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Resumen:
El presente trabajo propone una visión que revela una riqueza en una de las obras
tempranas de Marx: los artículos sobre la Ley acerca del robo de leña, donde el
pensamiento jurídico emerge y se forman los primeros problemas que van a inquietar al
filósofo, precisamente en el campo del derecho. En esta propuesta se pretende revisar la
formación de un problema jurídico que va a dar el sentido fundamental a sus primeras
obras y que le va a servir para entrar en el campo de batalla intelectual y político de la
monarquía prusiana, dicho problema, lo encuentra Marx en la presunta universalidad del
derecho. Si bien el derecho pretende la universalidad desde una concepción liberal, es
decir, una «igualdad de derechos entre individuos», desde Marx podemos advertir que
esta visión del derecho es una abstracción al escindir las relaciones de vida, haciendo que,
en lo concreto, esto es, en condiciones materiales desiguales. El desposeído quede por
fuera de dicha universalidad, no solo demostrando una violación histórica, sino la
irracionalidad jurídica del Estado, evidenciando la contradicción pragmática entre su
concepto y su facticidad desde el lente de la filosofía del derecho hegeliano.
Abstract:
This work proposes a perspective that reveals the richness in one of Marx's early
works: the articles on the Law on the Theft of Firewood, where juridical thought emerges
and the first problems that will trouble the philosopher, precisely in the field of law, take
shape. This proposal aims to review the formation of a juridical problem that will give
fundamental meaning to his early works and that will serve him to enter the intellectual
and political battlefield of the Prussian monarchy. Marx finds this problem in the
presumed universality of law. While law claims universality from a liberal conception, that
is, "equality of rights among individuals," Marx allows us to perceive that this view of law
is an abstraction, as it separates life's relationships, causing the dispossessed to be
excluded from this universality in concrete terms, that is, under unequal material
conditions. This not only demonstrates a historical violation but also the juridical
irrationality of the State, revealing the pragmatic contradiction between its concept and its
actuality through the lens of Hegelian philosophy of law.
Keywords: Marx, Juridical problem, Universality of law, Life relationships, Philosophy of
law
3 En este texto de 1857 Marx realiza una revisión de su obra afirmando: “El primer trabajo que
emprendí para resolver las dudas que me asaltaban fue una revisión crítica de la Filosofía del
Derecho de Hegel, trabajo cuya introducción apareció en los Deutsch-Franzoesische Jahrbücher,
publicados en París en 1844 (…) Las relaciones jurídicas, así como las formas de Estado no pueden
explicarse ni por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano; se originan
más bien en las condiciones materiales de existencia que Hegel, siguiendo el ejemplo de los ingleses
y franceses del siglo XVIII, comprendía bajo el nombre de «sociedad civil», y la anatomía de la
sociedad civil debe buscarse en la economía política” (1968, pp.2-3). Este pasaje fue tomado por la
doctrina como un dogma al pie de la letra y fijado como la principal referencia en la elaboración
teórica de la base económica como infraestructura de la sociedad tan usada en la interpretación
marxista de las condiciones concretas de análisis.
4 Discurso pronunciado por Friedrich Engels en el cementerio de Highgate tras loa muerte de Marx en 18 83.
5 “Con anterioridad a la Primera Guerra Mundial, nada se había hecho en la teoría por recuperar las raíces
hegelianas del pensamiento marxista. En realidad, y como Karl Korsch planteó en 1923 en Marxismo y
Filosofía, el reformismo de los socialdemócratas de la Segunda Internacional estaba ligado a un materialismo
no dialéctico, mecanicista y cientificista” (Lukacs, 1984, p.13)
6 Cabe aclarar, sin embargo, que buena parte de la literatura de mayor envergadura filosófica de Marx,
atribuidos a los textos de juventud, entre ellos La Ideología Alemana y Los Manuscritos económicos y
filosóficos de 1844 fueron publicados solamente hasta 1932 en la Unión Soviética por David Riazanov , editor
de las obras completas de Marx y Engels, por lo que gran parte del corpus teórico del marxismo se construyó
ignorando desarrollos fundamentales del pensamiento de Marx y sobre la base de las llamadas obras de
madurez.
Este sistema, el DialMat7, considera la existencia de una ruptura en el pensamiento
de Marx donde se produce una transición de un idealismo liberal que giraba alrededor del
hegelianismo hacia un pensamiento centrado en el materialismo, el comunismo y la visión
científica de la sociedad. En el interior del marxismo ortodoxo coincidía la idea común de
que en el conjunto de la obra de Marx se produce este cambio decisivo. Los teóricos como
Lenin, Kautsky, Labriola, Plejánov y demás, habían constituido una doctrina sobre la base
del esquema de la infraestructura económica, base material de la sociedad, sobre la cual se
erige una superestructura política, jurídica e ideológica, con lo cual, la obra anterior,
correspondía todavía a un material liberal y burgués. Así, sobre el cariz de la presunta
cientificidad de la obra de Marx, se aplicó sobre el desarrollo de su trabajo teórico los
planteamientos propios de lo que la «ciencia dialéctica» descubre al analizar las
determinaciones de las leyes que rigen el movimiento de la naturaleza, es decir, en el
desarrollo de la elaboración teorica de Marx está también el procedimiento propio de la
ciencia, tal y como lo concebía Stalin (1979):
Por eso, el método dialéctico entiende que el proceso de desarrollo debe concebirse no
como movimiento circular, no como simple repetición del camino ya recorrido, sino como
un movimiento progresivo, como un movimiento ascencional, como un tránsito del viejo
estado cualitativo a un nuevo estado cualitativo, como el desarrollo de lo simple a lo
complejo, de lo inferior a lo superior (p. 267)
7 Por DialMat, esto es, por materialismo dialéctico entendemos el modo específico en el que la filosofía
marxista se proclamó a través de Stalin en la doctrina oficial de la URSS. La lectura stalinista del materialismo
dialéctico, mediada por una clave hermenéutica positivista, contrapone el método de análisis de la realidad
social provisto por Marx a las interpretaciones metafísicas, dotando de un carácter veraz y objetivo a la
interpretación marxista de las condiciones sociales y, por tanto, proveyendo del elemento teórico que debe
conducir la práctica revolucionaria: "Esto quiere decir que la actuación práctica del Partido del proletariado
debe basarse, no en los buenos deseos de las «ilustres personalidades», no en los postulados de la «razón», de
la «moral universal» etc., sino en las leyes determinadas del desarrollo de la sociedad y en el estudio de estas
(Stalin, 1979, p. 271)
desde los supuestos teóricos de ambas visiones, la cuestión del pensamiento jurídico
queda reducido simplemente a un efecto superestructural de una determinación en los
modos de producción de cada época, con lo cual, lo principal en el análisis marxista
consiste en evidenciar la formación de un cuerpo jurídico y legislativo que corresponda a
las relaciones de propiedad que supone dicha estructura económica, y no propiamente a la
relación jurídica que se establece. Por esto, generalmente la referencia a la filosofía del
derecho en Marx corresponde, o bien a las interpretaciones de la relación del derecho con
el bloque socialista, como es el caso de la crítica de Kelsen al marxismo 8 o un problema
protocomunista.
Ahora bien, esto no implica que el marxismo haya menoscabado la dimensión
política de la obra temprana de Marx, como aseguraba Abensour, sino más bien el
problema consiste en subsumir los planteamientos políticos en un cuerpo teórico
constituido a priori donde cumplen una función de transición hacia un desarrollo
intelectual más acabado. Así, Castro-Gómez apunta al hecho del posible anacronismo de
Abensour en su postulado del «momento maquiavélico»9 de Marx, ya que no considera el
contexto pragmático de la producción teórica de textos esenciales que son desechados por
no cuadrar en esta interpretación.
Por otra parte, de manera decisiva, la filosofía marxista francesa, representada por
el postulado de la ruptura epistemológica de Marx en Althusser, que afirmaba la existencia
de una radical escisión donde está claramente diferenciado en dos etapas el paso de la
ideología al socialismo científico. Para Althusser el punto de clivaje fue la obra La Ideología
Alemana donde Marx en su juicio a la crítica teológica de los jóvenes hegelianos se
desprende de los postulados humanistas produciéndose una ruptura con la ideología
alemana. Para Althusser dicha ruptura epistemológica se había producido al elaborar
teóricamente los cimientos de la ciencia de la historia, superando así la ingenuidad
implícita del humanismo filosófico. Esta operación reemplaza la crítica idealista hegeliana
por la teoría científica, con lo cual habilita a juicio de Althusser, una comprensión del
campo social más allá de la lógica de la necesidad en la sociedad dada como una totalidad,
pero conservando el conflicto en una estructura cambiante y contingente. En este sentido,
ambas posiciones sugieren clasificar a Marx en dos momentos: el Marx joven, todavía
encandilado por el sistema hegeliano y cuyos textos no se desprendían de la ideología
burguesa y cierto acento filosófico visto con sospecha; y el Marx maduro, identificado casi
como un “Marx verdadero”, que inaugura las bases de la crítica científica de la economía
política burguesa.
Es por esto que, si nos limitamos a la perspectiva marxista, textos como los
artículos sobre el robo de leña carecen de valor en sí mismo y solo ameritan atención
desde una consideración transitoria en el desarrollo intelectual de Marx. De ello se sigue
que la doctrina marxista constituye un obstáculo epistemológico, como Castro-Gómez
sugiere, al delimitar los objetos de estudio a la razón económica como última instancia de
la interpretación del mundo. Pese a esto, también se han diversificado posiciones que
8 Para Kelsen, la jurisprudencia marxista, referida al cuerpo jurídico del marxismo-leninismo, constituye una
especie de iusnaturalismo, al naturalizar las leyes de la historia, deduciendo falazmente una deontología de la
ontología, apelando a un orden trascendente que justifica cierto régimen legislativo.
9 Para el filósofo Miguel Abensour es posible interpretar en los textos críticos de la filosofía del derecho de
Hegel un «momento maquiavélico» caracterizado por un núcleo de político que apunta al establecimiento de
una democracia radicalizada y la abolición del Estado. Afirma, además, que esta filosofía política esbozada por
Marx fue ignorada por la tradición marxista, pero Castro-Goméz ve insustancial la argumentación que
sustentaría dicho momento maquiavélico, toda vez que no delimita claramente su objeto y pasaría a ad olecer
del mismo inconveniente interpretativo de atribuir a la obra de Marx elementos que la preceden,
constituyendo un ejemplo de anacronismo.
piden tomar seriamente aspectos del pensamiento de Marx como lo es la política, la ética y
el derecho, presentes sobre todo en su obra temprana, poniendo de relevancia que la obra
juvenil de Marx ya expresa el proyecto programático de la obra general de Marx, como es
el caso de la filosofía humanista de Sartre, el marxismo de Lukács, la teoría crítica de
Marcuse o la filosofía de la liberación de Dussel. Dichas manifestaciones corresponden
precisamente a líneas de fuga de la ortodoxia soviética, ampliamente cuestionada. Así se
abre un campo de posibilidades en el estudio de Marx. A partir de los disensos, la
formación del pensamiento jurídico en Marx emerge como un problema de consideración,
especialmente por el contenido filosófico que posee y que permite reflexionar sobre las
contradicciones que supone en su desarrollo histórico y que el capitalismo llega a
intensificar. Visto que hay una potencia propia en la escritura juvenil de Marx, resulta
indispensable encontrar en el pensamiento iusfilosófico de Karl Marx una vigencia inusual
respecto a la contradicción entre la realización del derecho y su concepto, que trasciende
los análisis economicistas y posiciona la crítica demoledora de la abstracción liberal de las
relaciones de vida.
Gonzalez Varela destaca dos de estos trabajos y que se han convertido en las primeras
obras de Marx: El primero es el Betrachtung eines Jüngligs beir der Wahl eines Berufes
(razones de un joven para elegir una profesión) donde es necesario advertir ya la génesis
de la crítica a la negación del concepto de derecho, a propósito de la formación de un
pensamiento crítico dentro del debate jurídico del sistema hegeliano. El punto es el
siguiente, según González Varela: “Ya Marx está de alguna manera «reparando» con los
materiales que encuentra a mano, la propia concepción liberal de libertad negativa y
formal” (2020, p. 22) y agrega: “El derecho igual (entre individuos en condiciones
desiguales) presupone la desigualdad real, incluso en un acto tan terrenal como elegir una
profesión” (ibid) con lo cual tenemos que para Marx la preocupación por la escisión entre
lo formal y lo real, entre lo general y lo particular, es central. Para ello hace uso de
categorías de Rousseau y Saint-Simón: relaciones sociales (verhältnisse in der
gesellschaft) y condiciones de vida (lebensverhältnisse), que le sirven para establecer una
crítica a la concepción liberal de la elección individual, en el marco de las condiciones
materiales como límite.
El modo de vida de Marx hizo estallar un conflicto con su padre, que condenó su
conducta, su rendimiento, sus deudas y su desidia por el derecho. Por esta razón, en 1936
su padre lo obliga a trasladarse a Berlín, donde el filósofo sufrió un tortuoso camino, sujeta
al influjo de distintas personalidades, en su formación político-jurídica, pues es en el paso
de Bonn a Berlín donde Marx conoce a los jóvenes hegelianos, pero también, donde
ingresa y se inscribe directamente en los principales debates jurídicos de la época. La
Universidad de Berlín era el centro del hegelianismo y los discípulos de Hegel ocupaban
gran parte de las plazas. El más brillante y polémico discípulo de Hegel, el jurista Eduard
Gans dictaba los cursos sobre teoría del derecho criminal (1836) y Derecho Prusiano
(1838) a los cuales Marx asistió y se destacó. Gans puso el enfoque en la crítica social y
política de la filosofía de Hegel, por lo cual, su cátedra era también una tribuna para el
debate político frente a la represión monárquica.
Probablemente, la primera apropiación del método dialéctico por parte de Marx
haya sido a través de la figura de Gans, lo que contribuyó también a la formación de la
izquierda hegeliana, con lo cual, el primer encuentro de Marx con el hegelianismo estuvo
mediado por la interpretación ya dada por el hegelianismo. Todo este contexto conducía a
Marx a planear escribir una ambiciosa obra sobre filosofía del derecho, centrada en la
revisión conceptual de Kant, Fichte y Savigny. Esta obra nunca se realizó, pero el proyecto
fue comentado por Marx a su padre en un cruce epistolar, como lo detalla González Varela:
“Construir una filosofía del derecho que abarcara todo el campo jurídico. Bosquejé como
introducción unas cuantas tesis metafísicas he hice extensivo este desventurado opus al
derecho público (...)” (2010, p.35). Todo el trabajo filosófico de Marx en este periodo
estaba inscrito en el combate teórico del debate jurídico en Berlín.
Por un lado, estaba la posición de Gans, cuya interpretación del concepto de Estado
de Hegel estaba escindida de la racionalidad de lo real, puesto que la racionalidad tenía
lugar en el tiempo a través de la conciliación de los intereses en el espíritu del mundo. Lo
sobresaliente es que, para Gans, el delito se deriva del conflicto entre los distintos
estamentos, por lo que constituye un hecho antes que un derecho. Todo lo contrario,
afirmaba la escuela reaccionaria. Por consiguiente, la superficie de emergencia del campo
de batalla jurídico que era Berlín enfrentó a la escuela histórica de Savigny, la escuela
reaccionaria de Hugo y la escuela racional del hegelianismo alrededor de las mismas
tensiones dentro del pensamiento burgués y su interpretación política del derecho.
Así es posible colegir que Marx estaba embebido y a la altura de los debates
filosóficos y jurídicos de la época, todos ellos dominados por el universo discursivo del
hegelianismo. Sin embargo, la entrada de Marx a Hegel no es directa, sino mediada por los
jóvenes hegelianos y por Feuerbach, por lo cual, Marx ya estará dotado de un importante
arsenal teórico para afrontar el conflicto concreto entre el aparato jurídico de la
Confederación Alemana en el momento de una fuerte reacción monárquica frente a los
embates revolucionarios remanentes en la conciencia juvenil de Marx.
10 Dicha apreciación da muestra del modo en que Marx se inscribía en el debate del desarrollo ulterior a la
restauración monárquica y las condiciones específicas en que Alemania se presentó a esa instancia de la
historia moderna, pues la industrialización que la Confederación Alemana empezó a desencadenar en este
periodo obedeció, antes que al impulso revolucionario de una ascendente burguesía industrial, a la dirección
de la monarquía restauradora, por lo que Alemania, aún a la zaga de los desarrollos industriales de los ingleses ,
marcado por la confusión del derecho de propiedad de una legislación todavía de carácter feudal, que es
precisamente el objeto de la crítica de Marx, ingresa al capitalismo sin experimentar una revolución burgues a
que equipare las libertades alcanzadas por los franceses. Dicho lo anterior, considerando que Alemania no tuvo
revolución política y la revolución industrial no correspondía a los criterios liberales de los ingleses, Marx
sentenció que “la lucha contra el limitado contenido del statu quo alemán no puede estar privada de interés,
puesto que el statu quo alemán es la franca terminación del antiguo régimen y l’ancien régime es la falta
encubierta del Estado moderno. La lucha contra el presente político de la Alemania es la lucha contra el pasado
de los pueblos modernos” (1975, p.14) con lo cual se producía una fuerte identificación de la Alemania como el
pasado de los países modernos
11
Las marcas republicanas que la expansión del imperio francés dejó sobre Europa fueron definitivas en el
debilitamiento progresivo del derecho feudal, por una parte, y de la política monárquica, que incluso en un
momento de restauración, puede leerse la crítica de Marx como una manifestación de est a tradición. A este
respecto Hobsbawm asegura que “También fueron importantes los cambios institucionales introducidos
directa o indirectamente por las conquistas francesas. En el apogeo de su poder (1810), los franceses
gobernaban como si fuera parte de Francia toda la orilla izquierda alemana del Rin, Bélgica, Holanda y la
Alemania del norte hasta Lübeck, Saboya, Piamonte, Liguria y la zona occidental de los Apeninos hasta las
fronteras de Nápoles, y las provincias ilíricas desde Carintia hasta Dalmacia. Miembros de la familia imperial o
reinos y ducados satélites cubrían España, el resto de Italia. el resto de Renania -Westfalia y una gran parte de
Polonia. En todos estos territorios (quizá con la excepción del Gran Ducado de Varsovia), las instituciones de la
Revolución francesa y el Imperio napoleónico eran automáticamente aplicadas o servían de modelo para la
administración local: el feudalismo había sido abolido, regían los códigos legales franceses, etc. Estos cambios
serían más duraderos que las alteraciones de las fronteras. Así, el código civil de Napoleón se convirtió en el
cimiento de las leyes locales de Bélgica, Renania (incluso después de su reincorporación a Prusia) e Italia. El
feudalismo. una vez abolido oficialmente, no volvió a restablecerse.” (2006, p.96)
12 Hegel (1994) explica que: “La libertad como idealidad de lo inmediato y natural no es inmediata, ni natural,
sino que necesita ser adquirida y ganada mediante una disciplina infinita del saber y del querer. (…) Esta
conciliación entre la multiplicidad de intereses individuales que están repartidos en la
sociedad civil porque estos quedan sometidos a la voluntad general y a las leyes, a lo
moralidad y el derecho, y es así, porque en el Estado, y por tanto en las leyes, se encarna la
forma universal de las costumbres, y es precisamente de este sometimiento a la
objetividad del derecho de donde surge la libertad individual. De este modo, lo que
caracteriza la racionalidad de una ley, y por tanto del Estado, es la universalidad, es decir,
su validez para la totalidad de los ciudadanos, y para ello, la noción política de igualdad es
imprescindible, porque solo así se realiza la libertad en el seno del Estado. Con el precepto
de universalidad e igualdad es que Marx entra a juzgar jurídicamente la racionalidad de las
discusiones de la Dieta Renana13.
Si bien Marx se pregunta por la misión legislativa de la Dieta y sus razones para
tipificar el robo de leña como delito, encuentra una clara negligencia gramatical, pues el
simple delito forestal ponía al campesino desposeído como un ladrón, no solo recayendo
en la desgracia de su desposesión sino también elevando al estatuto punitivo. Esa relación
estricta entre la ley, lo jurídico y lo económico, que permitió el capitalismo, registra
propiamente el interés y el giro que ha tomado lo jurídico, pues justifica lo injustificable y
penaliza una acción donde no hay un delito real, con la excusa de proteger la propiedad
privada que más adelante, con el derecho privado, va a permitir el funcionamiento abierto
de lo meramente económico y lo individual.
limitación [las limitaciones que el Estado impone a la libertad] desaparece cuando surge la conciencia y la
voluntad de la libertad, tal como es verdaderamente, o sea, racionalmente y según su concepto. Con arreglo a
este concepto, pertenecen a la libertad el derecho y la moralidad, y estos son en sí y por sí esencias, objetos y
fines universales, que deben ser hallados por la actividad del pensamiento, el cual se distingue de la
sensibilidad y se desarrolla frente a la sensibilidad.” (p. 105)
13 Sobre este pasaje de su obra Marx comentará posteriormente: “Mi estudio profesional era la
jurisprudencia, pero nunca di a esta disciplina más que un lugar subordinado respecto a la filosofía
y la historia. Por los años 1842-1843, como redactor de la Rheinische Zeitung, me vi en la obligación
enojosa, por primera vez, de dar mi opinión sobre los llamados intereses materiales . Las
discusiones de la Dieta renana sobre los delitos forestales y el parcelamiento de la propiedad
territorial, la polémica que von Schaper, primer presidente a la sazón de la provincia renana,
entabló oficialmente con la Rheinische Zeitung, respecto a las condiciones de vida de los aldeanos
del Mosela, y por último las discusiones sobre el libre cambio y la protección, me dieron motivos
para ocuparme de las cuestiones económicas.” (p. 2)
La justificación de lo injusto cada vez es más perversa pues “si toda lesión de la
propiedad, sin diferencia, sin determinación más precisa, es robo, ¿no sería la propiedad
privada un robo?” (Marx, 2007, p. 31) Se trata de un mismo delito de propiedad, pero es
justamente eso que se olvidó, que se pasó por alto, lo que condena Marx con su crítica: es
precisamente que la pena no está siendo objetiva, y por tanto no es real, pues esa relación
legislador-ley hace poco efectiva la regulación y más bien sí le hace un camino al carácter
individual del derecho donde desde la desigualdad se fijan las leyes. Esto en vía del
derecho consuetudinario para el Estado se ha vuelto normativo, ahora bien ¿Cómo es
posible que la ley se adelante y esté por fuera del derecho? La ley está por fuera de lo
jurídico precisamente en este sentido, en el de la costumbre donde el legislador-ley
justifica y evidencia su irracionalidad. A este respecto Marx (2007) señala:
La ley no está dispensada de la obligación general de decir la verdad. Por el contrario. La
tiene en doble medida, ya que es quien debe expresar de modo general y auténtico la
naturaleza jurídica de las cosas. La naturaleza jurídica de las cosas no puede por lo tanto
guiarse por la ley, sino que la ley tiene que guiarse por la naturaleza jurídica de las cosas. Si
la ley denomina robo de leña una acción que no es un delito forestal, la ley miente y el
pobre es sacrificado a una mentira legal (pp. 29-30)
Así, frente a los intereses de los propietarios en erigir sus privilegios como leyes,
Marx sentencia que el pobre está en el derecho de usar la naturaleza para valerse y esto no
puede estar limitado por la propiedad. Aún así, Marx es consciente que, frente al derecho
consuetudinario del pobre por subsistir, también podría argumentarse el derecho
consuetudinario del más fuerte a la propiedad, es decir, a poseer los bienes materiales a
los cuales pueda hacerse, y en este sentido, habría un conflicto jurídico que igualaría
ambos derechos. Pese a ello, no se reconoce que el conflicto no pueda resolverse de no
mediar un criterio racional. En otras palabras, debe existir una norma o criterio cuya
lógica permita establecer la validez de las costumbres del pobre por subsistir, pero no del
fuerte por poseer, pues el resultado ante la ambivalencia es, como recuerda Rousseau, el
Estado de Naturaleza mismo donde impera la ley del más fuerte.
Sin embargo, dicho criterio racional sí existe y no es otro que el de la ley universal,
fundada en el principio de la libertad de todos los hombres, es decir, un derecho basado en
la dignidad humana. Toda ley que contradiga dicha norma es irracional, de modo que la ley
que buscaba penalizar como robo la dignidad humana del desposeído es también
irracional porque niega la humanidad del pobre. Así, la contradicción entre el Derecho y la
idea racional de Estado consistía en que este no estaba legislando a partir del criterio de la
universalidad, porque estaba negando la subsistencia de una masa desposeída, más bien
penalizaba su existencia, su derecho consuetudinario a tomar de la naturaleza lo que
pueda servirle para vivir.
Pero entonces, insiste Marx, si no es este el principio con el cual se legislaba en el
Estado prusiano debe ser que el Derecho no ha alcanzado aún su desarrollo racional y se
encuentra aún en una suerte de Derecho Feudal, al elevar el privilegio del propietario del
bosque a ley, legitimando la desigualdad y negando la dignidad del pobre que recoge la
leña. Así, este derecho no obedece a la universalidad, y, por tanto, a la racionalidad, sino a
la particularidad: “Un completo quid pro quo tiene que haber engañado a los
representantes. El propietario forestal en función de legislador confundió por un momento
las personas, confundió entre sí mismo en cuanto legislador y en cuanto propietario
forestal” (Marx, 2007, p. 63) de manera que el privilegio, lo particular, pretende encubrir
lo universal, entonces tenemos en la legislación la contradicción contra fáctica entre la
idea universal de Estado racional y su actividad real aplicada en los proyectos de ley en la
Dieta Renana.
En este artículo, se ha propuesto una visión que revela la riqueza para el debate
filosófico de los artículos sobre la Ley acerca del robo de leña. A través del análisis de una
de las obras tempranas de Marx, se ha demostrado cómo el pensamiento jurídico emerge y
se forman los primeros problemas que van a inquietar al filósofo, precisamente, en el
campo del derecho, a la vez que se conjugan en un entramado discursivo que implican los
debates políticos e intelectuales de una época donde se produjo una tensión entre la
revolución y la restauración. Así las cosas, estos artículos permiten entender cómo Marx
construye un problema alrededor de negar la racionalidad del derecho a partir del uso de
la ley como máscara de intereses privados, posicionándose en el escenario político de la
convulsa Renania. En esta dirección, la operación de una revisión de la presunta
universalidad del derecho y el proceder de Marx lo llevaron a entrar en el campo de batalla
intelectual y político de la monarquía prusiana antes de las elaboraciones de la crítica de la
economía política, es decir, dilucidamos un Marx profundamente político que trabajaba a
partir de categorías filosóficas.
Engels, F., & Marx, K. (2006). Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana y otros
escritos sobre Feuerbach.
González Varela, N. (2010). Karl Marx: Lector anómalo de Spinoza. Estudio preliminar, en Marx,
Karl, Cuaderno Spinoza, España, MONTESINOS.
Marx, K
(1968). Contribución a la Crítica de la Economía Política. Editorial la Oveja Negra.
(1975). Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. Editorial Tupac-Amaru
(2011). Escritos de juventud sobre el derecho. Siglo XXI Editores.
(2017). Los debates de la dieta Renana (1.a ed.). Gedisa Mexicana.
(2020). Cuaderno Spinoza. MONTESINOS.