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LA TECNOLOGÍA EN LOS INICIOS DE LA ANTROPOLOGÍA

La tecnología desde la mirada antropológica


Las nuevas tecnologías se han convertido en uno de los pilares más fuertes de
nuestras vidas, y no sería fácil desprenderse de cualquier medio tecnológico de los
que actualmente utilizamos.

La mirada antropológica nos hace ver cómo la humanidad a lo largo de miles de


años ha ido “evolucionando”, y tanto es así, que en la última década nuestra especie
-homo sapiens- ha hecho “grandes” descubrimientos con las tecnologías, como es
el caso de la comunicación mediante la telefonía, internet y otros sistemas
informáticos o programados, pero este fenómeno lo ha hecho a una
velocidad vertiginosa, alterando nuestras formas de vida y con ello el trabajo –
mejorándolo o no- pero ha transformado nuestros hábitos más humanos y la faz de
la tierra de manera progresiva, sin interrupción, y por supuesto, sin poder dar
marcha atrás.

Y si bien es cierto, nuestros ritmos de vidas también lo han hecho a cuasi a la misma
velocidad, aunque no en todos los tiempos y para todos/as las personas. Cada uno
intenta sobrevivir en esta era de la

información adaptándose a las nuevas fórmulas que las tecnologías nos “obliga” a
seguir en sus procesos de renovación continuos. Nadie puede escapar de la huella
digital, del táctil manejo de escribir mecánicamente (según un estudio realizado en
España, hay personas que, a pesar de escribir a través de la digitalización, puede
pasar meses sin escribir en papel con su puño y letra), de carecer de telefonía, y
otras tecnologías que hemos hecho “necesarias” en nuestras vidas. Por eso la
tecnología marca un antes y un después en nuestras condiciones de vida. Digamos
que sucede como en las distintas partes que hemos divido la historia de la
humanidad para conocer nuestro pasado y nuestra practicas humanas en
interacción con el medio natural. Pues con la era de la información ha sucedido lo
mismo, y la humanidad una vez más, ha ido aceptando las pautas de una nueva
cultura que nos ha hecho más global, y con ello un mundo donde imaginariamente
desaparecen las fronteras geográficas.

Y digo esto último, porque a pesar de todo lo global que somos, es cierto que las
fronteras políticas siguen estando ahí, siguen imperando las normas de los países
hegemónicos con sus controles transfronterizos a pie de cañón, pero sus normas
no pueden vencer a lo invisible, ya no pueden construir muros contra la
información/comunicación tecnológica de otros lugares remotos. Ahora la
humanidad –para bien o para mal- está más informada que nunca, no se le puede
mentir sencillamente, pues conoce lo que sucede en otra parte del mundo (su
mundo), conoce perfectamente quiénes son los países más poderosos, más ricos,
más pobres, etc. De manera que junto a la tecnología también se está creando un
nuevo espacio imaginario de flujos migratorios, con conocimiento, por encima o
por debajo, pero derribando las fronteras que limitan los países. Ya nada podrá
detener a la especie humana de ejercer su más apreciado derecho a la libertad de
circulación e información, que, junto a la tecnología, ha hecho una sociedad más
cercana y comunicativa.

A pesar de este gran “salto” de la humanidad y sus continuos avatares tecnológicos,


también habría que preguntarse, si nuestra evolución psicológica también lo ha
hecho a la misma velocidad, si realmente estamos preparados para soportar todo
ese flujo de información/desinformación. Pues deduzco que, desde una mirada
antropológica, no hemos aprendido mucho a pesar de estos repentinos cambios,
donde una sociedad más conectada, también es una sociedad más esclavizada.
Cabría preguntarse si la tecnología nos hace más feliz y más libre frente a otras
sociedades que no disponen de ella. (La Tecnología desde la mirada antropológica.,
2019)

Hacia la Antropología de la Tecnología


Uno de los antecedentes cruciales para el desarrollo de los estudios en la
convergencia de la tecnología y la sociedad, fue el trabajo de Bryan Pfaffenberger
(1992) Antropología Social de la Tecnología, el cual ya apuntaba que las
tecnologías de la información estaban reformulando nuestra manera de vivir,
comunicarnos, relacionarnos, consumir productos, etc.

Los estudios sociales enfocados a la ciencia, tecnología, y sociedad, tratan de cómo


los valores sociales, políticos y culturales afectan a la investigación científica y a la
innovación tecnológica, y de cómo éstos, al mismo tiempo afectan a la sociedad, a
la política y a la cultura. En las regiones de habla hispana, este tipo de inquietudes
y de reflexiones han llegado con el nombre común de estudios de/sobre Ciencia,
Tecnología, y Sociedad (CTS.), lo que en las regiones de habla inglesa se conoce
como Ciencia y Estudios Tecnológicos (STS).

Bruno Latour, antropólogo y filósofo francés, es uno de los pilares de esta corriente
de pensamiento, él afirmó en la década de los 90 que “la primera tarea de la
Antropología de la Tecnología es establecer un terreno común entre quienes
estudian las técnicas tradicionales y aquellos otros —llamados sociólogos,
tecnólogos, historiadores de la tecnología o economistas— que estudian las
maquinarias modernas, centrales o de alta-tecnología”. No obstante, el trabajo
multidisciplinario, según su visión, esta clase de antropología tendrá un problema
de base: “Cómo entender la construcción social de los artefactos unida a la
construcción técnica de la sociedad”.

En épocas más recientes, encontramos una corriente a nivel mundial denominada


ICT4D. Richard Heeks sugiere que el acrónimo la letra I se relaciona con la “ciencias
de la información”, la C se asocia con “los estudios de comunicación”, la T es
vinculado con “sistemas de información”, y la D para los “estudios de desarrollo”. Su
objetivo es reducir la brecha digital y ayudar al desarrollo económico mediante el
fomento de un acceso equitativo a las tecnologías modernas de comunicación. Es
considerada como herramienta analítica-práctica muy poderosa para el desarrollo
económico y social.

El colectivo ICT4D a través de un conjunto de análisis multidisciplinarios, busca


ayudar a las poblaciones desfavorecidas en cualquier parte del mundo, pero por lo
general se asocia con aplicaciones en países en desarrollo. Personalmente,
considero que esta área del conocimiento crea nuevos espacios de investigación de
la experiencia humana y diseña conceptos y modelos para interpretar las realidades
culturales mediatizadas por las TIC.

Bajo estas premisas de pensamiento, actualmente me desarrollo profesionalmente


como investigador. Desde hace poco más de tres años he formado parte de un
equipo en el centro público Infotec del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACT).

En el año 2012 un colega antropólogo social y yo, arrancamos una pequeña área
de estudios sociales donde se analiza el fenómeno de las Tecnología de
Información y Comunicación (TIC). Así, se creó un espacio de reflexión bautizado
como la oficina de Tecno-Antropología, la cual ha tenido como objetivo central
estudiar la participación de las TIC en la reproducción social y cultural del México
contemporáneo, con la finalidad de generar conocimiento de utilidad para cerrar la
brecha digital en el país y promover su desarrollo socioeconómico a partir del uso
activo, incluyente e innovador de las tecnologías digitales.

La inspiración, un grupo de antropólogos sociales barceloneses quienes en décadas


pasadas han buscado definir lo que en el mundo laboral y académico realizamos
aquellos que nos hemos autodenominado tecno-antropólogos que “…como
ingenieros culturales, los tecno-antropólogos y científicos sociales afines hacen
diseños culturales, crean comunidades e instituciones sociales que contribuyen, por
un lado, al fomento de la cultura digital, y, por el otro, al fomento de la cultura de la
innovación.
Dicho lo anterior, en términos concretos éste blog mostrará desde la actividad
profesional, académica y de difusión, algunos estudios centrados por ejemplo en el
uso y apropiamiento tecnológico, la cultura digital, la cibercultura, la brecha digital,
la innovación social, entre otros dando especial énfasis a lo propuesto desde la
Antropología Social, como las etnografías de los sistemas tecnológicos de
comunicación, la innovación social, las etnografías de las culturas digitales, así
como la redefinición metodológica de un nuevo kit de técnicas de investigación
como la denomina etnografía. (Iberoamericana Social, 2019)

Antropología de la Ciencia y la Tecnología

En el análisis de la ciencia y la tecnología, desde fines de la década de 1970


convergen los desarrollos de la antropología del presente, la antropología de lo
contemporáneo y diversos estudios pioneros de campos científicos y artísticos en
clave etnográfica. Con sus enfoques contextualizados, el análisis micro social, el
análisis casuístico y las etnografías multi situadas, la investigación antropológica ha
apuntado a privilegiar la caracterización de formas diferenciales de actuar y pensar
en múltiples mundos tecnocientíficos.

En tal sentido, la Antropología de la Ciencia ha desafiado y remodelado los cánones


tanto de la Epistemología y de la Historia de las Ciencias tradicionales como de los
Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología. Se ha diferenciado, por ejemplo,
de los enfoques interaccionistas e instrumentales propios de los primeros estudios
de laboratorio, al proponerse dar cuenta de la producción científica y tecnológica en
su dimensión sociocultural y en configuraciones espaciotemporal específicas.

La atención etnográfica ha puesto en primer plano la diversidad de las prácticas y


la variabilidad de la experiencia científico-tecnológica. Dirigida primero hacia los
lugares donde se desarrolla la investigación científica, pronto se orientó a los
estudios comparativos de las formas de organización social de la ciencia en campos
disciplinares diversos: laboratorios, centros académicos universitarios, empresas
biotecnológicas, ciudades de la ciencia, etcétera.

Siguieron los análisis de los debates públicos sobre las tecnologías


comunicacionales, reproductivas y genéticas, los aspectos ambientales, ecológicos,
éticos y políticos de la investigación agrícola, nuclear, biomédica o química. En base
a esos aportes, la mirada se extendió hasta abarcar la descripción de formas
organizativas que traspasan los límites de la academia para incluir a agentes
sociales extra-científicos, tanto gubernamentales como no gubernamentales.
(Antropología de la Ciencia y la Tecnología, 2016)

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