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¿Qué es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico por el que la


persona cree que no es inteligente, capaz o creativa, a pesar de que
las evidencias indican que es hábil, presenta un alto rendimiento y
tiene éxito. Es sentirte como un impostor cuando realmente no lo eres.
Influye mucho en su aparición y desarrollo la personalidad, los
antecedentes y las circunstancias de cada persona. Aunque es algo
real y que debilita a la persona, es posible que quien lo padezca ni
siquiera sea consciente de que le está pasando.

Síndrome del impostor: descubre las


tipologías
Las clasificaciones también existen en el síndrome del impostor.
Puede ser interesante detectar e identificar los cinco grupos de
impostores más comunes, en función de malos hábitos o patrones que
nos bloquean a la hora de desarrollar todo nuestro potencial.

Además, para cada tipología queremos proponer pequeñas ayudas


para superar estas situaciones o síntomas de estrés laboral en el día a
día. Plantéate la lectura como preguntas que puedes hacerte a ti
mismo.

1. El perfeccionista

Perfeccionismo y síndrome del impostor suelen ir de la mano, porque


las personas perfeccionistas y fanáticas del control suelen fijarse
metas muy altas. Y cuando no las consiguen experimentan grandes
dudas sobre sí mismas. Sienten que para estar a la altura, tienen que
hacer las cosas ellas mismas.

Preguntas para descubrir si eres un ‘impostor perfeccionista’:


☐ ¿Te encanta el micromanagement?
☐ ¿Te cuesta mucho delegar y, cuando consigues hacerlo, te sientes
frustrado por los resultados?
☐ ¿Sientes que tu trabajo tiene que ser completamente perfecto,
siempre?

Para los perfeccionistas, el éxito no les satisface: siempre lo podrían


haber hecho mejor. Y esto acaba generando estrés laboral, por
agotamiento. Evita los síntomas de este comportamiento tan poco
saludable encontrando la satisfacción en los logros y cultivando la
confianza en ti mismo.

¿Has cometido un error? Calma. Los errores son parte natural del
proceso. Y acepta que nada podrá ser 100 % perfecto, así que
comienza ya aquello que llevas meses planificando: esfuérzate por
actuar antes de estar listo.

2. El experto

Las personas que sufren el síndrome del impostor y pertenecen a esta


categoría siente que, de alguna manera, engañaron a las personas
que le contrataron. ‘Tiemblan’ de miedo pensando que en algún
momento se descubrirá que son inexpertos en su área.

Preguntas para descubrir si eres un ‘impostor experto’:


☐ ¿Tiemblas cuando alguien a tu alrededor dice que eres un experto?
☐ ¿Buscas constantemente capacitaciones o certificaciones porque
consideras que tienes que mejorar tus habilidades para tener éxito?
☐ ¿Te avergüenza pedir un trabajo si no cumples todos los requisitos
de formación/educación?

Ayudar a compañeros junior puede servirte para darte cuenta del


experto que hay en ti. Cuando compartes lo que sabes, ayudas a los
demás y minimizas esos síntomas de estrés laboral, porque estás
luchando contra tu síndrome del impostor.

3. La superwoman / El superman
Seguimos con la siguiente tipología de personas que se consideran
farsantes entre profesionales auténticos. Estas personas que tienen el
síndrome del impostor se presionan a ellos mismo para trabajar muy
duro y estar a la altura, como forma de encubrir sus inseguridades.
Pero con la sobrecarga de trabajo lo que vemos es otro síntoma y las
consecuencias del estrés laboral: problemas en las relaciones con los
demás y, lo que es peor, daños en la propia salud mental.

Preguntas para descubrir si eres un ‘impostor superman’ o una


‘impostora superwoman’:
☐ ¿Te quedas más tarde en la oficina que el resto de tu equipo,
incluso cuando ya has acabado lo que tenías que hacer para ese día?
☐ ¿Te estresas cuando no trabajas y piensas que es un desperdicio el
tiempo de inactividad?
☐ ¿Has dejado a un lado tus aficiones y pasiones por el trabajo?

Estamos hablando de personas adictas a la validación que proviene


del trabajo, no al trabajo en sí. ¿Cómo puedes entrenarte para evitar la
validación externa y tomarte las críticas de forma constructiva y no de
manera personal? Hazlo para que nadie tenga más poder para hacer
que te sientas bien contigo mismo más que tú. Y para que, al ganar
confianza interna, te sientas competente, hábil, y dosifiques mejor tu
tiempo en el trabajo.

4. Los (muy) individualistas


Individualistas en el sentido de que si piden ayuda, las personas que
tienen el síndrome del impostor creen que están revelando sus
debilidades y dejando de demostrar lo que valen.

Preguntas para descubrir si eres un ‘impostor individualista’:


☐ Eres de los que dicen con frecuencia ‘no necesito la ayuda de
nadie’?
☐ ¿Crees firmemente que tienes que lograr las cosas por ti mismo?
☐ ¿Tus solicitudes son requisito de proyecto, y no necesidades como
persona?

Que no te avergüence pedir pedir ayuda si la necesitas. Busca el


consejo de un supervisor o de colegas.

5. El genio natural
Otro caso de personas que sufren el síndrome del impostor son las
que juzgan el éxito en función de sus capacidades, y no de sus
esfuerzos. Entienden que si tienen que trabajar duro en algo es
porque son malos en ello. Creen que tienen que hacerlo todo bien a la
primera, y cuando no son capaces de hacer algo rápidamente, se
estresan.

Preguntas para descubrir si eres un ‘impostor genio natural’:


☐ Cuando te enfrentas a un contratiempo, ¿pierdes la confianza en ti
mismo porque no rendir bien te hace sentir vergüenza?
☐ ¿Estás acostumbrado a sobresalir sin mucho esfuerzo?
☐ ¿Evitas los desafíos porque te es incómodo intentar algo en lo que
no eres bueno?

¿Cómo superar todo esto? Tienes que verte a ti mismo como un


proyecto en progreso. Por ejemplo, si quieres destacar más en tu
departamento pero no se te dan bien las reuniones, es mejor
perfeccionar tus habilidades comunicativas que decidir dejar de hablar
en las reuniones de equipo porque ‘en eso no soy bueno’. Identifica
comportamientos o habilidades a mejorar en el tiempo y ve a por ellos.

 Cómo luchar contra el síndrome del impostor: ‘llamadas a la


acción’
 Acepta que tienes algo que ver en tus logros
 Céntrate en proporcionar valor
 Deja de compararte con otras personas
 Dilo en voz alta: ‘Es el síndrome del impostor’
 Cometer un error no te hace un farsante
 La autenticidad es un engaño
 Date cuenta de que nadie sabe lo que está haciendo al 100%

El síndrome del impostor puede ser incluso una especie de ‘regalo’ si


lo utilizas para crear un estilo de vida más útil y que te sirva para
alejarte de los síntomas del estrés en el trabajo. Recuerda que no te
pasa solo a ti: hay estudios que indican que aproximadamente un 70
% de las personas exitosas sufren el síndrome del impostor. Cuando
compartes con otras personas cómo te sientes, esa sensación de
aislamiento y vergüenza disminuye, la empatía y la conciencia de
nosotros mismos crecen. Aprovecha ese impulso para dar un paso
hacia delante.
Síndrome del Impostor: El temor a que descubran
que eres un fraude

Últimamente veo que se habla en diferentes medios sobre el llamado síndrome del impostor, sobre

todo haciendo referencia a la mujer, el síndrome de la impostora.

Según se lee, puede parecer un síndrome referido a personas que se dedican a engañar sobre sí

mismas a los demás dando una imagen falsa sobre sí mismos. Pues realmente el síndrome del

impostor es justo todo lo contrario.

Indice [Mostrar]

¿Qué es el síndrome del impostor?


El síndrome del impostor afecta a aquellas personas que se perciben a sí mismas como personas

poco válidas en diversos ámbitos, sobre todo a nivel profesional, aunque realmente no haya nada

que demuestre que no se es apto para esa actividad.

Esa percepción de baja capacidad, unida al temor a que esa incompetencia se descubra, mantenida

en el tiempo es lo que define el síndrome del impostor.

Hay una incapacidad a la hora de atribuirse los méritos obtenidos a uno mismo. Las personas

que padecen el síndrome del impostor atribuyen sus éxitos profesionales a factores externos que no

tienen que ver con sus propias capacidades y de ahí el temor a que otras personas descubran que es

un fraude.

¿Cuáles son las características del síndrome del


impostor?
A nivel cognitivo, aparecen pensamientos negativos en torno a la capacidad de hacer bien el

trabajo. Hay una sensación de incapacidad a la hora de realizar las tareas o a no hacerlas tan bien

como lo que los demás esperan.


Aparece el temor a que le tomen como a un impostor, a que le vean como a una persona a la que

le han regalado sus méritos, y a que, por tanto, no sea el experto que se espera que cubra ese puesto

de trabajo.

El perfeccionismo o la obsesión por el trabajo también es una característica de las personas que

presentan el síndrome del impostor. Este perfeccionismo les lleva a dedicar más tiempo del

establecido para la realización de tareas.

Estas características generan consecuencias si se mantienen en el tiempo. Esas consecuencias pueden

variar de una persona a otra y en función del tiempo en el que permanezca la persona en ese estado.

Consecuencias de padecer el síndrome del


impostor
La baja autoestima subyace a muchos problemas emocionales y mentales, también a este. Pero

además la permanencia de este estado de elevada autoexigencia, las comparaciones con el resto de

compañeros o de trabajadores de ese sector y la obsesión por la perfección (que por cierto, quien

tiene esta obsesión, es rarísimo que vea que algo que salga de uno mismo esté perfecto), disminuyen

más esa autoestima.

La ansiedad también es una de las consecuencias derivadas de lo anterior. Aparece a la hora de

presentar ciertos trabajos, cuando se van a casa y se cuestionan lo que han dicho o hecho en el

trabajo, el estar alerta por temor a ser descubiertos como farsantes expertos, etc.

La depresión aparece, no sólo por la percepción de baja capacidad, también por el hecho de que

dedicar tanto tiempo y esfuerzo al trabajo, debido a ese temor de no ser tan bueno como los demás

creen que uno es, muchas veces hace que estas personas descuiden el resto de aspectos de su vida y

se centren y valoren únicamente en base a cómo se perciben a nivel profesional.

También puede aparecer la evitación de ciertas actividades o de ciertas personas dentro de la

empresa o la procrastinación a la hora de hacer ciertas tareas en las que la persona se ve en peligro

de ser descubierta como un fraude.

¿Cuándo se convierte el síndrome del impostor


en un problema?
No es tan extraño sentir que uno no está a la altura del trabajo que uno tiene.

Sentirse inseguro respecto a las capacidades que tenemos a la hora de enfrentar nuevos retos

laborales o de cualquier otro aspecto vital entra dentro de lo normal cuando empezamos a asumir ese

nuevo papel.

El problema viene cuando esa inseguridad se mantiene en el tiempo afectando a veces al

rendimiento en el trabajo y al ámbito personal generando ansiedad, malestar y, cuando se alarga

todavía más en el tiempo, síntomas de carácter depresivo.

La mayoría de las personas acaban superando esa sensación inicial de no estar preparadas, de haber

cometido un error al haber entrado en una nueva profesión. El síndrome del impostor no es una
simple sensación de inseguridad, es un conjunto de características que se van desarrollando con el

paso del tiempo y que pueden prevenirse con una intervención psicológica temprana. Si crees que

puedes estar en riesgo de desarrollar este problema, solicita asesoramiento psicológico, como dice el

refrán, es mejor prevenir que curar. Y es que un pequeño problema es más fácil de solucionar

cuando aún no se ha asentado del todo.

En Epsiba Psicología estaremos encantados de echarte una mano para superar esta situación.

Síndrome del impostor. Lo sufren 7 de


cada 10 personas.

Macarena Pechaabril 26, 2020


10 Comentarios
 ¿Alguna vez has ido a trabajar pensando que sos un fraude?
 ¿No te crees merecedor de tus logros o de tu éxito?
 ¿Te cuesta aceptar cumplidos?
 ¿Te comparas con los que te rodean y frecuentemente pensás que son
mejor que vos?
 ¿Pensás que tu éxito fue por un golpe de suerte, quizás por estar en el
lugar y momento adecuado?
 ¿Tenés miedo a que las personas descubran que no tenés idea de lo que
hablas?
 ¿Te aterra el fracaso?
 ¿Te consideras perfeccionista?
 ¿Te sentís mediocre?
 ¿Estás arrancando tu negocio y te sentís un novato que se avergüenza con
la idea de pedir dinero por su trabajo?
 ¿Llevas ya tiempo emprendiendo y tenés miedo de subir tus precios
porque no te sentís experto en nada?

Si contestaste a una o varias de estas preguntas con un “sí”, es muy


probable que sufras el Síndrome del impostor, entonces este post es para
vos!.. Y bienvenido al club colega!

Pero tranquilo, este trastorno es más habitual de lo que parece: se llama


«síndrome del impostor» y 7 de cada 10 personas lo han sufrido alguna vez en su
vida. Así que si te preguntas si sos un bicho raro, la respuesta es No.

Pero entonces… ¿Qué es el síndrome del


impostor?

La amigable Wikipedia nos ilumina con la siguiente definición:


“El síndrome del impostor, a veces llamado fenómeno del
impostor o síndrome de fraude, es un fenómeno
psicológico en el que la gente es incapaz de internalizar
sus logros y sufre un miedo persistente de ser descubierto
como un fraude. No es una enfermedad mental
oficialmente reconocida, pero ha sido el sujeto de
numerosos libros y artículos por psicólogos y educadores.
El término fue acuñado por las psicólogas clínicas Pauline
Clance y Suzanne Imes en 1978”…

https://es.wikipedia.org/
Por mi parte cuando escuché hablar por primera vez del síndrome no pude
sentirme más identificada. Y recabando información de diferentes post y noticas
he llegado a la siguiente conclusión al respecto:

Las personas con síndrome del impostor sufren un malestar emocional asociado a
la sensación de sentir que no merecen el éxito que han alcanzado (ya sea a nivel
laboral, académico o social) y se sienten un fraude, aun siendo competentes
encuentran imposible creer en su propia competencia.

Vaya que suena duro, si no puedo confiar en mi quien más lo hará?

Cabe aclarar que este no es un trastorno con entidad clínica, es decir, no aparece
descrito en ningún manual de diagnóstico médico, pero bajo este término se
agrupan un conjunto de síntomas que pueden causar un importante malestar
emocional.

Ahora, habiéndonos adentrado un poco en el tema seguro van a surgir muchos


interrogantes…

¿Cómo saber si tengo el síndrome o si soy


realmente un impostor?
¡Tremendo cuestionamiento ese! Y hay una frase que leí que no puede resumir
mejor la situación.
“Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el
mundo se deben a que los ignorantes están
completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas.”

Bertran Russel.
El otro día tuve el agrado de formar parte de una charla online donde debatimos
sobre el tema, una persona nos planteó dicha pregunta y las conclusiones fueron
las siguientes:

Un impostor es aquella persona que finge ser alguien que no es para conseguir
un objetivo, es quien está consciente de su rol y cambios de conducta en pos de
obtener una ventaja o beneficio personal.

Por el contrario, existen personas que han alcanzado una estupenda posición y no
se creen merecedoras de la misma. De hecho, se consideran un fraude y temen
que los demás descubran su falta de méritos y competencias porque sufren lo que
se conoce como el síndrome del impostor.

A demás concluimos en que a si una persona le surge dicho cuestionamiento, un


tanto moral podría decirse, seguramente forma parte de la mayoría de la población
que batalla todos los días con el síndrome del impostor. También se sabe que por
lo general quien pretende ser un impostor es consciente de sus intenciones
forzándose a ser alguien quien realmente no es de manera voluntaria, en simples
palabras, que lo hace adrede.

¿Cuáles son los Síntomas?

Los síntomas pueden ser de los más variados, pero hay un conjunto que se hace
presente en la mayoría de los casos:

 Creencia de que sus logros o éxitos no son merecidos; consideran que son
debidos a la suerte, al azar, o a que otros que consideran más poderosos
que ellos les han ayudado a conseguirlos.
 La famosa sensación de mediocridad, en la que uno siente que no tiene un
talento especial o no tiene suficiente capacidad para la actividad que
realiza.
 Falta de confianza en las propias competencias que les han llevado a
conseguir sus éxitos. Una cosa es ser humilde y otra muy distinta quitarse
todos los méritos para no parecer arrogante. Esto último no sólo No te
ayuda, sino que te hace sentir menos que la mayoría.
 Miedo a que los demás descubran su fraude.
 Inseguridad en el ámbito académico, laboral, e incluso en las relaciones
sociales.
 Expectativas de fracaso ante situaciones similares a las que previamente
han superado con éxito.
 En algunas ocasiones puede haber una reducción de la motivación de
logro asociada a la falta de confianza en sí mismo.
 Sintomatología emocional negativa sin causa aparente: ansiedad, tristeza,
desesperanza, etcétera.

La persona que padece este síndrome está segura de que si los otros supieran lo
mediocre que es realmente tendrían una visión muy diferente de ella, cesando sus
privilegios en caso de que los tenga. Por eso, está constantemente desvalorizando
sus éxitos y capacidades.

El síndrome de la vocecita

En mi caso siento que es como esa vocecita en tu hombro diciéndote “¿Estás


seguro de que lo estás haciendo bien?” “Podrías haberlo hecho mejor” “Esté
trabajo es mucho para vos” “Seguro ya se dieron cuenta que no sos tan capaz”
”Nunca estás a la altura” ”No te vas a recibir más!”.

Muchas veces crecemos luchando contra nuestras diferentes facetas o demonios


y parte de conocernos y amarnos es estar bien con todas ellas, asimilar que son lo
que nos determina como personas, con lo bueno y lo malo y gracias a eso es que
llegamos hasta donde estamos. Pienso que la clave es aprender a convivir con la
vocecita, que es nuestra parte oscura que tiende a desmerecernos. La clave es
hacerla ver cuáles fueron las cosas que SI logramos mirando de vez en cuando
para atrás para sacar cuenta de todo lo que hemos alcanzado, quitándonos los
miedos y travesando también esa zona de confort que muchas veces nos impide
alcanzar el éxito.

¿Quiénes pueden padecerlo?


Como bien dije antes, el 70% de las personas tienden a pasar por esto al menos
una vez o quizás es transversal a sus vidas durante todo momento.

Este síndrome suele aparecer más comúnmente en estudiantes con buenas


notas, en famosos reconocidos que representan figuras de influencia y, en mayor
medida, en profesionales con éxito, todo teniendo que ver con la baja
autoestima y el pobre auto concepto que el individuo tiene de sí mismo. Tiende a
afectar más a menudo a personas con un mayor potencial o que son más exitosas
(punto a favor para nosotros). Pero bien podría ser parte de la vida de cualquiera
que luche en pos de un propósito.

Pero, ¿Por qué les sucede esto a tantas


personas? ¿Qué lo causa?

Como la mayoría de cosas que experimentamos hoy, el origen se encuentra o en


nuestro pasado o en el sistema social en el que estamos inmersos, que nos ha
contado que debemos ser agradecidos a la divina providencia. “Es fundamental
que nuestra modestia prevalezca sobre los propios resultados. Sobre todo si
tenemos el perfil de una persona exitosa.”

Así que ante la posibilidad de parecer que somos un poco “sobresalientes”,


preferimos pensar y expresar que “no es para tanto” o “es mi obligación”.

Para ponerlo en otras palabras:


 Podría explicarse atendiendo a causas ambientales.
o Las primeras están referidas a la historia de aprendizajes y
experiencias vividas por la persona. Por ejemplo, es más probable
en quienes hayan sufrido importantes críticas a lo largo de su
infancia y juventud, y hayan experimentado situaciones en las que
figuras significativas como padres, profesores, hermanos mayores,
etcétera, desmerecieron sus aptitudes, carácter y conducta.
o La actitud despectiva o crítica de personas del entorno actual, que
envidian los logros que ha obtenido la persona en cuestión, también
puede contribuir a la aparición del síndrome.
o También las personas que no obtuvieron buenas calificaciones
académicas y actualmente son profesionales de éxito tienen una
mayor probabilidad de presentarlo.
 Por otro lado puede deberse a causas cognitivas, estas tienen que ver
con la forma en que la persona percibe y asimila la realidad. En este
sentido, las personas tienden a realizar atribuciones externas de los éxitos
y de los fracasos. Una atribución es la explicación que damos a las
consecuencias de nuestra conducta. Estas personas creen que todo lo que
les ocurre, tanto los éxitos como los fracasos, no dependen de lo que ellos
hagan, sino de aspectos como el azar, la buena o la mala suerte, el tener o
no al lado a determinadas personas, los favoritismos o influencias de
divinidades, amuletos, etcétera.

Por supuesto que todo esto nos llevaría a generar expectativas de inseguridad
respecto a lo que nos puede ocurrir, por lo que nunca nos sentimos confiados con
nosotros mismo y perdemos el control sobre nuestra propia vida, entrando así en
un círculo vicioso de inseguridad del que resulta muy difícil liberarse.

¿Se dan cuenta de lo grave que podría ser?

El síndrome del impostor es más frecuente en las


mujeres

El síndrome del impostor, es «igual de frecuente en mujeres que en hombres»,


aunque hasta hace poco se pensaba que ocurría principalmente en mujeres.
Algunos especialistas afirman que el síndrome de la impostora puede ser
debido a algunas de estas causas:

 Dinámicas familiares durante la infancia. «Cuando tu hermano es ‘el


inteligente’ y vos sos ‘la simpática’. La segunda de la familia, la niña
“sensible” que va detrás. Esta pequeña crece con buenas notas para
demostrar su valor. Pero, al no sentirse reconocida por su familia empieza
a dudar de si sus logros no tienen lugar más por sus encantos que por sus
habilidades.
 Luego encontramos la impostora que crece con pensamientos de gente
exitosa. Escucha a sus padres decirle lo muy inteligente que es y que
puede con todo. De repente, se da cuenta de que para lograr sus
propósitos tiene que esforzarse. Se crea un abismo entre la imagen que la
niña tenía de ella misma y la realidad distorsionada. Si necesita estudiar es
que ya no es tan inteligente como los demás creían, y se esfuerza en
secreto para no ser desenmascarada.
 Estereotipos sexuales. debido a los «mensajes de éxito y fracaso en la
sociedad» y a la «presión ante ser madre y, al mismo tiempo, una
profesional de éxito».
 Diferencias salariales. La realidad de la mujer en el mundo profesional, es
muy diferente a la de un hombre. Por lo general debemos luchar más por
hacernos de un lugar respetable en el trabajo, nos cuesta tener posiciones
ejecutivas o de liderazgo. Sin olvidar de que la mayoría de las veces
debemos validar constantemente nuestros conocimientos debido a la falta
de confianza en nuestras capacidades intelectuales, cosa que a los
hombres les pasa en bastante menor medida.

Así empieza muchas veces el pesimismo defensivo que consiste en abortar


misiones antes de empezar la acción. Simplemente por miedo al fracaso. Y esto
ya no tiene que ver con género o edades.

¿Te suena?

¿Cómo sobrellevar el síndrome del impostor?


Claramente sabemos que no podemos cambiar el pasado, pero si podemos
trabajar sobre nuestro presente para ser mejores personas. Después de mis
lecturas y charlas con personas que se sienten igualmente involucradas en la
temática como yo, pude recabar los siguientes Tips para atacar a la vocecita
infame:

 Reconoce y escribí tus sentimientos de “impostor” cuando surjan.


Esto te va a ayudar a romper el ciclo de pensamientos negativos. Suele
suceder que cuando los escribís, ves estos pensamientos desde otra
perspectiva y podes abstraerte de ellos. Y no lo olvides, deja de sumergirte
permanentemente en lo que te falta y reconoce lo que has conseguido.
Acordate que solo tu sistema de creencias es responsable de que
sobrestimes las competencias de los demás e infravalores las tuyas. Y
además ellos también “la cagan”.
 Hace una lista de tus fortalezas, tus dones y virtudes. Esto ayudará a seguir
mejorando y orientando tu vida a hacer lo que realmente te gusta. Tenés
que sacar a la luz tus áreas de excelencia. Hay un cruce de caminos entre
tus habilidades, tu pasión y tus conocimientos. Ahí es donde se encuentra
tu verdadero TALENTO con mayúsculas. Recupera tu confianza. La plena
conciencia de tu potencial es la llave maestra para que nunca más te
sientas un fraude.
 Lleva un registro de tus logros y éxitos por más pequeños que sean, es una
buena forma de recordarte que NO sos un fraude o un farsante. Cuando te
sientas ansioso y mal con vos mismo, revisa tu lista y date una ovación
como te mereces ¡Así se hace! ¡Sos un crack!. Todo en pos de darte
pequeñas auto recompensas ya sean verbales como algunos regalos. De
esta forma nuestro cerebro entiende el valor de lo que hemos logrado, por
más simple que sea, y aumenta el amor propio. Los logros que quizá en
algún momento no te parezcan importantes suelen adquirir mayor validez
con un poco de tiempo y otra perspectiva. Y a partir de ahora, celebra cada
paso por pequeño que sea.
 Hace una lista de tus puntos débiles para tenerlos presentes y así poder
trabajar para mejorarlos. Ya sean a nivel profesional, académico o social. Y
al lado plantéate estrategias o posibles soluciones para atacarlos, ya que
esto te ayudará a ganar seguridad en tus propias posibilidades. Y como
dice el refrán “Roma no se hizo en un solo día” pero paso a pasito cada vez
estuvo más cerca y finalmente se logró.
 También es importante tener en cuenta por más obvio que sea, que no se
puede saber todo, ni controlar todas la situaciones externas. Es
bueno reconocer lo que no controlamos para entender que no es
nuestra culpa ni nuestra responsabilidad, pero sí controlamos y somos
responsables de como trabajamos en consecuencia a esas situaciones
externas y como permitimos que nos afecten.
 Guarda los mensajes de aliento y de felicitaciones de la gente que te
rodea dándote apoyo, seguro que tenés muchos pero conforme pasa el
tiempo te vas olvidando. Esos mensajes valen oro en los momentos en los
que uno flaquea y duda de lo que está hecho. Leerlos puede significar un
cambio de perspectiva tremendo.
 No postergues. Dejar las cosas para después solo empeorará tus
sentimientos de ineptitud. Enfrenta los problemas directamente y tacha
los puntos de tu lista de pendientes. Primero aborda las tareas difíciles para
que, una vez que las termines, tengas una sensación de logro y fortaleza.

Es importante enfrentar estos problemas, aunque también puede ser positivo


tener algo del síndrome del impostor: conservas tu humildad y te concentras en
mejorar tus hábitos. Veamos también el vaso medio lleno.
Pero no olvidemos que una cosa es que trates de dar siempre lo mejor de vos y
otra muy distinta es que te azotes para conseguir cualquier cosa y no celebres
nunca lo que logras. Yo soy de esas, así que se de lo que hablo. Esto se traduce
en un alto nivel de auto-exigencia y un bajo nivel de auto-reconocimiento. Una
batalla de la que siempre se sale perdiendo. Está muy bien ser responsable y
profesional, pero debemos tener presente que no todo recae sobre nuestros
hombros.

Bueno amigo lector, gracias por haberme acompañado hasta acá, ya puedo sentir
que nos une algo grande y es por eso que me voy dejando mi humilde consejo
como persona que padece del síndrome, se siente sumamente identificada con él
y lucha todos los días por ganarle a la vocecita:

Estoy convencida de que la clave de la felicidad surge de mirar para adentro y no


para afuera como muchos o casi todos hacemos tantas veces. Que hayas llegado
hasta acá habla muy bien de vos y de tu perseverancia.

Animo, que todos somos buenos en algo, solo tenemos que auto conocernos (que
no es tarea fácil), conectar con nuestro ser y descubrir cual es ese propósito que
nos trae a esta tierra para basar nuestra vida en ello y alejarnos de los
sentimientos negativos que nos atormentan tantas veces. Tiremos la balanza a
nuestro favor, cambiemos nuestra perspectiva de la realidad, hagamos lo que
amamos, ayudemos a los demás en el camino, y vamos a ver que todo vuelve en
grande y todos los miedos tarde o temprano se van.

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