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Más tarde, Bleuler amplió su concepto de autismo al incluir en él todo tipo de pensamiento
irracional:
Claramente, esta conceptualización indica que Bleuler no consideraba el autismo como algo
específico de la esquizofrenia. Incluso utilizó este término para criticar algunas formas de
pensamiento médico tradicional, lo que provocó un revuelo en la comunidad científica y,
como resultado, hizo que los psiquiatras se sintieran inseguros acerca de la utilidad clínica
del concepto de autismo. En consecuencia, Bleuler intentó atenuar la connotación
psicopatológica del título de su controvertido libro al crear (sin éxito) el nuevo término de
"pensamiento dereísta".
Aunque Bleuler fue influenciado por Freud y Jung, el término "autismo" no se utilizó entre
los psicoanalistas hasta que los analistas de la posguerra se interesaron por la psicoterapia
psicoanalítica de la esquizofrenia. Básicamente, en psicoanálisis, el autismo se utiliza para
denotar una etapa muy temprana y sin objeto del desarrollo del lactante, o como una
posición de defensa debido a un fracaso narcisista y a límites ego débiles. En este último
sentido, en la esquizofrenia, el autismo se ve como una retirada, una evitación de las
relaciones con objetos que previene lesiones potenciales en un narcisismo frágil. En la
psiquiatría clínica, Manfred Bleuler considera el autismo de manera similar, pero a
diferencia de su padre, él lo ve como un síntoma tanto fundamental como primario de la
esquizofrenia. Más recientemente, se introdujo el término "afanisis" para denotar una
barrera autística de estímulo que protege al individuo de la afluencia de estímulos aversivos.
Una línea de pensamiento similar se puede discernir en la teoría del aprendizaje de la
esquizofrenia, que considera la enfermedad como un producto de un proceso de
aprendizaje en el que una persona autónomamente hipersensible disminuye
acumulativamente su ansiedad desviando la atención a asuntos no relevantes:
Sin embargo, el término autismo fue revivido y mantenido desde 1943 por la psiquiatría
infantil, donde denota un síndrome específico de psicosis infantil con aislamiento extremo,
estereotipias y desarrollo inhibido del lenguaje.
"Si los síntomas se toman en el sentido literal... estos criterios son totalmente insuficientes.
Pero cuando añadimos a cada uno de estos síntomas las palabras 'muy definido', está claro
lo que Kraepelin quería decir. Sin embargo, hasta ahora es imposible describir este carácter
'muy definido'. Hablando propiamente, estas palabras 'muy definido' deberían reemplazarse
por 'esquizofrénico'. Hacerlo parecería una absurdo científico. Y sin embargo, este no es el
caso, porque todo examinador con gran experiencia en la esquizofrenia genuina sabe muy
precisamente a qué se refiere esta palabra 'esquizofrénico'" (p. 304).
Es muy probable que estos procesos afectivo-cognitivos que tienen lugar en el observador
participante estén vinculados a la percepción prelingüística descrita por la filosofía
fenomenológica. Es precisamente por esta razón que estos procesos son esquivos y
resistentes a cualquier descripción verbal simple. No obstante, este sentimiento tiene una
validez diagnóstica, como lo ilustran Gottesman y Shields en su famoso estudio de
esquizofrenia en la serie de gemelos de Maudsley. Obtuvieron tasas de concordancia para la
esquizofrenia de aproximadamente el 50% en gemelos monocigóticos y del 10% en gemelos
dicigóticos. Invitaron a un psiquiatra sueco, E. Essen-Möller, un investigador
internacionalmente conocido en esquizofrenia, con un interés especial en el concepto de
esquizoidia y autismo, a diagnosticar a ciegas la muestra de gemelos.
"Nuestras sumarias, por supuesto, no podían proporcionar los datos que Essen-Möller
prefería para evaluar defectos caracterológicos como la tonicidad facial y la accesibilidad
emocional" (p. 219).
"Hasta ahora, las evaluaciones clínicas de Essen-Moller representan el intento más exitoso
jamás realizado para identificar el esquizotipo o los trastornos del espectro." (p. 220). Esto
se logró sin inflar las tasas de concordancia correspondientes para gemelos dicigóticos. Sin
embargo, Essen-Möller no pudo verbalizar o explicar qué síntoma o signo en particular lo
llevó a asignar su diagnóstico.
La versión fenomenológica del concepto de "contacto vital con la realidad" se ilustra con
Husserl:
"Esto significa que dentro de la intencionalidad vital que constituye la vida de un ego-sujeto,
cada otro ego ya está implícitamente presente de antemano mediante la empatía y el
horizonte de empatía" (p. 255).
Minkowski discrepó con Bleuler en varios puntos. En primer lugar, no consideraba "la
predominancia de la vida interior fantástica" como el componente necesario del autismo.
De hecho, afirmaba que un esquizofrénico típico se caracterizaba por la pobreza de
procesos afectivo-cognitivos. Para tales casos, introdujo el concepto de "autismo pobre", es
decir, autismo caracterizado por "pobreza". En ese punto, coincidía incidentalmente con
Kraepelin, quien también criticaba la definición de Bleuler sobre el autismo:
"Pero dudo mucho de que (es decir, el autismo), como piensa Bleuler, sea causado por la
retirada del paciente a sus propias fantasías... La inactividad obstinada a menudo se muestra
en pacientes, en los cuales no puede haber pensamientos imaginativos especiales en los que
puedan perderse, y está ausente en innumerables otras enfermedades delirantes (por
ejemplo, parálisis general), en las cuales los pacientes sueñan con un mundo de
imaginaciones" (p. 51).
Minkowski afirmó que el autismo floreciente de Bleuler [autisme riche] solo ocurría cuando
un paciente estaba equipado con una propensión independiente del autismo hacia la
expresividad afectivo-cognitiva. Además, no consideraba el autismo como un retiro, sino
como una pérdida del contacto vital con la realidad. En este sentido, el autismo puede ser
visto como un defecto en lugar de un mecanismo de defensa. Este defecto es discernible no
solo en la expresividad o comunicación del paciente, sino también en la actividad y actitudes
del paciente. Minkowski acuñó el término "actividad autística". Lo característico de la
actividad autista no es su contenido, sino la forma en que se lleva a cabo este contenido.
Este aspecto de la actividad autista se caracteriza por su inapropiación, su fricción con el
contexto de la situación y su falta de consecuencias relevantes. Menciona como ejemplo a
un padre esquizoide que compra, como regalo de Navidad para su hija moribunda, un
ataúd. Este acto es, desde un punto de vista objetivo, bastante racional y lógico, porque el
ataúd es algo que la hija va a necesitar. Al mismo tiempo, este acto revela una total falta de
sintonía con las necesidades emocionales de la hija, y es inapropiado y extraño desde
cualquier estándar humano. Se sigue de la concepción de Minkowski del autismo que la
pérdida del contacto vital con la realidad, es decir, la falta de sintonización con el entorno,
es discernible tanto en el comportamiento extravertido como en el introvertido. Esto
contrasta con la predominancia de un elemento de retirada contenido en la definición de
Bleuler, lo que ha llevado a muchos psiquiatras a confundir el autismo con la introversión, el
mutismo o el negativismo. Por último, Minkowski consideraba el autismo como un trastorno
tanto primario como fundamental de la esquizofrenia, sobre el cual se podían comprender
otras características psicopatológicas (generadoras de trastorno) [trouble genérateur].
"La percepción hace que lo expresado habite en signos, no a través de alguna convención
previa, sino a través de la elocuencia de su disposición y configuración misma" (et. p. 78).
"Como ser perceptivo activo, experimento toda la naturaleza, incluido mi propio cuerpo
viviente, que está reflexivamente relacionado consigo mismo. Esto es posible porque puedo
percibir una mano mediante la otra, un ojo mediante una mano, y así sucesivamente, un
procedimiento en el que el órgano funcional debe convertirse en objeto, y el objeto en
órgano funcional" (e.?. p. 44).
"Las sintonías tienen las siguientes características, que las hacen ideales para lograr el
compartir intersubjetivo del afecto: 1. Dan la impresión de que ha ocurrido una especie de
imitación. No hay una representación fiel del comportamiento manifiesto del bebé, pero
está ocurriendo alguna forma de coincidencia. 2. La coincidencia es en gran medida cruzada
modalmente. Es decir, el canal o modalidad de expresión utilizado por la madre para
coincidir con el comportamiento del bebé es diferente del canal o modalidad utilizada por el
bebé. 3. Lo que se está coincidiendo no es el comportamiento de la otra persona en sí, sino
más bien algún aspecto del comportamiento que refleja el estado emocional de la persona.
La referencia última para la coincidencia parece ser el estado emocional (inferido o
directamente aprehendido), no el evento conductual externo. Por lo tanto, la coincidencia
parece ocurrir entre las expresiones del estado interno. Estas expresiones pueden diferir en
modo o forma, pero son en cierta medida intercambiables como manifestaciones de un
estado interno único y reconocible. Parece que estamos tratando con el comportamiento
como expresión en lugar de como signo o símbolo, y los vehículos de transferencia son la
metáfora y el análisis" (pp. 141-142).
Lo que no es evidente es por qué se produce esta transición de los síntomas básicos a las
delusiones y alucinaciones y si el déficit neurointegrador postulado por sí solo está
involucrado en esta transición. En otras palabras, es cuestión de si la esquizotaxia en sí
misma afecta la prueba de realidad además de ser la fuente primaria de los síntomas
básicos. Una de las posibilidades es que sea precisamente el defecto autista preexistente el
que facilite dicha transición. En este sentido, las tendencias autistas pueden considerarse
como primarias y fundamentales, ya que constituyen el primer y elemental nivel fenotípico
de expresión de la esquizotaxia, entrelazadas con los "síntomas básicos". En este paradigma,
un esquizotipo es el individuo que rara vez trasciende este nivel fenotípico, mientras que un
esquizofrénico, debido a otros factores genéticos y ambientales, experimenta la transición
completa. En este proceso, el autismo y el entorno quedan atrapados en un ciclo de
retroalimentación positiva.
CONCLUSIÓN Y PERSPECTIVAS
Creemos que este concepto vale la pena ser reintegrado en la teorización sobre la
patogénesis de la esquizofrenia y la psicopatología de la esquizofrenia. En consecuencia,
podría ser beneficioso para la investigación psiquiátrica revivir y reaplicar este concepto a
estudios empíricos con la ayuda de clínicos especializados en esquizofrenia. Estos clínicos
pueden ser incapaces de verbalizar u operacionalizar su desempeño, pero pueden ayudar a
delinear el objeto de estudio de una manera que pueda ser fructífera para nuestros intentos
empíricos, ya sean biológicos u otros. Si la psiquiatría sigue atascada unidimensionalmente
en el uso de entrevistas estructuradas únicamente compatibles con criterios operativos
preexistentes, se desconectaría de la variable principal, es decir, la psicopatología. La
psicopatología sigue siendo el correlato importante de nuestro esfuerzo empírico.