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Departamento de filosofía del IES la Asunción de Elche

Departament de filosofia de l’IES l’Assumpció d’Elx

a.martinsanto2@edu.gva.es

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
2º DE BACHILLERATO
Índice de Contenidos.

Tema 1: Introducción: Distintas acepciones del término filosofía. 3


Tema 2: Prehistoria de la filosofía. 3
Tema 3: La metafísica presocrática. 7
JÓNICOS - MONISTAS. 8
Escuela de Mileto. 8
Tales. 8
Anaximandro. 8
Anaxímenes. 9
Heráclito de Éfeso. 9
ITÁLICOS - Pluralistas (con la excepción de la Escuela de Elea). 9
Pitagóricos. 9
Escuela de Elea. 10
Parménides. 10
Zenón de Elea: 11
Meliso de Elea: 11
Otros pluralistas itálicos. 11
Tema 4: Sofistas. 12
❖ Relativismo: 12
❖ Escepticismo: 12
❖ Convencionalismo: 12
❖ Realismo político (pragmatismo vs. idealismo): 13
❖ Ateísmo: 13
Texto sobre el ateísmo. 14
Texto de Antifonte: La Verdad. 14
Tema 5: Sócrates. La sabiduría negativa: “Sólo sé que no sé nada”. 15
1. Trazos biográficos. 15
2. Segunda navegación. 16
Texto segunda navegación: 16
3. Una vida de autoexamen. 16
Texto “Conócete a ti mismo”. 17
4. Intelectualismo moral. 18
5. Ignorancia socrática. 18
6. Método socrático. Ironía y Mayéutica 19
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TEMA: 6. La filosofía platónica. 20


1. Trazos biográficos. 20
Platón, Carta VII 21
2. Características de sus obras: 23
a. los diálogos. 23
b. Las motivaciones de la filosofía de Platón: ética, política y
epistemología. 23
3. Características de su pensamiento: 25
a. Dualismo epistemológico. 25
b. Dualismo ontológico. 29
c. Dualismo Antropológico. 30
d. Ética platónica. El intelectualismo moral. 30
e. Teoría de la educación. 30
f. Teoría del Estado justo y del filósofo gobernante. 30
Tema 7: La filosofía de Aristóteles. 31
Biografía, contexto y obras 31
La fundación del Liceo 33
La filosofía de Aristóteles 36
LÓGICA. 38
FÍSICA: La cosmología y las ciencias naturales 39
METAFÍSICA: 42
Las Categorías. 44
ÉTICA. 47
POLÍTICA. 48
La filosofía política de Aristóteles se basa en cinco principios: 48
Clasificación de las formas políticas puras en Aristóteles: 49
Texto de Aristóteles: 49
Texto de Aristóteles: 50
La esclavitud. 50
La importancia de la virtud ciudadana para el bien común. 50
La búsqueda de estabilidad, equilibrio y orden de la polis
(eutaxia). 51
Características del republicanismo clásico. 51
RETÓRICA. 52
Aspecto teórico de la Retórica. 52
Aspecto práctico. 52
POÉTICA. 53
Arte como Mímesis (imitación). 54
Teoría de la catarsis. 54
Elementos de la composición poética: Las 3 unidades aristotélicas 54
Tema 8. La filosofía helenística. 54
a) Escuelas socráticas menores. 56
b) Cinismo: la secta del perro. Antístenes y Diógenes. 56
c) Epicureismo: Epicuro y Lucrecio. 58
d) Estoicismo: Crisipo, Zenón y los autores latinos: Séneca, Epícteto, Marco
Aurelio y Cicerón. 60

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e) Escepticismo: Pirrón y la síntesis de Sexto Empírico. 61


f) Escuelas de finales del helenismo. 63
1. Neoplatonismo: 63
2. Gnosticismo. 64
3. Patrística. 65
TEMA 9: Filosofía Medieval. 66
Filosofía Judía: 66
Autores: 66
Filosofía islámica: 66
Autores: 66
Filosofía cristiana: 66
Autores: 66
Tema 10: Humanismo y revolución copernicana. 67
Tema 11: Racionalismo: Descartes y sucesores. 67
1. Introducción:: contexto, motivos y objetivos de la filosofía cartesiana. 67
a. Objetivo. 67
b. Lucha contra las controversias escolásticas. 68
c. Mathesis Universalis. 68
d. Se caracteriza el pensamiento de Descartes por los siguientes
conceptos: 68
i. Fundamentista. 68
ii. Matematicista. 68
iii. Procedimentalista. 68
iv. Subjetivista. 69
v. Idealista. 69
vi. Epistemológico. 69
vii. Racionalista. 69
2. El método cartesiano: ideal matemático de certeza, duda metódica y criterio
de verdad. 70
1. El método cartesiano. 70
2. Ideal matemático de certeza. 70
3. Duda metódica. 71
A. DISCURSO DEL MÉTODO. 71
B. MEDITACIONES METAFÍSICAS. 72
4. Observaciones sobre la duda metódica: 72
5. El YO 72
3. Concepto de idea en Descartes y sus tipos. {Epistemología} 73
a. Argumentos demostrativos de la existencia de Dios y del mundo. 75
1. Argumentos a favor de la existencia de Dios. 75
2. La existencia del mundo A partir de estos argumentos, 76
4. Concepto de sustancia en Descartes y sus tipos. 77
5. Dualismo antropológico. Mecanicismo y libertad. {Física y antropología} 80
6. Moral provisional. 83
Filosofía Kantiana. 87
Introducción 87
La distinción entre los tipos de razón 87

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La filosofía trascendental. 87
Los tipos de ciencias y facultades 88
Los tipos de ciencias y facultades 88
Análisis trascendental del conocimiento científico en Kant 88
La Crítica de la Razón Pura y los tipos de juicios 89
Condiciones del conocimiento científico 89
El “giro copernicano”. 91
Características de la Crítica Trascendental de la Metafísica en la Filosofía
Kantiana 91

ADVERTENCIA: Estos apuntes se encuentran en revisión permanente, por lo


que no deben considerarse una versión definitiva de los contenidos
trabajados en clase. No sustituyen a las clases en ningún caso, sino que las
complementan y permiten tener un documento de trabajo. Sin embargo,
queda a discreción del profesor variar los contenidos según las necesidades
del curso.

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Tema 1: Introducción: Distintas acepciones


del término filosofía.
1. Filosofía académica:
a. Exenta: pretende no regresar a la escala mundana. Alejamiento
de los problemas del presente.
b. Inmersa: pretende regresar a la escala mundana y
comprometerse con los problemas del presente. Lo que implica
tomar partido respecto a cuestiones de actualidad.
2. Filosofía mundana: no es específica, sino común a todo ser humano con
un mínimo de capacidad crítica.

Tema 2: Prehistoria de la filosofía.


“La filosofía” requiere de un progreso o evolución previa de saberes que se pueden dividir
en:
1. Saberes técnicos: productivo o apropiativo.
a. A causa del progreso en el conocimiento a lo largo del tiempo, se añade:
i. Las Ciencias: consisten en el estudio teórico de distintas parcelas
o campos de la realidad que son analizados con los dispositivos y
recursos de esta modalidad de saber especializado.
ii. La tecnología: consiste en el proceso de implementación de los
conocimientos teóricos científicos sobre las técnicas
preexistentes. Ello permite el incremento de la producción y
nuevas formas de relación social: proceso de industrialización.
2. Saberes políticos: todos aquellos asociados a la comunidad humana en general y
que tienen relación con el orden social, el bien, la justicia y cuestiones afines.
a. Los mitos: narraciones extraordinarias que buscan explicar el origen
natural y humano de las cosas: cosmogénesis y antropogénesis.
b. La magia: conjunto de actividades que pretende integrar u operar algún
tipo de orden tanto en la naturaleza como en la sociedad. Ej.: sacar a la
virgen para que llueva; el vudú u horóscopo, tarot, etcétera.
c. La religión: se trata de una institución antropológica fundamental, que
otorga sentido general a la existencia de cada individuo y de la
comunidad en su conjunto. Contiene mitos narrativos y rituales que
implican acciones concretas, distinguir el tiempo entre “sagrado” (ej.:
fastos) y “profano” (ej. nefastos),... Tiempo de ocio (otium) y tiempo de
nec-otium (negocio). Otium en griego es “scholé”, de donde procede
“escuela”.
d. El derecho. El derecho es una institución muy primitiva en el desarrollo
antropológico. La tendencia a expresarse en códigos escritos es
relativamente antigua. Los códigos mesopotámicos más antiguos, como
el de Hammurabi, recogen normas de conducta colectiva.

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Tabla sobre la evolució


de los fundamentos organizadores de la sociedad.

Fundamen Sociedad y de
to del las leyes.
orden:

Politeísmo Dioses Teocracia:


religión civil

↧ Transformación:
Judeo- Proceso de:
Cristianismo
Crítica de la
Monoteísmo Dios Teocracia religión:

ASEBEIA.
Edad moderna
↧ Proceso de
secularización1
Inversión
teológica

Antropocentrismo Ser Códigos “Derechos


humano contemporáneos humanos”

e. La poesía. Se trata de una de las formas de creación artística más


importantes a escala antropológica, por su capacidad seductora,
educativa e informativa, especialmente en sociedades ágrafas.
i. La poesía que más nos interesa desde la perspectiva filosófica es
la de la Grecia antigua: Homero, Hesíodo y la tragedia y comedia
áticas.
(Mapa de Grecia antigua. Fuente: Wikimedia commons)

1Un concepto asociado al de secularización es el de “Desencantamiento” que utiliza el


sociólogo alemán de finales del S. XIX y principios del XX, Max Weber.

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Evolución de la poesía en Grecia desde Homero hasta la aparición de la prosa:

La importancia de los primeros poetas es máxima, puesto que gracias a ellos se plasma
por escrito lo que antes circulaba solo de forma oral y, de ese modo, se han podido
conservar registro del arte en la antigüedad.

HOMERO: autor de poesía épica en verso hexámetro. Homero, más que una persona
real, es el nombre al que se le atribuye al conjunto de poemas que conforman la Ilíada y la
Odisea.
(S. VIII aC aprox.)
Obras:

Ilíada: narración de la guerra de Troya. El gran héroe de la obra es Aquiles, representante


de la valentía o “andreia” por antonomasia. En la obra aparecen multitud de cuestiones
morales y políticas, además de pasajes que han configurado el imaginario simbólico de
occidente. (Ver algunos ejemplos).

Odisea: narración del retorno a la patria (Ítaca), después de la guerra de Troya, de Ulises.
Este protagonista destaca por su astuta inteligencia. Tarda otros 10 años en regresar,
después de multitud de peripecias que, de nuevo, constituyen una constelación de
símbolos para la civilización occidental. (Ver algunos ejemplos).

HESÍODO: autor de poesía didáctica que plasma en sus obras el panteón de los dioses y la
vida humana sometida al trabajo.

Teogonía: se trata del primer esfuerzo por dar una mínima racionalidad a la pluralidad de
dioses del panteón griego. Utiliza para la ordenación de los dioses un criterio genealógico
(la genealogía) análoga a la generación humana. Se trata, por tanto, de una explicación
sobre el nacimiento y la generación de los dioses.

Los trabajos y los días: narración sobre el orden y la forma de vida del ser humano
(eminentemente agrícola), atada al trabajo. Se destaca la necesidad del esfuerzo para
ganarse la vida como esencia del destino de los seres humanos y la oposición a cualquier
forma de ociosidad.

Otros poetas reconocidos:

Píndaro: Odas, como canto a los ganadores en las Olimpiadas.


Safo: poetisa de Lesbos reconocida por su poesía “erótica”.

TRANSICIÓN DE LA POESÍA A LA PROSAS:


Aparición de los primeros historiadores:

Heródoto: Refleja en su obra las guerras médicas, entre otras cosas.

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Se le llama el “padre” de la historia.


Escribe un texto denominado: “Historias”.
Es una fuente de información única sobre la Grecia arcaica.

Texto Solón y Creso: Refleja un problema ético fundamental:


La cuestión de la felicidad individual.

Tucídides: Refleja en su obra las guerras del Peloponeso. “Historia de la Guerra del
Peloponeso”.
En un historiador que pretende ser lo más riguroso posible, hasta el punto de que conoce
de primera mano o por familiaridad los acontecimientos que narra.

Texto sobre los melios: Refleja un problema político fundamental:


La cuestión del poder por la fuerza (frente a las Leyes).

Jenofonte: Continúa con el trabajo de Tucídides y además es discípulo de Sócrates.


Escribe la Anábasis.

GRECIA S. V aC.

Se desarrollan dos géneros fundamentales para la cultura occidental:


La Tragedia: Narración que refleja un conflicto que suele terminar con la muerte de todos
los implicados. Cumplía una función que Aristóteles denomina: Catarsis (purificación
emocional).
Esquilo: La orestíada.
Sófocles: Edipo rey.
Refleja el conflicto del ser humano con el destino, del que no puede huir.
Eurípides: Antígona.
Refleja el conflicto entre la ley divina y la ley humana.
La Comedia:
Aristófanes: La Nubes, las ranas.
Busca ridiculizar fenómenos sociales o a personajes históricos reales.

Tema 3: La metafísica2 presocrática.


585 aC. Tales de Mileto predice un eclipse. Fundación de la “Escuela” de Mileto.
Qué caracteriza a los presocráticos (o “físicos” por su estudio de la naturaleza).

Estudio de la “naturaleza”, de la physis (de donde proviene el término “física”).

2
Consiste en aquella disciplina filosófica que estudia la realidad existente desde un punto
de vista “general” (no centrándose en ninguna parcela concreta del ser). Establecida por
Aristóteles, se suele dividir en: Ontología (estudio de lo ente en general) y Teología
(estudio sobre Dios).

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Estudia la physis alejándose de las explicaciones mitológicas y buscando explicaciones


especulativas de carácter conceptual. También se les llama “physikoi” (físicos).
Estos autores buscan un principio u origen de toda la naturaleza: el Arché (o arjé):
➢ El arché es concebido como algo material, frente a teorías posteriores, como la
de Platón.
➢ El arché tiene un fundamento empírico (“observación”), en algún tipo de
observación acompañada de especulación3 (“suposición”).

Recurren por primera vez a explicaciones que buscan racionalizar los fenómenos de la
naturaleza. A este proceso, en contraste con la mitología previa se le denomina el paso
de mito al logos.

Todavía estas explicaciones tienen un carácter muy especulativo y genérico. Se les puede
considerar precursores de las ciencias físicas modernas.

No se nos conservan textos completos de los presocráticos, sino solo fragmentos y


testimonios. Por tanto, existe un buen grado de incertidumbre sobre sus tesis.

Las matemáticas surgen en paralelo a la filosofía. Esta, como saber de segundo orden,
depende de saberes de primer orden y de una estructura racional que haga posible el
pensamiento filosófico. De todos los tipos de saberes, no cabe duda de que las
matemáticas han sido las que han determinado la forma de pensamiento filosófico.

Los autores se distinguen según el arché que establecen como origen de la naturaleza:

JÓNICOS - MONISTAS.

Escuela de Mileto.

Tales.
● Primer matemático, físico y filósofo reconocido.
● Matemáticas: a él se le atribuye el haber llevado a cabo por primera vez
en la historia una demostración matemática, que constituye la cualidad
distintiva de la CIENCIA MATEMÁTICA.
● Tiene conocimientos de astronomía y cosmología (predicción del
eclipse).
● Plantea que el arché es EL AGUA. Es decir, que para Tales el origen de
todo lo que existe es el agua.
● Hay una anécdota muy conocida, la de la “muchacha tracia”.

3Se entiende por especulación aquella forma de actividad racional que desborda, de algún
modo, los límites de la experiencia observable.

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Anaximandro.
● Discípulo de Tales.
● Se le atribuye la creación del primer mapa mundi. Es decir, que poseía
conocimientos de Geografía, además de matemáticas y física.
● Establece que el arché debe ser un elemento que no esté definido de
ningún modo, al que llama Ápeiron4:
● A-prefijo de negación (sin).
● peiron, que procede de “peras” o “peri”, es decir, la frontera, el
límite o la delimitación de algo.
● Por tanto, el ápeiron, para Anaximandro, es el arché o principio de la
realidad completamente indefinido e ilimitado, que va adquiriendo
concreción en cada cosa particular.
● Se trata de un principio o arché especulativo y la primera forma de
metafísica en sentido estricto.
● Anaximandro también plantea la primera teoría de la transformación de
los animales.

Anaxímenes.
● Arché es el aire.
● La transformación de este arché se debe a fenómenos denominados
“condensación” y “rarefracción”.

Heráclito de Éfeso.
● Para Heráclito el arché es el fuego. Es el elemento que representa el cambio
permanente, que es la cualidad fundamental de la realidad para el autor.
● Metáfora del río: “todo fluye” - “Panta rei”.
● Existe un orden inmanente (COSMOS) al cambio, establecido por el LOGOS
universal.
● Razón universal cuya función es regular los procesos naturales.
● Para él la realidad se conforma a partir de la Guerra (pólemos) universal:
● El conflicto entre los diferentes elementos de la realidad la configura
como tal·
● Heráclito establece una clara separación entre la apariencia de las cosas y su
esencia.
● Heráclito era conocido históricamente por la oscuridad de sus textos y el carácter
triste y melancólico que transmitía. Contrasta con la actitud risueña y feliz de
Demócrito.

4Se trata de un neologismo acuñado por Anaximandro. Por tanto, se trata del principio del
uso técnico del vocabulario filosófico y por tanto de la institucionalización de la filosofía.

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ITÁLICOS - Pluralistas (con la excepción de la Escuela


de Elea).

Pitagóricos.

● Arché: números.
● Reciben una gran influencia de las matemáticas, en especial de la geometría, la
astronomía y la música.
● Son los que desarrollan el proceso científico de demostración
matemática: Partir de principios no demostrados (axiomas) para,
mediante reglas de deducción o demostración alcanzar conclusiones,
corolarios o teoremas. Por ejemplo el teorema de Pitágoras.
● Los pitagóricos postulaban la existencia de una música de las esferas.
● Establecen también una serie de listas de términos opuestos, que actuarían como
fundamentos de la realidad.
● Conformaron una secta influyente en Magna Grecia (Italia) hasta el punto de que
fueron aniquilados por los ciudadanos que se rebelaron contra ellos. Formaron
una escuela esotérica, donde existían secretos y tabúes (como no comer carne o
habichuelas).
● Se distinguían en la escuela aquellos iniciados (acusmáticos) que no podían ver al
maestro y permanecían en silencio, de los auténticos seguidores del maestro con
conocimientos avanzados (matemáticos).
● Parece que Pitágoras procede de Jonia, de Samos, pero emigró a Italia.
● Recibieron una influencia decisiva de una religión secreta que se introdujo en
Grecia: el Orfismo. Una religión de tipo soteriológico5. Se trata de religiones
mistéricas que consideran que la salvación está reservada para los iniciados a
través del conocimiento.
● Aceptaba la reencarnación.
● La transmigración del alma en una serie de transformaciones desde los
animales más simples hasta el ser humano.
● Consideraban que existía un número divino: el 10 y una figura que lo
representaba, la TETRAKTIS.

FINAL CONTENIDOS EXAMEN PRÁCTICO PRIMER TRIMESTRE.

Escuela de Elea.

Parménides.
● Fue uno de los filósofos más influyentes de la filosofía antigua. Parece que era
discípulo de un autor jónico itinerante llamado Jenófanes de Colofón. Jenófanes

5Aquella forma de religiosidad caracterizada por ocultar algún tipo de saber especial que
garantiza, de algún modo, la salvación del alma.

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llevó a cabo una crítica a la religión de su época, criticando su antropomorfismo


e inmoralidad.
Texto de Jenófanes:
Pero si los bueyes y los caballos y leones tuvieran manos,
manos como las personas, para dibujar, para pintar, para crear una obra de
arte, entonces los caballos pintarían a los dioses semejantes a los caballos,
los bueyes semejantes a bueyes, y a partir de sus figuras crearían
las formas de los cuerpos divinos según su propia imagen: cada uno según la
suya.

Solamente un dios es el supremo, único entre dioses y hombres,


ni en figura ni en pensamiento semejante a los mortales.

● Establece que el cambio es una apariencia sin realidad.


● Solo existe el ser, o lo que es.
● “Lo que es es, y no puede dejar de ser. Lo que no es, no es, y no puede ser”.
● Por tanto para Parménides no existe ni el cambio ni la pluralidad. Solo
puede existir una sola entidad, el ser, inmutable, eterna, inmóvil, única,
finito y esférico que denomina “Ser”.
● Desde el punto de vista racional, sus argumentos niegan el movimiento.
La paradoja se produce por su contraste con la experiencia.
● Genera el problema filosófico de explicar el cambio, al que se van a
dedicar los filósofos posteriores.
● Esto lo desarrolla Parménides en un poema del que solo se nos conservan
fragmentos.
● En el poema distingue tres vías: la del conocimiento, la de la
verdad, frente a la de la opinión y la vía intermedia. Pensar del ser
que es y del no ser que no es, constituye la verdad. Confundir el
ser y el no ser constituye la vía de la opinión.

Zenón de Elea:

● Plantea un serie de paradojas para apoyar las tesis de su maestro:


1. Paradoja de la flecha
2. Paradoja de Aquiles y la tortuga
● Ambas niegan la posibilidad del movimiento. Van en contra del sentido común
que nos “dice” que el movimiento es posible.

● Zenón era de Elea y se enfrentó a un tirano local, que quiso matarlo


emparedándolo. Zenón se arrancó la lengua y se la escupió.

Meliso de Elea:

Meliso, discípulo de Zenón, fue estratega militar y venció a los atenienses.

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A partir de los eleatas, surgen las diferentes escuelas pluralistas6:

Otros pluralistas itálicos.

Pluralistas posteriores Tesis

Empédocles Arché: Teoría de los cuatro elementos.


Asociado a la teoría de los humores.
Doctrina esotérica.
El cosmos está regido por dos fuerzas:
el amor y el odio.

Anaxágoras Arché: Teoría de las “homeomerias” (partes


Primer filósofo asentado en Atenas. semejantes e infinitas repartidas en todo).
Condenado al exilio. Noûs como inteligencia ordenadora.

Leucipo y Demócrito Arché: Teoría de los átomos (a-sin /tomo-


Atomistas. parte)
Postulaban la existencia del vacío.
Primera ética “hedonista”7 inmanentista.

Tema 4: Sofistas.
En el siglo V, aparece un nuevo tipo de “sabio”: el “sofista”.
Características esenciales de la sofística:
1. Sabios itinerantes que enseñaban sobre multitud de contenidos de carácter
antropológico. Sus enseñanzas se dirigían a la “Virtud” (areté).
2. Cobraban por sus enseñanzas a los jóvenes adinerados de las ciudades, en
especial de Atenas.
3. Algunos sofistas célebres: Protágoras, Gorgias, Pródico, Hipias, Critias,...

Características del pensamiento sofista:

❖ Relativismo:
Consiste en considerar que no existe la verdad absoluta, sino sólo relativa a la
persona o a un grupo de personas. La verdad se considera relativa o dependiente

6 Consideran que el arché ya no es único sino múltiple.


7
Se entiende por hedonismo aquella teoría del comportamiento humano que se
caracteriza por dos principios básicos: buscar el placer y evitar el dolor. Del griego
“hedoné” que significa “placer”. Para los hedonistas placer y bien se identifican, aunque
con muchos matices.

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de las creencias, opiniones o incluso percepciones o sensaciones subjetivas


(subjetivista8).
➢ Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en
tanto que son y de las que no son en tanto que no son”.
➢ El relativismo puede ser de varios tipos: ontológico, epistemológico o
ético.

❖ Escepticismo:
Consiste en la negación de la posibilidad de la verdad. El representante más
conocido de esta corriente en este contexto es Gorgias:
➢ Sus ideas pueden resumirse en tres tesis:
i. Nada existe.
ii. Si existiera algo no podría ser conocido.
iii. Si algo existente pudiera ser conocido, sería imposible expresarlo
con el lenguaje.

❖ Convencionalismo:
Consiste en separar dos tipos de realidades o normas elementales: las de la
physis o naturaleza [leyes físicas], frente al “nomos” o la convención [normas o
leyes sociales] (o lo arbitrario), la norma socialmente establecida que, por tanto,
puede cambiar en cualquier momento dependiendo de las circunstancias, la
voluntad o la fuerza. La norma es lo que determina la Justicia.
➢ Asociado al “positivismo normativo” (constituido en norma explícita o ley
escrita).
➢ Se opone al “IUSNATURALISMO” (leyes “naturales “inherentes de los
seres humanos): considerar que existe algún tipo de derecho “natural”
dentro de la escala antropológica, política o social. Por ejemplo: la
declaración de derechos humanos.

❖ Realismo político9 (pragmatismo vs. idealismo):


➢ Consiste en considerar que no existe ningún tipo de ideal político a
alcanzar, sino que las acciones políticas se deben dirigir a conseguir el
mayor poder efectivo real a cualquier precio. En el límite, en esto
consiste en la Tiranía. Conseguir y mantenerse en el poder constituye el
objetivo dentro de esta perspectiva.
➢ Los personajes que representan mejor esta perspectiva son: Calicles (de
El Gorgias de Platón) y Trasímaco (de La República de Platón).

❖ Ateísmo:
Existe una presencia de pensamiento ateo durante este periodo asociado al
convencionalismo y al realismo político. reflejado en un texto clásico que

8 Frente al subjetivismo, se construye en virtud de conocimientos objetivos (Objetivismo


científico: cuyo modelo son las matemáticas).
9 Asociado a la Razón Estado y a la Real Politik.

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reproducimos a continuación10 atribuido a Critias el tirano, entre otros posibles


autores.
➢ La religión se considera sólo por la utilidad que reporta para el orden
social, como una invención humana. Se trata del primer texto de esta
clase en la historia de la humanidad:

Texto sobre el ateísmo.


Un tiempo hubo en que la vida del hombre no tenía orden, era una vida bestial, de la fuerza
esclava, una época en que no había un premio para los buenos ni tampoco un castigo
para los malvados. Después, según creo, los hombres establecieron leyes punitivas, de
modo que fuese justicia un soberano imparcial para todos y la insolencia, su esclava sí recibía
castigo todo el que erraba. Tiempo después, pues las leyes impedían, por su fuerza, cometer
a los hombres crímenes manifiestos, aunque, “a escondidas”, seguían cometiéndolos,
entonces, yo creo que, por vez primera, un hombre astuto y sabio de mente inventó, en bien
de los hombres, el miedo a los dioses, para que los malvados temieran, si cometían, “a
escondidas”, alguna maldad, de obra, palabra o pensamiento. Introdujo, por tanto, la noción
de divino, diciendo que existe un dios, floreciente de vida inmortal, que oye y que ve con la
inteligencia, que posee una mente y rige el universo, revestido de divina natura. Este dios
oirá cuanto, entre los hombres, se dice,y tendrá poder para ver todas sus acciones. Si, por
acaso, maquinas, en silencio, alguna maldad,no escapará a la atención de los dioses. Porque
en ellos hay providencia. Con estas razones,introdujo la más dulce doctrina,ocultando la
verdad con falso argumento.Decía que los dioses habitan allí en donde más podrían
aterrorizar a los hombres,de donde, según comprendió, proceden los temores humanos,las
dificultades de sus míseras vidas:de la esfera suprema, en donde veía surgir el relámpago y
oía el horrísono fragor del trueno y la faz estrellada del cielo,hermoso retablo de Crono, el
sabio artesano, por dónde camina, esplendente, la masa ardiente del sol y de donde cae a la
tierra la húmeda lluvia. Tales terrores puso alrededor de los hombres, mediante los cuales
asentó firmemente, con sus razones, el poder divino y en el sitio adecuado, y extinguió, con
las leyes, la ilegalidad que reinaba.(...) De ese modo, yo creo, que alguien, por vez primera,
persuadir a los hombres a creer que existe una estirpe de dioses.

Texto de Antifonte: La Verdad11.


Justicia es no transgredir las leyes de la ciudad en la que uno es ciudadano. Así pues, un hombre
obrará del modo más provechosos para sí, si en presencia de testigos considera grandemente las
leyes y, cuando está solo, sin testigos, considera grandemente lo que pertenece a la naturaleza
(physis); en efecto, lo que pertenece a las leyes (nómos) wes puesto, mientras que aquello que
pertenece a la naturaleza es necesario; y lo que se conforma a las leyes, si permanece oculto a los
que están de acuerdo (con ellas), escapa a la vergüenza y al castigo; si no permanece oculto, no; en
cambio, si se fuerza algo de lo que por la physis es connatural, traspasando lo que es posible,

10 Fuente: file:///tmp/mozilla_profesor0/ecob,+279-304.pdf.pdf
11 http://cibernous.com/autores/sofistas/textos/texto2.html

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aunque ello permanezca oculto a todos los hombres, en modo alguno es menor el mal, ni en nada
es mayor si todos lo ven; porque en este caso no hay pecado según apariencia (doxa), sino según
verdad (aletheia).

...La mayor parte de lo justo según nómos es contrario a la physis; en efecto, está legislado
(establecido por nómos) para los ojos qué es lo que deben ver y lo que no; para los oídos, qué es lo
que deben oír y lo que no; para la lengua, qué es lo que debe decir y lo que no; para los pies, a
dónde deben encaminarse y a dónde no; para el ánimo, qué debe desear y qué no. En nada,
ciertamente, es más querido o más próximo según la naturaleza aquello de lo que las leyes apartan
a los hombres que aquello que las leyes aconsejan. En cambio, el vivir es cosa de la naturaleza, y
también el morir, y el vivir lo tienen a partir de lo provechoso, el morir a partir de lo nocivo (no
provechoso). Y lo provechoso establecido como tal por las leyes es prisión de la naturaleza,
mientras que lo establecido por la physis es libre. En ningún modo -al menos según la noción
correcta- lo que produce dolor es más ventajoso para la naturaleza que lo que produce gozo; en
ningún modo lo que aflige es más provechoso que lo que place; pues lo en verdad provechoso no
debe dañar, sino servir. ....

Son justos según la ley aquellos que, habiendo padecido alguna ofensa, se defienden sin ponerse
ellos mismos a ofender; y los que hacen bien a sus padres, aunque éstos sean malos para con ellos;
y los que conceden que la otra parte jure, sin jurar ellos mismos. Y, de esto que hemos dicho,
mucho se encontraría contrario a la naturaleza; y hay en tales casos más dolor, pudiendo haber
menos, y menos placer, pudiendo ser más, y se padece un mal, siendo posible no padecerlo.

Si para los que aceptan estas cosas tuviese lugar alguna protección fuera de las leyes, y para los
que no las aceptan, sino que van contra ellas, algún daño, no sería sin provecho la obediencia a las
leyes; pero se muestra que a los que aceptan tales cosas la justicia que emana de la ley no les
protege suficientemente; en primer lugar, deja padecer al que padece y ofender al que ofende; y
hasta el momento nunca ha impedido que el que padece padezca ni el que ofende ofenda. Y
llevado el asunto a los tribunales, nada más particular se produce del lado del que ha padecido que
del lado del que ha ofendido; pues es preciso que convenza a los que han de castigar de que ha
padecido, y pide obtener justicia. Y lo mismo le queda también al que ha ofendido....

Respetamos y veneramos a los que son de padres nobles, y no respetamos ni veneramos a los que
no son de noble casa. En esto nos tratamos unos a otros como bárbaros, puesto que por
naturaleza somos todos de igual manera en todo, bárbaros y griegos. Lo deja ver lo relativo a
aquellas cosas que por naturaleza son necesarias a todos los hombre; y el que para todos es
posible procurárselas de las mismas maneras, y en todas esas cosas ni bárbaro ni griego alguno se
diferencia de nosotros; respiramos, en efecto, todos por la boca y por la nariz en el aire, y....

Tema 5: Sócrates. La sabiduría negativa:


“Sólo sé que no sé nada”.

1. Trazos biográficos.
Se trata de uno de los personajes históricos más importantes de la historia de la
filosofía. Se caracteriza por ejercer una filosofía mundana a partir de un momento
determinado en el que un amigo le pregunta al oráculo de Delfos quién es el

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individuo más sabio de Grecia. La respuesta es “Sócrates”. Este, incrédulo, se


decide a intentar demostrar que el oráculo se equivoca, sin éxito.

Al final es acusado y condenado a muerte por “impiedad”(asebeia) y “perversión


de la juventud”. Le obligan a beber cicuta. Sin embargo influye en los autores
posteriores que se consideran sus discípulos. El más sobresaliente es Platón, que
da inicio a la filosofía académica.

2. Segunda navegación.
Sócrates abandona el estudio de la naturaleza o Physis para centrarse
exclusivamente en el ser humano y en las cuestiones éticas y morales
asociadas a él. Este proceso se denomina: “Giro antropológico”. Busca
consolidar definiciones partiendo de la cuestión básica: “¿Qué es…?”. Por
ejemplo: qué es la justicia, la piedad, el bien, la belleza, la valentía, el
amor, etcétera.

A esto se le denomina “segunda navegación”, en la medida en que supone


un alejamiento de los autores presocráticos anteriores, lo que da lugar a
una división dentro del pensamiento antiguo. Con él nace la filosofía
política como tal.

Texto segunda navegación:

—¿Quieres, Cebes, que te haga una exposición de mi segunda navegación en


la búsqueda de la causa, en la que me ocupé?
—Desde luego que lo quiero, más que nada —respondió.
—Me pareció entonces —dijo él—, después de eso, una vez que hube dejado
de examinar las cosas, que debía precaverme para no sufrir lo que los que
observan el sol durante un eclipse sufren en su observación. Pues algunos se
echan a perder los ojos, a no ser que en el agua o en algún otro medio
semejante contemplen la imagen del sol. Yo reflexioné entonces algo así y sentí
temor de quedarme completamente ciego de alma al mirar directamente a las
cosas con los ojos e intentar captarlas con todos mis sentidos. Opiné, pues, que
era preciso refugiarme en los conceptos para examinar en ellos la verdad real.
Ahora bien, quizás eso a lo que lo comparo no es apropiado en cierto sentido.
Porque no estoy muy de acuerdo en que el que examina la realidad en los
conceptos la contemple más en imágenes, que el que la examina en los hechos.
En fin, el caso es que por ahí me lancé, y tomando como base cada vez el
concepto que juzgo más inconmovible, afirmo lo que me parece concordar con
él como si fuera verdadero, tanto respecto de la causa como de todos los demás
objetos, y lo que no, como no verdadero. Pero quiero exponerte con más
claridad lo que digo; pues me parece que tú ahora no lo comprendes.
—No, ¡por Zeus! —dijo Cebes—, no del todo.
—Sin embargo —dijo él—, lo que digo no es nada nuevo, sino lo que siempre
una y otra vez y también en el coloquio no he dejado de exponer. Voy,
entonces, a intentar explicarte el tipo de causa del que me he ocupado, y me
encamino de nuevo hacia aquellos asertos tantas veces repetidos, y comienzo a

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partir de ellos, suponiendo que hay algo que es lo bello en sí, y lo bueno y lo
grande, y todo lo demás de esa clase.

3. Una vida de autoexamen.


“Una vida sin examen no merece ser vivida”.

Para Sócrates la vida debe consistir en un ejercicio de pensamiento permanente o


autoexamen. Sócrates expresa esto de varios modos, pero en especial hay uno
que destaca: la alusión a un “daimon” que ejerce una labor orientadora.

Término griego (que no se suele traducir) con el que los griegos se referían al
destino individual de cada cual; el término tenía connotaciones religiosas, y se
consideraba que el destino de cada cual era algo divino o asignado por los
dioses. En ese contexto era, con frecuencia, personificado, de forma similar a lo
que otras culturas percibieron como ángeles o demonios.

Platón, sin embargo, en el mito de Er, de la República, presenta a cada cual


como responsable de su destino, de su daimón, al haberlo elegido el alma de
cada cual antes de su siguiente reencarnación. En el Sócrates platónico el
daimón se presenta con frecuencia como una voz interior a la que escucha y
obedece.

Fuente: https://www.webdianoia.com/glosario/display.php?action=view&id=330

La referencia al daimon le valió la acusación de “introducir otros dioses en la


ciudad”, es decir, de asebeia, en su juicio. Aunque Sócrates rebate esta opinión,
fue condenado a muerte igualmente.

El conócete a tí mismo como propósito general de la filosofía.

Texto “Conócete a ti mismo”.


[Critias a Sócrates] Me avergonzará menos confesar mi error que conceder que
se pueda ser sabio sin saberlo; pues, por lo que a mi respecta, definiría
gustosamente la sabiduría como «el conocimiento de sí mismo», de acuerdo
con el autor de la inscripción de Delfos. Esta inscripción, en efecto, me parece
como la palabra de bienvenida que el dios dirige a los que llegan, en lugar del
saludo ordinario «alégrate», por encontrar seguramente esta última expresión
fuera de sitio y por juzgar que hemos de exhortarnos los unos a los otros, no a
alegrarnos, sino a ser sabios. De esta forma, el dios dirige a los que llegan un
saludo muy superior al de los hombres, y así lo ha entendido el autor de la
inscripción, si no me equivoco; en realidad, el dios les dice, a manera de saludo:
sed sabios. Pero lo dice, en su calidad de adivino, en una forma enigmática: «sé
sabio» o «conócete a ti mismo» es, en el fondo, la misma cosa, como se infiere

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del texto y yo sostengo.

Platón, Cármides, 165b (Obras completas, Aguilar, Madrid 1972, p. 276).

4. Intelectualismo moral.
Esta es la tesis fundamental del pensamiento socrático. Consiste en considerar
que el bien se debe al conocimiento y el mal se debe a la ignorancia. Para
Sócrates nadie hace el mal a sabiendas, sino por error de cálculo o conocimiento
de las consecuencias de sus acciones.

Se considera una posición de determinismo moral, en la medida en que es la


finalidad establecida por cada cual la que provoca una conducta determinada.
Esta posición es la que motiva todo su programa filosófico de encontrar el
conocimiento.

Como si hubiera alguien que por propia voluntad obrara el mal. Yo, pues, estoy
casi seguro de esto, que ninguno de los sabios piensa que algún hombre por su
voluntad cometa acciones vergonzosas o haga voluntariamente malas obras;
sino que saben bien que todos los que hacen cosas vergonzosas y malas obran
involuntariamente.

Protágoras, 345d (Diálogos, I, Gredos, Madrid 1981, p. 564).


https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Recurso:Cita_de_Prot%C3%A1go
ras

5. Ignorancia socrática.
La posición de Sócrates al respecto del conocimiento es muy peculiar. Se trata de
una posición negativa que se podría denominar “sabiduría negativa”, que se
opone al saber absoluto y a la negación del saber. Se suele expresar con la tesis:
“Sólo sé que no sé nada” (apócrifa).

Se considera el punto de partida de su actividad filosófica. Sócrates la lleva a cabo


exclusivamente mediante el diálogo, que pretende generar conocimiento en su
interlocutor, aunque el propio Sócrates siempre se mantiene en una posición
negativa o de ignorancia. Sócrates asimila su función a una comadrona: Ayuda a
concebir ideas, aunque es incapaz por sí misma de concebir. Este carácter
dialógico es constitutivo de su método de reflexión.

Debe advertirse que Sócrates tiende a generar reacciones paradójicas en sus


interlocutores.

¿Qué quiere, pues, decir, al declararme el más sabio de los hombres? Porque él
no miente. La Divinidad no puede mentir. Dudé largo tiempo del sentido del

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oráculo, hasta que por último, después de gran trabajo, me propuse hacer la
prueba siguiente: —Fui a casa de uno de nuestros conciudadanos, que pasa por
uno de los más sabios de la ciudad. Yo creía, que allí mejor que en otra parte,
encontraría materiales para rebatir al oráculo, y presentarle un hombre más
sabio que yo, por más que me hubiere declarado el más sabio de los hombres.
Examinando pues este hombre, de quien, baste deciros, que era uno de
nuestros grandes políticos, sin necesidad de descubrir su nombre, y
conversando con él, me encontré, con que todo el mundo le creía sabio, que él
mismo se tenía por tal, y que en realidad no lo era. Después de este
descubrimiento me esforcé en hacerle ver que de ninguna manera era lo que él
creía ser, y he aquí ya lo que me hizo odioso a este hombre y a los amigos
suyos que asistieron a la conversación. Luego que de él me separé, razonaba
conmigo mismo, y me decía: —Yo soy más sabio que este hombre. Puede muy
bien suceder, que ni él ni yo sepamos nada de lo que es bello y de lo que es
bueno; pero hay esta diferencia, que él cree saberlo aunque no sepa nada, y yo,
no sabiendo nada, creo no saber. Me parece, pues, que en esto yo, aunque
poco más, era más sabio, porque no creía saber lo que no sabía. Desde allí me
fui a casa de otro que se le tenía por más sabio que el anterior, me encontré con
lo mismo, y me granjeé nuevos enemigos. No por esto me desanimé; fui en
busca de otros, conociendo bien que me hacía odioso, y haciéndome violencia,
porque temía los resultados; pero me parecía que debía, sin dudar, preferir a
todas las cosas la voz del Dios, y para dar con el verdadero sentido del oráculo,
ir de puerta en puerta por las casas de todos aquellos que gozaban de gran
reputación; pero, ¡oh Dios!, he aquí, atenienses, el fruto que saqué de mis
indagaciones, porque es preciso deciros la verdad; todos aquellos que pasaban
por ser los más sabios, me parecieron no serlo, al paso que todos aquellos que
no gozaban de esta opinión, los encontré en mucha mejor disposición para
serlo. [...] Me parece, atenienses, que sólo Dios es el verdadero sabio, y que
esto ha querido decir por su oráculo, haciendo entender que toda la sabiduría
humana no es gran cosa, o por mejor decir, que no es nada; y si el oráculo ha
nombrado a Sócrates, sin duda se ha valido de mí nombre como un ejemplo, y
como si dijese a todos los hombres: «el más sabio entre vosotros es aquel que
reconoce, como Sócrates, que su sabiduría no es nada.»

Platón, Apología de Sócrates.


http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/ObrasClasicas/_docs/Apologia_d
e_Socrates-Platon.pdf

6. Método socrático. Ironía y Mayéutica

Ironía y Mayéutica son los dos pasos en los que consiste el método socrático de
reflexión.

Ironía: constituye la fase de destrucción de prejuicios previos que practica


Sócrates con su interlocutor. Normalmente lo hace a través de argumentos
apagógicos (reducción al absurdo) conduce a su interlocutor a contradicciones
que le llevan a reconocer la ignorancia. A partir de ese punto comienza una
segunda fase de construcción.

Mayéutica. Sócrates asocia este proceso a la profesión de su madre, partera.


Sócrates asume en todo momento en los diálogos un papel secundario, de apoyo

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al interlocutor para concebir las ideas que se van presentando. Este proceso no
da lugar a certidumbres absolutas o a conceptos definitivos, sino que siguen
situados en el contexto de la “sabiduría negativa” que hemos indicado antes.
Algunos diálogos, sobre todo los primeros, tienden a señalar el carácter aporético
del saber socrático. Las obras posteriores de Platón ya van adoptando otras
estrategias, aunque siguen bajo el influjo filosófico fundamental de su maestro (en
especial en los diálogos de vejez).

TEMA: 6. La filosofía platónica.


1. Trazos biográficos.
Platón nació entre los años 428 y 427 a.C en Atenas (aunque algunos piensan
que nació en Egina), y murió a los 80 o 81 años en la misma Atenas entre el 348 y
el 347 a.C. Descendiente de una acomodada y aristocrática familia que se
vanagloriaba de descender del antiguo rey Codro (era hijo de Aristón y Perictíona
-hermana de Cármides y sobrina de Critias-, dos de los llamados treinta tiranos
que protagonizaron un golpe de estado antidemocrático en Atenas en los años
404-403 a.C.), Platón tuvo dos hermanos: Adimanto y Glaucón, y una hermana,
Potone. A la muerte de Aristón, la madre de Platón se casó con Pirilampo, un
antiguo amigo de Pericles, con quien tuvo un hijo, Antifón, que por tanto era medio
hermano de Platón.

En algunas de sus obras Platón hace figurar a sus hermanos como contertulios de
Sócrates. (Adimanto y Glaucón aparecen en la República, Antifón aparece en el
Parménides).

A la muerte de Sócrates (año -399), Platón emprendió diversos viajes. Fue


primero a Megara donde fue acogido por el filósofo Euclides. Se trasladó a Egipto
(probablemente hacia el año -390), viajó también a Cirene, donde entró en
contacto con el filósofo y matemático Teodoro (que es uno de los personajes del
diálogo platónico Teeteto), y reencontró a Aristipo, que había formado parte del
círculo de discípulos de Sócrates. Finalmente viajó al sur de Italia y Sicilia, donde
trabó amistad con filósofos pitagóricos como Filolao, Eurito y, especialmente, con
el filósofo y gobernante pitagórico Arquitas de Tarento. De estos contactos se
deriva buena parte de la orientación pitagorizante de la filosofía platónica.

En Sicilia, Platón conoció a Dion, que sería durante muchos años su gran amigo, y
a través suyo intentó llevar a la práctica sus ideas políticas en tres ocasiones
(años 388, 367 y 361 a.C.), saldándose las tres con un absoluto fracaso. Dion era
cuñado del tirano de Siracusa, Dionisio I, y persuadió a Platón para intentar llevar
a la práctica sus ideas políticas. Un primer intento (en el año 388 a.C.) acabó con
un estruendoso fracaso y Platón tuvo que huir de Siracusa, ya que Dionisio creyó
que era víctima de un complot urdido por Dion y Platón para arrebatarle el poder.
En el 387, de regreso a Atenas, Platón, con intención de fundar una «escuela»,
compró unos terrenos situados al lado del gimnasio dedicado a Akademo, en el
noroeste de Atenas, junto a la Doble Puerta, razón por la cual dicho centro de
enseñanza e investigación se conoció como la Academia, que se convertiría

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rápidamente en un gran centro de investigación cuya existencia perduró hasta el


año 529. En el año 367 a.C., Platón acudió de nuevo a Siracusa llamado por Dion,
ya que había muerto Dionisio I y había accedido al poder el hijo de este, Dionisio
II. Con la esperanza de llevar a la práctica sus ideas políticas y, especialmente,
con el afán de volver a encontrarse con Dion, Platón intentó por segunda vez
pasar de la teoría a la práctica. Nuevamente la experiencia constituyó un fracaso
y, en el año 365 a.C., volvió a Atenas. Todavía haría Platón un tercero e
infructuoso intento de colocar a la filosofía como rectora de los destinos políticos,
de manera que en el año 361 a.C. volvió por tercera y última vez a Siracusa, con
la promesa de Dionisio II de aprender a comportarse como un filósofo-rey. En esta
última ocasión, la intentona acabó con la muerte de Dion y con el convencimiento
de Platón de la necesidad de revisar algunos aspectos de su concepción política.
A partir del año 360 a.C., Platón residirá en Atenas dedicado a su labor en la
Academia.

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Platón, Carta VII

"Siendo yo joven, pasé por la misma experiencia que otros muchos; pensé
dedicarme a la política tan pronto como llegara a ser dueño de mis actos; y he
aquí las vicisitudes de los asuntos públicos de mi patria a que hube de asistir.

Siendo objeto de general censura el régimen político a la sazón imperante, se


produjo una revolución; al frente de este movimiento revolucionario se
instauraron como caudillos cincuenta y un hombres: diez en el Pireo y once en
la capital, al cargo de los cuales estaba la administración pública en lo referente
al ágora y a los asuntos municipales, mientras que treinta se instauraron con
plenos poderes al frente del gobierno en general. Se daba la circunstancia que
algunos de estos eran allegados y conocidos míos, y en consecuencia
requirieron al punto mi colaboración, por entender que se trataba de actividades
que me interesaban. La reacción mía no es de extrañar, dada mi juventud; yo
pensé que ellos iban a gobernar la ciudad sacándola de un régimen de vida
injusto y llevándola a un orden mejor, de suerte que les dediqué mi más
apasionada atención, a ver lo que conseguían.

Y vi que en poco tiempo hicieron parecer bueno como una edad de oro el
anterior régimen. Entre otras tropelías que cometieron, estuvo la de enviar a mi
amigo, el anciano Sócrates, de quien yo no tenía reparo en afirmar que fue el
más justo de los hombres de su tiempo, a que, en unión de otras personas,
prendiera a un ciudadano para conducirle por la fuerza para ser ejecutado;
orden dada con el fin de que Sócrates quedara, de grado o por fuerza,
complicado en sus crímenes; por cierto que él no obedeció, y se arriesgó a sufrir
toda clase de castigos antes que hacerse cómplice de sus iniquidades.

Viendo, digo, todas estas cosas y otras semejantes de la mayor gravedad, lleno
de indignación me inhibí de las torpezas de aquel período. No mucho tiempo
después cayó la tiranía de los Treinta y todo el sistema político imperante. De
nuevo, aunque ya menos impetuosamente me arrastró el deseo de ocuparme
de asuntos públicos de la ciudad. Ocurrían desde luego también bajo aquel
gobierno, por tratarse de un período turbulento, muchas cosas que podrían ser
objeto de desaprobación; y nada tiene de extraño que, en medio de una
revolución, ciertas gentes tomaran venganzas excesivas de algunos
adversarios. No obstante los entonces repatriados observaron una considerable
moderación. Pero dio también la casualidad de que algunos de los que estaban
en el poder llevaron a los tribunales a mi amigo Sócrates, a quién acabo de
referirme, bajo la acusación más inicua y que menos le cuadraba: en efecto,
unos causaron de impiedad y otros condenaron y ejecutaron al hombre que un
día no consintió en ser cómplice del ilícito arresto de un partidario de los
entonces proscritos, en ocasión en que ellos padecían las adversidades de
destierro.

Al observar yo cosas como éstas y a los hombres que ejercían los poderes
públicos, así como las leyes y las costumbres, cuanto con mayor atención lo

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examinaba, al mismo tiempo que mi edad iba adquiriendo madurez, tanto más
difícil consideraba administrar los asuntos públicos con rectitud; no me parecía,
en efecto, que fuera posible hacerlo sin contar con amigos y colaboradores
dignos de confianza; encontrar quienes lo fueran no era fácil, pues ya la ciudad
no se regía por las costumbres y prácticas de nuestros antepasados, y adquirir
otros nuevos con alguna facilidad era imposible; por otra parte, tanto la letra
como el espíritu de las leyes se iba corrompiendo y en número de ellas crecía
con extraordinaria rapidez.

De esta suerte yo, que al principio estaba lleno de entusiasmo por dedicarme a
la política, al volver mi atención a la vida pública y verla arrastrada en todas
direcciones por toda clase de corrientes, terminé por verme atacado de vértigo,
y sin bien no prescindí de reflexionar sobre la manera de poder introducir una
mejora en ella, y en consecuencia en la totalidad del sistema político, si dejé, sin
embargo, de esperar sucesivas oportunidades de intervenir activamente; y
terminé por adquirir el convencimiento con respecto a todos los Estados
actuales de que están, sin excepción, mal gobernados; en efecto, lo referente a
su legislación no tiene remedio sin una extraordinaria reforma acompañada
además de suerte para implantarla.

Y me vi obligado a reconocer, en alabanza de la verdadera filosofía, que de ella


depende el obtener una visión perfecta y total de lo que es justo, tanto en el
terreno político como en el privado, y que no cesará en sus males el género
humano hasta que los que son recta y verdaderamente filósofos ocupen los
cargos públicos, o bien los que ejercen el poder en los Estados lleguen, por
especial favor divino, a ser filósofos en el auténtico sentido de la palabra".
__________________________________________________

Platón, Carta VII. 324b-326b.


Fuente: https://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/hf/soff_15.html

2. Características de sus obras:


a. los diálogos.
Atendiendo al orden en que fueron escritos, los diálogos platónicos se dividen en
cuatro períodos o etapas:

Etapa socrática (393 - 389 a.C.), en la que Platón reproduce las ideas de
su antiguo maestro (carácter aporético);
Etapa de transición (388-385 a.C.), en la que ya van apareciendo algunas
de las tesis fundamentales del pensamiento propiamente platónico, como la teoría
de las ideas, por ejemplo, así como sus primeros análisis del lenguaje y una teoría
lógica de los conceptos;
Época de madurez (385-370 a.C.), en la que se perfila y consolida la teoría
de las ideas como núcleo fundamental de su filosofía, y desarrolla los grandes
«mitos»;

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Época de vejez(369-347 a.C.), en la que los diálogos platónicos adoptan


un tono a veces autocrítico, y en los que matiza su pensamiento a la vez que el
carácter ontológico de la teoría de las ideas pierde importancia ante su aspecto
meramente lógico.

b. Las motivaciones de la filosofía de Platón: ética, política y


epistemología.

El objetivo principal de la filosofía platónica es el intento de implantación en la


práctica de sus ideas, con el fin de conseguir la mayor justicia posible en la
sociedad de su época (en la polis). Busca una articulación del desarrollo teórico
para establecer un régimen de justicia asociado al Bien.

Tal como ya se ha mostrado al hablar de la vida de Platón, la motivación inicial de


su filosofía fue fundamentalmente política y moral, motivación que se vio reforzada
por la influencia de su maestro Sócrates. La necesidad de pensar el fundamento
de la justicia y el orden social condujo a Platón a considerar que éstos no pueden
basarse en un mero relativismo, como decían los sofistas, ni puede ser sólo fruto
de un simple pacto o contrato social, que es una mera pugna entre contendientes
que cesan sus hostilidades entre sí por el mero egoísmo de conseguir seguridad.
Sócrates había señalado la necesidad de una justicia en sí, de una bondad en sí.
Y pensaba que solamente por la existencia de lo justo en sí son posibles actos
justos, de la misma manera que solamente por la existencia de la belleza en sí
son posibles las cosas bellas. Esta distinción entre dos órdenes de realidad
distintos -que Sócrates había vislumbrado en el ámbito de la ética- hace pensar a
Platón, siguiendo a su maestro, que la simple seguridad no puede ser fundamento
de la justicia ni del orden, como lo muestra la historia de las tiranías y otras formas
de gobierno injustas. Tampoco el mero consenso de la mayoría puede ser el
fundamento de la justicia, como lo prueba la misma condena de Sócrates en la
democracia ateniense.

Debe existir un fundamento de la justicia, debe existir la justicia misma para que
sean posibles las acciones justas, que son sólo presentaciones concretas y
parciales de la justicia. Hacia la búsqueda de esta fundamentación se dirige el
pensamiento de Platón. Más allá de los ejemplos concretos de cosas bellas o
relaciones amistosas, debe existir la belleza y la amistad que hacen posibles
aquellas; más allá de actos y relaciones justas debe existir la justicia misma que
las hace posibles. Debe existir una alteridad respecto de la experiencia inmediata,
que es la que la posibilita. El estudio de este fundamento, generalizado desde la
ética hasta toda realidad, conducirá a Platón a la formulación de la teoría de las
ideas o de las formas, que es el centro de toda la filosofía platónica.

Así, Platón va mucho más allá de su maestro Sócrates, y considera la necesidad


de afirmar la existencia de estas ideas como medio para comprender la totalidad
de lo real, y no situarlas solamente en el ámbito de la ética.

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Pero a la inicial orientación de tipo político y moral dirigida hacia la búsqueda de


un fundamento absoluto de la justicia, se añade en Platón una orientación dirigida
hacia la búsqueda de un fundamento del conocimiento. Con ello, la oposición a los
sofistas es total: en contra del relativismo moral y en contra del escepticismo
epistemológico. Si los sofistas estaban equivocados, según Platón, al considerar
que no hay propiamente ningún fundamento de la justicia (con lo cual situaban a
ésta en el simple terreno de lo opinable, y en el mundo en devenir), también
erraban al pensar que no es posible un conocimiento verdadero. En ambos casos
el error, según Platón, se debía a que se situaban en el terreno de lo meramente
sensible. Pero, de la misma manera que los actos (particulares y concretos)
solamente los podemos calificar de justos o injustos por referencia a la justicia
(universal y abstracta), el conocimiento del mundo físico (cambiante, temporal,
efímero), solamente es posible por referencia a otra realidad (inmutable, eterna,
permanente). Así, a la inicial motivación político-moral, se añade una motivación
epistemológica que conducirá el pensamiento de Platón hacia la formulación de la
teoría de las ideas.

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3. Características de su pensamiento:

La filosofía teórica de Platón se plantea a partir de una conexión fundamental


entre Epistemología y Ontología. Esta relación de isomorfía constituye el primer
desarrollo sistemático de la Historia de la Filosofía. Se entiende por
Epistemología la teoría del conocimiento que busca desentrañar el significado
de la verdad. Junto con ella, la Ontología busca afrontar la respuesta sobre qué
hay en la realidad, es decir, se trata de una teoría del ser.

Para Platón existe un vínculo paralelo entre la teoría de la verdad y la teoría del
ser, (que se denomina “isomorfía”). El punto de partida fundamental de la
filosofía platónica en este campo lo constituye la influencia de las matemáticas,
a través de las cuales es capaz de separar entre conocimiento subjetivo y
conocimiento objetivo. Ambos elementos permiten distinguir dos grados de
conocimiento que el autor denomina “doxa” frente a “episteme”...

a. Dualismo epistemológico.
1. Platón establece una distinción filosófica fundamental entre conocimiento (
episteme) y opinión (doxa). La diferencia entre uno y otra depende de la
fundamentación que sostiene las creencias. Mientras que el conocimiento se
concibe como verdadero y, en este sentido, invariable, la opinión está asociada a
la falsedad y se encuentra en una situación de cambio permanente. Las opiniones
pueden ir variando con el tiempo, incluso en una misma conversación, pero el
conocimiento verdadero se mantiene siempre inalterable. La episteme está
asociada al conocimiento en sentido estricto, es decir, a la ciencia. En este
sentido, la geometría ofrece el modelo o canon de conocimiento, en la medida en
que sus verdades son universales (es decir, cualquiera llega a las mismas
conclusiones siguiendo los mismos pasos en la demostración) y necesarias (se
siguen obligatoriamente de las premisas).
a. Su punto de partida es la crítica a la sofística, que sostiene tesis relativistas
(como la tesis de la homomensura de Protágoras), o directamente escépticas
como las de Gorgias. Para Platón, estas ideas alejaban a la polis del orden justo y
debían ser combatidas con la razón, capaz de encontrar la verdad por el ejercicio
del diálogo.
b. La influencia científica decisiva respecto al intento de buscar la objetividad
respecto al conocimiento filosófico es el carácter objetivo de la Geometría, que
está exento de cualquier aspecto subjetivo u opinión. Como ciencia, proporciona
un conocimiento verdadero y justificado a través del procedimiento deductivo o
demostrativo. Las verdades descubiertas por la ciencia son universales, nunca
particulares.
c. Evidente, la influencia filosófica para la epistemología platónica es la filosofía de
Parménides, y su división entre la vía de la verdad y la vía de la opinión.

2. Platón establece una comparación constante entre el conocimiento y la luz,


asociando la oscuridad a la ignorancia. idea {ἰδέα} significa en griego el aspecto
de algo, lo que es visto, y de ahí pasa a significar patrón, arquetipo o noción. La
palabra procede de εἴδω (eídō, “Yo veo”) Esta asociación entre conocer y ver -
junto con el papel de la luz en esta sensación- se ha convertido en un clásico

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absoluto de la historia del pensamiento y el propio lenguaje utiliza este tipo de


símiles continuamente: “veo esto con claridad” , “me resulta oscuro este
argumento”, etcétera. La luminosidad, por tanto, es una propiedad que permite ver
la verdad de las cosas o seres, mientras que la oscuridad lo será de los menos
auténticos.
a. Es importante destacar, en este sentido, que son tres los ejes que hacen
posible el conocimiento: el sujeto de conocimiento, el objeto conocido y la fuente
que proporciona la luz -o la verdad. A lo largo de la República Platón defiende que
esta fuente de luz o de verdad es el Bien o, metafóricamente, el Sol, que actúa
como fundamento que estructura y da sentido a toda la realidad (tanto conceptual
como material), y en ese sentido, queda incluso más allá de las ideas mismas. Es
la causa última de la realidad o condición que desborda los límites de cualquier
forma (eidos: εἶδος) de ser concreta. La Idea de Bien, por tanto, se plantea como
una realidad suprema cuya captación resulta especialmente difícil y que requiere
un esfuerzo filosófico especial.
b. La “emanación” de la luz que lleva a cabo el Sol-Bien ha constituído un punto
fundamental para muchas filosofías idealistas y platónicas en siglos posteriores.
Ha dado lugar a interpretaciones místicas y religiosas, en la medida en que se ha
asociado a Dios. Todas estas tradiciones tienen una fuerte influencia platónica. No
obstante, también existen otras interpretaciones menos idealistas e incluso
materialistas.

3. Platón además, asocia la luminosidad y la verdad con el ser, de modo que


cuanto mayor verdad posee un conocimiento, mayor vínculo con el ser verdadero
al que está asociado. De esta manera, existe una isomorfía (igualdad formal) entre
la epistemología y la ontología, es decir, entre los tipos de conocimiento y los tipos
de seres existentes.

4. Platón expone los grados de conocimiento asociados a los tipos de seres en el


libro VI de la República, en un pasaje conocido como símil de la línea. {
Exponemos la epistemología platónica de los niveles inferiores de conocimiento
hacia los superiores.}
a. Eikasía: conocimiento de las apariencias. En este caso de las imágenes de las
cosas. Se trata del grado mínimo de conocimiento, equivalente a aquél que habla
de algo sin un conocimiento directo ni familiar, sino confuso e inseguro. Sería el
nivel representado por los artistas y poetas quienes, como imitadores de la
realidad material, se encuentran en la máxima distancia respecto de la esencia
única de lo representado y carecen de ciencia. Esta tesis no se puede comprender
si no se tiene en cuenta el carácter educativo que cumplían los poetas
(especialmente Homero). Por tanto, la filosofía platónica se plantea como un
modelo educativo o paideia (παιδεία) alternativo al tradicional.

b. Pistis: creencia. Se puede entender como la percepción de las cosas sensibles,


pero también como la convicción que puede generar una autoridad, como la
fuente de un relato tradicional (hombres y mujeres sabios: p. ej. Homero) o por la
consistencia de un argumento. Los sofistas podrían entenderse como fuente de
creencias para los aprendices. Los sofistas son especialistas en persuadir, es
decir, en generar creencia sin conocimiento auténtico de las causas. El nivel de la
pistis sería el de ese tipo de creencias sin fundamento, propio de la opinión.

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Estos dos niveles componen la Opinión o doxa (δόξα): en definitiva se trata de un


nivel de conocimiento engañoso, propio de las apariencias y que se centra en el
pseudoconocimiento de la realidad a través de lo observable, pero sin penetrar en
la esencia de las cosas que solo el ejercicio racional permite. Los conocimientos
poco fundamentados son cambiantes y perecederos, no tienen solidez y se dejan
arrastrar por la persuasión más que por la verdad misma que el plano de la
Ciencia o episteme (ἐπιστήμη) es capaz de proporcionar. Platón pasa a exponer
este tipo de conocimiento auténtico, frente al falso y aparente.

c. Dianoia: nivel de conocimiento propio de las matemáticas. Platón considera que


éstas pueden ser ejercitadas de dos modos distintos: diríamos de forma “aplicada”
o de forma “pura”.
1. Entendemos por matemáticas aplicadas o externas aquellas centradas en
operaciones cuyos fines son los objetos perceptibles.
2. En las matemáticas “puras”, por el contrario, se dirigen a las relaciones internas
del propio campo matemático, que se organiza sistemática y autónomamente. Así,
en este caso, ya no trataremos sobre un cuerpo físico (pongamos por caso el
volumen de la pirámide de Keops), sino de teoremas matemáticos independientes
(como la equivalencia del volumen de una pirámide con un tercio del de un prisma
de su misma base y altura, demostrada por un discípulo de Platón: Eudoxo). Las
operaciones, en este caso, son internas al campo matemático, en este caso, la
geometría. Sus resultados o teoremas son independientes de los objetos físicos,
pero permiten comprender (conocer) adecuadamente –científicamente– a éstos,
por lo que su potencia explicativa (la objetividad y universalidad) es mayor que las
aproximaciones meramente técnicas (pero no científicas) desarrolladas por los
egipcios. La verdadera ciencia matemática comienza en Grecia pues es ahí donde
se estructura el campo científico (episteme) conforme a una forma discursiva
peculiar, la deducción, cuyo paradigma son los Elementos de Euclides. Platón
distingue las hipótesis o principios (hoy diríamos “axiomas”) de las conclusiones o
teoremas, indicando que es un procedimiento descendente, es decir,
rigurosamente demostrativo.

1. Tres características destacan de las matemáticas para Platón en la República:


a. Su dependencia en cuanto a las operaciones se refiere de representaciones (o
esquemas) materiales que les sirven de soporte para la abstracción
b. Su carencia respecto a la fundamentación absoluta de las hipótesis.
c. Su carácter plural frente al carácter único de las Ideas. Existe la posibilidad de
componer múltiples figuras geométricas de forma que den lugar a nuevas
relaciones y teoremas. Aunque puedan componerse múltiples triángulos
matemáticamente, solo existe una Idea d e triangularidad, podríamos decir.

Relación entre dianoia y dialéctica: Platón concibe la dialéctica como el saber más
elevado en la medida en que se centra en las relaciones puras y en las
fundamentaciones últimas de todas aquellas verdades que actúan como enlaces
esenciales de la realidad aparente. El conocimiento de estas esencias, en efecto,
nos aparta del mundo sensible hacia las puras objetividades. En este sentido se
puede decir que el estudio de las matemáticas hace desaparecer los intereses
mundanos que motivan el intercambio cotidiano con la naturaleza o la sociedad y

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conducen a un desinterés o desprendimiento por los aspectos materiales hacia las


esencias puras. Recordemos que Platón describe a los gobernantes y guardianes
como personas sin propiedades en consonancia con esta faceta de la episteme.
Por ello las matemáticas representan un nivel intermedio en la escala
epistemológica. Su ejercicio de pensamiento (o dianoia) sirve como propedéutica
para el ejercicio filosófico pleno, pero se ha de comprender que las matemáticas
ocupan un grado imprescindible de conocimiento, pues han permitido segregar el
plano meramente fenoménico de aparición y destrucción de cosas materiales del
plano esencial en el que se encuentran regularidades inmutables, las propias del
orden científico de saber que Platón sitúa en la “región inteligible”.

d. Noesis {inteligencia}: nivel de conocimiento más elevado, que consiste en el


saber dialéctico sobre las ideas. La dialéctica (διαλεκτική τέχνη), a su vez, consiste
en el diálogo a través, principalmente, de dos procedimientos: división o diáiresis
(διαίρεσις) y reunión o synagogé (συναγωγή). Mediante la combinación de ambos
se van estableciendo definiciones. La contemplación por medio de la inteligencia
de las esencias se enmarca en la llamada Teoría de las Ideas. Una idea {ἰδέα} se
concibe, desde el punto de vista epistemológico como la esencia (ousía: οὐσíα) o
forma ( eidos: εἶδος) de algo, como su determinación y, en definitiva, lo que
constituye el ser de una cosa o ente, y también lo que hace que una cosa sea lo
es. Estas ideas se conciben en los diálogos de madurez (incluído la República)
como existiendo independientemente de las cosas particulares, que son múltiples,
mientras que las ideas son únicas.

i. Platón recoge en varios pasajes la relación que debe darse entre las cosas
materiales y las ideas. Utiliza las expresiones de participación (methexis - μέθεξις)
o imitación (mímesis - μίμησις), aunque la primera es muy poco frecuente. Las
ideas constituyen atributos inmateriales de las cosas materiales que les dan
realidad lógica, esencial y en ese sentido son su causa. Las ideas existen en un
plano, región o realidad no material, de modo que explicar esa conexión con las
cosas materiales no resulta sencillo para Platón. Por ello, el filósofo recurre a
metáforas e imágenes.

1. Esta relación de imitación da lugar a plantear la relación entre los artistas


(especialmente los poetas), y su papel en la polis. En la medida en que carecen
de un conocimiento sólido de las esencias, puesto que mueven en el plano de las
apariencias, Platón considera que no son perjudiciales para la polis.

ii. Además, las Ideas también mantienen conexiones lógicas entre sí, y no existen
de forma completamente desconectada, pero tampoco en una conexión completa
de unas y otras. Para describir esta peculiar conexión entre las ideas utiliza la
noción de symploké (συμπλοκή): «Al igual que ocurre en el lenguaje, donde no
son posibles todas las combinaciones (blf, kqt, etc.), sino sólo algunas, y en el que
hay algunos elementos privilegiados (las vocales), así también en la realidad no
todas las ideas son combinables, aunque hay algunas ideas (los géneros
supremos) que tienen más versatilidad y son más polivalentes.» La symploké de
las ideas constituye el entramado de la filosofía que permite establecer
conexiones entre sí y respecto a la realidad, de modo que se pueda conocer y

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actuar en ella. La Filosofía platónica se puede entender como consistiendo en


esta especie de geometría de las Ideas.

b. Dualismo ontológico.

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c. Dualismo Antropológico.
d. Ética platónica. El intelectualismo moral.
e. Teoría de la educación.
f. Teoría del Estado justo y del filósofo gobernante.

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Tema 7: La filosofía de Aristóteles.

Biografía, contexto y obras


Filósofo griego, el de mayor importancia junto con Platón, en toda la historia de la
filosofía; nacido en la ciudad jonia de Estagira (la actual Stavro), en la península
Calcídica, de donde le viene el apelativo de «Estagirita», fue hijo de Nicómaco,
médico de Amintas, rey de Macedonia. El hecho de ser macedonio y pertenecer a
una familia vinculada a la casa real, explica que fuera nombrado por Filipo II
preceptor de Alejandro Magno y que, con ocasión de los movimientos
secesionistas de Atenas, tuviera que huir por dos veces de esta ciudad. Vivió su
infancia en Pela y, muertos sus padres, pasó a Atarneo, con su tutor, Próxeno,
quien le envió a Atenas para que completara allí su educación. En el año 367/366
a.C. ingresa Aristóteles, a los 17 años, en la Academia de Platón, desechando la
escuela del sofista Isócrates. El ingreso de Aristóteles en la Academia platónica,
provisionalmente presidida por el matemático Eudoxo de Cnido, creador del
modelo astronómico de las esferas concéntricas, coincide con la época -y este
hecho debe considerarse totalmente trascendental para su filosofía- en que
Platón, que tenía ya entonces 60 años, se hallaba en Sicilia, en su segundo y de
nuevo desafortunado viaje a Siracusa, del que no regresa hasta el 364 a.C; es,
pues, el momento en que en el pensamiento platónico comienza el período -
«abstracto y metodológico», según Jaeger-, de crítica a la teoría de las ideas
(representado, sobre todo, por los diálogos Teeteto, Sofista, Político, Parménides
y Filebo). Aristóteles permanece en la Academia 20 años, hasta la muerte de
Platón.

Las obras que se conocen de Aristóteles pertenecientes a estos años hacen


suponer un período de fidelidad inicial a las ideas platónicas con cierta actitud de
revisión de la teoría de las ideas, que debía ser la de la Academia: Grilo, Eudemo,
Protréptico, Sobre las ideas y Sobre el bien son obras de juventud, al estilo de los
diálogos platónicos, y pueden llamarse obras exotéricas, o de divulgación, a
diferencia de las esotéricas, que configuran el cuerpo de obras aristotélicas
posteriores.

Conocido como «la mente», por su capacidad, y también como «el lector» por su
afición a la lectura, que practicaba directamente sin la ayuda del esclavo lector
como era costumbre, y muy posiblemente el miembro más destacado de la
Academia, no pasa a dirigirla a la muerte de Platón, y se nombra en su lugar a
Espeusipo. Debido a la frustración por este nombramiento, para huir del peligro -
Filipo de Macedonia había iniciado ya la conquista de Grecia y todo macedonio
era mal visto en Atenas-, o convencido Aristóteles de que la nueva dirección no
iba a mantener el espíritu platónico, acompañado de Jenócrates, uno de los
componentes con mayor fama de la Academia, deja Atenas y la Academia, y se
dirige, destruida ya Estagira por el rey macedonio, a Atarneo, en Asia Menor,
donde le acoge Hermias, señor de aquella ciudad y amigo de su familia. Junto con
Erasto y Corisco, ambos de Escepsis, citados por Platón en su carta sexta como
antiguos alumnos de la Academia, y posteriormente Teofrasto de Ereso, funda en
Asos una escuela semejante a la de Atenas, y permanece en aquella región del

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347 a.C al 345 a.C. Pasa luego a Mitilene, en la isla de Lesbos, donde funda otra
escuela similar, y allí se dedica a estudios y observaciones de ciencias naturales
hasta el 342 a.C, fecha en que Filipo de Macedonia le nombra tutor de su hijo
Alejandro, de 13 años de edad. Posiblemente por esta época escribe o comienza
la redacción de algunas de sus obras sobre la naturaleza, como por ejemplo
Sobre las partes de los animales, y muy posiblemente también data de esta época
De la filosofía, obra muy conocida entre los antiguos, y que Jaeger denomina
«manifiesto» sobre la filosofía y crítica a la teoría de las ideas de Platón.

Alejandro Magno

(Mapa con las conquistas de Alejandro Magno:


https://es.wikipedia.org/wiki/Sucesi%C3%B3n_de_Alejandro_Magno)

En el 342 a.C Aristóteles marcha a Pela, con Pitias, hermana o sobrina de


Hermias, con quien había contraído matrimonio en Atarneo, y pronto tiene
conocimiento de la muerte de su amigo Hermias, aliado de Filipo y apresado a
traición por los persas; a él dedica un epigrama escrito sobre su cenotafio, que
más tarde será utilizado en su contra. En el 340 a.C, nombrado Alejandro regente
a los 16 años de edad, por la ausencia de Filipo dedicado a la campaña
emprendida contra Bizancio, Aristóteles deja su labor como preceptor, pero
obtiene de Alejandro la reconstrucción de Estagira, su ciudad natal, donde se
instala hasta el 335 a.C. En el 336 a.C, apuñalado el rey Filipo por uno de sus
mismos guardaespaldas el día de la boda de su hija y la vigilia del comienzo de la
gran campaña contra Persia, le sucede Alejandro (336-323 a.C) quien, tras
marchar sobre toda Grecia y dominarla, la une a su ataque contra Persia.
Aristóteles le dedica su tratado Sobre la monarquía.

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(https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/sucesion-imperio-alejandro-magno)

La fundación del Liceo


Aristóteles regresa a Atenas el 335 a.C, a los 50 años de edad y a los 13 de haber
salido de ella, e inicia la tercera fase de su vida fundando su propia escuela, el
Liceo, que no destinará, como la Academia, a la investigación de la matemática y
la dialéctica, sino a unas investigaciones de carácter más amplio relacionadas con
la ciencia de la naturaleza. Como meteco que es, no puede adquirir terrenos y se
instala en un pórtico largo de un gimnasio público, fuera de las murallas, junto a
un santuario dedicado a Apolo Licio (Apóllon Lýkeion). El nombre en griego de
pórtico, perípatos, por un lado, y el del héroe del santuario, por otro, ha dado
origen a las dos denominaciones con que históricamente se conoce a la escuela
de Aristóteles: el Liceo y el Perípato. Permaneció al frente de su Escuela hasta la
muerte de Alejandro Magno, ocurrida a sus 32 años, mientras esperaba
conquistar Arabia. Tras la muerte del rey macedón, se desató en Atenas una
auténtica persecución contra todo sospechoso de haber pertenecido al bando de
los que querían una Grecia unida y dominada por Macedonia. Aristóteles,
tradicional amigo de la corte macedónica, fue visto por los partidarios de
Demóstenes como uno de ellos; acusado de impiedad (asébeia) por el himno
funerario compuesto en honor de Hermias y privado de la protección del regente
Antípatros, que había acudido a reunirse con Alejandro, se ve obligado a marchar
de Atenas. Se refugia en Calcis, en las posesiones heredadas de su madre, y
muere al cabo de unos meses, en plena madurez de sus 62 años, de una
enfermedad del estómago.

Fue por un tiempo costumbre general entre los historiadores sostener que el
Estagirita redactó sus obras más importantes, el conjunto de las llamadas
esotéricas, durante el período de su vida transcurrido en el Liceo. Las
investigaciones de Werner Jaeger (1888-1961), expuestas en Aristóteles. Bases
para la historia de su desarrollo intelectual (1923) (ver cita), intentaron demostrar
que las llamadas obras de Escuela de Aristóteles no fueron compuestas en los

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últimos 12 años de Liceo, sino que el conjunto del Corpus aristotélico está sujeto
al devenir de una composición llevada a cabo a través de los años en diversas
fases sin homogeneizar: los años de juventud en la Academia, los años
intermedios de viajes en Asia Menor y Macedonia, y los años de madurez en el
Liceo; tesis, por lo demás, sólo parcialmente admitida en la actualidad.

A la muerte de Aristóteles, le sucedió en la dirección del Liceo Teofrasto de Ereso,


su discípulo preferido. Teofrasto dirigió la Escuela hasta 288/284 a.C, orientando
sus investigaciones todavía más hacia la naturaleza y el conocimiento empírico.
Con la muerte de Aristóteles se inició un sucesivo deterioro del Liceo, que sólo
renació de algún modo con Andrónico de Rodas. Una de las causas de esta crisis
puede atribuirse al hecho de que al morir Teofrasto, quien también había
heredado la importante biblioteca de Aristóteles, legó ésta a Neleo de Escepsis,
hijo de Corisco. Éste se llevó la biblioteca al Asia Menor y la traspasó a sus
herederos, que, no teniendo demasiado interés en ella, la ocultaron en una
bodega para que no cayera en manos de los Atálidas, que iban en busca de
tesoros y libros para la capital, Pérgamo. Apelicón, bibliófilo, los compró y llevó a
Atenas, donde fueron confiscados por Sila y trasladados a Roma (86 a.C.).
Andrónico de Rodas, el undécimo director del Liceo, interesado en recuperar los
libros de Aristóteles, se trasladó a Roma, entró en contacto con el gramático
Tirannión, que los revisaba, y entre los años 40-20 a.C. ordenó y publicó las obras
de Aristóteles, que desde entonces se conocen con el nombre de corpus
aristotelicum (ver la lista de las obras).

El conjunto de las obras auténticas de Aristóteles suele dividirse en grupos que


recuerdan su clasificación de las ciencias.

El Organon, que aunque no es ciencia es un instrumento para todas ellas -la


lógica, nombre que Aristóteles no usó-, comprende las Categorías (estudio de los
términos fundamentales), la Interpretación (estudio del enunciado o proposición),
los Analíticos primeros y segundos (estudio del silogismo formal y de la
demostración científica, respectivamente), los Tópicos (estudio del silogismo
probable para salir al paso de cualquier problema) y las Refutaciones sofísticas
(tratado de los sofismas).

El segundo grupo lo constituyen los libros sobre la naturaleza: Física (sobre


movimiento y cambio en general), Sobre el cielo (cosmología y astronomía), Sobre
la generación y la corrupción (sobre las cuatro cualidades fundamentales de la
materia)y Meteorológico (estudio de los fenómenos del cielo). Se incluye en este
grupo la psicología y la biología: Sobre el alma (historia o investigación sobre el
alma, principio vital), Parva naturalia (pequeños tratados sobre psicología y
biología), Historia de los animales (investigaciones zoológicas, considerada una
de sus obras maestras), Las partes de los animales, El movimiento de los
animales y La generación de los animales.

Tras los libros físicos, los metafísicos, esto es, los 14 libros de la Metafísica,
nombre cuyo origen se atribuye al hecho de haberlos situado Andrónico de Rodas
detrás de los libros de física: metá tà physikà (después de los libros de física).
Parece que fue Simplicio, neoplatónico del s. VI d.C., el primero en aplicar este
nombre al contenido de estos libros.

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La filosofía práctica se compone de libros que tratan de ética y política: Ética a


Nicómaco (la más importante, dedicada a su hijo Nicómaco), Ética mayor (breve y
quizá espuria) y la Ética a Eudemo (platónica, y posiblemente espuria). Los 10
libros de la Ética nicomáquea remiten a la Política, obra en que, desde una
perspectiva más empírica que ideal, Aristóteles estudia el régimen político, o el
gobierno de la ciudad, ámbito donde se desarrolla la ética.

El grupo de las ciencias poyéticas o productivas comprende libros de retórica y


poesía: la Retórica, (cómo convencer con el discurso), y la Poética (cómo hacer
una obra de arte), donde el arte es mímesis, imitación de la naturaleza.

Añádanse a estas obras las escritas en su juventud, en la Academia platónica, ya


mencionadas: Grilos y Eudemos, y Protréptico o exhortación a la filosofía.
Aristóteles compiló, además, hasta 158 constituciones de ciudades-estado
griegas; de las que se conserva la Constitución de Atenas (fragmentos).

Pese a la importancia e influencia de la interpretación que W. Jaeger (1923) hace


del corpus aristotelicum, se sostiene en la actualidad que, aun siendo verdad que
debe tenerse en cuenta una evolución a través de las épocas del pensamiento de
Aristóteles -vida en la Academia, años de viajes y fundación y permanencia en el
Liceo-, su obra posee suficiente unidad y homogeneidad como para poder hablar
de un sistema y una filosofía aristotélicos.

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OBRAS:

LÓGICA - SILOGÍSTICA
FÍSICA
METAFÍSICA
ÉTICA
POLÍTICA
RETÓRICA
POÉTICA

La filosofía de Aristóteles
La filosofía de Aristóteles se presenta, casi desde el primer momento, como una
crítica sistemática a la teoría de las ideas platónicas (ver texto ) y un intento de
sustituir la visión idealista platónica por una especulación de signo realista basada
en el sentido común y la experiencia. Su división y estructuración del saber, que
influirá durante siglos, es ya sintomática: el saber es múltiple y no se funda en
principios únicos; no existe una sola ciencia dialéctica (como en Platón), sino que
cada campo del saber tiene sus propios principios (ver texto )

Todo conocimiento (episteme) es, según Aristóteles, «práctico (episteme praktiké),


productivo (episteme poietiké) o teórico (episteme theoretiké)» (Metafísica,
1025b). El saber productivo es la técnica de saber hacer cosas, como el arte, la
agricultura, la retórica y la poética. El práctico es el saber que mejora la conducta
humana: la ética y la política. El teórico no tiene otro objeto que la búsqueda de la
verdad, en uno mismo y en las cosas. Esta triple división permite una muy
razonable clasificación de las distintas ciencias: lógica, física, psicología, biología,
política, ética, etc., y ante todo la filosofía primera, la posteriormente llamada
metafísica, creada por Aristóteles y que pretende ser un tipo especial de saber,
cuyas vicisitudes llenarán de forma intensa la historia cultural de occidente.

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Al saber -del que dice Aristóteles que «todos los hombres por naturaleza desean
saber» (Metafísica, 980a)-, en su forma de conocimiento teórico, lo llama ciencia
(ver cita). Tres son las ciencias teóricas: la matemática, la ciencia de la naturaleza
y la filosofía primera. A esta última atribuye como objeto propio el estudio de las
sustancias separadas e inmutables; a la física incumbe el estudio de los objetos
separados, pero sujetos a movimiento y cambio, y a la matemática los objetos
sólo separables de la materia por abstracción, pero no sujetos a movimiento y
cambio. Y este triple objeto de estudio indica que lo que se llama realidad lo es en
diversos sentidos. A la filosofía primera la considera ciencia divina, teología, y la
define como «ciencia del ser en cuanto ser», porque se interesa sólo por un único
aspecto de las cosas: en cuanto son o existen. De la matemática se ocupa poco
Aristóteles (lo hacía la Academia de Platón), pero de ella toma la estructura
axiomática como modelo de conocimiento, y se interesa más bien por lo vivo y
dotado de movimiento.

El punto de partida es, por un lado, la observación de que es innegable el cambio


y la alteración en las cosas -el problema de los presocráticos- y, por el otro, la
convicción de que sólo hay conocimiento verdadero de lo inmutable (ver texto ).
¿Cómo puede haber, pues, un verdadero conocimiento de la naturaleza?

Las causas no son sólo explicaciones del cambio; pertenecen en cuanto aspectos
de las cosas a la estructura de la realidad: son las líneas maestras por las que
transcurre la comprensión del universo. En la psicología aristotélica, el hombre
aparece como ser capaz de comprender todo el universo y de tender a ello llevado
por el ansia de saber. Esta comprensión del universo como un todo requiere la
consideración de las cosas en aquello que hay de más general: meramente en
cuanto existentes; atenerse a esta consideración es investigar la realidad sólo
como tal realidad. A esta investigación llama Aristóteles ciencia del ser, o
«filosofía primera» (ver texto ), y la tradición, metafísica o bien ontología, y a ella
incumbe la investigación de «las causas primeras de lo que es, en tanto que algo
es».

Lo que aparece a la vista del entendimiento, cuando contempla la realidad sólo en


cuanto es, es la sustancia (ousía), o entidad (ver texto ). El mundo es,
metafísicamente hablando, un todo estructurado de sustancias o de modos de la
sustancia (accidentes), y sustancia o entidad es, primariamente, la esencia y el
individuo compuesto de materia y forma (hilemorfismo); hay muchas maneras de
ser y de decir «que algo es», pero todas se dicen con relación a una sola (ver
texto ), que es la entidad o sustancia. Bajo la constante inestabilidad de todo lo
existente, puesta en claro por la física, la metafísica halla puntos sólidos donde
fundar el conocimiento: lo que Aristóteles llama sustancia, entidad, esencia, ousía,
con un doble sentido fundamental: como «qué es» (aspecto lógico, reducible a lo
inteligible: forma o esencia) y como «aquello que es» (aspecto ontológico,
reducible al ser individual: acto); lo uno es lo otro, porque la forma o esencia no
puede existir sino actualizada (ver cita). La metafísica, la ontología, mira en
perspectiva, buscando el conocimiento más allá de los individuos y las cosas
concretas: «Si nada hay aparte de los individuos, nada habrá inteligible, sino que
todas las cosas serán sensibles, no habrá ciencia de nada, a no ser que se llame
ciencia a la sensación» (ver cita).

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Las sustancias, o entidades, son de tres clases: dos físicas (corruptible una, como
las plantas y los animales, e incorruptible y eterna la otra, pero móvil, como los
astros del cielo) y una inmóvil y eterna; sin ésta, aquéllas no existirían.

LÓGICA.

A la fundación de la lógica debe Aristóteles buena parte de su merecida fama de


ser uno de los principales pensadores de la humanidad. La lógica se convierte,
con él, en ciencia formal e instrumento (Órganon) del conocer. Tal como la
concibe, es fundamentalmente una lógica de predicados, o términos, que ha
recibido el nombre de silogística, puesto que su objetivo es el estudio del
silogismo. El lugar e importancia que ocupa la inferencia deductiva en la lógica de
Aristóteles está plenamente de acuerdo con el carácter de plena inteligibilidad que
otorga al mundo: se manifiesta ésta no sólo en lo que el hombre puede conocer
de forma inmediata sino también en la posibilidad de fundar en un sistema
deductivo, que descansa en los primeros principios del pensamiento, todo el
entramado de afirmaciones posibles acerca del mundo (ver texto).

La lógica aristotélica no es un método deductivo completo y se basa sólo en el


análisis de cuatro tipos de enunciados, los llamados enunciados categóricos, de
modo que las inferencias que permite son de un tipo determinado. Pero da en el
núcleo del sentido de la lógica al concebirla como un instrumento para conocer
qué son las cosas y por qué son las cosas, por lo menos en el mundo de las
categorías en que se movía mentalmente Aristóteles (ver cita). La estructura del

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enunciado categórico («Sócrates es filósofo») manifiesta que hay cosas que son
sustancialmente («ser Sócrates») y otras que son accidentalmente («ser
filósofo»), según el lugar que ocupan en el enunciado, como sujeto o como
predicado. El porqué de las cosas, su causa, se manifiesta en las inferencias. Los
«porqués» derivan de la propiedad que tienen las sustancias de determinarse por
múltiples accidentes; en este supuesto, indagar el porqué es preguntar la razón
por la que unos accidentes, y no otros, pertenecen a una determinada sustancia.
Un razonamiento deductivo, en forma silogística, pone de manifiesto las
relaciones entre la sustancia y sus modificaciones.

Un buen ciudadano ha de obedecer las leyes de la ciudad

Sócrates es un buen ciudadano

______________________________________________

Sócrates ha de obedecer las leyes de la ciudad

Sócrates puede obedecer o no las leyes de la ciudad, y para saberlo es útil un


buen razonamiento. Pero para saber algo inmediato, quién es Sócrates o qué
significa ser un «buen ciudadano», habrá que recurrir no a la deducción, o a la
relación accidental entre sustancias, sino a la investigación empírica, esto es, a la
inducción.

Aristóteles estudió la demostración formal en los Analíticos primeros, y la


demostración científica, aquella que parte de premisas consideradas verdaderas,
en los Analíticos segundos. La lógica aristotélica, aunque limitada en cuanto al
tipo de inferencias que pueden hacerse, era no obstante rigurosa y estaba en
consonancia con los objetivos que perseguía su filosofía. Junto con la lógica de
enunciados de los estoicos, ha constituido la base de la lógica tradicional.

Ver otros conceptos fundamentales aristotélicos, como elemento, infinito, lugar,


límite, vacío, y tiempo y textos correspondientes: texto 1 , texto 2 texto 3 , texto 4 ,
texto 5 y texto 6 ).

FÍSICA: La cosmología y las ciencias naturales

Física aristotélica: cualitativa y geocéntrica.

La astronomía y cosmología aristotélica son completamente especulativas, y


mucho menos deudora de la observación y la experimentación que en cambio sí
están presentes en su biología. La cosmología aristotélica va ligada a la teología y
a la doctrina del motor inmóvil. La tierra, permanece inmóvil en el centro del
universo, el cual se compone de cincuenta y nueve esferas concéntricas.
Distingue entre un mundo sublunar (comprendido por la Luna y la Tierra y formado
por cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego) y un mundo supralunar, que

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abarca los diferentes planetas y las estrellas. Sólo en el mundo sublunar hay
cambios cualitativos y sustanciales. Los cuatro elementos se mueven tendiendo
(según la concepción teleológica o finalista) hacia su "lugar natural": los pesados
(tierra y agua) hacia el centro y los ligeros (aire y fuego) hacia la esfera exterior.
La incorruptibilidad de los cuerpos superiores a la Luna (compuestos de un quinto
elemento o quintaesencia: el éter) y la perfección de su movimiento esférico son
prueba de su carácter divino. Cada esfera se mueve por el impulso de la
inmediata superior. La más alta, la esfera de las estrellas fijas, se mueve en virtud
de un primer motor inmóvil, Dios. Este motor es inmaterial y no actúa físicamente,
sino como objeto del deseo, pues los astros son entidades animadas de
inteligencias superiores. Dios, pero, a diferencia de las concepciones judeo-
cristianas, no es creador; el universo ha existido siempre, y en virtud de la teoría
hilemórfica podríamos decir que la materia no se crea ni se destruye, sino que
sólo cambia de forma, es decir, se transforma.

Tal como hemos dicho antes, Aristóteles es considerado el padre de la zoología.


Mencionó unas 500 especies de animales diferentes (prácticamente no se ocupó
de la botánica, ciencia a la que, en cambio, se dedicó su discípulo Teofrasto).
También recogió muchos testimonios de viajeros e incluso leyendas a veces
fantásticas. Sus obras zoológicas más importantes tratan de la anatomía, de la
generación y de la clasificación de los animales. En estos campos hizo notables
descubrimientos (carácter mamífero de los cetáceos, distinción de los peces
óseos de los cartilaginosos, etc) y precisas observaciones (desarrollo embrionario
del pollo, del pulpo y del calamar, descripciones anatómicas de muchos animales,
etc). Es especialmente importante su labor de sistematizador. Dividió a los
animales en dos grupos: los animales con sangre, nuestros vertebrados, y los
animales sin sangre, nuestros invertebrados. Muchos de los subgrupos que
estableció y llamó (pájaros, insectos, crustáceos, equinodermos, moluscos, etc)
son todavía válidos. En la base de la escala biológica admitía la generación
espontánea.

Cualitativa: carece de formalización matemática.


Geocéntrica: coloca a la Tierra en el centro del Universo.

Teoría de los lugares naturales:

Aristóteles se basa en la física de Empédocles (teoría de los cuatro elementos).


En primer lugar divide el cosmos en dos:

➢ Esfera sublunar:

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Aristóteles considera que a cada elemento le corresponde un lugar natural y que


todo cuerpo tiende por naturaleza a dirigirse a él. La mayoría de los cuerpos
físicos sublunares están compuestos por varios elementos, aunque siempre
prevalece uno que determina la orientación del movimiento.

➢ Esfera supralunar:

Para Aristóteles la esfera supralunar está compuesta de un quinto elemento que


denominan “éter”. El movimiento natural que le corresponde al éter es circular.
Por eso se mueven así los astros, en especial destacan los planetas
(denominados así por ser cuerpos “errantes”).

Teorías posteriores:

Durante la época moderna aparece una corriente crítica con la física aristotélica,
cuyos autores se denominan “realistas copernicanos”:

■ Nicolás. Copérnico: planteamiento heliocéntrico.


■ Johannes Kepler: defiende la teoría de las órbitas elípticas.
■ Galileo Galilei: plantea el carácter relativo del movimiento.

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■ (René Descartes): elabora una física que no llega a publicar en vida ante la
amenaza de la Inquisición.
■ Giordano Bruno: considera el carácter infinito del universo, con multitud de
sistemas solares.
■ Isaac Newton: Establece por primera vez el carácter unificado de las leyes
del universo a partir de unos principios explicativos y con carácter
predictivo.

METAFÍSICA:

Andrónico de Rodas recopiló unos materiales de Aristóteles que correspondían a


investigaciones posteriores a la física. Por ello denominó a estos tratados “metá tá
physiká” (después o con posterioridad a la física).

La metafísica es denominada por el propio Aristóteles como “filosofía primera” o


“ciencia buscada”. Esta se divide en dos apartados que siguen una investigación
independiente:

a) Teología: conocimiento o saber sobre Dios. Para Aristóteles este es


considerado como el “Ser necesario” y el “Primer motor inmóvil”.

i) Dios como primer motor:

Todo en el mundo es actividad y movimiento, ya sea que mire el mundo


como un conjunto de cambios de forma en un sustrato material, ya sea que
se mire como un conjunto de tránsitos de la potencia al acto. La armonía
del mundo es una sucesión de cambios de forma y sucesivas
actualizaciones de potencialidades, sólo explicable si hay una primera
sustancia cuya esencia es movimiento sin ninguna clase de potencialidad.
A este primer moviente llama Dios, porque es eterno, entidad y acto, que
«mueve sin moverse» como lo «deseable e inteligible», que «mueve en
tanto que amado», es necesario, perfecto y «absolutamente es como es»;
de él penden el Universo y la Naturaleza; su actividad es «placer», vida,
pensamiento, «de modo que entendimiento e inteligible se identifican». Así
describe a Dios Aristóteles en el libro 7 (XII) de la Metafísica y en el libro
VIII de la Física: como principio, mejor como centro, del movimiento del
mundo, porque a él tiende todo como tienden las cosas hacia un fin,
porque mueve como hace lo deseable e inteligible. En el universo entero
hay finalidad (teleología), no porque el primer moviente tienda a algo o
mueva con «vistas a algo», sino porque él es «para bien de algo». De lo
contrario, «todo procedería de la noche», esto es, del Caos (ver texto ).
Esta finalidad es lo que Aristóteles llama el Bien del universo, que se
expresa en el orden del universo, y se logra por el hecho de que todas las
sustancias «tienden» a realizar, a actualizar, todas las potencialidades de
su propia forma.

El orden del mundo es el encadenamiento de la actividad de las


sustancias, compuestas de materia y forma, que despliegan sus
posibilidades o capacidades de acuerdo con su esencia. La entidad, la
sustancia (la forma), es el origen del movimiento o actividad de cada cosa,

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igual como la sustancia primera lo es de todo el universo. Por su forma


tienden el fuego y el aire a la periferia del universo y la tierra y el agua al
centro; la planta y el animal, por su forma, empiezan y terminan el
movimiento en sí mismos (finalidad inmanente) y, por su esencia, su
sustancia o su forma, tiende el hombre a su actividad racional (finalidad
consciente).

i) Dios como ser necesario.

b) Ontología: consiste en el estudio sobre el Ser o lo Ente. Para Aristóteles, el


ser “se dice de muchas maneras”. Las fundamentales son:

Teoría de las cuatro causas:

Las causas (aitíai) explican el cambio; materia, forma, iniciador del


cambio y fin -causa material, formal, eficiente y final- constituyen
cuatro maneras distintas de contemplar el fenómeno del cambio. La
teoría aristotélica de las causas es una de las teorías
paradigmáticas de Aristóteles. Las causas fueron la explicación de
los cambios del mundo físico durante siglos, las rechazó la ciencia
moderna y alguna de ellas persiste formando parte todavía de
nuestro modo de hablar.

Modos de referirse al Ser (término heterónimo)

i) Ser como Substancia - accidentes. Las Categorías:

Aristóteles considera que todo ser se compone de dos cualidades


diferentes, que se pueden disociar, pero no separar, y que
denomina substancia y accidentes.

● Substancia es la esencia o naturaleza de un ser, que


determina su modo de existir y sus posibles características.
Significa, literalmente, lo que subyace o existe bajo las
apariencias accidentales.

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● Accidentes: los accidentes son cualidades dependientes de


la substancia, que pueden variar sin implicar un cambio
substancial. Aristóteles establece un listado de 8 o 10 tipos
de accidentes.

La visión que tiene Aristóteles de la naturaleza es la de un


naturalista o biólogo que ve en ella la manifestación multiforme de
la vida en las cosas que nacen o perecen, cambian, se alteran o se
transforman. El movimiento, la vida, ha de venir de algún principio,
porque «todo lo que se mueve es movido por algo»; este principio,
en las cosas naturales, no puede ser, por definición, sino interno a
las mismas (ver texto ). Para entender el cambio, debe disponerse
de una terminología adecuada, que permita hablar sin contradicción
sobre las cosas que cambian, de modo que sea posible decir y
entender que lo que cambia no se crea de la nada ni tampoco
desaparece, sino que cambia en algún aspecto y en algún aspecto
no cambia, permaneciendo de algún modo también idéntico a sí
mismo; de esta terminología carecieron los presocráticos.

Las Categorías.

Si ahora unimos la teoría hilemórfica (unión de materia y forma), la


teoría general del cambio, las cuatro causas, la doctrina de la
sustancia y volvemos a insistir en que no pueden existir
separadamente materia y forma, ni potencia y acto, ni una
sustancia sin esencia, entenderemos la tesis aristotélica según la
cual "el ser se dice de muchas maneras" ( ver texto 1 y ver texto 2
).

Es decir, sea, por ejemplo, una sustancia S (un hombre, por


ejemplo). Esta sustancia S ha de tener necesariamente algunas
determinaciones, la más fundamental -en este caso- es que S es
un hombre. La propiedad "ser hombre" es la que caracteriza
esencialmente a S. Por tanto S es la sustancia primera, mientras
que la propiedad P ("ser hombre") es la esencia que determina
esencialmente a S. Ahora bien, esta S que es P (esta sustancia
individual, existente y que existe siendo un hombre) también puede
tener otras determinaciones. Por ejemplo, puede ser alto
(cantidad), blanco (cualidad), estar aquí (lugar), en este momento
(tiempo), estar escuchando a alguien (pasión), o haciendo alguna
actividad (acción), etc. Así, las propiedades P que determinan S
son las diversas formas de ser lo que es. A estas diferentes formas
de ser lo que es Aristóteles las llama "categorías".

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La esencia o sustancia segunda (deutero ousia) determina


plenamente la sustancia primera (proto ousia). Si cambia esta
categoría entonces se produce un cambio sustancial. Por ejemplo,
si un hombre muere, entones esto le afecta sustancialmente y deja
de ser un hombre.

Las categorías de cualidad, cantidad, acción, lugar, etc., son los


"accidentes", que pueden cambiar sin afectar plenamente la
sustancia primera. En este caso se trata solamente de un cambio
accidental. S sigue siendo un hombre aunque cambie de lugar, o
que crezca, etc.

Con estas categorías Aristóteles clasifica las cosas según la


manera de "decirse de un sujeto" (ámbito de la lógica) y según "el
estar en un sujeto" (ámbito ontológico). Así, pues, la S del ejemplo,
ontológicamente es la sustancia (sub-stans) o ousía, mientras que
desde el ámbito de la lógica y del lenguaje es el sujeto (sub-
iectum).

ii) Ser como materia - forma. Hilemorfismo.

Deben determinarse, por tanto, los factores o principios (arkhai) del


cambio, a saber: la materia, la forma y la privación, esto es, el
sustrato, que permanece, pero que adquiere aquella forma de que
está privado y, en esto mismo, cambia (ver texto ). El cambio, visto
desde esta perspectiva, no es sino la adquisición de una forma de
la que la materia sustrato, o el sujeto, está privada (ver cita; ver
texto ).

La materia, el elemento determinado por la forma, a la que da el


nombre de hyle (ὕλη, madera en general y madera para la
construcción), es aquella parte de la realidad que, junto con la
forma, constituye el todo de una sustancia individual. La idea de
que las cosas son compuestos de materia y forma es una de las
afirmaciones fundamentales de Aristóteles y ha sido uno de los
temas más característicos de la metafísica occidental.

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La forma es el elemento determinante, de los dos que entran en


composición en una substancia. Lo que denomina forma
sustancial, se une al elemento determinado, la materia, y el
conjunto o compuesto de ambos es la sustancia total.

iii) Ser como cuerpo - alma (para los seres vivos).

Los equivalentes biológicos de materia - forma son cuerpo y alma.


La teoría del alma de Aristóteles es una de las más importantes de
la historia del pensamiento, a la que dedica estudios específicos de
Psicología.

Para Aristóteles la psicología (entendida como estudio de la psique


o alma en traducciones posterior) es inseparable de la biología. El
alma debe entenderse a partir de su teoría hilemórfica y de su
teoría del acto y la potencia: el alma, «aquello por lo que
primariamente vivimos, sentimos y entendemos», es sustancia
porque es la forma del cuerpo que está en potencia de vida («El
alma es la entelequia primera de un cuerpo natural que posee la
vida en potencia», De anima, 412A-b) y, por tanto, del mismo modo
que la materia no puede existir sin forma, ni el acto sin potencia, el
alma no puede existir sin el cuerpo, razón por la cual no puede ser
inmortal. El alma es concebida como acto (de los cuerpos que
poseen la vida en potencia), y como forma (desde la perspectiva
hilemórfica, es la forma del cuerpo material). Así, en cuanto que
acto, el alma es forma, y en cuanto que forma es sustancia, en el
sentido de la forma de un cuerpo que posee la potencialidad de la
vida (ver texto).

Algunos seguidores suyos, como Alejandro de Afrodisia o,


posteriormente, Averroes y los averroístas, sustentaban
abiertamente que, ya que el alma no es separable del cuerpo, no
hay inmortalidad individual.

En tanto que el alma es forma de un cuerpo que posee la


potencialidad de la vida, no es privativa de los animales superiores:
es principio de vida en general. Hay que distinguir varios tipos de
alma:

● la nutritiva, propia de las plantas;


● la sensitiva, propia de los animales, y
● la racional, propia de los hombres.

Dado que entre cuerpo y alma se encuentra la relación de materia


a forma, cuerpo y alma no pueden ser concebidos separadamente.
El alma no tiene partes, sino facultades. Las plantas no tienen
sensibilidad porque tampoco tienen movimiento ni deseo.

Cada sentido capta las cualidades sensibles propias (color, olor,


etc), pero hay cualidades sensibles comunes que no son captadas

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por un solo sentido (movimiento, forma, etc). La actividad


específica del alma humana es el pensamiento, que procede a
partir de las sensaciones. La facultad intelectiva tiene dos aspectos:
el intelecto pasivo o paciente, que asimila las formas inteligibles,
pero éstas no aparecen inmediatamente en virtud de la sola
actividad sensible: necesitan la elaboración del intelecto activo
(agente), que es común para todos los hombres.

iv) Ser como potencia - acto.

El cambio era un problema para los autores presocráticos, desde la


irrupción del problema parmenídeo. Para Aristóteles, puede ser
visto desde otra perspectiva, la que ofrece la distinción de acto y
potencia. Todo, según Aristóteles, está en acto (enérgeia,
entelékheia) o en potencia (dýnamis); todo, en efecto, tiene una
determinada realidad y una determinada capacidad o posibilidad de
ser alguna otra cosa o poder realizar algo: el hombre que no sabe
música puede aprenderla, un niño de pocos meses puede llegar a
ser adulto y una semilla puede convertirse en árbol; pero ningún
humano puede esperar que le salgan alas ni la semilla confiar en
ser un ave. No todo puede ser cualquier cosa; se está en potencia
sólo respecto de aquello que se puede ser. Movimiento es,
entonces, estar en tránsito desde lo que se es a lo que se puede
ser: «la actualidad de lo potencial en cuanto a tal» (ver texto).

Ni el sustrato puede adquirir una forma de la que está privado, ni lo


que está en potencia pasa a ser actualidad sin la presencia y
actuación de una causa. Ser como materia - forma.

ÉTICA.

El hombre es el único ser del universo que desarrolla de un modo racional la


expresión del orden, o desarrollo de todas las capacidades que le brinda su
esencia: mediante el conocimiento, en el terreno de la racionalidad teórica,
captando de forma abstracta y conceptual la verdadera naturaleza de las cosas, y
mediante la conducta moral, en el terreno de la racionalidad práctica, con el
desarrollo de todas las potencialidades del alma con las que desea el bien. La
vida propiamente humana es la vida ética y ésta consiste en el cultivo de las
virtudes éticas y las dianoéticas: en la actividad (praxis) conforme a la virtud más
excelente y según lo mejor que hay en el hombre (ver texto ); y también en ello
consiste la felicidad y, por esto, la ética y la política son la realización del fin (telos)
de la naturaleza humana (ver eudemonismo; ver texto 1 y texto 2 ).

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POLÍTICA.

Se debe establecer la conexión entre ética y política, de modo que la realización


de la ética solo se puede alcanzar en el ámbito de la política. Para Aristóteles el
hombre es social por naturaleza, esta es una idea fundamental que después sería
cuestionada por el pensamiento moderno, dando lugar al contractualismo.

Para Aristóteles, la Política no era un estudio de los estados ideales en forma


abstracta, sino más bien de un examen del modo en que los ideales, las leyes, las
costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales, sin embargo,
la Política es la principal obra en la que se encuentran sus doctrinas políticas. La
biblioteca del Liceo contenía una colección de 158 constituciones, tanto de
estados griegos como extranjeros.

La filosofía política de Aristóteles se basa en cinco principios:

1. El principio de la teleología: la naturaleza tiene un fin, los seres


humanos, por tanto, tienen una función (una tarea) que asumir.
2. El principio de perfección: "el bien último o la felicidad (eudaimonia
[eudemonismo]) del ser humano consiste en la perfección, en la
plena realización de su función natural, que él ve como el
movimiento del alma concedido a la razón".
3. El principio de comunidad: la comunidad más perfecta es la
Ciudad-Estado. En efecto, al no ser ni demasiado grande ni
demasiado pequeño, corresponde a la naturaleza del hombre y
permite alcanzar la buena vida.

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4. El principio de gobierno: "la existencia y el bienestar de cualquier


sistema requiere la presencia de un elemento gobernante". El
ejercicio del gobierno procede de la misma naturaleza humana, no
es extrínseco o sobrevenido. Ahora bien, la orientación del correcto
ejercicio de gobierno ha de ser la búsqueda del bien de los
gobernados, no de los gobernantes mismos (no el autobeneficio o
egoísmo, sino el bien común).
5. El principio de la regla de la razón: como Platón, Aristóteles piensa
que la parte no racional del hombre debe regirse por la parte
racional.

Clasificación de las formas políticas puras en Aristóteles:

(Fuente: https://slideplayer.es/slide/3468700/)

Texto de Aristóteles:
De los gobiernos unipersonales solemos llamar monarquía al que
vela por el bien común; al gobierno de pocos, pero de más de uno,
aristocracia (bien porque gobiernan los mejores (áristoi) o bien
porque lo hacen atendiendo a lo mejor (áriston) para la ciudad y para
los que forman su comunidad); y cuando la mayoría gobierna mirando
por el bien común, recibe el nombre común a todos los regímenes
políticos: república (politeía) […].
Desviaciones de los citados son: la tiranía, de la monarquía, la
oligarquía, de la aristocracia y la “democracia”12, de la república. La

12
Aristóteles utiliza democracia para el régimen corrupto, además de “demagogia”, como
se puede ver más abajo. Dada la confusión que esto puede generar con la denominación
de nuestros propios regímenes políticos, normalmente se clasifica la demagogia como el
régimen corrupto, la democracia como el gobierno de la mayoría (pobre) y se reserva la

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tiranía, en efecto, es una monarquía orientada al interés del monarca,


la oligarquía, al de los ricos y la demagogia, al interés de los pobres.
Pero ninguna de ellas presta atención a lo que conviene a la
comunidad
Aristóteles, Política, III 7., 1279a-1279b

La propuesta política aristotélica: la Politeia:

Texto de Aristóteles:
Es evidente que el régimen de tipo medio es el mejor, pues es el
único libre de sediciones. Donde la clase media es numerosa es
donde menos se producen sediciones y discordias entre los
ciudadanos. Y las grandes ciudades están más libres de sediciones
por la misma causa, porque la clase media es numerosa; en cambio,
en las pequeñas es más fácil que todos los ciudadanos se dividan en
dos clases, de modo que no quede nada en medio de ellas, y casi
todos o son pobres o ricos.
Aristóteles, Política, 1296a, 13-14

Aristóteles se refiere a una forma de gobierno mixto “democrático-


aristocrático” llamado Politeia. Los ciudadanos se repartirían las tierras y los
esclavos las cultivarían. Aristóteles opta por una "clase media", permitiendo
que los ciudadanos vivan en ocio cumpliendo sus profesiones (jueces,
mercaderes, sacerdotes).

La esclavitud.
Es importante destacar que para la existencia del ocio necesario para el
ejercicio cívico, la esclavitud es imprescindible. La esclavitud es propia de la
naturaleza de los bárbaros (de los capturados en los actos de rapiña). Los
esclavos, además, son concebidos como extensión de la voluntad de los
amos. Aristóteles los asemeja a bienes materiales, como objetos móviles,
sin consideración humana propia. Como se ve, se trata de una teoría
sumamente cuestionable que solo comienza a ser cuestionada cuando el
cristianismo entra en escena.

La importancia de la virtud ciudadana para el bien común.


Mientras que la existencia de un Estado se debe a la “materia” –el territorio
y sus gentes-, la esencia (identidad) de un Estado es la “forma”, la
constitución política; ésta ha de darse necesariamente, aunque cambie el
lugar o los individuos. Pero hay una categoría de individuos que constituyen
el alma del Estado, lo que lo mantiene en la existencia: es el ciudadano. El
ciudadano es un hombre libre que puede participar en las funciones
legislativa y judicial del Estado. Por ello, el sistema político propio del
ciudadano es la república. ¿Y posee el ciudadano una virtud propia,
específica, diferente de la que posee cualquier hombre? Aquí es donde
Aristóteles desarrolla la distinción fundamental entre “hombre” (individuo) y

denominación de “república” o “politeia” para la propuesta política aristotélica del gobierno


mixto.

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ciudadano: Si todos los hombres son iguales, todos pueden desarrollar la


virtud que los hace hombres, pero los ciudadanos son distintos en función
del Estado al que pertenece, de modo que su virtud es relativa al Estado. (la
virtud de un ciudadano ateniense le llevará a defender a Atenas frente un
ciudadano espartano, mientras que en cuanto hombres todos deben
ayudarse en la existencia).

La búsqueda de estabilidad, equilibrio y orden de la polis (eutaxia).


La combinación de formas de gobierno permite la estabilidad (eutaxia) de la
polis. Evita disensiones y favorece la paz social. Esta concepción será la
base del pensamiento republicano clásico que después será
conceptualizado por Polibio y Cicerón especialmente. Se trata de la
corriente política conocida como “republicanismo” que tiene sus máximos
exponentes posteriores en los humanistas cívicos del renacimiento, la
ilustración y que sigue vigente en nuestro presente contemporáneo.

Características del republicanismo clásico.

En el caso de Polibio (200 a.C.-118 a.C), en su obra, Historias, libro


VI, expone las virtudes de esta forma de gobierno: mayor estabilidad (por
tanto: contención de la inevitable corrupción), y paz interior que evita la
sedición y los conflictos. Como se observa, es un modo de equilibrio entre
los grupos que conforman las clases sociales. El modelo de esta forma
política es la república romana.

En el caso de Cicerón (106 a.C.-43 a.C), en varias obras: Las leyes,


La república, Sobre los deberes, etcétera. Cicerón es un firme defensor de
la constitución mixta, que considera clave para la conservación del orden
ante las continuas amenazas de corrupción que asolaban Roma en su
época (y que al final terminarían terminando con la república, para dar paso
a periodo imperial).

Cicerón parte de una definición general, a saber: que «un Estado es


la propiedad del pueblo, y un pueblo no es una reunión cualquiera de
hombres, sino una reunión cimentada por la aceptación de un mismo
derecho y por una misma concepción del interés general». Así pues, la res
pública es algo del pueblo (un bien común) para Cicerón, pero no de
cualquier pueblo, sino de un pueblo reunido y unido por un mismo derecho
y por un interés común (frente a la “oclocracia” o gobierno de la multitud, en
caso de pérdida de la unidad. El término “oclocracia” fue acuñado, a su vez,
por Polibio).

Cicerón cree que existe una ley ética universal, pero que no es suficiente
para instituir una verdadera comunidad política estable y unida, pues la
ley ética tan sólo hace una parte, esto es, construir una ética social general.
Será por tanto necesario añadir una ley jurídica que traduzcan estas leyes
sociales en un consensus iuris (consenso legal). De modo que la propuesta
de Cicerón, aunque clásica, es más flexible y a la vez más jurídica que las
de sus antecesores. Era una ciudad, la que proponía Cicerón, virtualmente

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abierta, capaz de convertirse en una república universal -o un imperio, como


lo era Roma de hecho-, pero una ciudad fundada en el derecho. La
importancia histórica de este modelo es fundamental para el desarrollo
posterior de Occidente.

(Para ampliar información: https://posmodernia.com/la-constitucion-mixta-el-caso-de-ciceron/ )

RETÓRICA.
La retórica aristotélica constituye una de las aportaciones más importantes al
desarrollo de la teoría de la persuasión (faceta teórica) y a los procedimientos
para la composición de un discurso (faceta técnica). Aristóteles distingue tres
elementos entrelazados que funcionan en el proceso argumentativo: la lógica
(teoría de la argumentación), la ética (respecto a la finalidad del discurso, frente a
la mera sofística), y la psicología (a los estados de ánimo que se han de tener en
cuenta para generar acuerdo).

Aspecto teórico de la Retórica.


La retórica pertenece a la esfera de la Dialéctica, en tanto que se trata de un arte
(o techné) dirigida a la persuasión de un auditorio para lo cual se requiere de tres
facetas:

a. Ethos: La credibilidad del orador como una cualidad ética indispensable


para generar convicción.
b. Pathos: Movilizar las emociones del auditorio a través del uso de las
palabras correctas.
c. Logos: correcto razonamiento y respaldo de los contenidos que se tratan
con datos.

Aspecto práctico.
Aristóteles divide la composición retórica en cuatro partes: invención,
disposición, elocución y acción; la tradición romana (Cicerón, Quintiliano) añade
la memoria a estas cuatro partes. Estas partes definen las cinco fases en el
proceso de creación de un discurso eficaz:

1. Invención (inventio): es la etapa cognitiva de buscar ideas para el tema


sobre el que va a tratar el discurso, descartando otras ideas o
informaciones que no sean pertinentes. Se trata de encontrar los
argumentos más adecuados al propósito y las circunstancias de la
comunicación.
2. Disposición (dispositio): es el momento de la planificación textual, de
organizar el discurso en secuencias coherentes y con una orientación
argumentativa clara. Desde un punto de vista retórico, el discurso se
articula en un exordio (introducción o proemio, en que se busca preparar el
ánimo del auditorio), una narración (que persigue informar del tema del
discurso o caso), una argumentación (que busca convencer de los
argumentos a favor del caso en la confirmación, y disuadir de los
argumentos contrarios en la refutación) y una peroración (o conclusión, en
que el orador persigue conmover a la audiencia).

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3. Elocución (elocutio): es la etapa de la expresión en que el discurso toma


forma en una lengua y en un estilo. El estilo adecuado en retórica reúne
cuatro cualidades: corrección, claridad, elegancia y decoro, cualidades que
orientan la selección léxica y gramatical. Las denominadas figuras
retóricas (usos no habituales de formas lingüísticas y significados)
constituyen recursos elocutivos al servicio de la belleza y persuasión del
discurso.
4. Memorización (memoria) del discurso: persigue la presencia duradera del
discurso en la mente, para poder comunicarlo de forma oral ante un
auditorio.
5. Acción oratoria (pronuntiatio): es el momento de la actuación, de la
espectacularización del discurso. Las técnicas retóricas en esta fase se
relacionan con el movimiento del cuerpo, el gesto y la modulación de la
voz.

Ampliación: https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/retorica.htm

Los tratados aristotélicos son absolutamente clásicos y constituyen un punto de referencia


obligado para todos los interesados en la composición de discursos. Actualmente es un aspecto
de obligado estudio en el campo de la política, el marketing y campos afines.

POÉTICA.

Se trata de otra faceta en la que Aristóteles es punto de referencia obligado. La poética que se
conserva de Aristóteles trata sobre la Tragedia, de modo que no tenemos la teoría completa. Al
respecto, señalamos los aspectos esenciales:

Arte como Mímesis (imitación).

El autor hace un gran hincapié sobre la mímesis (imitación) que hay en el mundo del arte
respecto a la realidad. En palabras suyas:

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Todas (las artes) vienen a ser, en conjunto, imitaciones. Pero se


diferencian entre sí por tres cosas: por imitar con medios diversos, o
por imitar objetos diversos, o por imitarlos diversamente

Teoría de la catarsis.

Respecto a la tragedia, Aristóteles sostiene que una de sus finalidades básicas es


generar la catarsis en el espectador. La catarsis es la facultad de la tragedia de
purificar o redimir al espectador de sus propias bajas pasiones, al verlas
proyectadas en los personajes de la obra, y al permitirle ver el castigo merecido e
inevitable de estas; pero sin experimentar dicho castigo él mismo. Por tanto, este
proceso tiene un cierto carácter educativo relacionado con los caracteres de los
personajes, que conducen a diferentes resultados. Sin duda, los autores trágicos
(Esquilo, Sófocles y Eurípides son los tres más importantes) ejercían una labor
educativa pero desde el teatro, donde se coordinaban las emociones del auditorio
a través de acciones y discursos de bellísima factura técnica.
La teoría aristotélica tiene una influencia fundamental en la teoría del arte.

Elementos de la composición poética: Las 3 unidades aristotélicas

Una de las máximas influencias de la Poética de Aristóteles fue la doctrina de las 3 unidades.
Eran las siguientes:

a. Unidad de lugar: el espacio en el que se desarrollaba la obra también debía reducirse a 1 o


2.
b. Unidad de tiempo: toda la obra debía transcurrir en el mismo día, en un máximo de 12
horas
c. Unidad de acción: solamente podía haber una acción en la trama o, como mucho, 2
acciones pero que estuvieran fuertemente relacionadas

La influencia del modelo de “lugar, tiempo y acción” fue decisiva. En el caso del teatro español, se
consideraba el modo adecuado de presentación de la acción que sólo comenzaría a romperse
con la obra de Lope de Vega, que escribió una obra teórica fundamental: Arte nuevo de hacer
comedias.

Tema 8. La filosofía helenística.


Principios fundamentales de la filosofía helenística:

1) Se denomina “helenismo” al periodo de la historia y la cultura griegas que abarca desde la


muerte de Alejandro Magno en el siglo IV a. C. hasta la dominación romana en el siglo I a.
C. Este periodo se caracteriza por la extensión de la cultura y civilización de la antigua
Grecia a otros territorios y civilizaciones.
2) El griego se convierte en lengua koiné (común) de comunicación entre los pueblos.
3) Hay un alejamiento respecto a las cuestiones políticas. La ética y la búsqueda de la
salvación a través del conocimiento se convierten en la cuestión central de las diferentes
escuelas de filosofía, que se dedican a ofrecer una forma de vida que pueda conducir, en
un mundo caótico, a la felicidad (cada una desde su punto de vista, lo que condujo, a su
vez, a una crítica a la propia diversidad de escuelas filosóficas).

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4) En general, por lo tanto, conciben la filosofía por analogía a la medicina, como una
especie de terapia para la salud del alma, del mismo modo que la medicina lo es del
cuerpo.

Territorio conquistado por Alejandro Magno y distribuido entre los Diádocos o Reinos sucesores
323–281 a. C.

a) Escuelas socráticas menores.


Los discípulos de Sócrates se distribuyen por Grecia y fundan sus propias
escuelas, de las que no se conservan textos directos. La influencia del maestro se

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transmite en muy distintas tendencias. Para los cirenaicos, el placer va a constituir


el único modo de explicar el bien y constituye el antecedente del Epicureísmo.
Mientras, en los megáricos se puede apreciar la influencia de Parménides de
Elea. Sus miembros recibían el nombre de megáricos, disputadores o dialécticos.
Trataban sobre la existencia de un Dios supremo. La influencia socrática les
movió a buscar la verdad, identificada con el bien, muy diferente a la perspectiva
de los cirenaicos. Identificaron entonces el Dios benevolente, inteligente y justo de
Sócrates —idea que precedía al monoteísmo— con el ente único e inmutable de
Parménides y lo llamaron Dios, sabiduría o justicia, adquiriendo ya la pregunta un
carácter metafísico propio de la escuela eleática. Al final constituyeron el
antecedente de la escuela Estoica. La escuela eleo-erétrica de Fedón era análoga
a la escuela megárica, con la excepción de su interés en los problemas sobre la
acción humana (ética y política) y no tuvo continuidad.

(Fuente: https://filosofiahelenistica.wordpress.com/escuelas-socraticas/)

b) Cinismo: la secta del perro. Antístenes y Diógenes.


1. Fundada por Antístenes, cuyo principal representante es Diógenes de
Sínope. La denominación está asociada al término griego “Kyon” o perro,
por el lugar en que se llevaba a cabo la práctica filosófica en Atenas (el
Gimnasio público de Cinosargo (Kynos argos, genitivo de kyon "perro" y
argos "blanco, brillante o ágil")
2. Los miembros de esta escuela aceptan la vida conforme a la naturaleza, lo
que implica desprecio (como los «perros») de la vida social y sus
convencionalismos. (Para los griegos, el perro representa el animal
impúdico por excelencia, carente de aidós -respeto o vergüenza- y símbolo
de la anaídeia -desvergüenza- bestial).
3. Las convenciones sociales son concebidas como corruptoras y, por tanto,
la práctica filosófica es vista como terapéutica (o purificadora) frente a
ella.

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4. Por ello, los cínicos buscaban llamar la atención sobre su forma de vida
que era una crítica en la práctica, en su vida misma, sobre las costumbres
morales de la época.
5. Esta actitud está asociada, a su vez, a la parresía (hablar con total
franqueza y verdad sin importar las consecuencias) que se asociaba al
magisterio de Sócrates.
6. Las anécdotas más extendidas son las de Diógenes. De él procede la
imagen del sabio que vive en un tonel, que llevaba una vida de máxima
simplicidad, que entraba al teatro cuando ya había terminado la obra, que
se masturbaba en público, etcétera. La más célebre es la del encuentro
entre Alejandro Magno y Diógenes, que ha sido muchas veces
representada. Alejandro le ofreció lo que desease y Diógenes responde
que se aparte, puesto que le tapa la luz del sol, como máxima expresión
de la sabiduría como simplicidad.
7. Fue una escuela minoritaria pero muy conocida en la antigüedad.

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c) Epicureismo: Epicuro y Lucrecio.


Características generales del epicureismo:
i. FÍSICA: Concepción atomista próxima a la de Demócrito y
Leucipo.
○ El cambio es causado por la acción recíproca de los
átomos, cuyo origen es azaroso.
○ Dominio del Azar frente al determinismo de los estoicos.
Teoría del “Clinamen”: hay un desplazamiento espontáneo
en la caída de los átomos que provoca el inicio de la
transformación en el cosmos y un espacio de libertad de
acción frente a la necesidad fatal del estoicismo.

Pues si no declinaran los Quod nisi declinare


principios, en el vacío, solerent, omnia deorsum
paralelamente, cayeran imbris uti guttae caderent
como gotas de la lluvia; si per inane profundum nec
no tuvieran su reencuentro foret offensus natus nec
y choque, nada criará la plaga creata principiis; ita
naturaleza. nihil umquam natura
creasset.

Lucrecio, De rerum natura. II. 220-225

ii. LÓGICA (o DIALÉCTICA):


○ No se conservan las obras de Epicuro por lo que toca a
estas cuestiones. La mayoría de las obras de este autor se
perdieron con el auge del cristianismo, que vio en el

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hedonismo epicúreo a su principal rival. Solo se conservan


fragmentos parciales y, en especial, una carta de Epicuro a
Meneceo donde resume su filosofía.
iii. ÉTICA:
○ Basada en dos principios:
■ Buscar el placer.
■ Evitar el dolor.
○ El placer debe moderarse y medirse a través del cálculo
racional, incluyendo, además, la incorporación de una
clasificación de los placeres (asociados a las necesidades)
que permitiese evitar perderse en los que no se
consideraban válidos:
○ Clasificación de los placeres o deseos:
■ 1. Naturales y necesarios: (comer, abrigarse, dormir)
■ 2. Naturales y no necesarios: (deseo sexual)
■ 3. No naturales y no necesarios: (la fama, el dinero,
■ el poder).
○ Epicuro defiende que hay que plantearse elegir aquellos
placeres catastemáticos (placeres continuos que no
provocan alteración sino ausencia de dolor) que se
caracterizan por la ausencia de dolor en el cuerpo o aponía,
y por la ausencia de perturbaciones en el espíritu o
ataraxía. El placer cinético es el placer de los sentidos en el
proceso de eliminación del dolor, que es peor que el
anterior.
○ Por concebir el bien como esta búsqueda moderada del
placer, se les denomina “hedonistas” (del griego hedoné,
que significa placer). Sin embargo, no se trata de un
hedonismo vulgar, sino siempre medido o comedido por el
cálculo racional.
○ Para Epicuro es imprescindible eliminar el miedo a la
muerte para alcanzar la felicidad humana: La ATARAXIA o
tranquilidad del ánimo.
○ Asociado a esta tranquilidad, plantea el alejamiento de la
participación política como condición para la Ataraxia. Este
“nihilismo político” o pensamiento apolítico le lleva a la
fundación de una escuela de filosofía denominada “El
Jardín”, fuera de la ciudad, que tuvo muchos seguidores
(donde destaca Filodemo de Gadara, muerto en Herculano
en el S. I a. C.)
○ El discípulo más conocido, único del que se nos conserva
un texto completo de la filosofía epicúrea, es Lucrecio (c. 99
a. C.-c. 55 a. C.), cuya obra, De rerum natura, recoge de
forma poética este pensamiento. Autor que pertenece ya al
periodo romano y escribe, por tanto, en Latín.

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d) Estoicismo: Crisipo, Zenón y los autores latinos: Séneca,


Epícteto, Marco Aurelio y Cicerón.
■ Características generales:
○ Es uno de los movimientos más importantes de la historia de la
filosofía por la influencia que tiene en la historia del pensamiento.
○ Los autores estoicos se extienden desde el periodo griego en
adelante, pero es en el contexto del auge y expansión de Roma
cuando la escuela conoce su mayor difusión. Así, Epícteto, un
esclavo liberado (o “liberto”) se convierte en una referencia
filosófica cuando sus textos se comienzan a transmitir. Marco
Aurelio, un emperador de la era imperial, se adscribe a esta
corriente estoica. Séneca (preceptor de Nerón), compone una serie
de cartas dedicadas a un tal Lucilio que destacan por su calidad
literaria y valor moral. Cicerón mantiene una posición ecléctica,
pero no cabe duda de que el estoicismo ejerció sobre él una gran
influencia en obras fundamentales como “Sobre los deberes” o los
libros sobre cuestiones legales.
■ FÍSICA: Influencia de la concepción de Heráclito.
○ Plantean la existencia de un Logos universal, concebido como un
Destino inamovible donde, por tanto, se da ausencia de libertad.
○ Esta doctrina está asociado a los conceptos que preexistentes o
que se irán desarrollando en esta época: la predestinación (ya
existente en el pensamiento mítico y trágico griego) y la providencia
(la existencia de una inteligencia universal que conoce nuestro
destino, que será ya propia del cristianismo).
■ LÓGICA o DIALÉCTICA:
○ Los estoicos desarrollaron un pensamiento lógico muy preciso que
contrasta con la lógica aristotélica. Constituye el principio de lo que
se denomina “lógica proposicional” frente a la lógica de términos
aristotélica.
■ ÉTICA:
○ Para los estoicos, la única “libertad” posible consiste en conocer y
aceptar el destino, que forma parte de la naturaleza, a la que
nosotros estamos indefectiblemente unidos.
○ Sus ideales éticos pasan por la conocida síntesis de “sustine et
abstine”: abstente y soporta. El destino es algo de lo que no
podemos escapar y forma parte de los designios del cosmos, por lo
que solo cabe su aceptación racional.
○ La sabiduría está asociada a la apatía, a no dejarse llevar en
ningún caso por las pasiones y mantener siempre la racionalidad
como máxima vital.
○ La participación de todos los seres humanos con la razón universal
los hace partícipes en una comunidad que abarca a todos los seres
humanos. Constituye la idea de Cosmopolitismo, que tendrá una
influencia decisiva para la conformación de una idea común de
Humanidad.

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○ La imperturbabilidad del ánimo constituye, por tanto, la


característica esencial del estoicismo, que utiliza multitud de
imágenes para reflejarla: en particular destaca la idea de la roca
que resiste a los golpes de las olas o la concepción del individuo
como poseedor de una inexpugnable “ciudadela interior”.
"Ser como la roca sobre la que siguen cayendo las olas.
Permanece inmóvil y el furor del mar se detiene a su alrededor."
Marco Aurelio, Meditaciones, 4.49.

e) Escepticismo: Pirrón y la síntesis de Sexto


Empírico.
Concepción en teoría del conocimiento que sostiene, en principio, que la mente
humana no es capaz de justificar afirmaciones verdaderas.
● Un escepticismo extremo o absoluto sostendría que no existe ningún
enunciado objetivamente verdadero para la mente humana, o la
imposibilidad total de justificar afirmaciones verdaderas; de este
escepticismo se suele decir que se refuta a sí mismo o que es imposible,
puesto que se niega en su propia afirmación.
● El escepticismo moderado o relativo sostiene que son pocos los
enunciados objetivamente verdaderos, o bien establece dudas razonadas
sobre la capacidad de la mente humana de poder conocer las cosas y, por
lo mismo, la somete a examen. Este relativismo propugna una actitud
crítica ante el dogmatismo pues defienden que nada puede defenderse de
modo definitivo (ni tan siquiera el propio escepticismo). Este es el caso de
Sexto Empírico.
● Por “escepticismo dogmático” se entienden las tesis de los autores de la
Academia de Platón que se inclinaron hacia esta tendencia de
pensamiento en el siglo III a. C.) Sostenían que el conocimiento era
imposible y la verdad inalcanzable, por lo que fueron atacados por los
escépticos posteriores, como Sexto Empírico.

Históricamente, las afirmaciones de escepticismo moderado aparecen tanto en


épocas de decadencia cultural o cansancio intelectual, como de renovación e
Ilustración, y la historia misma de la filosofía occidental alterna épocas de
escepticismo y dogmatismo. La duda metódica y el espíritu crítico o el rigor
científico son manifestaciones prácticas de un escepticismo moderado.

El escepticismo es una corriente de la filosofía helenística, el pirronismo, o


escuela escéptica que nace con Pirrón de Elis (360-272) y su discípulo Timón de
Fliunte (325/320-235/230), para quienes ni los sentidos ni la razón pueden
suministrarnos un conocimiento verdadero, por lo que lo más sabio, si queremos
llegar a la ataraxia, es permanecer indiferentes a todo absteniéndonos de hacer
juicios; los escépticos llamaron a esta suspensión de juicios epokhé.

Con Arcesilao (315-ca. 240), considerado el fundador de la Academia nueva,


entra el escepticismo en la Academia platónica; criticó la teoría del conocimiento
de los estoicos, y excluyó del escepticismo el razonamiento moral: pese a

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desconocer dónde está la verdad, el sabio es capaz de actuar moralmente.


Carneades (219-128), uno de sus sucesores, desarrolló una teoría del
conocimiento probable (píthanon, «lo digno de crédito»): su escepticismo está
basado en la distinción que establece entre lo objetivamente verdadero,
desconocido para el hombre, y lo subjetivamente verdadero.

A partir del s. II a.C., el escepticismo tiende a convertirse en eclecticismo,


pensamiento que invade tanto la Academia platónica como las restantes escuelas
helenísticas, si bien en menor medida. Enesidemo de Cnossos (hacia al año 50
a.C.) renueva el pirronismo antiguo y estudia sus «tropos», o lista de
contraposiciones que fundamentan el escepticismo de la vida (Razonamientos
pirrónicos). Hacia el s. II d.C. el escepticismo se funde con el empirismo médico.
En esta corriente destaca Sexto Empírico (Alejandría, hacia la segunda mitad del
s. II d.C.), el autor más importante para el conocimiento del escepticismo antiguo,
que lo entiende (Supuestos del escepticismo pirrónico) como el arte de enfrentar
todas las contradicciones de las cosas y el pensamiento; el escéptico logra la
ataraxia, o tranquilidad interior, renunciando a decidir sobre opiniones
contradictorias (ver texto).

En general, la dificultad de resolver la cuestión epistemológica de la verdad y la


falsedad se combinó, en el escepticismo antiguo, con la adopción de certezas de
tipo práctico, que se fundamentaban en criterios éticos, estéticos, de utilidad, etc.
En cambio, en el escepticismo renacentista se acentúa sobre todo el aspecto
racional del problema, dejando de lado la actitud más vital que representaba el
escepticismo griego. Montaigne (1533-1592), Charron (1541-1603) y Francisco
Sánchez (1562-1632) son los escépticos destacados de esta época.

Conceptos fundamentales del escepticismo:

■ Epoché: consiste en la actitud de suspensión del juicio frente a todo


contenido o enunciado que pueda ser concebido, por su carácter
“dogmático”.
■ Skepsis: Literalmente “investigación”. Consiste en la actividad teórica
dirigida a eliminar la seguridad o certidumbre de las opiniones, con la
intención de provocar la epoché.
■ Tropos: Significa “vuelta, estilo o manera” en griego. Se conoce como “los
tropos” al conjunto de argumentos que se establecen en la corriente
escéptica para atacar cualquier certidumbre dogmática. Enesidemo (S. I a.
C.) desarrolló los diez tropos principales, que otro escéptico, Agripa, redujo
a cinco (S. I d. C.) y recopiló Sexto Empírico (Ss. II y III d. C.) en sus obras.
Los cinco tropos principales son:
■ Disensión: La incertidumbre de las reglas sociales y de las
opiniones de los filósofos.
■ Progresión ad infinitum: Toda prueba requiere ser probada y
así hasta el infinito.
■ Relación: Todas las cosas cambian cuando las relaciones
entre ellas cambian o cuando son observadas desde un
punto de vista diferente.
■ Asunción: La afirmación de la verdad es una mera hipótesis.

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■ Circularidad: La verdad afirmada supone un círculo vicioso.


■ Ataraxia: Consiste en el resultado práctico al que conducen estas
elaboraciones teóricas: la tranquilidad del ánimo que se obtiene, asociada
al “enfriamiento” de las emociones, la actitud de indiferencia, impasibilidad
frente a los objetos o personas y la “imperturbabilidad” del alma (próxima a
la actitud estoica y epicúrea) asociada a la felicidad.

https://docs.google.com/document/d/17Pcqa_hO73JMcI8WOqDsjkQt1SO9
K8OM-iLwuZ8YaZg/edit

f) Escuelas de finales del helenismo.


Escuelas helenísticas

(Predominio del paganismo):

Cinismo
Epicureismo
Estoicismo
Escepticismo

[CRISTIANISMO] Aparición de una religión de carácter global (ecuménica) que se


extiende por rapidez por el imperio romano. Genera un conjunto de nuevos temas
y problemas que, desde un punto de vista filosófico, se sintetizan en:
■ Problema de la relación entre Religión (el poder divino) y Política (el poder
secular).
■ Problema de la relación entre Religión (Fe) y Filosofía (Razón)

(Con el auge y predominio del cristianismo se desarrollan tres escuelas):

Neoplatonismo
Gnosticismo
Patrística

1. Neoplatonismo:

Coordinación a finales del helenismo entre la doctrina clásica de Platón con


corrientes místicas orientales y religiosas. Los representantes de esta escuela
más conocidos son: Plotino (Enéadas) y Porfirio, su discípulo y biógrafo, Plutarco,
Proclo y otros autores singulares como: Filón de Alejandría y la corriente ya
cristiana posterior que se desarrolla en el entorno humanista: Pletón, Ficino,
etcétera. Se trata de una de las corrientes que más extensión ha tenido en el
tiempo histórico.

Características filosóficas más relevantes son:

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a) El espiritualismo radical: Consiste en la negación del valor del cuerpo,


entendido como prisión, al modo pitagórico. Influencia de los saberes
soteriológicos (astrología, adivinación,...)
b) El ascetismo: La actitud de desprendimiento de bienes y deseos materiales, y la
dirección de los intereses hacia lo espiritual y el conocimiento. Para los
neoplátonicos es imprescindible este proceso de purificación que permite la
identidad con lo conocido; es decir, que solo un “alma” bella es capaz de captar la
belleza misma, y lo mismo se podría decir de la divinidad.
c) El emanantismo: concepción de que la realidad procede de un elemento único a
partir del cual brotan todas las cosas. Se trata de una doctrina de carácter
metafísico, que parte del Uno identificado con un Dios inefable (inaprehensible e
incognoscible) que constituye la fuente misma de toda la realidad. Implica una
concepción mística (puesto que el contacto con lo divino pertenece al plano supra-
racional, como una forma de éxtasis) y soteriológica. Se entiende la realidad en su
conjunto como una "procesión" desde lo espiritual hacia lo pasivo o material, que
implica una degradación desde lo más puro a lo más impuro.

2. Gnosticismo.
En general: cualquier doctrina que sostenga la existencia de saberes salvadores o
soteriológicos. Se dice “gnosticismo esotérico” cuando el saber salvador poseído
por un grupo o un individuo sea un saber revelado. También nos referiremos al
gnosticismo filosófico como aquella doctrina que afirma que el conocimiento es
condición necesaria para alcanzar la salvación.

Movimiento filosófico-religioso del último periodo de la Antigüedad, difundido


especialmente en el espacio mediterráneo oriental (Asia, siglos II-III d.C.), que
situaba en el centro de su doctrina un conocimiento de los misterios divinos y
concebía el núcleo espiritual del hombre como una parte de la sustancia divina
que cayó víctima de una funesta opresión de la materia y que sólo puede
encontrar salvación a través del conocimiento de su auténtica naturaleza
transmundana.
A raíz de los hallazgos de fuentes (Nag Hammadi y otros), se discute la conexión
del gnosticismo con el Nuevo Testamento. Incluso se cuestiona si algunas
enseñanzas del Nuevo Testamento son expresión de ideas originariamente
procedentes del gnosticismo. La oposición a una interpretación gnóstica de la
Escritura y de la fe con la ayuda de una teología racional es uno de los elementos
clave del proceso de la evolución de la dogmática religiosa de la época.

Aunque no existe unidad doctrinal, tienen ciertos rasgos comunes:

1. Representantes: Valentín, Ireneo, Marción de Sínope. Existen muchas


obras anónimas de corte gnóstico. Destacan los descubrimientos de Nag
Hammadi.
2. Conciben la existencia de dos dioses: Un dios creador que se esconde
después de la Creación y un Dios “maligno” que domina el mundo
(“Demiurgo”). Se trata de un dualismo compartido con corrientes
orientales como el zoroastrismo (de Zoroastro o Zaratustra) o el

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manteísmo, que contrasta con el monismo de las religiones judaicas,


(aunque con muchos matices, como en el caso del cristianismo, con un
único dios pero que sostiene el dogma de la trinidad).
3. Se plantea la necesidad de un proceso de salvación a través del
conocimiento: una Soteriología.
4. Creencias o conceptos asociadas al gnosticismo son:
a. Mónada: Dios, fuente del pleroma. Sus emanaciones se denominan
Eones. De inspiración pitagórica.
b. Pleroma: Totalidad del poder de dios. Jesus es interpretado como
un eón intermedio a partir del que la humanidad puede recuperar
su conocimiento del origen divino.
c. Emanación Suprema luz o consciencia que desciende a través de
gradaciones o hipóstasis (Sustancia individual concreta o persona)
hacia lo corporal.
d. Eón: Emanacionese del dios superior, normalmente en parejas.
e. Sofía: Última emanación de dios, identificada con el alma del
mundo.
f. Demiurgo: Según la tradición es ignorante del dios superior, otras
opuesto a él y, por tanto, malevolente
g. Un ejemplo de texto gnóstico revela el grado de mitologización que
se alcanza en esta influyente corriente:

«El Logos y la Vida, después de emitir al Hombre y a la Iglesia, emitieron a otros


diez eones, cuyos nombres son los siguientes: Profundo y Mezcla, Inmarcesible y
Unión, Genuino y Placer, Inmóvil y Comunión, Unigénito y Beata. Éstos son los
diez eones que, según ellos, fueron emanados por Logos y Vida. Por su parte, el
Hombre, en unión con la Iglesia, emitió doce eones, a los que otorgan los
nombres siguientes: Paráclito y Fe, Paternal y Esperanza, Maternal y Caridad,
Intelecto Perdurable y Entendimiento, Eclesia y Beatitud, Deseado y Sabiduría.»
(San Ireneo)

Límite para el exámen teórico 2ª evaluación.

3. Patrística.

TEMA 9: Filosofía Medieval.


Corrientes:

Filosofía Judía:
Algunos aspectos de la religión y cultura judías:

● Se considera a la figura de Abraham como el fundador de esta religión.

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● Moisés es uno de los representantes más importantes.


● Su doctrina está reflejada en la Torá (que equivale aproximadamente
al Antiguo Testamento).
● No obstante, se complementa la enseñanza de la Biblia con el Talmud.
● Los judíos se asientan en España, a la que llaman “Sefarad”, después
de la Diáspora.
● 1492 los judíos son expulsados de España y se instalan en otros
países. Sin embargo, mantienen costumbres y lengua. Son conocidos
como sefardíes.
● Sionismo: concepción política que reclama el regreso a Israel.

Autores:

1. Ibn Gabirol.
2. Yehudá Halevi.
3. Maimónides.

Filosofía islámica:

Autores:

4. Avicena
5. Averroes
6. Al Farabi
7. Al Kindi
8. Al Gazel
9. Ibn Arabí

Filosofía cristiana:

Autores:

10. San Clemente


11. Orígenes
12. San Jerónimo
13. Boecio
14. Pseudo-Dionisio
15. San Agustín
16. Escoto Erígena
17. Roger Bacon
18. Ramón Llull
19. San Buenaventura
20. Siger de Bravante
21. Juan de Salisbury
22. Hugo de San Víctor
23. San Alberto Magno
24. Santo Tomás
25. Guillermo de Ockham

Islam:

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● Mahoma es el profeta

https://www.jotdown.es/2012/01/existe-dios-i-el-argumento-cosmologico/

Tema 10: Humanismo y revolución


copernicana.

Tema 11: Racionalismo: Descartes y


sucesores.

1. Introducción:: contexto, motivos y objetivos de la


filosofía cartesiana.

a. Objetivo.
El objetivo de la filosofía cartesiana es desarrollar una procedimiento que
garantice la seguridad y la verdad del conocimiento de principio a fin, de modo
que no se vea envuelto en:
i. Confusiones o ambigüedades.
ii. Errores.
iii. Falta de fundamentación (escepticismo).
Se suele decir que Descartes inaugura la preocupación de la Filosofía Moderna
por la Epistemología , que se convierte en centro de interés capital para el
pensamiento filosófico durante siglos, hasta la actualidad. El problema del
conocimiento humano involucra a todos los grandes pensadores que toman la
obra de Descartes, para defenderla o criticarla, como referencia ineludible e
influencia básica para sus propios pensamientos.

b. Lucha contra las controversias escolásticas.


Descartes reconoce que durante su formación ha percibido una gran diversidad de
posiciones incompatibles entre sí relativas a las cuestiones filosóficas
fundamentales: la existencia del alma, de Dios y de todo aquello que compone la
realidad ( Ontología ). Estas controversias de carácter eminentemente escolástico
que llegan hasta Descartes reflejan una polémica permanente en la que se halla el
saber filosófico que, a juicio de Descartes, representa el fundamento de todo
saber y, por tanto, debería garantizar la mayor seguridad y solidez posible y no
entrañar ninguna duda.

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c. Mathesis Universalis.
Descartes participa en la revolución científica de su época. Es un matemático y
científico sobresaliente, y mantiene relación con pensadores muy relevantes del
progreso de las diferentes ciencias. Descartes comienza a fraguar la relación que
existe en el saber, considerando que existe una unidad entre todas las ciencias.
Todas tienen en común el atender al orden y la medida, aunque las más
desarrolladas son la Geometría y la Aritmética, de las que parte Descartes con el
propósito de establecer un procedimiento válido para cualquier objeto de estudio.
Esta preocupación del filósofo francés centra sus esfuerzos, de manera que su
pensamiento se vuelca en cuestiones procedimentales que afectan al denominado
“método científico”, es decir, cómo se puede salvaguardar la verdad a través de
reglas metódicas en los procesos de construcción del conocimiento riguroso.

d. Se caracteriza el pensamiento de Descartes por los siguientes conceptos:

i. Fundamentista.
Concibe que la filosofía debe actuar como el fundamento de la Ciencia. Se
entiende por fundamento la base o principio a partir del cual se pueda conformar
progresivamente el resto del saber. Descartes utiliza la analogía arquitectónica
para explicar su punto de vista. O bien aludiendo a la planificación de una ciudad
en su conjunto, o bien la construcción de un edificio que se sostiene a partir de
sus pilares ocultos en los cimientos.

ii. Matematicista.
La noción de matemáticas para Descartes es más amplia que la usual. No
obstante, si Descartes amplía el campo de la matemática se debe a la influencia
que ejerce sobre él, desde su fase de formación, la Geometría, la Aritmética y el
Álgebra. Un estudio de Geometría acompaña al Discurso del Método

iii. Procedimentalista.
Para Descartes la Verdad se conserva gracias al seguimiento riguroso de un
procedimiento que salvaguarda la verdad, desde las intuiciones básicas hasta las
conclusiones. Es el procedimiento el que garantiza la posibilidad de la ciencia.
Este procedimiento es común a las ciencias, solo difiriendo por sus contenidos.

iv. Subjetivista.
Se trata de un rasgo fundamental del planteamiento cartesiano y de un rasgo
determinante del pensamiento moderno en general. El punto de partida de la
reflexión filosófica para Descartes es el sujeto (el Yo o Ego en latín). Para él, la
accesibilidad más clara y directa a objetos de este sujeto es el propio pensamiento
interno ( cogito en latín), siendo las sensaciones externas derivadas, imperfectas y
sujetas a mayor incertidumbre. La verdad, para Descartes, queda ceñida a la
subjetividad, lo que explica que su punto de vista siempre adopte la perspectiva
subjetiva para la definición de la misma: certeza, evidencia, claridad y distinción
son nociones subjetivas de verdad, que se contraponen al modelo adecuacionista

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( adecuacionismo ) aristotélico y escolástico que la filosofía realista ha sostenido


durante siglos.

v. Idealista.
En continuidad con lo anterior se puede entender que es el contenido de la mente
(alma o espíritu, según las traducciones o matices que se quieran adoptar), sus
ideas, constituyen el eje central de pensamiento cartesiano y es en él donde
deposita la confianza de la razón para resolver los problemas. Las ideas son
intuidas por la mente y enlazadas en deducciones para alcanzar teoremas o
conclusiones. Estas dos operaciones ( intuición y deducción ) mentales detalladas
a lo largo de toda la obra cartesiana constituyen la base que conforma su teoría
del conocimiento.

vi. Epistemológico.
El enfoque adoptado por Descartes está dedicado eminentemente a la teoría del
conocimiento, que va a ser el tema de discusión fundamental a lo largo de toda la
filosofía moderna. La influencia de Descartes en este aspecto es crucial para
comprender los enfoques de los autores posteriores, aunque no solo en el campo
de la filosofía teórica. Así los teóricos políticos se ven influidos por sus ideas en
sus exposiciones. A su vez, la influencia decisiva para el planteamiento cartesiano
es el escepticismo (especialmente a través de las traducciones de Sexto
Empírico) cuyo máximo exponente es autor francés de la época, Michel de
Montaigne (pero también de otros, como en España, Pedro de Valencia), adquiere
una influencia importante en los siglos XVI y XVII. Este escepticismo
prudencialista era un instrumento que se establecía como limitación de la razón
para dejar a la fe el espacio y la justificación de la religión cristiana imperante. Los
autores de la época, como Erasmo de Rotterdam o Luis Vives conservan una
posición escéptica pero sin renegar completamente de la razón como hará Lutero.
Por su parte, Descartes adopta el racionalismo como instrumento principal contra
un escepticismo que consideraba inaceptable.

vii. Racionalista.
Esta suele ser la característica que se utiliza para describir la perspectiva
cartesiana frente al empirismo. Aunque Descartes no es, ni de lejos, el primero en
considerar privilegiada a la Razón (en griego, Logos), sí fue el que le dio el
impulso fundamental en una época caracterizada por el fideísmo de Lutero (que
niega de forma dogmática la utilidad de la razón para la fe e incluso la voluntad
como elementos para la salvación) por el escepticismo de Montaigne.

2. El método cartesiano: ideal matemático de certeza,


duda metódica y criterio de verdad.

1. El método cartesiano.
Descartes plantea la necesidad de establecer un método (del griego methodos) ,
un camino que permita transitar por el verdadero conocimiento. Descartes plantea

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la necesidad de que esté regido por normas sencillas que permitan concatenar los
enunciados de modo que se conserve la verdad. Así, las reglas son:

a. Evidencia: Como hemos visto, se trata de la cualidad subjetiva (de una


conciencia o mente, de un sujeto) de captar con claridad un objeto (es decir, no de
forma oscura) delimitando y determinando adecuadamente su “forma”, es decir,
las cualidades que lo componen; y de no confundir a éste con otro (distinción),
sino manteniendo en todo momento la diferencia entre uno y otros. La evidencia
tiene asociadas dos actitudes subjetivas que han de limitarse: la prevención y la
precipitación, siendo extremos indeseables (al modo de las virtudes éticas de
Aristóteles) frente al justo medio, que consiste en reconocer y aceptar la verdad
cuando se presenta con estos rasgos anteriores.
b. Análisis: Esta regla consiste en la necesidad de descomponer los problemas en
sus partes más simples, de modo que se puedan ir resolviendo cada parte por
separado.
c. Síntesis: en continuidad con la anterior, una vez resueltas las dificultades más
sencillas, ir ascendiendo hacia las más complejas hasta resolver el conjunto.
d. Enumeración: Esta es una regla de revisión. Consiste en repasar el proceso
para comprobar que no se han cometido errores y para tener una imagen del
conjunto. En el contexto de las operaciones mentales expuesto anteriormente
(intuición y deducción), las reglas primera y cuarta corresponden a la intuición,
mientras que las dos intermedias se corresponden con los procesos de deducción
o entrelazamiento de intuiciones.

2. Ideal matemático de certeza.


Ya hemos indicado que la formación matemática de Descartes le permite
incrementar la confianza en la razón que el escepticismo había minado. La solidez
del proceso demostrativo matemático ofrecía a Descartes un modelo a seguir por
el resto de ciencias. En él descubre el autor la posibilidad de establecer, por
extensión, un procedimiento general que incremente el conocimiento y conserve la
seguridad en sus verdades. En esto consiste la certeza cartesiana que, dentro de
las Reglas del método, describe como Claridad y Distinción y que es decisiva para
el conjunto de su programa epistemológico. Debe tenerse en cuenta que las
matemáticas para Descartes constituyen un conocimiento especializado cuyo
procedimiento es preciso extender al conjunto de las ciencias (como “Mathesis
universalis”). Este aspecto particular queda reflejado en el Discurso del Método.
Por tanto, se puede observar cómo la regla de la evidencia se corresponde con
esta certeza que Descartes pretende conservar como cualidad principal del
conocimiento en sentido estricto, cada vez más asociado a las ciencias. La
Filosofía en este sentido pasará a ocupar el papel de fundamentación de estas
ciencias, siendo, por decirlo con la terminología cartesiana, los cimientos del
edificio del saber que está, todavía en aquella época, por construir (diríamos que
en la actualidad se encuentra ya consolidado).

3. Duda metódica.
Descartes tiene claro cuál es el punto de partida para su sistema filosófico y qué
pretende conseguir: una verdad cierta y una concatenación demostrativa de
verdades. Ahora bien, la influencia demoledora del escepticismo y de las disputas

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escolásticas hacen cuestionarse a Descartes qué se puede considerar como una


verdad cierta. Para tratar de enfrentarse a ese escepticismo que anulaba cualquier
confianza en la razón, Descartes se plantea un procedimiento ordenado y riguroso
que pudiera superar cualquier crítica escéptica. Esto se conoce como “Duda
Metódica”. Es una duda en el sentido de que se enmarca dentro de la skepsis
(palabra griega de la que procede la denominación de los escépticos y que
significa “investigación) que conduce a la epoché (otra palabra griega que significa
“suspensión del juicio”). Aunque al estructurarla de forma metódica, Descartes se
propone superar ese marco y ofrecer aquella primera verdad desde la que
sustentar su propio sistema filosófico y el edificio entero de la ciencia. La
exposición de la Duda Metódica se presenta de formas diferentes en dos de sus
obras: El Discurso del Método de 1637 y las Meditaciones Metafísicas de 1641.
Veamos las diferencias.

A. DISCURSO DEL MÉTODO.


Los pasos de la duda son:
1. Duda de la realidad sensible: se parte de las altas posibilidades de engaño que
nos ofrecen los sentidos. Dado el carácter metódico del planteamiento, Descartes
considera que si algo nos puede engañar, debe rechazarse como fuente
“indubitable” de la verdad.
2. Duda de los razonamientos: Descartes plantea la posibilidad de error que
puede introducirse inadvertidamente en nuestros razonamientos, lo que le lleva
también a rechazarlos como fuente de conocimiento. En particular esto puede
ocurrir con los razonamientos matemáticos. Este planteamiento no satisface a
Descartes y es el responsable de su reexposición en las Meditaciones Metafísicas
.
3. Duda de la diferencia entre el sueño y la vigilia. Aquí Descartes examina la
posibilidad de que toda la realidad sea en definitiva un sueño, una construcción
carente de verdad, una cuestión que ya había planteado Platón en su diálogo
Teeteto. El autor trata de llevar al límite la duda, aunque se trata de un
planteamiento común durante el Barroco: Calderón escribe La vida es sueño en
1635 y Shakespeare comparte ideas similares en sus obras, especialmente en La
Tempestad donde su protagonista, Próspero dice (The Tempest Act 4, scene 1,
148–158): Somos de la misma/ sustancia que los sueños, y nuestra breve vida/
culmina en un dormir.

B. MEDITACIONES METAFÍSICAS.
En esta obra se analiza de forma más pormenorizada la Duda Metódica. Descartes pretende
ofrecer una explicación más sólida que la presentada en el Discurso, y ello da como resultado
una reorganización de los pasos de la duda
1. Duda de los sentidos, en la misma línea que el Discurso.
2. Duda de la diferencia entre el sueño y la vigilia. Semejante al planteamiento anterior.
3. Duda de los razonamientos matemáticos (Matemáticas) por medio de la DUDA HIPERBÓLICA
o HIPÓTESIS DEL GENIO MALIGNO (ENGAÑADOR). El primer y segundo nivel de duda
metódica conduce a Descartes a rechazar los sentidos como fuente válida (cierta) de
conocimiento. Por tanto, Descartes sitúa el conocimiento en la razón, por lo que inaugura el
RACIONALISMO como escuela de conocimiento seguida por autores como Spinoza, Leibniz,
etcétera. Descartes rechaza el cuerpo como fuente primitiva o básica de saber. Es decir, a su

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juicio, tenemos más certeza de la existencia de nuestra alma/espíritu/mente, que de nuestro


cuerpo.

4. Observaciones sobre la duda metódica:


a. Respecto a la Duda Hiperbólica: representa el máximo nivel posible de incertidumbre. Exige la
existencia de un ser superior todopoderoso capaz de manipular nuestra mente. Dado que no
puede ser Dios (porque es la máxima Bondad, y no podría permitir que me engañase),
Descartes plantea la Hipótesis del Genio Maligno o engañador. Las consecuencias del proceso
de Duda metódica implican un situación de escepticismo máximo:
1a Rechazo de la experiencia (del mundo exterior).
2a Rechazo de las matemáticas como conocimiento cierto.
Salida de la Duda Metódica por medio de la primera verdad: El Pienso, luego existo o Cogito
ergo sum constituye una evidencia absoluta de la que partir para la construcción del
conocimiento. Su antecedente es Agustín de Hipona: Dudo, luego existo.
b. La primera verdad es, a su vez, criterio de toda verdad: es EVIDENTE (1a Regla del método).
Es una intuición directa y evidente, no un argumento. Que es criterio de verdad significa que es
el modelo canónico que han de poseer el resto de verdades para ser reconocido como tal.
c. Descartes se encuentra en una situación de SOLIPSISMO metodológico, es decir, de absoluta
soledad (la de la propia existencia), a la que no se puede añair ningún otro conocimiento
verdadero (aún). Para recuperar el ámbito de verdad de las matemáticas, e incluso el del mundo
sensible (aunque sea derivado e imperfecto), es necesario derribar los niveles de duda
metódica. Para ello, Descartes recurre a la existencia de DIOS.Esto, a su vez, exige:
i. Definir la idea de Dios
ii. Demostrar la existencia de Dios.
iii. Analizar qué se deriva de su existencia.

5. El YO
se constituye eminentemente como SER PENSANTE, y subsidiariamente como SER
CORPORAL:
Esto se conoce como Dualismo Cartesiano. Hay que observar, no obstante, que el cuerpo es
entendido solo como parte del conjunto total del mundo que compone una sola substancia real,
en contra del pensamiento clásico aristotélico-tomista, que considera a cada cuerpo como una
substancia independiente. Descartes plantea así la relación de los cuerpos con el conjunto del
mundo dado el mecanicismo implícito en su concepción de la realidad física.

3. Concepto de idea en Descartes y sus tipos.


{Epistemología}
1. La situación a la que nos ha conducido Descartes hasta el momento es la
siguiente: el proceso de duda metódica nos ha llevado a cuestionar todos nuestros
conocimientos, nos hemos quedado como una especie de pizarra en blanco; mas
tal proceso nos ha permitido descubrir una certeza, mi “yo”.Ahora se trata de
recobrar el mundo exterior, partiendo exclusivamente de esa certeza. Pero el
requisito indispensable para lograrlo es disolver la hipótesis del genio maligno, con
el fin de que ninguna mente superior y perversa nos existe, puesto que Él es
nuestra garantía de que ningún ser maligno nos puede engañar.

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2. Para resolver este problema, Descartes analiza la naturaleza de las ideas


entendidas como esos elementos con los que conformamos nuestros
pensamientos, como los objetos del pensamiento.Y en este análisis en el que
Descartes pretende intentar descubrir si alguna de las ideas que poseemos nos va
a ayudar a poder dar el salto desde la realidad pensante a la realidad externa,
llega a la conclusión de que no todas son del mismo tipo; de hecho, Descartes,
distingue tres clases de ideas:
a. Ideas adventicias: son aquellas que “parecen” provenir de fuera, de nuestra
experiencia externa (idea de casa, del color verde, etc.). Está claro que éstas no
pueden servirnos como punto de partida para poder demostrar la existencia de la
realidad extramental ya que su validez depende de que exista esa realidad
extramental, cuya existencia está puesta en duda por el momento.
b. Ideas facticias: son aquellas ideas inventadas o fingidas por nuestra mente que
las construye a partir de otras ideas (la idea de sirena, de caballo con alas, etc.).
Tampoco éstas solucionan el problema ya que al ser construidas por el
pensamiento se puede dudar de su validez. Ejemplo: el Genio maligno.
c. Ideas innatas: son ideas que las posee el pensamiento en sí mismo. Son, por
ejemplo, las ideas de pensamiento, de existencia, que no son construidas por mi
mente pero que tampoco parecen proceder de la experiencia externa. Hay que
aclarar que el hecho de que hablemos de innatismo no significa que estas ideas
las posea la mente del niño desde el mismo momento en que nace (como afirma
Platón), más bien se puede decir que tales ideas las posee el entendimiento
virtualmente. No están acabadas en la mente del niño y lo que ocurre es que se
posee una predisposición natural a formarlas. Tales ideas pueden tornarse
conscientes al sujeto con ocasión de alguna experiencia, por lo que se puede
afirmar que la experiencia es un factor activador de lo que ya está de algún modo
en la mente.
3. Al tratar esta cuestión estamos ante la afirmación fundamental del Racionalismo
de que las ideas primitivas a partir de las cuales se ha de construir el edificio del
conocimiento son innatas; son por tanto estas ideas las que nos van a permitir
salir desde la realidad puramente mental a la realidad extramental. Por esta razón,
aunque son muy pocas, estas ideas en realidad son muy importantes.
4. Entre estas ideas descubre Descartes una que va a ser fundamental, la idea de
infinito que él identifica inmediatamente con la idea de Dios. A continuación
demuestra que la idea de Dios no es una idea adventicia (no poseemos
experiencia sensible de Dios, de la infinitud) y que tampoco es una idea facticia (la
idea de infinitud no es una construcción de nuestra mente a partir de la idea de
finitud, como tradicionalmente se pensaba, sino que muy al contrario lo que
Descartes afirma es que la idea de finitud presupone ya la idea de infinitud, una
idea presupone a la otra.). Por tanto, la idea de Dios es una idea innata.
5. Desde este punto de vista, para Descartes se impone como exigencia
demostrar la existencia de Dios. Se trata de una exigencia racional, por lo que el
enfoque al respecto de Descartes se opone al del fideísmo, para el es solo la fe la
que permite acceder a las verdades religiosas. Descartes, en realidad, prosigue
con la corriente antifideista que se desarrolla desde la Edad Media, que se
desarrolla como una Teología racional que complementa a la Teología revelada.
El conflicto entre ambas maneras de entender estas cuestiones ha sido
permanente a lo largo de la historia de la filosofía, en lo que se refiere a la relación
entre fe y razón.

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a. Este enfoque muestra que Descartes no puede ser considerado un ateo, sino
un filósofo que se mueve en una tradición filosófica determinada (la de la Teología
racional), cuya innovación más importante es situar al sujeto como el primero en el
orden del conocimiento (ordo cognoscendi), aunque subsumido a Dios en el orden
de las substancias o esencias (ordo essendi).
6. La reacción empirista:
a. Con el nombre de empirismo se designa aquella corriente filosófica de
los siglos XVII y XVIII, cuyos principales representantes son originarios de
Gran Bretaña, de aquí que también se conozca con el nombre de
empirismo inglés. Los empiristas se caracterizan porque consideran que
todo el conocimiento deriva de la experiencia. Muchos filósofos de la
Antigüedad pueden considerarse empiristas. Aristóteles tuvo al final de su
vida filosófica un carácter empirista frente a su maestro Platón, a menudo
caracterizado como racionalista y no empirista. El epicureismo y el
escepticismo son también doctrinas empiristas, especialmente la de Sexto,
llamado “Sexto, el empírico”. Pero a pesar de estos antecedentes suele
restringirse el término “empirismo” a la filosofía clásica moderna. Entre sus
representantes cabe citar a Locke, Berkeley y Hume. Este último es un
autor típico de la Ilustración; pero, dada la analogía de su pensamiento con
el de los dos primeros, se suele incluir dentro del movimiento empirista.
Para el empirismo, el conocimiento se fundamenta en la experiencia en la
cual encuentra sus propios límites; todo conocimiento que exceda los
límites de la experiencia será considerado “sin significación”, es decir, sin
sentido.
b. Los rasgos del empirismo son:
i. La experiencia es la fuente del conocimiento; por tanto, debe rechazarse
cualquier tipo de conocimiento que no proceda de los sentidos.
ii. El conocimiento posee un límite, que viene fijado por las coordenadas
empíricas. Todo supuesto conocimiento que no encuentre en última
instancia un referente en la experiencia sensible, se tratará de un falso
conocimiento.
iii. Los primeros principios del conocimiento son las ideas adquiridas a
través de la experiencia. El ser humano no posee ideas innatas. Nuestra
mente es una tabla rasa (tabula rasa).
iv. El método del conocimiento es el inductivo que encuentra en las
ciencias físicas su paradigma. Una inducción puede definirse como aquel
argumento en el que, partiendo de unas premisas o enunciados
particulares se llega a una conclusión general. Por lo cual, puede decirse
(con ciertas reservas) que la inducción es el proceso inverso de la
deducción, pues va de lo particular a lo general. Por ejemplo, de la
afirmación de que “este cuervo es negro” y “ese otro es negro” y “aquel
otro también lo es” y así sucesivamente se infiere que “todos los cuervos
son negros”.
v. El gran objetivo, al menos el de Hume, es destruir los errores y falsas
ideas de la metafísica, utilizando para ello el método de la física de
Newton: la observación y la experimentación. De esta manera pretende
librar a la filosofía del dogmatismo y la intolerancia.
c. A pesar de sus notables diferencias, racionalistas y empiristas coinciden en:

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i. Τodo nuestro conocimiento es conocimiento de ideas; es decir, no


podemos conocer directamente la realidad (como se pensaba en las
tradiciones antigua y medieval), sino a través de las ideas que tenemos de
ella.
ii. Ambos proyectos filosóficos se plantean como tarea prioritaria el
problema epistemológico del origen y fundamento del conocimiento.
iii. Ambas consideran un problema fundamental el del método.

a. Argumentos demostrativos de la existencia de Dios


y del mundo.

1. Argumentos a favor de la existencia de Dios.


Dios como garantía del criterio de verdad.

La afirmación de que la idea de Dios es una idea innata es un punto fundamental


en la filosofía de Descartes, pues a partir de aquí queda abierto todo el proceso
deductivo que nos permitirá demostrar la existencia del mundo externo y la validez
de los conocimientos sensibles a partir de la idea de Dios. Pero lo primero que hay
que hacer es demostrar la existencia de Dios a partir de la idea de Dios, para lo
cual Descartes utiliza tres argumentos:

Primer argumento: Argumento de la perfección:


1. Toma como punto de partida tener en el alma la idea de perfección.
2. No puede proceder del mundo (idea adventicia) ni de la imaginación (idea
ficticia), por lo tanto debe ser una idea innata.
3. En la causa debe haber tanta realidad como en el efecto: En la causa debe
haber por lo menos tanta realidad como en el efecto; la idea de un ser
infinito (perfecto) debe haber sido puesta en mí no por mí, que soy finito e
imperfecto, sino por un ser infinito y perfecto; luego la idea de un ser
infinito requiere una causa infinita y perfecta; por tanto, ese ser infinito y
perfecto, existe: DIOS.

Segundo argumento: De la dependencia.


Éste es una variante del anterior. ¿De quién procede mi existencia? No puede ser
de mí mismo pues en ese caso me habría dado las perfecciones que en la idea de
Dios considero y que no poseo. Tampoco soy yo el que me conserva instante tras
instante pues si yo tuviese ese poder no dejaría de existir nunca. Por ello, tanto mi
conservación como mi creación proceden de un ser que no soy yo. ¿Quién es?
Puesto que poseo la idea de un ser infinito, este otro ser ha de ser también
infinito, pues como hemos dicho la causa no puede ser inferior al efecto. Así que
la idea de Dios es innata, ha sido puesta por Dios en mí al crearme, como el sello
del artífice impreso en su obra.

Tercer argumento: Esta prueba es el conocido argumento ontológico o argumento


de San Anselmo. San Anselmo de Canterbury (S. XI) formuló una prueba de la
existencia de Dios a partir de la idea de Dios que decía así: Todos los hombres

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tienen una idea de Dios, entienden por “Dios” un ser tal que es imposible pensar
otro mayor que él; ahora bien, un ser tal ha de existir no solamente en nuestro
pensamiento sino también en la realidad, ya que en caso contrario sería posible
pensar otro mayor que él (a saber, uno que existiera realmente) y, por tanto,
caeríamos en contradicción; luego, Dios no existe sólo en el pensamiento sino
también en la realidad. Si Dios es la suma de todas las perfecciones es imposible
pensar que no existe ya que la existencia real es una perfección; luego Dios tiene
esta perfección.

2. La existencia del mundo A partir de estos argumentos,


➢ Descartes afirma que Dios existe y que es infinitamente omnipotente,
bueno y veraz y que, por tanto, no puede permitir que yo me engañe y que
crea que el mundo existe si en realidad no existe. Dios que es sumamente
perfecto no puede ser un engañador y estar permitiendo que nosotros nos
engañemos pues en todo engaño hay una especie de imperfección. Así
pues, la existencia de Dios garantiza que todo lo que se concibe con
claridad y distinción es verdadero. Dios es la garantía del criterio de
verdad, como garantía de que a mis ideas, que se presentan con claridad y
distinción, les corresponde una realidad extramental. Solamente tengo que
saber, afirma Descartes, que aquello que una vez he visto con claridad y
distinción, aunque puedan surgir dudas posteriormente, sigue siendo claro
y distinto porque Dios no es engañador.
➢ Llegados a este punto la hipótesis del genio maligno es imposible: la
veracidad de Dios la excluye. Pero entonces, ¿por qué me equivoco con
frecuencia? No es Dios la causa de mis errores. Para explicar el error
Descartes distingue entre el entendimiento y la voluntad. La voluntad es
más amplia que el entendimiento y ella hace que afirme o niegue acerca
de cuestiones que no concibo clara y distintamente. El error es pues un
mal uso de la voluntad, es decir de la libertad.
➢ Al encontrar en Dios la garantía del criterio de certeza ya no existe la duda
sobre las verdades matemáticas pues tales verdades las concibo clara y
distintamente. Pero ¿existe una realidad extramental, esto es, existen las
cosas materiales? Y, por otro lado ¿son las cosas materiales tal como las
percibo?
■ A la primera cuestión, Descartes responde afirmativamente: de
Dios he recibido una poderosa inclinación a creer que las ideas
parten de las cosas corporales. Como Dios es sumamente veraz y
no puede permitir que yo me engañe es legítimo que yo confíe en
esa inclinación. Así que es verdad que existe un mundo exterior.
■ Pero, ¿es como lo percibo?A esta segunda cuestión, Descartes
contesta negativamente. Veamos cómo llega a esta conclusión. La
materia se compone de cualidades, y éstas, dice Descartes, se
dividen en primarias y secundarias. Por cualidades secundarias
entiende las que en aquellos tiempos no podían medirse como el
color, el olor, el sonido, etc. (de un objeto podía decirse que olía
más que otro; pero no que olía tres veces más); por cualidades
primarias entiende las que se podían medir como la extensión –o lo
que es lo mismo, el volumen en sus tres dimensiones– y el

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movimiento (aquí sí que podía decirse que un cuerpo tenía doble


volumen que otro). Pues bien, sólo son objetivas y reales aquellas
características de los cuerpos que concibo clara y distintamente, es
decir, las llamadas cualidades primarias; mientras que las
secundarias dependen de la apreciación del sujeto y, por tanto,
sólo tienen una validez subjetiva. Por tanto, de los cuerpos sólo
puedo tener en cuenta lo cuantificable; y lo cuantificable es
identificado por Descartes con la extensión y el movimiento. Las
cualidades secundarias, al no poderse medir, quedan descartadas.
El estudio de esta materia cuantificable corresponde a la física (que
para Descartes se reduce a la cinemática). La materia está
constituida por bloques de diferente tamaño unidos de forma
compacta, sin que quede ningún intersticio entre ellos; por tanto, el
vacío no existe. El movimiento de unos bloques provoca el
movimiento de los demás. Todos los seres, incluidos los seres
vivos, son y se comportan como una especie de máquinas
complejas, sin que exista libertad, ni azar. Por esa razón, la física
de Descartes se ha calificado como una física mecanicista.

4. Concepto de sustancia en Descartes y sus tipos.

1. La noción aristotélica de substancia.


a. Etimología: (Del latín substantia, de sub, debajo, y stare, estar, por
consiguiente traducción del griego ὑπόστασις, hypóstasis, lo que está
debajo, el suppositum, como el fundamento, y sobre todo de οὐσία, ousía,
la esencia o entidad de algo, pero también de ὑποκείμενον,
hypokhéimenon, el sujeto o el sustrato)
b. Sustancia-accidente: En el uso ordinario del lenguaje, la naturaleza de un
cuerpo concebida muy vagamente o la naturaleza de un asunto, en
oposición a lo que se considera secundario o accidental. Es un término
fundamental en la historia de la filosofía tradicional occidental, opuesto al
también definido y preciso de accidente. En Aristóteles, verdadero
introductor del término en el uso filosófico, en principio, lo real existente
como individuo, aunque la noción varía a lo largo de su obra filosófica.
c. Definiciones:
i. Física: son los individuos, los organismos vivos, lo que llama «un
esto» (τόδε τί, tóde tí), como hombres, animales, plantas, a los que
llama también «sustancias primeras» («aquello que no se dice de
un sujeto»), en oposición a los accidentes, que son sólo «maneras
de ser esto».
ii. Metafísica: con la introducción de las expresiones de materia y
forma, o de potencia y acto como elementos fundamentales en la
explicación del cambio, y en general con la introducción de los
diversos sentidos de ser, la noción de sustancia se vuelve más
compleja. Así en Metafísica, Aristóteles sostiene el punto de vista
de que la sustancia es sujeto, esencia y forma, y hasta cambia la
terminología anterior, de las obras lógicas, al llamar «forma a la
esencia de cada cosa, es decir, a su entidad [ousía, sustancia]
primera». Por consiguiente, sustancia es, en Aristóteles:
1. el sujeto que no necesita de otra cosa para existir (como es
el caso de los accidentes) y

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2. el sustrato de los cambios accidentales,


3. o la esencia de una cosa, o la forma, o acto, que hace que
una cosa sea lo que es.
2. Evolución escolástica: Los escolásticos aceptaban la definición de Aristóteles
a. Distinción entre la sustancia primaria (sustancia prima) de la sustancia
secundaria (sustancia secunda): la primera es la cosa individual, la
sustancia propiamente dicha; la segunda designa la esencia universal o la
naturaleza según el género y la especie.
b. La división principal, sin embargo, es la de la sustancia material (todas las
cosas corpóreas) y la sustancia espiritual, es decir, el alma y los espíritus
angélicos. Estas últimas suelen ser llamadas substantiae separatæ,
separadas de la materia.
c. Santo Tomás enseña además que el nombre substancia no puede ser
aplicado propiamente a Dios, no sólo porque Él no es el sujeto de ningún
accidente, sino también porque en Dios la esencia y la existencia son
idénticas, y en consecuencia Dios no está incluido en ningún género de
cualquier clase. Por la misma razón, es imposible que Dios sea la esencia
formal de todas las cosas (esse formale omnium), o, en otras palabras,
que una y la misma existencia sea común a Dios y a ellas.
d. En el mundo visible existe un gran número de substancias numéricamente
distintas. Cada una, además, tiene una naturaleza específica que
determina el modo de su actividad y, al mismo tiempo, a través de su
actividad, se nos manifiesta de algún modo.
e. Nuestro pensamiento no constituye la sustancia; esta existe
independientemente de nosotros, y nuestro pensamiento a lo sumo
adquiere un conocimiento de cada sustancia al considerar sus
manifestaciones.
3. Sustancias cartesianas.
a. Posición inicial: De la verdad del “cogito” ha deducido Descartes la
existencia del yo, de Dios y de los cuerpos. Y a estos tres elementos
considerados genéricamente los llama sustancias. Por sustancia entiende
“lo que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra cosa para
existir”.
i. Dios como sustancia fundamental: Tomada la definición en sentido
estricto, sólo sería sustancia Dios, ya que los seres finitos, pensantes
y extensos son conservados por Él. Pero, aunque esta definición sólo
puede aplicarse de modo absoluto a Dios, Descartes reconoce tres
sustancias o tres ámbitos de la realidad porque la definición puede
seguir manteniéndose en tanto en cuanto la sustancia pensante y la
sustancia extensa no necesitan la una de la otra para existir.
ii. Clasificación de las tres sustancias son:
1. La primera sustancia que encuentra Descartes es el yo o res
cogitans. Descartes utiliza también las expresiones “alma”,
“sustancia pensante” o “conciencia” para designarla. Esta
sustancia es indivisible y, en consecuencia, inmortal, puesto que la
destrucción supone necesariamente división.
2. La segunda sustancia es la corpórea o res extensa. Descartes
utiliza también los nombres de “extensión” y “mundo” para
denominarla. Se caracteriza porque es mensurable. Su estudio
corresponde a la física (cinemática) y en ella rige un total
mecanicismo.
3. La tercera sustancia es Dios o res infinita. Dios es concebido por
Descartes con los atributos de sabiduría infinita, poder infinito,
bondad infinita, etc. Los tres objetos de la metafísica quedan así
fundamentados.

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b. Problemas de la comunicación entre cuerpo y el alma: A pesar de la


dificultad que le va a suponer explicar la comunicación entre ambos, la
respuesta se encuentra en el hecho de que su deseo es el de hacer
compatible su concepción mecanicista de la ciencia con la libertad del
individuo.
i. La “res extensa” pertenece al ámbito de la ciencia; la “res cogitans”,
en cambio, al del reino de la libertad. Descartes, como Galileo,
elaboró una física mecanicista en la que el mundo se explica
matemática y deductivamente. Toda la “res extensa”, es decir, el
universo, las plantas, los animales y el mismo cuerpo humano son
considerados como simples mecanismos; pero debía salvaguardar la
plena libertad de las actuaciones y decisiones del ser humano. Por
ello, separó tajantemente el mundo de la conciencia del mundo
material. No obstante, Descartes se esforzó por encontrar una
solución a la comunicación entre el cuerpo y el alma. Creyó hallar el
punto de interacción en una pequeña glándula situada en el centro del
cerebro: la glándula pineal. Pero esto, aunque fuera cierto, no resolvía
el problema, que no era tanto dónde se unían sino cómo lo hacían.
4. La filosofía moderna racionalista adoptó la noción cartesiana de sustancia
como «lo que existe de tal forma que no tiene necesidad sino de sí mismo
para existir».
a. Spinoza, un racionalista posterior a Descartes, matiza la noción a su
manera. Spinoza reduce las tres sustancias a una única realidad, Dios o la
naturaleza (Deus sive natura), afirmando un monismo.
b. Leibniz: La realidad no es mente ni cuerpo: todo lo extenso es divisible y la
extensión no es más que un concepto útil, pero no último. La realidad es
algo metafísico, del que todo lo demás, como por ejemplo, la extensión, el
movimiento, la inercia, la resistencia, la impenetrabilidad, la cohesión o
cualquier actividad de los cuerpos es manifestación fenoménica. Esta
realidad última no puede ser sino inespacial, simple, indivisible, no material
y una, puesto que lo que es ha de ser propiamente uno; es «fuerza»,
energía: la sustancia es principio de fuerza, y aun fuerza capaz de
desarrollarse según la plenitud de potencialidad inherente a la propia
naturaleza.
i. Estos centros de fuerza o energía, que llama «mónadas», son
infinitos en número, y cada uno de ellos es un individuo, distinto,
independiente de cualquier otro e indestructible que tiene la capacidad
de reflejar en sí, como en un espejo, todo el universo. Este conjunto
de reflejos del universo está constituido por las percepciones propias
de cada mónada, a las que se añade la apercepción, o conciencia, de
la propia actividad en aquellas mónadas que se consideran
conscientes.
5. Crítica empirista: Con el empirismo la noción entra en crisis y tiende a
desaparecer. Primero, con Locke la declara incognoscible; es una idea
compleja que se asigna a un sustrato material desconocido, cuya existencia se
supone, y se la sustituye por la doctrina de las cualidades primarias y
secundarias, hasta desaparecer convertida en una asociación de ideas:
«colección de ideas simples unidas por la imaginación». Es típicamente
empirista, tanto en el empirismo clásico como en el contemporáneo, la
consideración de la sustancia como un «haz» de cualidades, o un «flujo», si se
trata del alma; así la explicaba ya en su tiempo Hume (ver texto 1 y texto 2).
6. Kant trata la sustancia como una forma de conocer los objetos de la
experiencia, esto es, como una categoría, pues todo cuanto experimentamos
ha de entenderse como permanente en el tiempo o no, igual como ha de
entenderse como causa o efecto. No obstante, el uso de la categoría de
sustancia más allá de la experiencia, referida a cosas en sí, como el alma, el

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yo, Dios, etc., no es más que una ilusión trascendental, y su justificación, un


paralogismo.

5. Dualismo antropológico. Mecanicismo y libertad.


{Física y antropología}

Mecanicismo:
1. Perspectivas
a. epistemológica. Durante el siglo XVII se plantea que toda realidad
es entendida en base a los modelos proporcionados por la
mecánica, y que la interpreta solamente en base a las nociones de
materia y movimiento local. Es una perspectiva reduccionista.
b. ontológica: Descartes defendía que lo real es una inmensa
máquina. Después de plantear el dualismo entre cuerpo y mente
(cogito), Descartes reserva la libertad al espacio mental, pero
considera que toda la realidad física (substancia extensa) obedece
a estrictas reglas físicas de carácter determinista.Las leyes de la
mecánica son determinista en el sentido de que consideran que
obedecen estrictamente al principio de causalidad, siendo
imposible que intervenga ningún factor espontáneo (un milagro o la
libertad) que pueda explicar un fenómeno físico cualquiera.
2. Influencia de la ciencia: Es una constante en la historia del pensamiento
que en cada época la ciencia más desarrollada es la que es tomada como
modelo a partir del cual se intenta explicar el mundo. Por ello, a partir de la
constitución de la mecánica como ciencia más desarrollada, especialmente
a partir de Galileo, Descartes y Newton, esta ciencia apareció como
paradigmática. Además, en la medida en que el reloj fue durante mucho
tiempo el prototipo de máquina (que por otra parte liga el tiempo con el
espacio que debe recorrer el péndulo o las agujas de su esfera), apareció
como el modelo de las concepciones mecanicistas de los siglos XVII hasta
mediados del siglo XIX. Por ello es corriente encontrar muchas
explicaciones filosóficas y científicas en las que se recurre al reloj como
metáfora.
3. Los animales: En este sentido considera que toda la realidad física puede
y debe explicarse a partir de la mecánica. Así, considera a los animales
como meros autómatas, como simples máquinas, reduciendo la biología
a mecánica. También el cuerpo humano lo considera como una máquina.
Descartes adopta tesis mecanicistas como reacción contra la escolástica,
contra el animismo y las concepciones mágicas de muchos filósofos del
Renacimiento.
4. La posición de Dios como artífice del mundo: Descartes podía sustentar el
mecanicismo con el teísmo porque consideraba a Dios como el supremo
artífice constructor o ingeniero del mundo. De la misma manera que una
máquina sofisticada supone la intervención de un constructor y diseñador
experto, el mundo con su maravillosa complejidad era concebido como una
exaltación de la infinita sabiduría del Dios concebido como Gran Ingeniero.
La finalidad estaría dada por la divinidad
5. Física de Descartes: la teoría de los vórtices. Entre 1630 y 1634 escribe El
Mundo o Tratado de la luz, obra de cosmología, y comienza El Hombre,
donde pensaba recoger sus investigaciones anatómicas y fisiológicas

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sobre el cuerpo humano; al enterarse de la condena de Galileo desiste


de publicar el primero y deja inacabado el segundo.
a. Dios ha dado existencia al universo creando de la nada la
materia en movimiento; en consecuencia, materia y movimiento
serán los dos primeros principios metafísicos cartesianos. Para
Descartes materia y extensión son equivalentes, de modo que
pensar un cuerpo y el espacio que ocupa son dos maneras
distintas de pensar sobre lo mismo: en un caso en términos
físicos, en otro en términos matemáticos.
b. Una consecuencia que se deriva de lo anterior es que el
universo cartesiano, es pleno y no hay vacío alguno, ni exterior
ni interno. La materia es única, pero los cuerpos están formados
por tres tipos distintos de partículas materiales, que se
distinguen entre sí solamente por su tamaño y velocidad: fuego,
aire, tierra.
c. Todas estas partículas son inobservables por su tamaño
infinitesimal; por tanto, para Descartes, la existencia de los tres
elementos se deduce de las propiedades que exhiben los cuerpos
a escala macroscópica y cósmica. En efecto, afirma que el Sol y las
estrellas están formados por partículas de fuego, los cielos por
partículas de aire y los planetas y cometas por partículas de tierra.
Sin embargo, los cuerpos terrestres no son homogéneos y sus
intersticios están rellenos de partículas de fuego y de aire.
d. Descartes, que siempre intentó evitar las polémicas estériles, se
ahorraba comprometerse con la causa del atomismo moderno, que
había renacido en Europa gracias a la traducción y difusión del De
rerum natura de Lucrecio, pretendiendo librarse así de las
suspicacias de los teólogos católicos y de tener que enfrentarse al
aristotelismo dominante en las universidades.
e. Otra polémica contemporánea que sorteó con habilidad fue la de la
finitud o infinitud del universo, manifestando su escepticismo
respecto a la posibilidad de que el hombre pudiera llegar a conocer
los límites del mundo, por lo que debía ser considerado de
dimensión indefinida.
6. Teorías posteriores:
a. Esta doctrina mecanicista, en versión materialista, es decir,
negando la sustancia pensante como distinta de la materia, será
sustentada por La Mettrie (teoría del hombre-máquina) y la mayoría
de los filósofos materialistas del siglo XVIII que unen materialismo y
mecanicismo (especialmente D'Holbach y Helvetius). Ahora bien,
en la medida en que la mecánica cartesiana vaya siendo
desplazada por la mecánica newtoniana, ésta aparecerá como el
modelo de las teorías mecanicistas, que tienen en Laplace a su
ejemplo más representativo y más depurado. En Laplace se integra
el mecanicismo, el materialismo, la superfluidad de considerar la
necesidad de Dios, y el determinismo más absoluto (el ideal del
llamado «demonio de Laplace») basado en una férrea concepción
de la causalidad.
b. El problema del determinismo mecanicista que ponía en entredicho
la libertad humana, junto con los desarrollos de la biología y de
otras ramas de la física difícilmente reducibles a la mecánica
newtoniana, condujeron a considerar que toda máquina pertenece
inevitablemente al mundo inorgánico y, por tanto, toda analogía con
los seres vivos era ficticia. Así, la filosofía romántica, en nombre de
la humanidad, de la libertad y de la vida, menospreciaba la
máquina y el mecanicismo.

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c. Desde posiciones materialistas, Marx combatió el mecanicismo


estrecho de los autores del siglo XVIII, pero no menospreció las
máquinas ni su gran influencia en la organización social del trabajo,
sino que analizó las complejas relaciones entre el hombre y la
máquina con el advenimiento del maquinismo y el desarrollo de la
gran industria.

Libertad:
1. Descartes distingue en el alma acciones y pasiones: (En el tratado de Las
Pasiones del Alma)
a. las acciones dependen de la voluntad y es donde se desarrolla la
libertad.
b. las pasiones son involuntarias (el alma no controla su origen e
influencia) y están constituidas por percepciones, sentimientos o
emociones causadas en el alma por los espíritus vitales, esto es,
las fuerzas mecánicas que actúan en el cuerpo.
2. A las pasiones acompaña un estado de servidumbre, del cual el hombre
debe procurar librarse. En el dominio sobre las pasiones consiste la
prudencia. Evidentemente, la fuerza del alma consiste en vencer las
pasiones y detener los movimientos del cuerpo; mientras que su debilidad
consiste en dejarse dominar por las pasiones presentes, las cuales, siendo
contrarias entre sí, solicitan al alma de un lado y, de otro, la hacen
combatir contra sí misma, dejándola en el estado más deplorable.
3. La función de las pasiones: todas se relacionan con el cuerpo y se dan al
alma; de modo que tienen la función natural de incitar al alma a consentir y
contribuir a las acciones que sirven para conservar al cuerpo y hacerlo
más perfecto. En este sentido, la tristeza y la alegría son las dos
pasiones fundamentales.
a. Por la primera, el alma se da cuenta de las cosas que dañan al
cuerpo y por eso siente odio hacia lo que le causa tristeza y el
deseo de librarse de ello.
b. En cambio la alegría, advierte al alma sobre las cosas útiles al
cuerpo, y de esta manera siente amor por ellas y el deseo de
adquirirlas o conservarlas.
4. Descartes define el concepto de libertad de varios modos:
a. Definiciones:
i. como indiferencia a la hora de que los pronunciamientos
de la voluntad se produzcan sin que el sujeto tenga
obligación para decidirse por un objetivo o por cualquier otro
(es decir, la autodeterminación absoluta);
ii. como voluntariedad;
iii. como voluntad sometida al determinismo del bien
presentado por el entendimiento (intelectualismo
socrático);
iv. como capacidad de la voluntad para elegir o no elegir un
bien.
v. como capacidad para elegir libremente las acciones
predeterminadas por Dios de modo necesario.
b. Las definiciones tratan de articular:
i. El intelectualismo moral socrático que antepone el bien
conocido por el entendimiento a la decisión de la voluntad
(el bien es resultado del conocimiento).
ii. La doctrina católica del libre albedrío que antepone la
libertad de la voluntad a cualquier bien conocido por el
entendimiento (el bien es resultado de la voluntad),

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defendiendo la posibilidad incluso de conocer el bien y


elegir el mal.
iii. La idea de perfección de Dios que le proporciona un
conocimiento absoluto sobre nuestras acciones.
c. Descartes no es consistente en su doctrina sobre la libertad al
mantener versiones diferentes a lo largo de sus obras.
d. No obstante, sí es evidente que el plano de la libertad queda
restringido al pensamiento, al alma donde reside nuestro yo,
independiente del cuerpo. Para Descartes ese es el único “espacio”
posible para el ejercicio de la libertad y está restringido a los seres
humanos que, en sentido estricto, son los únicos que piensan.

6. Moral provisional.

1. La teoría y la práctica: Epistemología y moral.

a. Descartes lleva a cabo una revolución epistemológica con su


reflexión sobre el método y con el examen de las consecuencias
ontológicas y antropológicas del enfoque iniciado con la duda
metódica. No obstante, el propio autor es consciente de que esta
revolución se construye a escala teórica, dejando las cuestiones
prácticas al margen de su estudio, al menos por el momento.

b. Descartes no tiene una filosofía moral o ética excesivamente


elaboradas. En el Discurso del Método nos provee, más bien, de
unas normas morales o máximas de comportamiento que sugieren
que siguió las opiniones comúnmente aceptadas en este ámbito.
Aún así, en relación con la cuestión epistemológica, cabe reseñar
que Descartes pensó que las reglas del método habrían de poderse
también aplicar a la moral. Así, en la parte I del Discurso nos dice
que tenía “extremado deseo de aprender a distinguir lo verdadero
de lo falso, para ver claro en mis acciones y caminar con seguridad
en esta vida”.

2. La referencia a la filosofía de la acción (ética) y su interrelación con la verdad


y la falsedad (epistemología) sugiere que el pensamiento de Descartes
presenta una raíz común a cualquier ámbito del conocimiento. La confianza
en un método o sistema racional de investigación, conducido según reglas
simples e inspirado en los procedimientos algebraico-geométricos habría,
según Descartes, de proporcionar buenos frutos en cualquier disciplina, de
modo que no habría “(cosas) tan alejadas a las que no se lleguen, ni tan
escondidas que no se descubran”.
3. El autor pretendía utilizar en las cuestiones morales el método analítico-
deductivo por él propuesto.

a. Al final de la parte II del Discurso leemos que dado que el método


no lo había “sujetado a ninguna materia en particular, me prometía
aplicarlo tan útilmente a las dificultades de otras ciencias como lo
había hecho a las del álgebra”. Entre estas “otras” ciencias se
encuentra, sin duda, la ciencia del comportamiento sujeto a valores,
esto es, la moral.

b. Descartes tenía en proyecto acometer una investigación


sistemática sobre la ética, según el método. Este proyecto fue
diferido durante su vida y, aunque antes de morir publicó Las

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pasiones del alma, obra en la que analizaba en detalle la afectación


de la razón por los sentidos y las pasiones, el objetivo de
desarrollar una moral “definitiva” sobre bases analíticas quedó
inconcluso.

4. La importancia que, a pesar de todo, la moral tiene para Descartes queda de


manifiesto en su concepción de la libertad. La libertad, idea rectora en el
ámbito moral, es una idea innata, según Descartes, y, además,
probablemente la más importante de todas, porque es el reflejo del
sometimiento del cuerpo al alma, de las pasiones irracionales e involuntarias
a la voluntad del sujeto (y recordemos la que voluntad es la otra gran facultad
de la Razón, junto al entendimiento).
5. En el Discurso del Método, la introducción de la moral provisional se realiza
fuera de contexto. En la lógica del Discurso, a la parte II sucede
“naturalmente” la parte IV (es decir, a la reflexión epistemológica sobre el
método debe suceder “naturalmente” la exposición de los resultados
obtenidos con éste, o sea, la deducción de las sustancias). Sin embargo, de
repente, y como una cuña, Descartes interrumpe la “lógica” de su Discurso e
introduce la parte III, sobre la moral. Se ha sugerido que tal vez esta parte
fuera un añadido a posteriori, para “humanizar” la obra y presentar a
Descartes como una persona moderada, creyente e intachable.
6. En la justificación de por qué investigar la moral, en este punto, Descartes
razona del siguiente modo:
a. si debo someter todos mis conocimientos a un proceso de análisis,
de duda, de clarificación, no resolviendo precipitadamente sobre su
verdad, sino esperando al dictamen de la razón conducida por el
método (“ajustado al nivel de la razón”, dirá Descartes), y si este
proceso de “suspensión del juicio” debe afectar también a las
normas y principios morales, entonces, dado que la tarea puede
tomar un largo tiempo durante el cual es necesario convivir en
sociedad, es preciso proveerse de algunos principios básicos para
garantizar esa convivencia. Descartes vuelve aquí a utilizar una
metáfora. Al principio de la parte III del Discurso, la dedicada a la
moral, dice: “no es bastante antes de comenzar a reconstruir el
alojamiento en que se habita, con derribarlo (…) sino que también
hay que haberse provisto de alguna otra habitación en donde se
pueda estar alojado cómodamente”.
b. Tras esta metáfora se esconde la idea esencial de la moral
cartesiana: la vida, la acción, no admiten demoras. Es necesario en
muchas ocasiones tomar decisiones con rápidez, e incluso con
información insuficiente. No se puede “permanecer irresoluto”. Por
todo ello, dice Descartes: “hice mía una moral provisional que no
consistía sino en tres o cuatro máximas”.
7. Tomada en su conjunto, la moral provisional de Descartes no aporta ningún
ingrediente nuevo al tratamiento de las cuestiones morales en la época. Su
moral es partícipe de ideas aristotélicas, socráticas y estoicas, y en general,
respira moderación, conservadurismo e intelectualismo. Descartes se cuida
de presentarse como un ciudadano “medio” de conducta irreprochable,
adaptada a las convenciones vigentes entre sus conciudadanos. Analizadas
brevemente, las máximas de la moral provisional de Descartes son las
siguientes:

1. “Obedecer las leyes y las costumbres de mi propio país,


conservando con constancia la religión en la que Dios me ha dado la gracia
de ser instruido desde mi infancia, y rigiéndome en todo lo demás con
arreglo a las opiniones más moderadas y más alejadas del exceso que

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fuesen aprobadas comúnmente en la práctica por los más sensatos de


aquellos con quienes tendría que vivir”.

En esta máxima, Descartes expresa con claridad los mencionados


convencionalismo y moderación. Aboga por conductas alejadas de los excesos,
recordando la teoría del justo medio de Aristóteles, y propone actuar según las
normas de los “mas sensatos”, a quienes puede interpretarse como los de mejor
juicio. Descartes trata de pasar por un ciudadano modelo, creyente por encima de
todo, e incapaz de poner en cuestión el orden establecido. En la desaprobación de
las conductas extremas, sin embargo, deja caer una idea quizás un tanto molesta
para la mentalidad oficial de la época: considera un exceso los votos religiosos
(pobreza, castidad y obediencia), ya que suponen compromisos que en el
momento de adquirirse, y al ser para toda la vida, no tienen en cuenta que no hay
“en el mundo ninguna cosa que permanezca siempre en el mismo estado”.

2. “Ser en mis acciones lo más firme y lo más resuelto que pudiese, y


no seguir con menos constancia las opiniones más dudosas una vez que me
hubiese determinado, que si hubiesen sido muy seguras”.

Esta “constancia” en el comportamiento recuerda a los estoicos y es una prueba


de la diferencia que Descartes encuentra entre las cuestiones epistemológica y las
morales. En estas últimas debe actuarse comúnmente de modo rápido, sin tener
toda la información o la garantía de acertar. En las cuestiones científicas, en
cambio, el entendimiento medita con atención todas sus pruebas. Descartes utiliza
la metáfora de un bosque en el que nos hemos perdido para explicar esta
máxima. No debemos vagar de un lugar a otro, o detenernos, o rectificar
constantemente nuestro criterio, sino que, una vez resueltos a caminar en una
dirección, hacerlo siempre así a pesar de las dificultades. Esto significa que
“puesto que a menudo las acciones de la vida no admiten ninguna demora, es una
verdad muy cierta que, cuando no está en nuestro poder discernir las mejores
opiniones, debemos seguir las más probables”.

3. “Procurar siempre vencerme a mí mismo antes que a la fortuna y


modificar mis deseos antes que el orden del mundo”.

Esta máxima es radicalmente estoica, y se basa en la idea de que “no hay nada
que esté enteramente en nuestro poder sino nuestros pensamientos”. Descartes
se presenta como un hombre dispuesto a cambiar interiormente antes que a
promover un cambio (y mucho menos violento) en los usos y normas habituales
en la sociedad en la que vive. Se cuida muchísimo de aparecer como un
revolucionario o perturbador del orden. Menciona implícitamente a Séneca
(estoico) al afirmar que es más feliz quien sabe controlar lo que desea que quien
vive constantemente pendiente de deseos que no dependen de él. Así,
auténticamente sabio es quien hace de esta máxima una guía moral. Tal actitud,
reconoce Descartes, exige una “meditación frecuentemente reiterada para
acostumbrarse a mirar con este sesgo todas las cosas”.

4. Como conclusión de esta moral, Descartes propone cultivar la razón por


encima de todo y aprender constantemente. Este intelectualismo moral es
herencia de Sócrates. Es la razón la que da la medida del bien y del mal. En sus
palabras: “pensé que no podía hacer nada mejor que emplear toda mi vida en
cultivar mi razón y avanzar, tanto como pudiese, en el conocimiento de la
verdad, siguiendo el método que me había prescrito”.

1. El socratismo cartesiano alcanza su cénit es la afirmación de que el buen


juicio de una razón instruida y educada será la mejor garantía de las buenas

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obras y de la elección del camino correcto: “es suficiente juzgar bien para
obrar bien, y juzgar lo mejor que se pueda, para obrar también todo lo mejor
que se pueda, es decir, para adquirir todas las virtudes(…) que pueden
lograrse”.
2. Descartes finaliza la parte III del Discurso con una llamada reiterada al
ejercicio de la razón, la cual, a medida que avanza en su tarea de
conocimiento, será consciente, también en la línea socrática, de lo largo del
camino que aún le queda. El sometimiento de la ignorancia, la superación del
escepticismo y la declaración de no someter la fe en Dios a la duda metódica
son las ideas que lanza Descartes en estas páginas, ideas que enlazan de
modo bello con un alegato a favor del progreso de las ciencias en la
búsqueda de la verdad, idea que anticipa el ideal ilustrado de un saber
liberador para el ser humano.
3. Y fiel a su máxima de que el hombre trabaja mejor en soledad y produce
mejor a través del examen atento de su sóla razón, Descartes termina
informándonos de su decisión de retirarse “aquí, a un país (Holanda) en el
que pudiera vivir tan solitario y retirado como en los desiertos más apartado.”

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Filosofía Kantiana.
1. Análisis trascendental del conocimiento científico.
2. Condiciones del conocimiento científico.
3. El giro copernicano.
4. Crítica trascendental de la metafísica.
5. La distinción entre fenómeno y noúmeno.
6. Metafísica, crítica e ilustración.

Introducción
La distinción entre los tipos de razón

Immanuel Kant, un filósofo alemán del siglo XVIII, estableció una distinción entre
dos tipos de razón: la razón teórica y la razón práctica. La razón teórica se ocupa
de la comprensión del mundo natural y se basa en la experiencia y la observación.
Por otro lado, la razón práctica se ocupa de la moralidad y la ética, y se basa en la
voluntad y la elección.

Kant creía que la razón teórica pura podía ser analizada críticamente para
descubrir las condiciones necesarias para el conocimiento verdadero. Esta idea
llevó a su obra más influyente, la Crítica de la Razón Pura, donde examinó los
límites y posibilidades del conocimiento humano.

En la época de Kant, existía un conflicto entre las ciencias y la metafísica debido a


que la metafísica pretendía establecer verdades universales y necesarias acerca
del mundo, del alma y de Dios, pero sin basarse en la observación empírica.

Por otro lado, las ciencias naturales estaban experimentando un gran avance
gracias al método empírico y la observación sistemática, lo que permitía
establecer verdades basadas en la experiencia y que podían ser verificadas y
comprobadas.

Este conflicto se manifestó en la crítica que Kant hizo de la metafísica tradicional


en su obra "Crítica de la razón pura".

Kant recibió la influencia fundamental de la filosofía de Hume, de quien dijo que le


había despertado “del sueño dogmático”. Es decir, le había hecho ver, desde la
perspectiva empirista, que los conocimientos metafísicos adolecían de un
problema fundamental: carecer de toda referencia a lo experimentable y basarse
en la pura especulación racional sin posibilidad de verificación empírica. El
problema de Hume es que terminaba derivando en un escepticismo que Kant
tampoco estaba dispuesto a aceptar.

Kant, en su obra revolucionaria, argumentaba que la metafísica tradicional no


podía ofrecer conocimientos universales y necesarios acerca del mundo porque
estaba basada en el uso de la razón pura, es decir, sin la ayuda de la experiencia.
Según Kant, la razón pura es incapaz de establecer verdades acerca del mundo
que puedan ser verificadas o comprobadas empíricamente.

La filosofía trascendental.

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Kant establece una Diferencia básica entre Trascendente y Trascendental:

La trascendencia se refiere a aquello que está más allá de los límites de la


experiencia humana, mientras que la trascendental se refiere a aquello que está
dentro de los límites de la experiencia humana.

Los conocimientos relativos a Dios, el Alma y el Mundo (sobre si tiene su origen,


principio y creación, no sobre sus fenómenos) son trascendentes para Kant y, por
tanto, desbordan los límites del conocimiento científico válido.

Kant argumentó que la trascendencia y la trascendental son diferentes niveles de


conocimiento y que solo la trascendental es accesible a través de la razón.

Los tipos de ciencias y facultades

Kant también clasificó las ciencias según su objeto de estudio: matemáticas, física
y metafísica. Las matemáticas estudian las relaciones entre los objetos en el
espacio y el tiempo, mientras que la física se ocupa de los fenómenos naturales.
La metafísica, por otro lado, se ocupa de las preguntas fundamentales sobre la
existencia y la realidad.

Los tipos de ciencias y facultades

Para fundamentar los tipos de ciencias, Kant observa las capacidades o


facultades humanas que hacen posible nuestra construcción de conocimientos.

Para ello, Kant identificó tres facultades de la mente:

la sensibilidad, el entendimiento y la razón.

La sensibilidad nos permite percibir los objetos del mundo sensible, mientras que
el entendimiento nos permite comprenderlos. La razón, por su parte, nos permite
reflexionar sobre cuestiones abstractas y trascendentales.

Análisis trascendental del conocimiento


científico en Kant
En su obra Crítica de la Razón Pura, Kant se preguntaba sobre la naturaleza y los
límites del conocimiento humano a través de su concepto de análisis
trascendental.

Kant argumentó que el conocimiento científico es el resultado de la interacción


entre los conceptos del entendimiento humano y la experiencia sensorial.

Esto significa que, para obtener conocimiento científico, debemos integrar tanto la
experiencia sensorial como los conceptos del entendimiento humano.

Kant creía que la experiencia sensorial proporciona la información necesaria para


que el entendimiento humano pueda hacer uso de los conceptos. Por ejemplo, sin
la experiencia sensorial, no podemos entender la causalidad, el tiempo, la
sustancia, la necesidad y la realidad.

Por otro lado, Kant creía que el entendimiento humano proporcionaba los
conceptos necesarios para procesar la información recibida a través de la

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experiencia sensorial. Estos conceptos incluyen, entre otros, la causalidad, la


sustancia, la necesidad. Estos conceptos son necesarios para que nuestras
experiencias sensoriales sean significativas.

Por lo tanto, ambos elementos son necesarios para el conocimiento científico.

Kant argumentó que el entendimiento humano no puede proporcionar


conocimiento científico sin la experiencia sensorial.

Esto significa que el entendimiento humano solo puede proporcionar conceptos,


pero no puede proporcionar información sobre la realidad en sí misma, sino
mediada por las intuiciones puras a priori de la sensibilidad y los conceptos puros
del entendimiento. Por lo tanto, el conocimiento científico solo se puede obtener a
través de la experiencia sensorial: el entendimiento humano y la experiencia
sensorial son complementarios y ambos son necesarios para obtener
conocimiento científico.

Por tanto, el conocimiento científico no es absoluto, sino relativo. Esto significa


que el conocimiento científico depende de la experiencia sensorial. La
consecuencia inmediata es que no puede existir un conocimiento “científico” de
cuestiones que desbordan los límites de la experiencia, es decir, de la metafísica
tradicional, cuyo resultado crítico será, para Kant, que no es posible como ciencia.

La Crítica de la Razón Pura y los tipos de juicios

En la Crítica de la Razón Pura, Kant identificó cuatro tipos de juicios: analíticos a


priori, sintéticos a priori, analíticos a posteriori y sintéticos a posteriori. Los juicios
analíticos son aquellos en los que el predicado está contenido en el sujeto,
mientras que los sintéticos son aquellos en los que el predicado agrega
información al sujeto.

Los juicios a priori son aquellos que no dependen de la experiencia, mientras que
los juicios a posteriori son dependientes de la experiencia. Según Kant, los juicios
sintéticos a priori son posibles gracias a la síntesis entre las facultades de la
Sensibilidad y del Entendimiento, como se verá después.

Condiciones del conocimiento científico


El Conocimiento se desarrolla, para Kant, en Juicios. Entiende por Juicio cualquier
enunciado que forma parte de una cadena de conocimientos. Otro sinónimo es
proposición (como el contenido significativo de una oración).

Immanuel Kant identificó cuatro tipos de juicios: analíticos a priori, sintéticos a


priori, analíticos a posteriori y sintéticos a posteriori.

Los juicios analíticos a priori son aquellos en los que la conclusión sigue
directamente de la proposición previa. Estos juicios son verdaderos por definición,
como en la proposición "Todos los cuadrados son figuras geométricas". Estos
juicios son necesarios y universales, y no pueden ser cambiados. Por ejemplo, la
proposición "A=A" siempre será verdadera, independientemente de las
circunstancias.

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Los juicios sintéticos a priori son aquellos en los que la conclusión no se sigue
directamente de la proposición previa. Estos juicios no son verdaderos por
definición, sino que son verdaderos porque se ha demostrado que así es. Estos
juicios también son necesarios y universales, y no pueden ser cambiados. Por
ejemplo, la proposición "Todas las cosas tienen masa" es verdadera,
independientemente de las circunstancias.

Los juicios analíticos a posteriori serían aquellos en los que la conclusión se


seguiría directamente de la proposición previa, pero sin ser necesarios ni
universales. Para Kant esto es manifiestamente imposible. Finalmente, los juicios
sintéticos a posteriori son aquellos en los que la conclusión no sigue directamente
de la proposición previa. Estos juicios tampoco son necesarios ni universales, y
pueden ser cambiados. Estos juicios se basan en la observación de los hechos, y
no son verdaderos por definición. Por ejemplo, la proposición "Esta taza está llena
de café" sólo será verdadera si hay café en la taza. Estos juicios no son
necesarios ni universales, ya que el contenido de la taza puede cambiar.

La posibilidad de la construcción de Juicios, depende de las facultades


cognoscitivas humanas, que son fundamentalmente tres: Sensibilidad,
Entendimiento y Razón.

La sensibilidad, según Kant, es la capacidad de recibir impresiones a través de los


sentidos. El entendimiento es el proceso por el cual los sentidos reciben
impresiones y se ordenan de acuerdo con las categorías universales de la mente
para formar conceptos.

Kant propuso que a través de la síntesis entre Sensibilidad y Entendimiento, se


podía llegar a conclusiones lógicas a partir de los conceptos formados por el
entendimiento en coordinación con las intuiciones puras de la sensibilidad. Esto es
lo que él llamó juicios sintéticos a priori, que son juicios establecen las condiciones
de toda experiencia posible.

Según Kant, la mente humana tiene dos tipos de intuiciones: las intuiciones a
priori y las intuiciones a posteriori. Las intuiciones a priori nos permiten percibir los
objetos del mundo sensible. Para Kant existen dos formas puras de la intuición o
de la sensibilidad que permiten percibir la realidad: se trata del Espacio y del
Tiempo. Ambas son condiciones a priori de la intuición, en el primer caso de la
experiencia externa y en el segundo de la experiencia interna (psicológica o
mental, diríamos hoy en día).

El Espacio no es un concepto, sino una intuición pura, una forma universal de dar
sentido u orden a la experiencia para la totalidad de los seres humanos.

El planteamiento kantiano consiste en considerar que es gracias a estas


intuiciones puras como se puede fundamentar el conocimiento matemático, en el
caso de la Geometría, a través de la intuición pura del Espacio. El espacio es la
condición a priori de posibilidad para la formación de cualquier figura geométrica.
A través de él se van construyendo conceptos matemáticos (como el de triángulo),
que dependen de la condición de darse en el Espacio mismo, y a partir del cual se
pueden establecer conocimientos sintéticos nuevos (como que la suma de los
ángulos del triángulo equivale a dos rectos).

En el caso de la Aritmética, esta fundamentación se alcanza a través del Tiempo.


El concepto de “sucesión”, que es clave para la formación de la secuencia de los

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números, tiene, desde la perspectiva kantiana, un fundamento temporal que


literalmente hace posible nuestras construcciones aritméticas.

Kant también identificó dos tipos de conceptos: los empíricos y los puros. Los
conceptos empíricos se derivan de la experiencia, mientras que los conceptos
puros son universales y necesarios.

Finalmente, Kant sostuvo que hay tres ideas fundamentales de la razón: Dios, la
libertad y la inmortalidad del alma.

El “giro copernicano”.
Kant introdujo el célebre “giro copernicano” para argumentar que nuestra
percepción de la realidad está limitada por nuestra mente, en lugar de la realidad
estar limitada por nuestra mente.

El "giro copernicano" de Kant es una forma de pensamiento que se basa en el


principio de que el conocimiento no es una descripción de la realidad tal y como
esta es, sino una construcción de nuestra mente. Esto significa que nuestra
percepción de la realidad no es una representación exacta de la misma, sino una
construcción de nuestra mente para dar sentido al mundo que nos rodea.

Esta idea se remonta a la época de Copérnico, cuando este último propuso que la
Tierra no era el centro del universo, sino que era el Sol. Esta idea revolucionaria
significaba que la percepción humana, que se había considerado como la base de
la realidad, no era tan exacta como se había creído. Esta idea se desarrolló más
tarde por filósofos como Descartes y Kant.

Kant vio el giro copernicano como una forma de pensamiento que cambiaba la
forma en que el ser humano entendía el mundo. En lugar de ver al ser humano
como un observador pasivo de la realidad, Kant argumentaba que el ser humano
era un actor activo que construía la realidad a través de su percepción. Esta idea
se extiende a la forma en que el ser humano entiende el conocimiento.

Kant argumentaba que el conocimiento no era una descripción exacta de la


realidad, sino una construcción de la mente para dar sentido al mundo. Esta idea
se oponía a la visión de la época de que el conocimiento era algo que se
descubría a través de la observación y la experimentación.

Esto significaba que el conocimiento era algo que el ser humano construía y no
algo que era dado por la realidad. Esto fue un cambio significativo en la forma en
que el ser humano entendía el conocimiento y la realidad, y estableció las bases
para la filosofía moderna.

Características de la Crítica Trascendental de la


Metafísica en la Filosofía Kantiana
La Crítica Trascendental de la Metafísica de Kant se centra en el estudio de la
relación entre el sujeto y el objeto, así como en la forma en que la razón humana
se relaciona con el mundo exterior.

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Esta crítica busca entender el origen, el alcance y los límites de la metafísica, y


cómo esta disciplina se relaciona con la ética, la estética y la religión.

La Crítica Trascendental de la Metafísica de Kant defiende la idea de que el


conocimiento humano no es más que una interpretación subjetiva de la realidad.
Esta interpretación no necesariamente refleja la realidad objetiva.

Kant afirma que la realidad objetiva no es alcanzable por la mente humana.

La crítica también se centra en el concepto de libertad humana. Kant sostiene que


la libertad humana es una ilusión creada por la razón humana.

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