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R E V I S T A D E I N V E S T I G A C I Ó N H I S T Ó R I C A N ° 2

D I C I E M B R E 2 0 1 8

HISTORIA Y
INTERPRETACIONES HISTÓRICAS
¿MAGOS, REYES? ¿CUÁNTOS ERAN?
¿Y SUS NOMBRES?

LEYENDAS
LA ESTRELLA DE BELÉN

¿DÓNDE NACE LA ROSCA DE REYES?

TRADICIONES NAVIDEÑAS EN EL

LOS SANTOS
MUNDO HISPANO

REYES MAGOS
EL CUARTO REY MAGO

LOS SANTOS REYES MAGOS EN LA


LITURGIA
LOS SANTOS REYES MAGOS,
un ejemplo a seguir por todos
Y llega el 6 de enero, tan ansiado por pequeños y añorado por los más
grandes que disfrutamos la alegría de los más chicos de la familia.

Por Patricio Lons

“Llegaron ya, los reyes y eran tres…Melchor, Gaspar y el negro


Baltasar, arrope y miel, le llevarán y un poncho blanco de alpaca
real”. Así nos deleita la letra de la misa criolla. Tres hidalgos
caballeros que tras largo transhumar guiados por una estrella que
Dios les puso en medio de los astros, arribaron al más modesto lugar
que un rey podía merecer para su nacimiento. Esa actitud de tres monarcas de llegar a un pesebre para adorar a
otro rey, ennoblece a los cuatro porque fue un acto de mutua humildad, uno, el más grande entre todos, elige para
nacer un establo, que es como si hoy eligiese un taller mecánico con playa de estacionamiento, los otros tres,
dejan sus pueblos y palacios y se avienen a adorarlo de rodillas en ese modesto lugar.

Este acto de humildad incondicional de tres hombres poderosos, nos enseña lo que en una palabra resume el buen
corazón, el amor y la entrega a un noble destino, a un propósito generoso, de entrega personal y sin esconder
nada, sin cálculos que empequeñezcan el alma, a lo que nos llama el sentido del deber, esa palabra que encierra
estos valores se llama caballerosidad.

¿De qué forma podemos encarnarla en nuestra vida cotidiana? Con amor a la patria, a nuestra familia, a nuestro
estudio y trabajo, con entrega de espíritu y aceptando los riesgos que esta elección de vida conlleva. Teniendo
plena conciencia del estado de nuestra querida Argentina. Pensando y actuando para no robársela a nuestros
hijos, sino saber que la recibimos de nuestros padres, se la tomamos prestada a nuestros descendientes y
debemos dejársela en mejores condiciones.

Se sabe fehacientemente que eran tres soberanos llegados de oriente. Sus restos pueden ser venerados en la
catedral de Colonia, Alemania. Mi madre me recordaba haberla visitado en el año 1929, pleno período de
entreguerra, en una Alemania republicana caída en la absoluta miseria. Es su iglesia más famosa, sobrevivió a las
dos guerras y a los devastadores bombardeos aliados sobre blancos civiles. Hoy su belleza resplandece
restaurada y sus peregrinos pueden rezar ante los tres reyes santos que hace dos mil años se arrodillaron ante un
bebé, porque tenían plena conciencia que lo hacían ante el Rey de reyes.

Como hace dos milenios, lo esencial sigue siendo el misterio, ese acto maravillosamente sagrado en el cual Dios
mismo se encarna en su Hijo unigénito, quien tendrá como misión entregar toda su sangre y todas sus lágrimas
por nuestra salvación.

Partimos de Dios para entender al mundo, para formar valores éticos, muy importantes, es cierto, pero
subordinados a quién los origina, a nuestro Creador.

Redemptor mundi; es Dios mismo quien nos debe interesar. El ejemplo a seguir. El mensaje a recibir y las virtudes
a imitar, la fe, la esperanza y la caridad que nos dejan plena el alma y el corazón. Como hace dos mil años lo
esperaba el pueblo hebreo, como lo esperamos nosotros cada Nochebuena y como hoy esperamos recibir en este
amanecer del 6 de enero, el piadoso mensaje de valor y entrega de tres monarcas cruzando naciones solo guiados
por una estrella de la Providencia, que se postraron con amor y devoción ante nuestro Redentor.

Autor: Por Patricio Lons


FIESTA DE LA EPIFANÍA DEL
SEÑOR O SANTOS REYES
Es una de las fiestas principales del año litúrgico. Se recuerda la
revelación o manifestación del Verbo encarnado a las naciones
paganas y son los Santos Reyes, los primeros en recibirla. El
sacerdote celebra con ornamentos blancos.

Los pastores y reyes del Oriente visitan a Jesús el Mesías, le


llevan regalos y lo adoran con oro por reconocerlo como rey,
incienso como a Dios y mirra como a hombre mortal.

El inicio de su celebración data del siglo III en el Oriente y en el


Occidente se adoptó en el siglo IV. El 6 de enero se celebraba
desde tiempos inmemoriales en Oriente, pero con un sentido
pagano: En Egipto y Arabia, durante la noche del 5 al 6 de enero
se recordaba el nacimiento del dios Aion. Creían que él se
manifestaba especialmente al renacer el sol, en el solsticio de
invierno que coincidía hacia el 6 de Enero. En esta misma fecha,
se celebraban los prodigios del dios Dionisio en favor de sus “LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS”, OBRA DE BARTOLOMÉ
devotos. MURILLO ORIGEN DE LA FIESTA

La fiesta de la Epifanía sustituyó a los cultos paganos de Oriente relacionados con el solsticio de invierno,
celebrando ese día la manifestación de Jesús como Hijo de Dios a los sabios que vinieron de Oriente a adorarlo. La
tradición pasó a Occidente a mediados del siglo IV, a través de lo que hoy es Francia.

Podemos aprovechar esta fiesta de la Iglesia para reflexionar en las


enseñanzas que nos da este pasaje evangélico. Los cristianos
debemos dejarnos guiar por la estrella de la fe e ir en busca de Cristo
en el sagrario y provisto de buenas obras y el alma en paz con Dios
para poder recibir legítimamente los sacramentos. De esa manera
evitar dos errores, el protestante que dice que basta la fe para
salvarse y el naturalista que dice que alcanza con solo obrar bien.
Ambas son imposturas; ni basta obrar bien sin el principio
sobrenatural de la fe, ni basta creer bien sin el fruto de las buenas
obras. Fe con obras forman el completo homenaje del cristiano a
Jesús. Por eso, los magos representan a todos aquellos que buscan,
sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales y, cuando encuentran
a Jesucristo, luz de los hombres, le ofrecen con alegría todo lo que
tienen. La estrella anunció la venida de Jesús a todos los pueblos.
Hoy en día, el Evangelio es lo que anuncia a todos los pueblos el
mensaje de Jesús. Los Reyes Magos no eran judíos como José y
María. Venían de otras tierras lejanas (de Oriente: Persia y Babilonia),
siguiendo a la estrella que les llevaría a encontrar al Salvador del
Mundo. Representan a todos los pueblos de la tierra que desde el
paganismo han llegado al conocimiento del Evangelio. Los Reyes
“EPIFANÍA” (HACIA 1589), DE ROLAND DE MOIS.
Magos dejaron su patria, casa, comodidades, familia, para adorar
al Niño Dios. Perseveraron a pesar de las dificultades que se les presentaron. Era un camino largo, difícil,
incómodo, cansado. El seguir a Dios implica sacrificio, pero cuando se trata de Dios cualquier esfuerzo y trabajo
vale la pena. Los Reyes Magos tuvieron fe en Dios. Creyeron aunque no veían, aunque no entendían. Lo
encontraron en un pesebre y así lo adoraron y le entregaron sus regalos. Por eso en la vida debemos buscar a
Dios sin cansarnos y ofrecerle con alegría todo lo que tenemos.
Significado de la fiesta: antes de la llegada del Señor, los hombres vivían en tinieblas, sin esperanza. Pero el
Señor ha venido, y es como si una gran luz hubiera amanecido sobre todos y la alegría y la paz, la felicidad y el
amor hubieran iluminado todos los corazones. Jesús es la luz que ha venido a iluminar y transformar a todos los
hombres. Con la venida de Cristo se cumplieron las promesas hechas a Israel. En la Epifanía celebramos que
Jesús vino a salvar no sólo a Israel sino a todos los pueblos. Él ama a cada uno de los hombres, y ha venido a
salvar a todos los hombres, sin importar su nacionalidad, su color o su raza. Es un día de alegría y
agradecimiento porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y le rendimos
nuestra adoración como los magos.

Los pastores y reyes del Oriente visitan a Jesús el Mesías, le llevan regalos y lo adoran con oro por reconocerlo
como rey, incienso como a Dios y mirra como a hombre mortal.

“ADORACIÓN DE LOS MAGOS”


POR EL GRECO, 1568.
SIGNIFICADO DE LOS REGALOS DE LOS
SANTOS REYES MAGOS
Y LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS

Según las visiones de la Beata Ana Catalina Emmerich.

“Vi la caravana de los tres Reyes llegando a una puerta situada hacia el Sur.

Un grupo de hombres los siguió hasta un arroyo que hay delante de la ciudad, volviéndose luego. Cuando
hubieron pasado el arroyo, se detuvieron un momento para buscar la estrella en el cielo. Habiéndola divisado
dieron un grito de alegría y continuaron su marcha cantando. La estrella no los conducía en línea recta, sino por
un camino que se desviaba un poco al Oeste”.

La gran estrella
La estrella, que brillaba durante la noche como un globo de fuego, se parecía ahora a la luna vista durante el día;
no era perfectamente redonda, sino como recortada; a menudo la vi oculta por las nubes (…) El camino que
seguían los Reyes era solitario, y Dios los llevaba sin duda por allí para que pudieran llegar a Belén durante la
noche sin llamar demasiado la atención.

Los vi ponerse en camino cuando ya el sol se hallaba muy bajo. Iban en el mismo orden, en que habían venido;
Ménsor, el más joven, iba delante; luego venía Saír, el cetrino, y por fin Teóceno, el blanco, que era también el de
más edad.

Les hablaron del valle de los pastores como de un buen lugar para levantar sus carpas. Ellos se quedaron
durante largo rato indecisos. Yo no les oí preguntar nada acerca del rey de los judíos recién nacido. Sabían que
Belén era el sitio designado por la profecía; pero, a causa de lo que Herodes les había dicho, temían llamar la
atención.
Pronto vieron brillar en el cielo, sobre un lado de Belén, un meteoro semejante a la luna cuando aparece;
montaron entonces nuevamente en sus cabalgaduras, y costeando un foso y unos muros ruinosos, dieron la
vuelta a Belén, por el Sur, y se dirigieron al Oriente hacia la gruta del Pesebre, que abordaron por el costado de
la llanura donde los ángeles se habían aparecido a los pastores. (…) El campamento se hallaba en parte
arreglado cuando los Reyes vieron aparecer la estrella, clara y brillante sobre la colina del Pesebre, dirigiendo
hacia ella perpendicularmente sus rayos de luz. La estrella pareció crecer mucho y derramó una cantidad
extraordinaria de luz (…)

Un gran júbilo
De pronto sintieron un gran júbilo, pues vieron en medio de la luz, la figura resplandeciente de un niño. Todos se
destacaron para demostrar su respeto; luego los tres Reyes fueron hacia la colina y encontraron la puerta de la
gruta. Ménsor la abrió, viéndola llena de una luz celeste y al fondo, a la Virgen sentada y sosteniendo al Niño, tal
como él y sus compañeros la habían visto en sus visiones.

Volvió sobre sus pasos para contar a los otros lo que acababa de ver (…) Los vi ponerse unos grandes mantos,
blancos con una cola que tocaba el suelo. Tenían un reflejo brillante, como si fueran de seda natural; eran muy
hermosos y flotaban ligeramente a su alrededor. Eran éstas las vestiduras ordinarias para las ceremonias
religiosas. En la cintura llevaban unas bolsas y unas cajas de oro colgadas de cadenas, cubriendo todo esto con
sus amplios mantos. Cada uno de los Reyes venía seguido por cuatro personas de su familia, además de algunos
servidores de Ménsor que llevaban una mesa pequeña, un tapete con flecos y otros objetos.

Los Reyes siguieron a San José, y al llegar bajo el alero que estaba delante de la gruta, cubrieron la mesa con el
tapete y cada uno de ellos puso encima las cajas de oro y los vasos que desprendieron de su cintura: eran los
presentes que ofrecían entre todos.

En el pesebre
Adoración de los Reyes.

Ménsor y los demás se quitaron las sandalias y José abrió la puerta de la gruta. Dos jóvenes del séquito de
Ménsor iban delante de él; tendieron una tela sobre el piso de la gruta, retirándose luego hacia atrás; otros dos
los siguieron con la mesa sobre la que estaban los presentes.

Una vez llegado delante de la Santísima Virgen, Ménsor los tomó y poniendo una rodilla en tierra, los depositó
respetuosamente a sus plantas. Detrás de Ménsor se hallaban los cuatro hombres de su familia que se
inclinaban con humildad. Saír y Teóceno, con sus acompañantes, se habían quedado atrás, cerca de la entrada.
María, apoyada sobre un brazo, se hallaba más bien recostada que sentada sobre una especie de alfombra, a la
izquierda del Niño Jesús, el cual estaba acostado en el lugar en que había nacido; pero en el momento en que
ellos entraron, la Santísima Virgen se sentó, se cubrió con su velo y tomó entre sus brazos al Niño Jesús,
cubierto también por su amplio velo. Entre tanto, María había desnudado el busto del Niño, el cual miraba con
semblante amable desde el centro del velo en que se hallaba envuelto; su madre sostenía su cabecita con uno
de sus brazos y lo rodeaba con el otro.

Tenía sus manitas juntas sobre el pecho, y a menudo las tendía graciosamente a su alrededor (…) Vi entonces a
Ménsor que sacaba de una bolsa, colgada de su cintura, un puñado de pequeñas barras compactas, pesadas, del
largo de un dedo, afiladas en la extremidad y brillantes como el oro; era su regalo, que colocó humildemente
sobre las rodillas de la Santísima Virgen al lado del Niño Jesús (…) Después se retiró, retrocediendo con sus
cuatro acompañantes y Saír, el Rey cetrino, se adelantó con los suyos y se arrodilló con una profunda humildad,
ofreciendo su presente con palabras conmovedoras. Era un vaso de oro para poner el incienso, lleno de
pequeños granos resinosos, de color verdoso; lo puso sobre la mesa delante del Niño Jesús.

Luego vino Teóceno, el mayor de los tres. Tenía mucha edad; sus miembros estaban endurecidos, no siéndole
posible arrodillarse; pero se puso de pie, profundamente inclinado y colocó sobre la mesa un vaso de oro con
una hermosa planta verde. Era un precioso arbusto de tallo recto, con pequeños ramos crespos coronados por
lindas flores blancas: era la mirra (…)
Las palabras de los Reyes y de todos sus acompañantes eran llenas de simplicidad y siempre muy
conmovedoras. En el momento de prosternarse y al ofrecer sus presentes, se expresaban más o menos en
estos términos: «Hemos visto su estrella; sabemos que Él es el Rey de todos los reyes; venimos a adorarlo y a
ofrecerle nuestro homenaje y nuestros presentes». Y así sucesivamente (…)

Dulce y amable gratitud


La madre de Dios aceptó todo con humilde acción de gracias; al principio no dijo nada, pero un simple
movimiento bajo su velo expresaba su piadosa emoción. El cuerpecito del Niño se mostraba brillante entre los
pliegues de su manto. Por fin, Ella dijo a cada uno algunas palabras humildes y llenas de gracia, y echó un poco
su velo hacia atrás. Allí pude recibir una nueva lección.

Pensé: «con qué dulce y amable gratitud recibe cada presente! Ella, que no tiene necesidad de nada, que posee a
Jesús, acoge con humildad todos los dones de la caridad. Yo también, en lo futuro, recibiré humildemente y con
agradecimiento todas las dádivas caritativas» ¡Cuánta bondad en María y en José! No guardaban casi nada para
ellos, y distribuían todo entre los pobres (…)

Los honores solemnes rendidos al Niño Jesús, a quien ellos se veían obligados a alojar tan pobremente, y cuya
dignidad suprema quedaba escondida en sus corazones, los consolaba infinitamente. Veían que la Providencia
todopoderosa de Dios, a pesar de la ceguera de los hombres, los había preparado para el Niño de la Promesa, y
les había enviado desde las regiones más lejanas, lo que ellos por sí no podían darle: la adoración debida a su
dignidad, y ofrecida por los poderosos de la tierra con una santa magnificencia. Adoraban a Jesús con los Santos
Reyes. Los homenajes ofrecidos los hacían muy felices (…)

Agasajo
Entre tanto José, con la ayuda de dos viejos pastores, había preparado una comida frugal en la tienda de los tres
Reyes. Trajeron pan, frutas, panales de miel, algunas hierbas y frascos de bálsamo, poniéndolo todo sobre una
mesa baja, cubierta con un tapete. José había conseguido estas cosas desde la mañana para recibir a los Reyes,
cuya venida le había sido anunciada de antemano por la Santísima Virgen (…) En Jerusalén vi hoy, durante el día,
a Herodes leyendo todavía unos rollos en compañía de unos escribas, y hablando de lo que habían dicho los tres
Reyes. Después todo entró nuevamente en calma, como si se hubiera querido acallar este asunto.

Hoy por la mañana temprano vi a los Reyes y a algunas personas de su séquito, visitando sucesivamente a la
Sagrada Familia. Los vi también, durante el día, cerca de su campamento y de sus bestias de carga, ocupados en
hacer diversas distribuciones. Estaban llenos de júbilo y de felicidad y repartían muchos regalos. Vi que
entonces, se solía siempre hacer esto, en ocasión de acontecimientos felices.

Por la noche, fueron al Pesebre para despedirse. Primero fue sólo Ménsor. María le puso al Niño Jesús en los
brazos; él lloraba y resplandecía de alegría.

Luego vinieron los otros dos, y derramaron lágrimas al despedirse. Trajeron todavía muchos presentes; piezas
de tejidos diversos, entre los cuales algunos que parecían de seda sin teñir, y otros de color rojo o floreados;
también trajeron muy hermosas colchas. Quisieron además dejar sus grandes mantos de color amarillo pálido,
que parecían hechos con una lana extremadamente fina; eran muy livianos y el menor soplo de aire los agitaba.

Traían también varias copas, puestas las unas sobre las otras, cajas llenas de granos, y en una cesta, unos
tiestos donde había hermosos ramos de una planta verde con lindas flores blancas. Aquellos tiestos se hallaban
colocados unos encima de otros dentro de la canasta. Era mirra. Dieron igualmente a José unos jaulones llenos
de pájaros, que habían traído en gran cantidad sobre sus dromedarios para alimentarse con ellos.

La despedida
Cuando se separaron de María y del Niño, todos derramaron muchas lágrimas. Vi a la Santísima Virgen de pie
junto a ellos en el momento de despedirse.
Llevaba sobre su brazo al Niño Jesús envuelto en su velo, y dio algunos pasos para acompañar a los Reyes hasta
la puerta de la gruta; allí se detuvo en silencio, y para dar un recuerdo a aquellos hombres excelentes,
desprendió de su cabeza el gran velo transparente de tejido amarillo que la envolvía, así como al Niño Jesús, y lo
puso en las manos de Ménsor. Los Reyes recibieron aquel presente inclinándose profundamente, y un júbilo
lleno de respeto hizo palpitar sus corazones, cuando vieron ante ellos a la Santísima Virgen sin velo, teniendo al
pequeño Jesús. ¡Cuántas dulces lágrimas derramaron al abandonar la gruta! El velo fue para ellos desde
entonces la más santa de las reliquias que poseían.

Hacia la medianoche, tuve de pronto una visión. Vi a los Reyes descansando en su carpa sobre unas colchas
tendidas en el suelo, y cerca de ellos percibí a un hombre joven y resplandeciente. Era un ángel que los
despertaba y les decía que debían partir de inmediato, sin volver por Jerusalén, sino a través del desierto,
siguiendo las orillas del Mar Muerto.

Los Reyes se levantaron enseguida de sus lechos, y todo su séquito pronto estuvo en pie. Mientras los Reyes se
despedían en forma conmovedora de San José una vez más delante de la gruta del Pesebre, su séquito partía en
destacamentos separados para tomar la delantera, y se dirigía hacia el Sur con el fin de costear el Mar Muerto
atravesando el desierto de Engaddi. Los Reyes instaron a la Sagrada Familia a que partiera con ellos, porque sin
duda alguna un gran peligro la amenazaba; luego aconsejaron a María que se ocultara con el pequeño Jesús,
para no ser molestada a causa de ellos. Lloraron entonces como niños, y abrazaron a San José diciéndole
palabras conmovedoras; luego montaron sus dromedarios, ligeramente cargados, y se alejaron a través del
desierto. Vi al ángel cerca de ellos, en la llanura, señalarles el camino. Pronto desaparecieron. Seguían rutas
separadas, a un cuarto de legua unos de otros, dirigiéndose durante una legua hacia el Oriente, y enseguida
hacia el Sur, en el desierto.

Fuente: Web Católico de Javier

Cuando hubo nacido Jesús en Betlehem de Judea, en tiempo del rey


DEL SANTO Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén,

EVANGELIO diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues hemos
visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarle.» Al oír esto, el rey

SEGÚN Herodes se turbó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos
sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar
SAN MATEO donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Betlehem de Judea,

2, 1-12 porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Betlehem, tierra de
Judá, no eres de ninguna manera la menor entre los principales ciudades de
Judá; porque de ti saldrá el caudillo que apacentará a mi pueblo Israel".
Entonces Herodes llamó aparte a los magos y se informó exactamente de
ellos acerca del tiempo en que la estrella había aparecido. Después los envió
a Betlehem diciéndoles: "Id y buscad cuidadosamente al niño; y cuando lo
hayáis encontrado, hacédmelo, para que vaya yo también a adorarlo". Con
estas palabras del rey, se pusieron en marcha, y he aquí que la estrella que
habían visto en el Oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando se detuvo
encima del lugar donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella
experimentaron un gozo muy grande. Entraron en la casa y vieron al niño con
María su madre. Entonces prosternándose, lo adoraron; luego abrieron luego
sus cofres y le ofrecieron sus dones: oro, incienso y mirra. Y, avisados en
sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su país por otro camino.

Cap. 2, V. 1. Mago es el nombre que entre los persas y caldeos se daba a los
hombres doctos que cultivaban las ciencias, especialmente la astronomía.
LA HISTORIA DE LAS
ROSCAS DE REYES
¿Dónde nace la rosca de Reyes?

También conocido como Pastel del rey. ¿Pero…¡¿De dónde surgió?! ¡¿Quién la preparó?! ¡¿Cuál es su
significado?! La idea de que tenga forma de rosca es que se asimile a la imagen de una corona real en
recuerdo a la realeza de Cristo. Por eso el origen de la Rosca de Reyes es fundamentalmente religioso.
Data de la búsqueda de los Santos Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltazar para rendir tributo al Rey de
los Judíos. Los tres Reyes viajaron desde el Oriente hasta Jerusalén guiados por una estrella. El día en que
finalmente los Reyes Magos conocen al niño se le conoce como la Epifanía, vocablo griego que significa
aparición y encuentro para recordar la manifestación del Niño Jesús a los Santos Reyes Magos, que
justamente es lo que simboliza la Rosca de Reyes. Otro aspecto simbólico es la forma circular de la Rosca
de Reyes, que representa para los cristianos el círculo infinito del amor a Dios, ya que no tiene ni principio
ni fin. Las frutas secas y cristalizadas que adornan el delicioso pan simbolizan las coronas de los Reyes,
mientras el muñequito escondido en la rosca refleja los tiempos en los que la Sagrada Familia tuvo que
huir a Egipto y ocultar al Mesías para protegerlo del cruel Herodes, como nos cuenta el Evangelio de San
Mateo. Además de representar joyas de una corona, la fruta y el azúcar funcionan como distractores para
quienes buscan encontrar a Jesús, salvándolo así de la muerte. Aunque estos elementos también tienen un
sentido filosófico, que es el de no encontrarlo por causa de las distracciones mundanas. A lo largo de la
historia se han escondido anillos que son un augurio de boda próxima, o un dedal, que -al contrario-
significaría soltería por lo menos en el siguiente año.

Mientras te dedicas a saborearla, te contamos que cada año en México en promedio se consume una rosca
por casa. En Argentina y en toda la América española esta rosca es disfrutada por los católicos. Se
consume desde el siglo III cuando se empezaron a comer por las fiestas en honor al dios Saturno del 17 al
23 de diciembre, con el objeto de que el pueblo romano en general pudiera celebrar los días más largos que
empezaban a venir tras el solsticio de invierno. Para estos festejos, se elaboraban unas tortas redondas
con higos, dátiles y miel, que se repartían por igual entre los plebeyos y los esclavos. Ya en el siglo III, en el
interior del dulce se introducía un haba seca, y el afortunado al que le tocaba era nombrado rey de reyes
durante un corto período de tiempo establecido de antemano. Se partían panes redondos realizados con
higos, dátiles y miel. Otros lo relacionaron posteriormente, con una representación complementaria y
comestible de la corona de adviento.

Durante la Edad Media, los cristianos retomaron esta tradición, sin embargo, se la consideraba pagana,
que tiempo después coincidiría con las celebraciones de Navidad, e inclusive serían ellos quienes iniciaron
la costumbre de ocultar frutas adentro del pan. En el Reino de Navarra a partir de 1361, se designaba Rey
del Faba al niño que encontraba el haba en el roscón. En Granada se ponía una moneda dentro de la rosca.
Para el siglo XIV, la fiesta se establece el 6 de enero en Francia, se cristianiza y se le nombra como
“Epifanía”, donde los cristianos de occidente conmemoran a los Reyes Magos, mientras que los europeos
ortodoxos, el día 6 de enero celebran el bautismo del niño Jesús. Llega al virreinato de Nueva España, hoy
México durante el siglo XVI, donde la rosca se adorna con higos, ate y acitrón, además de que sustituye el
haba por la figura de un niño o más muñequitos alusivos a Jesucristo, lo que simboliza que el Niño Dios
tuvo que ser escondido y protegido en los días del relato. Originalmente, el muñeco se hacía de porcelana o
de cerámica La tradición relata que quien encuentre la figurita del Niño Dios, será su padrino, lo vestirá y
llevará a misa el Día de la Candelaria (2 de febrero), y asimismo, le toca preparar
los tamales y atole para los invitados y es costumbre comerla mientras se bebe
un delicioso chocolate caliente.
El 2 de Febrero es una fecha muy significativa, ya que marca el fin de la cuarentena de la Virgen María (día
de la purificación) y la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén. También coincide con el día de la
Virgen de la Candelaria, en el cual se bendicen las velas o candelas (de ahí el nombre de Candelaria). Más
hermoso que esta bella tradición, es hacer que prevalezca recordándonos que Dios vino a este mundo para
acabar con las tinieblas y darnos su luz.

Por su parte, en Bélgica, Francia, la Canadá francófona y Suiza se conoce como gâteau de Rois, también los
franceses elaboran la Couronne des Rois, que es idéntica al roscón y la Galette des Rois, propia del norte del
país, que se hace con masa de hojaldre y se puede rellenar con una crema a base de almendras molidas,
azúcar, algo de mantequilla y yema de huevo. La manera de compartirla era un ritual: la primera rebanada
era para aquél que fuera pobre o que llegara sin avisar al hogar. La siguiente era para los ausentes, es decir,
los hombres que estaban en el ejército del Rey y eran enviados a la guerra. Finalmente se compartía entre
el resto de los presentes. Esta tradición se expandió a otros países de Europa y América. Actualmente en
Francia, una persona, por lo general un niño, se esconde bajo la mesa o se le vendan los ojos y al cortar un
pedazo de rosca se le pregunta: "¿Para quién es?", entonces, el elegido menciona un nombre. Si se tiene
suerte, puede encontrarse dentro del pan un haba o una moneda, lo que significa que esa persona será el
Rey o la Reina del día.

Los portugueses la llaman "Bolo Rei" similar a la que conocemos, aunque más pequeña. En Grecia degustan
la vasilopita, una especie de dona menos vistosa que la rosca que conocemos.

Como curiosidad, la rosca más grande del mundo se hizo en México. Midió 720 metros y pesó poco más de
10 toneladas.

Diferencias con la rosca de Pascuas

La gran diferencia que tiene con respecto a la rosca de Pascua no está en la


elaboración de la masa, que es igual, sino en la decoración. La rosca de Pascua
suele llevar uno o más huevos hundidos en la superficie, que se colocan crudos
antes del llevarla al horno, y que representan la resurrección de Cristo y la
fertilidad.

La otra diferencia es que la rosca de


Reyes suele traer un regalo en su
interior para que lo descubran los
niños al cortarla en el mágico
contexto de la llegada de los Santos
Reyes Magos de oriente.

ESTE DÍA DE REYES, CUANDO DISFRUTEMOS DE ESTA ROSCA EN


FAMILIA, VEAMOS EN ELLA LA CORONA QUE CRISTO DESEA
COMPARTIR DULCEMENTE CON NOSOTROS, PARA QUE VALOREMOS LA
CORONA DE ESPINAS QUE EL SUFRIÓ POR NOSOTROS.
¿EXISTIÓ LA ESTRELLA DE BELÉN?

Los evangelios nos relatan que una estrella guió a los magos hacia el oriente hasta detenerse en el lugar
exacto donde había nacido el niño Jesús. Este misterioso astro que adorna los pesebres o belenes y árboles de
millones de hogares durante la Navidad, es todavía motivo de apasionadas controversias. No hay plena certeza
de si existió realmente la estrella de Belén. Desde la astronomía se han buscado diversas explicaciones a su
origen. Se la suele representar con forma de cometa, pero no se tiene constancia de ningún astro de este tipo
que hubiera brillado con fuerza suficiente en aquella época como para llamar tanto la atención. El pintor Giotto
en su cuadro "La adoración de los Magos" de 1304 representó al cometa Halley como el astro guía de los
Reyes, seguramente impresionado por la visión del paso del cometa en 1301. Esta asociación ha llegado hasta
nuestros días, aunque los científicos aseguran que el famoso cometa se vio en el año doce antes de Cristo, por
lo que no sería posible que el Halley fuera la tan mentada estrella.

También en presentaciones artísticas se muestra algo que parecería un meteorito, o una estrella fugaz. Es
cierto que los meteoritos pueden ser muy llamativos, impresionantes, y a veces hasta pueden dejarse sentir
sobre la superficie de nuestro planeta, pero sólo duran unos segundos en el mejor de los casos, y pueden
ocurrir en cualquier momento del año. Cualquier persona de la época, que estuviese familiarizada con el
firmamento nocturno, sabría que es un fenómeno que sucede con cierta frecuencia, así que no hubiera tenido
un significado especial y no podría haber guiado a los reyes magos. Otra posibilidad que fue descartada, es que
la estrella de Belén fuese una supernova. Encaja de manera bastante elegante porque, como dice el texto
bíblico, es una estrella que se ilumina de manera repentina y que sabemos, puede brillar durante meses. Es
más, los astrónomos chinos dejaron constancia de un fenómeno así en el año 5 antes de nuestra era. Una
supernova que fue visible durante más de dos meses. Sin embargo, se encontraba en la constelación de
Capricornio, y por tanto no hubiera podido dirigir a los reyes magos en la forma en que se explica en la Biblia.

Otra opinión controversial es la del astrónomo Mark Kidger, del Instituto de Astrofísica de las Islas Canarias,
quién dice que lo que sucedió fue una suma de acontecimientos astronómicos sucesivos que alertarían a los
magos de que algo importante iba a pasar en Judea. Todo comenzaría con una "conjunción triple" de Júpiter y
Saturno. En una conjunción triple las órbitas de los dos planetas se alinean de tal modo con la Tierra que estos
parecen acercarse y separarse en el cielo tres veces en unos siete meses. Posteriormente, en el año cinco
antes de Cristo, una nova brilló en el cielo durante 70 días y los magos, que ya estaban en aviso, se pondrían en
camino guiados por ella.
Según esta teoría, el nacimiento de Jesús habría que situarlo en el período entre finales de marzo y el comienzo
de abril del año cinco antes de Cristo. Kidger argumenta que la fecha de muerte de Herodes se sitúa en torno al
año cuatro antes de Cristo por lo que su explicación sería plausible.

Tanto en la ciencia como en la historia, no hay ningún fenómeno que nos permita explicar con plena certeza lo
que se relata en la Biblia. Si hubo alguna explicación en algún momento de la historia, no ha llegado hasta
nuestros días. La religión nos ofrece una aparición milagrosa. Pudo haber sido un fenómeno místico creado por
Dios para esa muy especial circunstancia; no tan difícil de aceptar si vemos que la creación del universo es algo
más extraordinario todavía. Y, después de todo, ¿acaso la Encarnación de Dios en un niño no es un milagro
extraordinario? Sí, lo es. Dios quiso hacerse hombre. Nuestra religión es teándrica, Dios hecho hombre y El así
lo quiso. Para que tengamos una relación directa con Su voluntad. Y para entenderlo mejor, sobre Pedro
construyó su única iglesia. Busquemos, sobre todo en este tiempo de Adviento, de la Venida de Nuestro Señor
Jesucristo, esa estrella en el fondo de nuestro corazón para acercarnos a Dios y a aquellos con quienes
estemos distanciados. Y que esa mística estrella nos guíe toda nuestra vida.
LOS REYES MAGOS DESCANSAN
EN LA CATEDRAL DE COLONIA
EN ALEMANIA
Tras una ajetreada noche de reparto que realizan todos los 6 de
enero por el mundo, los Reyes Magos regresan cada año a
descansar a Colonia, ciudad alemana a orillas del Rin en cuya
catedral se custodian las sagradas reliquias.
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Para tratar este tema preferimos elegir publicar estos artículos cuyos textos nos merecen suficiente
confianza, por su trato respetuoso y su cariz de investigación histórica. Los restos de los Santos Reyes
Magos son aquellos que, reconocidos por la Iglesia Católica, descansan en la catedral de Colonia, que
milagrosamente sobrevivió a la destrucción de la ciudad perpetrada por los Aliados, cuyos dirigentes no
tenían simpatía alguna por los monumentos religiosos como lo demostraron al destruir Montecassino en el
reino de Italia, en su ofensiva camino a Roma. Esperemos con fe en Dios y alegría y esperanza en nuestras
almas y corazones, los dones de generosidad, caballerosidad y amor a Dios y al prójimo en este 6 de enero.

"¿POR QUÉ LOS REYES MAGOS ESTÁN EN COLONIA?" LEER


"LOS REYES MAGOS 'DESCANSAN' EN LA CATEDRAL DE COLONIA" LEER
"EL DESCANSO DE LOS REYES MAGOS EN COLONIA" LEER

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RELICARIO DE LOS SANTOS REYES


MAGOS EN CATEDRAL DE COLONIA,
ALEMANIA
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CATEDRAL SOBREVIVIÓ A LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Comparto un artículo de un colega y conocido español,


José Javier Esparza publicado en La Gaceta

"LA VERDADERA HISTORIA


DE LOS REYES MAGOS"
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¿Quiénes y cuantos eran los Reyes Magos?


RESPUESTAS A VARIAS DUDAS
SOBRE LOS REYES MAGOS
LEER
TRADICIONES
Tradición, ¡hermosa palabra muy conocida encarnada en
villancicos, en el armado del pesebre cuyo origen se

NAVIDEÑAS EN remonta a San Francisco de Asís, el adornar el árbol de


Navidad que heredamos de la tradición alemana y la

EL MUNDO infaltable Misa de Gallo. Los cristianos que no hemos

HISPANO
olvidado que Navidad se trata del nacimiento de Jesús
nuestro salvador, encontramos como se cuidan
nuestras raíces en muchos países con los cuales
compartimos lengua, fe, historia y cultura. Hablo de

POR SANTIAGO
México, España y Argentina en donde todavía se
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conservan esas tradiciones, bailes, villancicos y

LONS comidas. Muchas de ellas son muy parecidas entre sí,


más de un villancico se canta en toda la geografía
hispánica a ambos lados del Atlántico, pues estos
países forman parte de una misma cultura cristiana
occidental. Cultura que nos hacen recordar, que lo más
importante de la Navidad, es el nacimiento de
Emmanuel.

Pesebre
También llamados Belén en España o Nacimientos en
México. Para muchos es imprescindible el árbol de
navidad, pero debemos recordar que esta fiesta no se
trata del árbol. Los nacimientos son lo que aquí en
Argentina llamamos pesebres. Una representación en
maqueta del establo en donde nació el Niño Dios junto
con las imágenes de la Virgen, San José y el Niño Jesús
en la cuna. Sus figuras son acompañadas por las de
ángeles como el Arcángel San Gabriel, patrono de la
Buena Nueva.

Esta representación viene acompañada por animales como el burro que llevó a la Virgen hasta Belén, un buey,
ovejas que son las compañeras de viaje de los pastores que le fueron a adorar, y los camellos junto con los Reyes
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Magos. Estos últimos generalmente se ponen en el pesebre el día 6 de Enero el día de los Santos Reyes Magos. Es
muy común en España, México y en buena parte de América del Sur. Otra costumbre que acompaña al pesebre es
poner al Niño Dios recién el 24 a la noche.
Existe también una tradición, llamada Pesebre Viviente, que es una representación teatral de la Navidad, desde
que el Arcángel San Gabriel le anuncia a la Virgen María que tendrá al Hijo de Dios hasta la llegada de los Reyes,
aunque se le puede agregar a lo último la huida de la Sagrada Familia hacia Egipto.

También en México encontramos la Pastorela, una representación teatral de las andanzas de los Pastores antes
de llegar al Pesebre de Belén

Posadas
En México el día 16 de diciembre, es la fecha en la que la
cultura mexicana se prepara para la Navidad. Se lo conoce
como la Posada en donde se acompaña a la Virgen y a San
José en procesión, mientras buscan una posada para dar
nacimiento al Niño Jesús. Se celebra en las calles y en las
casas donde la gente baila, canta y rezan las letanías
populares que luego fueron transmitidas por la Iglesia.
La Comida
En el hemisferio sur no llegamos a tener una navidad
blanca. Mientras que en el norte es invierno en diciembre,
aquí tenemos una noche calurosa acompañada de vientos
fuertes. La comida puede ser un rico asado pero siempre
acompañado con alimentos frescos y una deliciosa sidra
para el brindis en familia. En Argentina, por influencia de
la inmigración europea, le agregamos confituras propias
de regiones frías, como el turrón y el maní bañado en
chocolate para el momento del brindis.
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Otra delicia es la Rosca de Reyes o Roscón en la España
peninsular, tierra en la cual el turrón se come
normalmente en nochevieja así como en Argentina.
También en España se preparan pestiños, unos dulces
típicos hechos con harina, naranja, diferentes especias,
que se fríen y pasan por almíbar. En México encontramos
los deliciosos tamales buñuelos, churros, ponche y un
infaltable chocolate caliente.
Regalos
En muchos países del lejano norte donde la nieve forma
parte del paisaje navideño, es costumbre que la gente
se acueste a dormir antes de las 12 de la noche para
luego abrir los regalos a la mañana siguiente. Aquí en
Argentina, esperamos la medianoche, momento en que
brindamos y nos deseamos Feliz Navidad, para luego
entregar los regalos que esperan en el árbol. Los
presentes que nos trae el Niño Dios, son un recordatorio
de los regalos que entregaron los Reyes Magos al Niño
Jesús. También en México los regalos se suelen abrir en
la mañana del 25 de diciembre, ya que en la víspera
muchas familias acuden a la Misa de Gallo.
La Cabalgata de los Reyes Magos
LEER En España la gente se reúne en las calles para ver a los
Reyes Magos y a sus ayudantes, desfilar en una carroza
mientras arrojan bombones a los niños y a los adultos
que están presentes, incluso suelen ser recibidos por
los alcaldes, quienes les dan trato de majestad a los
tres reyes. La Cabalgata que se efectúa en Sevilla es una
de las más impresionantes en todo el reino.

Los Villancicos. Al principio los villancicos no eran canciones de navidad. Nacieron como canciones que se
cantaban en las villas en la edad media. Más tarde estas canciones surgieron para ser exclusivamente de temática
navideña. Muchas de las que cantamos nacieron en España, como “El pequeño tamborilero” otras en Argentina
como “Huachito Torito”, un villancico típicamente criollo. Otras dentro del mundo germano y el mundo anglosajón
cuyas letras se tradujeron al castellano; como “O Tannenbaum” o “Joy to the World”. Podemos agregar a esta lista,
un himno litúrgico como Adeste fideles, como un canto ya popular.

La Misa de Gallo. Esta es la más importante tradición de Navidad y es con la cual me gustaría concluir. Se celebra a
la cero hora del día 25, es la misa que celebra la llegada o nacimiento del Niño Dios. Jesús en arameo significa “Dios
salva”, esto indica la razón de su nacimiento, de por qué Dios quiso hacerse hombre. Vino al mundo para luego
sacrificarse por nosotros y así limpiar a la humanidad de sus pecados. Todas estas tradiciones, que aún con
variaciones muchos países comparten, nos recuerda el significado de la Navidad. La Misa de Gallo es la tradición
más difundida en el mundo cristiano, con las variaciones litúrgicas de cada rito y no solo en los países
hispanohablantes, sino en toda la Cristiandad. Por eso, en esta Navidad como en todas, celebremos no los regalos,
no a Papá Noel, sino el Nacimiento de Jesús, hijo de Dios y salvador de los hombres.
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27 | 234 LONS Y MARCELA NARDIN

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