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Los sistemas de fuerzas paralelas constituyen un caso especial de los sistemas de fuerzas
concurrentes, en que el punto de concurrencia es el punto impropio de la dirección de las fuerzas.

Si se trata de hallar la resultante de un sistema de dos fuerzas paralelas, por razones obvias, no es
aplicable directamente al principio del paralelogramo de fuerzas. La solución gráfica del problema
se obtiene mediante el trazado de un polígono funicular o bien en la forma que explicamos a
continuación.

Sean las fuerzas paralelas P1 y P2 de figura 4.1 aplicadas en los puntos A y B respectivamente de un
cuerpo rígido, y se pide hallar su resultante. Aplicando en A y B dos fuerzas opuestas Q y –Q,
dirigidas según la recta AB, en virtud del tercer principio de la Estática, el efecto del sistema P1, P2
no se altera. Componiendo ahora Q y –Q con P1 y P2 respectivamente, se obtienen las resultantes R1
y R2 y, en virtud del teorema de la transmisibilidad de las fuerzas, es posible desplazar sus puntos de
aplicación sobre sus rectas de acción hasta el punto M de intersección de las mismas.

2  −2
1 1
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& 
%
&&

2 - −2

1 1
%
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1=%+%

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Descomponiéndolas ahora en sus componentes originarias, Q y –Q pueden eliminarse por constituir


un sistema nulo, y restan las fuerzas colineales P1 y P2, cuya resultante R viene dada por la suma
algebraica de las mismas, siendo su recta de acción paralela a la dirección común de las
componentes.

La recta de acción de la resultante divide al segmento AB en los segmentos AL y LB, inversamente


proporcionales a las intensidades de P2 y P1 respectivamente. En efecto, los triángulos MLA y
MM”S son semejantes por construcción, y en los mismos se verifica:

LA ML
= . [4.1]
M " S MM "

Análogamente, en los triángulos, MLB y MM’T, semejantes, se tiene

LB ML
= . [4.2]
M ' T MM '

Dividiendo miembro a miembro ambas expresiones resulta

LA.M ' T MM '


= . [4.3]
LB.M " S MM "

Pero M’T = M”S por ser representativos de las intensidades de Q y –Q respectivamente. Además
MM’ = P2 y MM” = P1, luego reemplazando y simplificando en [4.3], se tiene

LA P2
= [4.4]
LB P1

La expresión [4.4] nos conduce a la siguiente construcción gráfica simple para hallar un punto de la
recta de acción de la resultante de dos fuerzas paralelas.

Si en el sistema de figura 4.2 llevamos sobre la recta de acción de P1 el vector representativo de P2,
y viceversa, y luego unimos el origen de P1 con el extremo de P2, y el origen de esta última con el
extremo de la primera, resultan formados los triángulos semejantes LL’S y MM’S, en los que se
verifica que

LL ' LS AS
= = [4.5]
MM ' SM ' SB

Pero LL’ = P2 y MM’ = P1, luego, reemplazando en [4.5]

AS P2
= . [4.6]
SB P1

Es decir, que el punto S así determinado, divide la distancia AB entre las rectas de acción de las
componentes, en dos segmentos inversamente proporcionales a las intensidades de las mismas. En
consecuencia de acuerdo con [4.4], S será el punto de la recta de acción de la resultante R del

 
      

sistema, la que de este modo queda completamente determinada. En efecto, su recta de acción será
paralela a la dirección común de las componentes, porque debe pasar por el punto de concurrencia
de ambas, en este caso impropio, y su intensidad estará dada por la suma de las intensidades de las
componentes, coincidiendo su sentido con el de éstas.

De la construcción anterior surge que siempre la resultante de dos fuerzas paralelas del mismo
sentido queda ubicada entre las rectas de acción de las componentes y más cerca de la mayor de
ellas; que su dirección y sentido coinciden con las de éstas y que su intensidad es igual a la suma de
las intensidades de las componentes.

Si ambas componentes tienen sentidos contrarios, la recta de acción de la resultante será exterior a
las componentes. En efecto, repitiendo la construcción anterior en el caso de figura 4.2, como las
dos fuerzas tienen sentidos contrarios, las rectas definidas por el origen del vector representativo de
una, y extremo del de la otra, no resultan cruzadas, sino que se cortan fuera de la zona comprendida
entre ambas rectas de acción. En este caso, como surge del análisis de la figura 4.3, la resultante se
halla ubicada del lado de la componente de mayor intensidad, tiene su mismo sentido, y su
intensidad es igual a la diferencia de las intensidades de las componentes.

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 . .
8
 + -
.-
%
- 8
.-
1 
1
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 #$ &  #$ &

En 1.10 expresamos que la resultante de un par de fuerzas podía asimilarse a una fuerza de
intensidad infinitamente pequeña, cuya recta de acción coincidía con la recta impropia del plano.
Ello surge de inmediato, por extensión del problema de la composición de dos fuerzas paralelas de
sentidos contrarios. En efecto, sea el sistema de figura 4.4, constituido por las fuerzas P1 > P2 , de
sentidos contrarios. Definida su resultante R mediante la construcción explicada en párrafos
anteriores, supongamos que aumente la intensidad de P2 manteniéndose constante la de P1.
Evidentemente, el punto S, que define la posición de la resultante, se desplazará hacia la izquierda,
en este caso, pasando a ocupar la posición S’. A medida que aumenta la intensidad de P2 tanto más
se alejará la recta de acción de R. En el límite, cuando P1 = P2 , las rectas ML’ y M’L resultarán
paralelas y su punto de intersección S’ será impropio. Es decir que la recta de acción de la
resultante pasará por el punto impropio S’ y como, además, debe concurrir al punto común de las
rectas de acción de P1 y P2 que es impropio, contendrá dos puntos impropios siendo, en
consecuencia, la recta impropia del plano. Por otra parte, al tender a igualarse las intensidades de las
componentes, su diferencia, que como dijéramos antes, nos da la intensidad de la resultante, tiende
a un valor infinitamente pequeño. Pero si P1 = P2 , el sistema constituye un par de fuerzas, con lo
que queda demostrado que la resultante de un par puede asimilarse a una fuerza de intensidad
infinitamente pequeña, cuya recta de acción coincide con la recta impropia del plano.

 
      

La determinación de la resultante de dos fuerzas paralelas mediante el trazado de un polígono


funicular es inmediata y no ofrece mayor dificultad, por lo que no entraremos en su detalle,
haciéndolo en cambio al tratar la reducción de sistemas de más de dos fuerzas paralelas.

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-
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-

.-
8-- 8- 8
1--<1-<1 1-<1 1 %
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Si el sistema está constituido por más de dos fuerzas paralelas, su resultante puede hallarse
mediante la aplicación reiterada de los procedimientos anteriormente descriptos. Para ello se
determinaría primeramente la resultante de dos fuerzas cualesquiera. Luego se compondrá dicha
resultante parcial con otra de las fuerzas y así sucesivamente, hasta componer la resultante de las
primeras n-1 fuerzas con la fuerza de orden n, que será la resultante del sistema.

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I 
VI
II %
III  "
IV 1
V


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Esta manera de proceder es larga y engorrosa por lo que resulta más expeditivo, en el caso de varias
fuerzas paralelas, el trazado de un polígono funicular de las mismas, cuyos lados extremos en su
intersección, definen un punto de la recta de acción de la resultante. La intensidad y sentido de la
misma se obtienen del polígono de fuerzas que, en este caso, degenera en una recta, ya que los
vectores representativos de todas las fuerzas componentes tienen la misma dirección. En la figura
4.5 se ha procedido a determinar la resultante del sistema de fuerzas dado mediante un polígono
funicular. La sencillez del procedimiento, por otra parte detallado en 3.2 al tratarse la reducción de
sistemas no concurrentes, exime de mayores comentarios.

 
      

1  52  . 6  


El problema de la descomposición de una fuerza en dos componentes cuyas rectas de acción sean
paralelas a la misma, o el problema inverso del equilibrio de una fuerza mediante dos que le sean
paralelas, se soluciona gráficamente mediante la utilización del polígono funicular.

Sea, por ejemplo, la fuerza R de figura 4.6, y se pide hallar sus componentes P1 y P2, cuyas rectas
de acción son las paralelas (1) y (2). Para resolver el problema trazamos con polo O un polígono
funicular cualquiera de R. Por ser el sistema incógnito P1, P2 equivalente a R, los lados extremos de
un funicular de P1, P2 deben cortarse sobre un punto de la recta de acción de su resultante, en este
caso R. En consecuencia, los lados I y III del funicular trazado pueden considerarse como lados
extremos del funicular del sistema incógnito. El lado II o intermedio de este funicular, debe
concurrir con el lado I en un punto de la recta de acción de P1, y con el lado III en otro de la recta de
acción de P2. En consecuencia, será la recta ST. Trazando por O una paralela a dicho lado
intermedio, la misma constituirá el 2° rayo polar, que deberá pasar por el extremo del vector
representativo de P1 y por el origen del de P2 en el polígono de fuerzas. Por lo tanto, su intersección
con el vector representativo de R definirá los vectores representativos de las componentes buscadas,
las que quedan perfectamente individualizadas, por cuanto en el polígono de fuerzas, los rayos
polares se suceden en el mismo orden de secuencia en que aparecen los correspondientes lados en el
polígono funicular. Así, por ejemplo, si los lados I y II del polígono funicular se cortan sobre la
recta de acción de P1, en el polígono de fuerzas los rayos polares respectivamente paralelos, es
decir, el 1 y el 2, pasarán por el origen y extremo del vector representativo de P1. Si se hubiese
planteado el problema inverso, es decir, si se pudiera equilibrar R mediante dos fuerzas cuyas rectas
de acción fueran (1) y (2), la construcción gráfica habría sido la misma, siendo necesario
únicamente cambiar el sentido a las componentes P1 y P2 para obtener las correspondientes
equilibrantes.

III 
%
I
II **89 "
% 

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Si las rectas de acción de las componentes incógnitas estuvieran ubicadas a un mismo lado de la
resultante R, tal el caso de la figura 4.7, el problema se resuelve en forma semejante. Trazando un
funicular de R, se determinan los puntos S y T en que sus lados I y III cortan respectivamente a las
rectas de acción de las componentes buscadas. La recta ST constituye el lado II intermedio del
polígono funicular de P1 y P2, cuya paralela trazada por O nos define sobre el vector representativo
de R las componentes buscadas. En este caso, como es lógico, ambas tienen sentidos contrarios,
correspondiendo a P1, por ser más próxima a R el mayor valor absoluto y el mismo sentido que la
resultante.

 
      

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I 1
III "



II
%

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1 56 5 6

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 1   ,             


2  . 
Por ser los sistemas de fuerzas paralelas casos particulares de los sistemas de fuerzas concurrentes,
sólo deberán plantearse para los mismos dos ecuaciones de condición.

Estas ecuaciones de condición podrán plantearse en forma de una ecuación de proyección respecto
de un eje, siempre que el mismo no sea normal a la dirección común de las fuerzas, y una ecuación
de momentos respecto de un punto cualquiera del plano, o bien dos ecuaciones de momentos
respecto de dos puntos cualesquiera, siempre que los mismos no definan una recta paralela a la
dirección común del sistema. La posibilidad de plantear dos ecuaciones de proyección sobre dos
ejes no coincidentes queda excluida, por cuanto una sería consecuencia de la otra.

Por lo tanto, la resultante de un sistema de fuerzas paralelas quedará determinada analíticamente si


se cumple cualquiera de los dos sistemas de ecuaciones siguientes:

 n

 R.cos ϕ R = 1 Pi .cos ϕi
n
[4.7]
M A = M A
 R  1
i

o bien
 A n
 M R =  M i
A

1
n
[4.8]
M B = M B
 R  1
i

Al resolver problemas relativos a sistemas de fuerzas paralelas conviene orientar el sistema de ejes
de referencia en forma que uno de ellos coincida con la dirección común de las fuerzas. En esta
forma las expresiones [4.7] y [4.8] se simplifican en el primer caso y adoptan la forma siguiente, en
el supuesto de haber orientado el eje y paralelamente a las fuerzas:

/ 
      

 n

 R ≡ R y = 1 Pi
n
[4.9]
R ( x − x ) = P ( x − x )
 A R 1 i A i

donde xA es la abscisa del punto A, centro de momentos adoptado, xR la abscisa de un punto


cualquiera de la recta de acción R y xi la correspondiente a las rectas de acción de cada una de las
fuerzas componentes.

La primera de las [4.9] nos dan la intensidad y sentido de R. Su dirección es conocida por coincidir
con la del sistema, y la segunda ecuación tiene como única incógnita xR, qeudando así
completamente determinada la resultante.

Si se utilizan dos ecuaciones de momentos respecto de dos puntos A y B, las [4.8] toman la forma
siguiente:

 n

 R ( x A − x R ) = 1 Pi ( xA − xi )
n
[4.10]
R ( x − x ) = P ( x − x )
 B R 1 i B i

sistema de dos ecuaciones simultáneas, donde las incógnitas son la intensidad de R y la abscisa XR
de su recta de acción; resuelto el sistema queda definida la resultante R.

 , 2  .      


El caso más general de los sistemas de fuerzas paralelas es aquel en que existen fuerzas de sentidos
contrarios. Halladas las resultantes de las fuerzas de uno y otro sentido, pueden presentarse los
casos siguientes:

a) Las rectas de acción de las resultantes parciales coinciden.


b) Las rectas de acción de las resultantes parciales no coinciden.

Cada uno de estos dos casos admite a su vez dos posibilidades:

1) Las dos resultantes tienen la misma intensidad.


2) La intensidad de las dos resultantes es distinta.

Como los sentidos de las dos resultantes parciales son siempre contrarios, el análisis de los casos a)
y b) en sus dos posibilidades nos conduce a las siguientes conclusiones:

Caso a-1: El sistema se encuentra en equilibrio, por cuanto se ha reducido a un sistema de dos
fuerzas opuestas, es decir, nulo.

Caso b-1: El sistema se reduce a un par de fuerzas. En efecto, el sistema se ha reducido a dos
fuerzas de igual intensidad, sentidos contrarios y cuyas rectas de acción son paralelas,
condiciones éstas que definen el par de fuerzas.

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Caso a-2: El sistema admite una resultante, por cuanto las dos resultantes parciales son fuerzas
colineales que, sumadas algebraicamente, nos conducen a la resultante del sistema.

Caso b-2: También en este caso el sistema se reduce a una resultante única. En efecto, se tienen
dos fuerzas paralelas, de distintas intensidades, sentidos y rectas de acción, que
compuestas nos dan la resultante buscada.

Los casos a y b en sus posibilidades 2, se contemplan analíticamente mediante las ecuaciones [4.9]
o [4.10].

Si, tanto las expresiones [4.9] como las [4.10] resultan nulas, las mismas establecen el equilibrio del
sistema considerado. En efecto, en el primer caso, si al proyectar el sistema de fuerzas sobre un eje
paralelo a su dirección común, la suma de las proyecciones de las fuerzas es nula, la intensidad de la
resultante debe ser cero, y, necesariamente, el sistema debe encontrarse en equilibrio por cuanto, al
ser nula la suma de los momentos del sistema respecto de un punto cualquiera, queda excluida la
posibilidad de que el sistema se reduzca a un par. En el segundo caso, es decir, si se han planteado
dos ecuaciones de momentos respecto de dos puntos A y B, y las mismas son simultáneamente
nulas, necesariamente debe existir equilibrio. En efecto, por la condición de momento nulo respecto
de A, o bien la resultante es nula o pasa por A. Por la segunda, o R es nula o pasa por B. Como A y B
no definen una recta paralela a la dirección común de las fuerzas, queda excluida la posibilidad de
existencia de una resultante y, en consecuencia, el sistema debe encontrarse en equilibrio.

Finalmente, si en las [4.9], la ecuación de proyección es nula pero la de momentos es distinta de


cero, el sistema se reduce a un par de fuerzas. En efecto, todo par de fuerzas tiene momento distinto
de cero respecto de un punto cualquiera del plano, pero su proyección sobre cualquier eje es nula.
De haberse planteado las condiciones [4.10], el sistema se reduce a un par de fuerzas en el caso en
que ambas ecuaciones tengan el mismo valor numérico e igual signo. Ello es evidente, por cuanto
los puntos elegidos como centros de momentos son arbitrarios, y el momento de un par de fuerzas
es constante cualquiera sea el centro elegido.

Resumiendo, diremos que un sistema general de fuerzas paralelas en el plano, interpretado


analíticamente, presenta las siguientes posibilidades:

a) El sistema admite resultante si se cumple


n n

 P ≠ 0 
1
i M
1
i
A
≠ 0

n
o bien n
[4.11]
M A
≠ 0 M B
≠ 0
1
i
 1
i


b) El sistema se reduce a un par de fuerzas cuando


n

 P = 0 
i n n

n
1
o bien M i
A
=  M iB = C te. [4.12]
1 M ≠ 0A 1 1
i

c) El sistema se encuentra en equilibrio si

/" 
      

 P = 0 
i n n

n
1
o bien M i
A
=  M iB = 0 [4.13]
1 M = 0A 1 1
i

  


Sean las fuerzas paralelas P1 y P2, de figura 4.8, aplicadas en los puntos A y B de un mismo cuerpo
rígido. Su resultante será una fuerza de intensidad R = P1 + P2, paralela a sus componentes y cuya
recta de acción se encuentra ubicada a distancias tales de las mismas que cumplan con la condición

P1 d 2
= . [4.14]
P2 d1

 

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α α  α

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La recta de acción de la resultante corta la recta AB en un punto C. Si ahora giramos las fuerzas un
ángulo α cualquiera, alrededor de sus puntos de aplicación, la resultante, evidentemente, también
girará el mismo ángulo, porque debe ser paralela a sus componentes. El giro de la resultante ocurre
alrededor del punto C mencionado. En efecto, cualquiera sea la dirección de las fuerzas paralelas, la
recta de acción de la resultante debe ocupar una posición tal que cumpla con la condición [4.14].

Si por C trazamos la recta MN, normal a la nueva dirección de las fuerzas, quedan formados los
triángulos semejantes AMC y BNC, en los que se verifica que

AC BC
= [4.15]
MC NC

o, lo que es lo mismo

d1 d 2
= [4.16]
m1 m2
de donde, por la [4.14]

/ 
      

m2 d 2 P1
= = [4.17]
m1 d1 P2
es decir que C es un punto de la recta de acción de la resultante de las fuerzas, actuando en la nueva
dirección. Como el ángulo girado por las fuerzas paralelas se eligió arbitrariamente, queda con ello
demostrado que, al girar las fuerzas alrededor de su punto de aplicación de un ángulo cualquiera, su
resultante gira el mismo ángulo alrededor de un punto, alineado con los puntos alrededor de los
cuales giran las fuerzas componentes. Dicho punto se denomina centro de fuerzas paralelas.
El concepto de centro de fuerzas paralelas se extiende también al caso de sistemas constituidos por
cualquier número de fuerzas paralelas. En efecto, consideremos el sistema P1 ... P4 de figura 4.9, y
hallemos primeramente el centro C1 de las fuerzas P1 y P2, por donde pasará la resultante R1,2 de las
mismas.
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1
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Siendo R1,2 equivalente al sistema P1, P2, estamos en condiciones de hallar en la forma conocida, el
centro C2 correspondiente al sistema constituido por R1,2 y P3. En forma semejante hallamos el
centro C3, correspondiente a R1,3 y P4, que será el centro C del sistema de fuerzas paralelas dado.
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Esta forma de proceder resulta un tanto laboriosa, por lo que es más simple determinar el centro de
fuerzas paralelas en la forma siguiente.

Teniendo en cuenta que el centro de un sistema no varía, cualquiera sea el ángulo que giren las
fuerzas que lo constituyen, hagamos actuar primeramente las fuerzas aplicadas en los puntos dados,
en una dirección determinada, y hallemos su resultante mediante el trazado de un polígono
funicular. Giremos ahora 90° todas las fuerzas del sistema, y determinemos nuevamente su
resultante. Si se utiliza para el trazado de los polígonos de fuerzas la misma distancia polar, los
rayos polares del segundo polígono de fuerzas serán normales a los del primero. En consecuencia,
su construcción no será necesaria, siendo suficiente trazar un polígono funicular cuyos lados sean
respectivamente orgotonales con los del primero. Ello es lo que se ha efectuado en el caso de figura
4.10. Determinadas las dos resultantes, su intersección nos define el centro de fuerzas paralelas del
sistema dado.

El centro de fuerzas paralelas puede también determinarse analíticamente. Supongamos un sistema


de fuerzas paralelas, aplicadas en los puntos Ai de figura 4.11, referidos a los ejes coordenados x,y y
hagámoslo actuar según la dirección de ambos ejes. La segunda de las ecuaciones [4.9] nos definía
una coordenada de un punto de la recta de acción de la resultante. Si la aplicamos para cada una de
las direcciones en que hemos hecho actuar las fuerzas del sistema, y si, además, elegimos como
centro de momentos al origen O de coordenadas, tendremos:
n
R ( − yR ) =  Pi ( − yi ) 
1 
n
[4.18]
R ( − xR ) =  Pi ( − xi ) 
1 

;
%
%
:
: %

%
 

: %
;
; ;
%

:
;

" :
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Cada una de las [4.18] representa la ecuación de una recta (recta de acción de la resultante), paralela
respectivamente a cada uno de los ejes coordenados, cuya intersección corresponde al centro de
fuerzas paralelas del sistema dado, cuyas coordenadas serán

/ 
      

P x
1
i i
xc =
R [4.19]
n

P y
1
i i
yc =
R

Si aumentamos la intensidad de las fuerzas en forma proporcional, la posición del centro de fuerzas
paralelas no varía. En efecto, aumentar proporcionalmente la intensidad de las fuerzas del sistema
significa multiplicar la intensidad de cada una de ellas por un mismo factor constante. Dicho factor
aparecerá n veces, tanto en el numerador como en el denominador de los segundos miembros de las
expresiones [4.19] que definen el centro de fuerzas paralelas y, en consecuencia, puede eliminarse
por simplificación, quedando dichas expresiones sin modificar.

Si todas las fuerzas del sistema tuviesen la misma intensidad P, las expresiones [4.19] tomarían la
forma siguiente:
n n n n
P xi  xi P  yi x i
1 1 1 1
xC = = , yC = = ; [4.20]
nP n nP n

es decir, que las coordenadas del centro de fuerzas paralelas se obtendrían como promedio de las
correspondientes coordenadas de los puntos de aplicación de las fuerzas del sistema.

/ 

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