Está en la página 1de 3

Tema 1:

Los Regímenes políticos.

1. Consideraciones previas.
Para un sector de la doctrina, los conceptos “sistema político” y “régimen político” son términos
sinónimos, por entender que, con ambas expresiones se hace referencia al conjunto de instituciones
políticas que constituyen el sub-sistema político de un sistema social. Frente a ellos, estarían, sin
embargo, aquellos otros autores que defienden la idea contraria, y, por ende, no consideran que la
noción de “régimen político” sea sinónima a la de “sistema político”, en tanto en cuanto, el término
“sistema político” es más amplio que el de “régimen político.
En este orden de ideas, se puede citar, por ejemplo, a Maurice Duverger, para quién, los conceptos
“régimen político” y “sistema político”, aluden a realidades distintas.
En efecto, Duverger, considera que, con la noción “régimen político”, se hace referencia al conjunto
coordinado de las instituciones políticas dentro de un sistema social, “los regímenes políticos
constituyen conjuntos coherentes y coordinados de instituciones; de ahí el error en que se incurriría
si se tratase de separar sus elementos componentes, ya que existe una estrecha relación entre todas
las instituciones de un mismo régimen, al igual que la hay entre los diversos regímenes políticos y las
instituciones sociales, económicas, etc”.
Las instituciones políticas, según el citado autor, pueden ser analizadas, por tanto, desde una doble
perspectiva: por un lado, como instituciones que forman un subsistema propio, que se denominará
régimen político; y por otro, en su estrecha relación con los demás elementos del sistema social, en
donde dichas instituciones aseguran la coordinación y regulación del conjunto total.
Partiendo de tales planteamientos, parece entonces que, para Duverguer, el régimen político estará
constituido, en consecuencia, por el conjunto de instituciones políticas que funcionan en un Estado
en un momento histórico determinado.
Frente al concepto de “régimen político”, Duverguer, otorga, sin embargo, un sentido más amplio al
término “sistema político”, al que define como “aquél que además de analizar las instituciones
políticas estudia también las relaciones entre ese régimen político y los demás elementos del sistema
social, como los económicos, técnicos, culturales, ideológicos o históricos, entre otros” (ÓSCAR
MATEOS Y DE CABO).
Cuando Duverger se refiere a las “instituciones políticas”, en realidad alude a las instituciones
relativas al poder dentro del Estado; de ahí, que, de acuerdo con el autor citado, se constituyan en
instituciones oficiales la Presidencia de la República, el Primer Ministro, los Ministros, el
Parlamento, la Corte Suprema, y las elecciones.
El concepto de “régimen político” se identifica, por tanto, con el subsistema constituido por el
conjunto de las instituciones políticas oficiales dentro de un sistema social. Junto a las instituciones
políticas oficiales, Duverger, sitúa las “organizaciones” o instituciones políticas no oficiales,
integradas, fundamentalmente, por los partidos políticos y los grupos de presión; organizaciones que,
a pesar de su carácter privado, se presentan como esenciales para el buen funcionamiento del
ordenamiento constitucional por ejercer funciones públicas de relevante importancia, para fijar la
voluntad política de los ciudadanos, y cooperar para el correcto funcionamiento de las instituciones.
De esta forma, como ciertamente señala Oscar Mateos, “Duverger justifica que el estudio del sistema
político debe integrar el análisis jurídico de las instituciones oficiales, pero también en un sentido
más amplio otras realidades presentes, tanto dentro como fuera de esas instituciones oficiales.
El estudio empírico de dichas realidades es abordado normalmente por disciplinas científicas como
la ciencia política, la sociología o la historia, que nos permite una mejor comprensión, en toda su
complejidad y extensión del funcionamiento del poder”.
Por todo lo que antecede, parece, entonces que, ciertamente la Sociología y la Ciencia Política,
utiliza el término “sistema político” para hacer referencia a uno de los subsistemas que conforman un
sistema más amplio, el “sistema social”. Sin embargo, tal y como ha señalado Antonio Torres del
Moral, “como nuestra perspectiva se ciñe a las formas políticas, no vemos la necesidad de estar
haciendo continuas distinciones al respecto.
Basta con adjetivar siempre el sistema como político para eliminar todo posible equívoco al
respecto”; razón ésta, por la cual, “las formas políticas globales a las que llamamos regímenes
pueden igualmente ser denominadas sistemas políticos”.
Llegados a este punto, con los términos “régimen político” o “sistema político”, se incide en cuáles
son los principios que determinan la relación entre los gobernantes y los gobernados, es decir, entre
el individuo y el aparato del Estado.
En este contexto, desde hace más de un siglo, la dicotomía básica que se adopta, a estos efectos, es la
de distinguir, como los dos tipos esenciales de régimen político: la democracia y la autocracia.

2. Tipología de los regímenes políticos.


2.1. Tipología clásica:
A pesar de que este tema no tiene como finalidad abordar las diferentes clasificaciones que, a lo largo
de la historia del pensamiento político, se han llevado a cabo sobre los diferentes regímenes
políticos, parece conveniente hacer referencia, aun cuando sea sucintamente, a algunas de las
clasificaciones clásicas.
Aristóteles (384-322 a.C):
En el pensamiento griego, especial significación cobrará, sin duda, la clasificación que, de los
regímenes políticos, fue elaborada por ARISTÓTELES, en su obra Política, para lo cual, con la
colaboración de su discípulo TEOFRASO llegó a compilar y analizar más de cien de las principales
Constituciones de las diversas poleis de su tiempo, aunque sólo haya llegado hasta nosotros el
fragmento que se refiere a la Constitución de Atenas.
ARISTÓTELES, parte del principio de concebir al individuo desde una doble perspectiva:
- Por un lado, como animal político, en tanto, en cuanto, desde su existencia se configura
como un ser social que se encuentra predeterminado por sus necesidades materiales;
- Por otro, como un ser con razón.
Será precisamente, su doble condición de ser social racional, lo que permitirá al ser humano
“asociarse de una determinada manera dentro de un contexto histórico, según el desarrollo
económico alcanzado” (REFORZA, P). ARISTÓTLES, al igual que hiciera PLATÓN, asume la
aceptación plena del presupuesto sociopolítico griego, esto es, la estrecha vinculación entre el
hombre y la polis, vinculación que, como señala TORRES DEL MORAL, llegó hasta el punto de
significar que “el arte era un arte cívico; los espectáculos, las celebraciones cívicas; la religión, la
religión de la ciudad (o familiar)”, en definitiva, “la polis es una vida en común, una comunidad total
de vida, una autárquica y sagrada. Como dice Zubiri, la existencia de la polis es para un griego, un
<>. La polis existe, como existen las piedras y los astros En este contexto, hombre es igual a
ciudadano, pues, sólo se es plenamente hombre “cuando y porque es ciudadano, polités de una
polis”. La polis griega se configura, por tanto, en una forma de organización política que alberga una
comunidad de hombres libres.

También podría gustarte