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Sucre - Bolivia
2010
NUEVO CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO PENAL
REDEFINICIÓN Y FINES DEL PROCESO PENAL
“En materia de justicia penal, se presenta un serio conflicto entre la necesaria protección de la
sociedad -que exige que se sancionen los delitos- y el respeto -también exigido- a los derechos
fundamentales del individuo, ya que ningún Estado de Derecho puede estar legitimado para
aplicar su aparato punitivo a una persona, con el propósito de proteger la sociedad dentro de su
territorio, con desconocimiento de los derechos que le son inherentes al hombre”.
Toda sociedad humana produce conflictos entre sus miembros, la mayoría de los cuales, se
resuelven sin la participación del Estado, sin embargo cuando el conflicto es de índole jurídico
penal, el Estado para resolverlo se arroga el monopolio del poder punitivo.
Los alcances y límites del derecho de penar del Estado, en un tiempo y lugar determinado,
responden, necesariamente a la naturaleza y esencia del sistema político imperante, si el
régimen es autoritario su sistema penal también lo será, por el contrario si el sistema político es
democrático sus instituciones jurídicas también lo serán o tendrán como meta serlo. En síntesis,
la decisión política que defina el sistema, debe optar básicamente por dos alternativas: primar el
interés público y fortalecer el poder del Estado en la persecución penal aún negando los
derechos del individuo, o en otorgarle al individuo las suficientes garantías para que enfrente a
ese poder punitivo, preservando su dignidad de persona en un plano en el que no se vea
absolutamente desprotegido frente a las instituciones públicas de la persecución penal.
El nuevo instrumento legal que regula el proceso penal establece una reforma estructural del
sistema de justicia penal en Bolivia, por ello engloba muchos aspectos relevantes que de forma
aislada no pueden ser adecuadamente comprendidos, las instituciones que reforma radicalmente,
como las medidas cautelares, las novísimas que incorpora, como las de salidas alternativas y la
conformación de Tribunales escabinos, como las que nos resultan familiares, cuando menos en
la redacción de los textos legales, (publicidad, celeridad, continuidad y oralidad del plenario), se
sustentan en principios que coherentemente han sido estructurados en el nuevo instrumento
procesal, que consagra el sistema procesal penal acusatorio, público y contradictorio.
El eje central de las reformas es la persona humana, sea imputado o víctima, de manera tal que
la autoridad que resuelva el conflicto entre esos principales actores del problema jurídico penal,
vuelque sus ojos fundamental y esencialmente a ellos y las circunstancias que les rodearon, son
las personas la que deben de interesar y no los expedientes que sobre su particular situación se
formaron dilatoriamente, así, normalmente se pierde la perspectiva de que esa particular
situación puede ser dramática y dolorosa.
Si analizamos con esa óptica la reforma que contiene el nuevo Código de Procedimiento Penal y
sus instituciones, la clara división de funciones de investigación, acusación y decisión, las
etapas que conforman el proceso, el régimen cautelar que se establece, las salidas alternativas
que se proponen, la participación con iguales derechos y obligaciones de jueces técnicos y
ciudadanos tienen una lógica razón de ser.
El nuevo sistema procesal pretende equiparar los poderes y facultades procesales del imputado y
de la víctima, esta última ausente de la preocupación de los redactores del Código de
Procedimiento Penal promulgado en 1973, en un plano de realización efectiva de los derechos
fundamentales, que son inherentes a la naturaleza humana y que son proclamados por la
Constitución como fuente de garantía para su cumplimiento y protección por parte del Estado.
La víctima, como el imputado, son seres humanos, personas con familia, con responsabilidades,
no son un simple nombre inserto en la carátula del expediente, piensan, sienten y esperan algo
del proceso penal, cada uno en su particular posición de parte contraria, si ese equilibrio no se
establecía, el sistema de justicia penal, por muy novedoso que fuere, estaría limitado
fuertemente de satisfacer las expectativas ciudadanas concretas de una solución pronta a sus
pretensiones.
Las facultades que el sistema acusatorio le confiere a la víctima responden a que “las nuevas
tendencias mundiales en materia penal buscan rescatar el papel de la víctima y el damnificado a
través de mecanismos que les permitan defender sus intereses, en forma adecuada, dentro y
fuera del proceso penal, aún sustituyendo al Ministerio Público en los casos que éste -por
razones de oportunidad o legalidad- estime que no debe continuarse con la investigación de la
acción atribuida”, lo que justifica el establecimiento de instituciones como la conversión de
acciones o la suspensión condicional del proceso.
En un sistema social y político como el nuestro, donde el ciudadano, se siente marginado de las
decisiones, donde la persona se siente excluida del sistema, se siente utilizado mediante el voto;
siente ser mero elector y no partícipe en la toma de decisiones públicas, que se hable de un
sistema procesal penal que le brinda al imputado todos los derechos y garantías, que se
establezca obligaciones del Estado para con la víctima a quien se la dimensiona con justicia en
toda su magnitud humana.
La incorporación de jueces legos en el proceso penal constituye una variante de tal impacto que
el tema llama a las más acaloradas discusiones, pero es que no resultaría coherente el nuevo
sistema, sin un control ciudadano claramente establecido, en el que las pruebas, que han de
definir en última instancia, la veracidad o no de la acusación, se produzcan ante tribunales
compuestos sólo por profesionales del derecho que cumpliendo requisitos legales ejercen de
forma perrmanente la función jurisdiccional y por ello que la incorporación de ciudadanos
ajenos a la profesión del abogado, no destaca únicamente el reconocimiento a la valía de nuestra
población y el fundamental aporte que pueden brindar a la Justicia sino también “se acerca la
justicia penal a la realidad social, pues al generar el tránsito del lenguaje estrictamente técnico y
hermético del jurista hacia el lenguaje común, no sólo se facilita la comprensión y significación
del orden jurídico, sino que se facilita y promueve también una labor educativa que debe
cumplir la administración de justicia, labor que únicamente es posible, en la medida en que esa
función, pueda ser comprendida por la sociedad toda", además de que la actividad probatoria
debe realizarse en audiencias públicas, abiertas a todo ciudadano que desee presenciar el juicio,
se tratan de mecanismos de control social más efectivos que garantizan una participación
ciudadana que responde a un Estado sustentado en principios y valores democráticos.
Cuando surge la noticia de un hecho delictivo, por lo general se sabe muy poco
acerca del mismo y sus circunstancias, lo que hace evidente la necesidad de
investigar con el fin de reconstruirlo hasta donde sea posible, para comprobar si se
trata de un hecho delictivo o no, y si se dan los presupuestos para la aplicación de
la ley penal a un determinado sujeto. La etapa preparatoria tiene por finalidad la
preparación del juicio oral y público buscando la averiguación de la verdad,
mediante la recolección de todos los elementos que permitan fundar la acusación
Finalidad del fiscal o del querellante y la defensa del imputado. La fiscalía tendrá a su cargo
la investigación de todos los delitos de acción pública y actuará con el auxilio de la
Policía Nacional y del Instituto de Investigaciones Forenses. (Arts. 69,74,75,
277.). Cuando la ley condicione la persecución penal a una instancia particular o a
cualquier forma de antejuicio, el fiscal la ejercerá una vez que se produzca la
instancia o la autorización por los medios que la ley disponga, sin perjuicio de
realizar actos imprescindibles para conservar los elementos de prueba (Art. 278).
Tanto fiscales como policías actuarán en esta etapa bajo control jurisdiccional.
La etapa preparatoria puede dividirse en sub-etapas: a) los actos iniciales b) la
Contenido Etapa
investigación preliminar c) el desarrollo de la etapa d) los actos conclusivos
Preparatoria
(salidas alternativas, sobreseimiento y acusación)
Las diligencias que se realicen en la etapa preparatoria deben constar en un
cuaderno de investigaciones, siguiendo criterios de orden y utilidad, en el que se
incluirán los datos, informes y documentos que puedan incorporarse al juicio. Las
diligencias realizadas en esta etapa y que constan en el cuaderno, no tienen valor
Cuaderno probatorio para fundar un fallo condenatorio, salvo en los casos que la prueba se
Investigaciones haya recibido conforme a las reglas del anticipo de prueba. El cuaderno de
investigaciones debe contener solamente los documentos que puedan ser
incorporados al juicio, de manera que los apuntes personales sobre el curso de la
investigación y el resultado de las entrevistas con testigos, así como apreciaciones
sobre el caso, deberán quedarse fuera del mismo.
El cuaderno de investigaciones debe estar a la disposición de las partes hasta antes
del juicio, porque el imputado y su defensor así como la víctima, tienen derecho a
conocer la prueba que fundamentará la acusación. No cabe pues -de parte de los
Cuaderno a fiscales ni la policía- el ocultamiento o retardación en la entrega del mismo. De
disposición de otro lado, tampoco es necesario entregarlo al juez de instrucción al momento de
partes solicitarle una medida cautelar o salida alternativa. El juez no necesita verlo y
mucho menos debe retenerlo, lo que causa molestias y retardo en el trabajo de
fiscales y policías, pues el juez de instrucción a veces tarda hasta 10 dias en
devolverlo a la fiscalía.
La investigación del fiscal y la policía deben dirigirse a descubrir la verdad
objetiva de los hechos. De ello se deduce que a la sociedad le interesa tanto la
Objetividad en condena del culpable como la absolución del inocente. En consecuencia se deben
investigación investigar todos los hechos, así como identificar y poner a disposición, todos los
elementos probatorios con absoluta objetividad, independientemente de que
incriminen o favorezcan al imputado. (Art. 72)
Fundamentación Los fiscales formularán sus requerimientos y solicitudes de manera fundamentada,
explicando las razones por las cuales las solicitan. Lamentablemente en la
actualidad, algunos fiscales únicamente se limitan a consignar los artículos del
código que amparan su solicitud, pero no explican ni dan las razones adecuadas
para adaptar estos artículos al caso concreto que tienen. Particularmente en los
casos de solicitud de medidas cautelares, más grave es el hecho que los fiscales no
las fundamenten, pues está de por medio la libertad de las personas. La
fundamentación de las mismas es requisito indispensable para su interposición.
Aquellos requerimientos que no estuvieren debidamente fundamentados deben ser
rechazados por los jueces, pues no es serio requerir alguna diligencia sin indicar
para qué se pide tal autorización. Fundamentar es básicamente decir explicar
razonablemente al juez el objeto y motivo de la solicitud, resaltando el marco
jurídico aplicable. Las fundamentaciones procederán oralmente en las audiencias y
en el juicio y por escrito en los demás casos. (Art. 73).
La etapa preparatoria deberá finalizar en el plazo máximo de seis meses,
computable a partir del inicio del proceso sea por denuncia, querella o
intervención de oficio. (Art. 134). El proceso se inicia con cualquier sindicación en
sede judicial o administrativa contra una persona como presunto autor o partícipe
de la comisión de un delito (Art. 5). La extinción de la acción penal es la sanción
Plazo etapa
más efectiva frente a la injustificada prolongación del proceso. Se trata de un
preparatoria
eficaz correctivo frente a la retardación de justicia. Además, el incumplimiento de
todos los plazos establecidos en el código, dará lugar a la responsabilidad
disciplinaria y penal del funcionario negligente (Art. 135). Es por ello que el fiscal
debe planificar cuidadosamente su investigación, porque ya no cuenta con un
plazo ilimitado para ejercitar la acción penal.
La víctima es la persona que sufrió el daño y busca su reparo al abrigo de la ley.
La víctima tiene amplia participación y derechos en la etapa preparatoria, tales
como intervenir en el procedimiento, ser escuchada antes de cada decisión que
implique la extinción o suspensión de la acción penal y en su caso también
derecho a impugnarla (Art. 11), estar informada (art. 77), promover acción penal
La víctima
mediante querella (Art. 78); apelar, etc. Hay sin embargo también que decir, que
se han dado casos donde la víctima hace denuncias falsas o temerarias, buscando
en algunos casos únicamente venganzas personales y que -además de perjudicar el
honor de la persona injuriada-, demanda mucho tiempo de investigación policial,
mientras la mentira o fraude son comprobados.
La etapa preparatoria se inicia con: a) denuncia verbal o escrita que se presenta
Actos iniciales ante la Policía o la Fiscalía; b) querella c) intervención policial preventiva de
oficio
Normalmente la maquinaria judicial comienza a funcionar con la denuncia que
puede realizar cualquier persona que tenga noticia fehaciente de la posible
existencia de un hecho delictivo de acción pública. La denuncia se presenta ante la
Denuncia (Art. 284)
Fiscalía o ante la policía. En las localidades donde no exista Fiscalía o Policía, la
denuncia se la presentara ante el Subprefecto o Corregidor, los que deberán poner
en conocimiento del Fiscal más próximo en el término de 24 horas. (art. 284)
Actuación del El funcionario que reciba la denuncia debe: a) Comprobar la identidad y domicilio
funcionario que del denunciante. b) Informarle al denunciante que sus datos pueden mantenerse en
recibe denuncia reserva y que dicha reserva únicamente será levantada a efectos de hacerse
(Art. 285) efectiva su responsabilidad, por denuncia falsa o temeraria. (Art. 281). c) Ingresar
la denuncia al registro de denuncias. d) Entregarle copia de la misma (en original)
al denunciante donde constará fecha y hora de recepción de la denuncia, número
del caso, así como el nombre del fiscal e investigador asignados al caso. La
denuncia será firmada por el denunciante y el funcionario interviniente.
Lamentablemente la entrega de una copia no sucede aún en la práctica diaria, por
los escasos recursos económicos con que cuentan tanto la policía como la fiscalía
y es el denunciante quien debe sacar fotocopias de la misma si quiere tener una
copia. La advertencia sobre la reserva de los datos tampoco se hace en la práctica,
quizás por desconocimiento tanto del funcionario que recepciona las denuncia
como del denunciante que no conoce este derecho.
La denuncia contendrá, hasta donde sea posible: 1. Relación circunstanciada del
Contenido (Art.
hecho 2. Indicación de quiénes son sus autores, partícipes, víctimas, testigos y
285)
damnificados 3. Elementos probatorios que permitan acreditarlo.
Plazo para En todos los casos, el fiscal informará al juez de la instrucción, el inicio de las
informar al juez investigaciones dentro de las veinticuatro horas de recibida la denuncia y dirigirá
(Art. 289) la investigación.
Como hemos dicho, la denuncia también puede ser presentada ante la policía. El
Plazo policial para procedimiento es el mismo que ante la fiscalía. El investigador asignado al caso
informar al fiscal informará, dentro de las veinticuatro horas de recibida la denuncia al fiscal y
comenzará con la investigación preventiva (Art. 288; 293 ).
La presentación de querella es un importante derecho procesal que tiene la
víctima. A la víctima la normativa le confiere la titularidad de la acción penal
pública para su ejercicio autónomo. Tiene plena intervención en el proceso con la
sola presentación de la querella, la misma que será puesta en conocimiento del
imputado. (Art. 290). Es importante previamente constatar, que el querellante sea
en cada caso la persona directamente ofendida por el delito, para garantizar en
Querella
cierta medida que quienes pretenden impulsar o proseguir la acción no sean sujetos
ajenos al asunto, que sólo vendrían a entorpecer la administración de justicia. Es
tan relevante su participación, que aún si el fiscal superior jerárquico hubiera
ratificado el sobreseimiento de su causa, puede ir a la vía civil para el
resarcimiento de daños y perjuicios. La condición de querellante es también
requisito para la conversión de acciones.
El contenido de la querella es el siguiente: a) Nombre y apellido del querellante; b)
Domicilio real y procesal c) En caso de personas jurídicas razón social, domicilio
y nombre del representante legal; d) Relación circunstanciada del hecho, sus
Contenido querella
antecedentes o consecuencias conocidas y si fuera posible, la indicación de los
(Art. 290)
presuntos autores o partícipes, víctimas, damnificados, testigos; e) El detalle de los
datos o elementos de prueba; f) La prueba documental o la indicación del lugar
donde se encuentra.
El querellante tendrá autonomía para precisar los hechos de la acusación
Autonomía particular, su calificación jurídica y para ofrecer prueba, aunque podrá adherirse a
la que presente el fiscal, sin que ello se considere abandono de la querella.
La querella podrá interponerse en cualquier momento, hasta antes de finalizada la
Interposición
etapa preparatoria.
La querella puede ser objetada por el fiscal o el imputado ante el juez, en cuanto a
Objeción
la admisibilidad de la misma y la personería del querellante, en el plazo de 3 días a
admisibilidad (Art.
partir de su notificación. El juez convocará a una audiencia para que los
291)
involucrados fundamenten oralmente el por qué de su objeción.
Cuando la objeción se base en omisión o defecto de los requisitos formales de
Objeción sobre
admisibilidad, el juez instructor ordenará su corrección en el plazo de tres días,
omisión (Art. 291)
caso contrario se la tendrá por no presentada.
El rechazo de la querella no impedirá continuar con la investigación, cuando se
Rechazo (Art. 291)
trate de delitos de acción pública.
La resolución judicial sobre la procedencia o no de la querella, es susceptible de
Apelación
Recurso de Apelación Incidental. (Arts:284, 285, 288, 289, 290, 293, 291,403).
El hecho de presentar una querella no implica que el querellante no pueda desistir
o abandonar la misma en cualquier momento del proceso, con costas a su cargo y
sujeto a la decisión definitiva. La querella se considera abandonada cuando el
querellante: 1) No concurra a prestar testimonio sin justa causa 2) No concurra a la
Desistimiento y
audiencia conclusiva 3) No acuse o no ofrezca prueba para fundar su acusación 4)
abandono (Art.
No concurra al juicio o se ausente de él sin autorización del tribunal También se
292)
considerará abandonada cuando el representante o sucesor del querellante no
concurra a proseguir el proceso, dentro de los sesenta días siguientes a su
incapacidad o muerte. El abandono o desistimiento de la querella será declarado
por el juez o tribunal de oficio o a petición de parte.
Como consecuencia del abandono o del desistimiento se tiene que el querellante
Consecuencias
está impedido de toda posterior persecución al imputado que participó en el
(Art. 292)
proceso, por el mismo hecho que constituyó el objeto de su querella.
Cuando la acusación particular y la acusación fiscal sean contradictorias e
Contradicción irreconciliables, el tribunal precisará los hechos sobre los cuales se abre el juicio.
(Art. 342).
El procedimiento penal también puede iniciarse de oficio, por los órganos
encargados de la persecución penal, como son el Ministerio Público y la Policía.
La investigación se iniciará de oficio por la Fiscalía, en todos aquellos delitos de
Inicio de acción penal pública, sin perjuicio de la participación que se le reconoce a la
investigación oficio víctima (Art. 16). Existen algunos delitos de acción pública a instancia de parte, es
decir, delitos donde la fiscalía comienza a actuar cuando la parte denuncie el hecho
delictivo. La instancia de parte permite procesar al autor y a todos los partícipes,
sin limitación alguna (Art. 17).
Son las indagaciones propias que realiza la policía, inmediatamente después de
Intervención haber tenido noticia de la posible existencia de un hecho delictivo. Se trata de una
Policial Preventiva actividad típica de investigación, cuyo propósito consiste en reunir o asegurar los
(Art. 293) elementos de convicción y evitar la obstaculización, fuga u ocultamiento de los
sospechosos.
Para proceder a realizar su investigación preventiva, la policía debe realizar una
serie de actos tales como: a) vigilar y proteger la escena del crimen; b) evitar o
prohibir la circulación y permanencia de personas ajenas para evitar la pérdida,
Actos de
destrucción o contaminación de evidencias; c) aprehender a los presuntos autores o
prevención (Art.
partícipes en casos de flagrancia; d) disponer el arresto de los presentes según las
295)
reglas del art. 225; e) comunicarse con los investigadores especiales para que se
constituyan en el lugar del hecho; f) acordonar el lugar del hecho; g) entrevistar a
testigos; h) registrar, requisar personas, objetos, lugares y vehículos, etc.
La etapa preparatoria es la etapa de investigación y los actos que aquí se realizan
son actos procesales. La policía investiga los delitos de acción pública, sea por
iniciativa propia o por denuncia u orden de autoridad competente. El control sobre
las actuaciones de la policía los ejerce el Ministerio Público en el marco de la
dirección funcional. La policía tiene la obligación de impedir que los delitos
Funciones puedan agravarse en sus consecuencias. Debe por tanto recabar, asegurar y ordenar
los elementos de prueba que le sirvan al Ministerio Público para fundar su
acusación, decretar el sobreseimiento o aplicar alguna salida alternativa. Sus
funciones son de dos tipos: represivas y técnicas: represivas, -porque actúan
después del suceso delictivo-, y técnicas, -en virtud del grado de especialización de
sus miembros-, que exigen un alto grado de entrenamiento.
Plazo informe fiscal La policía tiene ocho horas, desde su primera intervención preventiva, para
informar al fiscal asignado al caso del hecho delictivo o que tiene un aprehendido.
El aviso inmediato constituye un mecanismo para que el fiscal intervenga desde el
inicio de la investigación, o al menos para que tenga esa posibilidad. También
constituye un mecanismo de control y vigilancia sobre la función policial. El juez
también controla la actividad de las partes, al tomar decisiones sobre los diferentes
aspectos que le son sometidos a conocimiento.
FORMA DE LA IMPUTACIÓN
ESCRITA: Sobretodo considerando el principio “ne bis in idem”, es decir, la garantía procesal
consignada en el artículo cuarto del NCPP, por la que nadie puede ser vuelto a juzgar por la
misma causa. El principio procesal del “ne bis in idem” asegura que la sentencia adquiera
calidad de cosa juzgada y así permite obtener seguridad jurídica. Este principio impide a los
órganos jurisdiccionales reabrir un caso cuando una sentencia quedó ejecutoriada (Ver Art.
308), cuando se indultó al acusado; cuando se extinguió la acción penal debido a la aplicación
de un criterio de oportunidad; cuando el fiscal ordenó el sobreseimiento o cuando el proceso
estuvo suspendido condicionalmente y el imputado cumplió con las condiciones impuestas en el
plazo fijado. Para que la garantía del “ne bis in idem” pueda aplicarse, deben concurrir tres
requisitos: que se trate de la misma persona; que se trate del mismo hecho delictivo y que se
trate del mismo motivo de persecución. El “ne bis in idem” es aplicable también en relación al
concurso de leyes, por eso impide que por un mismo hecho delictivo puedan imponerse dos
penas criminales (Art. 44 Código Penal).
Otra garantía procesal por la cual la imputación debe ser escrita es el “Derecho de Defensa” que
tiene el imputado, de leer aquello por lo cual se le imputa (es además mejor que quede
constancia de lo que se dice, pues es la única manera de probar algo, si queda por escrito.)
CLARA: Es indispensable para que no quepan dudas ni preguntas sobre cómo acontencieron
los hechos. Además, la claridad al escribir, denota seguridad , pues finalmente es un reflejo del
pensamiento.
PRECISA: Debe ser concreta, sin irse por las ramas o dar informaciones o datos que no sean
relevantes. Redactar un hecho con exactitud es una virtud que no permite interpretaciones que
puedan llevar a errores.
PARA EL JUEZ: La imputación no es para los fiscales ni para que conste en el expediente; la
imputación debe estar tan bien redactada, que EL JUEZ, sin necesidad de tener otros elementos
o indicios, pueda comprender de qué tratan los hechos.
Su individualización, lo más precisa que se pueda (ej. Edad aproximada, sexo, características
físicas, etc.)
FUNDAMENTACIÓN DE LA IMPUTACIÓN
Se redacta en virtud a los elementos que tiene de la investigación sobre los hechos delictivos.
Solamente se nombran los más resaltantes.
El objetivo es informar al imputado la razón por la cual lo persiguen
No se refiere a pruebas sino únicamente a indicios
Debe enmarcarse cada supuesto en el artículo correspondiente del NCPP
Deben nombrarse los hechos sucedidos para los elementos del delito y la culpabilidad (No es
necesaria una amplia argumentación jurídica, -que sí exige la sentencia por ejemplo-, pues la
imputación no estará sujeta a apelación.).
No basta indicar el tipo penal. Es necesario abundar en la relación histórica del hecho y su
descripción así como también la forma en que el imputado participó en el mismo.
y además, la existencia de elementos de convicción suficientes, de que el imputado no se
someterá al proceso (Peligro de fuga Art. 234) o que vaya a obstaculizar la averiguación de la
verdad (Peligro de obstaculización Art. 235).
Para demostrar el peligro de fuga, el fiscal debe fundamentar el hecho que la persona no tenga
familia, residencia habitual, trabajo, negocios asentados en el país. O asimismo, que pueda estar
realizando actos preparatorios de fuga o tener las facilidades para esconderse. Según la
gravedad del delito que se trate, pueden ponderarse las circunstancias concretas y analizar si el
imputado, -a pesar de contar con un domicilio fijo- estará o no presente al momento del juicio.
Es al fiscal a quien le corresponde fundamentar el peligro de fuga y no al defensor, pues es el
primero de ellos quien tiene la carga de la prueba. No cabe que el juez instructor le solicite al
defensor “pruebas” para demostrar que su defendido estará presente al momento del juicio.
El mismo tipo de argumentación debe hacerla el fiscal al solicitar al juez de instrucción una
medida cautelar en caso de peligro de obstaculización del proceso. Los extremos de tal
afirmación deben explicarse y fundamentarse. No basta decir que el imputado “podría amenazar
a testigos o peritos” sino que tal afirmación debe explicarse en virtud a la posición del
imputado, medios por los cuales podría lograr la intimidación, etc.
ES IMPORTANTE ACLARAR QUE LA MEDIDA CAUTELAR NO SE PIDE EN TODOS
LOS CASOS DE IMPUTACIONES FORMALES, SINO SOLO EN AQUELLOS CASOS EN
QUE FUERA PROCEDENTE.
Previa a la solicitud, el fiscal debe haber imputado formalmente al imputado. Esto se debe
nuevamente a la garantía procesal del “ne bis in idem”, al derecho de defensa, pero además,
porque un procedimiento abreviado, un criterio de oportunidad, una suspensión condicional del
proceso o una conciliación, todas ellas extinguen la acción penal y mal podría volver a
imputarse a la misma persona por la misma causa.
La aplicación de una salida alternativa al juicio permite descongestionar el sistema, también que
la fiscalía se concentre en los delitos más graves y relevantes y además motiva al imputado a
reparar el daño. Debe haberse reparado el daño a la víctima o afianzado suficientemente esta
reparación. En caso de oposición de la víctima, ésta puede convertir la acción pública en privada
en los casos que el código lo permita (Art. 26). La aplicación de las salidas alternativas
posibilita una política criminal dependiendo del criterio con que se aplica. En todos los casos, el
requerimiento del fiscal depende de su criterio discrecional, pero siempre bajo control
jurisdiccional.
Nombres y apellidos
Número de cédula de identidad
Domicilio procesal
Nombre de la Víctima y si existe voluntad de constituirse en parte querellante o no
Debe hacerse referencia a los hechos históricos que deben llenar los requisitos del delito
Debe tener una estructura lógica y cronológica (llenar los requisitos del delito)
No basta indicar las pruebas, sino que debe explicarse qué aspectos se quieren probar con cada
instrumento de prueba
Preceptos jurídicos aplicables
OJO:
"Mientras mejor la investigación policial, mayores elementos tendrá el fiscal para poder
acusar y buscar la condena del imputado"
PETITORIO
El régimen de medidas cautelares regulado por el D.L. 10426 promulgado en fecha 23 de agosto
de 1973, es decir, Código de Procedimiento Penal y la Ley 1685 de fecha 2 de febrero de 1996 o
Ley de Fianza Juratoria Contra la Retardación de Justicia Penal, es francamente distinto al
establecido en el nuevo ordenamiento jurídico procesal, sin embargo para comprender la
transformación a cabalidad no basta sólo el análisis del nuevo régimen de medidas cautelares
instituidas en la Ley 1970 o nuevo Código de Procedimiento Penal, es preciso, estudiarlas en el
contexto de los sistemas procesales diseñados en la normativa vigente y la nueva ley procesal
penal, sus enfoques doctrinales y sus propósitos finales.
Bajo el nomen juris de MEDIDAS JURISDICCIONALES, el Título V, del Libro Segundo del
Código anterior regula el régimen de medidas cautelares, el Capítulo I trata de la anotación
preventiva, requisa, allanamiento y arraigo, es decir, de medidas restrictivas de derechos, tanto
personales como reales; el Capítulo II trata de la detención preventiva; el capítulo III, reformado
en gran parte por la Ley de Fianza Juratoria, versa sobre la Libertad Provisional; el Capítulo IV
sobre la Calificación de Fianza.
Mientras que el sistema anterior propugnaba una aplicación amplia y casi irrestricta de las
medidas cautelares, el nuevo sistema diseña la aplicación restrictiva de las mismas, lo que era la
regla anteriormente debe ser la excepción hoy en día, en síntesis se tratan de dos enfoques sobre
el mismo tema diametralmente opuestos.
El régimen cautelar que se supera, sobre todo el personal, era atentatorio de derechos y garantías
fundamentales de la persona humana, especialmente los contenidos en los arts. 7, 9, 11 y 16 de
la Constitución Política del Estado, puesto que la persona aprehendida por la policía bajo la
dirección o no del Ministerio Público, debería ser remitida al Organo Jurisdiccional en el
término de 48 horas, según la disposición contenida en el art. 118 del Código anterior en franca
inobservancia del término constitucionalmente establecido para el efecto que es de 24 horas.
La policía aprehendía y liberaba personas aún sin el conocimiento del fiscal y, obviamente, sin
que exista control jurisdiccional sobre este de actuaciones, durante las diligencias de policía
judicial.
La aplicación irrestricta de la limitación de la libertad personal del imputado con fines extra
procesales, característico del antiguo Código, como el aseguramiento del pago de daños,
perjuicios, costas y multas no corresponde al diseño constitucional ni a la doctrina procesal
penal contemporánea, frente a la triple finalidad de la detención preventiva y lógicamente de la
fianza: garantizar la presencia del imputado en los actos del proceso el pago de daños y multas
el nuevo sistema revierte esta situación, otorgándole a la medida cautelar personal una sola
finalidad: la de garantizar del presencia del imputado en los actos del proceso o de que éste no
obstaculice la averiguación de la verdad.
El antiguo régimen en cuanto a las medidas restrictivas de carácter personal, establece las
siguientes reglas para su aplicación:
- Para el arraigo (art. 193 ): la gravedad del delito, que existan razones fundadas de que el
imputado no permanecerá en el lugar donde fuere procesado (en la práctica esta medida se
aplicaba de forma irrestricta a veces de oficio o sólo a pedido de parte, sin que se analicen o
comprueben los requisitos formalmente establecidos)
- Para la detención preventiva: que el delito calificado, sea de acción pública o privada, merezca
pena privativa de libertad cuyo máximo legal exceda los dos años, que existan elementos de
convicción suficientes para sostener razonablemente, que el imputado, es con probabilidad autor
de un hecho punible o partícipe en él, que exista fundada presunción de que el imputado
dificultará la averiguación de la verdad o continuará con acciones delictivas (en los casos
concretos de la aplicación de esta medida, en la mayor parte de los casos el juez sólo apreciaba
la calificación del hecho, dispuesta en el auto inicial de la instrucción o en el auto de apertura de
juicio, disponiendo la detención preventiva o formal a través de un decreto que se limitaba a
señalar como fundamentación el hecho y los indicios de autoría del imputado).
- La libertad provisional podía ser solicitada aún sin que se halle detenido el imputado y se
establecía las siguientes reglas para su improcedencia: cuando el o los delitos imputados
merezcan pena privativa de libertad cuyo mínimo legal sea superior a los dos años; cuando
existan vehementes indicios de que el encausado obstaculizará la averiguación de la verdad
(arts. 12 al 15 de la Ley de Fianza Juratoria).
Sin embargo de que el art. 1 de la Ley No. 1685 de 2 de febrero de 1996, Ley de Fianza
Juratoria, establece la aplicación restrictiva de la detención preventiva y sus fines estrictamente
procesales, en la práctica forense se han mantenido, a tiempo de calificar la fianza el
aseguramiento del pago del posible daño civil (arts. 210 y 211 del Código de Procedimiento
Penal de 1973), elevando los montos de la fianza a sumas que exceden la fianza del haz (que
procedía como sustitución de una fianza económica en casos de delitos de acción penal pública
de hasta Bs. 13.000 y de acción penal privada de hasta Bs. 9.000) y, en muchos casos, por lo
elevado de los montos calificados se hacía inviable la libertad del imputado, a esa libertad se
denominaba “libertad provisional”, terminología que denota el autoritarismo del anterior
sistema, que consideraba la detención preventiva o formal del imputado como una regla y no
como una excepción al estado natural de libertad del ciudadano.
La libertad provisional bajo fianza juratoria por retardación de justicia o extrema pobreza,
instituida a través de la Ley de Fianza Juratoria, por lo menos desde la perspectiva de los
objetivos legislativos pretendía atenuar la dureza del sistema penal humanizándolo, conviene
recordar que aún la Ley 1685, no tuvo una aplicación plena, las prácticas y costumbres
anteriores a esa norma se impusieron en varios juzgados y tribunales de la República.
Conviene puntualizar que si bien la carga de la prueba corresponde al que acusa, no es menos
cierto que la defensa puede ejercitar su derecho a presentar elementos de convicción que
enerven o destruyan los presentados por la parte acusadora. Lo que es obligación para el órgano
encargado de la persecución penal es oportunidad para la defensa.
El arraigo, de acuerdo al régimen del 73, podía disponerse aún de oficio, sin justificación
fundamentada.
Sin importar la gravedad del hecho ni si se trata de un delito de bagatela o no, dictado el auto
inicial de la instrucción, el juez a pedido de parte podía ordenar la anotación preventiva de la
querella sobre todo el patrimonio del imputado por ante Derechos Reales, Tránsito y
Cooperativas Telefónicas, con el fin de precautelar la acción reparadora de daños y perjuicios,
no existía ninguna proporcionalidad entre lo que se pretendía precautelar y las limitaciones al
ejercicio del derecho de propiedad del imputado.
Las medidas cautelares personales y reales perseguían fines extrajudiciales y, lo que es más
grave, se constituyeron en aplicación de penas sin juicio previo, en franca violación del
principio de presunción de inocencia y de proceso debido.
El carácter francamente inquisitivo del régimen cautelar, regulado por el antiguo Código de
Procedimiento Penal bajo el erróneo Título de “Las Medidas Jurisdiccionales”, no respondía al
espíritu constitucional, sin embargo ha generado una cultura jurídica y ciudadana frente el
proceso penal, referida a que si no había detenido durante el proceso, la causa ya estaba perdida
para el querellante de inicio o viceversa, si él o los imputados estaban detenidos la causa estaba
ya ganada para el acusador, en todo caso el nuevo Código de Procedimiento Penal, establece un
régimen cautelar de aplicación restrictiva de los derechos del imputado, lo que debe entenderse
no sólo como “defensa de presupuestos constitucionales sino también como liberación
ideológica..” del que administra justicia penal.
La aplicación anticipada del nuevo régimen cautelar presentó un alto grado de complejidad pues
establecía no sólo nuevas concepciones sobre el sistema de administración de justicia penal y
criterios que favorecían la condición de inocente del imputado definiendo nuevas condiciones y
reglas para la restricción de derechos del indiciado sino que imponía una visión de corte más
democrático y propio de un sistema penal acusatorio frente a un esquema procesal penal
preponderantemente acusatorio, dentro de las estructuras del viejo sistema se impusieron nuevos
procedimientos y conceptos para facilitar el proceso de cambio el Fiscal General de la
República dos días antes de la vigencia anticipada dictó el instructivo 001/00 y la Corte
Suprema de Justicia de la Nación a los pocos días de la vigencia anticipada aprobó la Circular
21/00, en base a propuestas mejoradas que surgieron en el ámbito del Ministerio de Justicia a
través del Equipo Técnico de Implementación del nuevo Código de Procedimiento Penal.
Si bien se presentaron varios problemas en la aplicación del nuevo régimen cautelar, resistencia
algunos fiscales de sustancias controladas y aduanas de someter sus causas a las nuevas reglas
cautelares, éstas se fueron superando prontamente a través de la jurisprudencia uniforme
generada por el Tribunal Constitucional, por la que se reconoce la aplicación de las medidas
cautelares establecidas en la Ley 1970 tanto a materia ordinaria, aduanas y sustancias
controladas. Especialmente en el primer semestre de la vigencia anticipada jueces y tribunales
de la República, en muchos casos imponían fianzas económicas muy elevadas y por lo tanto de
imposible cumplimiento, situación que se supera paulatinamente. No todos los operadores han
alcanzado a comprender que a través de la detención preventiva se persiguen fines estrictamente
procesales.
Sin embargo de los varios problemas que se han verificado la experiencia ha sido altamente
provechosa para la consolidación del nuevo sistema procesal penal, debido a que través del
establecimiento de la aplicación restrictiva de las medidas cautelares y sus fines estrictamente
procesales (arts. 7, 85, 86, 141, 149, 181, 222 y 223 del NCPP), los operadores comenzaron a
visualizar la necesidad del establecimiento del control jurisdiccional sobre la investigación
dirigida por el fiscal, sin que el Juez de Instrucción se involucre en la investigación (art. 54, 70,
71, 279 NCPP), la necesidad de aplicar la primacía constitucional que parecía un postulado de
imposible cumplimiento, por ejemplo en lo que al cumplimiento estricto del término de 24 horas
para la remisión del aprehendido por la Policía o la Fiscalía ante el Organo Jurisdiccional (arts.
227 al 232, 291 NCPP), se refiere.
El 11 de febrero de 1993, mediante Ley No. 1430, Bolivia ratifica la Convención Americana
Sobre los Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica, aprobada en la Conferencia de
Estados Americanos celebrada en San José, Costa Rica del 7 al 22 noviembre de 1969, que en el
capitulo II referido a los Derechos Civiles y Políticos con relación al art. 8 establece que toda
persona tiene derecho a ser oída, con la debidas garantías que condiciona la legalidad,
tratamiento que deberá realizarse dentro un plazo razonable, con la participación de la autoridad
competente o sea un juez o tribunal que debe ser independiente e imparcial y que haya sido
establecido con anterioridad por la Ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal
formulada contra ella, o por la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil,
laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
Asimismo toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad a través de proceso judicial y que toda
persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
Las personas que comparezcan ante autoridad competente en ningún momento serán obligados
a declarar en su contra ni a declararse culpables de hechos que se les imputan; asimismo se
garantiza el derecho a recurrir los fallos ante una instancia superior.
Y por último, la persona imputada que haya sido declarada absuelta por una sentencia firme no
podrá ser sometida a nuevo juicio por los mismos hechos que ya fue juzgado y que el proceso
penal debe ser único y público, el principio “non bis in ibidem” no admite excepciones, sin
embargo, en casos concretos podrá disponerse la reserva de actuaciones.
El art. 7 del nuevo Código de Procedimiento Penal señala: (Aplicación de medidas cautelares y
restrictivas) la Aplicación de medidas cautelares establecidas en éste Código serán excepcional.
Cuando exista duda entre la aplicación de una medida cautelar o de otras disposiciones que
restrinjan derechos o facultades del imputado deberá estarse a lo que sea más favorable a éste.”
Esta disposición, entre otros principios y garantías se refiere a la condición de inocente del
imputado en tanto una Sentencia condenatoria ejecutoriada no destruya esa condición y al
“indubio pro reo”.
La detención preventiva de personas debe ser de aplicación excepcional y no así una regla que
vulnere derechos y garantías individuales. Si una persona habiendo sido aprehendida o incluso
detenida preventivamente es puesta en libertad esta podrá estar subordinada a medidas que
aseguren la comparecencia del acusado a las actuaciones procesales, o las diligencias
correspondientes y, en su caso, para la ejecución del fallo, se trata del establecimiento de
equilibrio entre los intereses de una persecución penal eficiente y los derechos individuales, que
en cada causa penal se presenta objetivamente, corresponde al juez velar por la vigencia
necesaria de ese equilibrio propio de un sistema democrático.
Una consideración importantísima de estas garantías, es que una persona privada de su libertad
por detención o prisión tiene todo el derecho a recurrir ante un tribunal, a fin de que esta
instancia en aplicación del principio de celeridad decida a la brevedad posible sobre la legalidad
de su prisión y ordene su libertad si la misma fuera ilegal. En este ámbito el accionar del
Tribunal Constitucional ha sido tan vital e importante que no sólo ha generado una nueva
jurisprudencia, que es uniforme y tiene carácter vinculante, sino que se ha pronunciado
oportunamente, en los plazos y términos legales. Conviene recordar que antes de la vigencia y
funcionamiento del Tribunal Constitucional creado en la reforma constitucional de 1995, una
revisión de fallos emergentes de recursos de habeas hábeas o amparo demoraban como
promedio ante la E. Corte Suprema de Justicia de la Nación 12 meses.
La persona que haya sido ilegalmente detenida o presa, tendrá el derecho efectivo a obtener
reparación por el daño causado. Asimismo en caso que una persona esté privada de su libertad
deberá ser tratada humanamente y con el debido respeto a su dignidad personal. En este ámbito
el Tribunal Constitucional en uso de sus específicas funciones ha ejercido también una línea de
influencia altamente positiva y constructiva en la consolidación de la reforma procesal penal.
La aplicación de una medida cautelar de carácter personal sólo procede, en los delitos de acción
penal pública o privada, a pedido fundamentado de parte, es decir el Juez o Tribunal no puede
imponerla de oficio.
En los delitos de acción penal pública además de la solicitud fundamentada el fiscal debe
acompañar la imputación formal. Cuyo contenido es útil para acreditar el primer requisito de
procedencia de una medida cautelar, pues al ser una resolución escrita y fundamentada que
individualiza al o los partícipes del delito y que concretiza el hecho (calificación del delito) de
la persecución penal, señala el dato sobre la improcedencia de la detención preventiva, por
ejemplo si el delito atribuido tiene pena inferior a los tres años de privación de libertad.
La detención preventiva es la medida más fuerte que se puede imponer y sólo procede cuando
se cumplan las siguientes condiciones:
En resumen, la detención preventiva procederá una vez que se haya planteado la imputación
formal, exista solicitud formal expresa y se hayan establecido mediante elementos suficientes de
convicción el riesgo de fuga u obstaculización.
La detención domiciliaria;
La presentación periódica;
El arraigo nacional, local o del territorio que fije el juez;
La prohibición de concurrir a determinados lugares;
La prohibición de comunicarse con personas determinadas;
La fianza: juratoria, personal o económica.
No resulta ser la más precisa pues sustituir es reemplazar una cosa por otra, en el caso de
improcedencia de la detención preventiva por que el delito no es de acción penal pública o
siendo de este tipo no tiene asignada una pena privativa de libertad igual o superior a tres años,
aunque se haya establecido la probabilidad de participación del imputado y el riesgo de fuga o
de obstaculización, no se sustituye la detención preventiva por otra medida por que
sencillamente aquélla no se ha otorgado, no podría disponerse en ningún caso, por ello es que el
término más adecuado es el de MEDIDA ALTERNATIVA A LA DETENCIÓN
PREVENTIVA, pues alternativa significa “opción entre dos cosas” , en el caso del ejemplo
entre cualquiera de las medidas establecidas en el art. 240.
Remarco este comentario por que el término sustitutiva dio lugar en la práctica forense a
interpretaciones erradas, en el caso del ejemplo (improcedencia de la detención preventiva por
la calificación del hecho) la persona aprehendida no era liberada sino hasta que imponga la
fianza económica fijada por el juez, es decir operaba como una sustitución a la aprehensión.
Aún en el caso de que el delito sea de acción penal pública con pena igual o mayor a tres años,
algunos jueces no imponían al aprehendido la detención preventiva, pero sí una fianza
económica, más no se efectivizaba la libertad sino hasta que el monto fijado sea empozado, sin
embargo no se sustituía la detención, que nunca fue dispuesta, sino la aprehensión.
La regulación del art. 245 de la Ley 1970 se refiere a la sustitución de la detención preventiva
por la fianza económica. Cuando los jueces que han actuado manteniendo la aprehensión hasta
que se empoce la fianza, lo que en realidad pretendían, según sus propias explicaciones, era
viabilizar una medida alternativa a la detención preventiva no sustituirla y, en ese caso lo lógico
era disponer el cese de la aprehensión es decir la libertad del imputado y señalarle un plazo
prudente para empozar la fianza, según otros jueces que han actuado así su intención era
garantizar que se empoce la fianza antes de que el imputado recupere su libertad, en este caso
debió primero imponerse la detención preventiva y luego calificar la fianza, para aplicar el art.
245 del nuevo Código de Procedimiento Penal.
TRAMITE.-
En caso de delitos de acción penal pública, el fiscal debe solicitar la aplicación de medidas
cautelares mediante un requerimiento fundamentado, una vez que haya redactado la resolución
de imputación formal que concretiza el objeto de la persecución penal al calificar el delito el
hecho o delitos atribuidos individualizando al o los destinatarios de la persecución penal. La
imputación formal no puede ser expuesta o dictada en audiencia de consideración de la medida
cautelar. Al respecto al art. 302 del NCPP es suficientemente claro.
Ahora bien si la imputación formal además de contener los datos de identificación del imputado
y de la víctima o su individualización más precisa, la descripción del o los hechos que se le
imputan y su calificación provisional y la solicitud de medidas cautelares debe señalar también
el nombre y domicilio del defensor del imputado, si éste no se apersonó brindando estos datos,
es lógico prever que la imputación formal se producirá una vez que se haya recepcionado la
declaración del imputado conforme las reglas establecidas en los arts. 92 al 98, inclusive.
La solución de consenso generada entre los operadores tiene que ver también con razones
prácticas y éstas se relacionan con el término de 24 horas en el que el Juez debe resolver la
solicitud de medidas cautelares, si se halla dentro del término puede señalarse en las horas
siguientes otra audiencia con expresa designación de defensor público o de oficio. Si no hay
esta posibilidad determinada por el tiempo el juez debe resolver el pedido con las partes y
sujetos presentes en sala. El mismo criterio sería aplicable al trámite de apelación sobre medidas
cautelares.
Esa resolución es revocable o modificable aún de oficio, por el principio de aplicación mínima
restrictiva , por el mismo juez sólo a favor del imputado. También podrá revocarse o
modificarse la decisión sobre medidas cautelares para agravar o aliviar la situación personal del
imputado a pedido expreso y fundamentado de parte.
Otro tema de apasionante discusión es el relativo, en el caso de delitos cuyo conocimiento
corresponde a Tribunal de sentencia, a la competencia del Presidente del Tribunal para disponer,
modificar o revocar medidas cautelares personales entre la radicatoria de la acusación y la
celebración del juicio. El Código señala que es competente para conocer de las medidas
cautelares el Juez o Tribunal del proceso, en el caso de la etapa preparatoria el juez es el de
instrucción, en la etapa de juicio por delitos de acción privada o de acción pública de pena
menor a cuatro años es el Juez de sentencia, ambos órganos jurisdiccionales unipersonales, es
ante Tribunal de Sentencia donde se presentan problemas, pues el Presidente del Tribunal sólo
tendría competencia para organizar el juicio oral, conformación del Tribunal incluida, sin
embargo es probable que una persona acusada ante Tribunal a la que no se le ha impuesto
medida cautelar prepare fuga o realice actos de obstaculización de la averiguación de la verdad
ó por el contrario que hallándose detenida el término de su detención sea superior ya a dos años,
mientras se organiza el juicio o las causales que han impuesto la medida han cesado o
desaparecido. Se ha convenido consensuadamente entre los operadores participantes del
PRIMER CURSO DE INSTRUCUTORES DEL CIRCUITO PROCESAL PENAL MODELO
que el Presidente de Tribunal debería resolver los asuntos relativos a medidas cautelares
personales entre la radicatoria de la acusación y la celebración de la audiencia de juicio oral.
En cualquier caso, sea en etapa preparatoria o de juicio, el auto que resuelve la solicitud de
medidas cautelares es impugnable, es decir recurrible de apelación incidental.
APELACIÓN.-
El medio de impugnación que prevé la Ley 1970, contra el auto que imponga o rechace la
aplicación de una medida cautelar es el de la apelación incidental, siendo el órgano competente
para conocer del recurso de apelación incidental la Corte Superior de Distrito, en sus salas
penales, (arts. 51, 251, 403). Se trata, sin embargo, de un recurso de trámite especial.
El término para la interposición de este recurso es de 72 horas, es decir que el plazo se computa
de momento a momento. Interpuesto el recurso se remiten las actuaciones pertinentes a la R.
Corte Superior en el plazo de 24 horas.
Recibidas las actuaciones por el Tribunal Superior, éste señala audiencia dentro de los tres días
siguientes, debiendo resolver en audiencia el recurso, sin ulterior trámite. No son aplicables por
lo tanto las reglas procesales generales sobre apelación incidental establecidas en los arts. 404 al
406.
Las medidas cautelares son instrumentos procesales que se imponen durante el curso de un
proceso penal, con el objeto de restringir el ejercicio de los derechos personales o patrimoniales
del imputado o de terceras personas.
Estas medidas son cautelares porque tienden a evitar los peligros de obstaculización del proceso
y buscan asegurar el efectivo cumplimiento de la posible condena. Si luego de comprobada la
culpabilidad del imputado en juicio éste pudiera sustraerse al cumplimiento de la sanción, la
justicia se vería burlada y la sociedad perdería la confianza en el derecho.
2. Finalidad.-
Existen dos clases de medidas cautelares; las de carácter personal y las de carácter real.
Las medidas cautelares de carácter personal, tienen como finalidad asegurar la presencia del
imputado en el juicio y evitar que obstaculice la averiguación de la verdad (Nuevo Código de
Procedimiento Penal -NCPP- Arts. 221 par. I y III, 225, 226, 227, 231, 233 inc.2, 240).
Las medidas cautelares de carácter real tienen como finalidad garantizar la reparación del daño
y el pago de costas o multas. (Art. 252 par. I). Las medidas cautelares sobre bienes sujetos a
confiscación o decomiso tienen como finalidad asegurar que dichos bienes queden a efectos de
prueba en el proceso. (Art. 54 inc. 7 y Art. 253).
“La coerción personal es una limitación a la libertad física de la persona; la coerción real
importa una restricción a la libre disposición de una parte del patrimonio. Ambas tienen en
común la finalidad de garantizar la consecución de los fines del proceso y pueden afectar… al
imputado o a terceros.” (José I. Cafferata Nores. Medidas de Coerción en el nuevo código de
procedimiento penal. Edic. Depalma, Bs.As. 1992, p. 4)
Es importante conocer las características generales de las medidas cautelares, porque esto ayuda
a entender mejor el sentido de las mismas y saber aplicarlas con mayores criterios de justicia.
Además, también es importante conocer cuáles son las características intrínsecas de las mismas,
es decir, la “camisa de fuerza” que impide que sean aplicadas arbitrariamente.
Se pueden destacar como principios o características generales de las medidas cautelares los
siguientes:
Proporcionalidad, porque deben estar en adecuada relación con el hecho que se imputa
y con lo que se busca garantizar.
“La violencia que se ejerce como medida de coerción nunca puede ser mayor que la
violencia que se podrá eventualmente ejercer mediante la aplicación de la pena, en caso
de probarse el delito en cuestión…si se trata de delitos que tienen previstas penas
menores o penas de multa leve, resulta claramente inadmisible la aplicación de la
prisión preventiva. Si en el caso concreto se espera una suspensión de la pena, tampoco
existiría fundamento para encarcelar preventivamente al imputado.” (A. Binder.
Introducción al derecho procesal penal. Edit. Alfa Beta, Bs.As. 1993, p. 201).
Empleo de la fuerza pública, para imposición de una medida cautelar, que implica que
se puede hacer uso de ésta para detener a un ciudadano (detención preventiva) o puede
amenazarse con aplicar la fuerza para hacer cumplir el mandamiento respectivo
(ejemplo, citación bajo apercibimiento de ser conducido por la fuerza pública en caso
de negativa a hacerlo).
Así por ejemplo, para evitar que el imputado intente amenazar o sobornar a testigos,
alterar los rastros del delito, etc. - lo que haría peligrar el descubrimiento de la verdad-,
se permite restringir su libertad de locomoción mediante la detención. Y si se temiera
que, aún privado de libertad, pueda intentar todavía entorpecer la investigación por
medio de terceras personas, se podrá disponer su incomunicación. Asimismo, cuando en
el caso concreto sea presumible que el imputado preferirá darse a la fuga antes que
someterse a la pena que se le pudiera imponer, frustrando as{I la efectiva aplicación de
la ley sustantiva, se autoriza también la imposición de restricciones a su libertad
(detención preventiva).” (José I. Cafferata Nores. Medidas de Coerción en el nuevo
código de procedimiento penal. Edic. Depalma, Bs.As. 1992, p. 4)
“Artículo 250.- (Carácter de las decisiones). El auto que imponga una medida cautelar o
la rechace es revocable o modificable, aún de oficio”. (Nuevo Código de Procedimiento
Penal).
“Artículo 251.- (Apelación) La resolución que disponga, modifique o rechace las
medidas cautelares, será apelable en el término de setenta y dos horas…” (Nuevo
Código de Procedimiento Penal).
“Las garantías constitucionales no se hicieron para ser estudiadas en los manuales; al contrario,
deben formar parte de la conciencia cívica más elemental”. (A. Binder. Introducción al Derecho
Procesal Penal. Edit. Alfa Beta, Bs.As. 1993, p. 118).
Dado que pareciera que pudiera existir colisión o contradicción entre estas garantías y la
aplicación de medidas cautelares (tanto personales como reales) es que vamos a tratar en este
rubro dos de ellas, que tienen estrecha relación con la imposición de medidas cautelares y que
son: el principio del Juicio Previo y el principio de Inocencia.
“Art. 16, IV.- Nadie puede ser condenado a pena alguna sin haber sido oído y juzgado
previamente en proceso legal; ni la sufrirá si no ha sido impuesta con sentencia ejecutoriada y
por autoridad competente. La condena penal debe fundarse en una ley anterior al proceso y sólo
se aplicarán las leyes posteriores cuando sean más favorables al encausado.” (CPE, Art. 16, IV).
De este precepto constitucional se pueden deducir tanto la forma de imponer un castigo así
como la autoridad competente para imponerla, que es el juez.
“La cuestión en principio, se mueve sólo entre dos extremos: libertad o su restricción por la
pena. Y como la sanción sólo se concibe después del juicio previo, durante la tramitación de
éste funcionará la garantía del Art. 16. Esto permite afirmar que el estado normal -por así
llamarlo- de una persona sometida a proceso, antes de ser condenada, es el de libertad.” (José I.
Cafferata Nores. Medidas de Coerción en el nuevo código de procedimiento penal. Edic.
Depalma, Bs.As. 1992, p. 8)
Pero si la sanción penal sólo puede ser impuesta luego de una sentencia condenatoria firme,
-pues hasta ese momento rige el principio de inocencia-, lo que implica que las personas no
pueden ser privadas de libertad anticipadamente, cómo pueden aplicarse medidas cautelares que
vulneran la libertad personal de un ciudadano?.
“Art. 9,I.- Nadie puede ser detenido, arrestado ni puesto en prisión, sino en los casos y según
las formas establecidas por ley, requiriéndose para la ejecución del respectivo mandamiento,
que emane de autoridad competente y sea intimado por escrito" (CPE, Art. 9-I)
Tal como el precepto constitucional del párrafo anterior lo manda, “sino en los casos y formas
establecidas por ley”, nos obliga a recurrir al marco legal correspondiente, en este caso al Nuevo
Código de Procedimiento Penal, que en su artículo 221 dispone:
“Art. 221.- La libertad personal y los demás derechos y garantías reconocidos a toda persona
por la Constitución Política del Estado, las Convenciones y Tratados Internacionales vigentes y
este Código, sólo podrán ser restringidos cuando sea indispensable para asegurar la
averiguación de la verdad, el desarrollo del proceso y la aplicación de la ley.
No se podrá restringir la libertad del imputado para garantizar el resarcimiento del daño civil, el
pago de costas o multas.” (NCPP,art. 221).
Nuestro código de procedimiento penal también nos dice que el carácter de las medidas
cautelares es restrictivo y que las mismas deben ejecutarse del modo que perjudiquen lo menos
posible a la persona y reputación de los afectados. (Ver Art. 222 NCPP)
“En virtud de los perjuicios que su aplicación ocasiona al afectado, que -es conveniente reiterar-
goza de un estado jurídico de inocencia… se ha establecido que las normas que coarten la
libertad personal deben ser interpretadas restrictivamente” (José I. Cafferata Nores. Medidas de
Coerción en el nuevo código de procedimiento penal. Edic. Depalma, Bs.As. 1992, p. 10)
Como dice Binder, “no se puede afirmar que estos principios tengan una vigencia absoluta,
porque la propia Constitución establece la posibilidad de aplicar el encarcelamiento durante el
proceso penal” (Binder, Alberto. Introducción al Derecho Penal, p. 196, Edit. Alfa Beta, Bs.As.,
abril 1993).
En consecuencia, los tribunales de la justicia penal deben tener en cuenta, en toda decisión
acerca de la restricción de la libertad de un inocente, que ellos constituyen la última protección
que existe entre el poder penal del Estado y los derechos fundamentales de las personas.
Ante toda omisión o acción de un órgano cualquiera de los poderes del Estado que afecte o
restrinja ilegítimamente la libertad de una persona inocente, es el Poder Judicial
exclusivamente, quien puede y debe cumplir la tarea de proteger sus derechos fundamentales y
de impedir o hacer cesar toda medida cautelar ilegítima, pues antes de su aplicación deben
cumplirse con todas las exigencias jurídicas formales y materiales propias de las mismas,
consignadas tanto en el NCPP como en la Constitución Política del Estado.
Si nuestra propia CPE manda, que sólo se puede quitar la libertad a un individuo siempre
que exista previamente un juicio, entonces la aplicación de medidas cautelares viene a ser una
violación a esta garantía?
No. La medida cautelar no debe ser vista como un castigo anticipado, por el cual se priva al
individuo de su libertad. Más bien debe ser entendida en su verdadero sentido, como un
instrumento que posibilita asegurar que el imputado esté presente en el juicio y no obstaculice la
averiguación de la verdad.
“La finalidad constitucional de -afianzar la justicia- hacia la que se orienta el juicio previo
requiere: a) que no se impida ni obstaculice su realización; b) que sus conclusiones se asienten
sobre la verdad; c) que se cumpla realmente lo que en él se resuelva.
“La circunstancia de que nadie pueda ser penado sin juicio previo, veda la posibilidad de
castigar durante el juicio. La Constitución ha desechado la posibilidad de sanción inmediata al
delito…interponiendo entre el hecho y la pena un plazo que es “ocupado” por el proceso.” (José
I. Cafferata Nores. Medidas de Coerción en el nuevo código de procedimiento penal. Edic.
Depalma, Bs.As. 1992, p. 12).
Este principio fundamental del Estado de Derecho es el punto de partida para analizar todos los
problemas y aspectos de la aplicación de las medidas cautelares y sobretodo, la detención
preventiva, que analizaremos exhaustivamente más adelante.
Este principio nos dice, que toda persona debe ser considerada inocente mientras no se destruya
su estado jurídico de inocencia en un juicio, mediante sentencia ejecutoriada o firme.
“Según se observa, la necesidad emerge directamente de la necesidad del juicio previo. De ahí
que se afirme que el imputado es inocente durante la sustanciación del proceso” o que “los
habitantes de la Nación gozan de un estado de inocencia, mientras no sean declarados culpables
por sentencia firme, aún cuando respecto a ellos se haya abierto una causa penal y cualquiera
que sea el proceso de esa causa” (Maier, Derecho Procesal Penal , t.I, pags. 490 y ss. Edit. Del
Puerto, 1996).
Como explica Binder, el principio de inocencia no dice que el imputado sea en verdad inocente,
es decir, que no haya participado en la comisión de un hecho punible. Su significado consiste en
atribuir a toda persona un “estado de inocencia”. Es por ello que en virtud a esta presunción de
inocencia, es el fiscal quien tiene que probar la acusación y el acusado tiene el beneficio de la
duda. También nos dice este principio que nadie puede ser considerado culpable sino es en
virtud a una sentencia, dictada en un juicio. (Binder, Alberto. Introducción al Derecho Penal, p.
196, Edit. Alfa Beta, Bs.As., abril 1993).
“El principio de inocencia exige, entre otras cosas, que el imputado sea tratado como inocente
durante la sustanciación del caso penal en su contra. La consecuencia más importante de esta
exigencia, que obliga a tratar como inocente al imputado, consiste en el reconocimiento del
derecho a permanecer en libertad durante el proceso, y en las limitaciones que necesariamente
deben ser impuestas al uso excepcional de la coerción estatal durante el procedimiento penal,
sin importar la gravedad del hecho que se le atribuye o a la verosimilitud de la imputación.”
(Maier, Derecho Procesal Penal , t.I, pags. 490 y ss. Edit. Del Puerto, 1996).
No existe contradicción entre este principio y la imposición de medidas cautelares, porque como
ya lo dijimos al hablar sobre el juicio previo, la solicitud de imponer una medida cautelar no
debe considerarse como un castigo anticipado ni mucho menos responder a criterios tan
subjetivos como la peligrosidad del delincuente o la gravedad del tipo de delito cometido.
Reiteramos que la aplicación de medidas cautelares debe responder a un fin procesal, que es
asegurar la presencia del imputado al momento del juicio (evitando así su fuga o la
obstaculización de la averiguación de la verdad) y no puede responder a un fin de prevención,
que es el que tienen las penas.
“La realidad nos muestra, por el contrario, que existe una presunción de culpabilidad y que los
procesados son tratados como culpables; que en muchas ocasiones por defectos del
procedimiento, la sociedad “debe dejar salir” , a pesar que -ya- fueron -condenados- , en la
denuncia o por los medios de comunicación.” (Binder, Alberto. Introducción al Derecho
Procesal Penal, pág. 126)
Como ya hemos dicho, las medidas cautelares pueden ser de carácter personal o de carácter real,
es decir que pueden recaer sobre los derechos personales de los ciudadanos o sobre los reales.
Nuestro Código de Procedimiento Penal reconoce entre las medidas cautelares de carácter
personal el arresto (Art. 225), la aprehensión (Art. 226, 227, 229), la incomunicación (Art.
231), la detención preventiva (Art. 232 al 239) así como las medidas sustitutivas a la
detención preventiva enumeradas en el Art. 240. Tanto la presentación espontánea como la
citación no son medidas cautelares propiamente dichas, sino más bien medidas preventivas. La
presentación espontánea (Art. 223) como medida preventiva, posibilita que el imputado
mantenga su libertad y la citación trae como consecuencia, si el imputado no se presenta a la
misma, que se libre en su contra un mandamiento de aprehensión.(Art. 224).
Entre las medidas cautelares de carácter real tenemos las previstas en el Código de
Procedimiento Civil, que deben imponerse únicamente en los casos expresamente indicados en
ese código, y siempre que se trate de bienes propios del imputado. Entre ellas se consideran el
embargo, la fianza, la anotación preventiva, la hipoteca legal, el secuestro, la intervención,
etc. (Art. 222 par. II, 252 del NCPP y Art. 156 del CPC.).
5.1. La presentación espontánea (Art. 223) no es una medida cautelar propiamente dicha sino
más bien debe considerársele como una medida preventiva.
5.2. La citación trae como consecuencia, si el imputado no se presenta a la misma, que se libre
en su contra un mandamiento de aprehensión.(Art. 224). Si se tratara por ejemplo de un delito
con pena inferior a dos años, donde no pudiera ordenarse la aprehensión de una persona que no
concurre a la citación, entonces el fiscal debe solicitarle a juez que lo declare rebelde.
5.3. El arresto es la privación de libertad de un ciudadano, que puede ser ordenado por el Fiscal
o la Policía. El arresto debe aplicarse como última opción, únicamente de ser esto necesario.
Deben existir algunas circunstancias para que se pueda arrestar a un ciudadano cuando sea
imposible individualizar a los autores, partícipes y testigos del hecho y cuando se deba proceder
con urgencia para no perjudicar la investigación, en esos casos, la policía o el fiscal dispondrán:
que los presentes no se alejen del lugar, no se comuniquen entre sí antes de informar no se
modifique el estado de las cosas y de los lugares. Si todo esto no fuera posible porque los
presentes incumplen las directrices impartidas, es que recién se ordena el arresto de los
presentes y puede conducírseles a las dependencias de la policía técnica para efecto de tomarles
sus generales de ley o incluso su manifestación, en presencia de su abogado defensor. (Art. 7,
Art. 74, Art. 221, 222, 225; Art. 9, I CPE; Art. 31 CPE).
El plazo del arresto no puede en ningún caso exceder el máximo de ocho horas y la policía
deberá comunicar este hecho a la fiscalía. (Art. 225; Art. 9,I CPE). Si la persona no es puesta a
disposición fiscal y permanece en sede policial por más de ocho horas, puede interponer un
recurso de Hábeas Corpus ante la Corte Superior de Distrito o ante cualquier juez de instrucción
(Art. 18 CPE).
Es importante aclarar que la citación no es requisito previo para la aprehensión de un imputado.
Basta que se configuren los requisitos de la aprehensión para que ésta pueda ordenarse, tanto
por el fiscal o en los casos de flagrancia donde policía y particulares pueden hacerlo. Esto
significa que los artículos 224 y 226 no son concurrentes y no dependen uno del otro. (art. 226,
227 y 229).
Hasta antes del cumplimiento de las ocho horas, la policía está facultada también a otorgarle su
libertad al arrestado pero ni ella ni la fiscalía pueden otorgarle su libertad a las personas
legalmente aprehendidas, pues ésta es potestad únicamente de los jueces.
La policía y los particulares pueden aprehender a un ciudadano, sin necesitar orden fiscal en los
casos de flagrancia, es decir, cuando el autor es sorprendido en el momento de intentar el hecho
delictivo, de cometerlo o inmediatamente después, mientras es perseguido.
La flagrancia, es la prueba más directa del delito. Para proceder a la detención del sujeto
sorprendido in fraganti, se autoriza incluso a proceder al allanamiento de un local sin orden
judicial, cuando el delito que habría cometido fuese grave. (Arts. 180, 229 y 230).
Para que el fiscal pueda ordenar la aprehensión de un ciudadano deben concurrir las siguientes
circunstancia
Que existan suficientes indicios que es autor o partícipe de un delito de acción pública
sancionado con pena privativa de libertad cuyo mínimo legal sea igual o superior a dos años
Que pueda ocultarse, fugarse o ausentarse del lugar del hecho u obstaculizar la averiguación de
la verdad.
La persona aprehendida por el fiscal, será puesta a disposición del juez, en el plazo máximo de
veinticuatro horas contados a partir de su privación de libertad, para que resuelva, dentro de las
siguientes veinticuatro horas, sobre la legalidad de la aprehensión, la aplicación de alguna
medida cautelar o decrete su libertad por falta de indicios. En todo caso, el imputado puede
apelar la decisión que dispone su detención preventiva. (Art. 130, 226, II; Art. 251).
La incomunicación será dispuesta por el fiscal encargado de la investigación sólo en los casos
de notoria gravedad cuando existan motivos que hagan temer que el imputado de otra forma
obstaculizará la averiguación de la verdad; Se fundará en los motivos señalados en el Art. 235 y
esté de acuerdo con los criterios señalados en los Arts. 7, 221, 222; Tendrán que estar cumplidos
los requisitos para la aprehensión, el arresto o la detención preventiva; La incomunicación será
comunicada inmediatamente al juez de la instrucción para que ratifique o deje sin efecto la
incomunicación; En ningún caso la incomunicación excederá el plazo de 24 horas; La
incomunicación no impide que el imputado sea asistido por su abogado defensor antes de la
realización de cualquier acto que requiera su intervención personal (Art. 84 II y IIII, 231, I; Art.
16 par. III CPE).
Se permitirá al incomunicado el uso de libros y material de escribir. Podrá también realizar
actos civiles impostergables siempre que no perjudiquen la investigación. (Art. 231, III; Art. 9
par. II CPE)
El NCPP no dice en ninguno de sus artículos que se necesite solicitar audiencia para la
imposición de una medida cautelar, sin embargo en la práctica se está haciendo. En realidad, la
doctrina dice que es importante escuchar al imputado, pero la audiencia propiamente dicha
puede celebrarse en algunos casos también con posterioridad a su detención y no previa a ésta.
Si por ejemplo, se tuviera a una persona aprehendida y al límite de las 24 horas no se presenta
su defensor, no es posible por lo corto del tiempo solicitar audiencia para imponerle una medida
cautelar (pues luego de las 24 horas debe salir en libertad). Por ello, la medida cautelar se
impone sin audiencia y se le detiene. Posteriormente puede convocarse a una audiencia, ya en
presencia de su defensor.
De otro lado, si por ejemplo no hubiera persona aprehendida porque ésta se dio a la fuga o no es
habida, también puede solicitarse la imposición de medida cautelar ante el juez instructor y
recién luego de ser detenida esta persona, convocar a una audiencia para escuchar lo que tiene
que decir.
5.6 La Detención Preventiva.- Los requisitos para la detención preventiva son concurrentes, y
los siguientes:
Se debe tratar de un delito de acción pública (Art. 232 inc. 1, Art. 20) que tenga prevista pena
privativa de libertad (Art. 232 inc. 2) cuyo máximo legal sea tres años o más (Art. 232 inc. 3);
Se debe haber realizado previamente la imputación formal, es decir, debe existir pedido
fundamentado del fiscal o del querellante (Art. 233, 302);
Deben existir elementos de convicción suficientes para sostener que el imputado es con
probabilidad autor o partícipe de un hecho punible (Art. 233);
No debe existir otra medida cautelar mas favorable al imputado, que sea suficiente para asegurar
que el mismo se someterá a juicio y se abstendrá de obstaculizar la averiguación de la verdad
(Art. 7, 221, 222);
Tal como lo dice el art. 233, uno de los requisitos para imponer la detención preventiva implica
ser “con probabilidad autor o partícipe” del hecho punible. Es importante conocer el sentido
estricto de la palabra “probabilidad”, para poder saber si la persona puede ser considerada
sospechosa o no. Probabilidad significa, que existan suficientes indicios que lleven al fiscal a la
convicción de vincular directamente al imputado con los hechos delictivos. No se trata de
especulaciones ni de sospechas, sino de indicios claros que se puedan presentar como pruebas y
que relacionen al imputado con el delito.
Con relación al peligro de fuga o de obstaculización del proceso, es importante tomar en cuenta
las siguientes circunstancias:
Para decidir acerca del peligro de obstaculización para la averiguación de la verdad, se tendrán
que tener suficientes elementos de convicción que le permitan al fiscal considerar que el
imputado: Destruirá, modificará, ocultará, suprimirá o falsificará elementos de prueba; e Influirá
negativamente sobre los participes, testigos o peritos para beneficiarse. (Art. 235)
Sobre el particular es importante repetir, que todos los requerimientos de medida cautelar tienen
que estar fundamentados, es decir, explicar no solamente el por qué de la necesidad de la
medida cautelar sino también cada uno de los requisitos.
Muchos fiscales se limitan a indicar que la persona no tiene domicilio conocido, sin
fundamentar si además, es con probabilidad autor o partícipe del hecho punible y por qué lo es.
En caso que las solicitudes de detención preventiva no esté suficientemente fundamentadas por
el fiscal -quien como parte acusadora tiene esta obligación- , el juez instructor debe rechazarlas.
Es necesario también aclarar que en el supuesto que ya hubiera acusación fiscal -y por tanto el
juez de instrucción ya no tuviera competencia para imponer una medida cautelar-, y se
necesitara imponer la misma o modificar la existente, esta solicitud de interposición se hace ante
el Presidente del Tribunal, aunque aún el tribunal no se hubiere constituido legalmente. Este es
un puente legal que cubre el vacío del código y fue consensuado a nivel nacional con los
operadores instructores de justicia.
Es cierto que la gravedad del delito no se encuentra entre los requisitos de interposición de una
medida cautelar, pero no es menos cierto que la experiencia nos ha demostrado, que un
imputado que ha cometido un crimen grave, por el cual la sentencia lo será también, tiene
muchas más probabilidades de huir -para no estar en juicio- que permanecer esperando su
citación. Es por ello que consideramos que si bien la gravedad del delito no es requisito para
imponer una medida cautelar, por lo menos debe analizarse el contexto de la persona y sus
circunstancias, al momento de decidir la aplicación de una medida cautelar.
La imposición de medidas cautelares no debe volverse un trámite mecanizado por parte de los
jueces y su solicitud tampoco debe serlo de parte de los fiscales. Cada caso y circunstancia son
distintos y personalísimos y en ese mismo sentido y contexto deben analizarse.
“55. La seriedad de la infracción y la severidad de la pena, son elementos que pueden ser
tenidos en cuenta a la hora de evaluar el riesgo de que la persona acusada se evada de la justicia.
La privación de libertad sin sentencia sin embargo, no debiera estar basada exclusivamente en el
hecho de que el detenido ha sido acusado de un delito particularmente objetable desde el punto
de vista de la sociedad. La adopción de una medida cautelar privativa de libertad, no debe
convertirse así en un sustituto de la pena en prisión.” (Comisión Interamericana de DD.HH.
Caso 11.778)
En los procesos penales regidos por el sistema acusatorio, la imposición de una medida cautelar
debe necesariamente proceder a pedido de parte (fiscal o querellante), es decir, no puede ser
ordenada de oficio, pues de lo contrario el juez estaría atentando contra los principios
acusatorios ne procedat judex ex oficio y nemo iudex sine actore.
Los actos procesales cautelares no son una manifestación de la potestad punitiva del Estado,
pues esto lo impide el derecho a la presunción de inocencia que tiene todo ciudadano. (Art. 6
CPE).
Será el juez quien ordene la detención preventiva, que será notificada personalmente (Art. 163
inc. 3).
El mandamiento de detención preventiva emitido por el juez debe ser hecho por escrito y
fundamentado. Esto quiere decir que contendrá los motivos de hecho y de derecho en que basa
tal decisión. La fundamentación no podrá ser reemplazada por la simple mención del
requerimiento fiscal. (Art. 73; 124, 226; Art. 9 par. I CPE).
Un mandamiento de detención preventiva que no explica las razones por las cuales se priva de
libertad a una persona, atenta contra su derecho de libre locomoción y es por tanto ilegal.
“80. La presunción de inocencia se torna cada vez más vacía y finalmente se convierte en una
burla, cuando la detención previa al juicio es excesivamente prolongada, dado que a pesar de la
presunción, se está privando de libertad a una persona todavía inocente, castigo severo que
legítimamente se impone a los que han sido condenados”. (Comisión Interamericana de
DD.HH. Caso 11.245)
“81. Otra consecuencia grave de una detención preventiva prolongada es que puede afectar el
derecho a la defensa, porque en algunos casos aumenta la dificultad del acusado para organizar
su defensa. A medida que transcurre el tiempo, aumentan los límites de riesgos aceptables que
se calculan en la capacidad del acusado, para presentar pruebas y contra argumentos. Disminuye
la posibilidad de convocar a testigos y se debilitan dichos contra argumentos.” (Comisión
Interamericana de DD.HH. Caso 11.245)
Cuando nuevos elementos de juicio demuestren que no concurren los motivos que la fundaron o
tornen conveniente que sea sustituida por otra medida;
Cuando su duración exceda el mínimo legal de la pena establecida para el delito que se juzga; y
Cuando su duración exceda de dieciocho meses sin que se haya dictado sentencia o de
veinticuatro meses sin que ésta hubiera adquirido la calidad de cosa juzgada.(Art. 239;)
En los casos de cesación de la detención preventiva, el juez del proceso tiene que levantar la
orden de detención, sin más trámite, y otorgar mandamiento de libertad al imputado de oficio,
en el plazo de veinticuatro horas desde que tomó conocimiento de la violación al régimen legal.
Ya no existe fundamento legal para detener al ciudadano y por el contrario, mantenerlo detenido
implicaría una violación de sus derechos. Para expedir el mandamiento de libertad en virtud a
los requisitos del art. 239, el código no manda convocar a Audiencia, más en la práctica esto se
está dando (Art. 7; Art. 128, 129 inc. 7, Art. 238, II; 239, 240).
Sobre la aplicación del artículo 245 (Efectividad de la libertad) en los casos en que se den
los supuestos de cesación de la detención preventiva del artículo 239, existían dos posiciones
opuestas sobre su interpretación.
La primera posición defiende la teoría que de darse los supuestos del artículo 239, para el cese
de la detención preventiva y por lo tanto, el juez impusiera como medida sustitutiva una fianza
económica o real, que el imputado no pudiera honrar, esto último no evitaría que el imputado
obtuviera su libertad. El supuesto del art. 245 que manda que “la libertad sólo se hará efectiva
luego de otorgada la fianza”, tendría validez únicamente mientras la detención preventiva es
legal, pero no luego de vencidos los plazos absolutos dispuestos por el art. 239, pues ya no
existirían los fundamentos legales para detener a la persona. Esta misma corriente sostiene, que
el art. 245 no puede extender el plazo máximo absoluto de la detención preventiva, lo que
constituiría en una burla a lo establecido por el artículo 239. Nosotros coincidimos plenamente
con esta posición pues consideramos que es la correcta y la forma en que debe ser interpretada
la norma, pues caso contrario, existiría contradicción entre los artículos 239 y 245 del Código de
Procedimiento Penal, hecho que no existe. Reiteramos que el artículo 245 es válido mientras la
detención es legal, más de ninguna manera si la detención preventiva deviene ilegal porque ya
transcurrieron los plazos absolutos del 239, donde incluso la libertad del injustamente detenido
debe darse de oficio por los jueces.
La segunda posición, considera que mientras no se honre la fianza, la libertad no debe hacerse
efectiva (Art. 245), independientemente si cesaron los requisitos para la detención preventiva o
no.
Si todavía no se vencen los plazos máximos de detención preventiva de los incisos 2) y 3) del
art. 239 y el juez de instrucción impone al detenido preventivo una fianza, sea personal,
juratoria, real o económica, que éste último no puede cumplir inmediatamente, es entonces que
el art. 245 tiene, en nuestra opinión también, plena aplicación pues impide que la libertad se
haga efectiva mientras el detenido preventivo no otorgue la fianza, pues la detención preventiva
todavía tiene el fundamento de la legalidad.
Medidas Sustitutivas.-
No cabe imponer medidas sustitutivas a la persona que sale en libertad en virtud al inc. 1) del
art. 239, es decir, si nuevos elementos de juicio demuestran que no existen los motivos que
fundaron la detención preventiva, pues al no existir fundamento para la imposición de la
detención preventiva, tampoco lo existe para la imposición de las medidas sustitutivas. En los
casos de los vencimientos de los plazos (incisos 2 y 3) del art. 239, sólo cabe imponer medidas
sustitutivas de posible cumplimiento, si persistiera el peligro de fuga del lugar del hecho o el de
obstaculización del proceso.
Las medidas sustitutivas a la detención preventiva sólo pueden imponerse si concurren los
siguientes requisitos:
Caso contrario, no se imponen medidas sustitutivas por parte del juez y el imputado queda en
libertad.
Los defensores públicos deben empezar a tener más confianza en los jueces instructores y no
solicitar ellos mismos, que se le aplique una medida sustitutiva a su cliente -como medida más
benigna-, en la suposición que en todos los casos los jueces les aplicarán la detención
preventiva.
SALIDAS ALTERNATIVAS
Ventajas para las partes.- Tienen ventajas tanto para la víctima, imputado como para el propio Estado.
La víctima obtiene una reparación oportuna al daño causado en un tiempo razonable; el imputado no se
ve sometido a un juicio público con el consiguiente daño moral para él y su familia, favoreciendo su
inserción social y el Estado resuelve ahorra recursos materiales y humanos que podría destinar a casos
de mayor gravedad y brinda satisfacción al ciudadano al dar soluciones prontas a los conflictos. Con la
aplicación de las salidas alternativas concluye la etapa preparatoria.
Imputación previa.- Dado que algunas de las salidas alternativas extinguen la acción penal, debe
previamente haberse imputado formalmente. Esto en virtud al principio ne bis in idem, por el cual nadie
puede ser juzgado por el mismo hecho dos veces.
Clases de salidas alternativas.- El Fiscal podrá requerir la aplicación de las siguientes salidas
alternativas: Criterios de Oportunidad; Suspensión Condicional del Proceso, Procedimiento Abreviado
y la Conciliación.
1. El Criterio de Oportunidad reglada Definición.- El criterio de oportunidad es una excepción al
principio de legalidad. Según este último principio, el Ministerio Público está en la obligación de
promover y dirigir la investigación de cualquier hecho que revista caracteres de delito de acción pública
y de someterlo a proceso, sin consideración de razón alguna de conveniencia o utilidad. Con el criterio
de oportunidad se concede al Ministerio Público la facultad de prescindir de la persecución penal
pública. El criterio de oportunidad está limitado a los supuestos del artículo 21 del NCPP, que son:
a) Escasa relevancia social por la afectación mínima del bien jurídico protegido. A esto tipo de
situaciones también se les denomina en la doctrina como situaciones de bagatela. Dado que el término
“escasa relevancia social” es bastante subjetivo, la doctrina ha convenido en dar algunos parámetros
sobre la misma. Puede decidirse en base a:
b) Cuando el imputado haya sufrido a consecuencia del hecho, un daño físico o moral más grave que la
pena a imponerse. Esto se conoce como pena natural. La gravedad del daño debe ser tal, que la
aplicación de la pena resulte desproporcionada, inadecuada o incluso innecesaria. Este daño puede ser
físico (lesión corporal) o moral (como la muerte o grave lesión de un ser amado).
c) Cuando la pena que se espera por el delito de cuya persecución se prescinde carece de importancia en
consideración a una pena ya impuesta por otro delito. Sobretodo considerando que el delito previo tiene
una pena mayor a la que se impondría en un juicio. Acá se subsume la pena menor dentro de la mayor.
d) Cuando sea previsible el perdón judicial; En los casos que se trate de un primer delito y que la pena a
imponerse no sea mayor a dos años.
e) Cuando la pena a imponerse carezca de importancia en consideración a las de otros delitos o a la que
se impondría en un proceso tramitado en el extranjero y sea procedente la extradición solicitada. Se
trata con esto de evitar penas dobles. El fiscal, en cualquiera de estos supuestos, está facultado para
pedir al juez de la instrucción que se prescinda de la persecución penal. En los supuestos 1,2 y 4 es
necesario previamente que el imputado haya reparado el daño a la víctima, firmado un acuerdo con la
víctima en ese sentido o afianzado suficientemente esa reparación. La decisión judicial que prescinda de
la persecución penal extinguirá la acción pública en relación con el imputado en cuyo favor se decida.
(Art. 22)
5) Prestar trabajo a favor del Estado o de instituciones de asistencia pública, fuera de sus horarios
habituales de trabajo
6) Permanecer en un trabajo o empleo, o adoptar en el plazo que el juez determine, un oficio, arte,
industria o profesión
1. Reparación ideal (sustitución del estado de cosas actual, al que tenía antes de ocurrir el hecho
delictivo)
3. Pago del valor de la cosa (si la restitución no puede hacerse, se está obligado a satisfacer el “valor de
la cosa”, sin pago adicional por indemnización).
5. Prestaciones relacionadas con el daño causado (autor del hecho delictivo realiza trabajos a favor de la
víctima directamente relacionados con el deterioro o menoscabo causado. Ej. reparación del vidrio de la
ventana que se destruyó).
6. Prestaciones no relacionadas al daño ocasionado (Ej. el jardinero, que para compensar el daño sufrido
por la víctima en su integridad física, cuida gratuitamente de su jardín por un tiempo).
8. Perdón o aceptación de explicaciones (cuando las partes llegan a algún acuerdo sin tener que cumplir
ninguna prestación de hacer o dar. Es un “arreglo” basado en el diálogo, en el cual la víctima acepta las
disculpas del imputado y los “perdona”.
b. El juez solicita el cuaderno porque no tiene cómo comprobar de otro modo, que “existe el
peligro de fuga” ni si las actuaciones policiales y evidencias acumuladas estuvieron conforme a
derecho. ¿Es esto correcto? ¿Por qué?
e. ¿Puede otorgarse una salida alternativa en vista que la víctima recuperó el bien aunque ésta ya
no aparezca por la PTJ? ¿Por qué?
El patrullero llega a la escena del crimen -un cuarto en la Av. Buenos Aires- y encuentra a la
víctima desangrándose. Mientras uno de los policías trata de auxiliarla y llevarla al automóvil,
el otro busca alejar a los curiosos del lugar del hecho y avisar a su unidad que se ha cometido un
hecho de sangre y que están procediendo a trasladar a la víctima. Igualmente pide a la PTJ que
envíe a un investigador. Cuando llega el investigador, el lugar no ha sido acordonado y dentro
de él se encontraban amigas de la víctima y vecinos del lugar, comentando el lamentable hecho.
Al momento del juicio, el defensor argumenta a favor del imputado, que las pruebas fueron
manipuladas, que la escena del crimen no fue acordonada y que no se recolectaron las pruebas
conforme a derecho y por tanto son ilícitas.
El fiscal argumenta que los patrulleros no han recibido capacitación, que la policía tuvo que
auxiliar a la víctima y que el argumento de la defensa no es de fondo y que sólo buscan
favorecer a los delincuentes.
¿Cómo debió haber procedido el patrullero? ¿Por qué?; ¿Pueden invalidarse las pruebas? ¿Por
qué?; ¿Qué opinión le merece la actuación del fiscal? ¿Por qué?
El juez instructor le impone al imputado una medida sustitutiva de presentarse cada viernes en
el Juzgado. El imputado incumple esta obligación y el Juez de Ejecución Penal le informa del
hecho al Juez Cautelar.
g. Debe necesariamente existir previamente, pedido expreso del fiscal o del querellante, para
que el juez cautelar pueda dar esta orden de detención? ¿Por qué?
El imputado por robo agravado es reincidente. Señala como su domicilio particular la habitación
de un hostal que comparte con su concubina. No tiene trabajo fijo, sino que trabaja en forma
eventual, como obrero de construcción.
i. ¿Hasta qué punto deben tomarse en cuenta la gravedad del delito o la reincidencia, para la
correcta aplicación de la medida cautelar?
k. ¿Cómo debe proceder el fiscal para evitar que se extinga la acción penal?
El fiscal asignado al caso, en virtud al artículo 65 de la Ley del Ministerio Público, y tratándose
de un delito de contenido patrimonial, cita a las partes a su despacho con el propósito que
solucionar el conflicto. Las partes llegan a un acuerdo satisfactorio para ambas y se marchan.
¿Debió la fiscalía solicitar Audiencia al juez para considerar esta actuación? ¿Por qué?
El artículo 289 del NCPP, que se refiere a las denuncias que se interponen ante la fiscalía dice
textualmente:
“Artículo 289.- El fiscal, al recibir una denuncia o información fehaciente sobre la comisión de
un delito, dirigirá la investigación conforme a las normas de este Código, requiriendo el auxilio
de la policía y del Instituto de Investigaciones Forenses. En todos los casos informará al juez de
la instrucción el inicio de las investigaciones dentro delas veinticuatro horas.”
Desde qué momento empiezan a correr las 24 horas con que cuenta el fiscal para informar al
juez:
En su opinión, qué quiere decir ¿“y el valor otorgado a los medios de prueba”? De ejemplos.
El juez instructor ordena en audiencia, la detención preventiva del imputado por no tener
domicilio ni residencia habitual en el país. Este apela de la misma, argumentando que la PTJ
recién le entregará al día siguiente su certificado domiciliario y el de antecedentes policiales. El
juez ordena al efectivo policial que lleven al detenido a un centro penitenciario y se envía la
apelación al superior jerárquico. Al día siguiente, el defensor del imputado lleva al juzgado de
instrucción los certificados aludidos, para demostrar que el imputado cuenta con residencia en el
país, trabajo fijo y que además no tiene antecedentes policiales ni penales. El juez no acepta
dichos documentos, argumentando que primero debe resolverse la apelación planteada ante la
Corte de Distrito.
En la Audiencia Conclusiva, el fiscal solicita al juez la suspensión condicional del proceso para
el señor F. El juez rechaza el pedido, argumentando que el fiscal no realizó ninguna imputación
formal.
a. ¿Es necesaria la imputación formal para solicitar una salida alternativa? ¿Por qué?
Existe entre los operadores de justicia, confusión frente a los plazos del artículo, y estas son las
dudas planteadas que debe absolver:
¿El plazo se computa desde la fecha de la denuncia en la PTJ o desde el momento en que el
primer informe es devuelto por la fiscalía?
¿Existe algún plazo establecido en el NCPP para que el fiscal devuelva los informes de la
actividad preventiva policial? ¿Cuál sería?
a) La droga puede considerarse prueba legalmente obtenida y válida para el juicio? ¿Por qué?
b) En el supuesto que en otro ambiente de la casa exista un escritorio y en uno de los cajones
cerrados, se encontrara droga, es esta prueba legal?
¿Es la citación requisito previo para poder ordenar la aprehensión? ¿Por qué?
En los delitos con pena inferior a dos años donde no puede ordenarse la aprehensión del
sospechoso ¿qué medios jurídicos se utilizan? ¿Por qué?
En un procedimiento abreviado, luego que el juez haya comprobado que el imputado renunció
voluntariamente al juicio oral ordinario y que el reconocimiento de culpabilidad fue libre y
voluntario ¿puede durante el procedimiento interrogarlo sobre su participación en el hecho
delictivo, motivos, causas, etc ?
En el supuesto caso que el juez otorgue una pena menor a la solicitada por las partes, ¿puede el
fiscal apelar la misma? ¿Por qué?
¿Es posible aplicar una medida sustitutiva sin previamente ordenar la detención preventiva del
imputado? ¿Por qué?
¿Debe estar presente el imputado en la designación de los jueces ciudadanos? ¿Qué pasa si no
asiste?
Si se tiene a una persona aprehendida y al límite de las 24 horas no hay defensor, ¿puede
solicitarse audiencia para imponerle una medida cautelar? ¿Por qué?
En el caso que no haya aprehendido, ¿puede solicitarse una medida cautelar sin audiencia? ¿Por
qué?
¿Puede el juzgador determinar el orden de presentación de las pruebas y exigir que se presenten
en el orden que fueron ofrecidas con la acusación o esto lo pueden decidir las partes según su
estrategia?
¿Cómo se procede cuando el fiscal al acusar a varios imputados, sólo hace referencia a los
hechos delictivos cometidos por uno de ellos y no hace referencia al resto? ¿Por qué?
¿Es necesario requerimiento fiscal por escrito para proceder a una requisa de personas o de
vehículos? ¿Por qué?
El fiscal tiene un papel fundamental durante el juicio oral, pues tiene como atribución
legal y constitucional, preparar la acción penal pública a través de la acusación, y por
lo tanto, la carga de la prueba. En base a las investigaciones desarrolladas en la etapa
preparatoria, buscará demostrar en juicio la existencia del hecho definido como
El Fiscal
delictivo, así como la participación y responsabilidad del imputado. La acusación
fiscal presenta el caso fundamentando y explicando la comisión de los hechos, sus
circunstancias y el grado de participación de los involucrados, ofreciendo la prueba
que acredite esa convicción acusatoria.
La misión de persecución penal debe ceñirse a los límites o garantías que el Estado
reconoce, pues los derechos fundamentales del ciudadano gozan de protección
también frente a las instituciones encargadas de las investigaciones. No cabe una
Derechos investigación de los hechos bajo cualquier condición. Tanto la CPE, el CP, Tratados
fundamentales Internacionales así como el NCPP tienen reglas y principios procesales obligatorios.
durante la Apartarse de ellos no es permitido, aún si esto sirviera para encontrar la verdad. Estos
investigación principios rigen igual para la práctica de pruebas y por eso, el nuevo Código dispone
en sus artículos 13, 71 y 172, que las pruebas tomadas contra las disposiciones de la
Constitución, Código Procesal Penal o Convenios y Tratados Internacionales, no son
válidas.
El juicio oral se divide en tres grandes rubros: la fundamentación de la acusación, la
etapa probatoria y las conclusiones finales. El objeto del juicio es la averiguación de
Fases del Juicio
la verdad en virtud a las pruebas ofrecidas en la acusación y en el caso particular del
fiscal, obtener la condena del imputado.
Durante el juicio, el fiscal o el querellante pueden ampliar la acusación. Para ello
deben darse las siguientes consideraciones:
Ampliación de la
acusación (Art. 1. Que se traten de hechos o circunstancias nuevas, que no hayan sido mencionadas
348) con la acusación;
2. No incluya datos irrelevantes o impertinentes. Diga sólo aquello que usted quiera
que se tome en cuenta al momento de la fundamentación de la sentencia.
Algunas
3. Fundamente de un modo comprensible y con una secuencia lógica. Su exposición
recomendaciones
es también para aquellos que no han participado en el juicio oral, lo que implica que
de cómo
debe poder entenderse sin necesidad de la utilización de otros documentos.
fundamentar
oralmente
4. Debe tratar de ser breve y preciso. Ya tendrá tiempo al momento del interrogatorio
a testigos de explayarse e incluir nuevas informaciones, lo que le da interés al debate
y por tanto, mantiene atento al Tribunal.
5. Prepárese bien. Aquella persona que tiene el conocimiento del caso y además, una
capacidad de resumen, logra la atención y atrae simpatías.
Luego de la fundamentación oral del fiscal se resuelven las excepciones e incidentes,
si éstos hubieren sido planteados. Se ha discutido mucho si debe presentarse prueba o
documentación, según lo dispone el Art. 314. Sobre el particular cabe aclarar que no
toda excepción o incidente requiere la producción de prueba. Esto no es una exigencia
Excepciones e
de procedencia para considerar y resolver la excepción o el incidente. En aquellos
Incidentes
casos, que por la naturaleza de la cuestión planteada, a tiempo de formular la misma
se ofrezca prueba, se considera y valora la misma para fundamentar la decisión.
(Ejemplo: En caso de la excepción de “cosa juzgada”, puede presentarse como prueba
la sentencia).
La Prueba Es toda manifestación objetiva que lleve al conocimiento de un hecho.
En un juicio penal, el objeto de prueba principal es el hecho concreto previamente
Qué se prueba en descrito en la ley como delito y es objeto accesorio de prueba, aquello que no
juicio penal? constituye elementos del delito pero se encuentra vinculado al mismo en la práctica, y
de manera indirecta.
La fase probatoria en el juicio tiene como objetivo, presentar todas aquellas pruebas y
circunstancias que tengan relevancia, utilidad, necesidad y pertinencia para demostrar
Fase probatoria la culpabilidad del imputado ante el tribunal. Un medio de prueba será admitido si se
en juicio refiere, directa o indirectamente al objeto de la investigación y sea útil para el
descubrimiento de la verdad.(Art. 171,III). De este principio se deduce, que los
hechos notorios y evidentes para el público o para el tribunal, no se necesitan probar.
Los principios Para las pruebas es de suma importancia el principio de la libertad probatoria según
básicos para la el cual el juez admite como medios de prueba, todos los elementos lícitos de
práctica de convicción que puedan conducir al conocimiento de la verdad histórica del hecho, de
la responsabilidad y de la personalidad del imputado (Art. 171.) En estrecha conexión
está, que el tribunal asigne el valor correspondiente a cada uno de los elementos de
prueba con aplicación estricta de la sana crítica (Art. 173). El principio central del
derecho probatorio es el “in dubio pro reo” que se da a favor del imputado; se
presume su inocencia mientras no se haya probado su culpabilidad sin dudas en un
pruebas
proceso, a través de una sentencia ejecutoriada. (Art. 6) Otros principios que
caracterizan el proceso probatorio son la oralidad, con la consecuencia que la base
del juicio solamente pueden ser los hechos y pruebas que se hayan introducido en la
audiencia (Art. 333) y la inmediatez de la prueba, que obliga por principio que las
pruebas sean practicadas en presencia de las partes del juicio
Un medio de prueba será admitido si se refiere, directa o indirectamente al objeto de
la investigación y sea útil para el descubrimiento de la verdad (Art. 171,III). La
prueba además debe haber sido obtenida por medios lícitos e incorporada al proceso
Condiciones de conforme a las disposiciones de la Constitución Política del Estado y del código de
admisibilidad de procedimiento penal. (Arts. 13, 71, 93, 100, 169 y 172). La prueba a producirse se
la prueba exhibe primero al Tribunal y después a la parte contraria. Las partes
excepcionalmente, tienen derecho a ofrecer pruebas adicionales durante el juicio oral.
El juez limitará los medios de pruebas ofrecidos, únicamente cuando ellos resulten
manifiestamente excesivos o impertinentes, lo que depende de las circunstancias.
Son aquellas que se presentan durante el juicio oral. El fiscal puede presentar sus
Pruebas ofrecidas pruebas en el orden que considere mejor a la estrategia elegida. No tiene que
con la acusación presentarlas en el orden ofrecido en la acusación y los jueces no pueden obligarlo a
ello.
Existen algunos casos en los que por circunstancias extraordinarias, no se ofrecen
todas las pruebas con la acusación. La regla es que la prueba ofrecida con la
acusación, se produzca en juicio. La excepción es que se la ofrezca en la misma
audiencia. A esto se denomina prueba extraordinaria. En el supuesto que ello fuera
así, el procedimiento para considerar y resolver la incorporación de prueba
extraordinaria, es decir, para admitirla, es el siguiente:
Pruebas ofrecidas
durante el 1. Se debate si la prueba es extraordinaria;
desarrollo del
juicio no
2. Si tiene relación con el objeto principal o accesorio del juicio. Si se cumplen estas
consignadas en
dos condiciones previas:
acusación
3. Se le otorga la palabra a la otra parte para que sea oída;
1 Presenciales (aquél que ha visto, oído, conocido con sus propios sentidos un hecho
sobre el cual puede dar información);
2 Externos (aquél que es extraño a la causa, es decir, que no tiene ningún interés
particular en el proceso);
3 Espontáneos (el que declara o expone en seguida y por propia iniciativa, sin
mandato ni solicitud de nadie, todo lo relacionado con el hecho.);
4 Voluntarios (es aquél que se presente a simple pedido del juez, antes de que se use
cualquier medio coercitivo);
5 Involuntarios (es aquél que no desea comparecer ante el juez para prestar su
declaración, por lo que se usan medios coercitivos contra él)
8 Ante factum (son aquellos que presencian un hecho antes que se produzca Ej. la
persona que vio al homicida ingresar al inmueble donde posteriormente se produce la
acción homicida);
10 Post factum (son aquellos cuya declaración tiene por objeto las huellas dejadas
por el hecho que se quiere probar. Ej. el perito balístico)
12 Discordantes o discordes (son aquellos en los que la versión de uno, discrepa del
testimonio de otro en lo sustancial, aún cuando pudiera haber alguna coincidencia
secundaria).
Garantías de Las garantías de la prueba testimonial son características especiales que premunen al
prueba testimonio de las condiciones mínimas para su validez. Estas garantías son las
testimonial siguientes:
2. Formular un solo contenido por pregunta. Si para las personas con una elevada
educación es difícil responder a dos o más contenidos por pregunta, para las personas
Algunas con un nivel educativo menor, será imposible;
recomendaciones
al interrogar 3. Finalizar la pregunta en un tono de interrogación.
7. No exagerar;
8. No involucrarse;
Otro de los aspectos que debe cuidar el fiscal es no permitir que el testigo exponga
No debe
sus propias conclusiones. Particularmente es el caso de los policías que son llevados a
permitirse
declarar. Al investigador le toman su testimonio como testigo pues él no es perito.
conclusiones del
Esto no excluye que en algún caso especifico el investigador pueda -a pedido de una
testigo
de las partes y sin objeción de la otra- dar alguna conclusión.
Objeciones sin Las objeciones no fundamentadas -si no son obvias- deberían ser rechazadas por el
causa tribunal. Si fueran obvias para el tribunal éste puede admitirlas.
La declaración del agente encubierto debe mantener en secreto su identidad y
Declaración el declarará bajo su identidad ficticia. Lo importante es que su verdadera identidad -en el
agente encubierto caso necesario- sea identificable a través de la decisión que tomó previamente el juez,
al permitir su intervención como agente encubierto.
El código no prevé la posibilidad que el agente encubierto declare en una sala
separada, solamente conectada por un sistema de audio con la sala de audiencias, que
permitiría mantener en secreto su identidad. Por otra parte el código tampoco permite
la ausencia del imputado de la audiencia aún si declara el agente encubierto. Esto no
Reserva
lo permiten el principio de inmediatez ni el derecho del imputado a una defensa
material. Si existiera el peligro de que el imputado descubra la identidad real del
agente encubierto, entonces es obligación de la fiscalía y de la policía darle la
protección adecuada contra posibles actos de venganza contra él o su familia.
Facilita conocimientos especiales que no tiene el Tribunal. Dan su dictamen para
descubrir o valorar un elemento de prueba. El perito debe ser tan imparcial y neutral
El Perito como el Tribunal. Esta es la razón por la cual las partes pueden recusar al perito según
el articulo 210 del NCPP y éste puede excusarse por los mismos motivos establecidos
para los jueces. (Art. 316).
El perito al momento de su declaración, puede hacer uso de documentos de consulta,
notas escritas, publicaciones y a utilizar medios técnicos. Esto lo diferencia
Consultar
básicamente del testigo, que no puede consultar notas ni documentos. La razón es que
documentos
el testigo debe responder a las preguntas formuladas basándose únicamente en su
memoria.
El consultor técnico asesora y coadyuva a la parte (fiscal, querellante o defensor) a
Perito vs. formular las preguntas adecuadas y técnicas a un perito, pues a ésta le faltan los
Consultor técnico conocimientos técnicos. El perito de otro lado, cumple funciones de asesoramiento al
Tribunal.
Luego de concluida la etapa probatoria, el Presidente del Tribunal ordenará pasar a las
conclusiones finales (alegatos). El lenguaje debe ser claro, sencillo y no altamente
técnico. Esto es de especial importancia tener también presente, que en el proceso de
juicio en el cual decide un tribunal de sentencia, participan jueces ciudadanos que no
son juristas y que por eso no dominan el lenguaje técnico-jurídico. No se permitirá a
las partes la lectura de memoriales ni de documentos escritos, pero si pueden utilizar
Conclusiones
medios técnicos y notas de apoyo a la exposición (Art. 356) En el supuesto que fueran
finales (alegatos)
dos o más fiscales (o querellantes), todos pueden dar sus conclusiones finales,
cuidando en lo posible de no dilatarlas ni repetirlas. Para ello es aconsejable que
previamente coordinen cómo las van a presentar y qué va a argumentar cada uno. La
duplicidad en las fundamentaciones de las conclusiones no sólo aburre y cansa al
tribunal sino que además denota una mala preparación y presentación del caso, lo que
le resta credibilidad al operador.
Estructura de las La estructura de las conclusiones se divide en 4 partes:
conclusiones
1. Presentación de los hechos comprobados
EL INTERROGATORIO EN JUICIO
2. Formular un solo contenido (idea) por pregunta. Si para las personas con una
elevada educación es difícil responder a dos o más contenidos por pregunta,
para las personas con un nivel educativo menor, será imposible;
7. No exagerar;
Aclarar, la relación del testigo con los hechos. Este debe ser el objetivo o
punto central del testimonio y la declaración del testigo debeser coherente. Para
lograr esto, hay que motivar al testigo.
Motive al testigo Para motivar al testigo hay que hacerle entender que su
testimonio es importante y que se está interesado en lo que él relata.
Juicios de valor del testigo Siempre existe el peligro, que un testigo mezcle
los hechos percibidos con juicios de valor. Quien toma la declaración debe
prestar mucha atención en estos casos, para limitar estos juicios de valor a los
hechos en los cuales se basan.
1. La aclaración de los hechos (de qué hechos hay que partir, depende
de un proceso correcto en la toma de las pruebas y su valorización);
2. En un segundo paso, hay que desarrollar los hechos que son objeto
de la acusación, según el resultado del proceso y la toma de las
pruebas. En esta parte hay que desarrollar todas las circunstancias que
influyan de una u otra forma en el dictamen, los hechos o el derecho.
Esto lo tiene que valorar el tribunal con mucha precisión teniendo en
cuenta los detalles, porque de esto depende el dictamen jurídico de los
hechos. Si no se han podido aclarar los hechos, la base de la sentencia
es siempre precaria. Si se han presentado hechos que han justificado
la interposición de excepciones, las respectivas constataciones hay
que presentarlas en esta parte de la fundamentación.
Introducción
Si bien la Ley Orgánica del Ministerio Público fue identificada en el Plan Nacional de
Implementación del Nuevo Código de Procedimiento Penal, como uno de los
principales requerimientos del área de la adecuación normativa e institucional; no es
menos cierto que la reforma de la antigua Ley Orgánica del Ministerio Público de 19 de
febrero de 1993 fue concebida como una oportunidad histórica par marcar el futuro
desempeño del órgano requirente en el marco del Estado democrático de derecho, para
lo cual, era necesario recuperar los elementos centrales para los cuales el Ministerio
Público fue creado.
Por ello, se afirma que los fines históricos perseguidos con la creación del Ministerio
Público, fueron:
Empero, esa legislación estuvo caracterizada por marcar una fuerte sujeción de los
Fiscales al órgano ejecutivo, con la resultante confusa tutela de los intereses sociales los
de la administración y, por concebir al fiscal como un acusador a ultranza.
En consecuencia el gran desafío histórico que se enfrenta con la nueva Ley orgánica del
ministerio Público, se funda en sentar las bases para que el organismo pueda contribuir
eficazmente a destruir el modelo inquisitivo de ejercicio del poder penal estatal, para lo
cual se debe asegurar pueda cumplir debidamente su función, sin injerencias de ninguna
naturaleza y su accionar tenga siempre como norte la vigencia del Estado de Derecho
los Derechos Humanos. ¿Cómo lograr esos propósitos?
Por ello, en los rubros siguientes se hará un análisis de los lineamientos generales de la
nueva Ley Orgánica del ministerio Público, haciendo una comparación entre lo
propuesto por la Comisión y lo finalmente sancionado por el órgano legislativo en la
Ley 2175.
Así mismo, manteniendo coherencia con la naturaleza del nuevo sistema, puntualiza que
el condicionamiento de la acción penal pública a instancia de parte no impedirá realizar
los actos imprescindibles para conservar los elementos de prueba siempre que no se
afecte al interés de la víctima y también, que la acción penal pública no se podrá
suspender, interrumpir o hacer cesar, salvo en los casos y bajo las formas previstas por
ley.
La importancia de éste principio así como se encuentra descrito en la NLOMP, denota
claramente su adecuación al nuevo sistema procesal penal, al prever las excepciones
aceptadas por la doctrina y legislación comparada al principio de legalidad procesal
penal, propio del sistema inquisitivo que propugna que ante todo hecho supuestamente
delictivo, debe haber necesariamente una acción penal, sin excepción alguna. Antes -
pese a que la realidad nos mostraba una realidad totalmente diferente - precisamente por
la influencia de la cultura inquisitiva, resultaba imposible concebir siquiera que el
Ministerio Público no persiga todas las conductas que presuntamente eran delictivas; lo
que ahora como se ha visto es perfectamente posible, obviamente sólo en los casos
previstos por ley y bajo el control del órgano jurisdiccional.
Solución del Conflicto. Abandonando la clásica postura litigiosa del anterior sistema la
NLOMP establece que el Ministerio Público buscará prioritariamente dentro del marco
de la legalidad, la solución de conflicto penal mediante la utilización de las salidas
alternativas al proceso penal y aplicación de criterio de oportunidad. Además, considera
que es obligación del Ministerio Público, promover la paz social privilegiando la
persecución de los hechos punibles que afecten gravemente el interés público.
Principio de Confidencialidad. Implica que los Fiscales cuiden que la información que
deban proporcionar se haga dentro del marco del respeto del honor y los derechos de la
personalidad de las partes, ni ponga en peligro las investigaciones en curso ni se atente
la reserva que se haya dispuesto conforme los arts. 116 y 281 del Nuevo Código de
Procedimiento Penal.
Lo anterior no debe ser entendido como una prohibición para dar información sobre las
investigaciones y peor como un atentado a la libertad de información; sino más bien
pretende establecer criterios rectores sobre el tema, pero en el marco del respeto de
normas Constitucionales como son por ejemplo el estado de inocencia y el juicio previo,
dejando definida esa facultad en el director de la investigación, el Fiscal, y no en los
órganos de investigación dependientes.
Por ello, la Comisión consideró que mediante ese mecanismo -y otros que luego
analizaré- se lesiona y debilita la independencia funcional del Ministerio Público y pone
en riesgo que la investigación se políticamente instrumentalizada y digitalizada; por lo
que puntualizó que la preservación de la independencia del ministerio Público,
constituía un elemento central para garantizar el mejor cumplimiento de los fines
constitucionales. En consecuencia, la nueva Ley Orgánica del Ministerio Público, debía
sustentarse en la correcta interpretación del texto constitucional como un todo orgánico
que orienta el verdadero sentido de los Arts. 125 y 126, conforme a los cuales el
Ministerio Público es un órgano constitucional defensor de los intereses de la sociedad
ante los tribunales de justicia, así como del régimen de la legalidad, para lo cual goza de
independencia funcional de los poderes del Estado.
Con ese marco conceptual, debía enmendarse la tendencia a asignar a las comisiones
camarales el rol de cabeza del Ministerio Público, por cuanto ello importaría hacer
depender su accionar del Poder Legislativo, lesionando gravemente la independencia
funcional del Ministerio Público.
Cabe aclarar, que lo manifestado no implica desconocer que las comisiones de las
Cámaras Legislativas ejercen funciones de Ministerio Público en los casos de
enjuiciamiento a magistrados del Tribunal Constitucional, Consejo de la Judicatura,
Corte Suprema de Justicia y Fiscal General de la República, conforme establecen los
Arts. 62 Inc. 3) y 66 Inc. 1) de la Constitución Política del Estado.
Sin embargo, la NLOMP en sus Arts. 12 y Sgts., establece que el Poder Legislativo
mediante las comisiones que designen sus cámaras, ejercerá funciones de investigación
y promoción de la acción penal en los juicios de responsabilidad que se siguen contra
Ministros de la Corte Suprema de Justicia, Fiscal General de la República, Magistrados
del Tribunal Constitucional y Consejeros de la Judicatura y que también ejercerá
funciones del Ministerio público, en la investigación de asuntos de interés nacional -
todos los asuntos podrían serlo- que se les encomiende por resolución camaral, siempre
que los hechos no se encuentren ya en sometidos a la jurisdicción ordinaria; con lo que
se mantiene aún ésa errónea concepción arriba destacada.
De las relaciones del Ministerio Público con los órganos estatales. La Comisión
Interinstitucional consideró que la independencia funcional del Ministerio Público, no
se opone a que el Fiscal General preste un informe anual al Congreso Nacional; no
obstante, recomendó que la nueva normativa debía establecer puntualmente el carácter
del informe, que no es otro que el detalle de sus actuaciones durante su gestión, la
política de persecución penal impresa y los problemas institucionales que confronta, con
la circunstancia de que el destinatario final del informe es la ciudadanía, a través de sus
representantes que conforman el Congreso Nacional.
También, en ese contexto, consideró que las solicitudes de informe de las comisiones
camarales, debían tener por objeto la ampliación o aclaración de los temas relativos al
informe de la gestión anual, de manera tal, que no se afecte la independencia funcional
del Ministerio Público.
Por otra parte, con referencia a la coordinación esta vez con el Poder Ejecutivo,
NLOMP prevé que para orientar la política criminal del Estado, el Poder Ejecutivo
podrá solicitar al Fiscal General la emisión de instrucciones relativas al ejercicio de la
acción penal pública, al establecimiento de prioridades en la persecución penal y al
respecto de los derechos humanos en la lucha contra la delincuencia, no pudiendo
hacerlo por ningún motivo en casos concretos.
Empero, la dificultad surge con las dificultades que surgen con las disposiciones que se
refieren a los efectos y a la objeción (Arts. 21 y 22), por las que ante una solicitud de
esa naturaleza de parte del órgano ejecutivo, al Fiscal General no le cabe otra
posibilidad que acatarla o de lo contrario suscitar el procedimiento de objeción, con lo
que una vez más se limita la independencia funcional del órgano requirente.
En la aplicación del derecho penal, las consecuencias de seguir una u otra posición
doctrinal son importantes, particularmente en lo relativo: i) a la tipicidad de la conducta,
como su definición y alcance, la relevancia del nexo causal, determinación de la
tentativa, participación criminal y concurso de delitos, tipos activos y omisivos, tipos
dolosos y culposos, relevancia de los elementos subjetivos del tipo penal, capacidad
psicológica de reconocimiento de los elementos del tipo y de actuación conforme al
mismo, y causas de exclusión de la tipicidad; ii) a la antijuridicidad de la conducta,
como la determinación de las causas de exclusión de la antijuridicidad, el
reconocimiento de los elementos que constituyen una causal de justificación, la
finalidad de obrar conforme a los mismos y la capacidad psicológica necesaria para
esto; y iii) a la culpabilidad de la conducta, como su definición y alcance, la
determinación de las causas de exclusión de la culpabilidad, el reconocimiento de los
elementos que constituyen una causal de inculpabilidad, la finalidad de obrar conforme
a los mismos y la capacidad psicológica necesaria para esto.
En esta controversia doctrinal, prácticamente la mayor parte de los países que se basan
en el sistema jurídico de Derecho Continental, han adoptado el esquema teórico finalista
de comprensión y explicación del delito, dejando de lado la interpretación causal por
sus múltiples contradicciones e insuficiencias.
En la parte que sigue de este acápite expondré de manera resumida los aspectos más
importantes de la teoría del delito, según el marco legal de nuestro Código Penal, desde
una perspectiva de la teoría final de la acción, por considerarla la más adecuada para el
cumplimiento de los fines de la dogmática penal.
Conducta:
La conducta es el pilar fundamental y la base óntica del delito; dato natural del que
podemos predicar en determinadas circunstancias y condiciones su tipicidad
(adecuación a un tipo penal), antijuridicidad (contrariedad con el ordenamiento jurídico)
y culpabilidad (juicio de reproche por la posibilidad de actuar conforme a derecho);
características normativas o valorativas que afirmadas con relación a una conducta
determinada permiten calificar a la misma como "delito". Desde un punto de vista
realista, la conducta consiste en un hacer voluntario final, concepto del que queda
excluida la omisión (el no hacer) que sólo tendrá relevancia jurídico penal a partir del
análisis de la característica denominada "tipicidad". En pruridad de conceptos hablar de
hacer voluntario y final es un pleonasmo puesto que todo hacer por el sólo hecho de ser
voluntario ya es final y, a la inversa, la finalidad forma parte inseparable de la
voluntariedad de la conducta. No existe un hacer voluntario que no tenga una
determinada y concreta finalidad.
Todos los tipos penales de la parte especial de nuestro Código Penal están
necesariamente referidos a un autor ( "el qué...", "quiénes....", los "que...", etc.) y, por lo
tanto, a una conducta determinada que se encuentra literalmente mencionada mediante
un verbo típico (matar, apoderarse, etc). Por lo tanto, el aspecto relevante en el análisis
práctico de la solución de casos o problemas consistirá en la falta o ausencia de
conducta en todos aquellos supuestos en los que el ente materia de nuestro examen no
presente todos los elementos objetivos y subjetivos que son necesarios para afirmar la
existencia de una conducta. Excluida la conducta no tiene sentido entrar al análisis de
los restantes caracteres del delito puesto que nos habremos quedado sin la base o
sustrato estructural de la dogmática jurídico penal.
TIPICIDAD
El tipo penal es el dispositivo legal que describe la conducta conminada con pena.
Según la finalidad de la conducta existen tipos penales dolosos y culposos; según la
forma de individualizar las conductas prohibidas existen tipos penales activos y
omisivos; categorías típicas que se combinan dando lugar a tipos penales activos,
dolosos y culposos, y tipos penales omisivos, dolosos y culposos. Por otra parte, los
tipos penales contienen diferentes elementos entre los que cabe destacar los
descriptivos, normativos y subjetivos que se caracterizan por su mayor o menor
precisión, mayor o menor complejidad, para identificar la conducta punible.
Básicamente, los tipos dolosos se caracterizan por describir a la conducta cuya finalidad
coincide con la realización de todos los elementos constitutivos del tipo penal; en este
caso, la finalidad en sí misma es el dato determinante de la prohibición; admite
diferentes grados según se trate de dolo directo de primer grado (el autor persigue
directamente la producción del resultado); dolo directo de segundo grado o de
consecuencias necesarias (el autor persigue un resultado que conllevará necesariamente
la producción de otro); y dolo eventual (el autor no persigue directamente el resultado
pero lo acepta en su voluntad al actuar de manera indiferente frente a la lesión del bien
jurídico protegido). Los tipos culposos se caracterizan por describir a la conducta cuya
finalidad no coincide con la realización de todos los elementos constitutivos del tipo
penal, pero cuya forma de ponerla en práctica o llevarla a cabo, viola un deber de
cuidado, determinando la producción del resultado típico; la finalidad en sí misma no es
el dato determinante de la prohibición, sino la forma o modo de obtenerla.
Para que una conducta sea típica tienen que estar presentes todos y cada uno de los
elementos del correspondiente tipo penal, los objetivos y subjetivos. Es suficiente la
ausencia de cualquiera de éstos para que esa conducta resulte atípica y, por lo tanto, no
constituya delito.
ANTIJURIDICIDAD O ANTIJURICIDAD
CULPABILIDAD
Esta valoración puede variar según el tipo penal que se esté considerando (no es lo
mismo el grado de comprensión para un complejo delito económico que para un
asesinato) y según el tipo de enfermedad mental e intensidad de la misma que aqueja al
autor. Necesariamente tiene que hacerse caso por caso y de acuerdo con las pericias
forenses disponibles sobre este particular, tomando en cuenta que lo decisivo no
consiste en establecer si el autor, al momento del hecho, padecía o no una enfermedad
mental, sino el esfuerzo que realizó, por esta razón, para comprender la contrariedad a
derecho de su conducta o para comportarse de acuerdo a esta comprensión.
Por último, una vez afirmada la existencia de un delito, por la presencia de una conducta
típica, antijurídica y culpable, todo lo referente a las condiciones legales para la efectiva
imposición de una pena, a los tipos o clases de penas y a los criterios para su medición,
tratándose de penas flexibles, corresponde al estudio de la teoría de la coerción penal y
no a la teoría del delito.