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UD 5. Religión 4º ESO – Colegio M.

María Rosa Molas – Onda (Castellón)

UD 5. COLOR ESPERANZA. APUNTES

Dicen que “la esperanza es lo último que se pierde”. Esta frase indica que los seres humanos no
podemos vivir sin esperanza, la necesitamos para afrontar la realidad de cada día y superar las
dificultades. El Pueblo de Israel vivió momentos de sufrimiento y de opresión pero nunca perdió la
esperanza en el Dios de la Alianza.

1. ¿QUIÉN ES EL MESÍAS?

Conocemos la historia del Pueblo de Israel, no fue una historia exenta de dificultades, hubo
momentos de gran sufrimiento y dolor. Precisamente en estas épocas de crisis es cuando se va
gestando la esperanza mesiánica: la confianza en que el mundo justo y feliz prometido por Dios es
realmente posible. ¿Quién hará posible ese desenlace? La esperanza se irá depositando en la
figura del Mesías, un personaje a veces colectivo, a veces individual, que será enviado por Dios y
con el que comenzará una nueva realidad.

En el Antiguo Testamento la figura del Mesías va tomando diferentes formas, según el contexto y
las circunstancias en que se encuentra el pueblo. Entre otros:

● Algunas profecias del Pentateuco aluden al Mesías. Lo presentan como vencedor del mal,
mediador de la bendición de Dios para todos y consuelo del pueblo.
● Con la figura del rey David como modelo, el Mesías tiene los rasgos de un rey. Del rey
Mesías esperaban que conquistase la tierra que Dios había prometido a Israel para vivir en
paz, tal como había conseguido David. Por eso, cuando Israel perdía sus dominios,
esperaban la llegada de un Mesías descendiente de David que restaurara el reino.
● Otros esperaban un Mesías sacerdote, que lograría la santidad del Pueblo y ofrecería el
culto perfecto a Dios en el Templo de Jerusalén.
● En el exilio, los profetas, principalmente Isaías, presentan la figura sorprendente del Mesías
como el “siervo del Señor”, o el “siervo de Yahvé”, el pastor del pueblo que llegaría a
morir por todos para perdonar los pecados.
● Algunos, como el profeta Daniel, creían que el Mesías sería un ser celeste con forma
humana, que vendría del cielo a instaurar el reino de Dios.

2. EL MESÍAS EN TIEMPOS DE JESÚS

Ya conocemos los rasgos que la tradición del Antiguo Testamento atribuía al Mesías. A partir de
esos rasgos los judíos se formaron sus propias ideas e incluso ajustaron su forma de ser y de
organizarse socialmente a esas expectativas.

Entre los grupos sociales y religiosos del judaísmo de los inicios del siglo primero se encuentran
los zelotes y los fariseos. En ambos casos esperaba la llegada de un mesías que instaure una
teocracia de Yahvé, el único Señor de los judíos. Pero, el modo de conseguirla será diferente para
cada uno de los dos grupos:

● Los zelotes pretenden la liberación de los judíos respecto del poder romano mediante la
lucha armada y violenta.
UD 5. Religión 4º ESO – Colegio M. María Rosa Molas – Onda (Castellón)
● Los fariseos, en cambio, ejercen un gran poder social por medio de la rectitud de vida y el
cumplimiento estricto de la ley de Moisés.

No es extraño que en un pueblo que se siente elegido por Dios y con una historia marcada por la
opresión y la sumisión política a otras naciones y poderes (Roma, en el tiempo de Jesús) el
Mesías esperado sea cercano a que el Mesías Rey originario en la época de la monarquía.

Así podemos preguntarnos: ¿es Jesús el Mesías que esperaban sus contemporáneos? ¿pretendía
él instaurar el Reino de Dios con la fuerza de la violencia? ¿o en cambio buscaba ser el rey de los
judíos por medio de un férreo cumplimiento de la ley de Moisés?

3. JESÚS, EL MESÍAS ESPERADO

Jesús no busca el poder político social económico y religioso. Sin embargo, cumple con las
expectativas que se habían puesto en el Mesías desde hacía siglos y la supera dándoles un
sentido nuevo, orientándolas hacia la realización del deseo de Dios para toda la humanidad: un
mundo nuevo justo y feliz para todos.

Sacudidos por la trágica muerte de Jesús, los primeros cristianos tratan de explicar qué sucedió,
los cantos del “Siervo del Señor” les ayudan a entender esa experiencia dolorosa y la fuerza que
genera una vida entregada. Los evangelios, escritos a la luz de la resurrección de Jesús, tratando
de recoger lo que fue su vida, proclaman con claridad que Jesús es el Mesías y destacan las
características de su mesianismo.

- Lc 4, 16 - 21: Jesús es el Ungido de Dios, elegido para realizar su misión en la tierra. - Jn 13,
34 - 35: la ley sobre la que se construyó el reino de Dios, no es la ley de Moisés, sino la ley
del amor.
- Mc 7, 31 - 37: Jesús ejerce el poder de Dios siempre para el bien de las personas no para
enaltecerse.
- Jn 13, 1 - 17: Jesús rechaza el poder humano y opta por el servicio y la humildad. -
Mt 26, 39 se somete a la voluntad de Dios, como un siervo.
- Mc 14, 53 - 65: Sólo se reconoce como Rey y Mesías en el momento de su detención y
juicio, cuando por ello es incluso objeto de burla.
- Mc 15, 1 - 39: su Pasión y Muerte recuerda el “Siervo de Yahvé” del que hablaba Isaías: un
siervo que se somete en silencio a este sufrimiento, entregando su vida para la salvación
de todos.

Así, Jesús no coincidía con los rasgos de un Mesías guerrero, su poder no era el abuso de la
fuerza, o la conquistada de la tierra. El Reino de Dios, ese mundo nuevo que trae el Mesías, será
realidad cuando el amor rija la vida de las personas.

Según nos muestra Jesús, el amor implica la obediencia a la voluntad de Dios, servicio a los más
débiles, compromiso con la justicia, rechazo de toda violencia y entrega de la propia vida.
Cuando eso sucede, el amor trasciende la muerte, que es vencida por la vida. Así le sucede a
Jesús, el Siervo de Dios, y así esperan que les suceda a los que siguen a Jesús sirviendo a Dios.

BIBLIOGRAFÍA

- RELIGIÓN CATÓLICA 4º ESO, EDEBE, 36 - 43


- RELIGIÓN CATÓLICA 4º ESO, SM, 45

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