Está en la página 1de 11

Universidad Autónoma de Barcelona

Asignatura: Bioética
Profesora: Anna Quintanas Feixas
Alumna: Mane Tatulyan
Tema: Posthumanismo: Hacia una operatividad informática y biopolítica
de los cuerpos

2021

Abstract

La revolución biotecnológica y cibernética –ejecutándose e biotechnological and cybernetic revolution - running


de la mano del progresivo paradigma no-antropocéntrico– hand in hand with the progressive non-anthropocentric
ha puesto en jaque la de nición del ser humano y las paradigm - has jeopardized the de nition of the human
premisas fundamentales del humanismo moderno. En este being and the fundamental premises of modern humanism.
contexto, los seres humanos, entendidos ya desde la teoría In this context, human beings, understood from the theory
de los sistemas informáticos, se conciben como entes of computer systems, are conceived as producers and
productores y procesadores de información –indistintos del processors of information - indistinguishable from the rest
resto de los entes– y como un elemento más en la totalidad of the entities - and as one more element in the entire
del ecosistema ciber-informático. Como consecuencia de la cyber-computer ecosystem. As a consequence of the total
informatización total de la complejidad de la vida, los seres computerization of the complexity of life, human beings –
humanos –y sus cuerpos– se vuelven totalmente and their bodies– become totally transparent, knowable
transparentes, cognoscibles y objetos del ejercicio and objects of the biopolitical exercise of bodies.
biopolítico de los cuerpos.
Key words: posthumanism, informatization, body,
Palabras clave: posthumanismo, informatización, cuerpo, quanti ed self, biopolitics
quanti ed self, biopolítica

Bioética UAB Mane Tatulyan


Th
fi
fi
fi
fi
1. Introducción

El sistema económico-político neoliberal no reconoce límites en tanto absorción y


mercantilización de las formas. La progresiva emancipación de la economía de sus
tradicionales ataduras políticas, éticas y culturales, la ha llevado a dominar la totalidad de la
vida humana, volviendo irrelevante todo aspecto de la vida que no contribuyera a su continua
reproducción (Bauman, 2003, 10). El mismo cuerpo es, en la sociedad capitalista, objeto de la
política; y la medicina, orientada al cuidado de los cuerpos en la medida que constituyen
fuerza de trabajo, tiene un objetivo fuertemente económico (Salinas, 2003, 88). Así, el
minucioso bisturí de la ciencia y la (bio)tecnología, al servicio de la economía y la política,
opera sobre los cuerpos y los transforma en objetos de examinación, experimentación,
extracción y control. Y para controlar, hay que conocer; y para conocer, antes hay que dividir.
El mecanismo biopolítico de los cuerpos funciona en un doble nivel: primero
fragmentando el cuerpo social (mediante la individualización), luego fragmentando el cuerpo
individual (mediante la informatización). No es casualidad que la anatomía de nuestras
sociedades tienda a la atomización y a la individualización. Esta mutación estructural organiza
un nuevo tipo de sociedad que trabaja a nivel de lo individual, a nivel de las más partículas
pequeñas (que recuerda a la «microfísica» foucaultiana). La misma tecnología se despliega a
nivel de lo mini, lo micro y lo nano, a la vez que atraviesa todas las áreas volviéndolas plausibles
a la informatización, al examen y al control. Como había advertido Lipovetsky, es
precisamente el proceso de personalización el que designa un tipo de organización y de
control social que nos arranca del orden disciplinario-revolucionario-convencional que
prevaleció hasta los años cincuenta (Lipovetsky, 2000, 6). Esta nueva anatomía social ha sido
recurrentemente comparada al famoso modelo del «panóptico» de Bentham, derivado de la
arquitectura carcelaria. El panóptico era, ante todo, una geometría simple y económica, un
sistema arquitectónico que sin rejas ni cerraduras formidables resultaba, como había
desarrollado Foucault, en una construcción incomparablemente e ciente. Su mecanismo
radicalizaba, por la disposición de las celdas y de la torre de vigilancia, la premisa de «ver y no
ser visto». Lo interesante resulta en que, los prisioneros, al no saber cuando son vigilados,
desarrollan un estado persistente de auto-vigilancia. Con el advenimiento de la informatización
y la dilatación del mundo digital, el panóptico se adapta a las nuevas tecnologías para
convertirse en un «panóptico de la información», en la última versión del sistema capitalista,
como lo denomina Zubo , el «Capitalismo de Vigilancia»; pues si los inventos de Ford
habían revolucionado la producción, los inventos de Google revolucionaron la extracción
(Zubo , 2019, 62).

Bioética UAB Mane Tatulyan


ff
ff
fi
Ahora bien, con el advenimiento del pensamiento postmoderno –que sienta las bases
del no-antropocentrismo y deriva luego en el pensamiento posthumano– profundizado por la
in uencia de las nuevas tecnologías, el ser humano ya no se concibe desde los ideales del
humanismo original sino desde la teoría de los sistemas y de la información, es decir, como
entes generadores y procesadores de información. De acuerdo con este nuevo imperativo de la
informatización, el ser humano se convierte en un cúmulo de información, libre de ser
utilizado con multipropósito y sometido a un único código para facilitar la transferencia y la
circulación de datos (Tatulyan, 2021, 44); proceso que no puede pensarse simplemente como
un avance tecnológico o progreso técnico, sino como el sometimiento de la complejidad del
mundo a un único código. La información se ofrece como una una visión objetiva del mundo y
hace creer que vivimos en un mundo construido con una lógica bottom up, es decir, de partes
simples que se agregan para conformar los organismos y las cosas. Todo es ya informatizable,
todo tiene su versión digital y su clon virtual. El cofundador de Google, Larry Page, nos dice:
«todo lo que hayas escuchado, visto o experimentado se podrá buscar. Toda tu vida se podrá
buscar» (Zubo , 2019, 70). Parece que ya no hubiera acontecimiento que pueda escapar de su
potencial informatización, todo acontecimiento tiene su equivalente en código digital, pues el
mundo se ha convertido en un megaprocesador de ujos de datos que circulan inde nida e
in nitamente, donde todo –y el mismo cuerpo– se evalúa en términos de buen funcionamiento y
de informatización.
Por ejemplo, en 2010, la Comisión Federal Alemana para la Protección de Datos
anunció que la operación de Google Street View camu aba un barrido masivo de datos y que,
en realidad, los coches de Street View recopilaban secretamente información personal de los
hogares a través de las transmisiones de wi . Cuando el escándalo se hizo viral, Google se vio
obligado a admitir que había interceptado y almacenado «datos de carga útil» (en otras
palabras, información personal obtenida de transmisiones wi no encriptadas) y confesar que
incluso, en algunos casos, se habían capturado correos electrónicos y URL completos, así
como contraseñas. Expertos técnicos en Canadá, Francia y los Países Bajos descubrieron que
los datos de carga útil incluían nombres, números de teléfono, información crediticia,
contraseñas, mensajes, correos electrónicos y transcripciones de chat, así como registros de
citas en línea, pornografía, comportamiento de navegación, información médica, datos de
ubicación, fotos y archivos de vídeo y audio. Llegaron a la conclusión de que esos paquetes de
datos podrían unirse para obtener un per l detallado de una persona identi cable (Zubo ,
2019, 98) o, en otras palabras, que podrían llevar a cabo la reconstrucción informática de cada
individuo, pues toda la lógica del big data y del dataísmo gira entorno a la premisa de que la
información extraída es equivalente al humano.

Bioética UAB Mane Tatulyan


fl
fi
ff
fi
fi
fl
fl
fi
fi
fi
ff
2. Desarrollo
2.1 La informatización de la vida

Parece que la especie humana evoluciona hacia el posthumanismo. Este cambio radical
en la antropología del ser humano propone la dislocación a toda costa de la idea del Sujeto
moderno como agente trascendental, racional, autónomo y fundamental. Esta visión
puramente materialista y funcionalista del hombre se cristaliza sin duda luego de la revolución
cibernética de mitad del siglo XX, que, con el advenimiento de la máquina de Turing, marca el
grado cero de la concepción informática del hombre a partir de la formalización del
pensamiento humano. La cibernética y la biotecnología van a ser fundamentales para el
desarrollo del posthumanismo ya que sus descubrimientos inauguran una nueva concepción
del ser humano más allá de los postulados del humanismo original, que se desarrolla
paralelamente al paradigma no-antropocéntrico (que se extiende durante todo el siglo XX y se
refuerza en el siglo XXI). Ya desde la Teoría Crítica, el postestructuralismo y varias de las
losofías posmodernas se habían puesto en jaque las ideas de la Modernidad, rechazando toda
estructura y de nición a priori del hombre. Entonces todas las categorías del ser humano, la
identidad humana y el cuerpo humano se han vuelto tan porosas y exibles que predisponen el
ensamblaje humano-no humano; haciendo del cuerpo un espacio indeterminado para la
modi cación y experimentación constante, una forma abierta de elementos intercambiables.
En una primera instancia, desde la cibernética, ya con el famoso test de Turing
propuesto en 1950 –que no es más que una consecuencia directa de una visión molecular,
materialista y utilitaria del ser humano y del mundo– los límites entre el pensamiento humano
y el funcionamiento de un computador se difuminan, pues si la máquina puede imitar el
funcionamiento del cerebro humano, el pensamiento deja de ser exclusivo del ser humano
para pasar a ser tan solo un conjunto de operaciones que pueden ser reproducidas fuera de él
por cualquier máquina o inteligencia arti cial fuerte (Tatulyan, 2021, 92). Con la con la
descorporeización del pensamiento y el imperio de la cibernética, el ser humano se entiende
desde la teoría de los sistemas y de la información. Todo se ve desde la óptica de recibir y
procesar información, todo se ve desde su posible bene cio económico. El pensamiento ya no
es exclusivo del hombre, se ha vuelto tan solo un conjunto de operaciones que pueden ser
reproducidas fuera de él por cualquier máquina o robot como resultado de la
instrumentalización de las funciones mentales y de la raza humana, en una suerte de efecto
generalizado del test de Turing. Turing nos dice: «Si queremos hacer una máquina que
mimetice el comportamiento de un computador humano en operaciones complicadas, hay
que preguntarle a este cómo lo hace y luego transferir la respuesta en forma de tabla de
instrucciones. La elaboración de tablas de instrucciones suele denominarse
programación» (Turing, 1950, 6). Así, el efecto lógico de la revolución cibernética es el

Bioética UAB Mane Tatulyan


fi
fi
fi
fi
fi
fl
aplastamiento de la singularidad y la complejidad humana a partir del imperativo de la
informatización –un imperativo que se erige como fundamento de la construcción de un
nuevo mundo totalmente informatizado, computarizado, cuanti cado, automático; un mundo
donde el ser humano ya no es el centro ni la medida de las cosas, sino tan solo un engranaje en
la nueva Pangea cibernética.
El paradigma que entiende al universo como un gran mecanismo e ujos de datos y
que conlleva a la ontologización de la información se ha agrupado bajo el nombre de
«dataísmo». Según Harari, es el primer movimiento desde 1789 que creó un valor nuevo, la
libertad de información (Harari, 2015, 320); libertad de información que no tiene nada que ver
con los ideales liberales de la libre expresión, que no se concede a los humanos sino a la
información (que es libre de circular inde nida e in nitamente). Para el dataísmo, las leyes
matemáticas se aplican tanto a los algoritmos bioquímicos como a los electrónicos, diluyendo
la barrera entre animales y máquinas. El problema comienza cuando los biólogos llegan a la
conclusión de que los organismos son algoritmos, rompiendo la barrera que separaba a lo
orgánico de lo inorgánico y trans riendo la autoridad de los humanos a los algoritmos
(Harari, 2015, 290). Este progresivo proceso de informatización de los seres vivos, que implica
la igualación de la mente humana a la inteligencia arti cial fuerte en tanto que ambos son
entes procesadores de información, diluye los límites entre lo humano y lo no-humano, lo
natural y lo arti cial, lo interno y lo externo. Este estado es, precisamente, lo que de ne a lo
posthumano: «¿qué se entiende por condición posthumana? se trata del n de un universo
centrado en el hombre. […] En otras palabras, se trata del n del humanismo, esa creencia
arraigada en la infalibilidad del poder humano y la creencia arrogante en nuestra superioridad
y singularidad» (Pepperell 2003, 171). Para esta lógica, todo rastro de exclusividad y
singularidad debe ser borrado, toda noción de identidad humana debe ser borrada y
pulverizada para predisponer a la condición posthumana: el ser humano no merece ningún
privilegio pues no es diferente a ninguna otra especie. El ser humano ya no puede sostenerse
como «subiectum», pues ha quedado totalmente fundido con todas las formas no-humanas a
través de este gran proyecto de homogeneización ontológica.
La descomposición analítica de la complejidad humana en información es el primer
paso para su deshumanización. Ya no se habla de humanos, sino de conjuntos de datos, de big
data (que es, precisamente, la materia prima necesaria para los nuevos procesos de producción
del Capitalismo de Vigilancia). «Primero, la visión posthumana privilegia el patrón
informativo sobre la instanciación material, de modo que la encarnación en un sustrato
biológico se ve como un accidente de la historia en lugar de una inevitabilidad de la vida. El
sujeto posthumano es una amalgama, una colección de componentes heterogéneos, una
entidad material-informativa cuyos límites experimentan una construcción y reconstrucción
continuas» (Hayles, 1999, 3). Esta nueva visión en torno al hombre, que fusiona la

Bioética UAB Mane Tatulyan


fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fl
fi
informática con la biología, va a identi car a todos los seres como entes productores y
procesadores de información. Seres humanos, animales, máquinas: todos ellos son tan solo
diversas formas de procesamiento de datos, en un proceso que aplasta la complejidad de la
vida a través de la homogeneización de la información, a la vez que la vuelve propensa al
control biopolítico. La informatización se nos presenta entonces, como una forma de
deshumanización y de despersonalización, pues estos están despojados de su cualidad humana y
se conciben como información –y pueden tratarse como tal. Esta «cosi cación informática»
permite la práctica y el control sobre seres humanos y la consecuente normalización de las
diversas practicas de extracción, manipulación y manejo de datos por parte de las grandes
estructuras privada y públicas.
La dimensión biopolítica de la informatización es posible cuando la complejidad de la
vida se reduce a datos, números, calorías, etc., la totalidad del hombre se convierte en «data»
y toda la información extraída se traduce a información cuanti cable. En otras palabras, el
funcionamiento del cuerpo o, más especí camente, su metabolismo, comienza a entenderse
como una parte esencial de la identidad individual. Ya decía Foucault que para la sociedad
capitalista lo más importante era lo biopolítico, lo somático, lo corporal (Foucault, 1977,
365-366), por lo que no es casualidad que la somatización del ser se nos haya presentado como
un componente fundamental en la de nición de la identidad de los individuos. Entorno a la
lógica del análisis, registro, programación y optimización de la informática personal de los
individuos, se con gura el fenómeno del uanti ed Self. Su premisa es que el hombre es como
un ordenador que genera constantemente grandes cantidades de información, por lo que toda
actividad, hábito, comportamiento, etc. debe recopilarse de manera regular y sistemática en
pos del buen funcionamiento del individuo. «Yo y mis datos»; ese es el punto del uanti ed
Self (de Groot, 2014). El cuerpo entra en el mecanismo capitalista, ahora como información, la
cual debe conocerse y manipularse en pos del buen funcionamiento. Gary Wolf y Kevin Kelly,
los fundadores del movimiento del uanti ed Self, lo resumen en su lema: «Self knowledge
through numbers». Los datos –que se veían hasta entonces únicamente como el primer eslabón
de una larga cadena de actividad intelectual– ahora llevan en sí un carácter ontológico, pues
representan la totalidad del ser humano (su actividad, su funcionamiento, su salud, etc.). El
mercado neoliberal acompaña con un despliegue fantástico de todo tipo de aplicaciones y
dispositivos especializados en el seguimiento incesante de la informática personal. La
variedad de estas tecnologías inteligentes abarcan desde el rubro de la salud y el desarrollo
personal, a las nanzas y la productividad. Desde Nike+Fuelband hasta Apple Watch (que
pueden llevarse puestos las 24 horas del día) funcionan como prótesis de recopilación
informática de la actividad corporal –que se desglosa en números que re ejan las pulsaciones,
las ondas cerebrales, el ritmo cardíaco, etc. En el sitio web uanti ed Self [https://
quanti edself.com] se detalla una cantidad inmensa de herramientas de cuanti cación y

Bioética UAB Mane Tatulyan


fi
fi
fi
Q
fi
Q
fi
fi
fi
fi
fi
Q
fi
fl
fi
fi
Q
fi
también se encuentra la plataforma uanti ed Self Community. Toda esta proliferación de la
informática personal nos muestra, una vez más, la colonización de una visión molecular,
funcionalista y utilitaria del ser humano.

2.2 El carácter biopolítico de la informatización

El ya profundo proceso de individualización va acompañado de un progresivo interés


por esa individualidad a través de diversas prácticas centradas en el Yo, un nuevo
individualismo que implica la reinvención del Yo y el cuerpo (Elliott, 2013, 190), que
combinado con la constante promoción de la salud (y el imperativo de responsabilidad de la
salud) por parte de agentes públicos como estatales, fomentan a los individuos a entrar en este
mecanismo de auto-vigilancia. Hay que cuidar y optimizar al cuerpo a través del análisis y la
manipulación de su informacion, pues es la fuerza de trabajo. Lo biopolítico se relaciona con
la medicina social, porque el cuerpo es el objeto de la política (Salinas, 2003, 86). Ya a rmaba
Foucault, que «el cuerpo humano se introdujo dos veces en el mercado: la primera por el
asalariado, cuando el hombre vendió su fuerza de trabajo, y la segunda por intermedio de la
salud» (Foucault, 1976, 166). Así, según Foucault, la biopolítica se habría hecho cargo de la
administración de la vida trazando dos vectores principales, que irían de lo orgánico (el
cuerpo del individuo) hasta lo biológico (el cuerpo social, la población como especie humana),
es decir, por un lado, toda una «anatomía política del cuerpo humano», más centrada en
técnicas disciplinarias y, por otro, una «biopolítica de la especie humana», más afín a
técnicas reguladoras y aseguradoras ( uintanas, 2010, 175). Del cuerpo humano como hito
sagrado o templo del espíritu no queda nada, pues queda reducido a la cuanti cación de sus
resultados y al análisis de su rendimiento para la construcción de un cuerpo informatizado y
optimizado. Todos son managers de su propio cuerpo, todos calculan cuánto capital genético,
calórico y mental es utilizado durante todos sus procesos vitales (destino del cuerpo cuando
permuta su valor simbólico por el valor funcional).
La informatización de la vida también conlleva una dimensión epistemológica (y
posteriormente, política), pues todo lo que puede informatizarse, puede conocerse. Por este motivo,
la lógica de la informatización de los individuos debe llevarse al máximo posible. En cada
enfrentamiento con la pantalla, el individuo es analizado, escaneado, fragmentado, forzado a
responder, a someterse al código y a los protocolos de las redes y los medios (Tatulyan, 2021).
Escribe Harari: «Hoy, la mayoría de las empresas y los gobiernos rinden homenaje a mi
individualidad, y prometen proporcionar medicina, educación y diversión personalizadas,
adaptadas a mis necesidades y deseos únicos. Pero para poder llegar a hacerlo, empresas y
gobiernos necesitan antes descomponerme en subsistemas bioquímicos, supervisar dichos
subsistemas con sensores ubicuos y descifrar su funcionamiento por medio de potentes

Bioética UAB Mane Tatulyan


Q
Q
fi
fi
fi
algoritmos. [...] Hoy, la amenaza contra el individuo no proviene de lo colectivo, sino de la
dirección opuesta: el individuo se desintegrará desde adentro» (Harari, 2015, 290). Cuando la
experiencia humana se convierte en mercancía informática, inaugura una nueva fase de la
economía de la información, en donde el ujo incesante de los megadatos resulta un
instrumento e ciente para la radiografía integral del cuerpo social, un conocimiento de
dominación que permite operar a nivel de la psiquis y obtener un pronóstico sobre el
comportamiento humano para elaborar per les de conducta. Todo el mecanismo está
diseñado para que pasemos la mayor cantidad de tiempo posible en línea (pues a mayor plazo
de tiempo, mayor recolección de conducta). Todo lleva a la administración electrónica de la
vida, cuyas intenciones de protección, de optimización y de uidi cación dependen de un
proyecto político no declarado e impersonal, pero expansivo y estructurante: una
administración robotizada de las existencias garantizada por agentes clarividentes y empáticos
que actúan de manera so y sin ruido, y que se orientan a encargarse de manera e caz y
armoniosa de los seres y las situaciones (Sadin 2018, 27). Burroughs ya había anticipado la
a rmación de Fredric Jameson de que una sociedad de la información es la forma más pura de
capitalismo: cuando los cuerpos se constituyen como información, no sólo pueden venderse,
sino también reconstituirse fundamentalmente en respuesta a las presiones del mercado
(Hayles, 1999, 42).
La informatización del Yo no es más que una forma de (auto)control del Yo: el
individuo se conoce a sí mismo, a la vez que es conocido. Es más, ya no se discute ni se percibe
la exterioridad de los dispositivos tecnológicos, todo lo contrario, estos son los medios más
e cientes para el management de la empresa corporal. Tampoco se analiza la procedencia de
dichos dispositivos ni mucho menos las políticas de privacidad o de uso de datos de las
empresas detrás de los mismos. Por el contrario, se integran al cuerpo formato un circuito
transparente. Cada vez será más difícil delimitar dónde comienza y termina una ser humano;
en palabras de Pepperell «nada puede ser externo a un humano porque la extensión de un
humano no se puede determinar» (Pepperell, 2003, 178). Una vez naturalizado es uso de esas
tecnologías de self-tracking, se avanza un paso más hacia el control biopolítico de los cuerpos.
El self-tracking, más allá de su uso personal, se expande a la vida cultural a través de las
instituciones médicas y de la constante promoción de la salud que fomenta dicha práctica. Si
bien la auto-gestión de la informática individual la lleva a cabo el individuo, in situ, la
confección de las tecnologías de self-tracking más la gestión de la información almacenada está
sujeta a factores políticos y económicos subyacentes. Bajo el lema de la responsabilidad de la
salud pública, los individuos son impulsados (directa o indirectamente) al seguimiento
constante de su actividad corporal a través del mecanismo de la informatización –pues los
datos se han impuesto como el modo más objetivo de conocimiento. El auto-control, –con el
nombre de responsabilidad personal– se nos ofrece entonces como una forma de so power, más

Bioética UAB Mane Tatulyan


fi
fi
fi
ft
fl
fi
fl
fi
ft
fi
e ciente y personalizada. Los individuos –fusionados en un ensamblaje híbrido con
dispositivos tecnológicos construidos por grandes empresas internacionales e introducidos
por los poderes estatales– se proyectan al horizonte posthumano que inaugura un estado
totalmente contaminado, totalmente expuesto de los cuerpos.

3. Conclusión

El liberalismo clásico establecía que el individuo es indivisible. La etimología del


término «individuo» proviene del latín individuus, que signi ca indivisible; indivisibilidad en
el doble sentido: primero, el individuo como unidad mínima y no divisible en un grupo,
segundo, el individuo como unidad indivisible en sí misma. Con la misma lógica, el individuo
es un espacio cerrado y el único que tiene acceso a sí mismo. Para el dataísmo, el individuo (o
dividuo) es un conjunto de algoritmos objetivos que pueden traducirse a información medible,
analizable y supervisable; un espacio transparente, abierto y accesible para los agentes
externos. Todo el sistema del big data hace un uso funcional de la descomposición analítica del
hombre, a la vez que hace un uso económico de la ontologización de la información. Para el
sistema de valores de la Ilustración, el sujeto era un agente moral que podía sobrepasar su
estructuración instintiva gracias a su razón; un agente racional, autónomo, ético y justo que
representaba de forma universal la identidad humana. Para la teoría de los sistemas del
Poshumanismo, el concepto de información se impone como principio universal de
comprensión, organización y control del hombre; hombres previstos primordialmente como
entidades procesadoras de información que son similares a máquinas inteligentes (Hayles,
1999, 7). La revolución biotecnológica y cibernética –ejecutándose de la mano del progresivo
paradigma no-antropocéntrico– ha puesto en jaque la de nición del ser humano y las
premisas fundamentales del humanismo moderno. Esta nueva mirada posthumanista-
informática deshumaniza al individuo, lo reduce a los meros procesos funcionales de su
actividad corporal y disuelve las diferencias ontológicas entre los diferentes seres –ya sean
máquinas, animales o seres humanos– ya que todos ellos se conciben como entes productores
y procesadores de información. Como consecuencia de la informatización total de la
complejidad de la vida, los seres humanos –y sus cuerpos– se vuelven totalmente
transparentes y cognoscibles. Bajo el nuevo imperativo de informatización y optimización de
los seres, los cuerpos ingresan en la lógica de administración de la vida, dentro de las cuales el
posthumanismo y la consecuente informatización del ser humano representan un estado
extremo –extremadamente e ciente– de control biopolítico de los cuerpos.

Bioética UAB Mane Tatulyan


fi
fi
fi
fi
4. Bibliografía

BAUMAN, Zygmunt (2003). Modernidad líquida. Argentina: Fondo de Cultura Económica.

ELLIOTT, Anthony (2013). Rein ention. Estados Unidos de América: Routledge.

DE GROOT, Martijn (2014). uanti ed Self, uanti ed Us, uanti ed Other. Países Bajos:
uanti ed Self Institute, January 2014. Link: http://www.qsinstitute.org/?p=2048

HABERMAS, Jürgen (1993). El Discurso Filosó co de la Modernidad. España: Taurus


Humanidades.

HARARI, Yuval Noah (2015). Homo Deus: una Breve Historia del Mañana. España: Debate.

HAYLES, Katherine (1999). How we Became Posthuman? Estados Unidos de América: e


University of Chicago Press.

BRAIDOTTI, Rosi (2013). e Posthuman. Gran Bretaña: Polity Press.

FOUCAULT, Michel. (1976) La Crisis de la Medicina o la Crisis de la Antimedicina. Educación


médica y salud, Vol. 10, No 2, 1976.

FOUCAULT, Michel. (1977) El Nacimiento de la Medicina Social. España: Paidós.

FUKUYAMA, Francis (2002). El Fin del Hombre: Consecuencias de la Revolución Biotecnológica.


España: Sine ua Non.

LIPOVETSKY, Gilles (2000). La Era del Vacío. España: España: Anagrama.

LUPTON, Deborah (2014). Self-tracking Cultures: Towards a Sociology of Personal Informatics.


Research Gate, 2014.

PEPPERELL, Robert (2003). e Posthuman Condition. Estados Unidos de América: Intellect


Books.

UINTANAS, Anna (2010). El Tabú de la Muerte y la Biopolítica según M. Foucault. Revista


Internacional de Filosofía, no 51, 2010.

Bioética UAB Mane Tatulyan


Q
Q
fi
Q
Th
Th
Q
v
fi
Q
fi
fi
Q
fi
Th
SADIN, Eric (2018). La Humanidad Aumentada. Argentina: Caja Negra.

SALINAS, Adán (2003). Economía Política y Biopoder. Foucault en Río de Janeiro 1973-1974.
Fragmentos de Filosofía, Número 11, 2003.

TATULYAN, Mane (2021). La Singularidad Radical. España: Experimenta.

TURING, Alan (1950). Computing Machinery and Intelligence. Mind, Vol. LIX, n.° 236, 1950.

VILLARROEL, Raúl (2015). Consideraciones Bióticas y Biopolíticas del Transhumanismo. Revista


de Filosofía, Volumen 71, 2015.

ZUBOFF, Shoshana (2019). e Age of Surveillance Capitalism. Estados Unidos de América:


PublicA airs.

Bioética UAB Mane Tatulyan


ff
Th

También podría gustarte