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PREVENCIÓN DE QUISTES OVÁRICOS

CASOS OVINOS- ANIMALES

Signos distintivos
. En opinión de Rutter & Russo (2023) hay 3 signos representativos que son la elevación de la pelvis, la
relajación del cinturón pelviano y el levantamiento de la raíz de la cola llamada corona de esterilidad.Los
quistes ováricos crónicos poseen también los signos de virilismo y ninfomanía que se presenta en la
aparición de estro no menos de 17 días.
El anestro es otro síntoma que se ve en las vacas luego de 60 días pasado el parto. Aunque es difícil
respaldar esta afirmación debido a los altos niveles de estrógenos en la proximidad folicular. Suele la vulva
expulsar mucus opaco, también está inflamada y aumentada de tamaño. La hiperplasia de la mucosa
endometrial
Diagnóstico
El diagnóstico de los quistes ováricos es más frecuente en las hembras lecheras entre el primer y cuarto
mes post-parto, con un pico entre el día 15 y el día 45 , durante el control clínico del puerperio. Los quistes
son más frecuentes entre el segundo y el quinto post-parto.
El diagnóstico clínico tradicionalmente ha sido basado en la historia reproductiva de la hembra y la
detección en el ovario por palpación rectal de una estructura de un tamaño mayor a 2,5 cm de diámetro,
lisa, llena de fluido. Aunque el diagnóstico por palpación rectal y el tratamiento después de un solo
examen son convenientes económicamente para el productor, tal diagnóstico puede no siempre ser exacto
por diversas razones:
El tamaño no es un criterio absoluto porque puede estar influenciado por la etapa de
crecimiento/desarrollo del folículo dominante/subordinados que se van a volver quísticos, para ser
objetivos es necesario analizar la vida media del folículo.
Nuevos folículos pueden desarrollarse como quistes en el mismo ovario o en el ovario contralateral.
Los quistes pueden ser confundidos con cuerpos hemorrágicos, un folículo preovulatorio, un folículo
próximo a un cuerpo lúteo, y un cuerpo lúteo sin una corona discernible.
El diagnóstico diferencial entre los quistes foliculares y luteínicos es necesario para seleccionar un
tratamiento adecuado, el mejor método para determinar ello es con la ultrasonografía. No se recomienda
la digitacion del tejido anal, puesto que suele ser inexacta en los diagnósticos.

La papila ovulatoria (resto del estigma de ovulación) aparece en el folículo que ovuló, no así en el quiste.
El quiste ovárico debe ser diagnosticado en forma diferencial de adherencias entre el ovario y estructuras
adyacentes, ooforitis, abscesos ováricos, tumor de células de la granulosa y quistes de la fiambrera.

Lo más favorable es la detección inmediata y tratamiento temprano

Principios generales del tratamiento


La primera meta de todo tratamiento de quistes ováricos es crear rápidamente las condiciones para una
nueva preñez y parto sin alteraciones. Todos los éxitos terapéuticos que no conducen a este resultado
final deben considerarse “efectos aparentes”.
Antes de cualquier terapia hormonal hay que aclarar las eventuales relaciones genéticas con el trastorno,
para analizar un posible rechazo de las hembras con quistes ováricos.
No debe hacerse el tratamiento de los quistes ováricos si simultáneamente existe urovagina, mucómetra,
hidrómetra o adelgazamiento de la pared uterina, dado que estas afecciones pueden haber alterado
parcial o totalmente el endometrio. La correcta identificación diagnóstica del tipo de quistes es importante
para iniciar un tratamiento rápido y efectivo, dado que el quiste folicular y el quiste luteal responden de
modo diferente a los tratamientos disponibles (29, 38, 39, 40). Todas las observaciones demuestran la
capacidad que tienen las estructuras quísticas en bloquear y/o alterar la función ovárica normal, y también
que los tratamientos capaces de inducir la regresión del quiste e iniciar un nuevo crecimiento folicular
asociado con celo y ovulación pueden resolver el problema quístico satisfactoriamente. La evaluación del
éxito de los tratamientos para los quistes ováricos es compleja porque algunos quistes, particularmente
aquellos que se desarrollan durante el período del post-parto temprano (30‐40 días), se recuperan
espontáneamente y luego las hembras bovinas ciclan normalmente. Los tratamientos sólo son justificados
sí los quistes están presentes todavía a los 50‐60 días post-parto.
Como fue expresado, se producen errores en el diagnóstico, y como consecuencia fallas en el tratamiento
que se realiza; por otra parte prácticas de manejo de los productores complican la aplicación de los planes
de tratamientos adecuados. Para el éxito de cualquier tratamiento una vez decidida su administración, es
necesario evaluar una estrategia genética, hormonal y económica.
Todos los esquemas terapéuticos tienen el propósito de restablecer el ciclo estral normal mediante el
desarrollo de tejido lúteo funcional. Este tejido se puede generar a partir de la maduración de un folículo
terciario que se transforma en dominante, que ovula y forma un cuerpo lúteo, o mediante la lutenización
del quiste en el caso de que una de sus capas (células de la granulosa) esté aún en grado de responder,
aunque sea parcialmente, al estímulo hormonal lutenizante. La luteinización de los quistes ocurre
usualmente sin ovulación, mientras que la luteinización de otros folículos presentes en el momento del
tratamiento puede suceder con o sin ovulación. Por lo tanto el tratamiento estimula la formación de tejido
luteal, ya sea por causar luteinización (sin ovulación) del quiste/quistes, o por la luteinización u ovulación
de folículos presentes. El nuevo tejido luteal actúa como normalizador del ciclo alterado a través de la
biosíntesis de P4, actuando a nivel del eje hipotálamo-hipófisis-gonadal. El fin de cualquier tratamiento es
establecer ciclos estrales normales tan rápido como sea posible.
Se recomienda dar servicio a las hembras al primer celo después del tratamiento exitoso, dado que si se
preñan, los quistes ováricos no pueden repetirse. Si se deja que tengan dos o tres ciclos periódicos
después del tratamiento y antes del servicio es probable una recidiva de la afección.
Cuando se hace referencia a un quiste inerte se refiere a aquél que no posee células de la granulosa, y
que no responde a la hCG o GnRH, lo mismo que quistes viejos, o con pared gruesa fibrosada.
Los tratamientos son más exitosos en el período del post-parto temprano y con quistes formados
recientemente. Hay diferencias claras en la respuesta y efectividad de los diferentes tratamientos. Nanda y
col. (38) definieron los siguientes términos:
a) Recuperación: significa la desaparición del quiste y/o inducción de estro postratamiento.
b) Período de recuperación: es el tiempo tomado para la recuperación.
c) Tasa de recuperación: es el porcentaje de los animales que se recuperaron de los quistes ováricos.
12. Tratamientos específicos.
12.1. Posible recuperación espontánea.
El 60% de los quistes ováricos diagnosticados durante el puerperio clínico (20 ‐30 días post-parto) se
recuperan antes de la primera ovulación post-parto y el 20% después de la primera ovulación post-parto.
En el primer caso se puede esperar; en el segundo, se debe instaurar una terapia inmediatamente.
12.2. Ruptura manual.
Hay una gran variación en los porcentajes de preñez alcanzado por este método, que va del 25 al 67%.
Los efectos colaterales y secundarios incluyen: una tasa alta de recurrencia de quistes y un largo período
de recuperación, hemorragias, ooforitis, salpingitis, adherencias en la bolsa ovárica con trastornos en la
ovulación y el transporte del ovocito. Es una práctica innecesaria y contraindicada.
12.3. Administración de hCG.
La hCG posee actividad de LH y ha sido la hormona más frecuentemente usada, con variaciones en la
dosis y ruta de administración. Dosis de hCG de 2.000‐5.000 U.I. por vía endovenosa o intraquística, y de
5.000‐10.000 U.I. por vía intramuscular o subcutánea, se aplican habitualmente. El efecto de la LH
restaura la actividad cíclica ovárica normal, causando luteinización del quiste o del folículo, lo cual resulta
en un aumento de la concentración plasmática de P4, de 4 a 11 días después del tratamiento. Si hay
síntomas de ninfomanía, cesan entre 3–6 días más tarde y los animales entran en celo dentro de los 20 ‐30
días postratamiento. La luteinización posterior a la administración de hCG puede ser detectada 5 ‐9 días
más tarde por palpación rectal, ecografía o dosaje de P4 (aumento de firmeza y regresión del tamaño del
quiste). No ha sido observada la ovulación del quiste luego del tratamiento.
Además de la luteinización, se registran ovulaciones simples o múltiples de folículos
dominantes/subordinados del ovario ipsilateral o contralateral al quiste. La hCG tiene igual eficacia
terapéutica para los quistes foliculares o los quistes luteínicos asociados con ninfomanía o anestro. Un
ciclo estral fértil fue establecido entre el 60‐80% de los casos después de un tratamiento, con una tasa de
concepción al primer servicio entre el 30‐58%.
Siendo la hCG una glicoproteína de alto peso molecular puede provocar la formación de anticuerpos en
vacas, y tener riesgo de desencadenar shock anafiláctico en dosis repetidas.
12.4. Progesterona-progestágenos.
En un ensayo con quistes inducidos experimentalmente, considerados foliculares (9), la utilización de dos
dispositivos intravaginales (PRID) por 9 días llevó a una disminución de la concentración basal promedio
de LH y de la frecuencia pulsátil de LH (pulsos cada 8 hs) como se muestra en la Tabla 5.
Tabla 5. Interacciones de tratamiento por día para el promedio de LH (ng/ml), frecuencia pulsátil de LH
(pulsos/8h), y amplitud de pulsos de LH (ng/ml) de muestras seriadas de sangre durante el período
experimental (promedio de mínimos cuadrados ± ES).
Diferentes superíndices dentro de las columnas y filas difieren significativamente (p<0,005). Modificado de
9
.
DÍA 0: día de inserción del PRID (sin cápsula de benzoato de estradiol).
DÍA 9: día del retiro del PRID.
Los valores son ng/ml y pulsos /8hs (promedio de cuadrados mínimos ± EE).
Como se observa en la tabla, la concentración basal y la frecuencia pulsátil de LH dentro de las 24 hs en
vacas con quistes + dos PRID, permanece más baja que en las vacas con quistes sin PRID por varios
días. La reducción en la concentración basal y la frecuencia pulsátil de LH son probablemente insuficientes
para mantener los quistes, conduciendo a la regresión funcional de los mismos, con reducción de su
tamaño, y la emergencia de una nueva onda de crecimiento folicular. El tratamiento con dos PRID puede
desarrollar una concentración de progesterona parecida a la fase luteal media del ciclo estral. Las vacas
con dos PRID tuvieron valores de progesterona entre 2‐3 ng/ml durante 6 días, para luego declinar
gradualmente hasta su retiro.
La progesterona tiene varias acciones fisiológicas sobre el ciclo estral: 1) regula la frecuencia pulsátil de
LH; 2) probablemente sensibiliza el hipotálamo a generar un pico de LH en respuesta a una concentración
aumentada de estradiol; por eso la progesterona exógena al disminuir la secreción basal y la frecuencia
pulsátil de LH; resulta en regresión del quiste e iniciación de una onda nueva de crecimiento folicular; 3)
inhibe la secreción estrógenos por las células de la granulosa in vitro, (efecto local); 4) regula el número de
receptores de estradiol en el hipotálamo medio-ventral de ovejas (Blade y col. citado en 9), en la región
donde el estradiol actúa para inducir el pico de gonadotrofinas (Caraty y col.1998 citado en 9) y 5)
neutraliza los efectos de los estrógenos producidos por el quiste.
En vacas con quistes luteínicos, la administración de PRID tiene respuesta terapéutica variable según la
duración del tratamiento, no respondiendo cuando se deja 7 días, pero sí con 12 días, con algunas vacas
cuyos quistes regresaron en 1‐2 semanas. Durante el período de tratamiento hay crecimiento folicular,
habiendo en los animales que responden, un intervalo entre el inicio del tratamiento y el estro de 14–18
días. En vacas con quistes foliculares tratados con PRID, los quistes pueden persistir por largos períodos
(hasta 18 días) y desencadenar celo y ovulación después de 14 días.

La administración diaria de 50 mg de P4 subcutánea o la aplicación del PRID por 12 días en las vacas con
quistes foliculares o luteínicos, según la variación en la respuesta, pueden provocar celo entre 1 ‐6 días
posteriores a la finalización del tratamiento, con un 68‐88% de tasa de recuperación y hasta un 55–72 %
de tasa de concepción con 1‐3 inseminaciones.
La aplicación única de progestágenos, como el acetato de clormadinona, a la dosis de 50 ‐60 mg IM o
caproato de 17 hidroxiprogesterona a la dosis de 110 mg, ha inducido una tasa de recuperación del 50‐
76% y una tasa de concepción del 50‐68% con 1‐3 inseminaciones.
12.5. Administración de GnRH.
La GnRH o alguno de sus análogos sintéticos a las dosis de 10, 50, 100 o 250 ug IV o IM, administrada a
vacas con quistes ováricos induce un pico preovulatorio de LH y FSH similar al del ciclo estral dentro de
1,5‐3 hs del tratamiento, con duración aproximada de 4 hs.
Después de un tratamiento exitoso con GnRH los quistes sufren luteinización, se reducen las
concentraciones de LH y de 17β estradiol en 24hs, las concentraciones de progesterona aumentan dentro
de los 5‐9 días, y los ciclos estrales son restablecidos usualmente dentro de los 18 a 30 días, con
ovulación del folículo dominante en algunos de los ovarios. No ha sido observada la ovulación del quiste
luego del tratamiento.
La administración de GnRH seguida 7 días más tarde por una inyección de PGF2α está asociada con una
recurrencia más alta de quistes, siendo de mejor efecto terapéutico la GnRH con una PGF2α 9 días
después. Esto indica que un cierto período mínimo, o un umbral de exposición de un nivel de
progesterona, puede ser necesario para restablecer un ciclo estral normal.
La recuperación ocurrió en el 60‐80% de los casos entre 18–30 días, con una tasa de concepción del 49 ‐
65% al primer servicio; el intervalo tratamiento-concepción podría ser reducido por la inseminación a las 36
hs del tratamiento con GnRH (ovulación de un folículo dominante) o al primer estro observado; una
concepción temprana reduce la probabilidad de la recurrencia de quistes (18, 39).
No se aconseja la repetición de GnRH en los casos sin respuesta, dado que en los animales que no
responden hay un pico de LH postratamiento, pero la falla puede ser por la incapacidad de la estructura
quística en responder a la LH debido a la fibrosis, la degeneración de la teca/granulosa, o a un número
insuficiente de recetores de LH en las células foliculares.
Animales con quistes foliculares o luteínicos, independiente de su comportamiento de ninfomanía o
anestro, dieron resultados similares en respuesta a la GnRH (39).
La GnRH tiene la ventaja con respecto a la hCG de poseer menos peso molecular, y no desarrollar
propiedades antigénicas.
12.6. Prostaglandinas.
La prostaglandina F2α induce la lisis de un quiste luteal (> 1ng/ml de progesterona plasmática y una
declinación en la concentración de P4) seguido por la inducción de un celo normal en 3‐8 días después del
tratamiento. Administrada a vacas diagnosticadas correctamente con quistes luteales tiene una tasa de
recuperación del 87–96% dentro de los 8 días y un 43-78% de tasa de concepción total.
La prostaglandina F2α es más efectiva cuando se aplica de 9 ‐14 días postratamiento con hCG o GnRH,
que cuando es aplicada más temprano (7 días).
Un diagnóstico exacto del tipo de quiste es esencial para un tratamiento efectivo con prostaglandina.
El tratamiento con prostaglandina F2α induce más rápida recuperación y tasas de concepción similares a
las que se producen con los tratamientos de hCG, GnRH y PRID.
12. 7. Tratamientos combinados.
Aunque se han ensayado tratamientos combinados diversos como hCG + progesterona, los más usados
son el de hCG + PGF2α y GnRH+ PGF2α, aplicando las prostaglandinas 9 ‐15 días después de la hCG y
GnRH.
Un tratamiento con GnRH puede ayudar a que un quiste folicular alcance a completar la luteinización, pero
no tiene efecto sobre un quiste folicular benigno.
La mejor vía de seleccionar un tratamiento efectivo para las vacas con cualquiera de los tres tipos de
quistes, es el uso del Ovsynch (Tabla 6).
Este tratamiento no ha sido caracterizado por estudios científicos, pero hay varios informes de veterinarios
que confirman su utilización y su efectividad.
Tabla 6. Respuesta ovárica al Ovsynch en vacas con diferentes tipos de quistes.
13. Recomendaciones.
A manera de conclusión, se indica realizar un diagnóstico precoz de la afección de quistes ováricos en el
control clínico del puerperio en hembras bovinas lecheras por palpación y/o ecografía, para de esa forma
poder implementar una adecuada estrategia terapéutica según la historia reproductiv

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