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Introducción

Ellen es la protagonista de la película y paciente en esta familia. Ella padece un grave


trastorno de anorexia nerviosa restrictiva debido a su bajo índice de masa corporal. Sus
padres se divorciaron cuando era pequeña a causa de la infidelidad de su madre con su
mejor amiga y la difícil relación entre ambos cónyuges, que persiste hasta el día de hoy.
Desde el divorcio, Ellen ha vivido con su madre, quien sufre un trastorno mental grave con
episodios psicóticos, como escribir su propia biblia en las paredes, y se presume que tiene
bipolaridad.

Ellen tuvo que asumir en ocasiones el papel de cuidar a su madre, ya que su enfermedad a
veces la incapacitaba. Hace un año y medio, Ellen fue expulsada de la casa de su madre y
su pareja (Olive), lo que la llevó a mudarse a casa de su padre, junto a su madrastra
(Susan) y su hermanastra (Kelly). Aunque mantiene una buena relación con Kelly, sigue
siendo bastante superficial, reflejando la dificultad de Ellen para mantener relaciones
íntimas con los demás. Sus múltiples ingresos hospitalarios han impedido que pase mucho
tiempo con su familia.

Aunque el origen y el inicio de la enfermedad de Ellen son desconocidos, su manifestación


tuvo lugar durante la adolescencia, una etapa crucial para la formación de la identidad
personal. Este evento llevó a Ellen a construir su identidad en torno a la anorexia,
otorgándole un lugar tanto en su familia como en el mundo exterior. De hecho, ella llega a
expresar: "Ya no soy una persona, soy un problema". Esta percepción refleja una realidad,
ya que todas sus relaciones se estructuran a través de la enfermedad, careciendo de
habilidades para relacionarse de otro modo.

Además, las interacciones de Ellen con los demás se limitan a través de la lente de su
enfermedad; nadie se esfuerza por conocerla realmente, sino que están interesados solo en
la idea preconcebida de quién creen que es Ellen. Por esta razón, resulta fundamental en la
película el momento en el que la madre le expresa a Ellen su aceptación, validando el
camino que ha elegido y su decisión de vida. Este acto rompe la lucha contra la enfermedad
y se alía con Ellen como persona.

La anorexia representa una condición que proyecta una imagen de debilidad e indefensión,
generando la percepción de que la persona afectada necesita ser cuidada. Esto comunica a
los demás la necesidad de cuidar a esa persona, algo que posiblemente no ocurrió en su
infancia. Debido a su baja autoestima y limitaciones emocionales, le resulta difícil expresar
sus necesidades de otra manera. De esta forma, a través de los síntomas de la anorexia,
Ellen logra comunicar su necesidad de cuidado y amor.

Los síntomas de Ellen persisten en la dinámica familiar porque funcionan como un


mecanismo de protección para el núcleo familiar. Una manifestación tan impactante como la
anorexia restrictiva, con su gravedad evidente, desvía la atención de los miembros
familiares y contribuye a mantener la ilusión de que "todo está bien en casa" excepto por
Ellen, quien está enferma. Esto oculta otros conflictos presentes en la familia, como la falta
de compromiso de su padre, Jack, en las relaciones y su evitación de afrontar problemas,
así como la distancia en su relación con su actual pareja, Susan, quien carece de empatía.
Además, esta dinámica evita que la madre afronte sus propios problemas mentales al
centrarse en el cuidado de su hija enferma.
A partir de la información limitada sobre el origen del problema y la estructura familiar en el
pasado, se podría plantear la posibilidad de que existiera una inversión de roles en la
familia, donde Ellen se vio forzada a desempeñar responsabilidades que normalmente
corresponden a los padres, siendo ella una hija parentalizada. Esta situación habría llevado
a asumir roles que no eran propios de su edad. La anorexia podría haber funcionado como
una especie de justificación para permanecer dentro del sistema familiar sin distanciarse de
una madre que sufre una enfermedad mental grave. Esta dinámica habría impedido el
proceso de diferenciación de Ellen y habría mantenido la fusión con su madre, evitando así
que ninguna de las dos cuestionara esa unión.

Es relevante resaltar la importancia del vínculo y el apego en la trama de esta película. Se


evidencia el problema de vínculo de Ellen, derivado de la falta de un apego seguro en sus
relaciones parentales. Su padre, ausente y absorbido por el trabajo, ha pasado escaso
tiempo con ella. Por otro lado, su madre padeció una depresión postparto tras su
nacimiento, lo que afectó la capacidad de establecer un apego seguro. Además, debido a
los ingresos hospitalarios y episodios graves de "bipolaridad" de su madre, Ellen ha
desarrollado un apego inseguro, lo que dificulta sus interacciones sociales.

Es interesante notar que la escena en la que la madre alimenta a Ellen con un biberón
evoca la técnica psicoterapéutica utilizada por Whitaker en sus primeros trabajos con
pacientes psicóticos. Esta técnica involucraba simular una regresión, donde se recreaba la
situación de cuidado materno para satisfacer las necesidades afectivas infantiles del
paciente. Se buscaba reparar el apego y el cuidado físico a través de la práctica del biberón,
una técnica que inicialmente se consideraba una solución universal pero que más tarde fue
descartada.

Conclusión
La historia de Ellen revela una compleja red de desafíos emocionales y familiares,
profundizando en la lucha contra la anorexia y sus raíces en relaciones disfuncionales. Su
experiencia refleja la necesidad desesperada de amor y cuidado, comunicada a través de la
enfermedad. La falta de apego seguro en la infancia, marcada por la ausencia del padre y la
enfermedad mental de la madre, ha dejado a Ellen atrapada en un ciclo de anorexia como
medio de expresar sus necesidades emocionales. La película destaca la importancia del
reconocimiento y aceptación de la persona más allá de la enfermedad, especialmente
ilustrado en el acto conmovedor de la madre al final. La implicación de técnicas
psicoterapéuticas antiguas también resalta la complejidad de abordar trastornos mentales.
En resumen, la trama ofrece una visión profunda de la intersección entre la salud mental,
las relaciones familiares y la identidad personal.

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