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Honorables
MAGISTRADOS DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL
H. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.
Bogotá D.C.
Honorables Magistrados:
Por consiguiente queda totalmente claro que la pena máxima del tipo penal
no excede de 8 años de prisión.
Igualmente se tiene que el Art. 205 de la Ley 600 de 2000 que regula el
recurso de casación y que es aplicable al presente caso señala con claridad
que:
Por esta sencilla razón es que los recursos interpuestos por el representante
del Ministerio Público y del apoderado del Departamento de Bolívar deben
rechazarse de plano.
Por otro lado, en demanda similar presentada por el agente del Ministerio
Público, en la que se adiciona, sorpresivamente, la justificación para la
admisión de su demanda ordinaria, el titulo de demanda discrecional,
motivándola en el hecho de la aplicación del principio constitucional de
favorabilidad, para ello indica que como en la nueva codificación de
procedimiento penal, no contempla la existencia de limitante objetiva para
la presentación del recurso extraordinario de casación, la misma es viable
en el sistema vigente para este proceso, es de recordar que el principio de
favor rei, del cual soporta su argumentación el agente del Ministerio
Público, que de forma elemental presenta, no opera para sus pretensiones
por lo siguiente: el principio constitucional de legalidad explica que todo
procesado será judicializado conforme a leyes preexistentes al acto que se
le imputa, seguidamente la asamblea nacional constituyente fijó en ese
misma norma, otro principio general, cual fue el de favorabilidad e indica
en materia penal, la ley permisiva o favorable, aun cuando sea posterior,
se aplicará de preferencia a la restrictiva o desfavorable, teniendo como
base que las normas procesales son de cumplimiento inmediato, salvo
aquellas que comprometen derechos sustanciales.
Este principio pro reo (favorabilidad), protege al ciudadano que está siendo
investigado por el órgano de persecución penal y que por ende es sujeto del
derecho penal y dicha protección, a la luz de este principio, se orienta a
buscar la solución mas favorable frente a la existencia de un conflicto de
leyes, evento en el cual se debe optar por la ley menos grave a los intereses
del individuo.
1
Sentencia Corte Constitucional, del 11 de noviembre de 1993. C-531. M.P., Eduardo
Cifuentes Muñoz.
obliga a optar por la alternativa normativa más favorable a la libertad del
imputado o inculpado”2.
Como segundo aspecto por el cual debe ser inadmitidas las demandas de
casación del agente del Ministerio Público y el representante de la Parte
Civil, quienes presentan idéntica demanda, demostrando la forma
mancomunada en que han desarrollado su actividad procesal en la presente
investigación, podemos indicar:
PRIMER CARGO
2
Sentencia Corte Constitucional C-300 de 1994.
3
Sentencia Corte Constitucional. C-922/2001. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
“VIOLACIÓN INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL POR ERROR
DE HECHO POR FALSO JUICIO DE IDENTIDAD EN LA
APRECIACIÓN DE LAS PRUEBAS QUE SE COLECTARON EN EL
PROCESO Y QUE HAN SERVIDO DE FUNDAMENTO PARA EL
FALLO DE ABSOLUCÓN OBJETO DE ESTA CENSURA
CONFORME A LOS DICTADOS DE LA CAUSAL PRIMERA
ESTACIONADA EN EL ARTÍCULO 207, NUMERAL 1, CUERPO
SEGUNDO DE LA LEY 600 DE 2000, LO CUAL CONLLEVÓ A
APLICAR INDEBIDAMENTE LOS ARTÍCULOS 29, 228 Y 230
SUPERIOR Y A INAPLICA LOS ARTÍCULOS 10,13,232,238 DE LA
LEY 600 DE 2000 Y SE INAPLICÓ EL ARTÍCULO 286 DEL CÓDIGO
PENAL COLOMBIANO ”
La censura se postula por la vía del error de hecho por falso juicio de
identidad, el libelista debe indicar cuál fue la ley de la lógica, el principio
de la ciencia y/o la máxima de la experiencia vulnerada, de qué manera lo
fue y su incidencia con la parte dispositiva de la sentencia, ejercicio en el
cual se deben tener en cuenta las demás probanzas en que se fundamentó el
fallo impugnado.
Para el cargo formulado, como es sabido, supone por parte del actor
evidenciar que el sentenciador ha tergiversado el contenido material
objetivo de las pruebas que sustentaron la condena, de modo tal que de no
presentarse el yerro acusado otra distinta habría sido la decisión.
Así las cosas, son realmente múltiples las deficiencias de orden técnico en
la postulación de esta censura y consiguientemente también prolíficos los
desatinos en la respectiva presentación de sus fundamentos, cuya
imprecisión y falta de claridad resultan la regla predominante, siendo estos
motivos suficientes para que proceda su desestimación.
SEGUNDO CARGO
Algunas de estas reglas son comunes para todas las causales, y otras,
propias de cada una de ellas. Entre las primeras se destacan el principio de
coherencia, que reclama absoluta consonancia entre el planteamiento del
cargo, su desarrollo y la conclusión; el de no contradicción, que exige que
los argumentos que sirven de sustento al reparo sean compatibles entre sí;
el de autonomía, que prohíbe entremezclar causales o cargos de índole
distinta en un mismo contexto argumentativo; y el de razón suficiente, que
exige que la demanda se baste asimismo para lograr la invalidación parcial
o total del fallo.
TERCER CARGO
Por tal razón, el primer fundamento del presunto falso juicio de identidad
del recurso de casación, parte de una lectura distorsionada de la sentencia
atacada y en lo referente con la interpretación diversa realizada por el
Departamento de Bolívar el cargo se cae debido a que si se alega un falso
juicio de existencia, debía demostrar que la interpretación que hace el
Tribunal de la prueba es distorsionado y no correcto, como se acaba de
analizar.
Precisado lo anterior, se encuentra que los recurrentes pasan por alto, que
estos tres análisis hacen parte de un argumento subsidiario expuesto en la
sentencia de segunda instancia, el cual se concreta en que si se aceptara en
gracia de discusión que se faltó a la verdad en las certificaciones expedidas
en el sentido de que la mercancía no se recibió en diciembre de 2007 sino
en febrero de 2008 (que es la conclusión de la primera instancia) se haría
necesario estudiar si la conducta de las procesadas es dolosa (lo que se echa
de menos por el Tribunal al momento de estudiar la sentencia de primera
instancia) y que de un eventual estudio del aspecto subjetivo del tipo penal,
la conclusión a la que se llegaría es que en la actuación nunca se probó en
grado de certeza ello, y que por el contrario, hay prueba que denota la
ausencia del mismo.
Pues bien, este aspecto que fue poco estudiado en la decisión atacada,
que hace parte inescindible de lo que se debe entender por el tipo penal y
que requiere ser acreditado para emitir una condena ante la comisión de
un delito doloso, en realidad no se encuentra probado y por el contrario,
existe prueba que permite inferir que las procesadas (si se acepta que las
certificaciones no son veraces, lo cual no se acredita en grado de certeza)
nunca tuvieron la intención de desdibujar la realidad” (resaltado fuera del
texto original).
Por tal razón se trata de tres argumentos que analizados por separado
podrían llevar a confusiones como las esbozadas por el Representante del
Ministerio Público, pero que si se analizan contextualizadamente y como se
realizó en el fallo de segunda instancia, lo que se encuentra es que se trata
de un argumento subsidiario (ausencia de dolo – del aspecto subjetivo del
tipo penal – si se concluye que el aspecto objetivo se acreditó) que se
fundamenta en dos pruebas concretas: los oficios librados por BETTY
MERCADO BARRIOS y el fallo de la Procuraduría Delegada para la
Moralidad Pública.