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EL PEQUEÑO CONDUCTISTA CAPITALISTA (REFORZAMIENTO INTERMITENTE)

Juan se acerca a un expendedor de gaseosas, mete su moneda y cae una botellita de

plástico conteniendo el refrescante líquido. Pedro va a un casino de esos en que se gasta

miles de soles en sus maquinas tragamonedas, mete el billete y aprieta el botón que da

puntos, esos puntos por lo general y a la larga, suman menos de lo que vale el billete o lo

que Pedro gastara en una noche.

Ahora bien, ¿Qué pasaría si Juan mete una moneda en el expendedor de gaseosa y no cae

ninguna botella de plástico con el refrescante líquido? Tal vez Juan sea terco o tendría

mucha sed que vuelva a meter otra moneda pero aun así, nada de botella, es más probable

que no vuelva a meter ninguna otra moneda y vaya en busca de la tienda más cercana para

aliviar su sed. ¿Pero qué ocurre con Pedro y su conducta de meter un billete a la maquina

tragamonedas una y otra vez, aunque la ganancia sea menos de lo que mete en sus

maquinas? Ahí es donde aparece el pequeño conductista capitalista. Si señores las

maquinas tragamonedas están programadas para dar puntos de vez en cuando y así

mantener la conducta de meter billetes y apretar el botoncito muchas veces. En otras

palabras las maquinas tragamonedas están programadas con lo que en psicología de la

conducta se llama reforzamiento intermitente. ¿Qué es el reforzamiento intermitente?

Es una forma de otorgar un estimulo que refuerza algunas de las apariciones de la

conducta. Para que exista el reforzamiento intermitente debe de haber existido primero

un reforzamiento continuo, es decir, debe de haber primero existido un reforzamiento

siempre que aparezca la conducta. Pero no es que las maquinas tragamonedas siempre

haga que ganemos (el propietario del casino quebraria) lo que ocurre es que ya llegamos

con un historial o repertorio conductual de ganancia (ya sea familiar, social o filial) que

nos predispone ya y de por si al reforzamiento intermitente.


Ahora bien y a ver si me siguen con la explicación. Después de un tiempo que se refuerza

siempre la conducta, es decir, que haya reforzamiento continuo, lo natural es que exista

una saciedad por parte de la persona a quien se le refuerza. Por ejemplo, si Miguel

siempre encesta la bola en el baloncesto, es más probable que se canse y se aburra de

meter todas las pelotas siempre. Podemos decir entonces que se ha saciado del

entusiasmo primero que le dio el meter las pelotas en la cesta. Si María siempre es

halagada por peinarse bien, se saciara de ese halago y tal vez aparezca despeinada en

alguna parte para llamar la atención. Pues bien, eso es generalmente lo que ocurre cuando

se refuerza siempre, es natural y consecuente.

Para efectos de mantener la conducta de peinarse de María y de encestar la pelota de

Miguel, es preciso que evitemos la saciedad. Y eso se hace con el reforzamiento

intermitente. Es decir reforzando de vez en cuando la conducta de peinarse de María, y

la conducta de Miguel de encestar la pelota. Pero tampoco queremos que la conducta de

María y de Miguel desaparezca, por eso no dejamos de halagarlos, lo hacemos de vez en

cuando, si lo dejamos de hacer, la conducta de María de peinarse siempre desaparecería

y diríamos entonces que no está motivada.

Si quisiéramos eliminar la conducta del jugador habitual de los casinos, bastaría con

programar las maquinas para que retenga los puntos con que premian, pero para el

capitalista esto sería una locura, por eso el pequeño conductista capitalista (la maquina)

no está programada para quedarse siempre con el dinero del jugador, a veces le da

puntos que puede canjear y mantener la conducta de “intentarlo” de nuevo.


EL PSICONALISIS

El psicoanalista Raúl Peña Cabrera en su libro “Psicoanálisis de la Corrupción” dice: “La

investigación científica ha infringido tres grandes heridas narcisista a la humanidad, la

primera cuando Copérnico descubre que nuestro planeta no era el centro del universo. La

segunda cuando el hombre se consideraba soberano de la tierra y se atribuía un alma

inmortal, un origen divino y utilizaba el nombre de animal como insulto hacia otro ser

humano, es emparentado por Darwin con los animales; pero la ofensa mayor, la tercera

fue impuesta por Freud al descubrir el inconsciente y plantear que el hombre tampoco es

soberano de su alma, ni de su conciencia”.

Freud y su teoría al “descubrir” el inconsciente dio un giro sobre la creencia universal en

ese tiempo de que los trastornos de conducta y las manifestaciones de problemas

psicológicos, se debían a fenómenos demoniacos e intervenciones divinas, posesiones de

almas desgraciadas que eran internadas en manicomios y desconocidas en su origen. “La

neurosis de conversión” la somatizaciòn de lo psicológico no era más posesiones

diabólicas o pactos mefistofélicos. Después de los estudios de Freud se llego a

comprender y aceptar - con cierta reticencia es verdad - que los problemas de ansiedad,

mutismo selectivo, miedos extremos, fobias, problemas sexuales, irritabilidad,

inestabilidad emocional y otras manifestaciones de trastornos mentales o de

personalidad se debían a la represión y dinámicas inconscientes.

El psicoanálisis apareció en la arena intelectual y científica a inicios del siglo XX, no

apareció todo completo, se hizo poco a poco, conforme Freud trataba a sus pacientes,

escribía sus casos, sus opiniones, tratamientos y avances. Su gran carga sexualista no

cayo del todo bien en la sociedad conservadora de la época, el sexo aun era tabú y

tomarlo como causa de diversos trastornos psicológicos, provoco rechazo en la


intelectualidad de la época. A decir verdad Freud cuando habla de sexualidad lo hace en

su más amplio concepto, no al órgano sexual sino a la carga orgánica orientada a todo lo

causa placer. A toda manifestación consciente e inconsciente que buscaba placer le dio

el nombre de libido. Su “Tres Ensayos para una Teoría Sexualidad” que describía el

inicio de la sexualidad en el niño, abrió el camino para una mejor comprensión del

desarrollo sexual y su manifestación desde la primera infancia, en esos años no se

conocia noción alguna de que el niño tenga expresión sexual en su vida cotidiana, los niños

estaban considerados como personas sin ninguna manifestación sexual hasta la llegada de

la pubertad.

El psicoanálisis tiene en su contenido toda una literatura psicológica completa y

dogmatica, que ha hecho de ella una doctrina que en sus inicios llego a calar hondo en los

intelectuales de la época. Sus explicaciones sobre el origen de los trastornos

psicológicos guardan consistencia interna que pueden explicar, describir y tratar casi

cualquier conducta normal y patológica.

¿Pero cuál es el contenido de la teoría psicoanalista que la hace interesante, y objeto de

culto para muchos estudioso de la psique humana? ¿Sera su vasto contenido de términos,

jerga y descripciones que la hacen proclive para el debate? Al contrario de la parsimonia

conductual, el psicoanálisis presenta una vasta terminología con significado teleológico,

esta relación de espacio - tiempo entre la aparición del trauma y la manifestación del

problema, la hace una teoría con característica determinista, en donde la acción

traumática determina la acción posterior, no necesita de refuerzo para su aparición,

bajo la óptica psicoanalista el trauma aparecerá en circunstancia que lo permita la

liberación de la represión inconsciente.

El psicoanálisis ha tenido detractores y defensores a lo largo del tiempo, uno de los

defensores fue el neurólogo ruso Alexander Luria quien perteneciente a una sociedad

marxista y por ende materialista, no tardo en relacionar epistemológicamente


psicoanálisis y marxismo, pretendió así, darle una base científica basada en el

materialismo dialectico.

Para Luria el psicoanálisis y el marxismo comparten el mismo origen opuesto al

empirismo y racionalismo que estudiaban los procesos cognitivos de forma aislada y no

como un sistema, el empirismo y el racionalismo trataban las funciones superiores tales

como percepción, atención, memoria no como un sistema, sino como ente separados,

describiendo sus funciones, características y manifestaciones sin tomar en cuenta la

interdependencia entre ellos, así vista la cosa no se avanzaba mucho en el estudio

introspectivo.

Luria creía que el psicoanálisis era un intento por sistematizar los procesos cognitivos

antes mencionados, en una organización metodológicamente ordenada y regida

dialécticamente como el marxismo.

La relación entre marxismo y psicoanálisis no es gratuita, Luria no tenía otra opción que

darle el rango científico al psicoanálisis relacionándola con esa otra doctrina filosófica

muy en boga en esos tiempos, el marxismo. Por otra parte, el marxismo nunca se intereso

por cuestiones psicológicas, su tema principal fue y lo sigue siendo, la transformación

económica de la sociedad, el derrumbamiento de la clase burguesa y la lucha de clases, es

más, el socialista francés Lucien Sevè hace esta intrépida aclaración “El marxismo

es suficiente para explicar la personalidad y el comportamiento del hombre, no necesita

de la psicología”. Hay que aclarar que para los marxista el comportamiento de los

hombres esta en perfecta sujeción con los cambios sociales, en la medida de que estos

se transformen, la conducta del hombre cambiara. El hombre marxista es visto como

dependiente de los cambios sociales. El marxismo se interesas en la psicología, solo en la

medida que los cambios sociales influyen en el hombre. Pero bueno sigamos con lo

nuestro. Para Luria el psicoanálisis postula un monismo fundamental basado en la

conversión de la energía mental a lo somático, de esta forma se opone a la dualidad


mente - cuerpo que se encuentra en la vieja psicología. Deducimos que Luria dio su apoyo

al psicoanálisis por este principio epistemológico, ya sea por su formación científica y su

ideología marxista, el neurólogo vio en el psicoanálisis una novedad a ser estudiada para

acabar con el dualismo cartesiano y coincidir de esta manera con el monismo postulado

también por el materialismo dialectico.

Para Luria el psicoanálisis es una disciplina trata de integrar la mente a todo un sistema

orgánico, cuyas partes interactúan dándole un fundamento biológico. La mente deja de

tener una carga metafísica y se vuelve orgánico, componente de un sistema biológico.


INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN EL AULA

La intervención psicológica en el aula consista es la aplicación de diferentes técnicas que

implementa el psicólogo educativo y que ayudaran al profesor a revertir problemas de

conducta que presente los alumnos en el transcurso de la clase. La intervención se aplica

después de llegar a un diagnostico basado en información recopilada por el especialista

que ayudara a realizar una evaluación previa, la información llega de diferentes fuentes,

a saber: Los padres del alumno, los profesores y auxiliares y de la propia evaluación,

también puede implementarse después que el alumno sea derivado a tratamiento

especializado fuera de la escuela y basado en un informe psicológico.

Vamos a tratar tres problemas de conducta, que son las más frecuentes que se observan

en la escuela, primero el déficit de atención e hiperactividad en sus tres variantes, el de

déficit de atención, el de hiperactividad y el mixto que tiene de ambos, segundo el

llamado trastorno negativista desafiante y por último el llamado trastorno disocial.

Vamos a tratar propuesta por propuesta, basado en el orden de los problemas de

conducta que se ha nombrado, las propuestas pueden ocupar todo un articulo por lo que,

los que siguen este modesto block deben seguir los sucesivos artículos que se escribirán,

para que sigan el “hilo” de las propuestas. Las propuestas son muy variadas y pertenecen

ya al ámbito general del conocimiento y ampliación psicológica.

TDAH Trastorno por déficit de atención e hiperactividad.


1.- -Ya que el déficit de atención y la hiperactividad puede darse por separado o juntos

la intervención del profesor debe centrarse en orden de prioridad dependiendo cual de

los dos es el que está impidiendo al alumno su aprendizaje.

Efectivamente, el alumno puede presentar déficit de atención sin hiperactividad o

hiperactividad sin déficit de atención, una vez que se ha dado prioridad para la

intervención, la estrategia debe centrarse en el estilo de aprendizaje del alumno, es

decir, cual es la forma más efectiva que encaje mas en él, si es más reflexivo que

práctico, si es mas visual que auditivo, si es mas memorista que verbal. Esto conlleva a

que el profesor también pueda cambiar en parte su estilo de enseñanza, siendo más

agradable, menos severo y mas permisible con el tiempo o cantidad de tarea que se le

deja al alumno. Por ejemplo si el alumno presenta déficit de atención, y su estilo de

aprendizaje es más práctico, el estilo de enseñanza deberá ser más dinámico que teórico,

con ejercicios que incluya levantarse- a la pizarra por ejemplo – de esta manera se

llamara mejor su atención. Si el alumno presenta hiperactividad y su estilo de

aprendizaje es más kinestesico y verbal, el estilo de enseñanza incluirá reforzamientos

en tiempo que permitirá que el alumno camine por el aula o tenga más tiempo en el recreo

o en alguna actividad reforzante, estableciendo límites claros en el tiempo de aplicación

de este premio.

2..- Siguiendo con la segunda propuesta de intervención en el aula debemos decir lo que

se toma como un lugar común, los docentes deben prepararse, pero no deben de tomarlo

así, es muy importante que el docente se actualice cuando tienen estos niños en su clase,

la actualización no solo deben ser académica, sino emocional, quiero decir que debe en lo

posible cambiar el humor y la forma de presentar su clase, hacerla más dinámica,

entretenida y menos formal, claro sin sobrepasar los límites de las reglas de convivencia,
ya que los niños hiperactivos tienden a descontrolarse cuando no hay límite, pero si estas

existen tienden a seguirlas cuando las formas de aplicarlas son reforzantes.

Los niños TDAH tienden a perderse cuando se les toma lecciones largas y asuntos

generales. Es mejor la enseñanza por objetivos, es decir ir poco a poco, lección por

lección, separando los temas por niveles de dificultad de menor a mayor, sobresaliendo la

información principal escribirlo en la pizarra y hacérselo escribir a él ya sea en un lugar

en donde le sirva de recordatorio y pueda verlo todos los días hasta el tiempo que tiene

que dar la lección. No le deje mucha tarea, las tareas tanto en la clase como para la casa

deben ser cortas y especificas para poder lograr que el estimulo (tarea) pueda retener

su atención en el corto tiempo, mas adelante con la práctica se puede ir aumentando las

tareas y por ende el tiempo de su atención, debe ser reforzado constantemente, al

menos en el tiempo que inicia los ejercicios para después, intercalar en el tiempo este

reforzamiento, haciéndole saber que tiene límites para terminar el trabajo, juntando si

es posible, y es lo recomendable, la tangibilidad de algún reforzador, con reforzadores

mas sociales como felicitaciones, caricias, sonrisas o palabras de aliento para que

termine la tarea., ya que estos últimos reforzadores son más probable que sean lo que el

niño reciba en el futuro.

3.- Lo que no se conoce no se entiende, y lo que no se entiende no es motivante

(reforzante), uno de los pilares en que se basa la hermosa profesión de la docencia es la

que el alumno llegue entender lo que se le enseña. Eso es trabajo del docente usando las

técnicas que ellos conocen para verificar si el alumno ha llegado a comprender, y una de

ellas es que el alumno repita y explique lo aprendido, usando sus propias palabras,

explicando relaciones entre frases o temas enseñados, interpretando de acuerdo a su

nivel de edad, y llevando esa interpretación a su realidad, a las vivencias de la vida diaria,

cuando sale con sus padres, cuando juega etc. Comprender también es saber que quiere
decir el autor de un texto con lo que ha escrito y desde ahí llevarlo hacia otras

situaciones, su situaciones, la del niño. La aplicación de lo que se aprende a la vivencia

practica desarrolla el pensamiento abstracto en los niños, de acuerdo a su nivel de

desarrollo cognitivo, se puede aplicar y decirles “a ver cómo puedes usar lo que dice esta

fabula en otras situaciones de tu vida, por ejemplo en la casa cuando estas con mamá”

este uso de lo que dice la fabula en otras situaciones permite al alumno manejar,

transformar y discriminar esa información, realizar acciones nuevas parecidas o

distintas con alguna relación con la original, y los niños hiperactivos no son la excepción,

de una forma lúdica y estratégica-como por ejemplo herramientas de recordatorios del

tema- se puede hacer que los niños hiperactivas presten atención a lo que el docente

enseña, y lo que es mejor comprobar que están aprendiendo, no se olvide reforzar, y no

olvide menos aun, que lo que enseña y la forma de enseñarlo debe completar ese

reforzamiento, lo que después se convertirá –el tema y el aprendizaje, reforzante por sí

solo, o como dicen por ahí……..niños motivados para aprender.

El autoconocimiento o reconocimiento de sus emociones también es fundamental en

estos niños. Las variadas emociones que conforman la llamada esfera afectiva de las

personas no aparecen por si solas, son consecuencias, siguen a, aparecen después de, y

solo son sentidas, también, en ocasiones interpretadas, por lo general de manera

errónea, que traerán otras consecuencias de las que a menudo se pierde el control. Si las

emociones son sentidas y manifestadas por indicadores fisiológicos, de las que a menudo

los niños no saben interpretar y controlar, ese control e interpretación deben dárseles

desde fuera de ellos. El aprendizaje de las emociones de los niños hiperactivos muy

propensos a actuar emocionalmente –en casi todos los niños en realidad – parte de un

autoconocimiento de lo que sienten, pero ese autoconocimiento no debe ser dejado al

desarrollo “natural de la conciencia” sino que debe recibir ayuda del exterior,
enseñándoles a saber si están enojados, alegres o tristes, hacerles saber los indicadores

fisiológicos de lo que sienten y que ocurrió antes de ese sentimiento –al antes me refiero

a la situación y todos los involucrados, incluso sus pensamientos -para que reconozcan las

situaciones que lo provocaron (antecedente) que es lo que siente (conducta) aprendiendo

a discriminar y controlar situaciones que lo llevaran a sentirse alegre, triste o molesto

(consecuencia), el maestro debe dar más atención a las consecuencias, pues estas

mantendrán la conducta adecuada o inadecuada.


SÍNDROMES DE LA INFANCIA

Los síndromes de la infancia están referidos al conjunto de signos y síntomas que

presentan los niños en su comportamiento y emociones, y que pueden llevarlos a

desarrollar un trastorno de personalidad en la vida adulta. Ya dijimos en un artículo

anterior que el concepto de trastorno ha variado en el tiempo, en la actualidad este

término no tiene el componente mórbido de antaño.

Un trastorno en la actualidad se entiende como un patrón de comportamiento estable y

conflictivo que se origina en las experiencias tempranas, con componentes cognitivos,

emocionales y conductuales que hacen sufrir a la persona principalmente por que el

conflicto se da en sus relaciones sociales, laborales y familiares. No es una enfermedad,

sino un modelo de comportamiento que ha sido reforzado, lo que lleva a que siempre

vuelta a repetirse.

Existen diferentes trastornos de personalidad y cada una de ellas tiene su síndrome de

la infancia. Niños que mediante su comportamiento dejan ver la posibilidad de desarrollo

posterior de un trastorno de personalidad en su vida adulta.

El reforzamiento tan importante en las experiencias tempranas de la infancia, marcan

definitivamente un modelo de relación de acuerdo al reforzamiento que se haya dado.


El clínico puede detectar los trastornos de comportamiento y de las emociones en la

infancia, estas dificultades que tiene el niño en sus relaciones deben ser evaluadas y

tratadas antes de que se condicionen a presentarse invariablemente en la vida adulta.

Algunas consideraciones que se pueden observar en los síndromes de la infancia que

pueden desarrollar en un trastorno en la vida adulta, son la frecuencia y la intensidad de

la conducta y de la emoción, así como también el contenido del pensamiento en base a

creencias y estilos de crianza.

Como escribimos antes, los reforzamientos, los castigos, premios y demás relaciones que

los niños tienen en el desarrollo y habitualidad dentro de la familia, los van a disponer a

ciertos comportamientos habituales, que para los padres pueden pasar desapercibidos,

sin embargo, lo que dentro de la familia puede tomarse como alguna rabieta o reacciones

emocionales normales, en la escuela es donde se detectan en mayor números estos

síndromes de la infancia, debido a que el niño, en su interacción social con adultos y otros

niños, demuestran conductas y expresiones emocionales que le dificultan una agradable

relación interpersonal, además de aprovechamiento en su aprendizaje.

Pongamos un ejemplo para que entendamos de que se trata, muchos adultos muestran su

desagrado cuando ven niños llamados malcriados, expresivos e informales, pero si nos

vamos al otro extremo, es decir, cuando vemos a niños “formalitos” serios y

dependientes de las normas y obedientes por que “así debe ser” puede que estén

formándose con una personalidad compulsiva, el síndrome de la infancia del adulto

compulsivo puede observarse en niños que muestran ansiedad no focalizada a algún

objeto especifico, preocupación excesiva, hipermaduros, búsqueda de aprobación y

pegados excesivamente a las normas y quejas somáticas. Estos síntomas y signos son

producidos por padres exigentes, ya sean por coacción o persuasión da lo mismo, que

refuerzan la estricta socialización y educación de sus hijos. Al final una vez acabada la
exigencia paterna cuando son adultos, estos niños guían su comportamiento de acuerdo a

las reglas aprendidas. Muchos oficios son ejercidos por estos adultos impulsivos y

obsesivos, por ejemplo gerentes tiranos con sus empleados, jefes militares y policías,

padres dictadores y abusivos, muy estrictos y en general cualquier oficio que requiera

mucha disciplina y el ejercicio del poder serán bien vistos y ejercidos por estas

personas.

A pesar de que los adultos ven con buenos ojos a estos niños muy disciplinados, el

resultado no es muy halagador para ellos cuando son adultos.

TRASTORNO PERSONALIDAD COMPULSIVA Y SÍNDROME DE LA INFANCIA

En esta segunda entrega trataremos del llamado trastorno de personalidad compulsiva.

Como ya dije en artículos anteriores, los trastornos de personalidad no son

enfermedades ni mentales ni físicas. Esto es importante para darle la exacta dimensión

al comportamiento de cada uno de ellos. Son comportamientos que están relacionados con

la noción de realidad, no escapan de ella, por lo tanto son responsables de sus actos,

aunque estos tengan como objetivos la ritualidad, el alejamiento o evitación de la

ansiedad que es lo que le pasa a la personalidad compulsiva. Hay que aclarar que en este

pequeño universo de trastornos de personalidad, varios signos y síntomas se confunden

en muchos de ellos, varios trastornos comparten el mismo signo o síntoma. En otras

palabras en psicología clínica no existe el síntoma patognomónico, es decir, no existe un

síntoma específicamente y exclusivamente de un trastorno y que no se vea en otro. Como

ya dije, varios se confunden, haciendo más trabajoso llegar al diagnostico, al que siempre

se llega mediante el análisis del diagnostico diferencial, historia clínica y observación.

Pues bien, la personalidad adulta compulsiva presenta excesivas conductas catalogadas

de rectas o moralistas, deben cumplir las normas aunque estas sean insignificantes en su

importancia. Pueden llegar a ser jefes verdaderamente tiranos con su personal, son
respetuosos, disciplinados, son solemnes incluso en situaciones donde la informalidad sea

un requisito. Siguen las normas de manera rígida, sin contemplaciones ni dejar pasar

nada, normalmente, las personas comunes y corrientes no son muy pegadas a seguir las

normas, puede decirse que a menudo las mayoría de las personas cumplen las normas

según la situación donde estén y sin que nadie salga perjudicado, cumplen sí, pero sin la

contemplación tirana del compulsivo, por ejemplo un jefe compulsivo puede negarle el

permiso a un empleado que nunca ha pedido permiso, aun cuando esté enfermo y si lo

hace, le pedirá hasta el último, algún documento que pruebe su enfermedad.

El compulsivo quiere llegar a la perfección, cognitivamente son muy “cerrados” puede

mostrarse sujeto a normas y disciplina, no dejan lugar a la creatividad y son muy pegados

a la letra, cuando la situación en donde se mueven, dejan la cotidianidad se muestran

ansiosos y preocupados. Hacen juicios muy críticos de las personas y situaciones, incluso

de las normas, las que cumplen sin decir nada y con dureza. Pocas veces perdonan y

olvidan,

Puede ser muy buenos organizadores por su tendencia al orden y a no dejar pasar nada.

Pueden ser vistos como muy buenos jefes a nivel administrativo, pero en las

interrelaciones personales con sus subordinados, son vistos como abusivos y muy “duros”.

Su emoción es muy rígida, pocas veces se le puede ver relajado, prefieren la seguridad

de lo cotidiano, de lo siempre a la inseguridad de lo imprevisto ante lo cual, les cuesta

mucho organizarse de nuevo.

Hay que tener en cuenta que este comportamiento les lleva a tener mucha dificultad con

las demás personas que no son como él, a quienes puede mirar como indisciplinados y

hasta inmorales.

Por supuesto, como en todas las otras personalidades con problemas, hay variantes, pero

en este espacio no veremos estos, ya que no es el objetivo, si lo es en cambio, el de

describir su sintomatología, y así será con el resto de personalidades que tratare.


Síndrome de la infancia

El control parental excesivo puede hacer que el niño presente algunos síntomas como la

ansiedad generalizada, preocupación por buscar la aprobación social a su buen

comportamiento, son niños rígidos y que muestran una maduración precoz para su edad,

son niños que buscan no equivocarse, lo que se puede ver en su poca capacidad de

frustración. Quieren complacer a la exigencia de los padres, además manifiestan quejas

físicas producto de la tensiona que están expuestos.

Los padres son muy exigentes, lo que pueden provocar que el niño sea poco espontaneo,

de este modo los niños son vistos como muy educados y pegados a cumplir la norma,

critican a los demás niños por incompetentes y malcriados.

Los niños que pueden llegar a desarrollar personalidades compulsivas, muestran ansiedad

por no cumplir las normas de los padres y las normas sociales, no son recompensado ni

reforzado positivamente por ser creativos ni espontáneos como los demás niños, al

contrario son castigados y criticados por serlo. Son niños muy rígidos y tienen cuidado

con su conducta por miedo a la crítica y al juicio social y parental, se verán en problemas

cuando las reglas paternas ya no surjan efecto y entonces, desarrollaran ellos mismos

patrones de comportamiento que lo mostraran ahora sí, con conductas obsesivas de

orden y cumplimiento de las normas que serán recompensadas con reforzamiento positivo

socialmente, estableciéndose reglas generales de comportamiento tanto en el ámbito

social laboral y familiar.

En las historias clínicas de estos adultos compulsivos se muestra padres y madres

rígidos e híper controladores que lo castigan selectivamente según la contingencias, no

son padres abusivos ni maltratadores, esos originan niños sádicos; estos padres si bien

son castigadores cuando no cumplen las normas, refuerzan en cambio solo las conductas

que si la cumplen.
Finalmente los niños pueden desarrollar un exceso de conductas ritualistas y cotidianas,

como lavarse las manos varias veces al día, bañarse dos o tres veces el mismo día, volver

a casa para confirmar si han hecho las cosas que le pidieron - las tareas por ejemplo - y

si no pueden volver necesitan que sus padres lo calmen asegurándoles que lo han hecho.

TRASTORNO DE PERSONALIDAD NEGATIVISTA U OPOSICIONISTA Y

SÍNDROME DE LA INFANCIA

Siguiendo con la serie de artículos que publicaré por este medio, nos toca tratar el

trastorno de personalidad negativista o pasivo agresivo como también se le llama.

En la Clasificación Internacional de Enfermedades ( CIE 10 ) está considerado como

otros trastornos de personalidad. Hay que aclarar que las personas que tienen algún

trastorno de personalidad no van por ahí mostrando todas sus cualidades a quien sea y a

cualquier hora que sea. Se pueden comportar de manera normal la mayor parte del

tiempo, se pueden adaptar, sin embargo cuando las circunstancias los acorralan salen sus

signos más característicos que nos sirven a los clínicos para diferenciarlos de otros

trastornos.

omo su nombre lo dice, se muestran negativista con cara al futuro, son conflictivos y

oposicionistas, pueden alargar la realización de una petición solo porque si, para ver la

reacción del otro, no son cooperativos, ponen trabas a las situaciones. Cuando las cosas

van mal, usan esos momentos para justificar su pésima visión del mundo. Cuando las cosas

le van bien no son capaces de experimentar placer, por lo tanto, se vuelven a quejar.

Nada está bien para ellos, son criticones del prójimo, ni perdonan, ni olvidan una ofensa

hasta el punto de ser resentidos.


Sin embargo las circunstancias provocativas deben llegar a su pico más alto para que

lleguen a la agresividad, aunque pueden mostrarla con su actitud pasiva, por que se

mueven ambivalentemente entre la agresión y la pasividad, dan la impresión de estar

siempre tensionados, y dispuesto a la acción agresiva sin llegar a hacerlo, y prefieren

oponerse tardando en hacer lo que se les pide, se rebelan pasivamente a las figuras de

autoridad, su dependencia a alguna figura es notoria pero a la vez dudan en comportarse

de tal manera que pueden mostrarse también independientes, con las personas que se

relaciona habitualmente muestran una afirmación y una crítica, la ayudan y la obstruyen,

coopera pero se tarda, lo hace cuando él lo quiera, no cuando se lo piden hacerlo.

Cognitivamente tienen pensamientos de desanimo y frustrantes con cara al futuro, no

creen que las cosas les pueda ir bien, critican a los otros a quienes si les va bien, son

incrédulos y desconfiados. Emocionalmente se muestran irritables, cambiantes, tiene

poca tolerancia a la frustración pudiendo romper en violencia si asi necesitan hacerlo,

tienen poco control de sus reacciones imprevistas, aquellos quienes los acompañan,

siempre están “en vilo” esperando alguna reacción imprevista de ellos.

Esto como es obvio notar, les lleva a los pasivos agresivos a una relación conflictiva en el

ámbito laboral, familiar y social. Nadie quiere trabajar con ellos, formar equipos con

ellos es insufrible. La persona que se relaciona sentimentalmente con ellos está

condenada al sufrimiento.

Síndrome de la infancia.

Normalmente las personas sabemos que puede ocurrir cuando alguno de nosotros comete

una u otra conducta, si la conducta es socialmente acepada las consecuencias puede ser

positivas, caso contrario sabemos que ante una conducta socialmente negativa o

perjudicial las consecuencias serán negativas para nosotros, es decir, estamos

condicionados a una historia de aprendizaje de emociones y consecuencias que se


derivaran de nuestro comportamiento. Los pasivos agresivos o negativista no tienen esta

historia de aprendizaje. Por el contrario las consecuencias que han derivado de sus

acciones han sido ambivalentes. En la infancia, han sido niños criados por padres que le

han dado una doble comunicación, un padre rudo y una madre permisiva, o viceversa, las

consecuencias más allá de las reprimendas y caricias, acusaciones y consentimiento, el

ambiente en que se han criado no les ha dado una dirección a que atenerse, no le han

enseñado a esperar afecto o alejamiento, le han enseñado a esperar afecto y alejamiento

al mismo tiempo, han recibido critica y caricias, confianza y duda, y así aprenden a

responder a los estímulos posteriores, con esa ambivalencia afectiva que han reforzado

su conducta. Las consecuencias serán percibidas como ambiguas, ya de adulto no sabrá si

acceder u oponerse, porque estas dos formas de actuar tienen la misma consecuencia

ambivalente.

Los niños pueden mostrarse opositores, ser percibidos como malcriados, respondones,

con baja tolerancia a la frustración y poco control de impulsos, discuten las órdenes, no

respetan a la figura adulta, siguen normas después de que le han criticado y demorado

en cumplirla, aunque no llegan a perjudicar otros como si puede hacerlo una personalidad

psicopática.

Los niños con este síndrome se pueden mostrar muy dependiente de sus padres aunque

más que amor, lo que ven en ellos es una evitación a sus temores que pueden ser fóbicos a

la oscuridad o estar solo. Sin embargo, esa dependencia no impide rebelarse a ellos

dando motivo de queja. En la escuela son conflictivos, pelean mucho, se oponen a la

profesora al grado de agredirla, y les cuesta cumplir las normas de convivencia que

logran alcanzar después de alborotar al salón.


PERSONALIDAD Y SINDROME DE LA INFANCIA- LA PERSONALIDAD SADICA

El sádico ha aprendido a ganar créditos con ese comportamiento, aparte de su nivel

biológico que posee un carácter fuerte y explosivo, sus diferentes experiencias le han

enseñado que a si se consigue las cosa. Y que otra forma de comportamiento sería inútil.

Sus conductas físicas y verbales son abusivas con el más débil, el sufrimiento de la

víctima no para su accionar, más bien exacerba sus ánimos. Responde de manera agresiva

a la provocación ante la cual cae con facilidad. Intimida, coacciona y humilla a sus

víctimas hasta tener el poder sobre la conducta de la otra persona, ante la cual una vez

conseguida empeorara en su accionar contra la víctima. Se ríe de la desgracia ajena, su

capacidad para enganchar con las emociones de otras personas, están en déficit. En

cambio tiene un exceso de conducta liberadora, si Ud. cree tenerlo cerca, huya de él, tal

vez no parara hasta verlo sangrar.

Puede camuflarse bajo una personalidad psicopática, ante lo cual el clínico debe dar su

diagnostico diferencial, contrariamente a su conducta disruptiva que puede hacerle

parecer valiente y rudo, es muy sensible ante las críticas, ante la cual puede

responder con conducta agresiva.


Síndrome de la infancia

Algunos padres se quejan de que sus niños son agresivos y tienen un “carácter fuerte”

son oposicionistas ante las normas y reaccionan mal ante los limites sociales y normas de

convivencia, son abusivos con compañeros, hermanos más pequeños y hacen sufrir a los

animales que tiene como mascotas. Si su conducta perjudica a los demás, no sienten

culpa, pueden culpar a los demás por los problemas que ocasiona, no responden bien a los

castigos y parece que al contrario, ese castigo le refuerza la conducta problema. Se

burlan de sus compañeros y de cualquier persona que está en problemas, son

descontrolados y pueden presentar hiperactividad, a veces se disculpan por los

problemas que causan pero después vuelven a cometerlo mientras más pronto aparezca el

problema y dependiendo el tipo de ambiente en que se críen, y el apoyo social con que

cuenten, su pronóstico es reservado, las edades que fluctúan para este problema de

conducta son de 6 a 12 años, se presenta más en niños que niñas.

Los modelos parentales, el ambiente social, la escuela, y los compañeros le darán las

pautas para que se salgan con la suya, aprenderá que resolver problemas por ese medio

es más fácil y es temido en la escuela, los demás niños se alejaran y le temerán, sentirá

satisfacción por eso, presentando un déficit de conductas adaptativas y escaso goce en

reforzamiento a conductas pro positivas. Los abusos de los padres maltratadores que le

han dado mensajes de que así se puede imponer y hacer de las suyas genera un

aprendizaje agresivo y de superioridad que conforme pase el tiempo más difícil serán los

intentos para desarrollar conductas contrarias a las conductas problema.

El tratamiento debe incluir terapia conductual predominando los reforzamientos a

conductas incompatibles con la conducta agresiva, es decir reforzando las conductas de

juego cooperativo, reuniones de grupos escolares y un cambio en el estilo parental de

crianza, la extinción de los reforzadores a su conducta verbal de recriminación, así como


la interrupción del refuerzo a su conducta violenta – que el niño debe saber que es

inaceptable - debe ir acompañado de la enseñanza a nuevas formas de relacionarse.

Tomar siempre en cuenta que si bien las condiciones genéticas lo disponen a captar

ciertos estímulos preferentemente de otros, o que tenga un fuerte “carácter” la

conducta agresiva no se hereda, se aprende.

PERSONALIDADES MASOQUISTAS Y SINDROME DE LA INFANCIA-LOS QUE

SUFREN

¿Se ha topado Ud, amable lector con personas que constantemente se quejan que todo

les va mal, que tienen mala suerte para el amor, que nunca tienen a quien amar y que les

amen? ¿Conoce Ud. a personas que sus experiencias y conductas son consideradas casi

autodestructoras, evitan las experiencias agradables y son capaces de desvivirse por los

demas, demostrando con ello que los demas abusan de él, y que parecen que gozan con las

experiencias desagradables? Pues bien, se ha encontrado usted con una personalidad

masoquista. Estas personas muestran siempre que estan sufriendo, repiten una y otra

vez la misma conducta que los lleva a sufrir, repiten por ejemplo, experiencias amorosas

en donde ella aparece que es la victima de maltrato, se buscan parejas que la tratan de lo

peor o sacan provecho de ellas y las trata servilmente, tanto económica como

afectivamente. Cuando tienen la oportunidad de relacionarse sentimentalmente con

personas que la tratan bien y les da su lugar, simplemente rompen con ellas y vuelve a

buscar a alguien quien las haga sufrir. Siempre estan dispuestos a entregarse por los

demas y a sufrir por ellos. Su comportamiento repetitivo y su escasa capacidad de

aprender de la experiencia, le parece extraña y a veces irritable a muchas personas con

las que se relaciona.


Los masoquistas mediante su sacrificio, esperan que las personas le tengan lastima y

sientan algo de culpa para que pueda quererla, es decir el masoquista aprende a sentirse

querido si es humillado y reconocido por ello. Ha sido reforzado continuamente que si no

abusan de ella, no podra despertar el amor o el interés de otras personas.

No se sienten capaz de organizar, planificar y cumplir grandes objetivos en su vida,

pueden ser considerados supe sencillos, y con una indefensión aprendida que las hace ver

pequeñas ante las circunstancias de la vida, no se defienden si son maltratadas y cuando

se enojan hacen reproches dirigido a demostrar lastima por ella.

Estas personas son simpáticas para quienes las dirigen y las quieren usar para algún fin,

sin embargo son insufribles para aquellas personas que tienen que escuchar sus quejas

de mala suerte y de que su vida es un sufrimiento, por que se observa que no hacen nada

por cambiar y ser feliz. Se niegan la felicidad diciendo que no tienen derecho a ello, ha

aprendido que ser feliz no lleva a sentirse bien, y que sufrir le abre las puertas a ser

reconocidos.

Síndrome de la infancia.

Los niños que se muestran excesivamente tristes y con baja autoestima pueden indicar

algún parecido con estas personalidades, los que siempre se queja de que les va mal, que

no son capaces de cumplir objetivos o rendir un examen, estos niños observan y sienten

que ganan la atención de sus padres y profesores haciéndose los pobrecitos y

débiles. En casos extremos, estos niños se hacen los enfermos, se caen a propósito, se

accidentan a menudo con el afán de ganar notoriedad de padres que no le prestan

atención a conductas positivas y dirigida a objetivos. Son reforzados constantemente

por padres sobreprotectores pero que a la vez se quejan de su mala suerte y las

dificultades de la vida. Son niños que han sido reforzado en situaciones en donde, si mas

enfermos estan y mas sufren, los padres los amaran mas. Estos padres son limitantes, los

anidan, les restan independencia y soltura, no les dejan hacer cosas orientadas a su
independencia, desarrollando baja autoestima y un condicionamiento a la dependencia y a

las verbalizaciones que denoten comprensión y lastima ante su situación.

PERSONALIDAD ANTISOCIAL Y SÍNDROME DE LA INFANCIA

Si hay una personalidad que escapa del ámbito personal, incluso lo conflictivo

interpersonal, y que se enmarca en una aventura impersonal que te hace daño y a quien no

le importas, y rompe en la escena social agrediéndola, despreciando los derechos de los

demás y siendo un real peligro para sociedad y para los que se relacionan con él, esa es

la personalidad antisocial. Efectivamente, la antisocial es una personalidad sin

escrúpulos, para quien todo vale para satisfacer sus sentimiento, no se adapta a normas

legales, irresponsable, sin o poca culpa por haberte hecho daño o robado, despreocupado

e imprudente, busca excusa a todo su comportamiento alejándose de la culpa y acusando

a otros de sus bajos actos. Aquí el elemento principal son las trasgresiones sociales a las

normas, detenciones y problemas con la policía, además de una ansiedad poco tolerada

cuando se le pone límites y se frustran, estafan y roban. En este rango están los

delincuentes, ladrones y asesinos por lucro.

No responden a castigos por que tienen una incapacidad de darse cuenta de sus errores

y no aprenden de ellos. Son consumidores de drogas, bebedores y abusadores. Para Ávila

Espada y col. Las personalidades antisociales presentan la triada antisocial-sádico-pasivo

agresivo, lo que representarían lo que hablaba Tehodore Millón sobre sus variantes del
prototipo, es decir, el antisocial sádico y el antisocial pasivo-agresivo que vendría a ser

como un volcán en permanente amenaza de erupción si vale la metáfora.

Si conoce a alguien con esta personalidad, huya de él, no confié en el, que, aunque es

capaz de adaptarse a normas sociales o morales del grupo en que se mueve, -

normalmente grupo de antisociales - no tardara, si puede, de aprovecharse de Ud. Sin ni

siquiera voltear la cara para saber cómo lo dejo.

Ya en otro artículo en este mismo blog, he tratado la diferencia entre personalidad

antisocial y psicopática, entidades clínicas que se usan para designar las mismas

transgresiones sociales, a mi humilde entender de forma equivocada, pero no

redundaremos en ello, sin embargo si queremos hacer una pequeña diferencia entre

ambas entidades, diría que, mientras que en la psicopatía existen mas psicopatología

personal en juego, en el antisocial, su conducta está orientada al ámbito social, su

conducta es mayormente aprendida y reforzada en el ámbito social en que se crio y por

el grupo de amigos que sirve como reforzamiento positivo.

Tratar a un antisocial es muy difícil, tendera a culpar a la sociedad, a sus padres y

amigos de su comportamiento.

Síndrome de la infancia

Los antisociales aunque han sido muy investigados en el ámbito clínico, en el caso del

síndrome de la infancia, hay una serie de comportamientos que se pueden observar en los

niños y que nos pueden advertir de un probable desarrollo antisocial futuro. Por ejemplo

los niños con problema de conducta manifiestan oposición y desafío ante los adultos y

figuras de autoridad, es más que una rabieta o travesura infantil o rebeldía de

adolescente – analizar la edad del niño en estas manifestaciones es importante porque se

puede comparar con el nivel esperado de la norma - y tiene que trasgredir las normas.

Dentro de este rango vemos a niños impulsivos que se pelean, maltratan a los demás, son
el matón del barrio o de la clase, roba, miente reiteradamente, fuga del hogar y causa

daño a la propiedad.

Los niños con este síndrome también hacen rabietas y son discutidores y no acatan

normas de convivencia, son niños que tienen baja tolerancia a la frustración. Estas

conductas manifiestas deben ser graves, duraderas y mostrar ansiedad e intensidad en

la expresión impulsiva. Esto les preocupa a muchos padres que ven a sus hijos con “mucho

temperamento” y muy enojados, viven bajo el estigma de chico problema.

Algunos padres acceden a sus peticiones para evitarse enfrentamiento con él, quienes

por ser tan exigentes, atraen la atención de sus padres, quienes evidencian peores

cuidados, y le dan una atención sobrevalorada que después se convierte en un problema.

Como se puede observar, según las investigaciones (Carranza y Gonzales) las sociedades

pueden modificar, mantener, controlar, y extinguir expresiones temperamentales. La

familia es una sociedad, en ella se modela estilos de comportamiento consentidos, se

reprimen algunos y fomentan otros, la impulsividad del niño si no es controlado desde la

primera infancia, puede traer serios problemas debido a un condicionamiento a resolver

problemas de este tipo de la forma violenta y agresiva tratándose de salir con la suya lo

que logra mayormente, ahí el problema.

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