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A medida que el viaje de Dante avanza, tanto las estructuras físicas como
morales de cada uno de los lugares que visita, van cambiando. Tal es el caso
del Purgatorio que, contrariamente al Infierno, consta de siete círculos o
cornisas que representan los pecados capitales; entonces, las almas pasarían
por este “recorrido” antes de, finalmente, llegar al Paraíso, que vendría siendo
el destino final.
Cada uno de los pecados capitales que se representan en las cornisas, vienen
a representar las debilidades de los seres humanos, y uno a uno van
señalándose con ejemplos y personajes que les representen. Además, al dejar
de lado estos pecados, es posible conseguir a Dios y, más aún, comprender
que este siempre siente amor para con sus hijos.
Al llegar a cada círculo, a Virgilio y Dante los reciben escenas o ejemplos con
personajes que representen a cada uno de los pecados a los que se están
enfrentando, pero no solo eso, sino que también se presentan escenas que se
contraponen a los pecados capitales y sirven, de algún modo, como su
antónimo; y, además, cada uno de estos ejemplos son religiosos.
El Purgatorio trata, entonces, de representar escenas en las que se demuestre
que el amor de Dios es mucho más grande que cualquier debilidad que puedan
tener los seres humanos; es precisamente por esa razón que se emplean
ejemplos contrarios al pecado capital, de modo que se demuestre la posibilidad
de hacer bien y, más aún, de redención para los seres humanos. Pero siempre,
por supuesto, en compañía de la luz que viene a ser Dios.
Luego de este lugar tenemos las siete gradas del Purgatorio, una por cada
pecado capital que están ordenados por orden de gravedad:
1.- La soberbia: en este primer giro se encuentra aquellos que en vida vieron a
los demás con superioridad y desprecio. Esto están destinados a pagar este
desprecio cargando una piedras en los espaldas que los obliga a ver solamente
el suelo. En la terraza hay almas orgullosas purgando sus culpas, Dante y
Virgilio ven hermosas esculturas expresando humildad, la virtud opuesta. El
primer ejemplo es la Anunciación de la Virgen María, donde ella responde al
ángel Gabriel con las palabras Ecce ancilla Dei ("He aquí la esclava del Señor,"
Lucas 1:38). Un ejemplo de humildad de la historia clásica es cuando el
emperador Trajano, de acuerdo con una leyenda medieval, en una ocasión
paró su jornada para hacer justicia a una pobre viuda (Canto X).También
asociado con la humildad está el Padre nuestro.
3.- La ira: aquí se encuentran aquellos que fueron dominados por la ira en
vida. En la terraza de los iracundos, ejemplos de mansedumbre, la virtud
opuesta, son mostrados a Dante como visiones en su mente. Como ejemplo
clásico tenemos a la esposa de Pisístrato pidiendo por la ejecución de un
hombre que había abrazado a su hija, a esto Pisístrato habría respondido: "Que
debiéramos hacer a alguien que nos hiere / si alguien que nos ama aprende
(con el significado de temer) de nuestra condena?"
Las almas de los iracundos caminaban en fumarolas de acre, esto simboliza
el cegador efecto del enojo:
Al caer la segunda noche, con los poetas aún en la terraza, Dante sueña con
una Sirena, símbolo del amor desordenado o excesivo representado por la
avaricia, la gula y la lujuria. (Canto XIX).
5.-La avaricia: En las tres últimas terrazas se encuentran los que pecaron por
amar buenas cosas, pero amándolas excesivamente o desordenadamente. En
la quinta terraza, la excesiva preocupación por los bienes terrenales, ya sea
codiciosamente o extravagantemente, es castigada y purificada, y los avaros y
los adinerados yacen boca abajo al suelo, sin posibilidad de moverse. Sus
oraciones son Adhaesit pavimento anima mea, tomada de Salmos 119:25 ("Mi
alma esta adeherida al polvo, vivificame con Tu Palabra,"), una oración que
expresa el deseo de seguir las Leyes de Dios(Canto XIX).En esta ocasión se
puede observar a Hugo El Grande lamentándose de que la avaricia esta ha
motivado las decisiones de sus sucesores, esto en contra del pecado del nivel.
En los escalones del paraíso terrenal, la noche cae por tercera vez, y Dante
sueña con Lea y Raquel, quienes simbolizan la vida cristiana activa y no
monástica, y también la vida cristiana de contemplación (monástica), ambas
importantes (Canto XXVII):
Con Matilda, Dante es testigo de una procesión que forma una alegoría dentro
de la alegoría, algo así como la obra de Shakespeare en una obra de teatro.
Tiene un estilo muy diferente del Purgatorio como un todo, tiene la forma de
una máscara, donde los personajes están caminando símbolos en lugar de
personas reales. La procesión consiste (Canto XXIX):
Dante pues pasa por el río Lethe, que le borra la memoria de sus anteriores
pecados (Canto XXXI), y ve una alegoría de la historia Bíblica y de la Iglesia,
en la que el carruaje representa a la Iglesia. Esta alegoría incluye una denuncia
de los papados corruptos, y sus vínculos con la monarquía Francesa (Canto
XXXII):