerse en base a los síntomas, pero la confirmación requiere una toma de
muestra de la lesión para observación al microscopio y cultivo. El aspecto que presenta aparece en
la última imagen de la fig x. La especie mas frecuente es C. albicans, pero en Chile también se
encuentran C. parapsilosis, C. tropicalis y C. auris.

El tratamiento para las micosis de piel, boca y vagina consiste en antimicóticos (ej clotrimazol y
nistatina) aplicados de forma tópica. También es posible usar antimicótico oral, si el médico lo
prescribe (fluconazol). Si se trata de una infección invasora el tratamiento es distinto, como veremos
mas adelante. Aquí solo nos referimos a las formas superficiales de candidiasis.
Micosis subcutáneas

Afectan tanto a la epidermis como a la dermis y otros órganos cercanos (incluye el tejido subcutáneo
y a veces incluso hueso y vasos linfáticos de la zona), y se caracterizan por requerir un traumatismo
para permitir el acceso del hongo. Por ello, también se conocen como “micosis de implantación
traumática”. Siempre ocasionan molestias y complicaciones graves, pero raramente son mortales.

Estas micosis no se transmiten de una persona a otra, ya que se necesita que el hongo sea inoculado
de forma traumática.

Un ejemplo es la cromoblastomicosis, que puede estar causada por distintos hongos conocidos en
su conjunto como “dermatiáceos” (Fonsecaea pedrosoi, Cladophialophora carrionii y Phialophora
verrucosa). Los hongos se encuentran en el suelo, en áreas tropicales, y se caracterizan por producir
melanina: cuando se cultivan en laboratorio forman un micelio oscuro. En los tejidos del hospedador
cambian de forma, pero no se pueden considerar dimórficos, porque no forman levaduras (no se
reproducen por gemación) sino que forman unas estructuras muy características llamadas “células
fumagoides”, que se dividen y multiplican de forma similar a una mórula humana (esta es su forma
de adaptarse a la vida parasítica, fig. 0y). Es una micosis crónica pero indolora, por lo que los
pacientes acuden años después, pensando que pueden eliminar las escamas que se forman en las
lesiones. En Chile solo se han descrito dos casos, correspondiente a un paciente chileno y a uno

Fig 9. Cromoblastomicosis. De izquierda a derecha: cultivo del hongo, con el característico micelio de color
negro; aspecto del hongo al microscopio, creciendo como filamentos; la tercera imagen muestra el aspecto del
hongo en el tejido del hospedador, donde ya no se observan filamentos, sino las células fumagoides (una
especie de levadura, pero que no se reproduce por gemación sino de otra forma). La última imagen muestra el
aspecto de las lesiones, que se descaman, manteniendo la contaminación por el hongo en el suelo.

haitiano, respectivamente. Aunque Chile no tiene el clima tropical que requieren estos hongos, se
encontraron hongos en la región de Valparaíso, lo que podría explicar el caso autóctono (Jahr & col,
2023).

Otra micosis subcutánea para considerar es la esporotricosis, también conocida como “enfermedad
del pinzacho de la rosa”, ya que se produce al inocular el hongo en la piel a través de un pinchazo
con una espina, astilla o similar. Por esta razón, es una patología característica de trabajadores
agrícolas y jardineros, ya que el hongo se aísla de plantas o restos vegetales en el suelo. Se considera
la infección subcutánea por hongos mas frecuente en Latinoamérica, con unos 48-60 casos por cada
100 000 habitantes. Si bien no hay datos epidemiológicos en Chile, hasta la fecha se han comunicado
cuatro casos autóctonos. Los pacientes eran un agricultor, dos obreros agrícolas y un horticultor,
mostrando que la patología es mucho mas frecuente en trabajadores agrícolas y jardineros.
El agente causal es Sporothrix schenckii, y la manifestación clínica mas frecuente es la llamada
“linfocutánea” (75% de los casos). En lugar de la inoculación se forma un pequeño bulto rosado, que
no duele, y se parece a la picadura de un mosquito. Después aparecen uno o varios bultos que siguen
el curso de los vasos linfáticos de la zona. El desarrollo es lento, entre una y doce semanas después
de la inoculación. No es doloroso, ni se contagia de una persona a otra, pero si no se trata la piel que
los recubre se enrojece y genera un absceso, una úlcera y la consiguiente sobreinfección bacteriana,
que podría generar complicaciones graves. El hongo en si mismo muy rara vez se disemina y hace
sistémico.

El diagnóstico suele hacerse por


observación de la lesión de
inoculación (fig 10) y se confirma
con el cultivo. En placa crece como
hongo filamentoso, mientras que
en las biopsias de tejido se ve con
aspecto levaduriforme.

El tratamiento requiere el uso de


antifúngicos sistémicos como el
Fig 10. Esporotricosis. A la izquierda, lesiones típicas, siguiendo itraconazol, por varios meses. Si la
el recorrido de los vasos linfáticos. En el centro, aspecto del infección fuese mas grave se
hongo el cultivo (arriba) y al microscopio (abajo), donde es recurriría a anfotericina B
posible observas las hifas con múltiples conidios. A la derecha, intravenosa primero, pasando a
aspecto del hongo en una biopsia, donde se muestra como itraconazol una vez se observe
levadura. alguna mejoría.

Por último, haremos mención a los micetomas, lesiones granulomatosas e inflamatorias crónicas,
producidas en este caso por diversos hongos e incluso bacterias filamentosas, conocidas como
actinobacterias. Los primeros son típicos de zonas tropicales, mientras que los causados por
actinobacterias se dan en todo el mundo. Los sitios mas comúnmente afectados son los pies,
especialmente cuando se camina descalzo o con calzado de poca protección, recibiendo pinchazos
con elementos del suelo que permiten la entrada del hongo. En Chile se han descrito micetomas
bacterianos, pero muy poco de origen fúngico (Jerez et al, 2012).

Estas infecciones afectan la piel, el tejido celular subcutáneo y, a veces, músculos y huesos, causando
deformaciones, pero rara vez llegan a ser fatales. Los agentes causales son muy varios, con mas de
diez especies que pueden causarlo (Acremonium, Aspergillus, Cochliobolus, Curvularia, Fusarium,
etc).

En las lesiones (fig 11) se forman


granulomas, donde el hongo crece
en el interior formando una especie
de grano, rodeado de células del
sistema inmunitario. El diagnóstico
se hace por observación directa,
previo tratamiento de la muestra Fig 11. Micetoma eumicótico en el pie de un paciente.
con hidróxido potásico, que nos
permitirá ver las hifas del hongo (no son dimórficos). Se puede confirmar realizando cultivo de los
granos, o de las secreciones del granuloma.

El tratamiento de los micetomas eumicóticos (fúngicos) requiere el uso de ketoconozaol, itraconazol,


fluconazol y anfotericina B, con el inconveniente de su alto costo, que algunos pacientes no pueden
costearse. Si la lesión es pequeña también se recomienda la extirpación quirúrgica y proseguir con
el tratamiento.

Micosis sistémicas o profundas

Son aquellas que afectan a órganos profundos, y su vía de entrada, por lo general, es por inhalación,
bien vía pulmonar o senos paranasales, pero también pueden ingresar por vía digestiva. Suelen
causar infecciones graves y mortales. Sus agentes etiológicos se conocen como patógenos
primarios, y se trata de hogos que lograron adaptarse al ser humano de tal modo que logran producir
infecciones incluso en individuos inmunocompetentes. Para ello, debieron cambiar su metabolismo
y hasta su morfología para lograrlo. Hay varias adaptaciones que les permiten crecer en nuestro
organismo, según el patógeno. Una de ellas es el dimorfismo térmico, que ya mencionamos al hablar
sobre la morfología de los hongos. Es una de las mejores adaptaciones a la vida parasitaria, que
permite al hongo ser patógeno humano. Los hongos dimorfos son filamentosos a temperatura
ambiente, o en laboratorio, reproduciéndose por esporas asexuales, pero cuando están en el
organismo, a 37°C, son levaduras y se reproducen por gemación. Por tanto, estas infecciones no se
transmiten de una persona a otra, ya que la persona infectada no produce esporas que puedan
afectar a otro paciente.

Estas infecciones están causadas por hongos que, en su mayoría, tienen distribución limitada a
ciertos lugares o ambientes, ya que tienen requerimientos de suelo y clima determinados. Sin
embargo, no podemos desconocerlas, ya que por algo se conocen como “micosis del viajero”:
podemos encontrarnos con casos de viajeros que manifiestan los síntomas al regreso de su viaje, o
bien con pacientes inmigrantes procedentes de esas zonas. A este grupo de micosis pertenecen la
paracoccidoidomicosis, la histoplasmosis, la coccidioidomicosis, la blastomicosis y una infección
producida por un hongo que se llama Talaromyces marneffei que se encuentra en el continente
asiático. Por razones de tiempo, solo nos
detendremos en la histoplasmosis, que es la mas
frecuente de las micosis pulmonares,
especialmente relevantes en el paciente crítico
(inmunosuprimido, trasplantado, etc), y en la
criptococosis, principal responsable de las
meningitis fúngicas. Ambos, junto a C. albicans y
C. auris, encabezan la lista de hongos mas
peligrosos elaborada por la OMS (OMS, 2022).

La histoplasmosis, causada por Histoplasma


Fig 12. Lesiones de histoplasmosis en un capsulatum, también se conoce como
paciente con sida. A la derecha vemos las enfermedad de Darling o fiebre del minero,
formas de levadura en una biopsia, en el interior debido a que este hongo requiere suelos ricos en
de las células, y abajo las hifas con conidios de nitrógeno y fósforo, lo que se logra con los
un cultivo en placa, evidenciando el carácter excrementos de aves y murciélagos, y baja
dimórfico de este hongo.
intensidad lumínica, es decir: cuevas, minas subterráneas y similares. Los brotes de histoplasmosis
se han observado en criadores de aves, habitantes de edificios antiguos en obras y viajeros de
ecoturismo (Álvarez et al, 2018). La infección puede ser asintomática (95% de los casos) o cursos
con síntomas pseudogripales. De ahí puede progresar bajo ciertas condiciones a una forma
diseminada, con lesiones en la mucosa oral, lengua, tabique nasal, y en enfermos con sida se
presenta como forma diseminada aguda: meningoencefalitis, afectación de los huesos, lesiones
cutáneas, etc (Fig 12).

La criptococosis está causada por los hongos Cryptococcus neoformans y C. gatii. La infección se
adquiere por inhalación de las esporas y las manifestaciones van desde colonización pulmonar
asintomática hasta diseminación sistémica. En pacientes con sida es frecuente la manifestación
cutánea, con nódulos y pápulas especialmente en
cara y nuca (fig 13). Su principal manifestación en
este caso es la meningitis de origen fúngico. C.
neoformans se encuentra en suelos ricos en
excrementos de palomas y murciélagos y, en las
ciudades, la diseminación se produce por el polvo de
los árboles, que llega hasta los hogares.

El diagnóstico se puede hacer por observación


directa al miscroscopio, observando las levaduras en
los tejidos, y por cultivo. Este hongo tiene la
Fig 13. Criptococosis. Úlcera de criptococosis
particularidad de que al ser cultivado desde una
en paciente con sida. A la derecha vemos las
muestra patológica, crece en placa como levadura,
levaduras encapsuladas del hongo, teñidas
con tinta china (arriba) y las mismas no como moho (esto último lo hace solamente
levaduras en una biopsia de tejido (abajo). cuando se encuentra en su entorno natural). Las
colonias se ven mucosas, debido a la presencia de
cápsula, que las protege de la fagocitosis (fig 13). El tratamiento requiere antifúngicos agresivos
como anfotericina.

Micosis oportunistas

Están causadas por hongos que, sin tener ninguna de las adaptaciones que presentan los patógenos
primarios, son capaces de desarrollarse en individuos inmunosuprimidos, ya sea que esta se deba a
enfermedad, trasplante, neonato prematuro, etc. Tampoco son contagiosas, ya que el desarrollo del
hongo requiere no solo la colonización, sino que el paciente esté inmunosuprimido. De otro modo,
el hongo no podrá desarrollarse aunque logre ingresar al organismo.

Entre los agentes causales de estas micosis oportunistas encontramos especies de los géneros
Absidia, Mucor o Rizopus, que se desarrollan en las mucosas oral y nasal de los pacientes
inmunosuprimidos o con diabetes descompensada, y producen su muerte en pocos días. La
infección se conoce como mucormicosis y su manifestación mas habitual es la rinocerebral, que
afecta a los senos nasales, produciendo úlceras en la paladar y extensas lesiones necróticas
cerebrales y cutáneas (fig 14). La mayoría de los casos se dan en pacientes con diabetes
descompensada o con leucemia. Suelen ser de curso agudo, con un progreso muy rápido y alta
mortalidad. El diagnóstico se hace por los síntomas y por observación al microscopio de un raspado,
que permite ver las hifas del hongo. También son fáciles de cultivar en laboratorio, para una
identificación mas precisa. El tratamiento incluye el uso de anfotericina B, además de un
debridamiento agresivo.

También debemos considerar dentro del grupo de las micosis oportunistas a la micosis invasiva por
Candida, llamada candidiasis invasora. Estas levaduras forman parte de la microbiota normal del ser
humano (vagina, tubo digestivo, y a veces la piel). Por ello, y a diferencia de otras micosis sistémicas,
su origen suele ser endógeno y constituyen una complicación cada vez mas frecuente en el paciente
hospitalizado. De todas los casos de micosis sistémicas, el 80% se deben a Candida, y la mayoría de
ellas a la especie C. albicans, pero no todas: hay al menos 15 especies reconocidas como causantes
de enfermedad en el ser humano, aunque las mas frecuentes son C. albicans, C. glabrata, C.
tropicalis, C. parapsilosis y C. krusei. Es importante conocer la especie ya que algunas de ellas
presentan resistencia a algunos de los antifúngicos utilizados en el tratamiento. Entre esas especies
de difícil tratamiento está C. auris, una especie emergente resistente a múltiples fármacos, que ha
causado brotes en hospitales y es difícil de identificar y tratar. En Chile se describió la presencia de
esta especie por primera vez en 2019, en un paciente de origen indio radicado en Chile, que estaba
en tratamiento por diabetes (Moreno et al, 2019). Cabe señalar que en este caso el paciente no
recibió tratamiento ya se trataba tan solo de una colonización en la piel sin sintomatología, pero su
presencia supone una alerta ya que las candidiasis invasivas son de origen endógeno, y el paciente
tenía condiciones de base para el desarrollo de la infección.

Fig 14. Lesiones típicas de la mucormicosis (área nasal, paladar y área infraocular).

El espectro de manifestaciones clínicas de Candida es muy amplio, y puede ir desde infecciones


superficiales, que ya mencionamos anteriormente, hasta infecciones invasoras, como la candidemia
(cándidas en la sangre). La candidemia puede resolver de forma espontánea o no, y como no hay
forma de preveer el desenlace, se recomienda que todo paciente con esta condición sea tratado,
tenga o no sintomatología. Cuando evoluciona puede llevar a sepsis e incluso shock séptico, con una
mortalidad muy elevada.

Otras manifestaciones de la candidiasis invasora es la esofagitis, muy frecuente en pacientes con


sida, que debe tratarse con fluconazol o, alternativamente, con anfotericina B. También se manifiesta
como peritonitis postquirúrgica, candidiasis ocular o infección urinaria, tratables con fluconazol, o
bien como endocarditis, que requiere el uso de anfotericina B.

Por último, debemos mencionar la aspergilosis, causada por Aspergillus fumigatus. Se trata de un
hongo filamentoso muy frecuente, tanto en interiores como exteriores. La mayoría inhalamos
esporas a diario sin enfermarnos; en algunas personas produce reacción alérgica. En algunos casos
puede causar infección pulmonar, donde es posible observar la formación de “pelotas” de hifas,
llamadas “aspergilomas” pero, en el peor de los casos (inmunosupresión), las hifas logran ingresar
a los vasos sanguíneos, originando necrosis hemorrágica e infarto.

Respecto al tratamiento, los aspergilomas no responden a los antifúngicos, ya que no están


“inmersos” en el tejido sino mas o menos sueltos en los pulmones, pero deben ser extirpados
porque producen alternaciones, como el sangrado. La infección invasora, por el contrario, sí requiere
tratamiento agresivo con voriconazol, o incluso anfotericina B.

Otras enfermedades producidas por hongos

Como se mencionó al inicio de este tema, los hongos pueden causar problemas de salud de distintas
formas. Hasta aquí hemos visto las infecciones, esto es: enfermedades donde el hongo crece
directamente sobre los tejidos del hospedador. A continuación, haremos una breve reseña a los
otros tipos de complicaciones que pueden producir los hongos.

o Micetismo

Se refiere a la intoxicación causada por el consumo de hongos venenosos. Considera los efectos
tóxicos que pueden resultar de la ingestión de hongos que contienen compuestos químicos
perjudiciales para la salud humana (Pomilio et al, 2018). El micetismo puede variar en gravedad,
desde síntomas leves como malestar estomacal y vómitos hasta efectos más graves que afectan el
sistema nervioso, los riñones o el hígado, e incluso pueden ser mortales en algunos casos. Es
importante tener en cuenta que muchas especies de hongos son comestibles y seguras para el
consumo, pero la identificación correcta de las especies es crucial para evitar el micetismo. Debido
a la similitud en la apariencia entre algunos hongos comestibles y venenosos, es fundamental contar
con un conocimiento sólido en micología antes de consumir hongos silvestres. También se
recomienda encarecidamente no consumir hongos recolectados en la naturaleza a menos que se
esté seguro de su comestibilidad.

o Micotoxicosis

Es una intoxicación causada por la ingestión de micotoxinas, que son sustancias tóxicas producidas
por ciertos tipos de hongos, llamados micotoxigénicos (Serrano y Cardona, 2015). Estos hongos
pueden crecer en diversos alimentos, granos, piensos (alimento para animales) y otros sustratos
orgánicos en condiciones de humedad y temperatura adecuadas. Las micotoxinas pueden ser
perjudiciales para la salud humana y animal. Los efectos de una micotoxicosis pueden variar en
gravedad dependiendo del tipo y la cantidad de micotoxinas ingeridas, así como de la sensibilidad
individual. Los síntomas de una micotoxicosis pueden incluir trastornos gastrointestinales,
problemas hepáticos, neurológicos o incluso efectos carcinogénicos, dependiendo de la micotoxina
involucrada. Algunos ejemplos comunes de micotoxinas incluyen la aflatoxina, producida por ciertos
hongos del género Aspergillus y que puede contaminar nueces, maíz y otros alimentos; la ocratoxina,
producida por hongos del género Aspergillus y Penicillium y que puede encontrarse en granos y
productos de panadería; y la fumonisina, que puede contaminar el maíz y sus derivados. La
prevención de las micotoxicosis implica medidas de control de calidad en la producción y el
almacenamiento de alimentos y piensos, así como la identificación y eliminación de productos
contaminados.
o Enfermedades producidas por hipersensibilidad a las esporas de hongos

Se conocen como "micosis alérgicas" o "alergias a los hongos". Estas afecciones ocurren cuando una
persona desarrolla una respuesta inmunológica exagerada o hipersensibilidad a las esporas liberadas
por ciertos hongos presentes en el ambiente (recuerda la clase de sistema inmune y los distintos
tipos de hipersensibilidad). Estas esporas fúngicas pueden dispersarse en el aire y ser inhaladas, lo
que puede desencadenar una respuesta alérgica en algunas personas sensibles. Los síntomas de las
micosis alérgicas pueden variar en gravedad y pueden incluir rinitis alérgica (congestión nasal,
estornudos, secreción nasal y picazón en la nariz y los ojos), asma alérgica (sibilancias, dificultad para
respirar, opresión en el pecho y tos), conjuntivitis alérgica (picazón, enrojecimiento e hinchazón de
los ojos) y dermatitis alérgica (picazón y erupciones en la piel). Las esporas de hongos son comunes
en el ambiente, especialmente en lugares húmedos y con materia orgánica en descomposición.
Algunos hongos, como los del género Alternaria, Cladosporium y Aspergillus, son conocidos por
desencadenar alergias en personas sensibles. Sin embargo, es importante destacar que no todas las
personas expuestas a las esporas de hongos desarrollan una alergia a ellas. La susceptibilidad a estas
alergias puede variar de persona a persona, y la exposición repetida a las esporas de hongos en el
entorno puede aumentar la sensibilidad alérgica en individuos propensos.

Diagnóstico de enfermedades fúngicas

Las infecciones fúngicas pueden manifestarse de diversas maneras, dependiendo de la ubicación de


la infección y la respuesta inmunológica del paciente. El diagnóstico se basa en la sospecha clínica y
en los resultados de pruebas de laboratorio microbiológico. La importancia del diagnóstico
microbiológico es innegable, y se están desarrollando continuamente técnicas para lograr
diagnósticos más rápidos. Uno de los desafíos comunes es la alta tasa de resultados negativos en las
muestras, debido a factores como una preparación inadecuada del paciente, una extracción
inapropiada de material de las lesiones, problemas en el transporte y procesamiento de las
muestras, así como la falta de experiencia por parte del personal que realiza el examen micológico
o que interpreta los resultados. Por ello, es esencial proporcionar ciertas recomendaciones a los
pacientes, como suspender el uso de medicamentos antimicóticos, ya sean sistémicos o tópicos, al
menos 15 días antes de tomar la muestra y evitar la aplicación de cremas o polvos sobre la piel que
se va a estudiar.

El examen microscópico directo es una técnica rápida y sencilla para detectar infecciones fúngicas.
Se realiza en muestras frescas utilizando sustancias como el hidróxido de potasio (KOH) que mejoran
la observación de las estructuras. A pesar de la utilidad del examen directo, en la mayoría de los
casos, el método definitivo para el diagnóstico es el cultivo. Esto se debe a que el cultivo permite
identificar el género y la especie del hongo, lo cual es esencial tanto desde una perspectiva
epidemiológica como para la selección del tratamiento adecuado. Los medios más usados son el
agar glucosado Sabouraud y el agar infusión cerebro - corazón. Adicionalmente, cuando es
requerido, se realizan técnicas histopatológicas (biopsias para observar las formas fúngicas en los
tejidos), de serología e identificación molecular (Morales y Cardona, 2018).

Tratamiento

El tratamiento para las intoxicaciones e infecciones causadas por hongos es variable y puede requerir
enfoques muy diferentes. En el caso de las micotoxicosis, el tratamiento generalmente implica la
eliminación de los alimentos contaminados con micotoxinas y el tratamiento de los síntomas. En
casos graves, se puede requerir atención médica y medidas de desintoxicación. En el micetismo, el
tratamiento consiste en eliminar los hongos ingeridos y proporcionar atención médica de apoyo para
abordar los síntomas. En algunos casos, la ingestión de hongos venenosos puede ser potencialmente
mortal, por lo que es fundamental buscar atención médica de inmediato. Para las micosis alérgicas
el tratamiento suele implicar el manejo de los síntomas con antihistamínicos, corticosteroides o
desensibilización alérgica, según la gravedad de la alergia.

Respecto al tratamiento de las micosis depende del tipo de hongo involucrado y de la ubicación de
la infección. Pueden incluir antifúngicos tópicos o sistémicos, y la duración del tratamiento variará
según la gravedad de la infección. El tratamiento tópico se utiliza principalmente para infecciones
fúngicas superficiales de la piel, uñas y membranas mucosas. Incluye la aplicación de cremas,
ungüentos, polvos o soluciones antifúngicas directamente sobre la zona afectada. Los antifúngicos
tópicos comunes incluyen el clotrimazol, el miconazol y la terbinafina, entre otros. El tratamiento
tópico es eficaz para infecciones leves a moderadas.

Por su parte, el tratamiento sistémico se utiliza para infecciones fúngicas más graves que afectan
áreas profundas del cuerpo, como los pulmones, el sistema nervioso central, los órganos internos o
infecciones sistémicas. Los antifúngicos sistémicos se toman por vía oral o se administran por vía
intravenosa y se distribuyen en el torrente sanguíneo para llegar a las áreas afectadas. Ejemplos de
antifúngicos sistémicos incluyen fluconazol, itraconazol, voriconazol y anfotericina B.

Mecanismo de acción de los antifúngicos

Los hongos son células eucariontes, por lo que su tratamiento requiere la identificación de dianas
únicas para ellos, que no estén presentes en las células animales. La mayoría de los antifúngicos
ejercen su acción sobre tres estructuras o procesos que son únicos o particulares para este tipo de
células:

o Interfiriendo con la síntesis de la membrana plasmática, donde hay grandes diferencias con
las células animales. La principal de ellas es la presencia de ergosterol en vez de colesterol.
Los antifúngicos que actúan a este nivel son los mas abundantes, y pertenecen al grupo de
los azoles (itraconazol, fluconazol, voriconazol, posaconazol), los polienos (nistatina y
anfotericina B), las alilaminas (terbinadrina) y las morfolinas.
o Impidiendo la síntesis de la pared celular, que no existe en células animales. La pared está
formada por proteínas y polisacáridos (sobre todo quitina, glucanos y mananos), y cada uno
de ellos es una potencial diana terapéutica. Ejemplo de este tipo de antifúngicos son las
equinocandinas (caspofungina, anidulafungina, micafungina), que inhiben un enzima que
sintetiza glucanos de la pared.
o Interfiriendo con los mecanismos de división celular del hongo. Un ejemplo es el ciclopirox,
que produce una pérdida de electrolitos en las células, evitando con ello la replicación del
ADN y la producción de proteínas.
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Serrano-Coll HA, Cardona-Castro N. Micotoxicosis y micotoxinas: generalidades y aspectos básicos.


Rev CES Med 2015;29(1):143-152
Actividades de síntesis

1. Explica brevemente qué diferencias (metabólicas, estructurales y reproductivas) hay entre:

a) un hongo y una bacteria

b) un hongo y un virus

c) un hongo y una célula vegetal

d) un hongo y una célula animal

2. Define

a. Micetismo

b. Micotoxicosis

c. Enfermedades producidas por hipersensibilidad

d. Micosis

3. Completa el siguiente cuadro, asociando cada micosis con su agente causal. Indica además de qué
tipo de micosis se trata: superficial, subcutánea, sistémicas por patógenos primarios o micosis
oportunista. Señala también si el hongo es levadura, moho (filamentoso) o dimórfico.

Micosis Agente causal Tipo de micosis Tipo de hongo


Tiña
Candidiasis y algorra
Cromoblastomicosis
Esporotricosis
Micetoma eumicótico
Histoplasmosis
Criptococosis
Mucormicosis
Candidiasis invasiva
Aspergilosis
Actividades presenciales

Analiza el caso clínico que te correspondió y, junto a tus compañeros de equipo, completa la
cadena epidemiológica, según la tabla siguiente, y responde a las preguntas que encontrarás bajo
ella:

Número de caso clínico

Enfermedad

Agente causal

Hospedador susceptible

¿Factores de riesgo?

Puerta de entrada

Reservorio

Puerta de salida

Modo de transmisión

¿Prevención?

¿Tratamiento?
Casos Clínicos

Caso 1: Aspergilosis pulmonar invasiva por Aspergillus fumigatus

Un hombre de 60 años, previamente sano, se presenta en la sala de urgencias con síntomas


respiratorios graves. El paciente se había sometido recientemente a un trasplante de médula ósea
debido a una leucemia linfoblástica aguda. Desarrolló fiebre, tos persistente, dificultad para respirar
y dolor torácico durante las últimas dos semanas. Además, tenía una erupción cutánea en la cara y
el cuello. En el examen físico el paciente estaba febril y presentaba dificultad para respirar. Se
escuchaban crepitaciones en su pulmón derecho durante la auscultación. La radiografía de tórax
mostró una consolidación pulmonar en el lóbulo superior derecho, mientras que la tomografía
computarizada de tórax reveló una masa con características de cavidad en el pulmón derecho,
rodeada de infiltrados neumónicos. Los análisis de sangre mostraron una disminución de los niveles
de neutrófilos y una elevación de los niveles de eosinófilos.

Caso 2: Histoplasmosis por Histoplasma capsulatum

Un hombre de 45 años regresa de un viaje a América Central, donde había estado trabajando en
proyectos de construcción durante varios meses. Se presenta a su médico de atención primaria con
síntomas preocupantes. El paciente informa de fiebre, sudores nocturnos, fatiga extrema y pérdida
de peso significativa. También se queja de tos seca y dificultad para respirar. Durante el examen
físico, el médico nota que el paciente parece debilitado y tiene fiebre. La radiografía de tórax muestra
infiltrados pulmonares difusos, adenopatías mediastínicas y lesiones pulmonares en forma de
nódulos. El análisis de sangre muestra una marcada elevación de la velocidad de sedimentación
globular (VSG) y un recuento elevado de eosinófilos.

Caso 3: Candidiasis oral por Candida albicans

Una mujer de 65 años se presenta en la clínica dental con quejas de dolor y molestias en la boca. La
paciente informa de dificultades para tragar alimentos, una sensación de ardor en la boca y cambios
en el sentido del gusto. Además, ha notado la presencia de manchas blancas en su lengua y en el
interior de sus mejillas. Durante el examen bucal, el odontólogo observa placas blancas que se
pueden raspar en la lengua y en las mucosas de las mejillas, que dejan áreas enrojecidas y sangrado
leve. La paciente también presenta un mal aliento. En su historial médico la paciente refiere
antecedentes de diabetes tipo 2 y ha estado tomando antibióticos recientemente debido a una
infección del tracto urinario.
Caso 4: Candidiasis vaginal por Candida albicans

Una mujer de 28 años se presenta en la clínica ginecológica quejándose de picazón vaginal intensa
y flujo vaginal anormal. La paciente informa que ha experimentado estos síntomas durante
aproximadamente una semana. Además, menciona que ha tenido candidiasis vaginal en el pasado.
Durante el examen ginecológico, el médico observa que la vulva y la vagina están enrojecidas e
inflamadas. También nota la presencia de una descarga vaginal blanca y espesa que se asemeja al
queso cottage. La paciente no tiene antecedentes médicos significativos ni condiciones subyacentes,
pero ha tomado recientemente antibióticos para tratar una infección del tracto urinario.

Caso 5: Meningitis por Cryptococcus neoformans

Un hombre de 35 años se presenta en la sala de urgencias con síntomas neurológicos graves. El


paciente informa de fiebre, dolor de cabeza intenso, rigidez en el cuello y confusión mental durante
las últimas dos semanas. También menciona debilidad en el brazo izquierdo y dificultad para
caminar. En el examen físico el paciente está febril y parece desorientado. Durante el examen
neurológico, se observa rigidez en el cuello y debilidad en el brazo izquierdo. La tomografía
computarizada de cabeza no muestra anormalidades significativas. Los resultados del análisis del
LCR revelan una marcada pleocitosis linfocítica, un aumento en la presión del LCR y la presencia de
hongos observados gracias a la tinción de tinta china.

Caso 6: Tiña del cuero cabelludo (Tinea capitis por hongos dermatofitos)

Un niño de 8 años es llevado por sus padres al pediatra debido a la aparición de áreas enrojecidas,
con picazón y descamación en su cuero cabelludo. Sus padres informan que notaron por primera vez
las lesiones hace aproximadamente dos semanas y que han estado empeorando. También
mencionan que el niño ha experimentado una pérdida de cabello en las áreas afectadas. Durante el
examen físico, el médico observa varias áreas en el cuero cabelludo del niño que están enrojecidas,
inflamadas y descamadas. Algunas áreas tienen cabello quebradizo y pérdida de cabello en parches.
Se averigua que el niño asiste a una escuela primaria y ha estado en contacto con otros niños en la
escuela.

Caso 7: Pie de atleta (Tinea pedis)

Un joven de 19 años, entusiasta del deporte, se presenta en la consulta de un médico de atención


primaria con quejas de picazón intensa, enrojecimiento y descamación entre los dedos de los pies.
El paciente relata que las molestias han estado presentes durante varias semanas y han empeorado
a pesar de sus esfuerzos por mantener los pies secos. Durante el examen físico, el médico observa
eritema (enrojecimiento) y escamas en el espacio entre el cuarto y quinto dedos del pie izquierdo.
También nota pequeñas fisuras en la piel y una leve inflamación. El paciente menciona que participa
en deportes que implican un contacto frecuente con superficies húmedas, como piscinas y duchas
comunitarias.

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