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Las falacias lógicas son como las minas terrestres; fáciles de pasar por alto hasta
que te topas con ellas. La argumentación y el debate inevitablemente se prestan
a razonamientos defectuosos y errores lógicos.
Es una forma sencilla de hacer creer que la posición de uno parezca más fuerte
de lo que es. Usando esta falacia, los puntos de vista del oponente se
caracterizan como absurdos y poco fiables; en comparación, la propia posición
se ve como más verídica, seria y fiable.
Ejemplo: Pedro: “Creo que deberíamos remodelar nuestra página web”. Antonio,
responde: “Ya, claro, ¿estás diciendo que nuestro trabajo en el departamento de
diseño interno no vale nada y que tenemos que derrochar el dinero en otro
departamento externo?”.
Este mal uso de la autoridad puede ocurrir de varias maneras. por ejemplo:
podemos citar solo a las autoridades, alejándonos convenientemente de otras
pruebas comprobables y concretas como si la opinión de los expertos fuera
siempre correcta; o podemos citar autoridades irrelevantes, autoridades pobres
o autoridades falsas.
Por ejemplo, cuando alguien dice: "compro ropa deportiva en esta tienda
porque este famoso dice que es el mejor". El famoso en cuestión puede ser un
portavoz, pero eso no lo convierte en una autoridad relevante cuando se trata
de ropa deportiva. Por lo tanto, esta argumentación se convierte en falacia de
apelación a la autoridad.