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LAS FALACIAS

Las falacias lógicas son como las minas terrestres; fáciles de pasar por alto hasta
que te topas con ellas. La argumentación y el debate inevitablemente se prestan
a razonamientos defectuosos y errores lógicos.

Y muchos de estos errores se consideran falacias lógicas y argumentativas, que


pueden llegar a invalidar un argumento por completo y pueden servir como vías
de escape para aquellas personas que son incapaces de demostrar sus
afirmaciones sin valerse de trampas y artimañas argumentativas.

¿Qué es una falacia lógica?


Una falacia lógica es un error de razonamiento que invalida un argumento. Una
de las características básicas del pensamiento lógico es la capacidad para
detectar errores en las conclusiones o en las premisas de un determinado
argumento para poder evitar los razonamientos falaces, ya que éstos nos
dificultan llegar a conocer la verdad de los hechos y nos hacen más susceptibles
a la manipulación y la tergiversación.

A continuación te presentamos una lista de las 10 falacias lógicas y


argumentativas más comunes.

1. Falacia “ad hominem”


Los ataques personales son contrarios a los argumentos racionales. En
lógica y retórica, un ataque personal se llama “ad hominem”, que en latín
significa “contra el hombre”. En lugar de avanzar en un buen razonamiento, una
falacia ad hominem reemplaza la argumentación lógica con un lenguaje
ofensivo no relacionado con la verdad del asunto.

Más específicamente, es una falacia de relevancia en la que alguien rechaza o


critica la opinión de otra persona sobre la base de características personales, sus
antecedentes, su apariencia física u otras características irrelevantes para el
argumento en cuestión. Un ejemplo de esta falacia: “Como Antonio no es mujer,
no puede opinar de feminismo”.

2. Falacia del hombre de paja


La falacia del hombre de paja consiste en atacar una posición lógica y
argumentativa que el contrincante realmente no tiene.

Es una forma sencilla de hacer creer que la posición de uno parezca más fuerte
de lo que es. Usando esta falacia, los puntos de vista del oponente se
caracterizan como absurdos y poco fiables; en comparación, la propia posición
se ve como más verídica, seria y fiable.

Ejemplo: Pedro: “Creo que deberíamos remodelar nuestra página web”. Antonio,
responde: “Ya, claro, ¿estás diciendo que nuestro trabajo en el departamento de
diseño interno no vale nada y que tenemos que derrochar el dinero en otro
departamento externo?”.

3. Falacia de la apelación a la autoridad


Esta falacia argumentativa, también denominada “ad verecundiam”, ocurre
cuando hacemos mal uso de una autoridad.

Este mal uso de la autoridad puede ocurrir de varias maneras. por ejemplo:
podemos citar solo a las autoridades, alejándonos convenientemente de otras
pruebas comprobables y concretas como si la opinión de los expertos fuera
siempre correcta; o podemos citar autoridades irrelevantes, autoridades pobres
o autoridades falsas.

Por ejemplo, cuando alguien dice: "compro ropa deportiva en esta tienda
porque este famoso dice que es el mejor". El famoso en cuestión puede ser un
portavoz, pero eso no lo convierte en una autoridad relevante cuando se trata
de ropa deportiva. Por lo tanto, esta argumentación se convierte en falacia de
apelación a la autoridad.

4. Falacia de la falsa equivalencia


La falacia de la falsa equivalencia o de la ambigüedad se da cuando una
palabra, una frase o una oración se usa deliberadamente para confundir,
engañar o inducir a error al sonar como si dijera una cosa pero en realidad
dice otra. A menudo, este engaño aparece en forma de eufemismos,
reemplazando las palabras desagradables con una terminología más atractiva.

Por ejemplo, un eufemismo podría estar reemplazando "mentir" con la frase


"licencia creativa", o reemplazar "mi pasado criminal" con “mis indiscreciones
juveniles" o “crisis económica” por “desaceleración”.

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