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VII.1. Introducción
VII.2. La necesidad de remover el estancamiento de los sistemas pastoriles extensivos.
VII.3. Justificación de las invernadas cortas.
VII.4. Bases de los sistemas de alta productividad sobre pasturas
VII.5. Descripción algunos sistemas de invernada de alta productividad
VII.5.1. Sistema de invernada corta pastoril puro
VII.5.2. Modelos de invernada corta con suplementación estratégica
VII.5.2.1. Invernada corta de machos con suplementación
VII.5.2.2. Invernada de machos combinada con hembras de ingreso primaveral
VII.5.2.3 Machos y hembras de ingreso otoñal en combinación con hembras de ingreso
primaveral
VII.5.3. Comparación de distintas alternativas de invernada
VII.6. Bibliografía recomendada
VII.7. Anexo
VII.1. Introducción
Figura 1: Carga animal, AMD y productividad de una invernada pastoril pura (1988/94).
Estos sistemas mejorados son los que, en los ambientes más favorables, pueden
alcanzar productividades de alrededor de 400 kg/ha para el ciclo completo y apenas
superior a los 500 kg/ha para planteos de invernada pura.
Alcanzados estos niveles, generalmente, la estrategia de incrementar la carga bajo
un planteo estrictamente pastoril ya no suele reflejarse en una mayor productividad,
básicamente, porque no pueden sostenerse ganancias individuales compatibles con
invernadas de alrededor del año de duración.
Por ello, un camino para resolver este conflicto es la complementación del potencial
productivo del pasto con la inserción estratégica de otros recursos alimenticios de mayor
concentración energética. Esto posibilita avanzar hacia un mayor grado de utilización del
recurso forrajero por aumento de carga, sin comprometer los niveles de ganancias
individuales que son los que permitan obtener invernadas con una duración de alrededor
de 12 meses.
Manejando bien el intervalo entre pastoreos en cada época del año, el grado de
subdivisiones o el período de ocupación de cada parcela, no parece ser un factor de alto
impacto en la productividad de las pasturas base alfalfa siempre que el mismo no supere
una semana. En este sentido, sistemas rotativos tan simples como de 6 subdivisiones por
lote, con períodos de pastoreo por parcela de alrededor de una semana, permiten realizar
un buen manejo de la pastura, asegurar una razonable vida útil de la misma y obtener
buenos niveles de producción de carne. Esto no implica que sistemas rotativos con mayor
grado de subdivisiones y menor tiempo de permanencia por parcela, puedan ser utilizados
exitosamente si las condiciones operativas del establecimiento permiten su implementación.
Las pasturas cultivadas templadas, bien manejadas bajo pastoreo directo, son
capaces de cubrir gran parte de los requerimientos energéticos y proteicos de animales con
adecuado desempeño productivo. Sin embargo, en determinados momentos del año como
el otoño y en menor medida el invierno, suelen ocurrir desbalances en la proporción de
ciertos componentes del forraje (bajo porcentaje de MS y de carbohidratos solubles,
elevado contenido de proteína fácilmente degradable) que determinan un bajo desempeño
animal a pesar de la buena "calidad aparente" del forraje fresco, valorado según
indicadores de uso habitual como son el contenido de proteínas, porcentaje de fibra y la
digestibilidad.
En esta situación, el complemento de dietas pastoriles con ingredientes energéticos
concentrados en una baja cantidad diaria (ej. 0,5 al 0,7% del p.v. para grano seco) le otorga
a la suplementación un rol "balanceador" de las deficiencias o excesos de la dieta base.
º Mantener una carga media superior a la receptividad invernal de las pasturas para
cosechar en forma directa una alta proporción del pasto en los períodos de mayor
crecimiento de las pasturas.
º Utilizar sistemas de pastoreo rotativo con permanencia por parcela de una semana o
En este caso, los novillitos tienen un ingreso otoñal y una determinada proporción de
hembras (20-30 % respecto a la dotación otoñal de machos) se adiciona al sistema a inicio
de la primavera. Las ventas de machos se realiza en tandas a partir de fines de noviembre
y durante diciembre, enero y febrero. Las vaquillonas se adquieren tratando de aprovechar
una relación favorable de precios gordo/flaco a fines de agosto y se comercializan en el
otoño del año siguiente tras un período de engorde casi exclusivamente pastoril.
Como la carga invernal de este sistema es algo menor que la del esquema de
machos de ingreso otoñal descripto previamente, sus necesidades globales de heno
resultan también ligeramente más bajas.
La misma constituye una variante del esquema anterior que se adapta muy bien a
las condiciones de invernada en establecimientos de ciclo completo de escala reducida y
como tal se está implementando desde hace varios años en el subsistema de invernada en
la Unidad Demostrativa agrícolo-ganadera de la EEA Marcos Juárez. En estos casos, la
incorporación de esta categoría permite una mejor utilización del excedente de forraje
liberado por las vaquillonas de reposición que a los 15-16 meses de vida se incorporan al
rodeo de cría. Al igual que en el sistema anterior, si bien esta práctica ofrece una excelente
combinación para explotar biológicamente el potencial del recurso forrajero, desde el punto
de vista del negocio ganadero, la decisión estará fuertemente determinada por la relación
de precios gordo/flaco del mercado de invernada a la salida del invierno.
Resulta obvio que estas descripciones constituyen apenas unos pocos ejemplos
dentro de las modalidades que puede adquirir la actividad invernada por combinación de las
múltiples variables implicadas en la determinación de su nivel de productividad, tipo de
producto final y rentabilidad.
Se remarca nuevamente que los ejemplos precedentes corresponden a planteos
insertos en una rotación agrícolo-ganadera donde se asume una fuerte competencia con la
agricultura por el uso del suelo. Por esta razón, no se considera la utilización de verdeos de
invierno, aceptando que la producción de las pasturas, las reservas y el suplemento son
capaces de cubrir los requerimientos en dicha estación. La adecuación de estos planteos a
ambientes con más limitaciones seguramente exigirá la inclusión de cierta proporción de
recursos anuales en la cadena forrajera. También existe un margen de flexibilidad en
cuanto a la naturaleza del suplemento otoño-invernal. Durante el otoño los granos, por su
disponibilidad y respuesta biológica, resultan la opción recomendada. En cambio en
invierno, cuando el suplemento es también un "sostenedor de carga", otras alternativas más
voluminosas y con muy buena concentración energética como son los silajes de maíz o
sorgo, además de determinados subproductos industriales o residuos de cosecha, podrían
tener una participación en la ración seca para intentar disminuir sus costos.
INGRESOS (3,76 x 385 x 0,98 x 0,608 U$S/kg) (3) ............................................ ....... 862,5
(1,33 vaq/ha x 305 x 0,99 x 0,608 U$S/kg) (3)........................................... 244,2
MARGEN BRUTO........................................................................................................... 249,8