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Nuestra Misión
Llamados a traer el poder sobrenatural de Dios a esta generación. Estrategias del Enemigo en los
Últimos Tiempos Guillermo Maldonado
Primera Edición: Enero 2019
ISBN: 978-1-59272-862-6
Todos los derechos están reservados por el Ministerio Internacional El Rey Jesús / ERJ Publicaciones
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Sociedades Bíblicas Unidas. Usadas con permiso. Las definiciones de las palabras en hebreo y griego
están tomadas de la versión electrónica de Strong’s Exhaustive Concordance of the Bible, STRONG (©
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reservados, o Nueva Concordancia Strong Exhaustiva, © 2002 por Editorial Caribe, Inc., Nashville,
TN, o Vine Diccionario Expositivo del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo, VINE, © 1999
por Editorial Caribe, Inc. Una División de Thomas Nelson, Inc., Publishers, Nashville, TN. Todos los
derechos reservados. Las definiciones de algunas palabras están tomadas de Wordreference.com, 2017,
que ofrece el Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa Calpe. http://www.wordreference.com.
Contenido
Introducción 5
1. Las distracciones en los últimos tiempos 9
2. Las desilusiones en los últimos tiempos 33
3. La crítica en los últimos tiempos 53
4. Las traiciones en los últimos tiempos 65
5. Las tentaciones en los últimos tiempos 75
6. Las persecuciones en los últimos tiempos 97
7. Las acusaciones en los últimos tiempos 111 Acerca del Autor 127
Introducción
Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el
que persevere hasta el fin, éste será salvo. —Mateo 24:12-13
U
n día, sentados a las faldas del monte de los Olivos,
Jesús les dio a conocer a Sus discípulos algunas de las señales más
importantes de los últimos tiempos y cada una de ellas se están cumpliendo.
La segunda venida de Cristo se acerca. El enemigo sabe que el evangelio del
reino está siendo predicado a todos los confines de la tierra; conoce que el día
de su juicio está próximo, por eso anda enfurecido, buscando detener el
avance de los hijos de Dios en la tierra.
Las traiciones se cuentan entre las armas diabólicas más terribles, pues están
diseñadas para pararlo en seco. En este libro, dedico un capítulo completo a
hablar acerca de esta estrategia que proviene del mismo infierno. También
hablo de las tentaciones, que tienen su origen en los deseos corruptos del ser
humano, y con facilidad lo llevan a desobedecer a Dios. El enemigo siempre
tendrá una tentación hecha a la medida suya, para lanzarla en el momento
preciso, y el blanco será su área más vulnerable. Igualmente, las acusaciones
vienen para destruir su reputación y testimonio. Así que, si usted quiere
IntroduccIón
caminar en las bendiciones visibles de Dios debe estar atento porque la
persecución y la acusación vendrán.
Guillermo Maldonado
Ministerio Internacional El Rey Jesús
n más de una oportunidad le habrá pasado que cuando está más enfocado,
más comprometido, más en fue
go por Dios; cuando está a punto de recibir una recompensa, de alcanzar una
meta, de lograr un propósito, de llegar a un destino u obtener un
rompimiento… ¡De repente…! Algo ocurre que lo frena, que evita que logre
lo que tanto anhela. Quizá le ha pasado que una pequeña distracción
imprevista le desbarata, en un instante, todo aquello que le tomó mucho
tiempo construir. Aunque parezcan simples casualidades, como cristianos
debemos estar apercibidos de que son estrategias del enemigo. Precisamente,
la distracción es el arma que con mayor frecuencia usa el diablo contra el
pueblo de Dios. El maligno lucha con todas sus fuerzas para distraernos, a fin
de truncar nuestro propósito divino, impedir que tengamos acceso a la
revelación y al poder sobrenatural de Dios, y evitar que nos equipemos
espiritualmente para los últimos tiempos.
Una distracción es todo aquello que aparece para desviar nuestra atención del
destino, meta, llamado y propósito que Dios tiene para nosotros. Es una
estrategia del enemigo para que siempre estemos dando vueltas en el mismo
lugar. Las distracciones suelen aparecer en forma de personas, cosas, lugares,
nuevas metas, problemas y hasta aparentes bendiciones. No todo lo que
parece ser bueno es bueno para usted. Lo realmente bueno para nosotros es
aquello que contribuye al avance y cumplimiento de nuestro propósito. No
siempre es fácil identificar lo que nos está distrayendo, así que debemos estar
alertas, permanecer enfocados en la meta y saber que estamos haciendo la
perfecta voluntad de Dios.
Como hemos visto, toda distracción tiene el propósito de evitar que una meta
sea alcanzada, que una promesa de Dios sea recibida o que un destino sea
cumplido. A mayor escala, las distracciones siempre vendrán para que los
cristianos no cumplamos el propósito de Dios en la tierra. Es verdad que el
enemigo es un especialista en distraernos; pero, por muy tentadoras que
parezcan sus ofertas, nosotros tenemos la capacidad sobrenatural de resistir.
Si quitamos la vista de nuestra meta, aunque solo sea un segundo, corremos
el riego de dar pasos en falso y perder el objetivo.
Sabemos que a Dios nada lo distrae. Por eso, el escritor de la carta a la iglesia
en Filipo decía: “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros
la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).
Jesucristo recibió la revelación de Su propósito en la tierra, y se mantuvo
enfocado de principio a fin, porque sabía que si no lo hacía no podría cumplir
la voluntad del Padre.
Cómo reenfocarse
En medio de las distracciones que nos asedian a diario, tenemos que aprender
a reenfocarnos, a fin de no perder las promesas de Dios. Solo así podremos
cumplir nuestro propósito en la vida, lograr nuestras metas y ser productivos.
Antes de pasar a dar algunos consejos acerca de cómo reenfocarnos, quiero
establecer qué es y qué produce el enfoque.
El enfoque es algo interno que nos lleva a dirigir la atención y el interés hacia
un determinado asunto. Podemos definirlo como el pensamiento que hace que
el objeto de nuestro enfoque sea más real. El enfoque es un imán que atrae
todo aquello en lo que usted fija su mente; atrae gente, lugares y cosas que
contribuyen a que se cumpla lo que estamos enfocando. Cuando está
distraído no atrae nada; su vida carece de resultados, no avanza ni produce
nada nuevo.
Ahora, ¿cómo nos reenfocamos? ¿Cómo nos damos cuenta que algo nos está
distrayendo? ¿Cómo hacemos para no distraernos con asuntos, personas o
lugares que parecen importantes y demandan nuestra urgente atención?
Veamos ciertos consejos bíblicos que nos empoderan para vencer las
distracciones y quitarles la fuerza que ejercen sobre nuestra atención:
Si quiere estar seguro que sabe discernir las distracciones del enemigo, debe
permanecer velando y orando. Eso lo hace sensible a la voz y a la presencia
de Dios, al mundo espiritual y a todo lo que sucede en él. Si estamos en
comunión continua con el Padre, Su Espíritu nos advertirá de cualquier
ataque o distracción que el enemigo esté enviando a nuestra vida. Jesús supo
discernir las distracciones que el enemigo le ponía delante porque estaba en
comunión permanente con el Padre. Un claro ejemplo lo vemos cuando Pedro
intentó disuadirlo para que no cumpliera Su propósito. “Entonces Pedro,
tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión
de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro:
¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la
mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mateo 16:22-23).
Como iglesia hay una intención original que no debemos perder de vista. Esa
intención original es la segunda venida de Cristo, la cual alinea el resto de
nuestras prioridades y nos protege de caer en distracciones. En este tiempo,
todas las asignaciones que vienen de Dios están relacionadas con el retorno
del Mesías en gloria y majestad. Si lo que lo mantiene enfocado no
contribuye a preparar el camino para esa venida, probablemente está siendo
distraído.
Hay un gran propósito para su vida del cual no puede distraerse. Necesita
reenfocarse en la intención original con la guía y el consejo del Espíritu
Santo. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues
qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26).
Lo cierto es que cada uno de nosotros forma parte del cuerpo de Cristo, y está
llamado a cumplir una función única y diferente. Realizar cosas que no
fuimos llamados a hacer, significa distraernos y abandonar lo que sí debemos
hacer. Al diablo le gusta enviarnos distracciones de ese tipo. Muchas veces
son cosas que hay que hacer con urgencia; incluso hay algunas que el cuerpo
de Cristo está llamado a cumplir. Sin embargo, no todo debemos hacerlo
nosotros, porque terminaremos agotados, distraídos y frustrados. Es verdad
que hay mucho que hacer en la iglesia; pero no todo nos compete. Esto no le
da licencia para dejar de hacer lo que fue llamado a hacer, ni para abandonar
lo que es prioritario.
En esos días la iglesia crecía exponencialmente y cada vez había más trabajo
que realizar y más gente que atender. Pero los primeros apóstoles tenían muy
clara su tarea y eso evitó que perdieran su enfoque, que era persistir en la
oración y en el ministerio de la Palabra. Ellos estaban llamados a mantenerse
buscando la presencia de Dios y a enseñar a los nuevos convertidos la
Palabra. Otros podían encargarse de atender las mesas y velar por las
necesidades físicas de la gente.
Así como ellos, yo también tengo muy clara mi tarea de buscar la presencia
de Dios, enseñar la Palabra revelada y llevar el poder sobrenatural de Dios a
esta generación. Por eso, el Señor me permite entrenar a un liderazgo para
establecer el reino y cuidar a la gente. Con ese fin he entrenado pastores,
evangelistas, profetas y maestros de la Palabra; y ellos a su vez entrenan
ancianos, diáconos, mentores y líderes. Todos responden ante mí por sus
asignaciones y se aseguran que nada pueda distraerlos de sus
responsabilidades principales.
Como apóstol, no puedo pasar mucho tiempo atendiendo los detalles del
ministerio, ni dando consejería a los miembros de la congregación. Y no es
que nunca lo haya hecho; lo hice por muchos años, pero llegó el momento en
que tuve que delegar esas tareas para enfocarme en cosas mayores. Mi
enfoque ahora es la visión global, el movimiento global del ministerio, a fin
de alcanzar e impactar mayor cantidad de gente con el evangelio del reino.
Nada en su vida cambiará hasta que usted fije su mente. Lo anterior aplica
tanto para lo bueno como para lo malo. Esto determina que una mentalidad
sea positiva o negativa. Si su mente se fija en lo bueno, atraerá lo bueno; pero
si se fija en lo malo, eso mismo atraerá. Así que, si quiere cambiar un área de
su vida, primero necesita cambiar su mentalidad. La diferencia entre la gente
rica y la gente pobre no es el dinero, sino su mentalidad. Por eso hay gente
tan pobre, que lo único que tiene es dinero, pero su mentalidad es de
limitación, escasez y acaparamiento; ellos, sin duda, son odres viejos. En
cambio, hay otros con mentalidad de progreso, crecimiento e innovación,
que, aunque en el momento no tienen los recursos, saben cómo conseguirlos.
Ellos son odres nuevos, porque siempre están dispuestos a expandirse, a ir
por más, a romper los moldes y salirse de lo convencional.
Mi consejo final para usted en este capítulo es que fije su mente en el cielo.
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios” (Colosenses 3:1). Si usted fija su mente
en el cielo, nada tendrá suficiente fuerza ni habrá engaño alguno que pueda
distraerlo. Jesús hacía todo lo que veía hacer al Padre porque Su enfoque
estaba puesto en Él. Nuestro enfoque tiene que ser el mismo de Cristo.
ACTIVACIÓN
TESTIMONIOS
Enfocada en Dios en medio de una terrible enfermedad
unque sea una vez, todos hemos sido víctimas de desilusiones en la vida. Por
eso, las desilusiones están
en la lista de estrategias más frecuentes que el enemigo usa para desviar a los
cristianos de su destino y propósito. No les ocurre a pocos; al contrario,
podríamos decir que forman parte de la vida cotidiana de hombres, mujeres,
adultos, jóvenes y niños, en todas las latitudes de la tierra. Cualquiera se
desilusiona; no obstante, no podemos permitir que eso afecte nuestro espíritu,
porque corremos el riesgo de conformarnos a una nueva circunstancia que
nos conducirá al desánimo y la depresión. Superar la desilusión demanda
madurez emocional y espiritual, de ahí que, el propósito de este capítulo sea
ofrecer claves para salir victoriosos de las desilusiones que se puedan
presentar.
Qué es la desilusión
El ciclo de la desilusión
Cada ciclo requiere una medida de fe, sobre todo si se trata de circunstancias
adversas. Cuando vencemos, Dios nos da un mayor nivel de fe. “…Hermanos
míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo
que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra
completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”
(Santiago 2:1-4).
Ningún estado depresivo viene por sí solo. Toda depresión tiene su origen en
una desilusión, que lo lleva al desánimo como producto de la tristeza y dolor
que se prolongan en el tiempo y atraen al espíritu de muerte. Como dije antes,
las desilusiones prácticamente forman parte de la vida de cualquier persona,
de ahí que sea preciso tener un plan de contingencia para cuando comience
ese ciclo.
Qué es la depresión
Cuando alguien está deprimido, abre puertas para que entren enfermedades,
dolencias, opresiones demoniacas, etcétera. No podemos bajar la guardia en
ningún instante porque, apenas lo hacemos, el enemigo ataca. Los demonios
saben cuándo usted está velando y orando y cuándo no; por eso, atacan en el
momento de mayor debilidad espiritual. Debemos velar en todo tiempo
conforme a la Palabra, “derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5). La Biblia nos muestra el caso del
profeta Elías, un hombre de Dios que realizó la proeza de derrotar a
cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que estaban bajo el mando de
Jezabel, la esposa de Acab, rey del norte de Israel. Ella, furiosa por la
matanza de sus profetas, amenazó de muerte a Elías. “Y él se fue por el
desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando
morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que
mis padres” (1 Reyes 19:4). Todo comenzó con una desilusión, pensando que
él era el único profeta que quedaba en Israel, cosa que no era verdad (vea 1
Reyes 18:4). Pero se amedrentó de tal manera que cayó en estado depresivo,
a tal punto que lo único que quería era morirse.
¿Por qué un hombre con semejante unción y poder se deprimió, justo después
de una victoria tan contundente? Es evidente que algo lo desilusionó. Quizá
el hecho de que, a pesar de la aplastante victoria, su enemiga principal —
Jezabel— seguía siendo reina y estaba empeñada en acabar con él. Sin
embargo, más allá de la causa de su desilusión, podemos concluir que si el
hombre que oró a Dios para que cayera fuego del cielo (vea 1 Reyes 18:37-
38) y luego oró por lluvia (v.42-46) y en ambos casos Dios le respondió… Si
Elías pasó por esto, entonces cualquiera de nosotros también puede sentirse
desilusionado, triste, frustrado y hasta querer morirse. Después de eso, Elías
nunca más volvió a ser el poderoso profeta que antes era, porque se quedó
estancado en la desilusión y eso lo llevó a la depresión. Así acabó su
ministerio.
Hay expresiones típicas que nos llevan a reconocer cuando alguien está
desilusionado. Por ejemplo, con frecuencia comenta, “ya no puedo más”,
“estoy a punto de dejarlo todo”, “ya no puedo continuar”, “hasta aquí llegué”,
“estoy al final de mis días”, y muchas otras. Por lo mismo, es importante
identificar las causas de las desilusiones, porque así podemos entregarle a
Dios esas situaciones y ser sanos.
Por eso y muchas otras cosas que me faltarían páginas para agradecerle, me
rehúso a permanecer en un estado de desilusión. Lo seguiré sirviendo hasta el
último de mis días. No puedo culparlo ni acusarlo, porque eso me alejaría
más de Él y me hundiría más en la decepción. Reconozco que el problema
jamás está de Su lado. Él es bueno, y por eso lo adoro, lo amo y le sirvo con
todo mi corazón.
Siguiendo con mi propio testimonio puedo decir que, por el hecho de haber
vivido todas esas decepciones, a mi vida entraron espíritus de depresión,
tristeza, dolor, desánimo y muerte, queriéndome hacer caer en ese ciclo
destructivo. Lo que hice fue someterme a Dios, resistir al diablo y no aceptar
más sus engaños, hasta que terminó huyendo de mí (vea Santiago 4:7). Me
sumergí en la sangre de Cristo y me liberé de todo espíritu demoniaco. Por
eso, con conocimiento de causa puedo ahora decirle que, si está atravesando
situaciones similares, no ceda más terreno al enemigo. Renuncie a todos esos
espíritus y ordéneles que se vayan de su vida, ¡ahora mismo, en el nombre
poderoso de Jesús, el Hijo de Dios!
ACTIVACIÓN
Hay tanto por qué vivir y muy poco por qué desanimarse.
Haga la siguiente oración conmigo y deje que la unción del Espíritu de Dios
pudra todo yugo de opresión, depresión y desesperanza:
“Padre celestial, Tú que tienes el poder para borrar todo dolor, tristeza y
depresión, hoy vengo delante de Ti reconociendo que he entretenido y
aceptado malos pensamientos. Esos dardos de fuego que el enemigo envió a
mi mente tuvieron efecto porque yo los permití. Por eso, hoy me arrepiento y
te pido perdón también por los momentos en que me sentí desilusionado de
Ti, ya que la falta está sobre mí; nunca sobre Ti. Reconozco Tu bondad y te
alabo porque eres bueno y Tu misericordia es para siempre. Me aferro a esa
misericordia y paciencia con que me amas, me esperas y me guías a restaurar
mi alma, mi corazón, mi cuerpo, mi potencial y mi propósito. Me sumerjo en
la sangre de Cristo y renuncio, en el nombre de Jesús, a todo espíritu de
tristeza, dolor, desánimo, soledad, depresión y muerte. Me declaro libre de
todo plan del enemigo para destruir mi vida, propósito y destino. No me dejo
vencer por las desilusiones, sino que me preparo para perdonar toda ofensa,
traición y decepción que venga a mi vida. Resisto al enemigo y corro a la
cruz de Cristo, sabiendo que ¡en Jesús soy más que vencedor! ¡Amén!”
TESTIMONIOS
De la desilusión a la depresión, y de allí a la salvación
Yo nunca había sentido el amor de Dios, pero al fin lo conocí a través del
Espíritu Santo. Después de recibir la impartición del liderazgo de la casa,
finalmente puedo decir que soy libre. Hoy tengo mi propio negocio. ¡Dios ha
sido bueno conmigo! No puedo esperar a ver lo que me depara el futuro;
tengo expectativas de bien. Llevo cuatro años de libertad y Dios nunca me ha
decepcionado. En medio de mis desilusiones, pude verlo en todo. Él nunca se
rindió conmigo. ¡Ha sido tan fiel! Hoy soy una nueva persona gracias a Él.
Ahora camino en mi propósito y ayudo a liberar a otros de la depresión. Dios
restauró cada una de mis relaciones: con mis hijos, con mi familia y con Él.
¡Gracias Abba por lo que has hecho en mi vida! No estaría viva si no fuera
por Tu infinito amor”.
La depresión en el ministerio
“Soy el pastor Elías Luccas, de Brasil. Años atrás, yo estaba en una situación
muy mala, en todos los sentidos: económica, familiar, ministerial y
físicamente. Mi iglesia estaba muerta, mis prédicas eran aburridas, tenía muy
pocos miembros y yo sentía que no estaba haciendo nada. La verdad es que
no sabía cómo levantar mi congregación. Me sentía muy enfermo. Era una
situación tan estresante para mí que caí en una depresión muy fuerte y así
viví más de tres años.
A
lo largo de la historia podemos comprobar que, nada grande o significativo se
ha logrado sin haber recibido críticas. La gente a menudo rechaza lo nuevo,
lo diferente, lo que no entiende o le causa incomodidad; y comienza a
criticarlo. Así ocurre en todas las áreas del quehacer humano; en la ciencia,
los deportes, la sociedad en general, y claro, también sucede dentro de la
iglesia. Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia nos muestra el mismo
patrón, donde cada hombre que hizo la voluntad y el propósito de Dios tuvo
que afrontar la crítica. Lo mismo sucede hoy. Cada hombre y mujer que
quiere caminar en lo sobrenatural, y hacer grandes obras para Dios es
criticado. Por lo mismo, si usted no está dispuesto a recibir fuertes críticas, ni
intente hacer nada para Dios.
Qué es la crítica
Cuando hacemos la obra del Señor, siempre vamos a tener la crítica de los
creyentes carnales que no entienden las cosas espirituales, porque no tienen
discernimiento. Cuando estamos en la voluntad de Dios, la crítica de la gente
nos muestra que su punto de vista es natural. En el Antiguo Testamento, en
los libros de Esdras y Nehemías, vemos la historia de los judíos que habían
vuelto del exilio a reconstruir el templo en Jerusalén. Los judíos que estaban
al norte de Israel, que habían quedado después de que muchos habían sido
llevados cautivos, no entendían que Dios mismo era quien había comenzado
la restauración de Su pueblo y de Su adoración; por eso criticaban e
intimidaban a los que habían venido de lejos, enviados por Dios, para la
reconstrucción del templo. Ellos no estaban bien (Nehemías 1:3), pero aun así
criticaban (Nehemías 4:1-3). Esto hizo que muchos de los que reparaban los
muros se debilitaran ante la crítica y la oposición, y dejaran de construir.
Algo que debemos tener muy claro quienes servimos a Dios en el tiempo
previo a la segunda venida de Cristo, es que la crítica es una de las estrategias
del enemigo en los últimos tiempos. Si no tenemos esto presente, no
podremos lidiar correctamente con ella. El propósito principal de la crítica es
robarnos la fe, paralizarnos, detenernos y evitar que hagamos algo para Dios.
Si usted no hace nada para Dios, si no hace nada por ganar gente para Cristo,
para que sean libres, sanos y transformados, nadie lo va a criticar. Se requiere
que haga algo para que la crítica venga a su vida.
El diablo usará a la gente para criticarlo cuando usted esté haciendo algo
diferente.
Hay gente que el diablo incita para criticar a los hijos de Dios y ellos ni
siquiera se dan cuenta que están siendo usados. Otros critican simplemente
porque son carnales. No conocen a Dios ni al hombre de Dios; así que solo
hablan porque ellos mismos no son capaces de discernir el mundo espiritual.
Usted no le preste su boca al diablo para criticar a los hombres y mujeres de
Dios que están haciendo algo para extender el reino.
Yo elijo ser criticado por hacer algo, que ser ignorado por no hacer
nada.
Cómo lidiar con la crítica
● Ignorar la crítica.
● No dejar de hacer lo que Dios nos ha mandado. ● No responder a la crítica.
Si no quiere ser criticado, deje de hacer todo lo que está haciendo; así, la
gente no le dirá nada. El éxito, el poder, los milagros, lo sobrenatural y la
grandeza, atraen la crítica. Si quiere hacer la voluntad de Dios debe asumir
que la crítica será su compañera permanente; además, debe prever qué hará
ante ella. ¿Está dispuesto a ser criticado por hacer la voluntad de Dios? ¿Está
dispuesto a pagar el precio por lo sobrenatural, por manifestar milagros
creativos, prosperidad, crecimiento y todo lo que Dios quiere darles a Sus
hijos? ¿Está dispuesto a perder su reputación por Jesús, por sanar al enfermo,
liberar al cautivo y predicar las verdades del reino de Dios? ¿Está dispuesto a
preparar el camino para la segunda venida de Cristo?
ACTIVACIÓN
Si usted ha sido o está siendo criticado por hacer la voluntad de Dios y eso lo
ha detenido de seguir obedeciendo lo que Él le ha encomendado, necesita
tomar una decisión hoy. ¿Dejará que la crítica le robe la fe y lo detenga; o la
ignorará y seguirá adelante cumpliendo la voluntad de Dios? Si elige
continuar, haga la siguiente oración conmigo:
Por otro lado, si usted ha estado criticando a un hombre o una mujer de Dios,
o a un ministerio, solo porque hacen o predican verdades que usted no
entiende, necesita arrepentirse hoy y pedirle a Dios revelación. Haga
conmigo, la siguiente oración:
“Padre celestial, te doy gracias por Tu amor. Te doy gracias porque, a pesar
de nuestras rebeliones, Tú sigues manifestando Tu amor y poder en medio de
nosotros. Si yo no he entendido una verdad que Tú has estado manifestando
en la tierra y he criticado a Tus profetas, hoy me arrepiento y te pido perdón.
Te ruego que me reveles aquella verdad que no he podido ver. No quiero
murmurar contra algo que Tú estás haciendo; no me quiero equivocar. Hoy,
renuncio a todo espíritu de crítica, de destrucción y de iniquidad. Me declaro
libre de toda influencia del enemigo y me alineo a Tu voluntad y Tus
verdades. Revélame aquello que no he podido ver y déjame experimentar Tu
poder en esa área. Yo me levantaré en defensa de esa verdad y la voy a
proclamar para que otros también la puedan experimentar y recibir
bendiciones en sus vidas, sus finanzas, su salud, su familia, su ministerio y
mucho más. ¡En el nombre de Jesús!”
TESTIMONIOS
La crítica contra la prosperidad en mi ministerio
asta ahora hemos visto cómo las distracciones, las desilusiones y la crítica
son algunas de las armas
estratégicas que el enemigo está usando con ímpetu en los últimos tiempos,
para atacar a la iglesia en general y a cada cristiano en particular. Su finalidad
es demorar, obstruir o evitar que preparemos el camino para la segunda
venida de Cristo. Satanás sabe que su fin es inminente. Desde que Jesús lo
venció, muriendo en la cruz y resucitando al tercer día, el enemigo trabaja
incesantemente para evitar que llegue la hora de su juicio. Ahora, sabiendo
que su final se acerca, está intensificando su ataque, de manera que solo
quienes permanecen velando y orando, pueden advertir sus fechorías y estar
listos para darle la estocada final.
No hay nada peor que invertirse en gente que resulta ser ilegítima.
Qué es la traición
Podemos lidiar con la traición de manera simple, aunque debo reconocer que
no siempre es tan fácil como parece. Para combatir la traición y que el
enemigo no logre su plan, necesitamos aprender a practicar el perdón como
un estilo de vida. Si no perdonamos, nos estancamos, nos separamos de Dios
y el enemigo gana. Solo perdonando a los que nos traicionan, como lo hizo
Jesús, podemos desarmar los planes del enemigo y seguir adelante en nuestro
propósito divino en esta tierra.
ACTIVACIÓN
TESTIMONIOS
Venció la tentación y recibió su recompensa
esde el principio Dios nos creó con propósito, nos bendijo y nos dijo: “Llenad
la tierra, y sojuzgadla”
(vea Génesis 1:28). Debido a ese decreto salido de la boca del Padre, nada
puede suceder aquí sin la intervención de un hombre. Solo alguien con un
cuerpo humano puede ejercer autoridad en este planeta; por lo tanto, el diablo
es ilegal en la tierra. Por esa razón él tiene que buscar un cuerpo físico para
expresarse en este ámbito. Esto no es sencillo, porque requiere que el hombre
voluntariamente abdique o renuncie a la autoridad que Dios le dio, y le ceda
el derecho legal al enemigo.
En este tiempo final, el enemigo está usando todas sus armas para desgastar a
la iglesia. No obstante, quienes se desgastan son los casuales, los no
comprometidos, los religiosos, los tradicionales, los permisivos y aquellos
que duermen en lugar de velar y orar. Se desgastan quienes no tienen aceite
en sus lámparas y, por tanto, no están apercibidos. Cuando Cristo venga y
quieran irse con Él, será demasiado tarde. Esto les sucedió a las vírgenes
insensatas, en la parábola de las diez vírgenes que leemos en Mateo 25. Ellas
no tomaron consigo aceite para sus lámparas, mientras que las sensatas sí lo
hicieron. Todas se quedaron dormidas; pero cuando vino el novio, las
sensatas se levantaron y arreglaron sus lámparas, mientras que “…las
insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras
lámparas se apagan” (Mateo 25:8); pero las sensatas no les dieron, para no
quedar todas sin aceite.
Así, “…mientras ellas [las insensatas] iban a comprar, vino el esposo; y las
que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”
(v.10). Corremos un riesgo demasiado alto cuando nos quedamos dormidos
sin aceite en nuestras lámparas, por no haber velado ni orado. De la misma
manera, corremos riesgo cuando no percibimos las estrategias del enemigo,
pues no sabremos cómo responder ni estaremos equipados para resistir la
tentación.
El enemigo persevera en tentarnos usando aquello que más nos gusta, con el
ánimo de desgastarnos y llevarnos a pecar. Sus mayores armas son la astucia
y la persistencia; pero carece de creatividad. Siempre hace lo mismo, y lo
repite una y otra vez hasta desgastar la resistencia humana.
Jesús también pasó por esto. Cuando les anunciaba a Sus discípulos lo que
iba a padecer a mano de los principales sacerdotes, y empezaba a hacerlos
partícipes de Su próxima muerte y resurrección, Pedro “comenzó a
reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te
acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí,
Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino
en las de los hombres” (Mateo 16:22-23).
En Getsemaní, Jesús también luchó para no caer en tentación. El último y
más duro acto de Su propia voluntad fue hacer la voluntad del Padre,
sabiendo que su destino era la cruz. Él fue tentado a salvarse a Sí mismo, a
auto protegerse, a rechazar el deseo divino de entregarlo como Cordero santo,
en sacrificio por todos los pecados de la humanidad. Finalmente, Él rindió Su
voluntad y así cambió la historia y el rumbo de la humanidad. “Padre, si
quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se
le apareció un ángel del cielo para fortalecerle” (Lucas 22:42-43).
Bases de la tentación
¿En qué se basan las tentaciones para ser tan difíciles de resistir? ¿Por qué
necesitamos la fuerza sobrenatural de Dios para no caer en ellas? Todas las
tentaciones se basan en alguno de estos elementos:
■ Un engaño
Esto significa que el enemigo le dirá una verdad a medias o le disfrazará una
mentira, para que usted crea que le irá bien cediendo a la tentación. Le
prometerá algo que al principio le parecerá muy bueno, pero al final traerá
maldición a su vida, porque lo separará de Dios. Es la misma estrategia que el
enemigo usó en el Edén. Dios le había dicho a Adán que no comieran del
fruto prohibido, porque si lo hacían morirían; “entonces la serpiente dijo a la
mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán
abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”
(Génesis 3:4-5).
Cuando nuestro deseo es carnal, es muy fácil ser atraídos al pecado, porque la
fuerza de la tentación siempre será proporcional a la medida de ese deseo. Si
no existiera el deseo malo en nuestro interior, Satanás jamás tendría
influencia sobre nosotros. Nadie cede ante algo que no desea; pero si cede, es
porque el deseo está allí, en su interior. De hecho, sabemos que hemos sido
libres de iniquidad porque el deseo por lo malo desaparece. Si todavía
tenemos ese deseo, la concupiscencia está presente y aún no hemos sido
libres.
¿Está siendo tentado ahora? ¿En qué áreas está siendo tentado? ¿Qué es lo
que el enemigo le trae a la mente de continuo? ¿Inmoralidad? ¿Desánimo?
¿Deseos de abandonar su familia, su trabajo o su ministerio? ¿Tiene
pensamientos suicidas? ¿Le vienen ideas de matar o lastimar a alguien?
¿Planea robar algo? ¿Le gustaría divorciarse? ¿Está a punto de tirar la toalla y
rendirse? ¿Está considerando cometer adulterio o fornicación? ¿Está siendo
tentado a dejar al Señor? ¿Se siente atraído a comprometer la verdad? En
cada uno de estos casos, debemos conocer la raíz de la tentación. ¿Por qué
entró ese deseo malo? ¿Por qué se alojó en nuestro interior? Con el poder del
Espíritu Santo debemos arrancar de raíz esos deseos inmundos, antes que el
enemigo logre su cometido. Conocer la verdad nos ayudará a lidiar con el
problema. “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).
Toda tentación entra por alguno de nuestros sentidos naturales. Eva fue
tentada a través de los cinco sentidos: tacto, olfato, oído, gusto y vista; todos
estuvieron involucrados en el primer pecado de la humanidad. Por eso, la
Biblia recomienda: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.
Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que
hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la
vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:15-
16).
Es fácil caer en las tentaciones sexuales, porque entran por nuestros ojos
y se alojan en el alma.
La tentación de Jesús
Hay algunas claves para vencer la tentación. Repito, por la gracia de Dios
camino en ellas todos los días y he podido probar su eficacia. Una cosa sé, y
es que el Señor nos promete recompensas si vencemos la tentación. Santiago
1:12 llama “Bienaventurado” a quien soporta la tentación; y le asegura que
“cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha
prometido a los que le aman”.
Si el deseo es el problema, tenemos que saber qué hacer con él; porque
Satanás sabe bien cómo utilizarlo en nuestra contra. Mientras él sepa que
tenemos un deseo malo que no podemos controlar, sabrá también cuándo
traernos la tentación. Si el deseo no es crucificado o rendido, en cualquier
momento surgirá. Así que no se aferre a él. ¡Ríndalo! ¡Crucifíquelo!
Cuando Dios quita ese deseo malo de nosotros, nuestro deseo por Él y por Su
presencia aumenta. A medida que tenemos menos de nosotros mismos,
tendremos más de Dios; más fe, más unción, más poder, más favor, más
santidad, más amor, más gozo y más paz. Pero es importante saber que Dios
no puede tomar nuestros deseos si no se los rendimos.
Esto es algo absolutamente personal. Cada uno tiene su lado débil; por eso, lo
que es tentación para uno no lo es para el otro. El enemigo no le traerá a
usted la misma tentación que a su hermano o vecino, sino aquella que sea una
debilidad para su carne. Esa es la razón por la cual usted debe resistir su
propia tentación. Yo no la puedo resistir por usted, porque su deseo no es el
mío. El deseo de su prójimo no es el suyo, así que usted tampoco puede
resistir por él.
No importa cuán grande sea la tentación, Dios le dará Su gracia para soportar
la tentación, resistirla, vencerla y hacer que el enemigo huya de su vida. La
Escritura nos enseña que, “no os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea
humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis
resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que
podáis soportar” (1 Corintios 10:13).
3. Velar y orar
Jesús nos enseñó a orar para no caer en tentación: “…Y no nos metas en
tentación, más líbranos del mal” (Lucas 11:4). Esta es una oración de
vigilancia permanente, que viene como consecuencia de nuestra actitud de
“velad y orad”, establecida en Mateo 26:41.
Yo hago la oración del Padre nuestro cada día, para mi propia vida, porque
las tentaciones vienen a diario y quiero estar prevenido. Jesús nos dejó una
clave para no caer en esta estrategia del enemigo: “Velad y orad, para que no
entréis en tentación…” (Mateo 26:41).
Si está luchando contra tentaciones que nadie conoce, si lucha consigo mismo
o contra los deseos carnales que pugnan por manchar su santidad y separarlo
de Dios, hoy el Espíritu Santo está aquí para liberarlo, ¡en el nombre de
Jesús! Cuando usted fija su mirada en la cruz, todo deseo carnal desaparece,
porque los demonios pierden su poder. Cuando ellos miran la obra terminada
de Jesús en la cruz y ven nuestros deseos crucificados, recuerdan que hace
más de dos mil años fueron derrotados. Por eso debemos llevar todo
pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo; someter nuestra voluntad al
Espíritu Santo y dejar que Su fuerza nos sustente.
ACTIVACIÓN
Si se siente tentado por un deseo malo y quiere vencerlo, haga conmigo esta
oración de rendición:
José Peña, quien vive en Miami, Florida, junto a su esposa Heydi, tiene un
poderoso testimonio de las recompensas de sacrificar los deseos de la carne y
rendir su voluntad a Dios:
Qué es la persecución
En el idioma griego con que fue escrito el Nuevo Testamento se usan dos
términos para referirse a la palabra “persecución”. Uno de ellos es dióko
(G1377) que significa “padecer persecución, huir, perseguir”; el otro es
dslípsis (G2347) que significa “presión, estrechez, aflicción, angustia y
tribulación”. Para la iglesia de Cristo, persecución es toda forma de aflicción,
presión, angustia y tribulación que sufrieron los primeros cristianos por
predicar el evangelio, sanar a los enfermos y libertar a los oprimidos por el
diablo. Esa misma forma de persecución se extiende hasta nuestros días y es
una de las más fieras estrategias que Satanás emplea a fin de evitar que el
reino de los cielos avance en la tierra. La persecución viene por dos razones
principales:
Quienes hablan la verdad siempre serán perseguidos en todas las áreas; más
aún cuando se trata de hablar la verdad suprema de Dios. Conozco líderes
que, ante la primera amenaza de persecución, retroceden y dejan de predicar
acerca de valores del reino como la prosperidad, los milagros, lo
sobrenatural, la liberación, la paternidad de Dios, la identidad divina, y tantas
otras cosas. Ellos deben saber que, conforme a los estándares del reino, son
considerados traidores y cobardes. Incluso, he visto a varios de ellos perder la
unción. Así que, aunque nos persigan, ¡jamás nos apartemos de la verdad!
Job nunca retrocedió y jamás dejó de decir la verdad. Fue tanta su lealtad,
que Dios lo bendijo dándole el doble de lo que había perdido. “Y quitó
Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó
al doble todas las cosas que habían sido de Job” (Job 42:10). De modo que, si
usted está siendo perseguido ahora, ¿qué piensa hacer? ¿Retrocederá o
seguirá adelante?
Yo he sido perseguido por predicar verdades divinas como la liberación, la
paternidad, lo sobrenatural, lo apostólico, la prosperidad, el rompimiento a
través de la oración y el ayuno, los milagros, etcétera. Llevo en mi espalda las
marcas de la persecución. He sido perseguido en muchas partes del mundo;
sin embargo, a mi favor tengo el hecho de no haber sido perseguido por
mentiroso ni ladrón; sino por predicar las verdades del reino. “Así que,
ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por
entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se
avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (1 Pedro 4:15-16). No podemos
predicar un mensaje que comprometa la verdad.
Cuando calla una verdad de Dios, usted pierde autoridad para operar en
ella, y eso lo hace retroceder ante Dios mismo.
Los sentimientos no son la verdad. La verdad no tiene nada que ver con
nuestro estado físico ni con el estado de ánimo. Por ejemplo, yo he estado
enfermo y he tenido que ministrar milagros. Eso no cambia la verdad. ¡Y la
verdad es que Dios sana! La gente se ha sanado y liberado, aun cuando yo
seguía enfermo, luchando y creyendo por mi propia sanidad. Si yo hubiera
tomado mis circunstancias como excusa para no predicar la verdad, estaría
afirmando que la verdad depende de mí y de cómo me siento; y eso no es
cierto.
Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya
dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o
tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora
en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con
persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. —Marcos 10:29-30
Hay un nivel de bendición que nos hace brillar y es la que recibimos de Dios
por haber dejado todo por Él. Esa bendición de “cien veces más” es visible y
grandiosa; es una mega bendición. Dios promete bendecirnos cuando
dejamos todo por Él para avanzar Su Reino, pero también nos advierte que
eso traerá persecución. El diablo no persigue lo que no puede ver. Pero hay
un nivel de bendición, evidentemente pública, que atrae la atención de
Satanás. Por ejemplo, la bendición de Job. “Su hacienda era siete mil ovejas,
tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y
muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales”
(Job 1:3). Todos conocían acerca de Job, hombre temeroso de Dios. Cuando
el enemigo lo persiguió y casi acaba con su vida, él fue doblemente
prosperado. Su visible prosperidad fue la evidencia de que él era justo.
El propósito de la persecución
Debemos ser sabios y discernir las persecuciones del enemigo en los últimos
tiempos. Estos son algunos consejos acerca de cómo lidiar efectivamente con
la persecución:
■ No prestarle atención
No retroceder de la verdad■
■ Levantar el escudo de la fe
Con humildad puedo decir que Dios bendice las obras que nuestro ministerio
emprende con fe; y ésa es una señal de que Él está con nosotros. Si
estuviéramos equivocados, ¿por qué Dios nos bendeciría? Hacemos lo que
manda Su palabra: oramos, ayunamos, damos; ganamos almas por millones;
alimentamos a los pobres, las viudas y los huérfanos; vestimos al desnudo,
sanamos al enfermo, liberamos a los que han sido esclavizados por el diablo;
restauramos familias; entrenamos y empoderamos discípulos; y aún todo lo
que Él nos da, alcanza para bendecir a otros ministerios en Estados Unidos y
alrededor del mundo.
Quiero terminar este capítulo retándole a seguir avanzando el reino de Dios
con amor, denuedo y valentía; sin importar las persecuciones que el enemigo
quiera plantear. Jesús dijo que toda bendición viene con persecución. Yo
peleo a diario por mi bendición. Mi pregunta es, ¿está usted dispuesto a
luchar por la suya?
ACTIVACIÓN
“Amado Padre celestial, te doy gracias por darme a conocer la verdad acerca
de las persecuciones que vienen a mi vida por hacer Tu voluntad, avanzar Tu
reino y recibir Tu bendición. Gracias por todas las bendiciones que traes a mi
vida, porque Tú bendices a quienes enfrentan la persecución por Tu causa. Te
pido perdón si me he detenido ante la persecución, si he dejado que el
enemigo me asuste con sus amenazas, si no he permanecido en la verdad.
Hoy me declaro libre del miedo a las amenazas y persecuciones de Satanás y
decido permanecer y empujar más para el crecimiento del reino. Voy a orar
más, predicar más, manifestar más Tu poder sobrenatural y recibir Tus
bendiciones, sin culpa ni vergüenza. Ato toda lengua mentirosa y desato
juicio de lo alto, mientras yo sigo trabajando por Tu causa, predicando las
verdades de Tu Palabra y obedeciendo todo lo que me envías a hacer. Me
declaro bendito, en salud, gozo y paz, alineado con Tu voluntad y protegido
por Tu mano, en el nombre de Jesús. ¡Amén!”
TESTIMONIOS
La persecución de una iglesia en Cuba
La iglesia del apóstol Mario Álvarez, en Cuba, era apreciada como un gran
ministerio en su país, con cerca de ochocientos miembros, hasta que vino la
persecución. Sin embargo, el diablo no los pudo detener. Este es su
testimonio:
“Con una iglesia considerada grande, nosotros sentíamos que no estábamos
progresando; hasta que nos dimos cuenta que faltaba el poder sobrenatural de
Dios en nuestro ministerio y en nuestra vida. Enfrentábamos mucha
oposición, porque lidiábamos con brujos, médiums, pobreza y una dictadura
gubernamental. Todo lo que el enemigo puede usar para oprimir a la gente,
nosotros lo teníamos como nación. Sabíamos que necesitábamos hacer algo,
pero no sabíamos qué. No conocíamos la paternidad espiritual, hasta que
entramos en contacto con el Ministerio El Rey Jesús. Gracias a la cobertura
de esa casa apostólica, empezamos a ver el rompimiento. Después de ser
entrenados, equipados y empoderados, la liberación y la impartición
empezaron a transformarnos. Mi esposa comenzó a fluir en la intercesión,
mis hijos se comprometieron con sus llamados. Nuestro ministerio creció a
más de tres mil miembros y más de setenta iglesias bajo cobertura. Sin
importarnos la persecución, hoy nuestro ministerio sostiene 22 iglesias, sin
ayuda económica externa, pese a todos los inconvenientes que eso significa
en nuestro país, y las malas condiciones financieras. Hemos sido perseguidos
por el gobierno y también por otras iglesias, pero Dios se ha movido de
manera poderosa a nuestro favor y hemos prevalecido. Pese a la persecución,
hoy somos un ministerio respetado. Dios muestra Su amor por Su pueblo,
restaurando vidas, trayendo encuentros sobrenaturales con Su presencia a
través de nuestros servicios. Incluso, hemos visto oraciones respondidas que
han servido de testimonio, y han afectado y cambiado el estado actual de
nuestro país. Tan pronto nos conectamos con el apóstol Maldonado, supimos
que habíamos encontrado más que un ministerio, un hogar y un padre
espiritual. La impartición me llevó a conocer más a Dios, a crecer en mi
relación con Él y a desatar Su poder a través de mi vida. Empezamos a ver
gente liberada de toda clase de brujería, que llegaba rendida a los pies de
Jesús. Gente de todos los rangos, en el ámbito demoniaco, venían a Cristo. A
causa de los milagros y la resurrección de muertos, recibimos todo tipo de
acusaciones, ya que el poder sobrenatural de Dios impactaba a la gente. Por
ejemplo, un día una joven nos llamó porque su abuela había muerto en el
hospital, y después que oramos, la abuela resucitó estando ya en la morgue.
Otro joven murió en un accidente con su moto, pero unos miembros de
nuestra congregación que estaban cerca oraron por él, y el muchacho volvió a
la vida, para la gloria de Dios. Ese milagro impactó a mucha gente de nuestro
país, incluso a algunos con altos cargos en el gobierno. Luego de
documentarlo ese testimonio fue transmitido en televisión. Pero a medida que
nuestro ministerio crecía, veíamos que los niveles de persecución y acusación
también crecían. Mucha gente de nuestra congregación comenzó a ser
perseguida en su trabajo; ingenieros, médicos y abogados fueron despedidos
de sus empleos por creer en el poder sobrenatural de Dios. Sin embargo, ellos
permanecieron fieles a Dios, más allá de toda oposición del gobierno. Hoy,
juntos, continuamos el movimiento que Dios comenzó en nuestra vida,
gracias a Su poder. Él nos ha sostenido, cuidado y respaldado. Dios ha
permanecido fiel y el enemigo no nos ha podido detener. Le damos gracias a
Dios por el Ministerio El Rey Jesús y por todo lo que esta iglesia ha hecho en
nuestras familias, ministerio y país. ¡Gracias Padre por confiarnos Tus
planes!”
Así como el apóstol Mario, en Cuba, hay muchos líderes e iglesias en países
donde el evangelio es perseguido, y los cristianos encarcelados, maltratados y
hasta torturados por predicar la verdad del evangelio del reino. ¿Por qué no
retroceden? Porque saben —por el nivel de persecución que reciben—, que el
reino de los cielos está avanzando y las fortalezas del enemigo están cayendo.
Oremos por ellos para que su fe no mengüe. Levantemos sus brazos en
oración para que sean fortalecidos en medio de la persecución y que la luz del
evangelio brille cada vez más fuerte en esos lugares de oscuridad. Señor, que
venga Tu reino y Tu gobierno a cada lugar de la tierra. Te lo pedimos en el
nombre poderoso de Jesús, el Hijo de Dios. ¡Amén!
Qué es la acusación
Acusar es señalar a alguien como responsable de una falta, sin tener base para
inculpar, ni saber si aquello es verdad o no. Es un chisme malicioso usado
con el fin de manchar el nombre y testimonio de alguien. Por lo general, el
acusador no confronta personalmente, sino que usa la murmuración para que
todos alrededor lo sepan, pero nunca acusa de frente. Es una posición
bastante peligrosa y debemos estar atentos para no convertirnos en
acusadores usados por Satanás.
Matar su influencia■
Dios nos ha dado una esfera de influencia y una medida de gobierno, pero la
gente responde a eso por la confianza y credibilidad de quien la porta. Por eso
Pablo dijo a los corintios: “…nosotros no nos gloriaremos desmedidamente,
sino conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida, para llegar
también hasta vosotros” (2 Corintios 10:13). El propósito de la acusación es
matar la influencia de una persona inocente; si la confianza en ella es
destruida, su influencia y capacidad de gobierno perderán fuerza. El Señor
juzgará a quienes tratan de matar la influencia de los cristianos verdaderos,
cuya única culpa es trabajar por avanzar el reino de Dios.
■ Cuestionar su fe
Al igual que las anteriores estrategias del enemigo, las acusaciones tienen el
fin claro de detenernos, de evitar que edifiquemos a los santos, que sanemos
al enfermo, liberemos al cautivo y extendamos el reino de Dios. Por eso,
tenemos que decidir qué hacer frente a las acusaciones que el enemigo
levanta contra nosotros mintiendo. ¿Qué hará usted? ¿Dejará de creerle y de
servir a Dios? ¿Dejará de moverse en lo sobrenatural? ¿Abandonará la visión
de Dios? ¿Ha pensado en cuántas personas dejarían de conocer a Dios si
usted renuncia a predicar el evangelio del reino? O, ¿cuántos enfermos
morirán si usted deja de orar por ellos y ministrar milagros?
Uno de los propósitos por los que la Biblia trata este tema, es para que
sepamos cómo conducirnos cuando alguien acusa a las personas que nos
están ayudando a avanzar el reino de Dios en la tierra. Si usted es un pastor y
ha delegado parte del trabajo en gente que usted ha formado y Dios ha
levantado para ayudarle, no puede admitir livianamente acusaciones contra
ellos. Pablo aconsejaba a Timoteo acerca de esto diciendo: “Contra un
anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos” (1 Timoteo 5:19).
Esto quiere decir que, si el enemigo está levantando falsas acusaciones, éstas
no deben admitirse de buenas a primeras; aunque es importante investigar
para llegar a la verdad.
■ Asesinar su carácter
Así como hemos visto que hay distintas estrategias que el enemigo está
usando en este último tiempo, para oponerse a que la iglesia de Cristo avance
y extienda el reino de Dios; así también hay diferentes maneras de prevenir
los ataques del maligno, y de responder a cada uno de ellos. ¿Qué debemos
hacer?
Cristo nos dio la clave para vencer. Lo mejor que podemos hacer contra
quienes nos acusan es bendecirlos y orar por ellos. “Pero yo os digo: Amad a
vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os
aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44). Eso
mantendrá nuestro corazón puro y libre de rencores y ofensas, y no
perderemos la presencia de Dios en nuestra vida, ni Su respaldo a nuestro
trabajo por el reino.
“Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan contra el justo cosas duras
con soberbia y menosprecio” (Salmos 31:18). Si usted es justo, tiene derecho
a condenar las lenguas mentirosas que se levantan en su contra, porque es
herencia de los siervos de Dios. Cuando estamos parados en justicia ante el
Señor, podemos condenar toda lengua mentirosa que se opone a nosotros.
Ésta es la autoridad con la que Jesús reprendió al diablo en el desierto. Pero
recuerde que, si no estamos parados en justicia, todo juicio que declaremos se
volverá contra nosotros. Por lo mismo, debemos ser justos, sabios y tener
temor santo y reverente de Dios.
En el mundo hay mucha gente que está enferma, oprimida y débil, porque el
Señor ha traído juicio sobre ella por haber juzgado a un hombre o mujer de
Dios. Otros han muerto de alguna enfermedad terminal, accidentes, etcétera.
En muchos otros casos sus vidas están destruidas, porque acusaron a un
hombre de Dios, en lugar de orar por él y bendecirlo. La Biblia es clara al
decir: “No toquéis…a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas” (Salmos
105:15).
ACTIVACIÓN
Si usted ha estado siendo atacado por el enemigo con acusaciones falsas que
amenazan destruir su testimonio, matar su influencia, detener la obra de sus
manos, asesinar su carácter y llevarlo a cuestionar su fe, este capítulo fue
escrito para usted. Quiero que me acompañe a orar a Dios para que todo lo
que el enemigo planeó para mal, Dios lo torne para bien. Ore conmigo:
TESTIMONIOS
“Toda mi vida pude hacer lo que quería. Desde muy joven comencé a ir a los
clubes de striptease y a malgastar el dinero. Un día, estando en el mundo, me
encontré a un evangelista en la playa que me habló cosas de mi vida que solo
yo sabía. Me quedé sorprendido al ver que alguien había estado pendiente de
mis andanzas. En ese tiempo, yo estaba envuelto en robo de identidad y
estafas de todo tipo. Mentir era parte de mi negocio, así que no sabía cómo
alguien podía decirme la verdad acerca de mi vida. Practiqué todas las formas
de fraude durante cinco años, falsificando números de seguro social y
manipulando a la gente para estafarla. Un día, luego de ese encuentro con el
evangelista, me trajeron al Ministerio El Rey Jesús a un servicio de jóvenes.
Después de ese servicio, no volví a ser el mismo; pude sentir a Dios moverse
en mi corazón. Comencé a sentir que algo cambiaba en mí, mientras veía a
otros, también allí, ser impactados con Su presencia. Después de ese
encuentro, mi vida cambió, pero aun así no me resultaba fácil
comprometerme con Dios por completo. Empecé a decirle a la gente lo que
había visto, pero debido a mi estilo de vida mi familia se rehusaba a creer en
mi cambio. Me llamaban mentiroso y ladrón, y creían que el ministerio era
así también. Mi familia me desanimaba, pero Dios vio más allá de las
acusaciones y creyó en mí. Hoy, le doy la gloria a Dios porque por Su amor y
gracia pude perseverar. Manteniéndome firme en Sus promesas, comencé a
caminar en mi propósito y Él abrió las puertas para que pudiera tener mi
propia empresa, que hoy se conoce como IDIA Inc. A través de ella, he
podido viajar a diversos países del mundo acompañando a mi padre
espiritual. He visto a la gente transformada por el poder de Dios y liberada de
fortalezas demoniacas, enfermedades, maldiciones generacionales y mucho
más. Ahora, Dios me usa como líder en este ministerio, impactando gente de
la ciudad y el mundo con mi testimonio. A través de la visión del ministerio,
Dios también me ha usado para traer a mi familia a los pies de Cristo,
después de ver el fruto del cambio radical en mi vida. Ahora, ellos reciben la
misma impartición de la casa y ven la fidelidad de Dios en mi vida. Mi
familia ahora se alimenta de los libros y prédicas del ministerio y están
creciendo en el Señor, cada día. Lo que el enemigo trató de usar para
dañarme, ahora se ha convertido en el peldaño para que mi familia pueda ver
el fruto de la fidelidad de Dios. Mi nueva vida es un testimonio para ellos, a
través del ayuno, la oración y de buscar al Señor a diario, pasando por encima
de las persecuciones, pruebas y acusaciones. Todo el fruto en mi vida ha sido
una evidencia para ellos y ahora, en lugar de acusarme, me empujan para que
siga creciendo más y más. Hoy, soy una nueva creación en Cristo y un
testimonio vivo de Su gloria. Gracias al fruto de cambio en mi vida, mi
familia pudo tener un encuentro con Dios y saber que Él es real. Dios me
mostró, a través de ellos, que incluso en tiempos de acusación, es posible ver
Su gloria”.
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