¿Es correcto comprar productos que provengan de países que
apoyan el trabajo infantil?
Los niños y niñas deben jugar, aprender y divertirse. No deben trabajar.
En la famosa película de Steven Spielberg sobre Óscar Schindler y el trabajo en los campos de exterminio (llamados por los nazis campos de trabajo) del centro- occidente de la Europa de mediados del siglo pasado la supervivencia de los niños de la cuadrilla de trabajo es asegurada porque son aptos (o necesarios) para la producción que sostenía a la guerra. Sus pequeños dedos entraban con facilidad en las diminutas cosas que necesitaban ser pulidas. Cosas que, claro, después eran utilizadas para matar. Las vidas de los niños (¡doble escándalo para la moralidad de nuestros días!) eran perdonadas solo porque eran útiles para el esfuerzo de la guerra como fabricantes de armas. Este ejemplo no se compadece con el resto de la historia, pero lo usamos porque, al tratar una situación inusual, tiene la doble virtud de exhibir el trabajo infantil y dar cuenta de la relación entre trabajo y sufrimiento. Solo recientemente el trabajo infantil es visto con malos ojos. En la época de los grandes telares en Europa los niños entraban en las poderosas (y peligrosas) máquinas de tejer para recambiar las piezas. En la París de la misma época no era extraño ver a los golfillos llevando cajas con instrumentos para lustrar pies, y en las mentes de muchos vive la imagen idílica de la vida estadounidense en que se ve a un niño arrojando periódicos desde su bicicleta. Pero, después de este largo periodo de tolerancia (que se remonta al propio origen de la humanidad (pensemos aquí que puede tratarse de un compromiso entre la seguridad de los infantes y su necesaria formación para la vida: ¡en el 10.000 A.C. un niño no puede cazar a un mastodonte, pero tiene que aprender a hacerlo para vivir!)), ¿qué nos hizo cambiar frente al trabajo infantil? Lo cierto es que el asunto no puede revisarse, sin más, de forma maniquea. Ciertas formas de trabajo infantil apenas nocivas son fundamentales para la economía familiar, y en situaciones específicas, por ejemplo, en las que hay un pulso cultural entre sociedades indígenas y sociedades mestizas dominantes, la educación de lo niños (uno de los principales argumentos en contra del trabajo infantil) termina moviendo la balanza en favor de estas últimas. La democratización, el multilateralismo y el advenimiento de los estados de bienestar indudablemente tuvieron que ver con este cambio de mentalidad. Acudamos otro ejemplo para encontrar el origen de este fenómeno. Desde hace un tiempo la producción de carne y soya se asocia con la destrucción de la selva amazónica. De esta manera los consumidores tienden a preferir los productos con sellos de responsabilidad ambiental para salvarse de culpas. Estas tendencias, superada la desestimación de las sospechas, tienen un efecto en el comportamiento empresarial. Al apoyar industrias que apoyan el trabajo infantil, estamos contribuyendo a perpetuar la pobreza. El trabajo infantil impide que los niños asistan a la escuela, lo que les dificulta adquirir las habilidades necesarias para encontrar un trabajo bien remunerado en el futuro. Esto puede llevar a que las familias permanezcan en la pobreza, lo que puede generar un círculo vicioso. También, impide que los niños reciban una educación adecuada. La educación es esencial para el desarrollo de los niños y les permite alcanzar su pleno potencial. El trabajo infantil priva a los niños de esta oportunidad, lo que puede tener un impacto negativo en su futuro. Puede exponer a los niños a riesgos físicos, emocionales y psicológicos. Los niños que trabajan están expuestos a riesgos físicos, como accidentes, lesiones y enfermedades. También están expuestos a riesgos emocionales y psicológicos, como el estrés, la ansiedad y la depresión. Es importante que los consumidores seamos conscientes de las prácticas laborales de las empresas que apoyamos. Podemos tomar medidas para evitar apoyar empresas con trabajo infantil, como investigar las prácticas laborales de las empresas antes de comprar sus productos, elegir empresas que tengan políticas de trabajo infantil estrictas y apoyar a las organizaciones que trabajan para erradicar el trabajo infantil. Podemos ayudar a crear un futuro mejor para todos los niños al no apoyar empresas con trabajo infantil. Un ejemplo sobre esto, es la realidad de Latinoamérica. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que en América Latina y el Caribe hay 12,5 millones de niños y niñas que trabajan, lo que representa el 12,3% de la población infantil de la región. La mayoría de estos niños tienen entre 5 y 14 años y suelen trabajar en la agricultura, la industria y los servicios (OIT, 2023). La elección de los productos que consumimos tiene un impacto directo en el mundo que nos rodea. Cuando elegimos productos de empresas que tienen políticas estrictas contra el trabajo infantil, estamos ayudando a crear un mundo en el que los niños puedan tener una infancia feliz y saludable. Las políticas estrictas contra el trabajo infantil deben prohibir el trabajo infantil, garantizar que los niños reciban una educación adecuada y crear oportunidades para que los niños trabajen en condiciones seguras y dignas. Como consumidora, creo que es importante ser consciente de las consecuencias de mis decisiones de compra. Al elegir productos de empresas que tienen políticas estrictas contra el trabajo infantil, puedo contribuir a crear un mundo más justo y equitativo para todos. Podemos hacer nuestra parte para ayudar a erradicar este problema. Al tomar decisiones responsables al momento de comprar, podemos contribuir a crear un mundo en el que todos los niños tengan la oportunidad de tener una infancia feliz y saludable. Referencias bibliográficas:
Steven Spielberg (director). Schindler's List (película). 1993.
Organización Internacional del Trabajo (OIT). "Estimaciones mundiales sobre el trabajo infantil: resultados de la encuesta mundial sobre el trabajo infantil de 2022". Ginebra, OIT, 2023.
Unicef. "Trabajo infantil". UNICEF, 2023.
Borrador: El trabajo infantil es una violación de los derechos de los niños, y tiene consecuencias negativas para su desarrollo físico, mental y emocional. El trabajo infantil priva a los niños de su infancia y de su derecho a jugar, aprender y divertirse, es totalmente perjudicial para la salud de los niños. El trabajo infantil puede impedir que los niños asistan a la escuela y reciban una educación adecuada. El trabajo infantil puede perpetuar la pobreza, ya que impide que los niños desarrollen las habilidades necesarias para encontrar un trabajo bien remunerado en el futuro. El trabajo infantil no es un fenómeno nuevo. Ha existido durante siglos, y ha sido aceptado en muchas culturas. Sin embargo, en las últimas décadas, el trabajo infantil ha sido cada vez más rechazado, debido a su impacto negativo en los niños. Hay varias causas del trabajo infantil, incluyendo la pobreza, la falta de oportunidades educativas y laborales, y la discriminación. También pueden experimentar estrés, ansiedad y depresión. Los consumidores pueden ayudar a erradicar el trabajo infantil eligiendo productos de empresas que tienen políticas estrictas contra el trabajo infantil. (conclusión).