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El argumento de autoridad

En el siglo XIII, Tomás de Aquino escribió: ‘según Boecio, el argumento de autoridad es el más débil de
todos’. Un argumento es de autoridad cuando recurre a lo que una persona cualificada ha dicho sobre
un tema. En cierto sentido, es bastante inevitable que tengamos que recurrir muchas veces a la
autoridad de otros. No podemos ser expertos en todos los temas, así que muchas veces nos va a tocar
fiarnos de lo que han dicho otros.

Consiste básicamente en pedir que se confíe en lo que una persona determinada ha dicho sobre X tema.
Por supuesto, cuando hacemos un argumento de autoridad no estamos pidiendo una confianza ciega en
tal persona, sino que tiene que venir avalada por una serie de requisitos.

En primer lugar, la persona que citamos tiene que ser realmente un experto en la materia que estamos
discutiendo. No sirve que sea un experto en otra cosa. Que una persona sea autoridad en una materia,
no lo convierte inmediatamente en una autoridad en todos los temas y en todas las materias.

En las cuestiones en las que haya muchos expertos, puede ser bueno ver cuántos se inclinan por una
posición y por otra. Si hay mucho consenso, pues eso es un plus al argumento. En cambio, si no hay una
posición dominante, pues aportar una autoridad no da mucha fuerza al argumento. Esto suele pasar
cuando alguien cita un economista, ya que por poco que se busque se va a encontrar el mismo número
de economistas que dicen lo contrario. Cuando todos los expertos dicen una cosa, menos dos o tres,
pues citar esos dos o tres como autoridades, a favor de tu posición, es una mala estrategia.

Otro requisito es comprobar que la persona, el grupo, la institución que estamos citando como
autoridad, se ha verdaderamente imparcial. Es decir, que no tenga otros intereses, sobre todo
intereses económicos, aparte del interés por la verdad del asunto. El presidente de un gobierno no es
la mejor autoridad para decidir si sus políticas están yendo bien o mal, pero tampoco lo es la oposición.

Cumplidos estos requisitos, ¿Es razonable dar nuestro asentimiento a lo que dice una autoridad
informada cualificada e imparcial sobre un tema? Como mínimo, podemos darle un voto de confianza y
seguir pensando, seguir investigando en la línea que nos marca.

¿Por qué Tomás de Aquino dice que el argumento de autoridad es el más débil ? Porque en filosofía, la
noción de autoridad y experto no está tan clara como en otros ámbitos. Platón, Aristóteles, Kant, Hegel,
Heidegger, Derrida, todos dicen cosas distintas y a veces extremadamente distintas, cuando no
contradictorias. ¿Hasta qué punto puedo citar a uno de ellos como prueba de que lo que yo digo es
verdad? Si cito Aristóteles, pues Platón y Kant podrán decir lo contrario y así con todos. Citar a un
filosofo es más un apoyo coyuntural a tu argumentación que un argumento fuerte y definitivo.

Podemos decir que el argumento de autoridad en filosofía es un argumento probable o mejor, que entre
los argumentos probables es el menos probable, es decir, el más débil.

¿Significa esto que no hay que hacer argumentos de autoridad en filosofía? No, significa que no
podemos pretender que sea el único argumento. Si Aristóteles dijo X, es un indicio para dedicarle más
tiempo a intentar entender mejor quería decir, aunque no para aceptarlo de manera acrítica. En una
discusión filosófica lo que no puedes esperar es convencer a alguien solo porque tal filósofo defendía
también tu posición, a menos que estés discutiendo con un tomista y cites a Tomás de Aquino.

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