INSTITUTO TECNOLOGICO SUPERIOR DE LA REGION SIERRA
DIVISION DE INGENIERIA EN AGRONOMIA
ASIGNATURA
AGROECOLOGÍA
3RO GRUPO B
SEMESTRE AGOSTO 2023 – ENERO 2024
UNIDAD 5
AGROECOLOGÍA
MANEJO DE LA COMPLEJIDAD AMBIENTAL
ROCÍO PÉREZ ASCENCIO
DOCENTE
ING. ÁLVARO GIL ALVAREZ
TEAPA, TAB. NOVIEMBRE 2023
INTRODUCCIÓN La búsqueda por satisfacer las necesidades humanas nos ha llevado a ejercer una creciente intervención sobre los paisajes y ambientes naturales, desde el ámbito local hasta escalas regionales y global. Esto ha generado una mayor preocupación por el mantenimiento de la biodiversidad, lo que se traduce en la adopción de medidas y toma de decisiones conservacionistas y/o de desarrollo.
Una particularidad inherente a las actividades de manejo ambiental es que el medio
ambiente es un campo de juego altamente complejo, cuyas propiedades van más allá de la suma de sus componentes. La complejidad ambiental puede entenderse como el entrelazamiento del orden físico, biológico y cultural: la hibridación entre la economía, la tecnología, la vida y lo simbólico. Se parte de la percepción de que los sistemas ecológicos son muy complejos y en su estudio confluyen muchas disciplinas científicas: la geología, la química, la física, la biología, la ingeniería, la edafología, la botánica y la zoología. Por tanto, el conocimiento del medio ambiente debe afrontarse desde diferentes componentes analíticos, cada uno con características específicas y donde el resultado global (medio ambiente) no es el resultado de una sumatoria simple entre estas, sino más bien producto de su compleja interacción. Nuestra percepción del medio ambiente debe sobrepasar lo meramente físico y biótico, involucrando además lo social, lo económico y lo político, como universos interactuantes a considerar en el marco de la gestión. Así, se hace necesario un enfoque sistémico y complejo en las actividades humanas sobre el entorno. Una opción surge desde la visión sistémica. Presentan un modelo de ordenación matricial para la identificación de los componentes del ambiente, sus interacciones y los impactos esperables ante la transformación en proyectos de desarrollo. Mas que representar una aproximación al saber totalizante, es un procedimiento para la reflexión sobre el estado, la interacción y las dinámicas de cambio posibles, en el marco de un proyecto de transformación ambiental. Ahora bien, Leff señala que la complejidad ambiental va más allá de esta aproximación: “Es una historia producto de la intervención del pensamiento en el mundo (...) y aprehenderla implica la reconstrucción de identidades a través del saber, a partir de la reapropiación del mundo”. Se enfatiza en la necesidad de considerar más componentes que aquellos subordinados estrictamente a la dimensión biótica (como la biodiversidad local o la presencia de especies raras o endémicas). Se sugiere involucrar factores históricos, sociales y políticos que moldean la interacción de las comunidades bióticas con su entorno; y que potencialmente, pueden apoyar (o impedir) el fortalecimiento de la sostenibilidad biótica requerida o deseada, para el establecimiento de una reserva. Desde esta perspectiva, el manejo de la complejidad ambiental, se constituye en una condición sin e qua non del desarrollo. Las actividades de manejo y conservación de la biodiversidad (como el establecimiento de un área de reserva), deben desarrollarse en el marco de una perspectiva amplia y multidisciplinaria. Debe afrontarse desde la visión del pensamiento complejo, en consideración de los componentes del sistema, sus interacciones y su cambio constante; del espacio, tiempo y contexto de acción específico, para orientar las actividades humanas en el camino hacia la sostenibilidad.
5.1 HETEROGENEIDAD DEL AMBIENTE
Podemos definir Heterogeneidad Ambiental como: Heterogeneidad ambiental. mosaico físico o temporal del ambiente. existe en todas las escalas dentro de comunidades naturales, desde diferencias de hábitat entre la parte superior y la parte inferior de una hoja, hasta el mosaico de parches de hábitat creado por la caída de árboles dentro del bosque y patrones de bosques y pastizales dentro de una región. (wri 1992). La heterogeneidad ambiental se refiere a la variabilidad y diversidad de los elementos y características presentes en un entorno natural. Esta variabilidad puede manifestarse en diferentes escalas, desde microambientes hasta paisajes completos, y puede incluir aspectos físicos, químicos y biológicos. En términos físicos, la heterogeneidad ambiental puede referirse a la variabilidad en la topografía, la geología, la hidrología y la estructura del suelo. Por ejemplo, en un bosque, podemos encontrar áreas con diferentes pendientes, tipos de suelo y niveles de humedad, lo que crea microambientes únicos que pueden albergar diferentes especies de plantas y animales.
En cuanto a la heterogeneidad química, se refiere a la variabilidad en la composición
química del suelo, el agua y el aire. Por ejemplo, en un lago, podemos encontrar diferentes concentraciones de nutrientes y minerales en diferentes áreas, lo que puede influir en la distribución de las especies acuáticas. La heterogeneidad biológica es otro aspecto importante de la heterogeneidad ambiental. Se refiere a la diversidad de especies y comunidades presentes en un entorno. Por ejemplo, en un ecosistema de pradera, podemos encontrar diferentes tipos de pastizales, arbustos y bosques dispersos, lo que crea una variedad de hábitats para diferentes especies de plantas y animales. La heterogeneidad ambiental es esencial para el funcionamiento saludable de los ecosistemas. Proporciona una mayor diversidad de hábitats y recursos, lo que permite a las especies adaptarse a diferentes condiciones y aumenta la resiliencia de los ecosistemas frente a perturbaciones. Por ejemplo, en un bosque con diferentes tipos de árboles y microambientes, algunas especies pueden ser más resistentes a incendios forestales, mientras que otras pueden ser más tolerantes a sequías. Además, la heterogeneidad ambiental también puede influir en los procesos ecológicos, como la dispersión de semillas, la polinización y la depredación. Por ejemplo, en un paisaje con diferentes tipos de vegetación, las especies de aves pueden dispersar semillas de plantas en diferentes áreas, lo que contribuye a la regeneración de la vegetación en diferentes lugares. En resumen, la heterogeneidad ambiental se refiere a la variabilidad y diversidad de los elementos y características presentes en un entorno natural. Esta variabilidad puede manifestarse en diferentes escalas y puede incluir aspectos físicos, químicos y biológicos. La heterogeneidad ambiental es esencial para el funcionamiento saludable de los ecosistemas, proporcionando una mayor diversidad de hábitats y recursos, aumentando la resiliencia de los ecosistemas e influyendo en los procesos ecológicos.
5.2 INTERACCIÓN DE LOS FACTORES AMBIENTALES
Cada uno de los numerosos factores que conforman el complejo ambiental tiene el potencial para interactuar con otros factores y por lo tanto modificar, acentuar o mitigar sus efectos sobre los organismos. La interacción de factores puede tener consecuencias tanto positivas como negativas en los agroecosistemas. Complejidad de la Interacción Factores Compensadores Cuando un factor sobrepasa o elimina el impacto de otro, entonces es denominado factor compensador. Cuando un cultivo está creciendo bajo condiciones limitantes para su crecimiento o desarrollo óptimo, uno o más factores pueden estar compensando al factor limitante. Ejemplo en regiones costeras, donde la neblina es común durante la estación seca del verano, la neblina puede compensar la falta de lluvia. esto ocurre por la reducción en la perdida de agua por evapotranspiración debido a menos luz solar directa y temperaturas más bajas. Predisposición a un factor Un factor ambiental particular puede causar una respuesta del cultivo que lo deja mas susceptible al daño por otro factor. En estos casos se dice que el primer factor predispone a la planta a los efectos del segundo factor. Ejemplo: bajos niveles de luz causados por sombre, pueden predisponer a una planta al ataque de hongos. Multiplicidad de factores Cuando varios factores están estrechamente relacionados, puede ser particularmente difícil separar el efecto de un factor del otro. Los factores pueden actuar como una unidad funcional de forma simultanea o de forma encadenada. Un factor influye en otro el cual afecta a un tercero, pero en terminos de la respuesta del cultivo, es imposible determinar donde termina uno y empieza el otro. Los factores temperatura, luz y humedad del suelo frecuentemente funcionan estrechamente interrelacionados. La manera en la cual un complejo de factores interaccionan para impactar una planta, puede ser ilustrado por la germinación de una semilla y por el concepto <<sitio seguro>> de Harper (1977). Historia de la Semilla La edad de la semilla y las condiciones a las cuales ha estado expuesta (tal como la abrasion) son determinantes importantes de cómo otros factores influirán en la germinación. Historia de la Parcela La historia anterior del campo, incluyendo los cultivos que crecieron, los tratamientos del suelo, la frecuencia del disturbio, etc. tendrán impactos sobre los factores que influyen directamente en la germinación. El Ambiente como un complejo de factores Precipitación La precipitación o la irrigación precedente a la germinación de la semilla es el factor primario que influye en la humedad del suelo y su efecto directo en la semilla. El efecto de la precipitación es modificado por el tipo de suelo, viento. fuego, cobertura de la superficie del suelo y temperatura. Profundidad de la Semilla Las condiciones cambian con la profundidad del suelo; para cada tipo de planta, existe una profundidad ideal en la cual las condiciones son mas conducentes a la germinación Luz Algunas semillas requieren de luz para germinar y otras son inhibidas por la luz. la cantidad de luz recibida por la semilla es determinada por su historia y por su profundidad y el carácter de la cobertura de la superficie del suelo Sitio Seguro Temperatura Cada especie de planta tiene temperaturas óptimas para la germinación ligeramente diferentes y la temperatura del suelo varía con la profundidad. humedad. topografía y otros factores. Luz y temperatura están estrechamente relacionadas Factores Bióticos Un amplio rango de organismos, desde virus hasta mamíferos, puede tener varios impactos en la germinación de la semilla. Su presencia en el suelo cambia dependiendo del sitio. Su historia. el suelo y los patrones de cultivo Una semilla individual germina en respuesta a un grupo especifico de condiciones que ésta se encuentra en su ambiente inmediato (Naylor 1984). Un sitio seguro provee los requerimientos exactos para una semilla individual, para la ruptura de la dormancia y para los procesos de germinación que ocurrirán. Las condiciones del sitio seguro deben permanecer hasta que la plantula se vuelva independiente de las reservas originales de la semilla. Los requerimientos de la semilla durante este tiempo de cambio así como los limites de lo que constituye un sitio seguro debe también cambiar. Cobertura del Suelo La materia orgánica sobre la superficie del suelo impuetará la germinación de la semilla al alterar el movimiento del agua, la temperatura del suelo, la disponibilidad de luz y el potencial para enfermedades. Hay toxinas que también pueden ser liberadas de residuos vegetales en descomposición Viento El viento puede influir en la germinación de la semilla al alterar la temperatura y la humedad del suelo, y también al cambiar la estructura de la cobertura de la superficie Humedad del Suelo La germinación ocurre después de que la semilla ha embebido suficiente agua. La textura, estructura, color y microrelieve del suelo imperarán la disponibilidad de humedad. asi como lo harán la irrigación o lluvia, la temperatura y el viento. El ambiente de un organismo puede ser definido como la suma de todas las condiciones y factores externos, tanto bióticos como abióticos, que afectan el crecimiento, estructura y reproducción de dicho organismo. Es vital entender qué factores en este ambiente debido a su condición o nivel en un determinado momento pueden estar limitando a un organismo y conocer que niveles de ciertos factores son necesarios para un funcionamiento óptimo. Suelo El tipo de suelo afecta la germinación de la semilla al controlar cómo la humedad es adicionada y retenida en el suelo, y al crear un ambiente químico que puede mejorar o retardar los procesos de germinación. Fuego Si Este ocurre, el fuego puede afectar la germinación de la semilla al alterar la humedad del suelo, la calidad del suelo, la habilidad del suelo para absorber energia solar y la estructura de la cobertura superficial del suelo. El fuego puede tener también el efecto directo de matar las semillas Una de las debilidades del enfoque agronómico convencional de manejo de agroecosistemas, es que ignora las interacciones de los factores y la complejidad ambiental y consideran las necesidades del cultivo en términos de factores individuales y aislados y entonces cada factor es manejado de forma separada para alcanzar el máximo rendimiento. 5.3 SUCESIÓN Y MANEJO DE AGROECOSISTEMAS La evolución y la sucesión ecológica (entendida como el proceso de recuperación del ecosistema luego de una perturbación hasta llegar a un sistema similar al original) son procesos comunes y cotidianos que pasan generalmente desapercibidos, pero que tienen una importancia fundamental a la hora de pensar en el diseño de sistemas agrarios sustentables. De hecho, gran parte de los problemas que los agrónomos enfrentamos, están asociados a nuestro intento de “luchar” contra la evolución y el fenómeno de la sucesión. Un ejemplo del proceso de sucesión es lo que sucede luego de una arada: todos sabemos que el suelo no quedará desnudo por mucho tiempo. A los pocos días aparecerán algunas plantas no sembradas pero que están ahí, que comenzarán a cubrir el suelo. Y, según las características del lugar donde estemos, será el tipo de planta que aparecerá: eso que ocurre, es el inicio del fenómeno de la sucesión. Dado que el objetivo de la agricultura es, entre otros, la búsqueda de productividad de cultivos y animales (productividad neta de la comunidad: PNC), a través de la transformación de la energía luminosa en productos cosechables, es una condición necesaria mantener los agroecosistemas en etapas sesiónales tempranas. Para ello, es ineludible realizar. Una perturbación del ecosistema para evitar que el mismo se aproxime al clímax o madurez ecológica, etapa en la que la productividad neta de la comunidad es prácticamente nula. La agricultura modifica los ecosistemas naturales al transformarlos en agroecosistemas. Esto no está en discusión. Lo que sí puede y debe discutirse, es el grado de disturbio o alteración que realizamos, por las consecuencias que ello tiene en el funcionamiento del agroecosistema. Estas perturbaciones pueden tener diferente intensidad, frecuencia y escala, dependiendo del tipo de agricultura que se practique. Así, en el modelo de agricultura convencional (basado en el uso intensivo de combustibles fósiles, insumos químicos y semillas “mejoradas”), los ecosistemas sufren alteraciones muy intensas, en forma casi permanente y en escalas espaciales muy amplias, lo que conduce a un alto uso de insumos externos (con su consecuente gasto de energía y salidas indeseadas de productos peligrosos) y a la degradación de los recursos internos y externos. En términos generales, se puede definir a la sucesión ecológica como el proceso de desarrollo de un ecosistema a través del tiempo. Todos los ecosistemas, tanto naturales como agrícolas, tienen una tendencia hacia un cambio dinámico en el tiempo, que es consecuencia de fuerzas que irrumpen desde el exterior y de procesos de desarrollo generados dentro del sistema. El término sucesión describe los cambios estructurales y funcionales que experimenta un ecosistema en el transcurso del tiempo. Por estructura de un ecosistema se entiende a las características del mismo dadas por el tipo de componentes, principalmente vegetación: hierbas, arbustos, árboles y sus abundancia y disposición espacial. Esto es lo que nos permite a simple vista, y sin demasiado conocimiento botánico, reconocer un pastizal, una estepa, una sabana y una selva. Es su estructura, su forma, lo que es diferente. Y esta estructura está asociada a un funcionamiento típico. La literatura ecológica distingue, dependiendo de las condiciones específicas de sitio al inicio del proceso, dos tipos básicos de sucesión: primaria y secundaria. La sucesión primaria implica el desarrollo de comunidades bióticas a partir de un área estéril, donde las condiciones de existencia no son favorables, en un principio, por la falta de un suelo verdadero (por ejemplo: espacios rocosos que quedan expuestos por la retirada de glaciares, franjas de arenas expuestas por un cambio de las corrientes marinas y áreas minadas superficialmente de las que ha sido removida toda la capa superficial del suelo). La sucesión secundaria, es mucho más frecuente en la naturaleza que la primaria. Y es la que interesa a la agronomía. Se inicia en un área donde hubo ocupación previa de organismos vivos, pero que ha sufrido una perturbación por causas naturales (incendios, inundaciones, vientos fuertes) o antrópicas (pastoreo intensivo, desmonte para la realización de agricultura, labranza en campos agrícolas). Una vez acontecida esta perturbación, el ecosistema empieza un proceso de recuperación a lo largo del cual progresa desde comunidades inmaduras, inestables, rápidamente cambiantes, a comunidades más maduras y estables. La agricultura modifica los ecosistemas naturales para transformarlos en agroecosistemas. La perturbación que necesariamente se realiza para este fin determina el inicio de un proceso de sucesión secundaria. Inmediatamente después de la perturbación, el sitio es “invadido” por una variedad de plantas y animales que reúnen una cantidad de condiciones que determinan un crecimiento muy veloz y, por lo tanto, una gran capacidad de aprovechar la gran cantidad de recursos que están disponibles después del disturbio (imaginemos un lote luego de una arada). Estas especies (denominadas estrategas “r” o ruderales) se caracterizan por ser especies oportunistas, de nichos ecológicos amplios, que pueden reproducirse rápidamente cuando existen abundantes recursos (entre otros: agua, luz, nutrientes para especies vegetales o presas para animales) disponibles. Las especies vegetales con esta estrategia, tienen un crecimiento de tipo exponencial, un desarrollo rápido de estructuras vegetativas, alta tolerancia al ambiente, tasas de crecimiento independientes de la densidad de la población (denso independientes), ciclos de vida cortos, altas tasas de mortalidad, reproducción temprana a partir de una alta cantidad de semillas pequeñas y escasa capacidad competitiva. Muchas malezas que aparecen luego de arar un terreno agrícola, tienen estas características. A medida que el proceso sucesional avanza, el propio crecimiento y desarrollo del ecosistema genera cambios en el medio físico (por ejemplo, las condiciones de humedad y fertilidad del suelo se modifican a medida que el crecimiento de las especies vegetales y animales consumen el agua y circula y redistribuye los nutrientes) y los recursos disponibles se van tornando cada vez más escasos (aumento de la competencia). Estas modificaciones del medio físico generan nuevas condiciones que van limitando el crecimiento y desarrollo de las especies pioneras, debido a que su capacidad de adaptación y su capacidad competitiva no son suficientes para prevalecer en las nuevas condiciones ambientales existentes en el lugar. Es decir, estas especies cambian las características del lugar y lo hacen menos apto para su éxito reproductivo. La combinación de especies va cambiando y comienzan a predominar aquellas especies que, por su adaptación, consiguen optimizar los flujos de materia y energía de manera que el trabajo (flujo de energía) por unidad de terreno es máximo. Estas especies (denominadas estrategas K) se caracterizan por tener nichos ecológicos especializados, por producir pocos descendientes, comúnmente de gran tamaño, invirtiendo grandes cantidades de energía para que la mayoría de ellos llegue a la edad reproductiva. Tienen una tasa de crecimiento de tipo sigmoideo, dependiente de la densidad de población, edad reproductiva más avanzada, un desarrollo lento, vida más prolongada y viven en áreas con condiciones ambientales moderadamente estables. Son considerados organismos “especialistas”, en contraposición a los denominados “generalistas” propios de etapas sesiónales más tempranas. En el avance de la sucesión, los organismos especialistas, de nichos estrechos, buenos competidores, terminan desplazando a los generalistas, de nichos amplios. En un mundo de recursos escasos, esta es la estrategia adecuada. La “calidad” termina desplazando a la “cantidad”. Si se permite que transcurra suficiente tiempo después de la perturbación, el ecosistema alcanza un punto donde el ritmo y la naturaleza de los cambios de la mayoría de sus características dejan de ser significativos. En este punto, el ecosistema ha alcanzado su “clímax” o madurez. Es importante destacar que el proceso de sucesión ecológica ocurre en forma constante y nunca concluye. Esto se debe a las perturbaciones (naturales o humanas) que afectan permanentemente a los sistemas naturales y evitan estancamientos en su desarrollo estructural y funcional. Cualquier factor que altere el ecosistema activa el proceso de sucesión y, aunque se utiliza un sólo nombre para describir el desarrollo ecológico de los ecosistemas, el proceso en realidad incluye una variedad de cambios que ocurren en distintas direcciones. Durante el proceso de sucesión, ocurren cambios importantes en la estructura y en las funciones de los ecosistemas. Margaleff (1963, 1997) y Odum (1969, 1972) propusieron un número de tendencias generales para caracterizar los cambios en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas a lo largo de la sucesión. Estas tendencias pueden ser sintetizadas en los siguientes aspectos:
La biomasa, la materia orgánica y la producción se incrementan a lo largo de la
sucesión, pero con tasas diferentes, lo que supone una disminución en la relación entre la producción primaria neta y la biomasa (PPN/B). Es decir, la producción por unidad de biomasa disminuye en el tiempo. La longitud y la complejidad de las cadenas tróficas se incrementa. El número de especies, principalmente de heterótrofos, se incrementa y, a menudo, también la diversidad. El reciclado interno de nutrientes se incrementa y su tasa de renovación disminuye. Los mecanismos de homeostasis se vuelven más efectivos. 5.4 SISTEMAS REGIONALES Y CONVERSIÓN AGROECOLÓGICA Pero, como se desprende del conjunto de artículos que hemos seleccionado para esta edición, la utilización de „alimentos del lugar‟ para satisfacer las necesidades de nuestras poblaciones pueden tener, en primer lugar, un impacto determinante en la creación de mercados para la agricultura familiar; es decir, en el desarrollo económico local, haciendo un aprovechamiento sostenible de los recursos con que se cuenta y vinculando, por ejemplo, a los productores con canales de comercialización mediante ferias, mercados de abastos o compras de alimentos por entidades estatales, entre otras oportunidades. A esta muy importante razón económica habría que añadir que el abastecimiento basado en la producción del lugar genera un espacio para el desarrollo de instrumentos de acreditación de la procedencia agroecológica de los alimentos, como los denominados sistemas participativos de garantías, que hacen posible la construcción de acuerdos entre productores, consumidores y autoridades locales. Con ello se logra que los consumidores tengan la capacidad de participar, vigilantes, en el desarrollo de una oferta de alimentos de calidad producidos de manera sostenible. Así, recuperar los sistemas regionales de alimentos es un paso importante en la consecución de la soberanía alimentaria, tomando en cuenta y aprovechando los mercados, sin depender del sistema alimentario mundial en la forma en que dependemos actualmente. Pero hay otros aspectos a considerar al referirnos a los sistemas regionales de alimentos. El sistema alimentario actual, globalizado y por tanto „deslocalizado‟, está dominado por grandes corporaciones transnacionales, el desarrollo de cuyas operaciones se basa en la agricultura convencional y, cada vez más, en el uso de organismos genéticamente modificados. Por el contrario, los sistemas regionales de alimentos se sustentan en la agricultura familiar, cuyas prácticas productivas por lo general hacen un uso sostenible de la agrobiodiversidad y se ha demostrado que son más adecuadas en términos de mitigación y adaptación al cambio climático. Finalmente, la recuperación y el fortalecimiento de los sistemas regionales de alimentos están relacionados con la recuperación de la cultura, especialmente en lo concerniente a la gastronomía y las festividades locales, y se articulan con los movimientos actuales a favor de alimentos sanos de variedades locales (tubérculos, granos, frutas, lácteos, carnes). Esta dimensión amplía las posibilidades de generación de impactos económicos favorables también para los productores de otros bienes y servicios, como son todos aquellos relacionados con la gastronomía (insumos, equipos y utensilios, construcción, servicios diversos de capacitación, de atención personal y de preparación de alimentos, turismo gastronómico, etc.). El denominado boom de la gastronomía peruana, con su ya conocida feria anual „Mistura‟, que acoge agricultores campesinos cultivadores de la biodiversidad y cocineros seleccionados de todas las regiones del país, es un buen ejemplo de la potencialidad de la culinaria y los productos regionales para generar bienestar económico y fortalecer la identidad cultural, a la vez que se revalora y se usa sosteniblemente la biodiversidad. Pasar de un sistema de manejo agrícola convencional-basado en el empleo sostenido de agroquímicos-para un sistema agroecológico no es una tarea de un día. La transición de un sistema a otro es un proceso paulatino que requiere conocimiento y asesoría para llevar adelante una serie preestablecida de pasos y condiciones de manejo ecológico de los suelos, las plantas y de la vida animal que se conjugan en una plantación. Así pues, la conversión ecológica es la transformación gradual de una unidad de producción agrícola para restaurar el sistema de fertilidad natural hasta cumplir con todas las normas de agricultura orgánica. Se entiende como período de conversión el programa de producción orgánica que se implementa a una unidad productiva determinada y que tiende a restablecer la fertilidad natural de los suelos de manera sustentable, considerando que es necesario un plazo determinado a partir de la fecha de implementación del plan de manejo ecológico para completar la conversión. En caso de suelos que han sido sometidos al uso intensivo de agrotóxicos, anualmente deberá hacerse un análisis de residuales de suelos y tejidos en productos vegetales, para precisar si se otorga o no la certificación de productos orgánicos. Objetivos de la Agricultura Orgánica El camino agroecológico nos obliga a una reflexión y revaloración del manejo agrícola tradicional. Los beneficios que se derivan de las prácticas agroecológicas se concretan a través de la puesta en acción de una serie de tecnologías sencillas, de bajo costo y mínimo impacto ambiental. Estas premisas generales se expresan en objetivos concretos de carácter cultural, social y económico que guían la acción agroecológica hacia una dimensión eco política. Algunos de estos objetivos son los siguientes: 1- Producir alimentos y productos botánicos de alta calidad en suficiente cantidad. 2- Fomentar e intensificar los ciclos bióticos dentro del sistema agrícola que comprenden los microorganismos la flora y la fauna del suelo, las plantas y los animales. 3- Aprovechar racionalmente los recursos locales reduciendo al mínimo la dependencia de factores externos. 4- Operar en lo posible a la manera de un “sistema cerrado”, en lo que se refiere a la utilización de materia orgánica y nutrientes minerales para garantizar la sustentabilidad. 5- Evitar todas las formas de contaminación que puedan resultar de las técnicas agrícolas. 6- Mantener la diversidad genética del sistema agrícola y de su entorno incluyendo la protección de los hábitats de plantas y animales silvestres. 7- Garantizar- a nivel local- la seguridad alimentaria y la salud de las familias agro productoras. 8- Garantizar una gestión económica rentable e independiente de la unidad agro productiva. 9- Generar fuentes de trabajo que incrementen la calidad de vida del medio rural. 10- Fomentar modelos alternos de organización entre productores y consumidores. 11- Incrementar los niveles de autosuficiencia alimentaria a escala regional. 12- Revalorar el conocimiento de la agricultura campesina e indígena a través del rescate de la agro-tecnología tradicional. 13- Conservar la biodiversidad del germoplasma autóctono, así como las variedades tradicionales de cultivos. 5.5 EVALUACIÓN DE LA SUSTENTABILIDAD EN FUNCIÓN DEL RENDIMIENTO ECONÓMICO, PRODUCTIVIDAD, ESTABILIDAD ECOLÓGICA Y POTENCIAL DE UTILIZACIÓN Se define la sustentabilidad ecológica como la capacidad de un ecosistema de mantener su estado en el tiempo, manteniendo para ello los parámetros de volumen, tasas de cambio y circulación invariables o haciéndoles fluctuar cíclicamente en torno a valores promedio. De esta forma, parece necesaria la participación de los ecólogos en los procesos de desarrollo para conocer las alteraciones de los ecosistemas como consecuencia de estos procesos. Según ellos, la estrategia a seguir en un proceso de desarrollo debería integrar aspectos ecológicos en las políticas de desarrollo económicas y sociales, formular estrategias preventivas, demostrar los beneficios para el desarrollo de las políticas ecológicas que son correctas. Por otro lado, la sustentabilidad económica definida como la cantidad máxima que un individuo puede consumir en un período determinado de tiempo sin reducir su consumo en un período futuro. Las distintas teorías del desarrollo han tenido como base las doctrinas económicas, de ahí que sea imposible separarlas de la dimensión económica (Jiménez-Herrero, 2003). El desarrollo sustentable utiliza las herramientas de la economía para operativizarse, es decir, para poner en práctica los elementos que permitan alcanzar esta aspiración o principio ético, lo que hace a través de dos aproximaciones o enfoques: la economía ambiental y la economía ecológica. De acuerdo con algunos autores, como Jiménez-Herrero (2003), este tipo de desarrollo va más allá de los parámetros de la economía convencional y se adapta mejor al enfoque de la economía ecológica. A continuación, se describen ambos enfoques, los cuales tienen como fin la integración de la naturaleza a la economía, aunque difieren en la forma de hacerlo. La economía ecológica surge como una crítica a los planteamientos de la economía ambiental, pone en duda parte del instrumental de la economía convencional en que se basa, ante las evidencias de su fracaso. Pretende profundizar en aquellos aspectos sociales y ecológicos que la economía convencional no ha considerado, al integrar los procesos económicos y ecológicos con base en criterios de eficiencia y equidad (Jiménez-Herrero, 2003). La economía ecológica nace propiamente como rama de la economía en la década de los ochenta del siglo pasado, al suscitarse divergencias teóricas en la economía ambiental relativas al papel de la sustituibilidad y monetarización de los recursos naturales (Costanza et al., 2014; Gómez-Baggethun, et al., 2010). La sustentabilidad del desarrollo regional puede evaluarse mediante diferentes metodologías. Los itinerarios metodológicos para estudiar el papel de la agricultura en el desarrollo sustentable en el ámbito regional proveen de importantes elementos de análisis, tales como las relaciones jerárquicas entre sistemas de producción en el marco de distintos niveles espaciales y temporales. Este trabajo examina los principales enfoques metodológicos e indicadores para evaluar la sustentabilidad y presenta una propuesta para el estudio del desarrollo regional desde la sustentabilidad y en el contexto de los sistemas agrícolas. Los principales puntos de este planteamiento son: 1) evaluar las tendencias generales del desarrollo en términos de la economía, el medio ambiente y la sustentabilidad 2) establecer el perfil regional de evaluación de las actividades agropecuarias con base en indicadores socioeconómicos y agroecológicos 3) estudiar el desarrollo y las estrategias económicas de las unidades familiares, su calidad de vida y el medio ambiente local. La formulación de indicadores cualitativos y cuantitativos de sustentabilidad es una etapa fundamental del proceso de investigación sobre el desarrollo regional, principalmente de acuerdo con cuatro criterios: económicos, sociales, político-institucionales y ambientales. BIBLIOGRAFIA Heterogeneidad Ambiental. (2023, abril 21). Biodiversidad. https://ecobiodiversidad.pireca.com/heterogeneidad-ambiental/ Álvarez Hincapié, C. F. (2006). Complejidad ambiental y conservación de la biodiversidad: Interacción de lo local a lo global en el manejo ambiental. Revista lasallista de investigacion, 3(1), 35–41. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=69530107 Heterogeneidad Ambiental. (2023, abril 21). Biodiversidad. https://ecobiodiversidad.pireca.com/heterogeneidad-ambiental/ (S/f). Recuperado el 20 de noviembre de 2023, de http://chrome- extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://aulavirtual.agro.unlp.edu.ar/pluginfile .php/75/ Torres Lima, P., Rodríguez Sánchez, L., & Sánchez Jerónimo, Ó. (2004). Evaluación de la sustentabilidad del desarrollo regional: El marco de la agricultura. región y sociedad, 16(29), 109–144. https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870- 39252004000100004
GA 8. Nivel V. Sucesiones Ecológicas y El Sostenimiento Del Equilibrio en Los Diferentes Ecosistemas Del Planeta. Relaciones Ecológicas y Su Vinculación Estrecha Con Los Inventarios Del País