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Anexo 30

Truman: política de contención y sus implicaciones para América

El plan Marshall y la doctrina Truman 1947-1952 / Estados Unidos


Entre 1947 y 1952, el presidente estadounidense Harry Truman llevó adelante en Europa la doctrina
Truman, una política exterior de contención del comunismo. La extensión económica de esta doctrina fue el
plan Marshall, un programa de ayuda para la reconstrucción y reactivación de la economía europea. Los
objetivos eran fortalecer los regímenes democráticos, frenar la expansión de la influencia de la Unión
Soviética en el este europeo y asegurar un mercado para Estados Unidos.
Actividad 01: analiza la caricatura
Paso 01: observa detenidamente la imagen
Fuente A: GRANGER - Historical Picture Archive / Alamy Foto de stock. Doctrina Truman de dibujos
animados. American cartoon de 1947.

En la caricatura se lee: En el sombrero del personaje se lee: U.S. Estados Unidos. En la etiqueta de la bolsa
de dinero dice: Aid to for Greece and Turkey. Ayuda a Grecia y Turquía. En el tronco dice: New american
foreing policy. Nueva política exterior americana.

Obtenido de:
https://www.alamy.es/foto-doctrina-truman-de-dibujos-animados-n-donde-american-cartoon-comentario-de-1947-el-presidente-truma
n-la-solicitud-de-400-millones-del-congreso-para-defender-a-los-paises-vulnerables-de-grecia-y-turquia-de-la-presion-comunista-una-
politica-que-llego-a-ser-conocido-como-el-tr-95470035.html

Paso 02: responde la siguiente pregunta

¿Qué sugiere, según la Fuente A, sobre la doctrina Truman aplicada por los Estados Unidos en América y
Europa?
Puntuación de la pregunta (b) de mensaje de la fuente (2 puntos)
N Descriptor de nivel P Puntuación
1 No señala ninguna idea válida sobre la fuente señalada 0
2 Señala una idea valida sobre la fuente señalada 1
3 Señala dos ideas validas sobre la fuente señalada 2

Actividad 02: Analiza el texto


Paso 01: Lee la fuente y subraya las ideas principales

Fuente B: Moreno José David (2011). Los conceptos de seguridad y crisis en relaciones internacionales: El
caso de la revolución cubana y su impacto en las relaciones interamericanas (1959-1963). MUTIS
Revista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Las relaciones interamericanas después de la Segunda Guerra Mundial

Finalizando la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos destinaron cerca de 400 millones de dólares en
ayudas militares al continente latinoamericano y los militares estadounidenses fueron reemplazando
rápidamente la influencia que los líderes europeos tenían, de vieja data, con los oficiales latinoamericanos. En
términos generales, durante la administración del presidente Franklin D. Roosevelt, se mantuvieron activos
todos los frentes de las relaciones interamericanas; pero, en el periodo inmediato de posguerra, entrada la
administración Truman, esta política cambio considerablemente como consecuencia de las nuevas políticas y
lógicas internacionales. En efecto, para 1948 una de las más grandes preocupaciones de los Estados Unidos
era la expansión del comunismo.
La doctrina Truman estableció para las relaciones interamericanas un nuevo esquema de política
internacional. En un mundo de guerra fría era sumamente importante contar con una comunidad de seguridad
cercana como lo afirma Deutsch. Luego de la Segunda Guerra Mundial, América Latina fue considerada como
la zona de influencia más importante de los Estados Unidos. El quiebre de las economías europeas alejó del
continente los últimos bastiones del viejo mundo consolidándose así la presencia y hegemonía de los Estados
Unidos desde el Rio Bravo hasta Tierra del Fuego. Con todo y eso, este periodo post-bélico, paradójicamente,
no gozó de grandes inversiones de los Estados Unidos en América Latina que sí se vieron en otras regiones
del mundo. Se podría decir que dieron por descontado que los Estados latinoamericanos no abrazarían el
comunismo propuesto por la Unión Soviética; por eso, durante los primeros años de la guerra fría zonas como
Asia y África preocupaban más al Departamento de Estado norteamericano.
Truman confiaba que las nuevas dinámicas del capitalismo se abordarían en el continente y de allí el
argumento de que Latinoamérica no necesitaba de un “plan Marshall” para encontrar la vía del desarrollo
económico. Estos argumentos se derivaban de la creencia de que para finales de los cuarenta América Latina
no parecía ser una zona de influencia y de interés para la Unión Soviética. Esta circunstancia no quiere decir
que para Truman hubiera una total seguridad de que a América Latina no llegaría el comunismo. Prueba de
ello fue la carta constitutiva de la Organización de los Estados Americanos, OEA, que prevenía la intervención
de cualquier régimen extranjero en la región. No obstante, existía en la Casa Blanca y el Departamento de
Estado una sensación de que entre las culturas latinoamericana y soviética existía una verdadera
“incompatibilidad de caracteres” que las alejaba.
De esta manera, bajo la administración Truman, la preocupación de contrarrestar el comunismo se vio
expresada por la expansión de la doctrina de Seguridad Nacional (que una década más tarde se exportaría a
América Latina), con el fin de contener el comunismo y todos los sectores que pudieran apoyarlo. Truman y su
secretario de Estado M. Miller, conceptualizaron que América Latina hacía parte de la zona de influencia
directa de los Estados Unidos y por ende de su Seguridad Nacional. De allí se deriva una política significativa
en el ámbito militar. Por esta Truman y Miller buscaron que los países latinoamericanos se identificaran con
los objetivos de los Estados Unidos. No obstante, las naciones latinoamericanas esperaban que la política de
los Estados Unidos fuera más allá del ámbito militar. La guerra con Corea (1950-1953) y el Plan Marshall
impidieron que las ayudas económicas y sociales llegaran de forma efectiva a América Latina. Solo en el
plano militar se gozó de algunos privilegios en lo concerniente a ayudas por parte de los Estados Unidos. En
efecto, las naciones de América Latina querían recuperar el interés que representaban para los Estados
Unidos antes de la guerra y en especial el carácter que tuvo la región bajo la administración de Franklin D.
Roosevelt. Sin embargo, la realidad fue que Truman solo buscó mantener la hegemonía de los Estados
Unidos sobre América Latina en sus estándares regulares.

Paso 02: responde la siguiente pregunta


¿Cuáles, según la fuente B, fueron las acciones de la política del presidente Truman para mantener la
hegemonía sobre América Latina?

Puntuación de la pregunta (a) de identificación de ideas (3 puntos)


N Descriptor de nivel P Puntuació
n
1 No señala ninguna idea pertinente 0
2 Señala solo una idea pertinente de manera adecuada 1
3 Señala dos ideas pertinentes de manera adecuada 2
4 Señala tres ideas pertinentes de manera adecuada 3

Actividad 03: analiza la fuente


Paso 01: lee la fuente de manera analítica

Impacto de la Guerra Fría en la sociedad y la cultura de América

Fuente C: Calandra, Benedetta. La guerra fría cultural en América Latina / Benedetta Calandra y Marina
Franco. - 1a. ed. - Buenos Aires: Biblos. 2012.

Cuatro fases del Congreso por la Libertad de la Cultura en América Latina


El Congreso nació originalmente en Berlín Oriental, en 1950, con una colaboración entre la flamante CIA y
activistas anticomunistas organizados para combatir en el flanco cultural de la Guerra Fría en Europa. En un
principio, América Latina no fue considerada como una región sobre la que tuviera que extenderse esa
batalla, pues durante los primeros años de la década de los 50 el comunismo no se cernía como una
amenaza sobre el subcontinente. En esa primera fase, desde su creación formal en 1953 hasta 1958, el
Congreso orientó sus esfuerzos hacia la construcción de programas nacionales y la distribución de su revista
en castellano, Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura. Su política fue fuertemente
anticomunista, pero un poco ajena a la actualidad latinoamericana. Durante la segunda fase, de 1959 a 1961,
los esfuerzos del Congreso viraron hacia Cuba. Sus miembros desempeñaron papeles importantes en la
campaña antidictadura y pro-Castro y apoyaron el programa revolucionario en sus primeros meses. En la
tercera fase, 1962-1967, el Congreso transformó paulatinamente su operación latinoamericana para enfrentar
el desafío planteado por la atracción política y cultural de las izquierdas latinoamericanas hacia la Revolución
Cubana. El cierre de Cuadernos en 1965 y el lanzamiento de una nueva revista en 1966, Mundo Nuevo,
marcó el apogeo de su influencia cultural. Pero al siguiente año, 1967, el impacto de la revelación de sus
enlaces con la CIA inició su última fase, caracterizada por un franco deterioro programático y financiero, lo
cual duró hasta la cesación de actividades significativas en 1972.
En ese sentido, el fenómeno que conocemos como la “guerra fría cultural” es anterior a la guerra fría
diplomática de posguerra, y tiene sus orígenes en la lucha entre comunismo y anticomunismo en la izquierda
europea y global de las décadas previas. No es de sorprender, pues, que cada una de las reuniones por la
paz mencionadas anteriormente fuera recibida con una movilización anticomunista. Pero lo que sí fue
novedoso en los inicios de la guerra fría diplomática fue que la izquierda anticomunista en particular encontró
un nuevo mecenas en el gobierno estadounidense. Así, la CIA canalizó dinero a través de grupos sindicales
anticomunistas, y algo de ese dinero se empezó a utilizar para apoyar a intelectuales, por ejemplo, en la
reunión inaugural del CLC, convocado en Berlín en 1950. Luego se estableció una sede permanente en París,
dotada con personal de la CIA en posiciones clave. “Si tanto el inocente como el culpable necesitan un
abogado […] también ahora la verdad necesita propaganda”, escribió el filósofo Karl Jaspers para la
conferencia de 1950, y con esa frase retrató la manera de concebirse a sí mismo que imperó en el Congreso.
Sus presidentes de honor mostraron tanto la orientación europea del programa como el intento de delimitar
las fronteras de la opinión antitotalitaria aceptable: el alemán Jaspers, el libertario inglés Bertrand Russell, el
arquitecto de la democracia cristiana francés Jacques Maritain, el filósofo italiano Benedetto Croce y el
pragmatista norteamericano John Dewey. (También se agregó el liberal español Salvador de Madariaga en
noviembre de 1950.) De los pocos que pensaron la urgencia de extender la misión del Congreso a América
Latina a principios de los 50, el más importante fue Julián Gorkin. La guerra fría de Gorkin fue, parafraseando
a von Clausewitz, una continuación de la guerra civil española por otros medios. Pero sus cabildeos con la
sede parisina del CLC no rindieron frutos hasta 1953. Lo que hizo la diferencia en 1953 fue la existencia de
una “provocación” concreta por parte de artistas comunistas que, desde el punto de vista del Congreso,
requería una respuesta. Varios artistas latinoamericanos prominentes militaban en las campañas
pro-soviéticas por la paz. En México, por ejemplo, el muralista Diego Rivera, expulsado del Partido Comunista
Mexicano por trotskismo en 1929, intentó reinscribirse en las filas del partido con una especie de himno en
pintura dedicado a la diplomacia soviética: Pesadilla de guerra, sueño de paz (1952). El chileno Pablo Neruda
y el brasileño Jorge Amado se refugiaron en Europa, protegidos por el Consejo Mundial por la Paz de los
gobiernos derechistas en sus respectivas tierras natales. En esa época, ambos intentaron adaptar su escritura
a las fórmulas del realismo socialista oficial (Neruda, 1954; Amado, 1953, 1964). Al regresar a Chile en 1953,
Neruda se esforzó por organizar una gran conferencia al estilo de las campañas por la paz, bajo el nombre de
“Congreso Continental de la Cultura”. En Chile, hubo mucha desconfianza frente a la iniciativa de Neruda. Un
grupo de políticos e intelectuales centristas asociados con la corriente social cristiana del partido falangista
hizo pública una declaración en la que argumentó que el comunismo elevaba la política sobre todas las otras
esferas de la vida, por lo que sería ingenuo participar en un congreso “cultural” patrocinado por comunistas.
Los falangistas pidieron un debate más amplio sobre la relación entre cultura y política (Edwards, 1990: 46).
Pero, desde el punto de vista del CLC, la oposición al congreso de Neruda necesitaba más organización y
participación internacional. En el segundo número de Cuadernos, Jaime Castillo (1953: 84) escribió sobre la
conferencia de Neruda, señalando que se había utilizado el tema de “la cultura” para atraer gente a una
conferencia que sirvió para fines políticos comunistas. Al escribir algo así en una revista costeada por la CIA,
Castillo hacía –sin saberlo– precisamente lo mismo que denunciaba, solo que para fines políticos distintos. El
principal argumento promovido por el Congreso fue que un artista no debería practicar una técnica u otra, sino
que debería tener la libertad de crear lo que quisiera: ese era el sentido de la libertad cultural –en contraste
con la imposición de un compromiso con la transformación social–. Si Cuadernos quería promover un
proyecto estético para respaldar la democracia antitotalitaria, su regla era una: el valor de los productos
culturales era una función de la política de sus autores; el fin, demostrar que los comunistas no tenían el
monopolio del talento artístico. El Congreso acogía a artistas que los comunistas rechazaban, pero solamente
si esos artistas rechazaban el comunismo. En sus dimensiones políticas, la “libertad de la cultura” requería
democracia y libertad de expresión, así como educación y prosperidad, para que las masas pobres de
América Latina pudieran participar en la vida cultural de la región.
La participación de Gorkin en la Revolución Cubana entre 1959 y 1961 marca la segunda fase de la vida del
CLC en América Latina. Resultó, al mismo tiempo, el éxito más significativo y el mayor fracaso del Congreso
en la región. Dado que la política del CLC fue, por lo menos en principio, tanto antidictatorial como
anticomunista, la intriga se fundamentaba en si Fidel Castro, en su lucha contra la dictadura de Fulgencio
Batista, pertenecía a la izquierda comunista o no. Apenas un año después de su entusiasta resurrección, la
Asociación Cubana del CLC era apenas un membrete. Llerena, de acuerdo con Gorkin, insistió en que “Cuba
es ya el primer intento totalitario en Latinoamérica”. La radicalización de la Revolución Cubana hizo evidente
varias cosas al Congreso. Para empezar, hizo más claro que nunca que Europa ya no era el campo de batalla
más importante en el mundo de las ideas. Jean-Paul Sartre, que en su época había sido el intelectual
progresista más importante del mundo, ahora acudía a La Habana para rendir homenaje a Castro y al Che
Guevara. También dejó claro que la generación geriátrica de liberales y neoconservadores no era apta para
enfrentar el nuevo reto. Un cambio era indispensable, y las acciones del CLC para reconstruirse frente a ese
desafío, entre 1961 y 1967, marcan la tercera fase de la vida del Congreso en la región. Quienes llevaron las
reformas al Congreso en América Latina fueron un trío extraño: John Hunt, un novelista y oficial de la CIA
desde París; Keith Botsford, un crítico y autor norteamericano; y Luis Mercier Vega, un anarquista nacido en
Bruselas, de padre francés y madre chilena, que luchó en la famosa “Columna Durruti” durante la Guerra civil
española. Mercier Vega creyó que el Congreso había llegado a ser un centro anticomunista sin otro contenido
e insistió en practicar la libertad de la cultura, no solo evocarla. Expandió el papel de los centros de arte y los
talleres de estudios, atrayendo la participación de científicos sociales. En 1965, ayudó a organizar una
conferencia en Montevideo sobre “La formación de las elites en América Latina” a la que asistieron sobre todo
académicos. El tema de la conferencia se conceptualizó más en términos desarrollistas que explícitamente
anticomunistas. “Nos interesamos […] en las elites”, escribieron los organizadores de la conferencia, “[porque]
es evidente que […] uno de los requisitos para el desarrollo es una elite competente que quiera modernizar su
sociedad” (Lipset y Solari, 1967: 10). Su anticomunismo no había desaparecido, pero sí se había refinado: la
perspectiva modernizadora contrastaba con las teorías que asignaban a la acción popular el papel de motor
del cambio.
La revista, Cuadernos, cerró, por fin, en 1965: una muerte anunciada y muy postergada desde 1963. En 1964,
una investigación de la Cámara de Representantes en Estados Unidos con respecto a las exenciones de
impuestos que gozaban ciertas organizaciones amenazó con hacer público el uso de dichas exenciones como
forma de canalizar dinero de la CIA. En consecuencia, el CLC decidió iniciar un proceso para poner fin a su
relación financiera con la CIA. En 1965, el CLC negoció un subsidio de varios años con la Fundación Ford,
que asumió el papel de único mecenas.
Al fin y al cabo, las revelaciones de 1967 sobre el rol de la CIA iniciaron un proceso de deterioro que
caracterizó la cuarta y última fase de la vida del CLC en Latinoamérica. En 1968, Rodríguez Monegal renunció
y fue sustituido por un deslucido comité que presidió el declive de la revista, paralelo al del Congreso en
general. Anhelando una nueva etapa, este último había cambiado su nombre al de Asociación Internacional
de la Libertad de la Cultura en 1967, pero nadie se engañó. El financiamiento que provenía de la Fundación
Ford declinó cada año, y no apareció ningún otro “ángel”.
Obtenido de:
https://cronicon.net/wp/wp-content/uploads/2020/07/La-guerra-fr%c3%ada-cultural-en-America-Latina.pdf
Paso 02: responde la pregunta
¿Cómo, según la fuente C, fue el impacto de la Guerra Fría en la cultura de América Latina?
Puntuación de la pregunta (a) de identificación de ideas (3 puntos)
N Descriptor de nivel P Puntuació
n
1 No señala ninguna idea pertinente 0
2 Señala solo una idea pertinente de manera adecuada 1
3 Señala dos ideas pertinentes de manera adecuada 2
4 Señala tres ideas pertinentes de manera adecuada 3

Surgimiento del macartismo y sus consecuencias en las políticas internas y exteriores de Estados
Unidos

Macartismo. Término usado para describir la realización de las acusaciones de deslealtad, subversión o
traición a la patria sin el debido respeto por las pruebas o evidencias. Actitud política interna
estadounidense consistente en un anticomunismo absoluto que se concreta en una real persecución de
hombres e instituciones declaradas antiestadounidenses por ser "comunistas", confundiendo en
muchos casos, a comunistas con liberales o simplemente progresistas. Se origina en un episodio de la
historia de Estados Unidos que se desarrolló entre 1950 y 1956.
Actividad 04: evalúa la fuente
Paso 01: lee la fuente para su evaluación

Fuente D: Discurso del senador de Wisconsin Joseph McCarthy denominado "enemigos internos" en
Wheeling, Virginia Occidental.

JOSEPH MCCARTHY: "ENEMIGOS INTERNOS"

En febrero 1950, senador de Wisconsin Joseph McCarthy pronunció su famoso discurso de "enemigos
internos" en Wheeling, Virginia Occidental. En este discurso alegó infiltración comunista en el
Departamento de Estado:

“Aún hay esperanza de paz si finalmente decidimos que ya no podemos cegar nuestros ojos con
seguridad y cerrar nuestros oídos a esos hechos que se están perfilando cada vez con más claridad… y
es que ahora estamos en un enfrentamiento luchar ... no la guerra habitual entre naciones por áreas de
tierra u otras ganancias materiales, sino una guerra entre dos ideologías diametralmente opuestas.
La gran diferencia entre nuestro mundo cristiano occidental y el mundo comunista ateo no es política,
caballeros, es moral. Por ejemplo, la idea marxista de confiscar la tierra y las fábricas y administrar toda
la economía como una sola empresa es trascendental. Del mismo modo, la invención de Lenin del
estado policial de un solo partido como una forma de hacer que funcione la idea de Marx es apenas
menos trascendental. La determinación decidida de Stalin de transmitir estas dos ideas, por supuesto,
hizo mucho por dividir el mundo. Sin embargo, solo con estas diferencias, el este y el oeste aún podrían
vivir en paz.
La diferencia real y básica, sin embargo, radica en la religión del inmoralismo ... inventada por Marx,
predicada febrilmente por Lenin y llevada a extremos inimaginables por Stalin. Esta religión del
inmoralismo, si la mitad roja del mundo triunfa —y bien puede, señores—, esta religión del inmoralismo
herirá y dañará más profundamente a la humanidad que cualquier sistema económico o político
concebible.
Karl Marx descartó a Dios como un engaño, y Lenin y Stalin han agregado en un lenguaje claro e
inconfundible su resolución de que ninguna nación, ningún pueblo que crea en un dios, puede existir al
lado de su estado comunista. Karl Marx, por ejemplo, expulsó a personas de su Partido Comunista por
mencionar cosas como el amor, la justicia, la humanidad o la moral. Llamó a esto "desvaríos
conmovedores" y "sentimentalismo descuidado" ...
Hoy estamos comprometidos en una batalla final y total entre el ateísmo comunista y el cristianismo. Los
campeones modernos del comunismo han elegido este como el momento, y damas y caballeros, las
cosas están mal, están realmente mal. Para que no quede ninguna duda de que se ha elegido el
momento, vayamos directamente al líder del comunismo actual, Joseph Stalin. Esto es lo que dijo, no en
1928, no antes de la guerra, no durante la guerra, sino dos años después de que terminó la última
guerra: “Pensar que la revolución comunista se puede llevar a cabo pacíficamente, en el marco de una
democracia, significa que uno se ha vuelto loco y ha perdido todo entendimiento normal, o ha repudiado
de manera burda y abierta la revolución comunista” ...
Damas y caballeros, ¿puede haber alguien esta noche que sea tan ciego como para decir que la guerra
no ha comenzado? ¿Puede alguien que no se dé cuenta de que el mundo comunista ha dicho que es el
momento? ... ¿Que este es el momento del enfrentamiento entre el mundo cristiano democrático y el
mundo ateo comunista? A menos que nos enfrentemos a este hecho, pagaremos el precio que deben
pagar aquellos que esperan demasiado.
Hace seis años… había dentro de la órbita soviética, 180,000,000 de personas. Alineados en el lado
antitotalitario había en el mundo en ese momento, aproximadamente 1,625,000,000 de personas. Hoy,
solo seis años después, hay 800,000,000 millones de personas bajo el dominio absoluto de la Rusia
soviética, un aumento de más del 400 por ciento. Por nuestro lado, la cifra se ha reducido a alrededor de
500,000,000. En otras palabras, en menos de seis años, las probabilidades han cambiado de nueve a
uno a nuestro favor a ocho a cinco en nuestra contra.
Esto indica la rapidez del ritmo de las victorias comunistas y las derrotas estadounidenses en la guerra
fría. Como dijo una de nuestras destacadas figuras históricas: “Cuando se destruye una gran
democracia, no será por enemigos de fuera, sino por enemigos de dentro” ...
La razón por la que nos encontramos en una posición de impotencia no es porque nuestro único
enemigo potencial poderoso haya enviado hombres a invadir nuestras costas… sino más bien por las
acciones traidoras de aquellos que han sido tratados tan bien por esta Nación. No han sido los menos
afortunados ni los miembros de grupos minoritarios los que han sido traidores a esta nación, sino
aquellos que han tenido todos los beneficios que la nación más rica del mundo ha tenido para ofrecer ...
las mejores casas, la mejor educación universitaria y los mejores trabajos en el gobierno que podamos
ofrecer.
Esto es evidente en el Departamento de Estado. Allí los jóvenes brillantes que nacen con cucharas de
plata en la boca son los que han sido más traidores… Tengo aquí en mi mano una lista de 205… una
lista de nombres que se dieron a conocer al Secretario de Estado como miembros del Partido
Comunista y que, sin embargo, todavía están trabajando y dando forma a la política en el Departamento
de Estado ... Como saben, muy recientemente el Secretario de Estado proclamó su lealtad a un hombre
culpable de lo que siempre se ha considerado como el más abominable de todos los crímenes: ser un
traidor a la gente que le dio un puesto de gran confianza ...
Ha encendido la chispa que está resultando en un levantamiento moral y terminará solo cuando todo el
lamentable lío de pensadores retorcidos y deformados sea barrido de la escena nacional para que
podamos tener un nuevo nacimiento de honestidad y decencia en el gobierno ".

Obtenido de:
https://es.alphahistory.com/guerra-Fr%C3%ADa/joseph-mccarthy-enemigos-dentro-de-1950/

Paso 02: completa la siguiente matriz de acuerdo a lo solicitado

Criterio Referencia Descripción


s
Origen

Valor Propósito

Contenido

Origen

Limitación Propósito

Contenido

Paso 03: responde la siguiente consigna, utilizando la información de la matriz anterior.


Con referencia a su origen, propósito y contenido, analice el valor y las limitaciones de la Fuente D para
un historiador que estudie el surgimiento del macartismo y sus consecuencias políticas internas y
externas de Estados Unidos.
Rúbrica de Evaluación de Fuentes

Elementos Descripción
Competencia: Construye interpretaciones históricas. Síntesis y evaluación: Evaluar las fuentes como
pruebas históricas, y reconocer su valor y sus limitaciones
Criterio: Interpretación crítica de fuentes diversas
Desempeño: Explica que recurrir a una fuente válida sobre las políticas desarrolladas por los Estados
Unidos durante la Guerra Fría, contribuye a una interpretación confiable de esa fuente.
Evidencia: Ficha de evaluación de fuentes
Indicador de En inicio En proceso Logro esperado Logro destacado Pt
desempeño: (C) (B) (A) (AD)
Se identifica La identificación Se evidencia una Se evidencia una
Subraya los elementos que no de los adecuada excelente
elementos internos se vinculan con la elementos de la identificación de los identificación de los
y externos en la crítica de la crítica interna y elementos de la elementos de la
fuente fuente. externa no es crítica interna y crítica interna y
precisa. externa de la fuente. externa de la fuente.
La La crítica Se evidencia una Se evidencia una
caracterización interna y adecuada crítica excelente crítica
Formula la crítica
de los elementos externa no es interna y externa. interna y externa.
interna y externa de
no se vincula con precisa.
las fuentes.
la crítica interna y
externa.
Las ideas La Se evidencia una Se evidencia una
Contrasta los reconocidas no contrastación adecuada excelente
criterios de origen se vinculan con el del origen, contrastación del contrastación del
propósito y origen, propósito propósito y origen, propósito y origen, propósito y
contenido. y contenido. contenidos no contenido de la contenido de la
es precisa. fuente. fuente.
La respuesta no La respuesta La respuesta La respuesta
Expresa de manera señala el valor y que presenta evidencia un evidencia un
adecuada el valor y limitación de la sobre el valor y adecuado excelente
limitación de la fuente. limitación de la reconocimiento del reconocimiento del
fuente. fuente no es valor y limitación de valor y limitación de
precisa. la fuente. la fuente.

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