Está en la página 1de 26

ANNA ATENCIA

E M P O D E R A T U

M E N T A L I D A D

CONSIGUE TUS OBJETIVOS Y


LIBERA TU CRECIMIENTO
PERSONAL Y PROFESIONAL

VERSIÓN ORIGINAL
¿Alguna vez te has planteado por qué no llegas a
alcanzar tus objetivos?, ¿quieres saber de dónde viene
esa fuerza que te impide avanzar?, ¿has identificado
quién te sabotea los planes?

Bienvenida a un nuevo mundo.

Si estás aquí es porque tienes un negocio online y


quieres saber por qué no funciona como a ti te
gustaría que lo hiciese y qué puedes hacer para que
aumenten tus ventas, tu visibilidad y tus clientes.

A través de esta guía quiero explicarte la influencia


que tiene tu desarrollo personal en tu desarrollo
profesional y cómo tu inconsciente puede estar
saboteándote sin que te des cuenta.

Quizá, en estos momentos te encuentres en alguna


situación similar a estas:

Estás continuamente comparándote con tu


competencia.
Quieres avanzar pero procrastinas en las tareas a
realizar.
Desconfías de tus capacidades/conocimientos.
Te surgen dudas y miedos acerca de tus nuevos
proyectos e ideas y no tomas acción.
La indecisión forma parte de esa idea que te ronda
la cabeza de hace tiempo.
Te preocupas constantemente por lo que puedan
pensar los demás.

Si estás en alguna de las situaciones anteriores puede


que te sientas abrumada y que tus días no estén
siendo tan productivos como te gustaría. Pero, no te
preocupes. Tu perspectiva sobre tu trabajo y el
emprendimiento va a dar un giro de 180º y te va a
permitir realizar aquello que tanto deseas. Vas a
comenzar a tomar acción.

Antes de seguir, tengo que hacer un inciso para


decirte que, lo primero de todo es tener claro el punto
de partida en el que te encuentras y el punto al que
deseas llegar. Tener claramente definidos tus
objetivos te permitirá alcanzarlos, sin estar dando
palos de ciego ni estar probando diferentes cosas al
azar.

Como una primera tarea, te propongo que definas tus


objetivos profesionales y personales a corto, medio y
largo plazo.
¡Espera! ¿Nos conocemos?

Me llamo Anna y desde


pequeña siempre he soñado
con trabajar como profesora.
Era mi gran pasión y eso me
llevó a graduarme en la
universidad como pedagoga.
Aunque finalmente, como
habrás podido observar, mis
pasos y mi camino, me han
lllevado por otro lado.

Cuando empecé a ejercer de pedagoga en diferentes


empresas de formación me di cuenta de la necesidad
de desarrollarnos a nivel personal, de mejorar
nuestras habilidades (sociales, comunicativas…), de
conocernos mejor y de trabajar los fantasmas que
cada una tenemos dentro.

Por eso decidí formarme como coach. Me formé en


coaching ontológico y estratégico, en PNL e
Inteligencia Emocional. A día de hoy, en mis sesiones,
me identifico más con el Coaching Estratégico, al más
puro estilo de Tony Robbins.
Mi misión es ayudarte a desenredar tu mente y
empoderar tu vida profesional a través de una
mentalidad sana para superar el revuelto emocional
del emprendimiento.

Cuando iniciamos un negocio solemos dejar de lado la


gestión emocional y el crecimiento personal que
conlleva ese cambio y no nos damos cuenta que
nosotras somos el motor de nuestro propio negocio. Si
nosotras estamos bien, nuestro negocio también lo
estará.

Porque buscar avanzar a nivel profesional y no


invertir en una misma es una locura.
Y ahora, vayamos al principio
Como cualquier historia todo tiene un inicio, incluido
tu emprendimiento. Desde el minuto uno en que
decides que quieres empezar con tu negocio hasta
que comienzas a avanzar y te encuentras con multitud
de obstáculos que no habías planeado.

Como la mayoría, yo también empecé la casa por el


tejado. Puse el foco en generar ventas y hacer crecer
mi negocio, más y más. Gasté muchísima energía y
dinero para poner en marcha el negocio tal y como lo
imaginé en mi pensamiento. Y aun así, no dio los
resultados que esperaba.

¿Por qué?, ¿acaso no estaba haciendo todo lo que se


suponía que tenía que hacer?

Hasta que me fijé que no estaba trabajándome mi


parte emprendedora. Ser emprendedora no es algo
innato con aprendizajes que vienen de fábrica. Más
bien, es todo lo contrario. Los aprendizajes los
generamos según caminamos.
Al inicio, nos centramos tanto en hacer crecer nuestro
negocio que dejamos de lado el factor más
importante de todos, nos olvidamos a nosotras
mismas.

Seguramente, si te preguntara, cuál es el mayor


recurso que tiene una gran empresa, tu respuesta
sería clara: sus recursos humanos. Déjame decirte que
esto también ocurre con las personas autónomas y
emprendedoras. Nosotras somos nuestro mejor
recurso. Tenemos que ser conscientes que nuestra
empresa crecerá tanto como lo hagamos nosotras. De
lo contrario, seguiremos en piloto automático dejando
que nuestro inconsciente siga tomando decisiones en
nuestro lugar.

“Si tú misma no confías en tu proyecto, los demás


tampoco lo harán.”

Por ello, debemos trabajar en nuestro


autoconocimiento, en ganar seguridad en nosotras
mismas y en confiar en nuestros conocimientos y
capacidades para superar las situaciones que
nombraba anteriormente. Son nuestros propios
miedos e inseguridades quienes nos frenan a la hora
de avanzar.
Posiblemente ahora te estés preguntando cómo
puedes liberarte de esos miedos e inseguridades para
poder crecer de forma profesional y personal.

Los miedos y las inseguridades tienen su origen en tus


creencias y en tu mentalidad. Estas funcionan a nivel
inconsciente y, a menos que hagamos consciente, lo
inconsciente, seguiremos actuando de la misma
manera sin que se lleguen a producir cambios
duraderos.

Por ello, te propongo dos cosas:


Deshacerte de tus creencias limitantes.

Cambiar tu mentalidad.
DESHAZTE DE TUS CREENCIAS
1 LIMITANTES

Empecemos definiendo qué es una creencia:

Las creencias son afirmaciones que damos por


certeras sin cuestionarlas. Son fruto de la educación
recibida, de la cultura, tus experiencias, tu entorno…

En base a estos factores y, a la interpretación que tú


misma le das a un hecho, conformas tu realidad.

En la mayoría de los casos, estas creencias conviven


en tu inconsciente.

Es muy importante trabajar las creencias limitantes,


específicas de cada persona, de manera individual,
pues no hay dos personas iguales. Por eso, siempre
recomiendo trabajarlas de la mano de un profesional.
No obstante, voy a dejarte algunos ejemplos de
creencias limitantes muy habituales:

Aún me faltan cosas por aprender.


Necesito trabajar más para ganar más dinero.
Si trabajo pocas horas al día no soy productiva.
Mi competencia lo hace mejor que yo.
No puedo crear un servicio PREMIUM.
Nadie va a pagar “X cantidad” por mis
productos/servicios.
Si comparto mi conocimiento me van a copiar.
No soy lo suficientemente buena.

Todas estas creencias desencadenan en miedos.


Miedo a la imperfección, a lo desconocido, a ser
juzgada, a no ser merecedora, al éxito, al fracaso, al
cambio, a emociones desagradables, a no
conseguirlo… y es por esta emoción de miedo que
evitas actuar. De esta manera, si no lo intentas,
tampoco fracasas.

Y no contenta con eso, buscas excusas que respalden


tu decisión de no tomar acción: “ahora no es el
momento”, “el mercado está saturado”, “mi tiempo es
muy valioso como para perderlo en este proyecto”,
“bajaré el precio para llegar al máximo número de
personas posible”…
Pero, además, crecemos con refranes populares que,
en muchas ocasiones, validamos sin más. El refranero
español tiene gran cantidad de creencias que nos
pueden estar impidiendo avanzar en nuestro negocio
sin que seamos conscientes de ello. Algunos ejemplos
de afirmaciones que decimos y nos pueden estar
limitando:

Más vale malo conocido que bueno por conocer.


Todo llega a quien sabe esperar.
En boca cerrada no entran moscas.
Mejor pobre pero honrada.
La avaricia rompe el saco.

EJEMPLO FICTICIO, ¿CÓMO NOS INFLUYEN LAS


CREENCIAS?

Si tú en tu inconsciente tienes la creencia de que


tener mucha influencia en el entorno digital hace que
tengas que viajar mucho y, por tanto, estar fuera de
casa lejos de tus hijos, pareja, familia y, eso entra en
contradicción con tus valores y tu equilibrio, tu mente
hará todo lo posible por no alcanzar esa influencia
para seguir manteniéndote segura.
¿Por qué hace esto nuestra mente? Porque su trabajo,
el trabajo de tu mente, es mantenerte a salvo. Fuera
de peligros. Por esa razón, cuesta tanto esfuerzo salir
de la zona de comodidad incómoda.

Salir de la zona de comodidad es percibido por


nuestra mente como una amenaza. De ahí, que
aparezcan los miedos en señal de alerta. Una creencia
limitante tiene un gran poder sobre nosotras, llegando
incluso a paralizarnos a realizar ciertas acciones.

En el lugar de la creencia limitante puedes añadir una


creencia que te potencie:

“Si obtengo mayor influencia podré dar una vida mejor


a … porque conseguiré …”

Las creencias tienen un enorme poder sobre tu


pensamiento y condicionan tus decisiones cotidianas
de manera inconsciente, es decir, filtran nuestro
comportamiento.

Como decía Henry Ford,


“tanto si crees que puedes como si crees que no
puedes, estás en lo cierto”.
Si tú en lo más profundo de ti crees que no puedes
hacer algo, tu probabilidad de conseguirlo disminuye.
Y esto es así porque tus esfuerzos, tus intentos, la
perseverancia y el coraje que le pongas a cada acción
no tendrán la misma intensidad, si crees que puedes
conseguirlo que si crees que no puedes conseguirlo.

Creer que lo puedes conseguir no implica que lo


consigas pero sí que estarás más abierta a
conseguirlo.

Si cambias la manera en la que estás percibiendo en


estos momentos tu realidad y eliminas las creencias
que te están limitando, podrás dar un paso más que te
acerque a tus objetivos.

“El único límite a nuestros logros de mañana está en


nuestras dudas de hoy”
Franklin D. Roosevelt

Ahora que te has dado cuenta como pueden


presentarse las creencias limitantes en tu vida, ¿hay
alguna creencia que haya resonado contigo?, ¿quieres
añadir alguna creencia que hayas descubierto?, ¿qué
te está impidiendo hacer lo que quieres hacer?
Te invito a que realices un listado de las tres creencias
que te están limitando en estos momentos a
conseguir el objetivo lo que deseas (no soy suficiente,
aún no se todo lo que debería, no soy organizada, no
puedo hacerlo, eso no es para mi, no me siento capaz,
no tengo tiempo...)

Trae a tu consciente esa información almacenada en


tu inconsciente y que está limitando tus resultados de
forma decisiva.

Piensa en ese objetivo que quieres conseguir y


escribe: ¿cuáles son las tres creencias que más te
limitan?

1.

2.

3.
Y, ahora, piénsalo fríamente…

¿Crees que son ciertas?


¿De quién has aprendido esas creencias?
¿Qué hay de absurdo, ridículo o cómico en esas
creencias o refranes?
¿Cómo crees que pueden estar afectando a tu
negocio, a tu vida, a tu proyecto, a tus relaciones?

Sustituye ahora esas creencias limitantes por otras


creencias nuevas que te ayuden a alcanzar tus
objetivos. ¿Qué deberías creer para conseguir ese
objetivo que sueñas?

1.

2.

3.

Para que estas nuevas creencias se instauren en tu


rutina repítelas cada día con total convicción para que
cojan fuerza y se queden contigo para siempre.
2 CAMBIA TU MENTALIDAD

El sistema de creencias condiciona la mentalidad de la


persona, y, por tanto, sus resultados.

En este punto, vas a aprender qué tipos de mentalidad


existen y cómo puedes cambiar tu mindset para que
vaya en equilibrio con tu proyecto.

Tu mente es tu peor enemiga si no la entrenas y, tu


mayor aliada si la cultivas. Seguramente, tú también
tengas en tu cabeza esa voz interior que te dice que
no puedes hacer algo, que te recuerda
constantemente lo que pensarán los demás, que por
el camino que vas hay demasiados obstáculos y los
identificas como una señal de que, por ahí, mejor no;
que no tienes tiempo suficiente… Continuamente esa
mentalidad te limita y te sabotea los planes, un día
tras otro. Y tú, inconscientemente se lo permites.

¿Qué pasaría si, tu mente, en lugar de paralizar tus


acciones las potenciara?
Si tu mente te dijera “puedes hacerlo”, “eres capaz de
realizarlo”, “aprovecha la oportunidad de aprender”,
“cada día es bueno para avanzar”,…

Así dicho parece fácil, ¿verdad? Pero la cosa se


complica cuando nos toca ponerlo en práctica y es
que no sabemos por dónde empezar.

Puede que hayas leído muchos libros, visto muchos


videos o incluso escuchado varios podcast referidos a
tu situación, sin embargo, tu situación no ha
cambiado. ¿Acaso aprendiste a montar en bici
leyendo?

Da igual lo preparada que estés, siempre te parecerá


insuficiente la información y buscarás más y más, sin
llegar a poner los conocimientos en práctica. Y, ¿sabes
por qué? Porque no tienes la mentalidad adecuada
para hacerlo.

¿A qué me refiero cuando hablo de mentalidad?


Según Carol Dweck, psicóloga y creadora del término
mindset, existen dos tipos de mentalidades. Por un
lado, la mentalidad fija y, por otro lado, la mentalidad
de crecimiento.
Conozcámoslas con más profundidad para que puedas
comprender ambos términos.

La mentalidad fija disfruta con los retos que sabe que


puede hacer sin esfuerzo y que le supondrá un éxito
absoluto y huyen de retos desafiantes, que puedan
poner en entre dicho sus cualidades. Para este tipo de
mentalidades un resultado puede pasar a formar parte
de su identidad, así, por un fracaso puntual pueden
interiorizarlo y decir “soy una fracasada”. Es decir, se
sienten valiosas cuando obtienen resultados
satisfactorios pero no ocurre lo mismo cuando se
presenta el fracaso. Se juzgan a sí mismas y a los
demás según los resultados que hayan obtenido.

"No voy a dedicar más tiempo a este proyecto porque


no le voy a sacar rendimiento”. O lo que es lo mismo,
“no quiero volver a fracasar y volver a sentir estas
emociones”.

Para la mentalidad fija las cualidades son inamovibles,


es decir, el cómo yo sea en la actualidad determina
cómo seré yo en el futuro. Las oirás decir: “yo soy así”,
“soy perezosa”, “no soy organizada”… y “no lo puedo
cambiar”. Y van por la vida actuando conforme a esas
creencias.
Quien tiene mentalidad de crecimiento disfruta con
los retos desafiantes y se sienten motivadas en el
proceso de aprender algo nuevo. No buscan
resultados perfectos sino aprender de los resultados
que obtengan y superarse a sí mismas. Disfrutan con
el aprendizaje y lo ponen en práctica una y otra vez
hasta que lo interiorizan.

Saben que las cualidades se entrenan y que con


esfuerzo, dedicación y perseverancia van a alcanzar su
éxito. Se consideran seres flexibles y moldeables con el
tiempo y la experiencia.

La mentalidad de crecimiento hace del fracaso una


situación más de la que aprender y en ningún
momento la interiorizan como parte de su identidad. Y
claro que pueden sentirse molestas con los resultados
pero también están dispuestas a asumir riesgos y a
volver a intentarlo.

Un ejemplo de la mentalidad de crecimiento, ocurre


cuando somos bebes. Cuando queremos comenzar a
caminar, todos a nuestro alrededor nos alientan y nos
animan a caminar y, aunque nos caigamos 20 veces
en un minuto, seguimos intentándolo con las mismas
ganas, una sonrisa en la cara y muchísimo entusiasmo.
¿Cuántas veces, después de haber encontrado un
obstáculo en tu camino, lo has seguido intentando
con las mismas ganas y entusiasmo de un bebé?

Veamos un ejemplo…
Pongamos la situación de dos emprendedoras que
quieren lanzar un nuevo producto al mercado.

Una de ellas cree firmemente que lo va a conseguir y


confía en su potencial. Tiene seguridad en sí misma y
en sus capacidades. Otra de ellas, cree que no es lo
suficientemente buena. Se machaca constantemente
y acata lo que le dice su voz interior y las personas de
su alrededor.

¿Quién crees que obtendrá mejores resultados?


Evidentemente la primera. Pero, ¿sabes por qué? Para
ambas personas sus pensamientos están
determinando su actitud y, por tanto, sus acciones y
realidad. Imagínate por un momento a estas dos
personas:
¿Qué postura corporal tienen?
¿Qué emociones reflejan en su rostro?
¿Qué acciones toman?
¿Cómo afrontan una situación complicada?
Para estas dos personas, sus esfuerzos y sus decisiones
NO VAN A SER LOS MISMOS, y, en consecuencia, sus
resultados tampoco.

Una persona que no cree firmemente en que lo vaya a


conseguir no va a dar su mejor esfuerzo. ¿Para qué
esforzarse si sabe que no lo va a conseguir?

¿Te imaginas cómo pueden afectar o, potenciar, a tu


negocio estas mentalidades?, ¿Quieres saber cómo
cambiarlas?

Ahora bien, no porque tengamos una mentalidad fija


significa que tengamos que quedarnos ahí
permanentemente. Evidentemente, esto se puede
cambiar y, se puede entrenar a la mente, como a
cualquier otro músculo de nuestro cuerpo haciéndolo
cada vez más fuerte.

Con cada uno de los entrenamientos que vas a realizar


vas a fortalecer cada vez más tu mentalidad hasta que
se convierta en tu mejor aliada.

Cambiar de la mentalidad fija a la mentalidad de


crecimiento pasa por cambiar tus creencias acerca del
cambio:
¿Qué significa el cambio para ti? Muchas veces
pensamos que si tenemos que cambiar es porque
no somos realmente buenas, esa es una creencia
jodida.
¿Es posible cambiar y mejorar?, ¿cómo?
¿Puedes ser una mejor versión de ti misma cada
día?
¿De qué depende tu autoestima, de tus resultados o
de tu proceso?

Sin embargo, no basta con cambiar las creencias para


que se produzcan cambios duraderos, ya que si
hacemos cambios desde una mentalidad fija, los
cambios podrían tener un efecto boomerang, de ahí
que sea tan importante trabajar el tema de las
creencias junto con la mentalidad.

Casos reales del efecto boomerang…:


Tomar cierta medicación para un resfriado y dejar
de tomarla con el simple hecho de notar una
mejoría en los síntomas. ¿Resultado? Se vuelve a
recaer.
Comenzar una dieta para bajar de peso y, cuando lo
consigues vuelves a recuperar más peso del que
perdiste inicialmente.
Eso ocurre por hacer cambios desde una mentalidad
fija y no de crecimiento. Estamos apoyando un
resultado y no un proceso.

Por eso, para convertirte en una mejor versión de ti


misma hace falta cambiar hacia una mentalidad de
crecimiento que te apoye a conseguir cambios y
mejoras duraderas en el tiempo.

¿Cómo?
Cambiando el marco de conducta en el que nos
encontramos. Los marcos de conducta son una forma
de pensar acerca de cómo actuamos. Como hemos
visto, nuestra realidad viene determinada por nuestras
creencias, valores, experiencias, educación, cultura…

Al cambiar el marco conductual en el que te mueves,


estarás cambiando tu sentido acerca de la experiencia
y, como consecuencia, tus respuestas y tu
comportamiento también cambiarán. ¿Resultado?
Tomarás acciones que te acerquen a tu objetivo.

“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo


mismo”
Albert Einstein.
Cambiar el marco de conducta significa ampliar tu
campo de visión. Contar con nuevas posibilidades que
pueden ser múltiples, motivadoras y potenciadoras.

ORIENTACIÓN HACIA ORIENTACIÓN HACIA


LAS SOLUCIONES LOS PROBLEMAS

VISIÓN OBJETIVA VISIÓN SUBJETIVA

ME APOYO EN LO ME PERTURBO POR


QUE SÉ LO QUE NO SÉ

ACTITUD ACTITUD
PROACTIVA REACTIVA

Estos son solo algunos ejemplos de todos los marcos


conductuales que pueden existir. Un buen punto de
partida para que la próxima vez que se te presente
una situación en la que tomar acción pienses...:

¿DESDE QUÉ MARCO ELIJO ACTUAR?


GRACIAS
Gracias por adquirir una edición autorizada de este
contenido y por respetar las leyes del copyright al no
reproducir ni distribuir ninguna parte de este ebook por
ningún medio ni permiso.

Esta totalmente prohibida la reproducción o venta de


este ebook por parte de terceros sin consentimiento
expreso por parte de Ana Atencia.

***

Para más información y consejos para aumentar tu


desarrollo personal y profesional te invito a seguirme en
mis redes sociales:

@anna_atencia Anna Atencia


Coach Personal
THANK YOU!
Muchisimas gracias por tu confianza y tu tiempo.
Si tras leer este ebook te surge alguna duda,
puedes escribirme a:
info@annaatencia.com
para obtener más información.

Anna Atencia | Todos los derechos reservados 2019 | © Anna Atencia| www.annaatencia.com

También podría gustarte