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Tema 5

La Tipicidad. Concepto. Clases de tipicidad: objetiva y subjetiva. Funciones principales:


garantía, motivación e indiciaria. Estructura del tipo penal: conducta típica, sujetos de la
conducta típica y objetos. Clasificación de los tipos penales: a) según las modalidades de
conducta; b) según las características del autor o sujeto activo, y c) según la afectación del
bien jurídico. Elementos del tipo: objetivos y subjetivos. Elementos descriptivos y
elementos normativos en la formulación del tipo.

Concepto.
El Concepto de tipicidad tal como lo conocemos hoy se debe a los trabajos realizados por Beling
a principios del Siglo XX, quien establece la tipicidad al lado de la antijurídica y culpabilidad
como categorías del delito.

Este define la tipicidad como la descripción de la parte objetiva de la acción punible. De este
modo la dota de dos características, la objetividad y la neutralidad valorativa. La objetividad
implicaba que el tipo debe quedar excluido de todo proceso subjetivo, que queda remitido a la
culpabilidad. La neutralidad valorativa por su parte, debía entenderse en el sentido de que el tipo
no contiene ninguna valoración respecto a la antijurícidad del hecho.

Sin embargo, con la teoría finalista se supero el objetivismo del tipo, estableciendo que el dolo y
la imprudencia los cuales hasta ese momento habían sido parte de la culpabilidad, quedaran
definitivamente ubicados en la tipicidad

Por lo que de forma definitiva podríamos decir que la tipicidad es la primera categoría de la
teoría del delito, que pertenece a la conducta del individuo al momento de infringir la ley, es
decir es la característica que tiene una conducta adecuada a un tipo penal.
Clases de Tipicidad.

Existen dos clases de tipicidad, las cuales nacieron a través de la evolución de su concepto, estas
son:

- El Tipo subjetivo: Es el conjunto de elementos internos de la conducta que transcurren en


la conciencia del autor, como son: el dolo y la imprudencia.

- Tipo objetivo: Es el aspecto de la acción que conjuga los elementos externos de la acción,
como es la causalidad (el nexo entre el hecho material y el resultado).

Funciones Principales.

Las funciones principales que tiene encomendado el tipo dentro de la teoría jurídica del delito
son tres: garantía, motivación e indiciaria.

a) Función de garantía: El art. 4 del CP dominicano consagra el principio de legalidad,


determinando que ninguna conducta puede sancionarse como un ilícito penal, sino en
virtud de una disposición de ley promulgada con anterioridad a su comisión. Ello implica
que la ley debe contener de forma precisa todas las circunstancias del hecho y de las
consecuencias jurídicas asociadas al mismo.

La tipicidad es la categoría del delito a la que se encomienda esa función garantizadora


del principio de legalidad, toda vez que es por medio del tipo penal como la ley delimita
las conductas sancionadas. De ahí que también tenga asociada a esta función de garantía,
una función delimitadora entre los diversos delitos, que sirve de base para la labor
sistemática.

b) Función de motivación: La delimitación normativa de las conductas sancionadas a través


de los elementos típicos que la configuran no sólo permite establecer una garantía del
ciudadano frente al ejercicio del Ius puniendi del Estado, sino que, además, con el fin de
mantener la indemnidad de los bienes jurídicos, también tiene la misión de motivar, con
la imposición de la pena asociada a su comisión, para que no se realicen dichas
conductas.

c) Función indiciaria: El Derecho penal tiene como fin evitar la lesión de bienes jurídicos y,
por ello, tipifica las conductas que suponen los más graves ataques a los intereses sociales
primordiales. De ese modo, la delimitación normativa de las conductas sancionadas
contenida en las normas penales tiene también la función de indicar que dichas conductas
son antijurídicas. Esta función indiciaria de la antijuridicidad supone, desde una
perspectiva metodológica, que, en principio, una vez constatada la tipicidad del hecho,
también esa conducta es antijurídica, excepto si concurre, como excepción, una causa de
justificación.

Estructura del tipo penal: conducta típica, sujetos de la conducta típica y objetos.

El tipo penal, con carácter general, puede quedar estructurado en una parte objetiva y otra
subjetiva. En el estado actual de la dogmática, se ha impuesto con un reconocimiento
prácticamente unánime la existencia de un tipo objetivo y otro subjetivo como plasmación de los
factores internos (subjetivos) y externos (objetivos) de todo comportamiento humano.

Los elementos estructurales de la parte objetiva del tipo son: la conducta, los sujetos y el objeto.

La conducta: La conducta siempre será el núcleo central del tipo, por lo que podría definirse
como la realización de lo descrito en el verbo. Para cada delito la conducta típica dependerá,
lógicamente de dicha descripción, en los casos en que el verbo describa un resultado, ese
resultado pasara a hacer un elemento de la parte objetiva del tipo y con esto la relación de
causalidad.

Los sujetos activos y pasivos: El sujeto activo, será, lógicamente, el que ejecute o realice dicha
conducta; es preciso aclarar que sujeto activo, desde el punto de vista típico, no es
necesariamente el que realiza directa y personalmente la conducta, sino aquél a quien pueda
imputársela como un hecho propio, en el sentido de que tiene el dominio sobre ella. Junto al
sujeto activo debe existir siempre un sujeto pasivo, que será el titular del bien jurídico lesionado.
El sujeto pasivo en ocasiones podrá ser una persona física, como en los delitos de lesiones.

El objeto del delito: es aquel sobre el que recae físicamente la conducta descrita en el verbo y
puede ser tanto una persona como una cosa. Puede coincidir con el sujeto pasivo en los casos de
delitos contra los particulares, pero no siempre sucede así, como ocurre en los delitos de
apoderamiento patrimonial en que mientras el sujeto pasivo es el titular de bien sustraído, el
objeto material es dicho bien.

Los elementos de la parte subjetiva del tipo: son el dolo y la imprudencia.

La parte subjetiva del tipo, que es la correspondiente a los factores internos del comportamiento
humano, tiene como principales elementos configuradores el dolo o la imprudencia, además de
otros posibles elementos subjetivos del injusto, que no tienen porque estar presentes en todos los
tipos.

El dolo: está compuesto por el conocimiento y la voluntad de cometer el tipo penal.


La imprudencia: por la infracción del deber objetivo de cuidado.

Elementos descriptivos y elementos normativos en la formulación del tipo.

El legislador al momento de redactar el tipo, puede acudir a elementos descriptivos y elementos


normativos.

Se denominan elementos descriptivos aquellos que el legislador utiliza para expresar realidades
aprehensibles por los sentidos. Normalmente para la interpretación de estos elementos el
operador jurídico debe acudir al sentido que tenga esa expresión en el lenguaje común u
ordinario.
Los elementos normativos, por su parte, son los que se refieren a realidades sociales o de
valoración jurídica. En tales casos, si se refieren a realidades o valoraciones sociales, el
intérprete deberá intentar derivar su significado acudiendo al común sentir social. La
comprensión del significado de los elementos normativos de valoración jurídica es más sencilla y
de carácter más estático en tanto que, por definición, su contenido queda fijado en otra norma del
ordenamiento jurídico.

Clasificación de los tipos penales: a) según las modalidades de conducta; b) según las
características del autor o sujeto activo, y c) según la afectación del bien jurídico.

Según las modalidades de conducta.

a) Delitos de mera actividad y de resultado: Esta clasificación toma en consideración si el tipo


penal exige que la conducta provoque un resultado distinto a la propia conducta, en el sentido de
separable espacio-temporalmente (delito de resultado), o bien que la propia conducta, en sí
misma, suponga la lesión del bien jurídico protegido (delito de mera actividad). Esta distinción
resulta relevante desde distintas perspectivas, ya que los delitos de resultado exigen como
elemento típico la relación de causalidad y la imputación objetiva del resultado y, además,
pueden plantear problemas en cuanto a la determinación del tiempo y lugar del delito, así como
de los efectos aplazados en el tiempo.

b) Delitos instantáneos y permanentes: Esta clasificación responde a la diferencia existente


según que la conducta típica genere una situación de ilegalidad que se agota con la realización
del hecho (delitos instantáneos), como puede ser el homicidio, o que resulte duradera,
proyectando dicha situación en el tiempo (delitos permanentes), como puede ser el secuestro (art.
354 CP). Esta distinción también tiene una dimensión práctica en la determinación del momento
en que puede comenzar el cómputo de los plazos de prescripción o, por ejemplo, para delimitar
la actuación en legítima defensa.

c) Delitos de acción y de omisión: Esta clasificación discrimina entre aquellos tipos penales en
que la norma que lo contiene prohíbe realizar una conducta (delitos de acción) y aquellas en que
se ordena realizar una conducta (delitos de omisión). Así pues, rectamente entendida, no es una
clasificación que atienda a la descripción de la actuación humana sino, más propiamente, a si la
norma infringida es una prohibición o un mandato.

e) Delitos de medios determinados y resultativos: El Derecho penal, por su carácter


fragmentario, en unas ocasiones protege bienes jurídicos, especialmente los más importantes,
contra cualquier ataque que se le dirija, como ocurre con la vida o la integridad física. Sin
embargo, hay ocasiones en que, respecto de otros bienes jurídicos, solo sanciona los más graves
ataques, como ocurre con el patrimonio. En función de ello, si en la descripción de la conducta el
tipo penal se limita a recoger una determinada modalidad de ataque, se le denomina delito de
medios determinados, como sucede con el delito de robo; y si se extiende a cualquier forma de
ataque, como las lesiones, es un delito resultativo.

f) Delitos de un acto, de pluralidad de actos, alternativos o de habitualidad:


Esta clasificación toma en cuenta si la descripción de la conducta típica sólo contiene un acto,
como el contraer matrimonio en el delito de bigamia del art 340 CP, o una pluralidad de ellos
que deban ser concurrentes, como el engaño, violencia o intimidación y el robo del menor en el
delito de secuestro de menores del art. 354 CP; o alternativos, como vender, introducir, fabricar,
poseer, detentar o portas bombas en el tipo del art. 435.I CP. Por otra parte, también hay tipos
penales que necesitan para su comisión que la conducta no sea puntual sino que exista una
habitualidad su realización, como ocurre en el delio de mendicidad del art. 275 CP.

Según los sujetos:

a) Delitos comunes y delitos especiales: La mayoría de los tipos penales cuando describen el
sujeto activo de la conducta típica suelen hacerlo a través de la expresión “el que” (arts. 132, 139
a 141 ó 154 CP), “los que” (arts. 216 ó 248 CP), “aquel que” (arts. 95 ó 148 CP), Todas estas
expresiones indican que puede ser sujeto activo de estos delitos cualquier persona,
constituyendo, por tanto, ejemplos de delitos comunes.
No obstante, hay otros tipos penales en que el ámbito de los sujetos activos queda delimitado a
un determinado grupo de personas como son, por ejemplo, los funcionarios, agentes o delegados
del gobierno (art. 114 CP), funcionarios públicos (arts. 119 ó 166 a 199 CP), alcaides, guardianes
o conserjes de las cárceles (art. 120 CP), jueces, fiscales o suplentes (art. 127 CP), posaderos,
fondistas o mesoneros (art. 154 CP), o, incluso, sacerdotes y ministros de culto (art. 201 a 208
CP).

b) Delitos especiales propios e impropios: Los delitos especiales pueden, a su vez, clasificarse
en delitos especiales impropios, que serían aquéllos que también pueden ser cometidos por el
resto de personas, pero por determinadas circunstancias se establece una sanción distinta si se
lleva a cabo por un ámbito concreto de sujetos activos. Por su parte, los delitos especiales
propios son aquéllos que sólo y exclusivamente pueden ser cometidos por ese delimitado grupo
de sujetos activos, de tal modo que si la conducta la desarrolla cualquier otra persona no tendrían
relevancia penal.

c) Delitos de autoría o participación: El criterio de clasificación relevante en estos casos es que


respecto de los tipos de autoría se exige su realización directa o mediata, sólo o conjuntamente,
de la conducta descrita en el tipo y, sin embargo, los tipos de participación exigen la ejecución de
otras conductas típicas de coadyuvancia con la desarrollada por el autor.

Según la afectación al bien jurídico

La manera en que los diversos tipos penales describen la afectación al bien jurídico protegido
también sirve de criterio de clasificación. Así, cabe diferenciar entre delitos de lesión y delitos
de peligro. Los primeros exigen que se produzca una efectiva lesión del bien jurídico protegido.
Ello no significa, sin embargo, que deban confundirse con los delitos de resultado, ya que los
delitos de lesión pueden referirse a delitos de resultado, como es el caso del homicidio, o de mera
actividad, como es el caso de la difamación. Por el contrario, los delitos de peligro se consuman
con la mera constatación del peligro para el bien jurídico.
A su vez, los delitos peligro pueden ser de peligro concreto, cuando con la acción quepa apreciar
un concreto peligro de lesión inmediata del bien jurídico, como puede ser el caso de la posesión
de instrumentos para cometer robos (art. 277 CP), o de peligro abstracto, en que el riesgo es
solamente potencial o genérico como sucede, por ejemplo, en la violación de reglamentos
relativos a la calidad de los productos que se exporten al extranjero del art 413 CP.

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