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México, tierra de una rica diversidad lingüística que refleja la riqueza cultural de sus pueblos indígenas.
Sin embargo, esta diversidad se encuentra amenazada por políticas lingüísticas restrictivas que, de
manera inadvertida o no, contribuyen a la pérdida de lenguas, enfrentamos desafíos considerables que
amenazan con desvanecer esta riqueza lingüística, desafíos que demandan una reflexión profunda y la
implementación de soluciones concretas para preservar nuestra herencia cultural y lingüística.
La diversidad lingüística es un activo cultural valioso. Al perder lenguas nativas, se podrían perder las
expresiones únicas, conocimientos tradicionales y perspectivas culturales. La concentración en el
español puede llevar a la falta de representación equitativa en medios de comunicación, literatura y
otros ámbitos culturales, dejando de lado voces y narrativas importantes.
Desde una perspectiva histórica, las decisiones que han establecido al “español” como la legua oficial
de México, han llevado a la exclusión continua de las expresiones indígenas. Al considerar a otras
lenguas como complementos del español, hemos inconscientemente subestimado su trascendencia
cultural. Esto ha contribuido de manera evidente a la disminución de estas lenguas que son un
patrimonio cultural de México, un proceso que no solo simboliza una pérdida cultural, sino que
también exige una intervención urgente y decidida para revertir esta problemática. ¿Y si queremos que
las lenguas nativas también brillen en el escenario global? Necesitamos opciones, como en una
taquería con muchos tipos de salsas.
Continuamente, una discriminación firme hacia formas de hablar distintas al español, creando una
comprensión desfavorable hacia las diferentes lenguas. Todas las voces son valiosas y actúan como
portadoras de identidades únicas. La igualdad se debe considerar fundamental para preservar la
diversidad lingüística, un principio que no solo se sostiene en la capacidad de comprender, apreciar y
respetar las diferencias culturales entre personas o grupos, sino que también está respaldado por los
lingüistas, como Juan Carlos Moreno Cabrera y María Eugenia Velázquez, quienes dicen que palabras
son importantes y que debemos celebrarlas como una gran fiesta de colores. Ellos saben que cada
lengua es única y especial, y sus palabras nos recuerdan que todos somos parte de esta gran diversidad
lingüística.
La globalización, que tiende a hacer que todo sea similar entre las diversas culturas, representa una
amenaza más para nuestras lenguas indígenas. Resaltando al español como transporte para la
participación global, puede llevar a la desaparición de estas joyas lingüísticas de México. Es muy
necesario que reconozcamos y respetemos la elección de las comunidades en cuanto a sus formas de
comunicación, una perspectiva respaldada por la experiencia y sabiduría de los especialistas en el
campo, quienes destacan la importancia de mantener un equilibrio entre la participación global y la
preservación de las diferentes lenguas.
Las políticas lingüísticas restrictivas en México añaden una capa adicional de desafíos a esta
problemática. Normativas que no respaldan y promueven la diversidad lingüística contribuyen
significativamente al descenso de lenguas de diferentes culturas de México. Es esencial abordar estas
políticas con medidas concretas que fomenten la igualdad y la protección de todas las formas de
expresión lingüística.
Para evitar la pérdida irreversible de nuestras formas de hablar, es importante cuidar por todas ellas. Si
bien la escuela puede ser un punto de partida, no debemos limitarnos a las aulas. Aprender de nuestras
raíces familiares, amigos y tradiciones se vuelve crucial en este empeño. Escuchar y hablar diferentes
formas de comunicación debe convertirse en una celebración diaria de la riqueza que nos hace únicos
como nación y que contribuye a una rica variedad de lenguas de nuestra identidad cultural.