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LA FORMACIÓN DE LA FILOSOFÍA CRÍTICA DEL DERECHO EN EL JOVEN MARX.

THE FORMATION OF THE CRITICAL PHILOSOPHY OF LAW IN YOUNG MARX.

Andrés Esteban Bejarano1 y Natalia Gordillo Alvarez2

Resumen:

El presente trabajo propone una visión que revela una riqueza en una de las obras
tempranas de Marx: los artículos sobre la Ley acerca del robo de leña, donde el
pensamiento jurídico emerge y se forman los primeros problemas que van a inquietar al
filósofo, precisamente en el campo del derecho. En esta propuesta se pretende revisar la
formación de un problema jurídico que va a dar el sentido fundamental a sus primeras
obras y que le va a servir para entrar en el campo de batalla intelectual y político de la
monarquía prusiana, dicho problema, lo encuentra Marx en la presunta universalidad del
derecho. Si bien el derecho pretende la universalidad desde una concepción liberal, es
decir, una «igualdad de derechos entre individuos», desde Marx podemos advertir que
esta visión del derecho es una abstracción al escindir las relaciones de vida, haciendo que,
en lo concreto, esto es, en condiciones materiales desiguales. El desposeído quede por
fuera de dicha universalidad, no solo demostrando una violación histórica, sino la
irracionalidad jurídica del Estado, evidenciando la contradicción pragmática entre su
concepto y su facticidad desde el lente de la filosofía del derecho hegeliano.

Palabras clave: Problema jurídico, Universalidad del derecho, Relaciones de vida,


Filosofía del derecho.

Abstract:
This work proposes a perspective that reveals the richness in one of Marx's early
works: the articles on the Law on the Theft of Firewood, where juridical thought emerges
and the first problems that will trouble the philosopher, precisely in the field of law, take
shape. This proposal aims to review the formation of a juridical problem that will give
fundamental meaning to his early works and that will serve him to enter the intellectual
and political battlefield of the Prussian monarchy. Marx finds this problem in the
presumed universality of law. While law claims universality from a liberal conception, that
is, "equality of rights among individuals," Marx allows us to perceive that this view of law
is an abstraction, as it separates life's relationships, causing the dispossessed to be
excluded from this universality in concrete terms, that is, under unequal material
conditions. This not only demonstrates a historical violation but also the juridical
irrationality of the State, revealing the pragmatic contradiction between its concept and its
actuality through the lens of Hegelian philosophy of law.
Keywords: Marx, Juridical problem, Universality of law, Life relationships, Philosophy of
law

1 Licenciado en filosofía, Universidad La Gran Colombia. bejaranoandresesteban@gmail.com


2 Estudiante licenciatura en filosofía, Universidad Pedagógica Nacional. nataliagordilloa@gmail.com
Introducción

La literatura sobre Marx es abundante, tanto en extensión como en comprensión.


No obstante, recientemente han comenzado a aparecer nuevas interpretaciones que
apuntan a reflexionar sobre el pensamiento de Marx y proponer una suerte de «Marx
oculto» o un «Marx desconocido» a partir de una suerte de composición de toda una obra
ignorada por la tradición del marxismo ortodoxo y que empieza a surgir para repensar la
posición y la vigencia del pensamiento filosófico de Marx en el marco de una crítica al
capitalismo contemporáneo.

Estos trabajos tienen objetos y campos distintos, desde la cuestión de la religión, el


humanismo y la ética, hasta la política, el problema ambiental y las cuestiones de género.
Nuestro trabajo se inscribe en las discusiones que propenden por mostrar
interpretaciones renovadas de Marx, específicamente en el campo de la filosofía del
derecho, como ramificación de una nueva manera de entender el pensamiento político de
Marx. En este sentido, en el presente trabajo se plantea una revisión de una de las obras
más tempranas de Marx para comprender la formación del pensamiento jurídico de Marx
y las raíces de la crítica demoledora del capitalismo. Esto implica Para el mencionado
propósito, nos remitimos a los artículos Sobre el Robo de Leña. Este texto al cual nos
referimos datan del periodo de Marx dedicado a la actividad periodística, donde se
desempañaba como jefe de redacción de la Gaceta Renana permitiéndole incursionar en el
campo de la praxis, operación que en el campo de la crítica ya había señalado en relación
al trabajo de los jóvenes hegelianos, tomando posición en el terreno de la disputa entre la
reacción prusiana y el bloque liberal y republicano a propósito de los proyectos de ley
presentados por el gobierno a la Dieta Renana, un aparato legislativo complementario de
carácter estamentario y representativo, con el fin de tipificar como robo y penalizar la
recolección de leña.
Sumado a la Ley del robo de leña, también se venían adelantando debates sobre la
situación de los viñadores del Mosela, las cuales supusieron las primeras intervenciones
de Marx en las llamadas cuestiones materiales, según recordaría el propio Marx en el
prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. Estos proyectos de la
monarquía prusiana iban marcando el grado de desarrollo de la política, encuadrada aún
en el privilegio de los propietarios, mayoritariamente señores feudales y representantes
de la nobleza, que defendían su posición frente a la creciente masa desposeída que se
estaba produciendo en el proceso de industrialización de la Confederación Alemana.
Posteriormente, ya vería Marx con mayor claridad la contradicción entre las formas
políticas y jurídicas del Estado prusiano y su discordancia con el desarrollo de las fuerzas
productivas, lo que le llevaba a apuntar que en Alemania en ese periodo eran
“contemporáneos filosóficos del presente sin ser contemporáneos históricos” (Marx,
1975) ya que las revoluciones democrático-burguesas que se experimentaron a la par del
desencadenamiento de la fuerza productiva industrial en otras partes de Europa aún no
tenía lugar en Alemania.

De esta manera, el joven Marx periodista desenmascara el privilegio como


fundamento de la legislación, mostrando su contradicción con la idea racional de Estado
moderno. Por supuesto que este proyecto tuvo una serie de limitaciones, entre ellas la
censura que ejercía el Estado prusiano sobre los órganos de prensa que no estuvieran
asociados a las ideas reaccionarias y confesionales, lo cual llevaría a Marx al exilio. Otra de
las limitaciones tuvo que ver con que el marco general de estas críticas sea el
hegelianismo, especialmente los desarrollos de los jóvenes hegelianos que fueron la
mediación hermenéutica que Marx usó para articular su crítica a la contradicción entre la
idea racional de Estado y la irracionalidad práctica del Estado prusiano. Sin embargo, la
limitación está más bien dada por las barreras epistemológicas que la tradición marxista
impuso a la obra temprana de Marx. Al contrario, en este trabajo se reivindica la vigencia
de esta filosofía crítica del derecho que contrapone fácticamente la realidad del Estado con
su idea racional para mostrar su contradicción práctica. Con este objetivo revisaremos sus
artículos periodísticos para la Gaceta Renana, especialmente, los concernientes a los
debates en la Dieta sobre el robo de leña y no otros textos de corte jurídico de Marx, pues
la operación filosófica ya es distinta, no apoyada en Hegel, sino contra este, como en los
Manuscritos de Kreuznach o el Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Filosofía del
Derecho de Hegel.

Con respecto al tratamiento metodológico que precisa el problema que se


interpone, es preciso en primer lugar establecer una diferencia categorial entre las
distintas esferas en las cuales se ha enmarcado los estudios de Marx, puesto que aquí nos
enfocaremos en ver cómo se va formando un armazón iusfilosófico que le posibilita tomar
posición en un debate específico de la política renana, sin ocuparnos a fondo de las
dimensiones económicas o sociológicas, y haciendo un uso de la historia para restituir el
contexto pragmático que hizo viable las enunciaciones de Marx, puesto que, en el más
clásico de los sentidos, las ideas son precedidas de las condiciones materiales que las
posibilitan. Por tanto, en un primer lugar nos ocuparemos de revisar las formas en las
cuales las tradiciones del marxismo ortodoxo y el marxismo francés han dificultado la
lectura de la obra temprana de Marx. Haciendo uso del trabajo de Castro-Gómez veremos
cómo se ha condicionado teleológicamente los textos de juventud que queremos abordar,
para desembarazarlos de las interpretaciones positivistas para constituir a estos textos en
una obra con valor teórico intrínseco. Una vez despejado el camino para la lectura de los
artículos del robo de leña, es necesario contextualizar el momento histórico que está a la
base de los enunciados marxianos, considerando el clima político y los debates
intelectuales del periodo de formación de la filosofía del derecho de Marx. Por último,
abordaremos la forma en que Marx hace uso del concepto racional de Estado, tomado de
Hegel, para oponerlo críticamente a los embates legislativos de la reacción monárquica.

En este sentido, la preocupación principal pasa por la contradicción existente entre


el derecho como concepto, sustraído del vasto sistema hegeliano y su realización a través
de la legislación, que demuestra la irracionalidad misma del derecho, que presupone la
desigualdad real. Por esto, la formación del pensamiento jurídico pasa por la crítica a la
abstracción del concepto de derecho de sus relaciones sociales. El procedimiento consiste
en superar las barreras epistemológicas que imposibilitan la constitución del derecho en
Marx como un objeto de estudio, para revisar posteriormente a partir de las obras
producidas en el contexto de la introducción de la Confederación Alemana a las dinámicas
del capitalismo industrial, específicamente de los artículos periodísticos sobre el robo de
leña para encontrar en estos como Marx construye un problema alrededor de negar la
racionalidad del derecho a partir del uso de la ley como máscara de interés privados.

El joven Marx como categoría analítica.

Tradicionalmente, el pensamiento de Marx es clasificado en dos series


discontinuas correspondientes a unos momentos específicos que permiten distinguir en su
obra un componente precientífico y uno científico, comprensión constituida a partir del
criterio desarrollado por Althusser, la comprensión retrospectiva de Marx en el prólogo a
la «Contribución a la Crítica de la Economía Política»3 que fue tomado dogmáticamente
por la ortodoxia marxista en su interpretación general del trabajo del filósofo de Tréveris
y la visión positivista que Engels legó a los trabajos del filósofo alemán. La entronización
de Marx como científico social tuvo lugar en buena parte por la lectura realizada por
Engels y el desarrollo póstumo que hizo su colaborador, ya que, a su parecer, la operación
efectuada por Marx en la ciencia social estaba a la altura de los desarrollos de Darwin en el
campo de la teoría evolutiva:
Justo como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx
descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan simple pero tan
desapercibido, de que los hombres, antes de poder hacer política, ciencia, arte, etc., deben
estar en condiciones de vivir, y antes de poder vivir deben comer, beber, tener alojamiento
y vestimenta, etc. 4 (Engels & Marx, 2006)

Dicha revisión cientificista que impulsó al interior del marxismo una


interpretación de la ciencia desde una perspectiva mecanicista por sobre la dialéctica fue
fundamental en la segunda internacional5, apoyada más en la fuente de la autoridad
intelectual de Engels que sobre la lectura de Marx6, se convirtió en el criterio a través del
cual se dividió el trayecto intelectual de Marx, pues teleológicamente la primera obra de
este estaría aún marcada por los remanentes del idealismo hegeliano hasta estar
desprovista totalmente de estos elementos metafísicos y especulativos, que le permitieron
poder elaborar ya en las obras más avanzadas, la comprensión científica de la sociedad
burguesa a través del lente de la crítica a la economía política. Esta categorización
dicotómica entre una obra de juventud de Marx y su continuación en la madurez fue
hegemónica en el marxismo en el siglo XX por dos tendencias: primero, a partir de la
institución de la doctrina marxista en los llamados socialismos reales, dirigidos por el
estalinismo en el campo político, que construyó un sistema sobre la base de la
interpretación del cientificismo a la lectura del Manifiesto del Partido Comunista, el
prólogo a la Contribución de la Crítica de la Economía Política y El Capital.

3 En este texto de 1857 Marx realiza una revisión de su obra afirmando: “El primer trabajo que
emprendí para resolver las dudas que me asaltaban fue una revisión crítica de la Filosofía del
Derecho de Hegel, trabajo cuya introducción apareció en los Deutsch-Franzoesische Jahrbücher,
publicados en París en 1844 (…) Las relaciones jurídicas, así como las formas de Estado no pueden
explicarse ni por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano; se originan
más bien en las condiciones materiales de existencia que Hegel, siguiendo el ejemplo de los ingleses
y franceses del siglo XVIII, comprendía bajo el nombre de «sociedad civil», y la anatomía de la
sociedad civil debe buscarse en la economía política” (1968, pp.2-3). Este pasaje fue tomado por la
doctrina como un dogma al pie de la letra y fijado como la principal referencia en la elaboración
teórica de la base económica como infraestructura de la sociedad tan usada en la interpretación
marxista de las condiciones concretas de análisis.
4 Discurso pronunciado por Friedrich Engels en el cementerio de Highgate tras loa muerte de Marx en 18 83.
5 “Con anterioridad a la Primera Guerra Mundial, nada se había hecho en la teoría por recuperar las raíces
hegelianas del pensamiento marxista. En realidad, y como Karl Korsch planteó en 1923 en Marxismo y
Filosofía, el reformismo de los socialdemócratas de la Segunda Internacional estaba ligado a un materialismo
no dialéctico, mecanicista y cientificista” (Lukacs, 1984, p.13)
6 Cabe aclarar, sin embargo, que buena parte de la literatura de mayor envergadura filosófica de Marx,

atribuidos a los textos de juventud, entre ellos La Ideología Alemana y Los Manuscritos económicos y
filosóficos de 1844 fueron publicados solamente hasta 1932 en la Unión Soviética por David Riazanov , editor
de las obras completas de Marx y Engels, por lo que gran parte del corpus teórico del marxismo se construyó
ignorando desarrollos fundamentales del pensamiento de Marx y sobre la base de las llamadas obras de
madurez.
Este sistema, el DialMat7, considera la existencia de una ruptura en el pensamiento
de Marx donde se produce una transición de un idealismo liberal que giraba alrededor del
hegelianismo hacia un pensamiento centrado en el materialismo, el comunismo y la visión
científica de la sociedad. En el interior del marxismo ortodoxo coincidía la idea común de
que en el conjunto de la obra de Marx se produce este cambio decisivo. Los teóricos como
Lenin, Kautsky, Labriola, Plejánov y demás, habían constituido una doctrina sobre la base
del esquema de la infraestructura económica, base material de la sociedad, sobre la cual se
erige una superestructura política, jurídica e ideológica, con lo cual, la obra anterior,
correspondía todavía a un material liberal y burgués. Así, sobre el cariz de la presunta
cientificidad de la obra de Marx, se aplicó sobre el desarrollo de su trabajo teórico los
planteamientos propios de lo que la «ciencia dialéctica» descubre al analizar las
determinaciones de las leyes que rigen el movimiento de la naturaleza, es decir, en el
desarrollo de la elaboración teorica de Marx está también el procedimiento propio de la
ciencia, tal y como lo concebía Stalin (1979):
Por eso, el método dialéctico entiende que el proceso de desarrollo debe concebirse no
como movimiento circular, no como simple repetición del camino ya recorrido, sino como
un movimiento progresivo, como un movimiento ascencional, como un tránsito del viejo
estado cualitativo a un nuevo estado cualitativo, como el desarrollo de lo simple a lo
complejo, de lo inferior a lo superior (p. 267)

Si bien es cierto que para el caso de la filosofía marxista soviética no se conocían


las obras de juventud de Marx, puesto que estas fueron publicadas por Riazanov hacia
1932, pese a la hostilidad de Stalin, lo cierto es que esta interpretación, que converge con
la postura asumida por Althusser, marca un modo de comprender a Marx desde la
autoridad valorativa del proceder científico. Estas lecturas inscriben a Marx como un
científico social que fundó las bases para la interpretación materialista de la historia y que,
por tanto, fijó desde un carácter científico un proyecto revolucionario. De esto se deduce,
al menos, que las obras anteriores a esta etapa científica, carece de importancia en lo
concerniente a los fines estratégicos revolucionarios:
Lo que observamos aquí es la tendencia, naturalizada ya por el marxismo, a leer la obra de
Marx desde una perspectiva teleológica, es decir, de interpretar sus textos juveniles a partir
de una posterior fase de «madurez teórica» que los convierte en trabajos «preparatorios»,
o en el peor de los casos, en textos «irrelevantes» (Castro-Gómez, 2018, p. 16)

De este modo, al menoscabar el valor teórico de la producción intelectual del


llamado Joven Marx reducido a una expresión precientífica, liberal e ideológica, se produce
una dificultad en constituir seriamente a partir del rigor metodológico del marxismo, los
planteamientos de Marx en su juventud en un objeto de estudio, que es precisamente lo
que pretende este trabajo. Esto implica que el derecho, concebido en un marco hegeliano,
como Marx lo hizo, sea apenas alusivo a un momento del desarrollo de las ideas en un
estado emergente de desembarazo de la metafísica filosófica, careciendo de valor de
verdad científica, o al menos, de importancia, pues no constituye otro objeto que el de la
ingenuidad idealista respecto al desarrollo de la dialéctica materialista. En este sentido,

7 Por DialMat, esto es, por materialismo dialéctico entendemos el modo específico en el que la filosofía
marxista se proclamó a través de Stalin en la doctrina oficial de la URSS. La lectura stalinista del materialismo
dialéctico, mediada por una clave hermenéutica positivista, contrapone el método de análisis de la realidad
social provisto por Marx a las interpretaciones metafísicas, dotando de un carácter veraz y objetivo a la
interpretación marxista de las condiciones sociales y, por tanto, proveyendo del elemento teórico que debe
conducir la práctica revolucionaria: "Esto quiere decir que la actuación práctica del Partido del proletariado
debe basarse, no en los buenos deseos de las «ilustres personalidades», no en los postulados de la «razón», de
la «moral universal» etc., sino en las leyes determinadas del desarrollo de la sociedad y en el estudio de estas
(Stalin, 1979, p. 271)
desde los supuestos teóricos de ambas visiones, la cuestión del pensamiento jurídico
queda reducido simplemente a un efecto superestructural de una determinación en los
modos de producción de cada época, con lo cual, lo principal en el análisis marxista
consiste en evidenciar la formación de un cuerpo jurídico y legislativo que corresponda a
las relaciones de propiedad que supone dicha estructura económica, y no propiamente a la
relación jurídica que se establece. Por esto, generalmente la referencia a la filosofía del
derecho en Marx corresponde, o bien a las interpretaciones de la relación del derecho con
el bloque socialista, como es el caso de la crítica de Kelsen al marxismo 8 o un problema
protocomunista.
Ahora bien, esto no implica que el marxismo haya menoscabado la dimensión
política de la obra temprana de Marx, como aseguraba Abensour, sino más bien el
problema consiste en subsumir los planteamientos políticos en un cuerpo teórico
constituido a priori donde cumplen una función de transición hacia un desarrollo
intelectual más acabado. Así, Castro-Gómez apunta al hecho del posible anacronismo de
Abensour en su postulado del «momento maquiavélico»9 de Marx, ya que no considera el
contexto pragmático de la producción teórica de textos esenciales que son desechados por
no cuadrar en esta interpretación.
Por otra parte, de manera decisiva, la filosofía marxista francesa, representada por
el postulado de la ruptura epistemológica de Marx en Althusser, que afirmaba la existencia
de una radical escisión donde está claramente diferenciado en dos etapas el paso de la
ideología al socialismo científico. Para Althusser el punto de clivaje fue la obra La Ideología
Alemana donde Marx en su juicio a la crítica teológica de los jóvenes hegelianos se
desprende de los postulados humanistas produciéndose una ruptura con la ideología
alemana. Para Althusser dicha ruptura epistemológica se había producido al elaborar
teóricamente los cimientos de la ciencia de la historia, superando así la ingenuidad
implícita del humanismo filosófico. Esta operación reemplaza la crítica idealista hegeliana
por la teoría científica, con lo cual habilita a juicio de Althusser, una comprensión del
campo social más allá de la lógica de la necesidad en la sociedad dada como una totalidad,
pero conservando el conflicto en una estructura cambiante y contingente. En este sentido,
ambas posiciones sugieren clasificar a Marx en dos momentos: el Marx joven, todavía
encandilado por el sistema hegeliano y cuyos textos no se desprendían de la ideología
burguesa y cierto acento filosófico visto con sospecha; y el Marx maduro, identificado casi
como un “Marx verdadero”, que inaugura las bases de la crítica científica de la economía
política burguesa.

Es por esto que, si nos limitamos a la perspectiva marxista, textos como los
artículos sobre el robo de leña carecen de valor en sí mismo y solo ameritan atención
desde una consideración transitoria en el desarrollo intelectual de Marx. De ello se sigue
que la doctrina marxista constituye un obstáculo epistemológico, como Castro-Gómez
sugiere, al delimitar los objetos de estudio a la razón económica como última instancia de
la interpretación del mundo. Pese a esto, también se han diversificado posiciones que

8 Para Kelsen, la jurisprudencia marxista, referida al cuerpo jurídico del marxismo-leninismo, constituye una
especie de iusnaturalismo, al naturalizar las leyes de la historia, deduciendo falazmente una deontología de la
ontología, apelando a un orden trascendente que justifica cierto régimen legislativo.
9 Para el filósofo Miguel Abensour es posible interpretar en los textos críticos de la filosofía del derecho de

Hegel un «momento maquiavélico» caracterizado por un núcleo de político que apunta al establecimiento de
una democracia radicalizada y la abolición del Estado. Afirma, además, que esta filosofía política esbozada por
Marx fue ignorada por la tradición marxista, pero Castro-Goméz ve insustancial la argumentación que
sustentaría dicho momento maquiavélico, toda vez que no delimita claramente su objeto y pasaría a ad olecer
del mismo inconveniente interpretativo de atribuir a la obra de Marx elementos que la preceden,
constituyendo un ejemplo de anacronismo.
piden tomar seriamente aspectos del pensamiento de Marx como lo es la política, la ética y
el derecho, presentes sobre todo en su obra temprana, poniendo de relevancia que la obra
juvenil de Marx ya expresa el proyecto programático de la obra general de Marx, como es
el caso de la filosofía humanista de Sartre, el marxismo de Lukács, la teoría crítica de
Marcuse o la filosofía de la liberación de Dussel. Dichas manifestaciones corresponden
precisamente a líneas de fuga de la ortodoxia soviética, ampliamente cuestionada. Así se
abre un campo de posibilidades en el estudio de Marx. A partir de los disensos, la
formación del pensamiento jurídico en Marx emerge como un problema de consideración,
especialmente por el contenido filosófico que posee y que permite reflexionar sobre las
contradicciones que supone en su desarrollo histórico y que el capitalismo llega a
intensificar. Visto que hay una potencia propia en la escritura juvenil de Marx, resulta
indispensable encontrar en el pensamiento iusfilosófico de Karl Marx una vigencia inusual
respecto a la contradicción entre la realización del derecho y su concepto, que trasciende
los análisis economicistas y posiciona la crítica demoledora de la abstracción liberal de las
relaciones de vida.

Entonces, es preciso separarse de las claves de interpretación marxista y acercarse


a una hermenéutica que permita restituir el carácter positivo de los artículos sobre el
debate del robo de leña como fuente de una discursividad que expresa por sí misma una
filosofía crítica del derecho, naturalmente en su espectro hegeliano como marco
intelectual de la época y enmarcada en una política específica que se adelantaba en un
momento preciso del desarrollo de la contradicción entre economía y política de la
Alemania en vías de industrializarse en la primera mitad del siglo XIX. Extraer
arqueológicamente estos enunciados para reconstruir un aparato teórico crítico usado por
Marx precisa de comprender, a su vez, el contexto pragmático que hizo posible su
articulación.

Primeros esbozos de una crítica al derecho


Los ideales de la revolución francesa, y su expansión por Europa con Napoleón,
fueron como un sismo para el antiguo régimen, conminando a los poderes monárquicos a
buscar una alianza que fuera una barrera del pensamiento revolucionario. La restauración
(1814-1848) fue el periodo en el cual las potencias reaccionarias quisieron detener el
tiempo en función de preservar el absolutismo. La revolución francesa, que conmocionó
las estructuras metafísicas de la política europea, se convirtió en la referencia necesaria de
la burguesía y en el norte del liberalismo y el republicanismo. Tréveris, ciudad natal de
Karl Marx, fue el lugar donde mejor se acogieron estas ideas en Renania, la parte más
afrancesada de la confederación alemana. Tréveris fue ocupada por la Grande Armée en
1794 y anexionada al imperio francés en 1801, donde la población recibió con entusiasmo
una serie de beneficios que implicaba la normatividad liberal y los principios de la
revolución francesa. Sin embargo, Prusia recupera la Renania en 1815 y reversa todas las
reformas liberales, adoptando medidas coercitivas y profundamente reaccionarias.
En el marco de la restitución del absolutismo en Europa en el sistema Metternich y
la Santa Alianza pero en una ciudad que remitía a una resistencia al poder monárquico en
defensa de los principios revolucionarios nace el filósofo Karl Marx en 1818. La infancia y
la juventud de Marx transcurrieron en esta convulsa fluctuación de una población
afrancesada en una ciudad radical contra el restablecimiento y la represión de un Estado
monárquico. Este es el periodo de la formación intelectual de Marx, bajo la influencia del
liberalismo dentro del contexto pragmático de la restauración. Las influencias que tuvo
Marx en esta etapa fueron tres: su padre, su suegro y Tréveris. En cuanto al primero,
Heinrich Marx, cabe destacar que ejerció como abogado del Estado prusiano toda su vida
en la Alta Corte de Apelaciones de Trier, hecho que es significativo por la influencia directa
en la profesión de Marx. Heinrich tuvo una formación ilustrada y defendió el programa
liberal de Renania, a saber: rule of law, libertad de expresión y de culto, Estado laico y un
modelo de gobierno caracterizado por una monarquía constitucional, como el modelo de
Inglaterra.

Marx recibe el legado de la tradición ilustrada y la convicción de una monarquía


constitucionalista de parte de su padre, así como la conminación a estudiar derecho. En
esa misma dirección estuvo encaminado el influjo de su futuro suegro, Johan Ludwig Von
Westphalen, funcionario que llegó a Tréveris en 1816 como Consejero de Gobierno para
garantizar la anexión de Renania a Prusia. Ambos sostenían largas y profundas
conversaciones, a pesar de la notable diferencia de edad, donde Marx fue introducido al
pensamiento de Saint-Simón y reafirmado en la idea de un gobierno monárquico y
constitucionalista. La tercera gran influencia era la misma ciudad de Tréveris, que como se
señaló anteriormente, constituía uno de los más importantes centros del pensamiento
liberal y revolucionario de la Confederación alemana. Radical y afrancesada, liberal y
republicana, Tréveris fue objeto de un control y una vigilancia total, así como de la censura
y la persecución por parte de la policía prusiana, sobre la cual las autoridades locales no
tenían injerencia alguna. En general Tréveris era una influencia por su tradición
progresista y revolucionaria para Marx, pero en particular lo era el Friedrich Wilhelm
Gymnasium, donde adelantó sus estudios secundarios o Abiturent. En efecto, el carácter del
Gymnasium iba en concordancia con el ánimo de Tréveris, es decir, de una convicción
liberal, racionalista e ilustrada. Los profesores del Instituto, de quienes se redactaron
dossiers e informes policiales, daban muestras de ese carácter peligroso para la reacción
monárquica. El Abiturienttenarbeit era el trabajo que permitía evaluar a los estudiantes.

Gonzalez Varela destaca dos de estos trabajos y que se han convertido en las primeras
obras de Marx: El primero es el Betrachtung eines Jüngligs beir der Wahl eines Berufes
(razones de un joven para elegir una profesión) donde es necesario advertir ya la génesis
de la crítica a la negación del concepto de derecho, a propósito de la formación de un
pensamiento crítico dentro del debate jurídico del sistema hegeliano. El punto es el
siguiente, según González Varela: “Ya Marx está de alguna manera «reparando» con los
materiales que encuentra a mano, la propia concepción liberal de libertad negativa y
formal” (2020, p. 22) y agrega: “El derecho igual (entre individuos en condiciones
desiguales) presupone la desigualdad real, incluso en un acto tan terrenal como elegir una
profesión” (ibid) con lo cual tenemos que para Marx la preocupación por la escisión entre
lo formal y lo real, entre lo general y lo particular, es central. Para ello hace uso de
categorías de Rousseau y Saint-Simón: relaciones sociales (verhältnisse in der
gesellschaft) y condiciones de vida (lebensverhältnisse), que le sirven para establecer una
crítica a la concepción liberal de la elección individual, en el marco de las condiciones
materiales como límite.

Marx pone en cuestión uno de los fundamentos del liberalismo como es la


concepción negativa de la libertad por ser una cuestión abstracta, pues lleva a que se
constituyan desigualdades en el campo del derecho, es decir, que la declaración formal del
derecho implica la negación real del mismo, en la medida en que en su abstracción no
atiende a las condiciones de vida y las relaciones sociales. De esta manera, la revisión
teórica de estos trabajos de un Marx adolescente, permite ver que en el clima intelectual
de la época ya se afirma la división entre lo concreto y lo abstracto en el derecho, es decir,
entre el derecho formal que niega la realidad de las condiciones de vida. Esto permite ver
claramente que ya ha emergido un problema jurídico desde la perspectiva de un joven que
quiere elegir una profesión.
Posteriormente, en 1835, Marx ingresa a estudiar derecho en la Universidad de
Bonn, centro cultural de Renania, como su padre había elegido para él, pues Heinrich
deseaba que su Karl Marx se convirtiera en funcionario de los tribunales de justicia de
Tréveris. El ambiente estaba cargado por la represión, donde la persecución a estudiantes
y maestros resultaba normal, incluso la misma universidad y los agentes de policía
denunciaban y encarcelaban a los subversivos. Marx no está conforme con la currícula
académica del derecho germánico, por lo que la complementa asistiendo a actividades
extracurriculares que no estaban propiamente relacionadas con los estudios jurídicos; e
ingresa a un círculo literario alrededor de Karl Grun, traductor de Proudhon, donde llevó
un estilo de vida bohemio y cuya participación fue notable.

El modo de vida de Marx hizo estallar un conflicto con su padre, que condenó su
conducta, su rendimiento, sus deudas y su desidia por el derecho. Por esta razón, en 1936
su padre lo obliga a trasladarse a Berlín, donde el filósofo sufrió un tortuoso camino, sujeta
al influjo de distintas personalidades, en su formación político-jurídica, pues es en el paso
de Bonn a Berlín donde Marx conoce a los jóvenes hegelianos, pero también, donde
ingresa y se inscribe directamente en los principales debates jurídicos de la época. La
Universidad de Berlín era el centro del hegelianismo y los discípulos de Hegel ocupaban
gran parte de las plazas. El más brillante y polémico discípulo de Hegel, el jurista Eduard
Gans dictaba los cursos sobre teoría del derecho criminal (1836) y Derecho Prusiano
(1838) a los cuales Marx asistió y se destacó. Gans puso el enfoque en la crítica social y
política de la filosofía de Hegel, por lo cual, su cátedra era también una tribuna para el
debate político frente a la represión monárquica.
Probablemente, la primera apropiación del método dialéctico por parte de Marx
haya sido a través de la figura de Gans, lo que contribuyó también a la formación de la
izquierda hegeliana, con lo cual, el primer encuentro de Marx con el hegelianismo estuvo
mediado por la interpretación ya dada por el hegelianismo. Todo este contexto conducía a
Marx a planear escribir una ambiciosa obra sobre filosofía del derecho, centrada en la
revisión conceptual de Kant, Fichte y Savigny. Esta obra nunca se realizó, pero el proyecto
fue comentado por Marx a su padre en un cruce epistolar, como lo detalla González Varela:
“Construir una filosofía del derecho que abarcara todo el campo jurídico. Bosquejé como
introducción unas cuantas tesis metafísicas he hice extensivo este desventurado opus al
derecho público (...)” (2010, p.35). Todo el trabajo filosófico de Marx en este periodo
estaba inscrito en el combate teórico del debate jurídico en Berlín.

Por un lado, estaba la posición de Gans, cuya interpretación del concepto de Estado
de Hegel estaba escindida de la racionalidad de lo real, puesto que la racionalidad tenía
lugar en el tiempo a través de la conciliación de los intereses en el espíritu del mundo. Lo
sobresaliente es que, para Gans, el delito se deriva del conflicto entre los distintos
estamentos, por lo que constituye un hecho antes que un derecho. Todo lo contrario,
afirmaba la escuela reaccionaria. Por consiguiente, la superficie de emergencia del campo
de batalla jurídico que era Berlín enfrentó a la escuela histórica de Savigny, la escuela
reaccionaria de Hugo y la escuela racional del hegelianismo alrededor de las mismas
tensiones dentro del pensamiento burgués y su interpretación política del derecho.

Así es posible colegir que Marx estaba embebido y a la altura de los debates
filosóficos y jurídicos de la época, todos ellos dominados por el universo discursivo del
hegelianismo. Sin embargo, la entrada de Marx a Hegel no es directa, sino mediada por los
jóvenes hegelianos y por Feuerbach, por lo cual, Marx ya estará dotado de un importante
arsenal teórico para afrontar el conflicto concreto entre el aparato jurídico de la
Confederación Alemana en el momento de una fuerte reacción monárquica frente a los
embates revolucionarios remanentes en la conciencia juvenil de Marx.

El derecho contra el privilegio.

Arnold Ruge convoca a Marx en 1938 para iniciarse en el periodismo político y


poco tiempo después, ya era redactor en jefe de la Dieta Renana, órgano de propaganda
del liberalismo. Allí Marx comenzó a preocuparse, según él dice, por las cuestiones
materiales, especialmente en la crítica al sistema monárquico, que estaba haciendo una
revolución económica sin hacer una revolución política, razón por la cual, Marx
consideraba que Alemania no era contemporáneo de Europa sino solamente en lo
filosófico10. En este sentido, se analizará los artículos de los debates sobre el robo de leña,
específicamente el del 25 de octubre al 30 de octubre de 1842, donde se abordará el
problema de la ley, en tanto legislación, y preguntarnos sobre su naturaleza en cuanto a lo
que presenta Marx desde estos mismos debates.

La principal arma que Marx empuña para efectuar su crítica a la política de


propiedad que la monarquía estaba impulsando en la Dieta, además del bloque
antiabsolutista de liberales y republicanos y la política de redacción de la Gaceta Renana,
objeto de la censura y la reacción, será la apelación a la irracionalidad de la ley de
penalización del robo de leña respecto al concepto racional de Estado. Apoyado en Hegel,
pero también en el legado del Codis Civis11, Marx posiciona el principio de igualdad civil
como el fundamento racional del Estado. Para Hegel el Estado es el material de la
realización del espíritu puesto que “desaparece la oposición entre libertad y necesidad, ya
que somete la voluntad subjetiva de los hombres a las leyes, produciendo la unidad entre
la voluntad objetiva y subjetiva12. De otra manera, para Hegel en el Estado se produce una

10 Dicha apreciación da muestra del modo en que Marx se inscribía en el debate del desarrollo ulterior a la
restauración monárquica y las condiciones específicas en que Alemania se presentó a esa instancia de la
historia moderna, pues la industrialización que la Confederación Alemana empezó a desencadenar en este
periodo obedeció, antes que al impulso revolucionario de una ascendente burguesía industrial, a la dirección
de la monarquía restauradora, por lo que Alemania, aún a la zaga de los desarrollos industriales de los ingleses ,
marcado por la confusión del derecho de propiedad de una legislación todavía de carácter feudal, que es
precisamente el objeto de la crítica de Marx, ingresa al capitalismo sin experimentar una revolución burgues a
que equipare las libertades alcanzadas por los franceses. Dicho lo anterior, considerando que Alemania no tuvo
revolución política y la revolución industrial no correspondía a los criterios liberales de los ingleses, Marx
sentenció que “la lucha contra el limitado contenido del statu quo alemán no puede estar privada de interés,
puesto que el statu quo alemán es la franca terminación del antiguo régimen y l’ancien régime es la falta
encubierta del Estado moderno. La lucha contra el presente político de la Alemania es la lucha contra el pasado
de los pueblos modernos” (1975, p.14) con lo cual se producía una fuerte identificación de la Alemania como el
pasado de los países modernos
11
Las marcas republicanas que la expansión del imperio francés dejó sobre Europa fueron definitivas en el
debilitamiento progresivo del derecho feudal, por una parte, y de la política monárquica, que incluso en un
momento de restauración, puede leerse la crítica de Marx como una manifestación de est a tradición. A este
respecto Hobsbawm asegura que “También fueron importantes los cambios institucionales introducidos
directa o indirectamente por las conquistas francesas. En el apogeo de su poder (1810), los franceses
gobernaban como si fuera parte de Francia toda la orilla izquierda alemana del Rin, Bélgica, Holanda y la
Alemania del norte hasta Lübeck, Saboya, Piamonte, Liguria y la zona occidental de los Apeninos hasta las
fronteras de Nápoles, y las provincias ilíricas desde Carintia hasta Dalmacia. Miembros de la familia imperial o
reinos y ducados satélites cubrían España, el resto de Italia. el resto de Renania -Westfalia y una gran parte de
Polonia. En todos estos territorios (quizá con la excepción del Gran Ducado de Varsovia), las instituciones de la
Revolución francesa y el Imperio napoleónico eran automáticamente aplicadas o servían de modelo para la
administración local: el feudalismo había sido abolido, regían los códigos legales franceses, etc. Estos cambios
serían más duraderos que las alteraciones de las fronteras. Así, el código civil de Napoleón se convirtió en el
cimiento de las leyes locales de Bélgica, Renania (incluso después de su reincorporación a Prusia) e Italia. El
feudalismo. una vez abolido oficialmente, no volvió a restablecerse.” (2006, p.96)
12 Hegel (1994) explica que: “La libertad como idealidad de lo inmediato y natural no es inmediata, ni natural,

sino que necesita ser adquirida y ganada mediante una disciplina infinita del saber y del querer. (…) Esta
conciliación entre la multiplicidad de intereses individuales que están repartidos en la
sociedad civil porque estos quedan sometidos a la voluntad general y a las leyes, a lo
moralidad y el derecho, y es así, porque en el Estado, y por tanto en las leyes, se encarna la
forma universal de las costumbres, y es precisamente de este sometimiento a la
objetividad del derecho de donde surge la libertad individual. De este modo, lo que
caracteriza la racionalidad de una ley, y por tanto del Estado, es la universalidad, es decir,
su validez para la totalidad de los ciudadanos, y para ello, la noción política de igualdad es
imprescindible, porque solo así se realiza la libertad en el seno del Estado. Con el precepto
de universalidad e igualdad es que Marx entra a juzgar jurídicamente la racionalidad de las
discusiones de la Dieta Renana13.

Si bien Marx se pregunta por la misión legislativa de la Dieta y sus razones para
tipificar el robo de leña como delito, encuentra una clara negligencia gramatical, pues el
simple delito forestal ponía al campesino desposeído como un ladrón, no solo recayendo
en la desgracia de su desposesión sino también elevando al estatuto punitivo. Esa relación
estricta entre la ley, lo jurídico y lo económico, que permitió el capitalismo, registra
propiamente el interés y el giro que ha tomado lo jurídico, pues justifica lo injustificable y
penaliza una acción donde no hay un delito real, con la excusa de proteger la propiedad
privada que más adelante, con el derecho privado, va a permitir el funcionamiento abierto
de lo meramente económico y lo individual.

La propiedad privada cada vez toma más fuerza en el campo de lo jurídico, al


punto que el derecho ya no regula únicamente las relaciones entre las personas sino
también sobre las cosas. Marx, que parte con la premisa de la universalidad del derecho,
empieza a develar la irracionalidad de su lógica a partir de su realización material. Esa
idea del derecho universal pierde su rumbo porque su foco ya no es el sujeto sino los
bienes materiales, es decir, esa universalidad de los derechos es en tanto el sujeto tenga
bienes que proteger. La racionalidad capitalista, que no es más que la protección jurídica
de los bienes y no del sujeto, niega progresivamente al desposeído sin ningún bien
material, quedando por fuera de esa presunta universalidad, el mayor ejemplo es el que
resalta Marx: El diputado bien aclara que hay una apropiación de madera ajena, que hay
que penalizar, sin importar que el desposeído en su estado de miseria el único modo de
sobrevivir sea la recolección de leña y que luego esta sea tipificada como delito porque
para la Dieta es más importante la protección del bosque, pero no por ser un atentado
contra el bosque, sino más bien, por la figura del propietario. De ahí que la sombra de la
ley justifique y pierda su naturaleza de lo justo pues “Si la ley denomina robo de leña una
acción que no es delito forestal, la ley miente y el pobre es sacrificado de una manera legal”
(Marx, 2007, p. 29).

limitación [las limitaciones que el Estado impone a la libertad] desaparece cuando surge la conciencia y la
voluntad de la libertad, tal como es verdaderamente, o sea, racionalmente y según su concepto. Con arreglo a
este concepto, pertenecen a la libertad el derecho y la moralidad, y estos son en sí y por sí esencias, objetos y
fines universales, que deben ser hallados por la actividad del pensamiento, el cual se distingue de la
sensibilidad y se desarrolla frente a la sensibilidad.” (p. 105)
13 Sobre este pasaje de su obra Marx comentará posteriormente: “Mi estudio profesional era la
jurisprudencia, pero nunca di a esta disciplina más que un lugar subordinado respecto a la filosofía
y la historia. Por los años 1842-1843, como redactor de la Rheinische Zeitung, me vi en la obligación
enojosa, por primera vez, de dar mi opinión sobre los llamados intereses materiales . Las
discusiones de la Dieta renana sobre los delitos forestales y el parcelamiento de la propiedad
territorial, la polémica que von Schaper, primer presidente a la sazón de la provincia renana,
entabló oficialmente con la Rheinische Zeitung, respecto a las condiciones de vida de los aldeanos
del Mosela, y por último las discusiones sobre el libre cambio y la protección, me dieron motivos
para ocuparme de las cuestiones económicas.” (p. 2)
La justificación de lo injusto cada vez es más perversa pues “si toda lesión de la
propiedad, sin diferencia, sin determinación más precisa, es robo, ¿no sería la propiedad
privada un robo?” (Marx, 2007, p. 31) Se trata de un mismo delito de propiedad, pero es
justamente eso que se olvidó, que se pasó por alto, lo que condena Marx con su crítica: es
precisamente que la pena no está siendo objetiva, y por tanto no es real, pues esa relación
legislador-ley hace poco efectiva la regulación y más bien sí le hace un camino al carácter
individual del derecho donde desde la desigualdad se fijan las leyes. Esto en vía del
derecho consuetudinario para el Estado se ha vuelto normativo, ahora bien ¿Cómo es
posible que la ley se adelante y esté por fuera del derecho? La ley está por fuera de lo
jurídico precisamente en este sentido, en el de la costumbre donde el legislador-ley
justifica y evidencia su irracionalidad. A este respecto Marx (2007) señala:
La ley no está dispensada de la obligación general de decir la verdad. Por el contrario. La
tiene en doble medida, ya que es quien debe expresar de modo general y auténtico la
naturaleza jurídica de las cosas. La naturaleza jurídica de las cosas no puede por lo tanto
guiarse por la ley, sino que la ley tiene que guiarse por la naturaleza jurídica de las cosas. Si
la ley denomina robo de leña una acción que no es un delito forestal, la ley miente y el
pobre es sacrificado a una mentira legal (pp. 29-30)

En esta disertación de Marx sobre la ley empieza a desenvolverse la función


estratégica del concepto racional de Estado en la concepción del Estado moderno de
Derecho, que será el centro de la crítica a la organización jurídica irracional del Estado
prusiano. Para Marx, siguiendo a Hegel y Feuerbach, el Estado representa el reino de la
universalidad, pues es la instancia en que se representa el derecho de todos los
ciudadanos. De ahí que la ley deba tener también un carácter universal. Sin embargo, la ley
del robo de leña no representa la universalidad, pues penaliza al desposeído que debe
proveerse de la naturaleza para poder subsistir, con lo cual deduce Marx que la ley
prohíbe la existencia del pobre para salvaguardar el derecho de propiedad de los dueños
de los bosques. Marx reivindica en este punto el derecho consuetudinario del pobre de
valerse de los medios que la naturaleza provee para producir los medios de su propia
subsistencia, y agrega que una ley que desconozca esta fuente del derecho es una ley que
es irracional, porque niega el principio mismo de la vida.

Así, frente a los intereses de los propietarios en erigir sus privilegios como leyes,
Marx sentencia que el pobre está en el derecho de usar la naturaleza para valerse y esto no
puede estar limitado por la propiedad. Aún así, Marx es consciente que, frente al derecho
consuetudinario del pobre por subsistir, también podría argumentarse el derecho
consuetudinario del más fuerte a la propiedad, es decir, a poseer los bienes materiales a
los cuales pueda hacerse, y en este sentido, habría un conflicto jurídico que igualaría
ambos derechos. Pese a ello, no se reconoce que el conflicto no pueda resolverse de no
mediar un criterio racional. En otras palabras, debe existir una norma o criterio cuya
lógica permita establecer la validez de las costumbres del pobre por subsistir, pero no del
fuerte por poseer, pues el resultado ante la ambivalencia es, como recuerda Rousseau, el
Estado de Naturaleza mismo donde impera la ley del más fuerte.
Sin embargo, dicho criterio racional sí existe y no es otro que el de la ley universal,
fundada en el principio de la libertad de todos los hombres, es decir, un derecho basado en
la dignidad humana. Toda ley que contradiga dicha norma es irracional, de modo que la ley
que buscaba penalizar como robo la dignidad humana del desposeído es también
irracional porque niega la humanidad del pobre. Así, la contradicción entre el Derecho y la
idea racional de Estado consistía en que este no estaba legislando a partir del criterio de la
universalidad, porque estaba negando la subsistencia de una masa desposeída, más bien
penalizaba su existencia, su derecho consuetudinario a tomar de la naturaleza lo que
pueda servirle para vivir.
Pero entonces, insiste Marx, si no es este el principio con el cual se legislaba en el
Estado prusiano debe ser que el Derecho no ha alcanzado aún su desarrollo racional y se
encuentra aún en una suerte de Derecho Feudal, al elevar el privilegio del propietario del
bosque a ley, legitimando la desigualdad y negando la dignidad del pobre que recoge la
leña. Así, este derecho no obedece a la universalidad, y, por tanto, a la racionalidad, sino a
la particularidad: “Un completo quid pro quo tiene que haber engañado a los
representantes. El propietario forestal en función de legislador confundió por un momento
las personas, confundió entre sí mismo en cuanto legislador y en cuanto propietario
forestal” (Marx, 2007, p. 63) de manera que el privilegio, lo particular, pretende encubrir
lo universal, entonces tenemos en la legislación la contradicción contra fáctica entre la
idea universal de Estado racional y su actividad real aplicada en los proyectos de ley en la
Dieta Renana.

Lo que se evidencia es el paso de una crítica temprana a la abstracción del derecho


en el pensamiento jurídico liberal, que Marx formula a través de la presuposición de la
desigualdad real en la aceptación de un derecho de igualdad en condiciones desiguales, a
una elaboración más acabada que crítica la racionalidad misma del derecho de propiedad.
En última instancia, es una crítica que afirma la irracionalidad, porque en la sanción del
privilegio como ley, esto es, el derecho privado aprobado por la Dieta, penaliza la
existencia humana misma, pues no le permite al campesino valerse de los medios mínimos
para su subsistencia. Es una ley irracional porque es una ley que atenta contra la
existencia humana. Por tanto, en este punto, la denuncia de Marx no es tanto contra el
concepto de derecho, ni de ley ni de Estado, sino a propósito de la contradicción real de
dichos términos.
Con la llegada de un nuevo orden legislativo se afirmaba el carácter privado y su
pretensión de dirigir el mundo, pues ahora, nacía una nueva relación individuo-Estado,
donde al reducir la acción estatal: “tiene que acomodarse en cuanto a la forma de sus
medios a los límites de la propiedad privada” (Marx, 2007, p. 48), reduce la vida humana,
las relaciones personales e incluso la vida, abriéndole el paso acelerado a la producción y a
la rentabilidad. Ahora la actividad legislativa en tanto relación con la ley —hacer que la
recolección de leña fuese tipificada como delito— le permitió evidenciar a Marx: Que el
Estado estaba siendo dirigido por los intereses de la Dieta, es decir, bajo la racionalidad
capitalista que estaba naciendo y, por consiguiente, se trata de la personificación de la
propiedad privada en el interés del propietario que aísla el derecho consuetudinario de los
pobres a recolectar madera para así sobrevivir. En últimas condenar a los desposeídos y
excluirlos de la universalidad de los derechos.

La negación del concepto de derecho en su aplicación efectiva, en otras palabras, el


derecho por fuera del derecho, es entonces «esa máscara vacía» en tanto que pierde su
carácter universal y su foco limitante, pues ahora pasa a legitimar los atropellos
estructurales y justificar un Estado privado (negación del concepto de Estado), además de
permitir que la propiedad privada se funde con más fuerza desde lo jurídico De ahí que la
sombra de la ley justifique y pierda su naturaleza de lo justo pues “Si la ley denomina robo
de leña una acción que no es delito forestal, la ley miente y el pobre es sacrificado de una
manera legal” (Marx, 2007, p. 29). Es así que la formación intelectual de Marx en el campo
jurídico va a marcar los criterios éticos de la obra posterior. La tarea de Marx en su crítica
pasa por poner en evidencia la existencia de un otro como víctima, hacen de las denuncias
y debates públicos que dirige Marx, el comienzo de una crítica: no es natural esa división
entre explotado y explotador, y menos que exista un sistema que lo legitime, pues los
principios jurídicos deben garantizar la dignidad humana permitiéndole al desposeído un
buen vivir. Ahora el desposeído permanecerá en el mundo de las tinieblas condenado al
olvido estatal y no queda más crítica frente a esto que recoger el derecho consuetudinario
de los pobres al bien común de la humanidad.

En este artículo, se ha propuesto una visión que revela la riqueza para el debate
filosófico de los artículos sobre la Ley acerca del robo de leña. A través del análisis de una
de las obras tempranas de Marx, se ha demostrado cómo el pensamiento jurídico emerge y
se forman los primeros problemas que van a inquietar al filósofo, precisamente, en el
campo del derecho, a la vez que se conjugan en un entramado discursivo que implican los
debates políticos e intelectuales de una época donde se produjo una tensión entre la
revolución y la restauración. Así las cosas, estos artículos permiten entender cómo Marx
construye un problema alrededor de negar la racionalidad del derecho a partir del uso de
la ley como máscara de intereses privados, posicionándose en el escenario político de la
convulsa Renania. En esta dirección, la operación de una revisión de la presunta
universalidad del derecho y el proceder de Marx lo llevaron a entrar en el campo de batalla
intelectual y político de la monarquía prusiana antes de las elaboraciones de la crítica de la
economía política, es decir, dilucidamos un Marx profundamente político que trabajaba a
partir de categorías filosóficas.

En este contexto, se ha demostrado cómo Marx utiliza una hermenéutica que


permite restituir el carácter positivo de los artículos sobre el debate del robo de leña como
fuente de una discursividad que expresa por sí misma una filosofía crítica del derecho,
naturalmente en su espectro hegeliano como marco intelectual de la época y enmarcada
en una política específica que se adelantaba en un momento preciso del desarrollo de la
contradicción entre economía y política. En conclusión, este artículo ha permitido
entender cómo los artículos sobre la Ley acerca del robo de leña son una obra clave en la
formación del pensamiento jurídico de Marx y cómo estos textos permiten revisar la
presunta universalidad del derecho y entender cómo Marx se enfrenta a la contradicción
entre economía y política de la Alemania en vías de industrializarse en la primera mitad
del siglo XIX. Para cerrar, pero dejando abierta la discusión, ¿no es preciso apelar a la
vigencia de esta potencia crítica del joven Marx para impugnar los modos irracionales en
los que el privilegio sigue siendo la fuente del derecho en los actuales sistemas legislativos
en tiempos del neoliberalismo?
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