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CC Juzgado 41
Domicilio: 27239748614
Hago saber a Ud- que en el Expte Nro. 79503 / 2018 caratulado: IMPUTADO: CIRULNIK, ALBERTO
s/ABUSO SEXUAL - ART. 119 1° PARRAFO y CORRUPCION DE MENOR DE 13 AÑOS
DENUNCIANTE: SCHVARTZ, DARIO Y OTROS
en trámite ante este Tribunal, se ha dictado la siguiente resolución:
VISTOS Y CONSIDERANDO:
I.- Aclaración previa:
Sin perjuicio que los denunciantes han alcanzado la mayoría de
edad, teniendo en cuenta que todos ellos eran menores al momento de los
hechos investigados y con el objeto de proteger su privacidad, en la presente
resolución serán identificados mediante sus iniciales y se omitirán datos que
permitan individualizarlos.
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resolvieron declarar extinguida la acción penal respecto de Cirulnik y disponer
su sobreseimiento.
Contra dicha resolución interpusieron recurso de casación los
denunciantes y, con fecha 11 de agosto de 2022, la Sala 3 de la Cámara
Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional resolvieron declarar
inadmisible el recurso y habilitar a quienes se presentan como víctimas en el
caso a que puedan acceder en este proceso a la determinación de la verdad de
los hechos que denuncian, instando la producción de las medidas de prueba
que estimen pertinentes.
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encartado no cumplía funciones en dicho establecimiento sino en la sede de la
calle Yatay 240, también del ejido capitalino, pero se encontraba reemplazando
a la galena que atendía en dicha institución. Así fue que la menor ingresó al
consultorio médico y donde el acusado la pesó y mientras le tocaba el cuerpo y
la revisaba le apoyó el pene sobre la rodilla, actitud que si bien le llamó la
atención ya que la niña había concurrido al consultorio por un dolor de oído no
dijo nada por tratarse del médico del colegio.
5) Haber abusado sexualmente de G.R, hijo de su primo hermano,
todo lo cual empezó a suceder desde el año 1985 luego del fallecimiento del
padre de la víctima desde los doce hasta los quince años a quien atendía en
calidad de médico pediatra y de médico del colegio ORT de la calle Yatay 240
de esta ciudad. Así fue que en diferentes ocasiones el acusado le bajaba los
pantalones al menor y luego de revisarlo sin que ello resultara necesario le
empezó a realizar tocamientos en el pene a fin de estimularlo y lograr que se
erecte su pene. Además, luego de ponerlo en la camilla boca abajo desnudo, le
realizaba distintos estímulos a fin de excitar al menor. En otras ocasiones le
preguntaba si ya había tenido relaciones sexuales, si había probado el semen y
si les miraba el pene a otros compañeros, interrogatorios que el menor al
principio eludía y luego contestaba afirmativamente a fin de irse del consultorio
del acusado.
6) Haber abusado sexualmente de E.D.B., estos hechos
sucedieron en la oficina que el acusado tenía en el colegio Sholem Alejjem, sito
en la calle Serrano 341 de esta ciudad. Para ello en el año 1975, cuando el
menor E.D.B. era alumno de dicha institución y tenía 13 años de edad el
acusado se ofreció a darle clases de apoyo las cuales transcurrían en las
tardes entre las 17.30 y las 19 horas. En una de esas ocasiones, el acusado el
comentó que estudiaba medicina y le pidió si podía ayudarlo con las prácticas
para lo cual le pidió que se saque la camisa para poder palparle los ganglios de
las axilas, seguidamente le pidió que se saqué el pantalón y que se ponga
contra la pared comenzándole a tocar los glúteos y sin que se haya terminado
de bajar los pantalones el acusado le metió un dedo en el ano a lo cual le refirió
que era algo normal y que si le gustaba no tenía que preocuparse por no ser
nada fuera de lo común. Sin embargo, el adolescente sin decir nada se subió
los pantalones y salió del lugar sin volver a tener contacto con el acusado.
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magnitud e intensidad del tocamiento efectuado en los exámenes médicos
realizados.
En este sentido aseguró que sólo hay dos versiones y ninguna
otra prueba sobre lo sucedido.
En el caso de D.S. señaló que por los hechos denunciados el
había iniciado un proceso de acción privada por calumnias e injurias que fu
desistido de común acuerdo, por lo que considera que el escrito de denuncia
hacer pervivir sin justificación un procedimiento, a la vez que menoscaba su
honorabilidad injustamente e intensifica la ofensa a su honor y fama.
Señaló que existió por parte de los denunciantes un modus
operandi definido como “escrache mediático” y una campaña de difamación en
su contra, promovido como D.S., para lograr una desaprobación general de la
sociedad y lograr empoderarse desde el lugar de empatía como vulnerables.
También destacó que se presentó en forma voluntaria a un
examen pericial que descartó la existencia de indicios y/o patología alguna
compatible con desordenes en la esfera psico-sexual.
Por otra parte, consideró que la demora en denunciar deber ser
tratada como un indicio de una incriminación falsa, armada en forma
deliberada, por odio, o con el fin de obtener determinado rédito.
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Explicó que a los 12 o 13 años de edad, empezó a comprender
que lo que Cirulnik hacía con él era algo sexual, que a los 20 años pudo hablar
el tema con su psicólogo y que en el año 2010 se lo contó a su novia de ese
momento y a sus padres, luego de lo cual hicieron público lo ocurrido en el
club, en el grupo de amigos y, en el año 2012, la noticia llegó a la ORT, lo que
ocasionó que lo despidieran. Que luego de ello el imputado se fue del club y
finalmente le inició un juicio por injurias.
Relató que tomó conocimiento de que Cirulnik había cometido
hechos similares y se contactó con personas que los habían sufrido, algunos
de los cuales no quisieron profundizar en el tema para no remover situaciones
dolorosas, mientras que otros pensaron en realizar una denuncia, pero se
retractaron luego de que el imputado les iniciara el juicio por injurias a él y sus
padres.
En relación a dicho proceso judicial D.S. manifestó, que en el
marco del mismo denunció las situaciones de abuso sufridas y aportó pruebas
al respecto, entre las que se encuentran informe pericial confeccionado por el
Dr. Mariano Castex sobre su persona y su relato de los hechos.
Explicó que el mismo se inició por una querella promovida por
Cirulnik en la que señaló que se sintió injuriado porque en el estudio de su
padre le informaron sobre las conductas de índole sexual que había
desarrollado sobre su persona y luego hicieron comentarios en el club al
respecto.
Que en dicha oportunidad su padre le dijo al imputado que no iban
a juntarse ni saludarse más ya que habían consultado con un especialista que
afirmó que las situaciones de abuso habían ocurrido, luego de lo cual, el 30 de
noviembre de 2011, el encausado les envió una carta documento para que
dejaran de comentar esos hechos, la que nadie respondió, luego de lo cual
interpuso la querella por injurias.
Asimismo, su familia comentó lo sucedido a la comisión directiva
del Club Kadima y a otras personas de su círculo social, frente a lo que Cirulnik
les envió la carta documento referida y radico la denuncia por injurias, proceso
en el cual expuso las situaciones de abuso que sufrió y solicitó la producción de
medidas de prueba al respecto, las que fueron rechazadas porque el
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Refirió que no recordaba más detalles de la conversación y señaló
que toda la situación fue muy dura para todos.
Por otro lado, también explicó que antes de que su hijo hablara
con ellos ya venían teniendo algunos problemas con Cirulnik, debido a que éste
quería agradarles a los niños y se entremetía en situaciones que no le
correspondían.
A su vez se cuenta con el testimonio de la madre del
damnificado D.S., cuyos dichos resultan contestes con los de su marido en
cuanto a la manera en que su hijo les contó de los abusos que Cirulnik había
efectuado sobre él, sobre como fue que le consiguieron una entrevista con un
terapeuta que les informó de la veracidad de su relata y luego de ello su
esposo y su hijo lo increparon.
Preguntada que fuera para que diga qué fue lo que les contó su
hijo en aquella oportunidad, respondió: “Nos contó que durante mucho tiempo
había sufrido manoseos de parte de Cirulink mientras estaban en el club.
Nosotros en el club compartíamos habitaciones, solíamos mandar a los chicos
a dormir y los adultos nos quedábamos tomando algo, y cada tanto uno de los
grandes iba a ver como estaban los chicos. Cirulink siempre era el primero en
ofrecerse a ir a ver a los chicos. En esos momentos es que efectuó los
tocamiento y abusos sobre D. Era una situación horrible porque no es como en
otros casos que estaba en el consultorio y podía irse, estaba en su cama en su
habitación cuando Cirulnik le hacía estas cosas. También era más chico que
en otros casos y no podía defenderse, tenía 7 u 8 años. Lo que también es
terrible es que en la habitación contigua dormía el hijo de Cirulink y ni siquiera
eso le importó”.
En cuanto a la relación que su familia tenía con la de Cirulnik
refirió que eran amigos, que su marido había sido compañero de colegio del
acusado y las familias habían iniciado un vínculo en unas vacaciones en
Miramar y luego la relación habían ido creciendo hasta que el nombrado paso a
ser el pediatra de su hijo también.
Agregó que unos años antes de que saliera a la luz toda la
situación con su hijo, ellos se habían distanciado de Cirulnik, debido a que no
coincidían en algunos criterios sobre la educación de los hijos.
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A su vez se cuenta en autos con la declaración testimonial de
Ester González, quien trabajó como asistente de coordinación en la escuela
ORT en la sede de Almagro, en la época en que cursaba el denunciante D.S. y
refirió que , sin saber todavía nada de lo que le había ocurrido al nombrado,
recordaba que alrededor del 1996 o 1997, les habían llamado la atención a los
coordinadores para que por favor cuidaran a los chicos y los acompañaran al
departamento médico cuando iban, porque había ocurrido una situación muy
particular con un alumno por la que sus padres habían pedido una reunión.
Que a partir de esta situación, muchos de ellos se preocuparon de hacer notas
en los que registraban los motivos, día y horario por los que un alumno tenía
que ir al servicio médico, y antes de mandarlos tenían que llamar al servicio
médico para ver si estaba disponible, era un requisito. Recordó que alguna vez
que no atendían el teléfono y enviaron a un alumno sin avisar, los llamaba el
Dr. Cirulnik muy enojado diciéndoles por qué no preguntaban antes de mandar
un alumno, era un requisito que él pedía.
Señaló que destacaba ello porque había veces en que se
enteraban que algunos alumnos iban varias veces al servicio médico sin que
les hayan hecho la nota y cuando les preguntaba por qué habían ido les decían
que el Dr. Cirulnik los estaba ayudando. También recordó que cuando algún
chico se golpeaba la cola o algo así, ella insistía en avisarles a sus padres en
vez de mandarlo al médico, pero algunos alumnos preferían ir a ver al doctor
directamente.
Continuó relatando que cuando acompañaba a los alumnos hasta
el consultorio el Dr. Cirulnik en la puerta la miraba como diciendo “acá nos vas
a poder entrar” y sonreía, que supone que él sabía de las sospechas que
existían a su respecto y sonreía con sorna porque sabía que a la consulta no
podían ingresar. También refirió que le llamaba la atención que Cirulnik no iba
todos los días a la misma sede, alternaba entre una y otra, pero cuando volvía
a ir a la sede donde ella se desempeñaba a veces la llamaba y le pedía que
vuelva a mandar a un chico que, por ejemplo, se había golpeado la cola,
aunque ella le decía que el chico ya estaba bien le decía que lo mande de
vuelta, le resultaba extraño porque esta preocupación no era con todos los
chicos, solo en algunos casos, y nunca con las mujeres, siempre con los
hombres.
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directora de ese momento era Alicia Toker, que también entiende que hubo
gente de la comisión directiva de ese momento.
En cuanto a otra denuncia realizada en el colegio respecto del Dr.
Cirulnik, recordó que un alumno de otro curso que ella no tenía a su cargo se
había clavado la mina de un lápiz en la mano, por lo que lo mandaron al
departamento médico y el chico comentó en su casa que el médico le había
dicho algo así como “ya te clavaste una mina” riéndose, por lo que su madre se
fue a quejar al colegio, pero no quiso firmar la queja formal. Que el caso fue
elevado a la comisión directiva y no le dieron relevancia, pero tiempo después,
cree que a partir de la causa que inició D.S., lo echaron a Cirulnik.
Consultada que fuera para que diga si después de la reunión a la
que hiciera referencia, además de la advertencia que les hicieron, sabe si
quedó registro de ello en algún lado, respondió: “Creo que no porque la gente
de dirección le tenía mucho miedo a Cirulnik por su relación con la comisión
directiva, pero puede que haya quedado algún registro”.
Por otra parte, obra la declaración testimonial de Pablo Javier
Cymerman, psicólogo de D.S., quien manifestó que el nombrado acudió a su
consultorio por primera vez en el año 2004. Refirió que “…En esa ocasión
acudió por temas vinculados a su situación sentimental y laboral. Estuvo en
tratamiento por un periodo corto, lo interrumpió y luego volvió en el año 2007.
Si bien su motivo de consulta tenía que ver de nuevo por situaciones vinculares
y laborales, a las pocas sesiones me relató un hecho que me dijo nunca había
compartido con nadie, y que entendía que no haberlo compartido podía ser
significativo en su vida. Me relató que había padecido de parte del Alberto
Cirulnik, quien era un amigo de su familia e incluso ambas familias compartían
una propiedad con espacios en común en el Club Kadima, ciertas situaciones
que describió como masajes estimulando el pene y ciertos relatos de Cirulnik
donde le decía que podía llegar a penetrarlo y que esto podía ser muy
placentero para él. Me relató también que esta persona había sido su pediatra
y que no sabe a qué edad todo esto había pasado con exactitud pero que él
era chico, tampoco sabía cuándo había terminado. En ese periodo él fue
paciente mío por dos años aproximadamente, durante los cuales se sucedieron
situaciones en las que se cruzó a esta persona en circunstancias casuales y D.
se paralizó y sintió mucha bronca por la situación, incluso se asustó al verlo. D.
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vez que se correspondió con la sintomatología y la inseguridad en los vínculos
que presentaba”.
Asimismo se recabó en autos la respuesta del Centro
Comunitario Kadima Asociación Civil, de la que surge que efectivamente la
familia de D.S. y Cirulnik fueron socias de dicha institución y que durante años
alquilaron en forma conjunta Bungalós que compartían.
Por otra parte, se cuenta con el informe del Lic. en Piscología
Otaño Moreno, del CMF, quien luego de evaluar a D.S. concluyó que las
facultades mentales de D.S. se encuentran compensadas y que presenta un
criado de Trastorno Bipolar en remisión farmacológica.
También señaló que de su relato surge que sufre de larga data
alteraciones emocionales y conductuales que pueden ser signo compatibles
con una experiencia de abuso infantil y que si bien la piscología forense no
puede responder si su relato es verosímil o no, si puede observar que no
presenta contradicciones y resulta coherente, así como tampoco se advierten
signos de fabulación.
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desear que fuera su pediatra ya que nadie se había interesado tanto por él,
sintiéndose contenido, a la vez que sabía que algo de lo que había pasado en
ese consultorio no estaba bien, pero sin atreverse a desconfiar.
Explicó que sea noche le contó a su madre lo sucedido, con
algunas dudas, ya que sentía que le había pasado algo malo, pero no se
animaba a verlo de esa forma ya que eso implicaba acusar a un hombre que le
había caído muy bien, frente lo que su madre le prohibió volver al consultorio y
le dijo que cuando su padre regresara de un viaje a Brasil irían a hablar a la
escuela.
Que al día siguiente un preceptor entró a su clase, preguntó por él
y le dijo que el Dr. Cirulnik quería verlo, por lo que él se escondió en un baño,
por miedo.
Señaló que Cirulnik continuó trabajando en la escuela y el sentía
miedo al verlo y que tiempo después entendió como lo ocurrido afectó su
desarrollo y le provocó una fobia social que incluso lo llevaba a encerrarse en
el baño en los recreos de la facultad años después.
Agregó que en el año 2012 se contactó con D.S. y le compartió lo
que había sufrido, pero luego se enteró de la causa por injurias que Cirulnik le
había iniciado al mismo y su familia, lo que le ocasionó un temor a hablar sobre
el tema.
Al prestar declaración (fs. 26) L.M.K. señaló que los hechos
denunciados ocurrieron en el año 1997, y que al día siguiente concurrió a la
escuela y se reunió con Alicia Toker, rectora o directora de la sede de la calle
Yatay, y con Cirulnik, quien negó lo sucedido y dijo que el denunciante tenía
fantasía. Que además se reunieron con la máxima autoridad de la Escuela
ORT, de quien solo recuerda su nombre de pila, Baruj, quien les dijo que se
iniciaría un sumario interno, pero luego se enteró que esta persona era muy
amiga del encausado y que la investigación no terminó en nada, que lo único
que obtuvo como resultado fue que lo eximieron de tener que pasar por el
consultorio antes de retirarse de la escuela.
Finalmente refirió que luego de los hechos denunciados no volvió
a tener contacto con el acusado.
Asimismo se cuenta con la declaración testimonial de la madre
de L.M.K. quien refirió que tomó conocimiento de los hechos cuando su hijo
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tenía 13 años edad. Concretamente manifestó que “…se me acercó una noche
y me dijo que no quería ir al colegio al día siguiente. Luego de indagar un rato
acerca de qué era lo que le pasaba, me comentó que antes de entrar a la
división tenía que ir al servicio médico. Eso me llamó la atención y entonces
me contó que ese día le había dolido la cabeza y la preceptora lo había llevado
al servicio médico, donde estaba el Dr. Cirulnik. Por lo que pudo contarme en
ese momento, el Dr. Cirulnik, por un dolor de cabeza lo había hecho acostar en
la camilla y bajarse los pantalones, así como que le había masajeado la
espalda. Evidentemente eso lo hizo sentir muy incómodo y no quería pasar de
nuevo por esa situación, razón por la que al día siguiente fui con él a la escuela
y solicité hablar con quién era la coordinadora de primer año de la ORT, la Sra.
Liliana Rimer. Ella me recibió junto con la preceptora del curso de Leandro, yo
les conté lo que había pasado y les pedí que bajo ningún concepto lo llevaran a
L. al consultorio del Dr. Cirulnik, les manifesté que no quería que esto quedara
ahí, que quería saber que había pasado con mi hijo. Al poco tiempo me
llamaron para una reunión con quien era la rectora en ese momento, Alicia
Toker, rectora de la central de Yatay de la ORT. Fuimos con mi marido, el papá
de L., nos recibió ella, estaba alguien más en la reunión, no recuerdo
exactamente quienes estaban. Lo llamaron al Dr. Cirulnik para que viniera a
hablar con nosotros, fue un momento muy incómodo ya que este personaje
nos indicaba como si los malos padres fuéramos nosotros, tratando de
minimizar lo que había pasado, estoy tratando de recordar sus palabras, nos
dijo como que algo había hablado con L. y le había preguntado cosas muy
íntimas. Yo le pregunté por qué le hacía preguntas intimas a mi hijo y él me
respondió que había muchos chicos que no tenían el apoyo de los padres o de
un pediatra, a lo que nosotros le preguntamos por qué suponía que nuestro hijo
no contaba con nuestro apoyo, sentimos que se hizo la víctima y decía que él
trataba de acompañar a los chicos en un momento muy difícil que era la
pubertad, la verdad que no llegamos a nada en esta conversación”.
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Explicó que salieron muy disconformes por lo que pidieron o les
sugirieron mantener otra reunión con el Rector General de la ORT, quien se
llamaba o lo conocían como Baruj, en la sede de la calle Montañeses. Que en
la primera, le relataron lo que le había pasado a su hijo y prometió investigar y
darles una respuesta, pero pasado un tiempo, los volvió a llamar y les dijo que
la suya había sido la única denuncia y que evidentemente era un malentendido
de su hijo.
Señaló que mientras tanto ellos buscaron entre los compañeros
de L. y sus padres saber si a alguien más le había pasado de no querer
acercarse al servicio médico. Que había un compañero de L. que según su hijo
había pasado por lo mismo, no recordaba su nombre, pero si recordaba que
habló con su mamá que se llamaba Judith, quien le dijo que a su hijo no le
había pasado nada y que ella no quería hacer ninguna denuncia.
Continuó relatando que con esa devolución del rector se fueron
muy enojados y disconformes, razón por la que siguieron recabando
información y averiguaron que era algo general que las compañeras de su hija
mayor no quisieran hacerse la revisión médica para ir la pileta del colegio con
Cirulnik, porque las hacía sentir incomodas.
A su vez relató que muchos años después salió a la luz lo que le
había pasado a D.S., quien se contactó con ellos para que le contaran lo que le
había pasado a su hijo, a partir de lo cual empezaron a trabajar en la denuncia
y ella ofreció su ayuda.
En cuanto a la actitud de la institución educativa consideró que
encubrieron al médico y no quisieron hacerse cargo de lo ocurrido. También
destacó que luego se enteraron por comentarios que el nombrado Baruj era
amigo de Cirulnik. También refirió que luego sus hijos continuaron yendo al
mismo colegio, pero con la indicación de que no podían ir al servicio médico
cuando estaba Cirulnik, que esto se dejó asentado en el caso de L. y que
respecto de sus otros hijos no sabe si quedó registrado pero era una situación
conocida por todos en la institución.
Finalmente señaló “En mi familia tuvimos la suerte de que L.
hablara, de que no tuviera vergüenza. Fue una época difícil, tratamos de
acompañarlo en esto que le paso y se nos hizo mucho más claro cuando
apareció D.S., porque el colegio intentó confundirnos. Siempre supimos que L.
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decía la verdad, que él había padecido un acto vejatorio, pero todo se nos hizo
más claro cuando apareció D.S. y otras personas más que relataron los hechos
que habían padecido por parte de este ser nefasto”.
También se recibió declaración testimonial al padre de L.M.K.
cuyos dichos resultan contestes en lo pertinente con los de su esposa, en
cuanto a la manera en que su hijo les relató lo sucedido y las reuniones que
mantuvieron luego con las autoridades del colegio, así como las medidas
preventivas que tomaron por considerar que había un ocultamiento por parte de
la institución.
A su vez prestó declaración testimonial el primo de L.M.K.,
quien relató que, aproximadamente en el año 2000, en una conversación su
primo les contó a él y a su hermano que había padecido un hecho muy
incómodo y problemático con un médico de la ORT tiempo atrás, no recuerda
exactamente cuanto. Les dijo que se había acercado a la sala del médico por
un dolor de garganta, y el médico lo había hecho desnudar sin razón alguna.
Señaló que escuchar un relato de este tipo a los 13 años de boca
de su primo le resulto realmente fuerte y triste, por lo que quedo impactado y
habló del tema con sus padres, quienes le dijeron que efectivamente ellos
sabían del asunto y que los padres de L. estaban tomando cartas en el mismo.
Por otro lado, refirió que años después conoció a M.F., con quien
mantuvo un breve romance y recordó que en una conversación le contó que su
primo había hecho el mismo camino que ella, había ido a la ORT y había
estudiado cine. Que también le manifestó que no tenía un buen concepto de la
ORT y, cuando ella le preguntó por qué, al principio dudo en contárselo, dado
que se trataba de una intimidad traumática para su primo, pero finalmente le
explicó que tenía un mal concepto del colegio porque un médico, de quien
recordaba que era pelirrojo, se había propasado con su primo, lo había hecho
desnudar sin ninguna razón y además en una primera instancia, cuando sus
tíos fueron a denunciar el hecho, la escuela opuso resistencia. Explicó que esta
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conversación le afectó a M.F., debido a que ella también había sufrido una
situación con este hombre, aunque no sabe exactamente como fue ese hecho,
ni tampoco se la preguntó porque tenía que ver con su intimidad, pero cree que
a partir de tomar ella conocimiento de que su primo había sufrido también
abusos por parte de este doctor, se puso en contacto con L.M.K. y se dieron
cuenta que los dos habían sido víctimas de la misma persona.
Por otra parte, se cuenta en autos con la declaración testimonial
de A.G. quien manifestó: “Cuando yo estaba en ORT hubo un momento en que
fui al médico, por un dolor de cabeza me atendió Cirulnik y me empezó a
tantear desde el cuello hasta la zona de los glúteos, yo ahí le pregunté por qué
me tanteaba esa zona y él me dijo que podía ser que ahí esté la causa del
dolor de cabeza, ahí terminó la revisión y me fui. Luego de esto, un día L.M.K.
se acercó a comentarme lo que le había pasado a él, supongo que se había
enterado que yo había estado en el consultorio de Cirulnik. Me dijo que él
había ido por una consulta con Cirulnik y éste le había hecho unas preguntas
inapropiadas, cosas como cada cuanto se masturbaba si eyaculaba mucho,
cosas que no tenían ninguna relación con su motivo de consulta, L. me dijo que
se lo había contado a su madre, yo le ofrecí mi ayuda en lo que necesite, lo
que le había pasado a él me pareció mucho más grave. Después tengo
entendido que su madre se acercó a la mía para ver si denunciaban a Cirulnik
ante las autoridades de la ORT. Según lo que hablé con mi mamá, ella no se
sentía con suficientes datos como para hacer una denuncia de esa naturaleza,
cuando la mamá de L. se le acercó, ella habló conmigo y decidió no denunciar
porque no sabía si lo mío se había desarrollado en el marco de una revisión
médica exhaustiva o algo así. La madre de L. creo que fue a hablar con las
autoridades y no le dieron bola, pero no estoy seguro”.
También obra la declaración testimonial de la madre de A.G.,
quien refirió que recibió un llamado de la mamá de L.M.K. en el que le comentó
que su hijo le había relatado unas situaciones que habían ocurrido en el
consultorio del Dr. Cirulnik que la habían dejado preocupada, dado que el
médico le había preguntado a su hijo sobre su sexualidad y la masturbación.
Señaló que la madre de L. la invitó a preguntarle a su hijo si le había ocurrido
algo parecido, le dijo que iba a hablar en ORT y quería saber si la
acompañaría.
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que las facultades mentales de D.S. se encuentran compensadas encuadran
en la normalidad.
También señaló que si bien la piscología forense no puede
responder si su relato es verosímil o no, si puede observar que no presenta
contradicciones y resulta coherente, así como tampoco se advierten signos de
fabulación.
Finalmente señaló que a partir de los hechos denunciados habría
desarrollado inseguridad respecto a si mismo y una fobia social que remitió
unos diez años más tarde gracias a sus condiciones personales y a un
favorable medio familiar y socio ambiental.
En relación a los hechos vinculados a la entonces menor M.F.,
en el escrito de denuncia explicó que estudió en la escuela ORT de la Av. Del
Libertador 6796 de esta ciudad y que a sus 14 años de edad fue al consultorio
de Cirulnik porque le dolía la cabeza.
Relató que el médico la pesó y le dijo que estaba demasiado flaca
para su gusto, realizándole tocamientos en todo su cuerpo.
Que la examinó y al revisarle los oídos apoyó su pene sobre su
rodilla, lo que le resultó extraño, pero pensó que no podía ser nada raro porque
era el médico de su escuela.
Aclaró que como no había tenido relaciones sexuales aún y no se
hablaba mucho de cuestiones vinculadas a la sexualidad no comprendió lo
ocurrido, pero al ser más grande tomó dimensión de ello.
Asimismo, refirió que tiempo después conoció al primo de L.M.K.,
quien le contó la situación que éste había vivido con Cirulnik, lo que la hizo caer
en la cuenta de que no había malinterpretado nada, que el imputado también
había abusado de ella.
Al prestar declaración (fs. 25) M.F. ratificó la denuncia radicada y
manifestó que se enteró que el comportamiento del imputado Cirulnik era un
tema sobre el que se hablaba en su colegio, que se solían referir al mismo
como “el que te duele la cabeza y te hace bajar los pantalones” y explicó que
luego del hecho no volvió a tener contacto con el acusado.
A su vez prestó declaración testimonial el padre de M.F., quien
refirió que tomó conocimiento de lo ocurrido muchos años después, cuando su
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También refirió que el encausado lo hacía acostarse boca abajo
en la camilla y repetía esos masajes alrededor de sus genitales produciéndole
erecciones.
Señaló que estos hechos ocurrían en el consultorio de Cirulnik,
sito en esta ciudad sobre la calle Yatay, a una cuadra de la Av. Díaz Vélez y
que cuando el nombrado le revisaba los ganglios de las axilas le pedía que
ponga flojo el brazo y le apoyaba el pene en la mano.
Que cuando tenía alrededor de 13 o 14 años de edad continuaron
los tocamientos por parte de Cirulnik, época en la que él era de tamaño más
pequeño que sus compañeros de división en la escuela ORT ya que no se
había desarrollado, y que el imputado comenzó preguntarle si en el vestuario
de las clases de natación le miraba el pene a sus compañeros y si alguna vez
les había tocado los genitales, a lo que él respondió que no ya que hasta el
momento no tenía fantasías sexuales porque no tenía conocimientos sobre el
sexo.
Explicó que Cirulnik siguió haciéndole estas preguntas en más de
una oportunidad, siempre con un tono paternal, manifestándole “dale G., somos
pocos y nos conocemos mucho”, frente a lo que él le dijo que si, sólo para que
no insista con las preguntas, frente a lo que éste le preguntó si alguna vez le
había practicado sexo oral a otro hombre y qué sabor tenía el semen, ante lo
que él mintió diciendo que sí, para poder irse del consultorio.
Recordó que en otra oportunidad Cirulnik continuó preguntándole
acerca del semen, si notaba que al principio era líquido y luego gelatinoso de
gusto saldo, diciéndole que no se olvide que lo había probado, a lo que él
volvió a decirle que sí, con la misma intención de retirarse.
Que esas conversaciones se repitieron hasta que cumplió 15
años, momento en que Cirulnik le dijo que en cualquier momento comenzaría a
eyacular y él le manifestó que le estaban interesando los chicos, a lo que éste
le dijo que se le iba a pasar, que debía apoyar su pene contra las chicas ya que
el sexo entre hombres era asqueroso, que no era natural.
Señaló que luego de contarle al encartado que le gustaban los
hombres y como él ya se había desarrollado, éste se dejó de interesar por él.
Refirió que la mayoría de las situaciones de abuso ocurrieron en
el consultorio privado de Cirulnik y un par de veces en el consultorio de la
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Escuela ORT, lugar en que sufrió mucho bullying por parte de sus compañeros
por ser amanerado y de tamaño pequeño, y que a raíz de dicho hostigamiento
y agresión terminaba yendo al consultorio del incuso porque se sentía
protegido.
Finalmente declaró que cuando cumplió 18 años se acercó al
consultorio de Cirulnik para decirle que nunca había tenido relaciones y
preguntarle si le recomendaba estar con mujeres, también le dijo que las
situaciones que le había relatado no eran ciertas, que no se sentía gay ni había
probado semen, con intención de demostrarle o justificarle que no era
homosexual, a lo que éste le dijo “Bueno G., acá lo importante es que las
fantasías estaban en tu cabecita”.
Por todo ello consideró que Cirulnik traicionó a su padre, de quien
era íntimo amigo y primo hermano, también a su madre, quien lo creía una
excelente figura paterna.
Respecto del hecho denunciado por E.D.B. se cuenta en autos
con su denuncia escrita obrante a fs. 66 y la declaración prestada por el
mismo a fs. 69/70, oportunidad en que relató que en el año 1975 era alumno
del colegio Sholem Alejjem, sito en el barrio de Villa Crespo, de esta ciudad,
donde Alberto Cirulnik trabajaba como secretario de la dirección y le ofreció
quedarse después de hora para ayudarlo con algunas materias. Esto ocurría
entre las 17:30 y las 19 horas, cuando ya no quedaba nadie en el colegio.
Que en el marco de estas clases Cirulnik le comentó que estaba
terminando la carrera de medicina, o que ya estaba recibido, y le pidió ayuda
para hacer unas prácticas, lo que él aceptó porque estaba agradecido por el
apoyo escolar que le brindaba.
Señaló que, aprovechándose de su inexperiencia, ya que contaba
con sólo 13 años de edad, y del respeto que le tenía por ser una autoridad del
colegio le pidió que se quite la camisa para palparle los ganglios de las axilas y
que se desabroche el pantalón para auscultarlo. Que seguidamente le pidió
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que se ponga contra la pared y comenzó a tocarle los glúteos para luego
introducirle un dedo en el ano, diciéndole que era algo normal y que si le
gustaba no era nada fuera de lo común.
Refirió que él no dijo nada, ya que estaba atónito por lo ocurrido,
por lo que se subió los pantalones y se retiró.
Agregó que luego de ello nunca más quiso tomar clases con
Cirulnik, que nunca le contó lo ocurrido a nadie, ni a sus padres y amigos, lo
mantuvo en secreto durante 44 años y, si bien concurría al colegio, intentaba
esquivar o no mirar al imputado, quien luego de un año abandonó el puesto
que ocupaba.
Explicó que en el mes de diciembre del año 2018, en un grupo de
WhatsApp de amigos del colegio enviaron una nota que relataba que tres
personas habían denunciado a Cirulnik por abuso sexual, lo que le hizo
recordar lo sucedido, por lo que escribió que le había pasado lo mismo,
recibiendo el apoyo de sus compañeros y del director del colegio, Abraham
Lichtenboin, lo que le dio el coraje necesario para contactarse con los
denunciantes y sus abogadas.
Indicó que hay más de 36 personas que afirman haber sido víctimas de los
abusos de Cirulnik en distintas épocas, algunas que no quieren dar a conocer
sus nombres debido a la publicidad que tomó la noticia en medios de
comunicación y sociales, pero él tomó la decisión de hablar para que se haga
justicia y esto sirva de ejemplo para que cualquier pedófilo sepa que, aunque
pasen los años, tendrán que pagar por lo que hicieron.
Con relación al hecho denunciado por G.E.S. se cuenta con su
declaración, en la que el manifestó que cuando contaba con entre 13 y 15 años
de edad, entre los años 1985 y 1986, era alumno del colegio ORT, sede de la
calle Yatay 240 de esta ciudad, y en distintas oportunidades, al menos 2 o 3,
cuando acudía al consultorio de Cirulnik por un dolor de cabeza o para evitar
concurrir a una clase, el nombrado lo hacía sentarse en una camilla y
desvestirse para luego proceder a tocarles con sus manos el pene y los
testículos, cuando la consulta médica no tenía que ver con esas partes del
cuerpo. Asimismo refirió que en esas ocasiones Cirulnik le preguntaba acerca
de la masturbación y le hacía chistes al respecto.
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hizo acostar boca abajo y me toco muy cerca de la zona perianal, yo me puse
incomodo, me incorporé y le pregunté si eso era necesario, fue muy difícil para
mí realizar esta acción, me costó mucho y lo recuerdo bien en otras situaciones
de la vida como para obligarme a actuar. Ante mi pregunta él me respondió
ofendido “yo soy el doctor, el medico”. Luego de eso no deje que siga la
evaluación física, me levante, no sé si lo dije antes pero yo tenía el pantalón
bajado, me lo subí, le pedí el SAF el que me entregó, no sé si me dijo algo más
y yo me fui. Puedo brindar más detalles acerca del toqueteo, esto pasó a mis
13 o 14 años pero recuerdo que me toco la zona denominada perine, que está
entre el escroto y el ano, me tocó con un dedo, no llegó a introducirme nada
porque yo estaba con el calzoncillo puesto, después ocurrió lo que dije que me
levante y me fui con el certificado”.
Preguntado que fuera respecto de si durante el tiempo que
concurrió al colegio escucho que otros estudiantes hayan padecido situaciones
similares a las que relató respondió que: “No, lo que si recuerdo es que se
decía que era de revisar exhaustivamente. Recuerdo que se decía que uno iba
por un problema y el medico revisaba otras partes del cuerpo. Esto lo escuche
de una persona cuyo nombre ahora no recuerdo porque era un colegio muy
grande. Es como me pasó a mí, que fue por un resfriado y me termino
revisando la zona que comenté, en la que ni siquiera hay ganglios.”
También obra la declaración de J.A., quien relató “El episodio que
me pasó a mí fue en enero o febrero del año 2009, antes de entrar a la Escuela
ORT estaba haciendo el chequeo médico que se les hace a todos lo
ingresantes, tenía una entrevista con el jefe del departamento médico, Cirulnik,
fui a la entrevista con mi mamá. Lo primero que hizo cuando llegué y vio mi
foto, fue preguntarme si tenía novio y me dijo que iba a poner foto en el archivo
de las chicas lindas. Él se reía, yo y mamá nos pusimos incomodas, era una
situación rara pero no mucho más que eso, después me pregunto más veces si
tenía novio y por qué no tenía. Luego me dijo que tenía que revisarme. En el
consultorio médico de la sede de Yatay, en la primera parte está el escritorio
con la computadora, donde se sienta el médico y hay dos sillas. Después en
otra habitación conectada esta la camilla y otros instrumentales médicos.
Luego de esas preguntas me dijo que pasara a la habitación de al lado,
mientras que mi mamá se quedó en donde estaba el escritorio. Cuando
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sentía bien asique no volví más, la verdad que no tenía la certeza de si ese
roce había sido accidental o no asique no lo denuncie ni quise continuar con
ese tema. Mi experiencia personal es esa, pero también quiero aportar que Ort
es un colegio con muchos alumnos y el comentario general era que ese
médico cuando ibas por un dolor de panza o de garganta, te hacía bajar los
pantalones. Tengo varios grupos de whatssap de ex alumnos y cuando yo me
puse en contacto para venir a declarar distintos amigos comentaron en los
grupos que habían sufrido situaciones similares, pero no tienen intención de
involucrarse. También quiero decir que fuera de su consultorio el médico solía
circular por los pasillos buscando vincularse con los alumnos desde un lugar
amigable, como haciéndose el canchero, teniendo en cuenta lo otro creo que
esto no es un detalle menor”.
P.W.P. declaró que “En el año 1977 fui alumno de la Ort, yo tenía
13 años y Cirulnik era mi profesor de Biología, pero a la vez sabíamos que era
pediatra, también era un tipo muy canchero, divertido, era un buen profesor. En
algún momento del año, creo que a mitad de año yo sufría mucho bullyng en
mi división, todas las bromas eran por la parte sexual, yo creo que era medio
afeminado. La persona con la que me pareció más correcto hablarlo fue con él,
le pedí hablar en privado y me dijo que sí. Él tenía el consultorio pegado al
edificio de la Ort de la calle Yatay, me dijo que fuera a verlo esa tarde al
consultorio y así lo hice. El consultorio estaba al final del departamento, yo me
senté en un sillón, el en una silla y empezamos a hablar, recuerdo que tenía la
persianas bajas, en esa época no había tanto acceso a información como
ahora, no había redes sociales. Yo le conté lo que me pasaba en general con
mis compañeros y que yo no sabía si lo que me pasaba era una historia de los
demás o si era algo que me pasaba a mí, yo quería que me diera un consejo o
me hiciera de psicólogo. El me preguntó en un momento si me gustaba él, si
me parecía atractivo o algo así, yo le dije que sí, era una situación rara porque
había una relación de autoridad también. Cirulnik no dijo nada, se levantó, me
tomó de la mano, me jaló hacia él y me hizo sentar arriba de él, estábamos
vestidos pero me sentó encima suyo. Cuando estaba encima suyo me
manoseó, yo me sentí terriblemente avergonzado, era una situación en la que
no sabía qué hacer, me quede donde estaba. Después se paró, en ese
momento era mucho más alto que yo, recuerdo que se paró y me abrazó por
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También obra la declaración de R.V.L. quien manifestó “A partir
de mi primer año de vida mis padres buscaron un pediatra para mí y mi
hermano mellizo, empezamos a concurrir al consultorio del doctor Cirulnik, así
que me atendió desde que yo nací. Con respecto al abuso no puedo decir la
fecha exacta en que sucedió, si que fue entre mis 8 y mis 10 años, entre tercer
y quinto grado, lo que recuerdo es estar en la camilla del consultorio de la calle
Díaz Vélez, recuerdo que también me atendió en el de la calle Yatay. Cuando
estaba acostada en la camilla, él estaba parado dándole la espalda al
escritorio, por lo que bloqueaba la vista desde ahí, no recuerdo si estaba
presente mi mamá pero nunca me dejaba sola. Entre las palpaciones que
Cirulnik hacía para revisar si estaba bien de salud, recuerdo que me apoyaba
su mano en mi vagina y hacía movimientos circulares, como masturbándome,
me acuerdo que yo le comenté a mi mamá que me parecía raras algunas
actitudes que Alberto había tenido conmigo, sin decirle exactamente que había
pasado, ella me dijo que no podía ser porque Alberto me quería como una hija
porque él nunca había podido tener hijas mujeres, era una relación cercana la
que tenía con mi familia, mi mamá lo llamaba para la fiesta judías y él siempre
le preguntaba cómo estaba yo. Eso de alguna manera quedó ahí, me ocasionó
consecuencias, yo no quería ir a los médicos, no quería atenderme con
médicos hombres, quizás también me ocasionó un despertar sexual más
temprano que el que tiene un niño a esa edad, tuvo consecuencias
psicológicas en mí”.
Por su parte, T.H. declaró “Yo estudié en la escuela técnica ORT,
en la sede de la calle Yatay y Río de Janeiro, egresé en el año 2009, ingresé
en el año 2005. No recuerdo exactamente en qué año, pero fue entre 2006 y
2008, pedí permiso en el aula para ir al médico porque me dolía la cabeza. Me
recibió el doctor Cirulnik. En esa visita me hizo preguntas que no iban a lugar ni
con la consulta ni con mi persona, me preguntaba si me masturbaba, en qué
pensaba cuando me masturbaba, si pensaba en hombre o en mujeres, si yo
había estado con hombres, si había tenido relaciones con hombres. Cuando
pasamos a la consulta médica me pidió que me desnude hasta quedar en
calzoncillos, me sorprendió porque por la edad que yo tenía, había tenido otras
consultas médicas y nunca me habían pedido que me desnudara para
revisarme por un dolor de cabeza. En la revisión me fue tocando la espalda
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hasta llegar a mi cola a la altura del ano y generó una leve presión en ese
punto, todo siempre sobre el calzoncillo. A mí nunca nadie antes me había
estimulado esa parte de mi cuerpo y fue una sensación extraña o particular.
Después de eso termino la revisión, me dio un analgésico por mi dolor de
cabeza y me invitó a volver la semana siguiente para que le cuente como
seguían mis relaciones, si me masturbaba y si había estado con algún hombre.
En ese momento yo estaba teniendo mis primeras relaciones sexuales con mi
novia, una compañera del secundario y la verdad que no sentí ningún tipo de
interés en volver a visitar al doctor, por lo que no se perpetuó esa relación,
pero tampoco le conté a nadie lo que había ocurrido. Unos años después,
entre 2013 y 2015, yo tenía otra pareja y a ella le conté lo que había sucedido.
No recuerdo si fue el año pasado, que ella vio en Facebook que estaban
buscando personas que hubieran sufrido algún tipo de abuso por parte del
doctor Cirulnik, así fue como contacté a D.S. y le conté mi caso”.
También prestó declaración M.G, quien refirió “Debo comenzar
diciendo que cuando D.S. se animó y comenzó a hablar públicamente de lo
que había sufrido, recuerdo que tuvimos una cena familiar en la que mi padre
nos reunión a mí y a mis hermanos paraba hablar, y nos contó lo que D.
habían dicho sobre Alberto. No llegó a terminar de hablar mi padre que yo lo
frené y le dije que todo lo que decía D. era verdad, que yo lo sabía porque
Alberto había abusado también de mí. Ahí comencé a contar lo que me había
sucedido. A Alberto Cirulnik como dije lo conozco desde que era niño, además
del club él era el médico de ORT, donde yo curse el ingreso y 3 años del ciclo
básico en la sede de Yatay. Esto me ocurrió en el consultorio de la sede de
ORT en Yatay. Cuando a uno le pasaba algo que requería consulta médica en
Yatay tenía que ir a ver a Alberto, esto me ocurrió a los 12 o 13 años de edad.
Llegué al consultorio de Alberto, por dolor de cabeza o una revisión médica,
estuve muchísimo tiempo. Yo tenía una relación con Alberto y me sentía
cómodo con él, estaba en una etapa de mi vida en la que se despertaban un
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montón de asuntos de la intimidad y sexualidad, de alguna manera durante
esta consulta terminé hablando con Alberto de estos temas porque él me hizo
preguntas acerca de si ya me gustaban las chicas y qué hacía con eso, si me
masturbaba y cómo lo hacía. Concretamente hubo dos abusos durante esa
consulta. Uno cuando estaba sentado en la camilla el me tomó el pulso y
recuerdo que me pareció extraño la manera en la que lo hizo, dado me pidió
que extendiera un brazo, pero se paró del lado del otro brazo, por lo que para
alcanzar mi brazo extendido tenía que inclinarse sobre mí y, al hacer estos,
frotaba su pene en mi pierna. Mientras esto sucedía el me seguía hablando de
estas cosas vinculadas a la sexualidad. Yo como dije tenía cierta confianza con
él por la relación entre las familias, entonces fue como que me sorprendía por
lo que hacía él, pero no llegaba a tomar conciencia, no lo podía creer. El
segundo abuso se produjo cuando me hizo acostar en la camilla y me pidió que
ponga flojos los brazos, que él me los movía para chequearme la axila. Él se
paró en un costado y al hacer esto rozaba mi mano y mi brazo contra su pene,
repitió el movimiento varias veces, su pene comenzaba a reaccionar. En ese
momento salí del consultorio sin entender lo que había sucedido, en un estado
de shock, pero como en descreimiento de lo sucedido, básicamente anulando
el preguntarme qué había pasado, quizá los mecanismos de defensa actuaron
porque no tenía las herramientas para afrontarlo”.
Consultado que fuera respecto de si le contó a alguien lo sucedido
manifestó “No, yo había padecido abusos previos y un mecanismo de defensa
es el olvidar y no hablar de estas cosas, sobre todo cuando sucede a edades
en las que uno no tiene las herramientas para poder lidiar con ello, entonces no
se lo conté a nadie en el momento, todo mi ser actuó para olvidar, y el olvido
fue inmediato porque era un mecanismo que ya venía utilizando. No volví a
hablar de eso, comencé tratamientos psicológicos y otras terapias alternativas
a los 27 pero nunca pude poner en palabras que Alberto había abusado de mi
hasta que D.S. habló”.
Por otra parte, se cuenta en la presente con copias de la causa
IPP-18-01-000779-19/00 del Juzgado de Garantías N° 3 del Dpto. Judicial
de Zarate- Campana, iniciada a raíz de la denuncia efectuada por M.E.L. quien
manifestó que cuando tenía 10 años de edad asistió junto a su madre a la Sala
de Primeros Auxilios de Escobar por un dolor de garganta y fiebre, donde la
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colaborar en el presente proceso, la presente sentencia no se referirá a la
ocurrencia del hecho puesto en conocimiento por el mismo debido a que habría
tenido lugar en otra jurisdicción, sin embargo, su testimonio será valorado como
elemento de prueba.
El nombrado refirió que fue abusado sexualmente por Cirulnik
cuando contaba con 10 años edad, en el año 1984, en el consultorio de la
Clínica de la Unión Obrera Metalúrgica de la localidad de Campana, PBA.
Refirió que ello sucedió cuando concurrió para ser atendido por Cirulnik como
pediatra, ocasión en la que el médico le pidió a su madre que se quedara
afuera porque iba a ser una consulta íntima. Que una vez solos, tocó distintas
partes del cuerpo del menor la vez que le dijo “lo que yo te toco vos me tocas”,
entonces comenzó por la frente y M.A.P. le tocó la suya, luego los mismo con
la nariz, el pecho y la panza, así hasta que le tocó el pene, pero el menor no
tocó el suyo, ante lo que el acusado le dijo “está bien que no me tocaste,
porque si me tocas te meto una cachetada”. Después Cirulnik le hizo sacar la
ropa y le tocó los testículos y lo hizo ponerse en la camilla con sus manos y
rodillas apoyadas, posición en la que le abrió las nalgas y le miró el ano, sin
llegar a manosearlo porque justo su madre golpeó la puerta debido a que la
consulta se estaba había extendido demasiado.
M.A.P. manifestó que se sintió abusado por lo ocurrido, debido a que Cirulnik le
tocó el miembro y lo amenazó con un cachetazo, le dijo que si decía algo en la
próxima consulta lo iba a agarrar a “cintazos”. No obstante ello, la madre del
menor advirtió que algo le pasaba y él le contó lo ocurrido en la consulta, luego
de lo cual envió una carta al director de la clínica, a la vez que recorrió el barrio
donde vivían donde había otros chicos que iban a esa clínica, a quienes sus
madres les preguntaron si habían tenido alguna situación con Cirulnik y todos
comenzaron a contar que habían sido abusados.
Refirió que luego Cirulnik le dijo al director de la clínica si podía
hablar con sus padres, ellos accedieron a esa reunión y el nombrado les ofreció
transferir a su nombre un vehículo Renault, modelo 12, a cambio de que no lo
denunciaran porque iba a perder la credencial y su mujer estaba embarazada,
pero sus padres no aceptaron. Señaló que cree que por desconocimiento su
madre dirigió el reclamo al director de la clínica en vez de hacer la denuncia
penal.
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médico con la escuela a Cirulnik. Señaló que esto fue a fines del año 2011 o
comienzos del año 2012.
También refirió que, luego de ello, a los dos años
aproximadamente, Cirulnik les inició un juicio laboral que se concilió y se le
pagó, porque no tenían pruebas, ni siquiera denuncias internas.
Consultado que fuera respecto de cuáles eran las versiones que
le llegaron que determinaron la desvinculación de Cirulnik, respondió: “Los
rumores era que en un club de la comunidad había manoseado a unos niños.
Esto no lo podíamos dejar pasar, lo citamos le dijimos que le pedíamos
disculpas si ello no era cierto, pero no podíamos permitirle seguir trabajando.
Como 8 años después la denuncia tomo estado público y yo fui a la escuela y
expliqué esto mismo”. Asimismo refirió que “No, no se trataba de alumnos de la
escuela, sino hubiéramos hecho la denuncia penal nosotros. Como dije no
teníamos pruebas, pero ante la duda no podíamos permitir que siguiera
teniendo contacto con menores.”
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todo indicio que pueda orientar acerca de su verosimilitud, mucho más si se
tiene en cuenta el tiempo transcurrido.
Ello no significa establecer de un estándar probatorio especial
para este tipo de delitos que afecte las reglas de la sana crítica y lesione el
principio de igualdad, sino reconocer que para la investigación de estas
situaciones en el caso la verosimilitud debe buscarse por otros parámetros o
circunstancias que den sustento a la acusación.
Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
dicho de manera reiterada que “las agresiones sexuales se caracterizan, en
general, por producirse en ausencia de otras personas más allá de la víctima y
el agresor o los agresores. Dada la naturaleza de estas formas de violencia, no
se puede esperar la existencia de pruebas gráficas o documentales y, por ello,
la declaración de la víctima constituye una prueba fundamental sobre el hecho.
Asimismo, al analizar dichas declaraciones se debe tomar en cuenta que las
agresiones sexuales corresponden a un tipo de delito que la víctima no suele
denunciar, por el estigma que dicha denuncia conlleva usualmente” (Caso
“Espinoza Gonzáles vs. Perú”, sentencia del 20 de noviembre de 2014,
parágrafo 150; en el mismo sentido, Caso “Fernández Ortega y otros vs.
México”, sentencia del 30 de agosto de 2010, parágrafos 100 y 104, Caso
“Rosendo Cantú y otra vs. México”, sentencia del 31 de agosto de 2010,
parágrafo 89, y Caso “J. vs. Perú”, sentencia del 27 de noviembre de 2013,
parágrafos 323 y 324 citados por el Procurador General de la Nación en el
dictamen al que se remitió la Corte Suprema de Justicia de la Nación en Fallos:
343:354- CSJN 000873/2016/CS001 “S., J.M. s/ abuso sexual-art. 119 3º
párrafo”, rta. el 04/06/2020).
Asimismo, en atención a que todas las víctimas eran menores de
edad al momento de sus hechos, debe contemplarse, su condición de
vulnerabilidad, de acuerdo a lo normado en la Convención sobre los Derechos
del Niño (aprobada por Ley 23.849), y la Ley de protección integral de los
derechos de las niñas, niños y adolescentes (Ley 26.061).
En modo alguno resulta válido lo manifestado por Cirulnik en
cuanto a que varios de los hechos se llevaron a cabo en el contexto de un
examen médico y que no existen testigos ni pericias que determinen que su
conducta se apartó de la lex artis. Ello por cuanto no hace falta contar con una
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pericia para afirmar que los tocamientos de partes íntimas relatados por los
damnificados (en el pene, vagina, zona perianal), la introducción de dedos en el
ano, el pedirle a un menor que se sienten sobre él y luego solicitarle que le
haga sexo oral, no tienen ninguna relación con el ejercicio de la medicina.
A su vez en modo alguno puede considerarse que las ocasiones
en las que Cirulnik logró que los menores le tocaran el pene se debieron a un
movimiento o acercamiento accidental producido en el marco del examen
clínico, esto por cuando con las pruebas analizadas anteriormente se acreditó
la reiteración de estas maniobras, lo cual evidencia que se trataba de una
acción consciente e intencionada por parte del acusado.
También debo decir que en nada afecta a la verosimilitud de los
testimonios de las víctimas la circunstancia de que hayan demorado en
efectuar sus denuncias. Ello debido a que, por un lado, debe tenerse en cuenta
que al momento de los hechos varios de ellos lograron manifestar lo sucedido a
sus familiares, quienes realizaron reclamos ante la institución educativa o
médica donde habían sucedido los abusos, por lo que no puede operar en
desmedro de sus dichos el desconocimiento de sus padres o la decisión de
estos de no formalizar una denuncia penal en su momento.
Por otro lado, también corresponde señalar que es sabido que los
tiempos reflexivos para radicar una denuncia penal ante un evento de agresión
sexual son dispares para cada persona según sus características personales y
su historia de vida, de modo tal que la inmediatez ni la demora hacen a la
verosimilitud o no de lo denunciado. Dicho de otro modo, en los delitos contra
la libertad sexual no hay tiempos correctos o incorrectos para realizar la
correspondiente denuncia penal.
Es justamente la idea de respeto a los tiempos de las víctimas la
que ha llevado al legislador a modificar los plazos de extinción de la acción
para estos supuestos, normas que se discutió en su momento si correspondía
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aplicar a los hechos aquí investigados, derivando ello en la decisión que
determinó que se lleve a cabo este proceso para la determinación de la verdad.
Todo lo expuesto, evaluado a la luz de las normas, jurisprudencia
nacional y convencional ya citadas, las reglas de la sana crítica, la lógica, la
experiencia y el sentido común (art. 241 del CPPN), conforman un estándar
probatorio que permite tener por probados los hechos denunciados y la
responsabilidad de Alberto Cirulnik por los mismos.
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que el autor realizara sobre el cuerpo de la víctima, como aquellos que hace
que ésta ejecute sobre su cuerpo o sobre el de un tercero.
En los hechos señalados no caben dudas de que Cirulink realizó
tocamientos sobre el cuerpo de los damnificados, así como también hizo que
los mismos le tocaran su miembro, en circunstancias en que sus víctimas eran
menores de 12 años o no podían resistir el accionar debido a su corta edad, a
la relación de autoridad que existía de su parte y al ejercicio sorpresivo de los
tocamientos efectuados con la excusa de un examen médico en algunos casos.
Respecto del Hecho 4, con relación a tipo objetivo del abuso
sexual simple previsto por el actual artículo 119 del CP, cabe decir que abusa
sexualmente la persona que realiza actos corporales de tocamiento o
acercamiento, de carácter sexual, con persona de uno u otro sexo
aprovechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido
consentir libremente la acción, lo que sin dudas se dio en el caso de M.F.
teniendo en cuenta su corta edad y la relación de autoridad existente, toda vez
que el acusado era el médico del colegio al que concurría.
Por último, he de expedirme sobre la acreditación de los extremos
que componen el delito de corrupción de menores previsto en el artículo 125
tercer párrafo del C.P, dicha figura requiere para su comprobación que el autor
haya promovido la corrupción de la menor. Es decir, que el tipo penal procura
reprimir los actos que promueven o facilitan la corrupción de los niños o de las
niñas afectando su integridad sexual.
Al respecto, Soler precisó que se tratan de actos que inculcan
hábitos depravados o cuando se actúa en forma prematura sobre una
sexualidad no desarrollada (SOLER, Sebastián, Derecho Penal Argentino,
Tomo III, Tipográfica Editora Argentina (TEA), Bs. As., 1976, 3ª reimpresión
total, pág. 305). Más recientemente, Donna ha dicho que se refieren a actos
que afectan la elección sexual, como decisión autónoma. Precisamente, se
afecta el “derecho de no sufrir interferencias por parte de terceros en cuanto a
su bienestar psíquico y a su normal y adecuado proceso de formación sexual”
(DONNA, Edgardo Alberto, Delitos contra la integridad sexual, 2da. edición
actualizada, Rubinzal-Culzoni editores, Bs. As., 2005, pág. 131).
Cabe señalar que se trata de un delito de peligro, no se exige
para su consumación que la víctima efectivamente padezca un desvío en su
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desarrollo, sino, simplemente, que el accionar del imputado sea idóneo para
hacerlo.
Teniendo en cuenta ello, no caben dudas que los hechos
indicados encuentran adecuación típica en la figura señalada. Ello por cuanto
se acreditó que Cirulnik abusó sexualmente de diferentes maneras y en
reiteradas oportunidades de los menores, a la vez que mantenía
conversaciones con los mismos sobre cuestiones vinculadas a su sexualidad
aconsejándolos y confundiéndolos de una manera perversa, incluso algunos
testigos reconocieron que los hechos les generaron consecuencias
psicológicas a futuro y otros manifestaron que tuvieron un despertar sexual
anticipado.
De este modo, considero acreditado que los aberrantes y
ultrajantes episodios vivenciados por los damnificados tuvieron idoneidad para
desviar el desarrollo normal de los menores.
En cuanto a las agravantes indicadas, entiendo que los hechos
cometidos en perjuicio de D.S.se desarrollaron en un contexto en el que
Cirulnik era el encargado de la guarda del menor, toda vez que del relato de los
hechos surge que cuando ambas familias compartían un bungalow en el Centro
Comunitario Kadima, el acusado llevaba al damnificado a dormir la siesta y el
niño quedaba a su cuidado mientras los demás adultos estaban realizando
otras actividades. A su vez del testimonio de la madre de D.S. se desprende
que acusado era quien constantemente se ofrecía a hacerse cargo del cuidado
y la vigilancia de los niños de ambas familias.
Por otra parte, en los demás hechos, entiendo corresponde la
aplicación de la agravante por ser el autor el encargado de la educación de las
víctimas. La norma aumenta la punibilidad en los casos en que el autor tenga a
su cargo la tarea de instruir o corregir al sujeto pasivo, formando su
personalidad en un ambiente de estudio, aunque no tenga como tarea
específica enseñar una materia (DONNA, Edgardo Alberto, Ob. Cit., pág. 87).
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En el caso de Cirulnik no caben dudas de que siendo el médico
de la institución educativa a la que asistían los damnificados, era para ellos una
figura de autoridad y enseñanza, sobre todo en temas vinculados al desarrollo
de sus cuerpos y la sexualidad. Incluso de distintos testimonios analizados
anteriormente surge que el acusado buscaba tener una relación de confianza
con los alumnos del colegio, algunos de los cuales concurrían a su consultorio
para conversar de inquietudes y temas privados. Asimismo del testimonio de
Ester González surge que en una época Cirulnik organizó experiencias con los
alumnos para tratar temas de alimentación, salud, sexualidad, así como abrió
espacios en su consultorio para que concurran a hablar directamente con él.
Todo este cuadro es aquel que permite afirmar que sin dudas el acusado se
encontraba a cargo de la educación de los menores víctimas.
En cuanto a la relación concursal debo decir que cada uno de los
abusos sexuales llevados a cabo concurren en forma real (art. 55 CP) entre sí
por tratarse de hechos escindibles temporal y espacialmente, mientras que el
delito de corrupción de menores agravada, concurre en forma ideal (art. 54 CP)
con los anteriores tipos penales, por haber sido perpetrado justamente a través
de las conductas anteriormente señaladas.
Finalmente debo señalar que Cirulnik fue autor de aquellas
conductas que se le atribuyen, toda vez que las llevó a cabo de manera
individual, poseyendo pleno dominio de los hechos.
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espacio para ser oídos y poner en conocimiento de los hechos que sufrieron en
su niñez.
Los cambios legislativos en materia de prescripción, que por
motivos de irretroactividad de la ley no fueron aplicables a estos hechos, fueron
un reconocimiento de que no existe un momento correcto para que un menor
denuncie un abuso sexual padecido y que cada víctima tiene sus tiempos
personales, los cuales dependen de diversos factores.
Teniendo en cuenta ello es que a través de este proceso se
intentó realizar un aporte para que, aun cuando no puede continuarse con la
acción penal, las víctimas de los aberrantes hechos denunciados reciban la
atención que su situación demanda, tratando de mitigar los efectos nocivos y
dolorosos de los hechos padecidos.
Ello también reconociendo que estamos frente a víctimas
singularmente vulnerables al momento de los sucesos, ya que se trataba de
menores de edad, los cuales son sujetos de especial protección a la luz del
sistema convencional con jerarquía constitucional (obligación de atender a su
“interés superior”), que fueron damnificados por hechos gravísimos y reiterados
contra su integridad sexual, por parte una persona a la que, justamente, se le
encargó la función de velar por su salud y su educación.
A esto se suma que algunos de ellos lograron manifestar lo que le
ocurrió en su momento, y que a causa de la falta de debida diligencia de la
institución educativa en la que se desempeñaba el acusado, o de una
institución médica en otro caso, así como a la falta de conocimiento por parte
de sus padres acerca de cómo manejarse en estas situaciones, que no se
promovió la acción penal ni se tomaron medidas para evitar que Cirulnik
continuara en contacto con menores edad.
Evidentemente estos casos no son iguales a otros “juicios por la
verdad” celebrados en nuestro país, en los que los familiares de víctimas de
delitos de lesa humanidad reclamaban conocer qué era lo que a éstos les
había ocurrido.
Por el contrario, en la presente causa las víctimas ya tenían pleno
conocimiento acerca de la verdad de lo sucedido, y con su reclamo buscaron
obtener acceso a la justicia a efectos de poder determinar la veracidad de sus
denuncias, obteniendo de este modo una reparación moral y pública.
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II.- DECLARAR COMO PROBADO el hecho identificado como
“3”, cometido por Alberto Cirulnik, en carácter de autor, en perjuicio de
L.M.K., constitutivo de los delitos de abuso deshonesto en concurso ideal con
corrupción de menores, agravados por ser encargado de la educación (arts. 45,
54, 125 inc. 2° y último párrafo, y 127 primer y segundo párrafo del C.P. Ley
11.179).
III.- DECLARAR COMO PROBADO el hecho identificado como
“4”, cometido por Alberto Cirulnik, en carácter de autor, en perjuicio de
M.F. constitutivo del delito de abuso sexual simple agravado por ser encargado
de la educación (arts. 45, 54, 119 primer y último párrafo, en función del inc. “b”
del cuarto párrafo del C.P.).
IV.- DECLARAR COMO PROBADO el hecho identificado como
“5”, cometido por Alberto Cirulnik, en carácter de autor, en perjuicio de
G.R., constitutivo del delito de abuso deshonesto reiterado en múltiples
oportunidades que concurren forma real entre sí, en concurso ideal con
corrupción de menores, ambos agravados por ser encargado de la educación
(arts. 45, 54, 55, 125 inc. 2° y último párrafo, y 127 primer y segundo párrafo
del C.P. Ley 11.179).
V.- DECLARAR COMO PROBADO el hecho identificado como
“6”, cometido por Alberto Cirulnik, en carácter de autor, en perjuicio de
E.D.B., constitutivo del delito de abuso deshonesto agravado por ser
encargado de la educación (arts. 45 y 127 primer y segundo párrafo del C.P.
Ley 11.179).
VI.- DECLARAR COMO PROBADO el hecho identificado como
“7”, cometido por Alberto Cirulnik, en carácter de autor, en perjuicio de
G.E.S., constitutivo del delito de abuso deshonesto reiterado en 2 o 3
oportunidades que concurren forma real entre sí, en concurso ideal con
corrupción de menores, ambos agravados por ser encargado de la educación,
(arts. 45, 54, 55, 125 inc. 2° y último párrafo, y 127 primer y segundo párrafo
del C.P. Ley 11.179).
VII.- ESTABLECER, firme que sea este pronunciamiento, las
siguientes medidas en concepto de reparación para los damnificados por los
hechos ilícitos probados:
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Ante mí:
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