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REFLEXIÓN PEDAGÓGICA

Las emociones en el aprendizaje.

Estudiante-Practicante: Daniela Capera Vera Código: 084601222020


Número de contacto: 3176235042 CAT: Neiva
Correo electrónico: dcaperav@ut.edu.co

Paul Maclean en su teoría del cerebro triuno nos habla que este esta conformado por

tres subsistemas: el reptiliano, el límbico y la neocorteza, los cuales interaccionan

permanentemente para la producción de la conducta, nos centraremos en el límbico que

está asociada con la capacidad de sentir y desear. Está constituido por seis estructuras:

el tálamo (placer-dolor), la amígdala (nutrición, oralidad, protección, hostilidad), el

hipotálamo (cuidado de los otros, características de los mamíferos), los bulbos olfatorios,

la región septal (sexualidad) y el hipocampo (memoria de largo plazo). En estas zonas

están las glándulas endocrinas más importantes para el ser humano: pineal y pituitaria.

En este sistema se dan procesos emocionales y estados de calidez, amor, gozo,

depresión, odio, etc., y procesos que tienen que ver con nuestras motivaciones básicas.

La educación es un proceso interpersonal, permeada de emociones que influyen en el

acto educativo, provocando reacciones según la situación de enseñanza-aprendizaje

vivenciada. Por ello, las emociones representan en la actualidad uno de los temas más

estudiados debido a la poca importancia que se le había dado en el campo educativo.

En este sentido, se plantea hacer mayor énfasis en los estados emocionales presentes

en el proceso enseñanza-aprendizaje, en la promoción de emociones positivas para el

desarrollo de habilidades y destrezas, así como el desarrollo de actitudes y valores para


la comprensión por el otro en la convivencia, los valores, la comprensión mutua

y paz en el orden de lograr una formación ideal de la personalidad en un ambiente

emotivo, afectivo, motivador, armónico, creativo y desde una esfera de amor y mucho

dialogo.

es importante indicar que la amígdala y el hipocampo son las dos regiones cerebrales

más relevantes para el aprendizaje. Ayudan a decidir el carácter de las reacciones

(positivas o negativas) ante la información que ingresa al cerebro a través de cualquier

estímulo.

Se ha encontrado que las emociones ayudan a fomentar el aprendizaje, ya que pueden

estimular la actividad de las redes neuronales, reforzando las conexiones sinápticas. Por

lo tanto, se ha evidenciado que los aprendizajes se consolidan de mejor manera en

nuestro cerebro cuando se involucran las emociones. Sin embargo, hay que aclarar que

las emociones como la alegría, son aquellas que se relacionan con un aumento y mejora

en la consolidación del aprendizaje, así, cuando el ambiente es positivo en el aula, el

cerebro emocional recibe de mejor manera los estímulos externos. En consecuencia, los

conocimientos se adquieren con más facilidad y lo aprendido se mantiene en el tiempo.

Por el contrario, cuando el aprendizaje se acompaña de emociones como rabia o miedo,

el efecto es contrario.

En tal caso, el proceso se retrasa y se vuelva más complicado aprender. Teniendo el

efecto contrario en los procesos educativos y siendo imprescindible evitar tal tipo de

emociones en el aula.
Teniendo en cuenta lo anterior frente a como las emociones pueden afectar o

ayudar en el proceso de enseñanza-aprendizaje, quiero sumarle a esto que los

estudiantes se encuentran en la etapa de la adolescencia, donde se enfrentan a múltiples

cambios hormonales que a su vez generan cambios en las emociones y es ahí donde

me surge el siguiente interrogante ¿Qué papel cumple el docente frente al manejo de las

emociones frente al proceso de aprendizaje? Puedo decir que el docente cumple un rol

fundamental en esta etapa, ya que sirve de consejero, ayudando a que los estudiantes

expresen sus emociones, a demás que pueden servir de influencia en los posibles

comportamientos y actitudes, es indispensable que el docente haga una autorreflexión

de su quehacer, para que pueda brindar una buena enseñanza desde lo humano,

flexibilizándose en situaciones donde los estudiantes se encuentren desmotivados, para

que así el aula se convierta en un área segura y las emociones sirvan como proceso de

aprendizaje.

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