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CENTRO DE E S T U D I O S UNIVERSITARIOS

dteismo
y sentido
del
hombre

Henri de Lubac
Se trata de un estudio profundo y
penetrante de uno de los mayores teó-
logos de la Iglesia actual. El tema apa-
rece perfectamente recogido en el tí-
CENTRO DE ESTUDIOS UNIVERSITARIOS
tulo "Ateísmo y sentido del hombre",
que apunta a dos de los grandes tra-
zos ofrecidos a la investigación teoló-
gica y a la actuación pastoral por la
Constitución del Concilio Vaticano II
"Gaudium et Spes".
La modernidad del lenguaje, la sin- HOY-MAÑANA
tonización con la sensibilidad del hom-
bre actual, el hondo sentido de la tra-
dición teológica y la espiritualidad de
un creyente sincero en el Dios vivo se
juntan en el padre De Lubac para es-
cribir este ensayo cuya hondura des-
borda los límites apretados del mismo.
Tiene frases marcadas a fuego: "La
era del diálogo no es la era de la re-
nunciación." "No llamaremos purifica-
ción a io que es evaporación, ni pro-
fundidad a lo que sería traición." "El
drama social y humano encuentra a la
vez su aclaración, sus dimensiones rea-
les y su solución, no en el hombre
sólo, sino en Jesucristo, Hombre-Dios."
"En el «Sahara del ateísmo» el hom- Ateísmo y sentido del hombr<
bre no saciará jamás su sed." "Dios
debe ser para nosotros «el eterno Des-
cubrimiento y la eterna Presencia» ."
"Dios jamás queda atrás...; en cual-
quier dirección que nos lleven, he aquí
que surge delante."
La fe que nos presenta esta obra del
padre De Lubac es una fe lúcida y se-
rena, que se abre al diálogo ,y a la
comprensión con los ateos, pero que
nos enseña a combatir el a'eísrrio, ante
Comuníquenos su nombre y dirección, HENRI DE LUBAC, S. J.
citando este libro, y le informaremos
periódicamente de todas nuestras nove-
dades. pq
Euramérica, S. A.
Apartado 36.204
Madrid

r—<

Traducción efectuada para la colección "C. E. U." por


Andrés Delgado Amor. La versión original de esta obra

ha sido publicada en Francia por Editions du Cerf, con
el título ATHEISME ET SENS DE L'HOMME
© Les Editions du Cerf, 1968, París (Francia)

Derechos exclusivos de publicación en lengua castellana


para todos los países: EURAMÉRICA, S. A., Madrid

Distribuidor exclusivo: "La Editorial Católica, S. A.",


Madrid-16 (España) • Depósito legal: M. 13.755.—1969

Printed in Spain • Impreso en España


7 PROLOGO.
9 INTRODUCCIÓN.

18 CAPITULO I.—ENFRENTAMIENTO AL ATEÍS-


MO CONTEMPORÁNEO.
18 I. Instauración de un diálogo verdadero.
23 II. La hermenéutica atea del cristianismo.
33 III. La hermenéutica cristiana.
47 IV. El aviso de la ciencia.
61 V. Sentido de la historia y sentido del
hombre.
67 VI. El testimonio de la fe.

91 CAPITULO II.—SENTIDO DEL HOMBRE Y


DEL MUNDO.
91 Dos problemas entrecruzados.
96 Naturaleza humana y sobrenatural.
113 La actitud cristiana con respecto al
mundo.
121 Progreso del mundo y nueva creación.
130 Anticipaciones de Teilhard de Chardin.
141 El enjambre de nuevas cuestiones.
Prólogo

Este librito desarrolla una conferencia pro-


nunciada en el Congreso Teológico Internacio-
nal de Chicago (agosto-septiembre 1966). Nos-
otros no hemos elegido el tema: nos ha sido
exigido, o al menos ha sido el deseo de los or-
ganizadores del congreso. Las dos cuestiones
que aborda, y cuya unión resulta superfluo se-
ñalar, están directamente implicadas en la Cons-
titución conciliar sobre La Iglesia en el mundo
de hoy. No es menos evidente que son eminen-
temente actuales. Pero no hemos tenido la pre-
tensión de tratarlas a fondo. Nuestra tarea, a
la cual nos hemos atenido en esta redacción
nueva, era más bien demostrar su importancia
e indicar, conforme al espíritu del Concilio y a
lo que nos parecía ser la exigencia del tiempo,
las orientaciones de pensamiento más aptas
para conducir al fin. Que el lector no olvide los
límites de tal propósito. Incluso definido así,
por lo demás, es sin duda ya bastante ambi-
cioso. Pero nos tranquilizamos al pensar que
los escritos a los cuales nos remitimos podrían
servir frecuentemente para completar, para co-
rregir tal vez, más aún para volver a redactar,
gracias a un examen más perspicaz, lo que
nuestro discernimiento habría visto mal o lo que
no habría sabido descubrir.

Lyon, 24 de septiembre de 1967.


7
Introducción

Un concilio no tiene que tratar de todo. E in-


cluso aquello de que trata, no tiene como fin
apoyar teorías teológicas elaboradas por antici-
pado ni la coherencia racional demostrada. No
busca ni argumenta: enseña. Dice la fe. Incluso
cuando no pronuncia ninguna definición e inclu-
so cuando expone opiniones que no se sujetan
de manera inmediata al misterio de la fe, sus en-
señanzas constituyen para nosotros más bien
premisas que conclusiones. En el ejercicio mis-
mo del Magisterio entra, pues, un elemento pro-
fético: es al teólogo al que corresponde discer-
nir este elemento, captarlo por decirlo así, a
fin de someter a él su espíritu y obrar después
en consecuencia, con vistas a una mejor inte-
ligencia de la fe.
La Constitución pastoral sobre La Iglesia en
el mundo de hoy no constituye excepción a esta
regla general. Por su carácter mismo, ella la con-
firma al máximo K Los espíritus doctrinarios po-
drían ofuscarse con ello, o por lo menos la-
mentarlo. Nosotros diremos al contrario, con
uno de sus comentadores: "¡Gracias sean dadas
a la sabiduría de los Padres!... La impotencia
aparente para definir es confianza creadora" 2.
1
Cf. KARL RAHNER, "Reflexiones sobre la problemática teológica
de una constitución p a s t o r a l " , en la obra colectiva L'Eglise dans le
monde de ce temps, Mame (1967), p. 13-42.
2 A. DUPRONT, "La Iglsia y el m u n d o " , en Iránikon (1967), pá-
ginas 183-184.

9
Introducción
introducción

Ni el mundo, ni el hombre, ni con mayor mo- través de la tradición. Toda renovación supone
tivo el humanismo, del cual constantemente se continuidad, incluso cuando uno se encuentra
trata en este documento conciliar, son en él frente a situaciones inéditas. Esto es una ver-
objeto de teorías sistematizadas. Pero los prin- dad constante, un lugar común, pero que quizá
cipios expuestos, especialmente en la primera era oportuno recordar.
parte, provocarán la reflexión teológica. Ya han Hemos hablado de antropología cristiana. Es-
comenzado a hacerlo. Sobre las relaciones de tas dos palabras resumen mejor, parece, el ob-
la Iglesia y del mundo, del humanismo y de la jeto principal de la Constitución Gaudium et
fe cristiana, inspirarán, en los años venideros, spes. Esta nos dice, en efecto, en su primera
más de un ensayo de teoría, que de algún modo parte, lo que es el hombre individual y social,
deberá justificar racionalmente la obra cumpli- según la fe cristiana, a fin de sacar de esta des-
da en el Concilio. Acelerarán sin duda la ma- cripción "la regla de la actividad humana" tal
duración de esta "antropología cristiana", de como la expondrá la segunda parte. Precisa-
la cual nuestro siglo tiene tanta necesidad. mos que esta doble descripción no quiere se-
No es, por tanto, para suplir ninguna defi- guir siendo general e intemporal. Al promulgar
ciencia, no es para explicar lo que el Concilio esta "Constitución pastoral" el Concilio ha que-
habría debido decir, sino, por el contrario, para rido dirigirse no solamente a los fieles de la
colocarnos aquí en la línea del Concilio, sino Iglesia católica, no solamente a todos los que
recibiéndolo en la "obediencia de la fe", por se apoyan en Cristo, sino también a todos los
lo que tenemos que plantearnos hoy ciertas hombres a fin, declara, de "exponer a todos
cuestiones, a fin de rendir cuentas tanto de la cómo contempla la presencia y la acción de la
doctrina que nos enseña como de la actitud Iglesia en el mundo de hoy" 3. La idea cristiana
que nos dicta. Se tratará en él, si se quiere, de del hombre se encuentra, por tanto, allí enfren-
un ensayo de teología prospectiva, completa- tada, como la regla de acción que se deriva de
mente prospectiva incluso, en el sentido de que ella, con la realidad del mundo actual, en cuyo
en vano se buscarían en él teorías totalmente seno el cristiano debe vivir y actuar.
hechas. No pretendemos enunciar ninguna con-
clusión definitiva, sino que solamente querría- 3 Gaudium et spes, núm. 2.
mos indicar el sentido de un estudio. Bajo otro
aspecto, sin embargo, será más bien una teo-
logía retrospectiva, porque nada sólido se pue-
de construir en teología más que sobre mate-
riales demostrados, que la prolongada historia
de la reflexión cristiana nos proporciona. Toda
investigación debe hacerse en primer lugar a

10 11
Capítulo I

I. INSTAURACIÓN DE UN DIALOGO
VERDADERO

Para una gran parte de su población y de


sus minorías selectas pensantes, el mundo ac-
tual opone a nuestra fe, bajo formas por otra
parte bastante diversas, un concepto del hom-
bre radicalmente distinto de donde toda consi-
deración de Dios está desterrada: así se pre-
senta, a primera vista, el factor común de tan-
tas doctrinas y actitudes que el cristiano en-
cuentra hoy en día en todo su contorno. "Una
tentativa dramática que tiene por fin apagar la
luz del Dios vivo": tal es la forma militante que
adopta con frecuencia semejante negación.
Este hecho del ateísmo ha sido el "aguijón del
Concilio" '. En presencia de ese fenómeno, "el
mayor de nuestra época" 2, el Concilio ha que-
rido iluminar y orientar expresamente nuestra
conciencia de creyentes. No ha estado equivo-
cado, por consiguiente, al señalar el párrafo
que trata del ateísmo como el punctum saliens
de toda la Constitución Gaudium et spes.
Es decir, que la primera tarea esencial de la
doctrina a la que nos encontramos convidados
y estimulados por esta Constitución es un en-
1
Cardenal KONIG, cf., Documentation catholique (19 de junio
de2 1966), c. 1149-1150.
PABLO VI, Ecclesiam suam (6 de agosto de 1964).

13
ateísmo y sentido del hombre instauración de un diálogo

frentamiento al ateísmo contemporáneo. Deci- zamos primero en entenderle, en entrar en sus


mos bien: enfrentamiento. Y no olvidamos, tan- razones, en sus dificultades, en comprender sus
to por el espíritu que nos inculca este texto mismas incomprensiones, su inquietud o su
como por todo el conjunto de la obra conci- tranquilidad de espíritu, con el fin de hablarle,
liar, este espíritu de diálogo y de comprensión si es posible, de modo que le estimulemos y le
que nos exigía ya la encíclica Ecclesiam Suam, convenzamos. En toda ocasión favorable, en lu-
cuando renunciaba pronunciar "una sentencia gar de anatematizar o emprender la huida, bus-
de juez" y que el Soberano Pontífice ha realza- camos, por tanto, instaurar un diálogo verda-
do de nuevo en su discurso de clausura del dero que es "un arte de comunicación espiri-
Concilio, el 7 de diciembre de 1965: tual", que supone sobre todo una "voluntad de
cortesía, de estima, de simpatía, de bondad",
El humanismo laico y profano ha aparecido en un diálogo que nosotros mismos deseamos que
su terrible estatura y, en cierto sentido, ha desafia- sea amistoso y que exige además de nuestra
do al Concilio. La religión del Dios que se ha
hecho hombre se ha encontrado con la religión parte la convicción de que el cristiano no pue-
(pues religión es) del hombre que se ha hecho de "separar su salvación de la búsqueda de la
Dios. ¿A qué se ha llegado? ¿A un choque, a una salvación de los demás".
lucha, a un anatema? Eso podía llegar, pero eso
no ha sucedido. La antigua historia del Samarita- Releamos aquí otra vez algunas líneas de la
no ha sido el modelo de espiritualidad del Con- Ecclesiam Suam. Hace que tomemos "del ateo
cilio. Una simpatía sin límites lo ha impregnado en moderno, en lo más íntimo de su pensamiento,
su totalidad. El descubrimiento de las necesidades los motivos de su zozobra y de su negación".
humanas (que son tanto más grandes cuanto ma-
yor se hace el hijo de la tierra) ha absorbido la Están lejos de ser únicamente racionales. La
atención de nuestro sínodo. mayoría de las veces "los encontramos com-
plejos y múltiples..., a veces los vemos surgir
En otras palabras, por una especie de emu- de la misma exigencia que se refiere a la pre-
lación pacífica deseamos mostrar, tanto por los sentación del mundo divino: se la querría más
hechos como por la doctrina, que también nos- elevada y más pura en comparación con la que
otros los cristianos, "nosotros, más que los de- tal vez ponen en obra ciertas formas imperfec-
más, rendimos culto al hombre". Y cualquiera tas de lenguaje y de culto, formas que nosotros
que sea el tipo de ateísmo que represente el deberíamos ingeniárnoslas para hacer lo más
hombre que está frente a nosotros, lo conside- puras y transparentes posibles, con el fin de
ramos como un hermano, creemos que está lla- interpretar mejor lo sagrado del que son la se-
mado como nosotros mismos a la salvación co- ñal". Vemos asimismo hombres "movidos por
mún que es la vida en Dios. Y sabemos tam- nobles sentimientos, disgustados por la medio-
bién que, mientras tanto, tenemos que vivir, tra- cridad y el egoísmo de tantos medios sociales
bajar y sufrir con él en la tierra. Y nos esfor- contemporáneos, y tomando prestado de nues-

14 15
instauración ció un diálogo
ateísmo y sentido del hombre

tro Evangelio un lenguaje de solidaridad y de cia el ateo: es hacia el ateísmo que nos somete
comprensión humana, ¿no podríamos algún día a una prueba de comprensión. Por tanto, el sig-
devolver de nuevo a sus verdaderas fuentes, que nificado de estas dos palabras va a revestir
son cristianas", estas expresiones y estas exi- una gravedad no inferior pero sí diferente. En
gencias? 3. la misma medida en que estimamos al que nos
A estas afirmaciones de Pablo VI podemos expone su punto de vista, como en la misma
unir aquellas que nos señala un autor angli- medida en que creemos en la seriedad de la
cano, Alan Richardson, en una obra sobre el verdad, el diálogo entablado va a convertirse
proceso a la religión: "¿No vemos a menudo con bastante celeridad (ya sea en un cambio
que una persona razonable y humana se hace exterior o, tai vez, en el interior de nuestra pro-
atea por reacción contra el conformismo rígido, pia conciencia) en un enfrentamiento. Siempre
el sentimiento empalagoso o la desidia intelec- tendremos que recibir algo de nuestro interlo-
tual de padres o profesores llenos de buenas cutor, si es cierto que "no existe ninguna dis-
intenciones? Dondequiera que se encuentra un cusión fecunda que no implique en algún grado
ateo convencido hay, en último término, una una penetración mutua de dos interlocutores" 5 ,
falta de caridad cristiana o de valor"; entre los y que se va generalmente "de la fe originaria
que proclaman hoy que Dios está muerto, mu- a la fe reflexiva por la senda de la oposición" 6 .
chos lo hacen siempre, sin duda, "por rebelión Es evidente que no vamos a escuchar esa opo-
contra el cristianismo insípido y aturdido de su sición sin reaccionar ante ella. Hemos de tratar
tiempo" 4 . de responder, precisamente gracias a una me-
jor reflexión, con !a misma fuerza y lealtad. Todo
De tales reflexiones, también cuando se ha- diálogo es cambio, reciprocidad. Tampoco se
cen con algún exceso, debemos contenernos. sigue de aquí que tengamos que dejar perderse
Sería muy fácil acceder y después no hacer esta reflexión en ios meandros de un relativis-
caso. Si no suscitan de nuestra parte un esfuer- mo que evitase toda apariencia de choque. Al
zo metódico de pensamiento y de vida, todos los igual que el diálogo ecuménico entre cristianos
diálogos del mundo serían en vano. Podrían re- de confesiones diversas 7 , tampoco el que se
sultar engañosos. instituye entre creyentes y ateos tiene su tér-
Pero asimismo —tales citas lo dejan enten-
der desde este momento— no es solamente con s HANS URS VON BALTHASAR, La Gloire et la Croix, traducción
el ateo con quien tenemos que entablar el diá- de Robert Givord, c. " T h e o l o g i e " , t. 2, introducción, Aubier (París).
o Cr. Gabriel-Ph WIDMER, L'Evangiie et l'athée (1965), pp. 55
logo: es con el ateísmo. Y no es solamente ha- y 56.
7
Por otra parte, es necesario precisar, el diálogo ecuménico
se instituye sobre cualquier base, a partir de una voluntad común
3 Ecclesiam suam, números 81 y 82. Cf. HENRI DE LUBAC, " P a - de sumisión a la Palabra de Dios, de una preocupación común de
blo VI visto a través de Ecclesiam suam" (Ginebra, marzo de 1965), fidelidad al Avangello, de una adoración común de Jesucristo. Cf. JO-
p. 17-19. SEPH MOING, "Universalidad de J e s u c r i s t o " , en Revue de theologie
* Le procés de la religión, traducción de M. Tadié, c. "Cristianis- et de philosophie, núm. 4 (Lausana, 1967).
mo en movimiento" (Casterman, 1967), p. 65 y 108.

16 17
2
instauración de un (i/áío S ( )
ateísmo y sentido del hombre

mino en sonrisas. Tiene sus exigencias espiri- feliz ambigüedad de ciertas negaciones a p ^
tuales. La invitación al diálogo no es una invi- rentes, podrá ser muy útil y verdadero, en §|
tación a abdicar de nuestra actividad razonable. momento oportuno, acudir a ciertas analogía^
La "era" del diálogo no es la era de la renun- Estas podrán ser provechosas incluso para nues>
ciación, aunque la fe del cristiano, que exige tras propias diligencias íntimas. Podrá ser bue„
su actitud, no sea la de la razón sola. Por com- no, por ejemplo, hacer alusión a las doctrina^
plejas que sean las expresiones, la Verdad es de "teología negativa", a las cuales se aproximg
una, es santa; merece que se la busque de ver- a veces el ejercicio de la reflexión crítica. Se
dad, que se le sea fiel incluso al buscarla, que permitirá incluso evocar las "noches" místicas
se sepa profesarla en el momento oportuno y de San Juan de la Cruz. Pero éstos no serán
que nos esforcemos, si es preciso, en justifi- en nosotros medios para mantener el equí-
carla 8 . En definitiva, cualesquiera que sean las voco. No podría tratarse de buscar en ellos
sutilezas que invente con más o menos bondad subterfugios contra la urgencia de la decisión.
un espíritu fértil que retrocede ante el compro- Por consiguiente, será preciso llegar por últi-
miso de una posición neta, o cualesquiera que mo al "es, es; no, no" del Evangelio. Al fina)
sean ios escrúpulos en que se enrede un pen- será preciso saber si todavía podemos, sí o no,
samiento vacilante —temiendo a veces con ra- decir sinceramente el "Padrenuestro"; o antes
zón el engaño de las palabras—, una vez apor- bien, saber si debemos renunciar, o, al con-
tadas todas las explicaciones deseables, elimi- trario, decirlo con mayor sinceridad, gracias a
nadas en lo que cabe las causas de errores, lo la provocación saludable engendrada por el
que se arriesga con el diálogo emprendido es diálogo. Pero el diálogo no queda eliminado
la respuesta inevitable a la pregunta de si Dios con la toma de posiciones; subsiste siempre;
(y cuál Dios) existe o no. incluso el cambio viene a ser entonces una co-
laboración más íntima, y esta es una de las pa-
Por tanto, al igual que "la condenación a prio-
radojas de este combate doblemente singular.
ri" o la "polémica ofensiva", el verdadero diá-
Diálogo, enfrentamiento, combate: tres pala-
logo excluye "la inutilidad de las conversacio-
bras que, si se comprenden bien, lejos de ex-
nes vanas" 9 . Ciertamente, para explicar nuestra
cluirse mutuamente, ce encadenan. No tenemos
fe a aquel que se hacía de ella, como ocurre
que temer el confesar que no combatimos al
con frecuencia, una idea simplista o caricatu-
"ateo", sino al ateísmo (y siempre, ante todo,
resca, o para devolverle quizá a él mismo la
en nuestro propio corazón). Como si el com-
s Gautilum et spes, núm. 28. bate pudiera ser jamás eliminado de la vida.
o Ecclesiam suam, núm. 8 1 . Entre las publicaciones recientes so-
bre el diálogo y sus condiciones son particularmente notables las
No puede ser más que transformado. ¡El mismo
páginas del R. DP. GASTÓN FESSARD en Recherches et dabais, amor no transcurre sin lucha! ¡Y como si la vida
59 (1967), " L a v i o l e n c i a " , pp. 129-147. Véase también J . GIRARDI
en L'Atheisme dans la vie eí la culture contemporaines, Desclée del creyente, cuando se enfrenta al ateísmo o
et Cié. (París, 1968), tomo I, pp. 57-102.

18 19
¿tdniiiu y Cuntido de/ lio:nbra
instauración de un diálogo

cuando e! ateísmo le hace frente, pudiera ser Dios, un resultado doblemente positivo: contra
otra cosa más que un combate por Dios! Un el ateísmo, pero con e! doble beneficio de que
Teilhard de Chardin, amigo sincero de tantos el incrédulo y el creyente se conviertan en alia-
hombres que no participaban de su fe, simpa- dos. Uno y otro recibirán ayuda para liberarse
tizando profundamente con ellos desde el pri- de toda falsa imagen de Dios como de todo
mer contacto, no hizo un misterio, sin embargo, ídolo del hombre" n .
de su "batalla por un Dios persona!" 10. Sólo hay
Porque tanto la profundidad como la firmeza
que determinar cuál será la naturaleza de ese
de la fe son función de la humildad del cre-
combate. Es preciso decidir cómo se dirigirá;
yente. Esta fe que está en nosotros, que nos
en otras palabras, de qué armas nos tendremos
impregna y nos posee, no es cosa nuestra. No
que servir. Ahora bien, la cosa es clara; puesto
es un valor humano. Con mayor razón, no es
que se trata de un combate espiritual, no puede
un valor que poseamos como un capital fijo, o
llevarse más que con armas espirituales: las
que se une a nosotros con los demás valores
armas de la luz.
para constituir o enriquecer nuestro ser huma-
Pero, por otra parte, como ocurre siempre en no. No es de nosotros, ni de la "naturaleza" ni
casos parecidos, y en éste más que en cualquier de la "cultura". No es un bien dei que nosotros
otro, se impone una condición que ya ha sido podríamos despojarnos más o menos, con miras
evocada brevemente: el combate debe llevarse a acercarnos más fraternalmente al que no lo
necesariamente en dos frentes a ia vez, en el posee. Es una relación esencialmente móvil con
interior y en el exterior; o sea, que las armas una realidad que nos penetra y nos domina, que
espirituales a las que hemos recurrido no ten- nos envuelve, nos escudriña y nos juzga al mis-
drán ninguna oportunidad de ser eficaces a me- mo tiempo que nos ilumina y vivifica. Realidad
nos de ser bien empleadas también y, al mismo de !a que nosotros vivimos siempre más o menos
tiempo, contra nosotros mismos. Se producirá mal, en nuestra misma inteligencia, y a la que,
de esta manera una connivencia secreta —que incluso con nuestra mejor voluntad, somos siem-
testimoniará el tono de! diálogo— entre las crí- pre más o menos infieles. Realidad misteriosa.
ticas dirigidas a nuestra fe por nuestro interlo- Misterio absoluto en el que siempre tenemos que
cutor y las exigencias tal vez muy poco reco- penetrar todavía más—o más bien por el cual
nocidas de nuestra fe. Las consideraciones pre- debemos dejarnos penetrar más—y toda circuns-
cedentes lo dan a entender así. A este precio tancia, pero sobre todo nuestro encuentro con
se conjurará el fariseísmo. A este precio igual- el ateísmo nos proporciona una ocasión para
mente la lucha podrá reportar, si complace a ello. Por consiguiente, este encuentro nos pro-
voca para purificar nuestra fe, para sanearla,
i " PIERRE TEILHARD DE CHARDIN, Oeuvres, t. 7, pp. 100-101.
Cf. HENRI DE LUBAC, La Priére du Pére Teilhard de Chardin, c. "Le
S i g n e " . Ed. Fallard (París, 1968), p. 32. i » Léase, sobre el tema, ¡.a face humaine, de PIERRE EMMANUEL.
Ed. du Seuil (París, 1966); vsr, en particular, las pp. 113 a 127.

20
21
ateísmo y sentido del hombre la hermenéutica atea

para iluminarla, para que nos impregne todav:a cuya carga implica la reflexión intelectual o
más u. En efecto, es preciso que estemos siem- simplemente que son competentes u otra cosa
pre en guardia, que vigilemos mucho más, para más, cada uno en su lugar, y según sus medios,
que no confundamos lo que es nuestro, nues- tienen que rendir cuenta intelectual de la fe
tros gustos, nuestros hábitos, nuestros prejui- común a todos. Y nunca deberán esperar, para
cios, nuestras pasiones tal vez, con la Religión hacerlo de este modo, haber agotado los re-
divina en la que estamos siempre tan poco cursos en la estructura del acto de la fe ni, con
impuestos. Nos tenemos que guardar de esto tanta más razón, haber resuelto todos los pro-
como de una blasfemia. Nuestra fe, repitámos- blemas referentes al uso de los nombres divi-
lo, no es de nosotros; no nos pertenece y no nos, ni tantos otros problemas que la misma na-
sabría despertar en nosotros ningún sentimien- turaleza de la inteligencia humana piantea in-
to de superioridad u . Pero estamos obligados ha- definidamente. No esperarán tampoco haber
cia ella. Y no llamaremos purificación a lo que constatado en todos sus hermanos creyentes y
es evaporación, ni profundidad a lo que sería en ellos mismos una pureza de actitud y de pen-
traición. Un sometimiento cualquiera a la fe del samiento que nunca es más que un límite ideal
Dios vivo, aunque este sometimiento fuese de- imposible de obtener en perfección, pureza a la
clarado metodológico, jamás nos permitirá com- cual el ejercicio de la fe tiene precisamente
prender mejor el hecho del ateísmo. A la luz como fin acercarnos. Imitarán esa pedagogía di-
de la fe, en cambio, este hecho se aclarará vina que los Padres de la Igiesia admiraban en
para nosotros y descubrirá su significación la historia de la revelación y recordarán que si
plena. Dios existe, es el Dios de todos y del cual nunca
En el mundo actual se ha hecho imposible debe privarse a la humanidad media.
(y no tenemos motivos para lamentarlo) evita1
tal enfrentamiento. Ahora bien, si el testimonio
de la fe—y ya llegaremos a ello—debe ser el
hecho de todo creyente, y si a fin de cuentas II. LA HERMENÉUTICA ATEA
es el arma suprema de este combate, aquellos DEL CRISTIANISMO
ü 2 " E l hecho de que me reconozca siempre más o menos incré- Uno deberá entregarse además a esta tarea
dulo, que critique los defectos inherentes a mi creencia, que jamás
me satisface la calidad actual de mi fe, que rechace todo fariseísmo intelectual en un esfuerzo de comprensión.
de la fe como de la conducta, no es decir que la incredulidad tenga
razón en parte: es mostrarle testimonialmente, en lo que dependa Esto debe entenderse en el rigor del término.
de mí, que no tiene r a z ó n " , H. DE LUBAC, Paradoxes (ed. de 1959, Cuando dos pensamientos se enfrentan, cada
Ed. du Seuil, París), p. 175; cf. p. 174.
i s ' V é a s e nuestro Catholicisme, ed. de 1965, c o l . "Fe v i v i e n t e " , uno tiende espontáneamente a "comprender"
núm. 13, pp. 191-192. Cf. PABLO V I , alocución del 20 de enero
de 1965 (Documentation catholique, 1965, c o l . 291), sobre el " d i á - al otro, es decir, a englobarlo. No lo habrá re-
logo de la f r a t e r n i d a d " , que exige la convicción de que la fe no
es un bien que-pertenezca al cristiano.
batido bien si no lo ha dominado; no lo habrá

22 23
ateísmo y sentido del hombre la hermenéutica atea

vencido bien a menos que se lo haya anexio- él la fe del cristiano ordinario no era aún más
nado. Tal es en todo caso la "estrategia" na- que una nostalgia de la religión, de esta reli-
tural del ateísmo contemporáneo, en lo que ofre- gión absoluta que es pura religión del Espíri-
ce sin duda de más específico, desde hace tu. De modo semejante, el ateísmo de hoy se
ya más de un siglo. Prefiere, llega a declarar, estima con frecuencia capaz de absorber en
"desarrollar la fe" que evacuarla 14. Se esfuerza sí la sustancia cristiana y de transformar "sin
en hacerla llegar al término adonde tendía, por violencia" 20 al creyente, llegado así plenamen-
sí misma, desde el origen 15. Todo lo más se te a "adulto", en ateo.
atreverá a hablar, de un modo un poco menos Raros son, en efecto, en nuestros días los
oscuro, de obtener una "ventaja" 16. En esto en- que buscarían únicamente atacar de frente para
contraremos al heredero del vasto movimiento refutar por los procedimientos de una lógica
de pensamiento que fue lanzado sobre todo por clásica las pruebas racionales de la existencia
Hégel. Aunque haya sido desde e! principio y de Dios, o también sus supuestos. Frecuen-
hasta el fin un teólogo ", "aunque haya puesto a temente al contrario, se trata más bien de evi-
Dioo en el centro de todas las cosas, y a pesar tarlas 21 ; se eluden las preguntas finales—a me-
del clima religioso que ha bañado su pensamien- nos que se responda a ellas por la posición do
to, Hégel es, entre los filósofos, el que más ha un nuevo absoluto, tal como la materia eterna...
contribuido al establecimiento y a la victoria del Raros son también los que querrían negar toda
ateísmo" 18 en un amplio sector de la filosofía suerte de "verdad" en el enunciado de los mis-
contemporánea. Se ha hablado, con mucha ra- terios cristianos. Basta, piensan, con explicar-
zón, de la "ambigüedad de la teología hegelia- los para llegar a comprenderlos. Por consiguien-
na" 19. Hégel, en efecto, pretendía comprender te, se propone su hermenéutica; es decir, que
bien y cumplir en sí el cristianismo, pero para bajo el sentido primero, vulgar, el único per-
cibido en otros tiempos, el único que aún ahora
i " MAURICE MERLEAU-PONTY, Sens el non-sens (Nagel, París, tiene el simple creyente (también si es teólo-
1965), p. 314.
15
Cf. nuestro Prefacio a L'Eglise de Vatican II, bajo la dirección go) cuando afirma la existencia de Dios o la
de G. BARAUNA, edición francesa bajo la dirección de Y. CONGAR,
c o l . "Unam Sanctam" (Ed. du Cerf, París, 1967).
divinidad de Jesucristo, se pretende descubrir
i » FRANCIS JEANSON, La Foi d un incroyant (Ed. du Seuil, Pa- un segundo sentido, más verdadero, finalmente
rís, 1963), p. 123.
17 c?ASTON FES3ARD, De l'actunlité historique (Desclée de Brou- el único verdadero. Ahora bien, al contrario de
wer, París, 1960), t. I, p. 177, cf. pp. 202-206; t. 2, pp. 413-414. "lo que se figura la ilusión teológica", este se-
i " HENRI NIEL, introducción a su traducción de Hegel, Les Preu-
ves de l'existence de Dieu (Aubier, París, 1947), p. 26; " l a inver-
sión de la herencia hegeíiana, realzada por Feuerbach, y después
de él por Marx, ha sido posible por la perversión que Hegel habla
20
hecho sufrir a la idea de D i o s " . La frase es de EDGAR QUINET, Le Génie des religions (Pa-
I B Este es e! título de un arlírulo do MARCEt. REGNÍER, S. J . , en rís, 1851), a propósito de la metafísica alemana de ese tiempo.
s l
Archives de philosophie, t. 29 (1966), pp. 175-188. Cf. MARCEL Ver, a este f i n , las observaciones de LOUIS MILLET, " F i n i t o
MERDY, G. W. Hegel, Premieres publications (Vrin, París, 1952), humano e infinito d i v i n o " , en L'Homme devant Dieu, col. " T e o l o g í a "
p. 299. C. FABRO, Revue thomiste (1956), pp. 269-270. (Aubier, París, 1964), t. 3, pp. 93-108, especialmente p. 98.

24 25
ateísmo y sentido del hombre la hermenéutica atea

gundo sentido es completamente humano. Me- miento está fuera de su alcance. A decir verdad,
diante esta "segunda lectura", meditada y a "él no sabe lo que dice". Cae, pues, fatalmente
fondo, no se niegan forzosamente ios atributos en el error al pretender decir simplemente lo
de Dios, por ejemplo; pero como decía Ludwig que dice. Adorando a su Dios no sabe lo que
Feuerbach, principal iniciador de este sistema adora. Feuerbach se ofrece a explicarlo, esfor-
de interpretación 22, se transfieren de su sujeto zándose en tranquilizarle: "No digo de ningún
fantástico a su sujeto real. Este sujeto real no modo: Dios no es nada, la Trinidad no es
es otro que la especie humana, porque "el ob- nada, etc. Indico solamente que esos misterios
jeto del hombre no es otro que su mismo ser no son lo que imagina la ilusión teológica. Son
objetivo... Dios es el interior manifestado, el misterios internos y no externos; misterios de la
yo expresado de! hombre" 23 . O bien de la En- naturaleza y no los misterios de un ser exterior";
carnación del Verbo se dirá, en términos muy en realidad, puesto que Dios es "la idea de la
parecidos a una fórmula tradicional, y que un especie concebida como individuo", la gran re-
cristiano candido juzgaría tal vez aceptables, velación está finalmente en estas palabras:
que "el Dios que se ha hecho hombre no ha homo homini Deus24. Y el joven Marx, fundán-
hecho más que revelar al hombre que se ha dose en Feuerbach y pasando a la acción, esti-
hecho Dios". O también que la muerte y la re- mará que la tarea que se impone desde ahora
surrección de Cristo vendrán a ser los más be- es la de realizar de manera profana este fondo
llos símbolos de lo que sucede en el hom- humano del cristianismo 25 .
bre, etc. Ta! es, en resumen, el proceso de un movi-
Por consiguiente, precisan, el creyente no se miento del pensamiento considerable, cuya ex-
equivoca en lo que dice, siempre que al escu- presión podemos tomar del bello libro del re-
charle uno sepa relacionar lo que dice con lo verendo padre Stanislas Bretón sobre la Pasión
que no dice, pues en lo que él dice sólo lo du Christ et les philosophes. Ningún filósofo ha
que no se dice es realmente verdad. Pero eso explotado con tanto rigor como Hégel, ni con
es precisamente lo que, por definición también, tanta buena voluntad, el "don cristiano" y espe-
sólo él no sabe hacer. La clave de su pensa- cialmente el misterio de la Cruz:

22 c f . HENRI DE LUBAC, Le drame de l'humanisme aí/iée, pri- El misterio que repugnaba al racionalismo, las
mera parte. GIULIO GIRARDI, "Desmitificación y a t e í s m o " , en Mythe contradicciones llevadas al paroxismo de un Dios
et Foi (Aubier, París, 1966), p. 424: Feuerbach denuncia abiertamente muerto (etc.), todos estos aspectos del dogma,
las ambigüedades" estructurales del sistema hegeliano, que parece
querer sustraerse de la necesidad de elegir entre el hombre y Dios. impenetrables solamente, se nos dice, para el en-
Vladlmir SOLOVIEV, CEuvres (en ruso), t. 1 , pp. 105-122: Feuberbach, tendimiento "finito" o la imaginación ingenua, se
traducido, fue " e l gran sembrador del ateísmo en R u s i a " ; da "una
vuelta inolvidable a sus más dañinas f ó r m u l a s " . Soloviev se une
aclaran de pronto en esta inmensa perspectiva de
aquí al juicio de Marx, diciendo que Feuerbach acentúa los puntos
dejados por Hegel " e n un claroscuro m í s t i c o " . 2* i.'essence du christianisme, Irad. de J . Roy (París, 1864), pá-
ginas XIII y 188.
23 L'essence du christianisme, trad. de J. Roy (París, 1864), p. 76.
as ¿a Question juíve, trad. de Molltor, t. I, pp. 182-183.

26
n
la hermenéutica atea
ateísmo y sentido del hombre
hermenéutica. Esta, por otra parte, no llega de
una epopeya divina de lo Absoluto. La ironía de
las cosas es precisamente que esta filosofía, tan golpe a conclusiones brutales. Se reconoce de
cristiana en apariencia, era verdaderamente dema- ordinario que los procesos históricos no pue-
siado para no convertirse por una dialéctica que den ser bruscos, y a veces se quiere hacer jus-
habría debido prever el filósofo, en su extremo ticia al pasado. Por eso admite buenamente que
opuesto. El cristianismo está en toda obra hege-
liana, y por eso, ciertamente, no está en ninguna el apego del creyente al primer sentido de la
parte. Reabsorbido en el concepto, ha llegado a ser fe cristiana ha marcado una etapa necesaria
tan humano, que Feuerbach, diciendo una última de la conciencia humana28. En otro contexto y
incoherencia, sólo tendrá que dar un paso para re- en otro estilo, se vuelve así a la tesis de Augus-
cuperar, en un "humanismo integral", el residuo de
trascendencia que traicionaba incluso la filosofía to Comte, tal como la enunciaba en su famosa
hegeliana de la religión 2 6 . "ley de los tres estados". Incluso después del
tiempo de Feuerbach y Marx, se vuelve de modo
Desde los tiempos de Feuerbach y Marx, a más radical a la tesis de Lessing sobre "la edu-
través de muchas vicisitudes, de una gran va- cación del género humano". No desean, decla-
riedad de doctrina o de método, y en la mul- ra, rechazar ni destruir, sino "cumplir". Sola-
tiplicidad de sus aplicaciones, se ha mantenido mente que ahora el tiempo se ha cumplido. Ha
el esquema general. Ha sido difundido y vulga- sonado la hora del descubrimiento esencial. Es
rizado. El ateísmo del siglo XX no ha marcado, preciso por fin conocer como humano al que
en su conjunto, una dirección de pensamien- hasta hace poco era contemplado y adorado
to muy nueva con relación al ateísmo del si- bajo las especies de Dios. Como el Nuevo Tes-
glo XIX, como este último lo había hecho con tamento al principio de la era cristiana ha re-
relación al del siglo XVIII. Sólo hay que añadir velado todos los significados del Antiguo Tes-
que la aportación nietzscheana le ha imprimido tamento, pero rechazándolo ai mismo tiempo al
a veces un acento diferente 27 . Los mismos fra- pasado muerto, así procede un cierto humanis-
casos de este hombre que había creído des- mo de hoy en día en su actitud frente al teísmo
cubrir su divinidad o que había ambicionado cristiano. Demuestra comprenderle, hacerle jus-
conquistarla y que ahora parece contemplar a ticia, exaltar incluso su papel y promoverlo así
veces con una especie de amarga satisfacción a una segunda vida más verdadera, quien por
la destrucción de su ser, no han modificado esto mismo lo rechaza, en su primer sentido,
sensiblemente la pretensión fundamental de su
2« STANISLAS BRETÓN, C. P., La Passion du Christ et les philo- 28
De la misma manera, un autor reciente, persuadido de que es
sophes (Edizione Ecco, Teramo, 1954), pp. 34-35. Se leerá todo el preciso "desheíenizar" ía fe cristiana, tiende nada menos que a sepa-
capítulo, que es muy esclarecedor. Sobre la diferencia entre Hegel rarse de Harnack, porque la "helenización" había sido pura y sim-
y Nietzsche en el sentido que dan a la fórmula "Dios ha muerto", plemente corrupción. Semejante juicio, estima, supone una falta de
ver ibid, pp. 50-55. sentido histórico. La helenización correspondió a una etapa del
27
Cf. ALAN RICHARDSON, o. c , p. 110: "Siempre se encuentran desarrollo cristiano y fue normal en su tiempo; pero este tiempo ha
teorías nuevas, porque se desconoce el desarrollo del pensamiento pasado. LESLIE DEWART, The Future ot Belief (Nueva York, 1966).
europeo en el siglo de Feuerbach y Nietzsche."
29
28
ateísmo y sentido dtl hombra la hermenéutica atea

29
al cementerio de los mitos . Si este pasado tica ya tanto si es, según el caso, triunfal, o
quisiera sobrevivir o revivir, no podría ser más desesperado, o sereno;' como si se inclina en
que perjudicial. De un medio provisional de li- la práctica hacia el colectivismo o a la anar-
beración haría un yugo odioso, consagraría la quía, o rechaza todo absoluto; o que su ropaje
alienación del hombre. El lazo, que lo compren- esté hecho de renunciamiento metafísico o am-
de, lo aprieta, por tanto, para dislocarlo o lo bición terrenal; o que, al final del proceso de
abraza para ahogarlo. "secularización" que reivindica, quiera cubrir-
Tal es hoy en día la pretensión más ordinaria se todavía con el nombre de cristiano, o se se-
del ateísmo, pretensión a menudo inscrita en pare de él; o que, en su imperialismo, pretenda
su misma estructura, que testimonia sus oríge- hablar en nombre de una reflexión racional, o
nes30. Nosotros estamos en presencia de un de cualquier ciencia o disciplina: la sociología,
"fenómeno parasitario del cristianismo que se por ejemplo, o la lingüística, o la estética, o el
injerta en su dogma para vaciarlo de su conte- psicoanálisis; o que, en fin, que en la función
nido carismático, conservándolo todo como sim- que se arroga de "revelador del sentido", quiera
bólico. En otras palabras, es una gnosis que descubrir a fondo el sentido último que escapa
pervierte las expresiones de la fe..." 3 1 al creyente, o que estime que este último sen-
Parecido fenómeno, parecida pretensión se tido no podrá jamás objetivarse en un pensa-
encuentran favorecidos por el movimiento ge- miento acabado.
neral del pensamiento del siglo. En efecto, en Se ha podido constatar en diversas épocas la
todas partes, en todo dominio, se constata hoy pretensión de un pensamiento racionalista, de-
"la emergencia de un nuevo problema del sen- seoso de no separarse enteramente de las ma-
tido que desplace al sentido de los proble- sas de creyentes y de la Iglesia, de traducir
mas" 32. Tal es, por consiguiente, como decía- para su propio uso el lenguaje de la fe popular
mos nosotros, la forma general que reviste la en conceptos filosóficos. Poco más o menos
"estrategia" del ateísmo contemporáneo. Se pre- éste fue también el objetivo de Manuel Kant,
senta más frecuentemente como una hermenéu- cuyo célebre libro sobre La Religión dans les
2
9 M. MERLEAU-PORTY lo dice de una forma ligeramente atenua-
limites de la raison ofrece, decía Rousselot en
da: "Esto es casi lo contrario de comprender la religión y poseerla." un juicio poco ameno, un "surtido casi com-
Eloge de la philosophie (Gallimard, París, 1953), p. 62. Ya Feuer-
bach decía que el pensador penetra en la esencia de la religión, pleto de estas pedantescas transposiciones de
oculta en la religión misma. verdades reveladas en símbolos filosóficos, que
3 ° Véase especialmente para el sistema marxista: GASTÓN FES-
SARD, "Las estructuras teológicas en el ateísmo m a r x i s t a " , en tantos otros han vuelto a evocar desde enton-
Concillum, 16 de junio de 1966, p. 31-43; nuestro Sur les chemins
de Dleu, c o l . "Fe V i v i e n t e " , núm. 22 (Aubier, París, 1966), pá- ces con tanto desconocimiento del cristianismo
ginas 215-216.
" ANDRE MANARANCHE, Prétres á la maniere des Apotres?
e infinitamente menos alcance de espíritu" 33.
(Ed. du Centurión, París, 1967), p. 66.
a» ANDRE SCRIMA, " E l mito y la epifanía de lo I n d e c i b l e " , en
a
Mythe et Foi (Aubier, París, 1966), p. 83. 3 PIERRE ROUSSELOT (t 1915), Notes inédites, 1913.

30 31
ateísmo y sentido del hombre la hermenéutica cristiana

La pretensión actual aparece tres veces más guna época el cristianismo fue eso. Ni mucho
radical: en primer lugar, en que es el hecho menos. El fuego siempre se transmitió. Pero en
del ateísmo; después, en que, en su perspecti- la misma medida en que nosotros reconocemos
va histórica, reivindica su derecho a la heren- que tal apariencia ha podido contribuir a es-
cia del cristianismo; por último, por el hecho timular las pretensiones actuales del ateísmo,
mismo de que trata de extender a toda la masa nos encontramos invitados para hacerles fren-
humana los resultados de su hermenéutica y, te, no en un ablandamiento cualquiera, sino en
muy particularmente, reunir a los mismos cris-
un resurgimiento y ahondamiento de nuestra fe.
tianos. Menos esotérica, menos aristocrática, es
mucho más virulenta. Ha podido parecer legí-
tima a filósofos que, sabiendo lo que es la mar-
cha inexorable del pensamiento, esa "potencia
insaciable y devastadora de todo lo que ha he- III. LA HERMENÉUTICA CRISTIANA
cho su tiempo" M, habían rechazado por otra
parte toda idea de revelación divina y no tenían Henos aquí, por lo mismo, obligados a pro-
ninguna experiencia de lo que es la vida de porcionar, nosotros también, un esfuerzo pa-
ia fe. Ellos han tomado, si no a Jesús mismo, al ralelo a aquél de que se prevale el ateísmo.
menos a aquellos de sus discípulos que, desde Esfuerzo paralelo, ¡pero qué diferente! "Que-
el principio hasta nuestros días, fueron los in- ramos o no, la inteligencia es una facultad de
térpretes del Hecho cristiano, por ios creadores interpretación" 35. Por poco despierto que esté
de sistemas destinados, naturalmente, a engen- a la vida del espíritu, el creyente no puede ex-
drar otros, que los absorberían y los rebasa- cederse en la exégesis, y esto debe entender-
rían. Tal explicación del movimiento de la his- se en un sentido que desborda la interpreta-
toria ha podido también, reconozcámoslo, pa- ción de los textos para abarcar todo el tema y
recer bastante razonable a muchos frente a una todas las manifestaciones de su fe. Jamás ha
fe gastada, vaciada de su primera sustancia, podido excederse de esto. Lo que cree, lo que
frente a cierto cristianismo exangüe y munda- vive, trata espontáneamente de comprenderlo.
no, con demasiada frecuencia presentado como Como lo enseñaba San Agustín, es el movimien-
espectáculo, o de un pensamiento cristiano asus- to mismo de la fe. Es lo que han hecho ya, cada
tado, replegado sobre sí mismo, cuidadosamen- uno a su manera, un San Pablo, un San Juan,
te abrigado, es decir, al margen de todos los para expresar su fe común a Cristo. Este es
movimientos renovadores, perdido en complica- el esfuerzo que el creyente de hoy persigue a
ciones estériles... Sin embargo, jamás en nin- su vez, ayudándose del esfuerzo veinte veces
secular del pensamiento cristiano, sin tener que
34 PIERRE TEILHARD DE CHARDIN, a S. y M. Bégouén, 8 de
enero de 1929, Lettres de voyage (París, 1959), p. 117. 35
JOSEPH HUBY, L'Evangile et les évangiles, León-Du!our, Beau-
chesne (París-10, 1954), p. 252).

33
3
ateísmo y sentido del hombre la hermenéutica cristiana

descansar perezosamente en ei mismo. Más que va contra una recaída en la adoración de sus
nunca se encuentra impulsado a ello, como a propios conceptos.
una tarea siempre necesaria y más ardua que Ya en una primera reflexión que hace sobre
nunca, en razón de los cambios profundos que su propia existencia, experimenta "que la fe
han sobrevenido en el universo de nuestra cul- es el principio de una crítica más radical que
tura. Solamente sabe distinguir entre la exé- la que procede de la razón; la fe, que es ad-
gesis profundizante, la que, procedente de la hesión al Dios inefable y tres veces santo, no
fe, va dirigida a su inteligencia, de una exége- permite a la reflexión racional detenerse en el
sis reductora que, en virtud de su orientación curso de su camino a niveles de experiencia
primaria, llevaría fatalmente a la destrucción de que no le harán alcanzar más que a los ídolos".
su objeto. No cree que la mejor vía de penetra- Lleva consigo "una crítica de la realidad que
ción de lo real sea siempre la de la oposición; parte de un principio que es Dios mismo" 37 , el
no confunde la reflexión crítica con la adopta- más radical de todos, y que ningún otro prin-
da actitud de criticar. Demasiados ejemplos, por cipio sabría reemplazar.
lo demás, le muestran a porfía que tal actitud Seguro de este principio, cuya realización se
lo ciega. Por eso no se deja intimidar por lo identifica con su propia fidelidad, el creyente
que M. Paul Ricoeur ha denominado tan bien puede considerar con calma el ateísmo. Lejos
las hermenéuticas del recelo. Sabe muy bien que de dejarse "comprender" por él, intenta com-
si se niega por adelantado todo valor a ciertas prenderlo él mismo. Comienza por reconocer
zonas del espíritu, si se pone en duda a priori los elementos de verdad que tiene todo pen-
su misma especificidad, jamás se podrá dar, samiento, igualmente el ateo, y que él deberá
salvo que ocurra un milagro, cualquiera que sea recoger en su propio pensamiento; por reco-
el método empleado para examinarlas, más que nocer igualmente, a su luz, los elementos de
una explicación mezquina. Comprende muy bien error o de ilusión que hubiera podido dejar in-
que hace falta pasar de una cierta "ingenuidad filtrarse y que debe expulsar. Distingue todavía,
simbólica" a la "inteligencia hermenéutica" 36 , situándose más de una vez incluso en la escue-
pero lejos de temer este paso, descuenta su la de los mismos que le impugnan su fe, las
beneficio. Al mismo tiempo comprende que es- señales de un progreso real cumplido en nues-
te paso se realiza totalmente de fide ad fidem, tros días en el conocimiento que el hombre tie-
que no se acaba jamás, y que comporta siem- ne de sí mismo. Pero descubre también, bajo
pre un retorno al símbolo inicial, que le ga- la estrategia de una hermenéutica falsificante,
rantiza siempre la dirección recta y le preser- los resortes reales y su inutilidad.
3,7
EDOUARD POUSSET. "¿Vuelve a poner en duda su fe?", en
36
Etudes, septiembre de 1967, p. 266: "Pues bien, al que le es dado
PAUL RICOEUR, "Estructura y hermenéutica", en Esprit, t. 31 ponerse a la altura de tal principio sabe lo que prueba de verdad
(1963), p. 627. totalmente que no debe dudar de Dios."

34 35
ateísmo y sentido del hombre la hermenéutica cristiana

Por consiguiente, no tendrá que temer mos- como de toda forma objetiva de religión, una ac-
trar que tal hermenéutica, a despecho de sus titud de excepticismo y denigración sistemáti-
pretensiones de profundidad, generalmente no ca, y nunca se preocupó de revisar críticamen-
hace más que engendrar la vulgaridad, no re- te tal dogmatización a la inversa41. Con mayor
conociendo lo que hay de profundo en el hom- motivo, jamás se impuso el deber de estudiar
bre mismo; viene en auxilio de un ideal me- la revelación cristiana. Pfister, que por otra par-
diocre en el cual la humanidad corre el riesgo te estimaba su persona y admiraba sus descu-
de adormecerse, o que la humanidad arrojará. brimientos, no dejó de decirle: "Tu sustituto de
Quiere reducir un objeto que ella no compren- la religión es en sustancia el pensamiento de
de, que tal vez incluso no se ha tomado la mo- las luces del siglo XVIII, orgullosamente revi-
lestia de ver desde más cerca. ¿No es esto evi- sado y modernizado. Debo reconocer que a pe-
dente, por ejemplo, en el caso de Sigmund sar de la alegría que procuran los progresos de
Freud? Al escribir El porvenir de una ilusión, la ciencia y de la técnica, no creo en la sufi-
Freud "se preocupa mucho menos de las fuen- ciencia ni en la solidez de esta evolución del
tes profundas del sentimiento religioso, que de problema de la vida" 42.
lo que el hombre ordinario entiende por reli- En verdad, "el ateísmo de los que jamás han
gión" M. Aun esto es decir demasiado poco. intentado conocer la religión no representa un
"Has crecido en la vecindad de formas pato- problema grave para el creyente" 43; y la pobre-
lógicas de la religión y las consideras como "la za de las soluciones sustitutivas que le propone
religión", le escribía un día su corresponsal y tal ateísmo está hecha más bien para reconfor-
amigo el Pastor Pfister39. Es más, Freud mismo tarlo en su fe.
reconoció que si se había sacado un argumen- Sin embargo, será preciso saber discernir, en
to del psicoanálisis, su pensamiento personal las impugnaciones del ateísmo, lo que es difi-
respecto a la religión no por eso dejaba de es- cultad que merece un estudio atento y lo que
tar establecido de antemano. Era el de la cien- no es más que impotencia de pensamiento, pre-
cia y el positivismo de su tiempo 40 . Engendraba sentada como resultado de una evolución fatal
por su parte respecto del sentimiento religioso, de la inteligencia, porque ha invadido durante
cierto tiempo, como una parálisis contagiosa, el
cerebro de la humanidad media. Por otra par-
as E. JONES, The Lite and Work oí Sigmund Freud, t. 3 (Nueva
York, 1967), p. 358; citado en Concilium de 16 de junio de 1966,
p. 9 1 , por John Eudes BAMBERGER: "Desafío de Freud a la teo- ' i Cf. YVES DE MONTCHEUIL, "Freudismo y psicoanálisis ante
logía". la moral c r i s t i a n a " , en Mélanges théologiques, Aubier (París, 1946),
a» 20 de febrero de 1928. Correspondancs de Sigmund Freud avec p. 297-317;ver también las páginas 348-351, y A. PLE, o. c , "La
le Pasteur Ptister, 1909-1939, traducción de L. Jumel, Gallimard (Pa- religión, problema personal de F r e u d " , en Freud et la religión, "Por-
rís, 1966), p. 178. venir de la t e o l o g í a " , Ed. du Cerf (París, 1968).
*o Carta a Pfister, 26 de noviembre de 1927. Se dice que en 1911, 42 A. FREUD, 24 de noviembre de 1927, o . c . p. 169.
Freud firmaba un manifiesto en favor de la creación de una sociedad 43 L. NEWBIGIN, Une religión pour un monde seculier, traduc-
para la difusión del pensamiento positivista. Science et hypothése, ción de M. Tadié, Casterman (1967), p, 90.
Gallimar (París, 1967), p. 102, nota.
37
36
la hermenéutica cristiana
ateísmo y sentido del hombre
tema de la secularización, del que no sabemos
te, el creyente deberá desconfiar para sí mis- si se refiere a la sociedad ambiente, o a la cul-
mo de una "comprensión" mediocre y superfi- tura, o al pensamiento, o a la Iglesia y a la fe
cial inspirada por un deseo de refutación fácil misma?46 ¿Es necesario evocar aún ciertas va-
que no tendrá ningún alcance, o, al contrario, riaciones demasiado ligeras sobre el "mundo
por un deseo de conciiiación no menos fácil, adulto", o sobre un "cristianismo ateo" 47, so-
que le dejará vencido de antemano. Que se guar- bre una "fe sin Dios", sobre la oposición pura
de, pues, de aplicar al ateísmo el mismo tra- y simple a la fe y a la religión, etc? Tales fór-
tamiento de "reducción" que éste no se abs- mulas, que al menos tenían un significado pre-
tiene siempre de aplicar a la fe. Que sepa mi- ciso en sus primeros autores y que desde en-
rarlo de frente. Que no deje de observar, para tonces podían proporcionar materia para una
evitar dejarse prender en él como en una retí, discusión seria, no hacen más que engendrar
el "desvío especulativo de las máximas de los confusión, intranquilidad y vértigo, cuando las
santos" 44 . Que medite, para hacerla suya en lleva el "aire del tiempo" y se mezclan con des-
caso de necesidad, la enérgica declaración de precio de toda lógica. ¿Es preciso insistir en
Pierre Emmanuel: "Estoy presto a dialogar con esta fiebre de "desmitificación" que confunde
el diablo si es preciso, y con cortesía, pero no todos los problemas, todos los órdenes del co-
quiero aparentar que me entiendo con él sobre nocimiento, que niega las leyes más elemen-
un malentendido idólatra" 45 . Que tenga el va- tales del lenguaje y del pensamiento, que aca-
lor, en particular, de rechazar las fórmulas de ba por atacar al mismo ser, y los que son ata-
compromiso, recibidas sin crítica, en la incons- cados por ella no se aperciben de que les
ciencia o en una semiinconsciencia que cierta corroe a ellos mismos? ¿O incluso sobre las
hermenéutica le tiende como un cebo, y que por ambigüedades de un "pensamiento funciona!"
la interpretación de las mismas podría caer en que se opone como un dogma sin réplica a una
la apostasía. ¿Es preciso recordar, por ejem- "ontología" caduca y reducida al estado de
plo, ese tema de la "muerte de Dios", de su "folklore"? 48
autonegación, convertido en nuestra época en
un lema flexible en todos los sentidos y des- <• Sobre los sentidos posibles de " s e c u l a r i z a c i ó n " y de " s e c u -
l a r i s m o " , cf. "Teilhard y nuestro t i e m p o " , en L'Eternel Féminin,
pués en una fórmula publicitaria, que algunos Aubier (París, 1968), parte I I , c. 5.
47
cristianos han hecho suyo en un contexto pseu- Pretendiendo apoyarse en la autoridad del Concilio, y apro-
vechándose de un ecumenlsmo dudoso, un autor americano explica
do-místico y más o menos equívoco, sin un aná- a los lectores de una revista católica que la Iglesia, que tiene que
relacionarse con el mundo, debe participar en el movimiento de!
lisis minucioso, sin pureza doctrinal, sin respeto mundo; ahora bien, el mundo actual rechaza la fe en Dios; entonces
para el drama sacro del Calvario? ¿O este otro la Iglesia debe elaborar una teología atea y veintitantas cosas de
este género.
48
A propósito de algunos teólogos (protestantes) extremistas, de
los cuales no se ve cómo su pensamiento se distingue incluso del
44 ateísmo. L. NEWBEGIN escribe humorísticamente, o . c , p. 72: "Ber-
Fórmula de JACQUES MAR1TAIN, Le Payssn de la Garonnc,
Desclée de Brouwer (París, 1966), p. 14. trand Russell no tenía, como Van Burén, el inconveniente de ser
" 5 Le Monde est interieur, Ed. du Seuil (París, 1967), p. 64.
39
38
I
ateísmo y sentido del hombre la hermenéutica cristiana

Ante esta multitud de fórmulas que le han lan- cinueve veces secular que, sin que sea nece-
zado a la cara, el cristiano permanecerá lúci- sario considerarla bajo su aspecto de norma
do. Debe saber que bajo las peores confusio- autorizada, ofrecerá miles de puntos de apoyo
nes se oculta a veces la inquietud de una ver- a su reflexión. Entonces comprenderá bien que
dad que se busca. Esto es particularmente cier- esta vieja doctrina no es de ningún modo la
to en los períodos de inquietud y agitación. Por imaginación tosca que algunos suponen y que
eso, las teorías más impugnables, los pensa- ellos justamente rechazan. Comprenderá que se
mientos más inconsistentes que le proponen, podría reprochar también al inmanentismo, si no
no le representarán un pretexto para rehusar el quiere ser pura evanescencia, de no ser él mis-
examen de ningún problema, si posee a este mo, según palabras de M. Gabriel Marcel, más
respecto alguna capacidad. Sabrá descubrir el que "un prejuicio espacial reconocido" 52. Se
sentido aceptable de tal o cual paradoja 49 . Pero apercibirá de que la idea misma de trascenden-
no se dejará aturdir. No tomará por un cristia- cia, lejos de reducirse a la de alguna exterio-
nismo profundizado lo que no sería más que ridad, implica necesariamente la inmanencia53;
un cristianismo inverso 50. Más allá de las cari- las dos ideas están "como trenzadas la una con
caturas de éste que le presentan tan a menu- la otra": si Dios es trascendente, nada se opo-
do, se esforzará en profundizar por sí mismo, ne a El, nada le limita ni hace número con El;
al menos un poco, en esta "vieja doctrina de "distinto del mundo", El le penetra absoluta-
la trascendencia" que incluso los escritores mente. El prejuicio mortal de una rivalidad de
cristianos, cuidadosos de reanimar ia fe en nues- zonas de influencia o de exclusión mutua entre
tros contemporáneos, parecen ignorar totalmen- el hombre y Dios caen por el mismo hecho. Si
te 51, o que otros parece que temen examinar. el partidario de la sola inmanencia da pruebas
No rehusará la exploración de una tradición die- de "parcialidad", el partidario de la trascenden-
cia se adhiere a la verdad total. Dice con San
Agustín: Deus, interior intimo meo, et superior
profesor de teología; no estaba obligado a demostrar que su pro-
pósito no era más que una versión modernista del lenguaje de la summo meo; o bien, con San Bernardo, volvien-
Biblia".
48
Es asi que, después de haber parecido conspirar con el ateís-
do a un tema lleno de imágenes que se en-
mo, Paul TILLCH vuelve a descubrir "Dios por encima de D i o s " , cuentra en San Gregorio el Grande y otros mu-
invoca una "experiencia de Dios por encima del Dios del t e í s m o " :
Le Courage d'étre, traducción de Femad Chapey, Sasterman (1967), chos:
pp. 181-183 o p. 184: " E l valer de ser se arraiga en el Dios que
aparece cuando Dios ha desaparecido en la angustia de la d u d a " .
Todo depende, evidentemente, del " t e í s m o " de que se hable. Estoy subido en la parte superior de mí mismo
Cf. H. de Lubac, Sur les chemins de Dieu, c o l . "Fe v i v a " , núm. 22,
Aubier, París, 1956), pp. 202-207. y más alto aún reina el Verbo de Dios. Explorador
50
51
JEAN LACROIX, L'Echec, P. U. F. (París, 1964), p. 111. ávido he descendido al fondo de mí mismo y, sin
Como el Dr. John A. T. ROBINCON, en Honest fo God. Sobre
el largo debate a que ha dado lugar el llbrlto se encontrarán rese- 52
ñas casi exhaustivas en Selecciones de Libros de San Francisco do En " L a querella del a t e í s m o " , en Société Irangaise de philoso-
Borla, San Cugat (Barcelona, 1967), vol. 4, p. 11-124: " E l debate phie, 24 de marzo de 1928.
ecuménico en .torno a Honest to G o d " , por A. Alvarez Bolado. 53 Que en este caso podría decirse " p r e s e n c i a " .

40 41
ateísmo y sentido del hombre
la hermenéutica cristiana

embargo, lo he encontrado más abajo todavía. He


mirado al exterior y lo he encontrado más allá de
nuestros ojos nuestra existencia más íntima" 57 .
todo lo que es exterior. He mirado en el interior y Es lo que la fe cristiana ha profesado siempre,
me es más íntimo que yo mismo. Entonces he re- lo que la tradición cristiana ha enseñado siem-
conocido la verdad de lo que yo había leído: que pre, lo que el pensamiento cristiano procuró con
vivimos en él y tenemos en él el movimiento y el
ser M . frecuencia—con más o menos fortuna—profun-
dizar58. Fecisti nos ad Te, Deus... Propter nos
Si volvemos a la explicación fundamenta! que nomines et propter nostram salutem... Deus ho-
pretende mostrarnos cómo "la religión del Dios mo factus est, ut homo fieret Deus... Tomado
hecho hombre termina por una dialéctica inevi- en su significado más simple y más fundamen-
table en una antropología" y cómo si en otro tal, la revelación cristiana que nos aclara el pro-
momento fue "la expresión simbólica de! dra- pósito de Dios para con nosotros está, por tan-
ma social y humano", sólo este drama es reai to, bien lejos de la arbitrariedad que se le impu-
y sólo él debe retenerse hoy en día 55 , el cris- ta tan fácilmente y la que piensan convendría
tiano que vive de su fe sabrá oponer a esta remediar rebajando su mensaje a un plano to-
explicación una explicación más pertinente. Mos- talmente humano. Pero entonces precisamente
trará que existe, en efecto, un vínculo, un víncu- estaría comprometida la grandeza del hombre,
lo íntimo entre esta religión del Dios hecho a pesar de las palabras atractivas de Feuerbach
hombre y la antropología. "Si nosotros tene- y que no se cesan de repetir sin ningún esfuer-
mos un sistema de verdades sobrenaturales para zo para establecerlas mejor. "Bien lejos, decía,
creer es porque tenemos una vida sobrenatural de dar a la antropología una importancia secun-
que vivir" 56, y de la una como de la otra, el daria, yo la elevo hasta la teología haciendo
misterio de Cristo es la expresión totai, el para- descender a ésta hasta ella" 59.
digma perfecto. Al revelarse a! hombre, no so- A la inversa de tal imputación y de tal pre-
lamente por Cristo, sino en Cristo, "Dios le ha tensión, es este verdadero carácter de la fe
revelado sus propósitos para con él: le ha re- cristiana lo que se tratará de restablecer, ha-
velado a sí mismo. En el misterio aparece a ciendo ver que aún una antropología bien con-
ducida supone una teología y que se encamina
a ésta por una dialéctica inevitable"; al expli-
54 Sermón 74 sur le Cantique, Migne, PL, 183, 1141. Cf. San car también de modo más preciso cómo, a
Gregorio, Moralla in Job, 1 , 2, c. 12, núm. 20, PL, 75, 713, etc.
Otros textos en H. DE LUBAC, Sur les chemins de Dieu, pp. 109-117 partir de nuestra situación concreta, el "drama
y 304-306. social y humano" encuentra a la vez su acla-
ss Expresiones de M. MERLEAU-PONTY, o . c , p. 131 (interpre-
tando a Marx) y p. 225. Cf. HENRI DE LUBAC, Meditatfon sur
l'Eglise, (1953), pp. 194-195 (nueva e d i c i ó n , c o l . "Fe v i v a " , nú- 57
JEAN LACROIX, "Misterio y r a z ó n " , en Histoire et mystére,
mero 60, París, 1967). Casterman (París, 1962), p. 129-130. Cf. M. D. MOLINIE, Le Com-
50
L. LABERTHONNIERE, Le Réalism chrétien et l'idéalism grec, ba! de Jacob, Ed. du Corf (París, 1967), pp. 44-46, etc.
precedido de Essais de phllosophie rellgiouse, Ed. Claude Tresmon- = 8 Cf. nuestro Mystére du surnaturel, Aubier (París, 1965).
tant, Ed. d u . Seuil (París, 1967). = 9 L'essence du christianisme, p. 14.

42 43
ateísmo y sentido del hombre la hermenéutica cristiana

ración, sus dimensiones reales y su solución, ta que se le suplique; o que, en la mañana de


no en el hombre solo, sino en Jesucristo, Hom- Pascua, el Dios muerto ha resucitado en el hom-
bre-Dios60. El ciclo deberá rematarse mostran- bre; o, en fin, que desde Pentecostés ya no
do cómo la "religión del Padre" no tiene que reside en el cielo, sino en nuestras comunica-
ceder dialécticamente su lugar a la "religión ciones intersubjetivas. Y que ame sobradamen-
del Espíritu", como sueñan algunos teóricos que te la verdad para liberarse de este lenguaje
toman prestado el lenguaje de una tradición que equívoco.
se remonta a Joaquín de Flore, y ¡o tergiversan, Que no se deje intimidar tampoco por algu-
como tergiversan el lenguaje y el pensamiento nos nuevos magos que exaltan su técnica por
de Jesús, en provecho de un pensamiento más encima de la experiencia de los santos, procla-
radical 61 . El misterio de la Trinidad indivisible mándose únicos herederos del hombre espiri-
abre a la inteligencia creyente espacios más am- tual descrito por San Pablo, que juzga todo y
plios. El cristiano sabe además que la "religión a todos y no es juzgado por nadie; ni por cier-
del Padre" debe permanecer para que Dios esté to número de nuevos ingenieros sociales que no
verdaderamente y no por metáfora, "todo ente- conocen más que las rutinas y ias recaídas y
ro con nosotros" 62 , y no reabsorbido en nos- que, con sus encuestas, sus pianes y sus cálcu-
otros mismos, dejándonos así en nuestra so- los, acaban por "acondicionarse" ellos mismos
ledad 63. y hacerse insensibles a toda invasión como a
Que el cristiano esté bien advertido de ello. toda invención dei Espíritu. Que sepa, pues, dis-
Que no se deje deslumhrar por el razonamien- tinguir entre el aporte fecundo de las nuevas
to de las fórmulas cuando le expliquen, por disciplinas y la explotación totalitaria que se
ejemplo, que el día de su Encarnación, Dios, en hace en nombre de una negación de principio.
su amor, renunció a su potencia y a su gloria, Que al que propone al hombre liberarse de Dios
es decir, a su trascendencia; o que desde el sepa demostrarle, en su simplicidad, por el ejer-
día en que se libró de la abyección de la cruz, cicio mismo de su fe, que la única liberación
ya no quiso ser tratado como Señor y no acep- perfecta es la que nos libera en Dios: "No quie-
60
ro por nada de este mundo ser liberado de
De ahí la reflexión de KARL BARTH, proponiendo la expresión Dios, escribía Nicolás Berdiaeff; yo quiero ser
de " t e o - a n t r o p o l o g í a " , por contraste con una " a n t r o p o - t e o l o g í a " :
Introduction á la théologie évangélique, traducción de Fernand Ryser, libre en Dios y para Dios. Mi sed de libertad
Ginebra (1962), p. 13.
61
Sobre el Espíritu Santo en la Iglesia, cf. nuestro comentario sin límites tiene necesidad de entenderse como
del primer capítulo de la Constitución Del Verbum, sección 4. a , nú-
mero 4, en La Révélation divine, "Vaticano M " , Ed. du Cerf (Pa-
un conflicto con el mundo, no con Dios" 64. Todo
rís, 1968). verdadero creyente comprenderá este lenguaje,
«» M. MERLEAU-PONTY, o . c , pp. 313-314.
es La soledad de una humanidad hecha al fin realidad, si es
sin Dios: ése es uno de los temas principales de! pensamiento teií- o* Un nuveau Moyen Age, Desclée de Brower (París, 1927), pá-
hardiano. Ver especialmente: " L a gran mónada" (1918), en Ecrits ginas 144-145. PIERRE EMMANUEL, Le Monde est Intérieur (1967),
du temps de la guerre, Grasset (París, 1965), p. 240-241, con las pp. 35-37, sobre la ilusión de emancipación en aquel que " r o m p e la
referencias dadas en nota. unión de todas las cosas con el T o d o " . Cf. Gal. 4,8.

44 45
ateísmo y sentido del hombre el aviso da la ciencia

y viviendo lo que este lenguaje expresa, hará


que lo comprendan a su alrededor. IV. EL AVISO DE LA CIENCIA
El verdadero creyente no vacilará tampoco
en decir que "los valores humanos carecerían Acabamos de hacer una alusión rápida a una
de sentido en una historia cuyo significado no de ¡as formas más comunes que reviste hoy en
se totaliza jamás" 65 ; que, por consiguiente, "ba- día, y ya desde hace mucho tiempo, la argu-
jo su soia forma legítima y duradera, la fe en mentación atea: la reducción sistemática de la
el hombre no excluye—al contrario, la inclu- teología (natural o revelada) a una antropolo-
ye—la adoración de Otro, de Otro por encima gía. Existe otra, igualmente muy extendida, fre-
del hombre" 66 , que funda, transfigura y eterni- cuentemente combinada por lo demás en todos
za el ser del hombre y sus valores; que la re- sus aspectos con la primera, más cerca inclu-
pulsa de Dios es, por tanto, el mal del hombre so del hombre medio, más apta para producir
y que la ausencia de Dios, que es su resultado, su efecto en la inteligencia popular: la que se
el olvido de Dios, es su desgracia. En el "Saha- apoya en el maravilloso ímpetu de la ciencia
ra del ateísmo" (Gandhi) el hombre no sacia- moderna. La Constitución Gaudium et spes no
rá jamás su sed: ¡con cuántos ejemplos, si el ha dejado de señalarla. "Hoy en día, dice, se
creyente supo echar una mirada un poco rea- presenta fácilmente (la negación de Dios) como
lista a su alrededor, lo podría probar!67 Pero una exigencia del progreso científico o de algún
ante todo, de forma más positiva, y que le obli- nuevo humanismo."
ga a vivir de su fe, que presente resueltamente
ésta como la fuerza íntima capaz de asegurar De tres maneras, nos aseguran en efecto, la
al hombre toda su consistencia, de restituirle ciencia habría eliminado a Dios definitivamen-
toda su nobleza nativa y de devolver la espe- te. En primer lugar, ha constituido un nuevo tipo
ranza al mundo 68 . de análisis de lo real que, por su rigor único,
tiene sólo ahora valor de conocimiento: la obje-
•' PIERRE TEILHARD DE CHARDIN, La foi en l'homme (1947), tividad del saber excluye todos los antiguos mo-
Oeuvres, t. V, p. 238.
6« Comentario de l'Action Populaire a Gaundium et spes, nú- dos abstractos de razonamiento, todos los pro-
mero 19, § 1 . cedimientos analógicos, todas las extrapolacio-
« 7 Cf. LESLIE NEWBIGIN, o . c , p. 37: "Cuando el hombre con-
sidera su porvenir, al mismo tiempo, o quizá subyacente al senti- nes llamadas metafísicas que hacían penetrar
miento de conquista, con la seguridad de que no estamos más que
al principio de los progresos hechos posibles por las técnicas mo- al espíritu en un mundo irreal, imaginario, qui-
dernas, se encuentra también un sentimiento de absurdidad y tam-
bién de terror..."
mérico, un mundo que llamaba misterioso y
6
» Cf. Gaudium et spes, núm. 2 1 , 3: " L a Iglesia sabe perfecta- trascendente y en el cual se perdía. Además, a
mente que su mensaje está de acuerdo con el fondo secreto del
corazón humano cuando defiende la dignidad de ia vocación del
medida que progresa en sus etapas rigurosa-
hombre y da así esperanza a los que no osan creer en la grandeza
de su d e s t i n o . . . " ; y núm. 14: " P o r su interioridad, ei hombre so- corazones). Sobre el sentido de la palabra " c o r a z ó n " y el uso
brepasa el universo de las cosas; vuelve a estas profundidades cuan- que se hace de él en el Concilio, ver JEAN DANIELELOU, en
do regresa a su corazón, donde Dios le espera, que escruta los Cahiers du Cercle Saint-Jean Baptiste (marzo 1966), pp. 207-208.

46 47
el aviso do la ciencia
ateísmo y sentido de¡ hombre
tación adversa. Que comience por comprender
mente inductivas, ya se trate de la historia de los fundamentos. Que no se deje llevar, por
ios hombres o de los fenómenos de la natura- temor a las consecuencias que el ateísmo saca
leza, la ciencia se lleva por delante en su ca- de ella, a despreciar la ciencia o a maldecir la
minar resuelto todas las ilusiones que han en- técnica, sino que, al contrario, las desolidarice
gendrado y nutrido las creencias relativas a la de una negación que ellas no contienen en ab-
divinidad, pues el hombre atribuyó naturalmen- soluto. Que se muestre así amigo verdadero
te a causas ocultas, a poderes sobrenaturales del que, siguiendo su camino, ha podido dar un
y, finalmente, por un proceso de simplificación, paso en falso; que lo levante y le invite a pro-
de condensación o de abstracción, o, como de- seguir su marcha con él hasta el término que
cía Engels, de "destilación" 69 —proceso aparen- los iluminará a los dos con una luz nueva.
temente racional, pero sin reciprocidad crítica— Porque es cierto, en primer lugar, que la ex-
a la causalidad de un Dios único, todos los efec- clusión de toda idea de trascendencia o de mis-
tos cuya ignorancia no le permitía todavía de- terio, de toda idea misma de ser, en el sentido
terminar las causas verdaderas. En fin, nacido interior y sustancial de la palabra—que sería
de la ciencia, el desarrollo prodigioso de la evidentemente la exclusión por anticipado de
técnica aumenta cada día el imperio del hom- toda idea de Dios—, excede del poder de toda
bre sobre la naturaleza y sobre sí mismo; de ciencia. Lo que la ciencia "no puede percibir,
este modo, el hombre toma conciencia de un en virtud misma de un postulado del método"
poder verdaderamente creador, se siente más no se suprime, sin embargo, y queda todo al me-
y más "el demiurgo de su propia historia" y,
nos "en suspenso". Con el fin de rechazarlo
por consiguiente, ya no experimenta la necesi-
para siempre del campo de nuestra inteligen-
dad de imaginar a un Dios que sería el reme-
cia, sería preciso que pudiéramos afirmar en
dio universal de sus debilidades, como lo era
en seguida de sus ignorancias. primer lugar que el objeto de la ciencia positi-
va es "el todo del ser". Ahora bien, es obvio
Todavía en este caso, el creyente no tiene que una afirmación semejante no es científica;
que dejarse intimidar 70 . No es así como se be- es de orden filosófico; es correlativa de todo un
neficiará, para una fe mejorada, de cierto nú- sistema de pensamiento que implica la objeti-
mero de verdades que el diálogo abierto debe vación completa del espíritu, sistema construido
permitir extraer. Que afronte más bien resuelta- todo entero fuera de toda ciencia positiva. No
mente, si se presenta la ocasión, la argumen- es raro que se le reciba y que se inspire en él
por un a priori no criticado, siendo lo que hay
09 Ludwig Feuerbach,
rrafos 51-52; cf. p. 77.
traducción de Marcel OHivier (1920), pá- de más radical en la operación de la inteligen-
t° El creyente no tiene qus "dejarse impresionar más por el cia aquello de lo que, espontáneamente, me-
ateísmo de los " h i j o s del s i g l o " , que por la constancia del " s o l
de j u s t i c i a " , que se levanta sobre ellos como sobre él m i s m o " ; nos se da cuenta uno. Se está entonces prisio-
KARL BARTH,- Introduction a la théologie évangélique, p. 76.

48
49
4
ateísmo y sentido del hombre
el aviso de la ciencia

ñero de la ilusión que hace del conocimiento ción, ni de súplica, ni de fe; no podría serlo
científico el único tipo de conocimiento válido, más que "por reminiscencia nostálgica y vana
olvidando el conocimiento. Por eso la prueba de una época precientífica, irreversiblemente re-
de Dios debe comenzar hoy con frecuencia por basada". Pero esta "muerte de Dios" sería tam-
un trámite previo que consiste en situar, en de- bién la muerte del hombre: sujeto de esta cien-
finir, en caracterizar, en fundar y, por lo mis- cia que no puede concebir sujeto, el hombre
mo, en criticar la actividad científica 71 , a fin de ya no lo sería... Pero, una vez más, la ciencia
saber lo que se debe esperar de ella y lo que no dice cosa semejante. Jamás podrá decirlo.
ella no puede o aportar u obligar a rechazar. Metafísica y religiosamente, de suyo, es neu-
Etienne Borne lo ha explicado muy bien: en la tra 73 . No puede tener pruebas científicas de la
medida, dice, en que esta actividad "reduce existencia de Dios, porque para eso haría falta
las cosas de que ella se ocupa a símbolos abs- que "Dios fuera del mismo orden que las fuer-
tractos, transparentes e intelectualmente mane- zas naturales", que fuera un objeto de este mun-
jables", rechaza toda realidad profunda, todo do; pero en compensación, y por la misma ra-
sujeto, todo ser real, "todo lo que puede re- zón, "tampoco puede obtener" prueba cientí-
presentar para nosotros una vía hacia Dios"; lo fica "de la falsedad de la afirmación de Dios;
rechaza o, más bien, lo "pone entre parénte- en otras palabras, el ateísmo ya no puede ha-
sis". Porque "no hay lugar para la palabra "yo" cer de ningún modo que ia creencia en Dios
en una obra de física", o de química, y, por otra se produzca por una conclusión de la ciencia
parte, es muy cierto que Dios no pertenece al como tal" 74.
mundo de las cosas, o de las ideas, al mundo Pero, por otra parte, en su misma neutrali-
de los objetos "que nosotros podemos coger, dad, la ciencia puede representar para nosotros,
tocar e igualmente tratar de controlar" n, de todo en ciertos casos, una advertencia. Puede con-
lo que nuestra inteligencia es capaz de domi- vertirse en aliada del creyente, invitándola a
nar. Está bien seguro de que si en el universo hacer justicia a una gran parte de las consi-
no se encuentran más que "objetos", totalmen- deraciones sobre las que el incrédulo pensaba
te susceptibles de tomarse y descomponerse pa- que podía basarse. Porque si la explicación que
ra el análisis, y jamás sujetos—jamás seres—, la se da de la formación del monoteísmo ya no
actitud del hombre frente a este universo no 7a
Cf. ETIENNE BORNE, "Orígenes y avances del a t e í s m o " , en
puede ser en ningún grado ni de contempla- L'Athéisme, tentation du monde, ráveil des chrétiens? Ed. du Cerf
(París, 1963), pp. 107-122. Ver del mismo: Dieu n'est pas mort, Fa-
yard (París, 1959), y Passlon de la vérlté (1962); HENRI DE LUBAC,
'i La critica de la objetividad científica es una rama muy aban- Paradoxes (Ed. de 1959), p. 95. " S I el hombre está en el limite
donada de la filosofía en la hora actual (se encuentra poco aná- objeto para el hombre, dice muy bien SARTRE, es también aquel
lisis, en las obras recientes comparables, por ejemplo, al capitulo por el que los hombres se convierten en objetos" (Cahiers de philo-
de L'action, de BLONDEL, 1893). De donde las espistemologías se sophie, 1966, nn. 2-3, p. 6 ) .
fundan en lo que tendría precisamente más necesidad de ser some-
T JEAN DELANGLADE, Le Probláme da Dieu, Aubier (París, 1960),
tido a una epistemología.
7 p. 60.
<* Et. BORNE, citado por LESLIE NEWBIQIN, o . c , pp. 46 y 47.

50 51
-alúl^i.iG y sertiiJü cl&l hombro
el aviso de la ciencia

está conforme con la historia 75 , es cierto, por perfeccionan sus técnicas y se acumulan los
otra parte, que los hombres fueron lentos en éxitos, tanto menos experimenta la necesidad
concebir en toda su amplitud la idea de la cau- de hacer intervenir a un poder divino para su-
salidad segunda, lentos al menos en aplicarla plir sus propias impotencias 77 . "Cuando com-
en todas partes, y que a menudo han hecho de prendemos la naturaleza por la ciencia, cuando
la divinidad el sustituto de las fuerzas naturales. la dominamos por la técnica, procedemos y de-
Así se han forjado explicaciones del universo bemos proceder como si Dios no existiera":
o de la historia, parciales o generalizadas, que etsi deus non daretur, según la fórmula de
Etienne Borne ha denominado todavía "mixtas Bonhoeffer. No podemos llamar a Dios "para
de mitología y metafísica" y que pudieron dar- suplir las deficiencias de nuestro saber" 78 , o las
se por una auténtica filosofía: conceptos tan de nuestras actitudes, y menos con el fin de
indignos de la razón humana como del verda- descargarnos de nuestras responsabilidades de
dero Dios. Al hacer estallar estas mezclas, los hombres. "Como hombres—dice todavía Bon-
progresos del saber positivo han representado hoeffer en un lenguaje que pudo parecer ambi-
un papel purificador. Han permitido ver mejor guo—, nosotros podríamos vivir sin Dios." El
—le que no ignoraban siempre los verdaderos doctor Robinson, que cita estas palabras, pre-
metafísicos del pasado ni las almas verdadera- cisa hábilmente su significado: el nombre puede
mente religiosas—que Dios no es, entre otros, vivir, en el interior de su vida terrena, sin expe-
un personaje de la historia o un fenómeno de rimentar la necesidad de hacer de Dios un esla-
la naturaleza. Al quedar así desbancadas las re- bón de su dominio sobre el mundo79. ¿Qué cosa
presentaciones imaginativas que se tomaban por hay más evidente para cada uno de nosotros,
realidad, el problema de la existencia de Dios creyente o no? Pero ¿es esa verdad tan nueva?
no queda en modo alguno eliminado, sino que Y este Dios-eslabón, este Dios que suple nues-
se plantea en términos nuevos, más exactos. tras deficiencias, ¿se parece al Dios que profesa
Es lo que observa la Constitución Gaudium la religión cristiana?
et spes al decir que "el impulso del espíritu Cuando esta fe se abre en súplica, cuando
crítico purifica de una concepción mágica y de inspira verdaderamente la vida y el pensamien-
las supervivencias supersticiosas"7<s. En efecto, to, el cristiano sabe bien que no busca "una
cuanto más se desarrolla la mentalidad cientí- panacea de las miserias presentes". Sabe bien
fica, cuanto más claro ve el hombre la inutili- que su Dios no le entrega "una garantía ma-
dad de un "dios de la explicación" al plan de terial del éxito en la existencia". La virtud de
los fenómenos, e, igualmente, cuanto más se
" CHARLES MOELLER, en Concilium, 23 (1967), p. 37.
" HENRI BOUILLARD, "Autonomía humana y presencia de D i o s " ,
' • Sur les chemins de Dieu, c o l . "Fe v i v a " , Aubier (París, 1966), Eludes (mayo de 1967), pp. 702-703.
pp. 25-43. •"> JOHN A. T. ROBINSON y DAVID L. EDWARDS, The Honest to
70 Gaudium et spes, núm. 7, § 3. God Debate (Londres, 1963), p. 271. Cf. Ed. Schlllebbeckx, o . c ,
Dieu et l'homme (Bruselas-París, 1965), pp. 92-93.

52 53
ateísmo y sentido del hombre el aviso de la ciencia

la fe es de otro orden muy diferente: vence, en amenaza al Dios del Evangelio—al de Oríge-
nombre de Cristo, a los poderes del Mal, y abre nes, de Gregorio de Nisa, de Agustín, de To-
paso al Reino de Dios oculto desde ahora al más de Aquino, de Ruysbroeck o de Juan de
corazón del Mundo. Es verdaderamente una "Fe la Cruz—, a! del Pater Noster, del Ave María,
que opera" 80 , y en este mismo mundo, pero no del Veni sánete Spiritus..., aunque, de toda evi-
haciendo venir a Dios para que opere sobre la dencia, cada generación se encuentra enfren-
materia los resultados que deben obtener nues- tada a diversos problemas de representación
tras propias investigaciones y nuestros propios y de lenguaje bajo modalidades más o menos
trabajos; bajo su acción transformadora, "todos nuevas. Marcel Maus observaba hace poco tiem-
los vínculos naturales del mundo permanecen po que las técnicas son como semillas que han
intactos, pero se superpone un principio, una fructificado sobre el terreno de la magia para
finalidad interna, que escapan al hombre natu- finalmente desposeerla; ellas se despojarían pro-
ral". "¿Creemos? Todo se ilumina y adquiere gresivamente de todo cuanto de "mística" le
forma a nuestro alrededor: el azar se ordena, el habían tomado prestado. La observación, aun-
éxito adquiere una plenitud incorruptible, el do- que indudablemente está incompleta, y a pesar
lor se convierte en una visita y en una caricia del abuso de este epíteto, parece exacta. Pero
de Dios. ¿Dudamos? La roca está seca; el cie- ni la fe cristiana se encuentra despojada así
lo, negro; las aguas, traicioneras y movientes..." de su terreno ni la vida cristiana despojada de
"El inmenso azar y la inmensa ceguera del su mística. En efecto, son, como dice Pascal,
mundo no son más que una ilusión para el que "de otro orden". Además de sus aportaciones
cree"; el mismo suceso, que para el que ni positivas, de las cuales no tratamos aquí, cien-
ama ni cree es "ciego, absurdo, indiferente, cia y técnica tienen un resultado muy afortuna-
material", será "luminoso, providencial, carga- do: realizan de hecho para los espíritus que
do de sentido y de vida, para el que se llegó todavía tendrían necesidad de esta clase de
a ver y a tocar a Dios en todas partes" 81. complemento o de confirmación experimental
Se ha dicho que "cada vez que el hombre lo que la revelación cristiana había realizado
ha dado un paso adelante, Dios ha debido dar en principio y de manera radical en provecho
un paso atrás." En realidad, ningún paso del de otra positividad más elevada. Allí donde eso
hombre hacia adelante ha hecho retroceder al pudiera ser todavía necesario, ciencia y téc-
Dios de la fe cristiana. Ningún éxito del hombre nica concurren para derribar la "idolatría má-
gica"; liberan "la disposición del alma para
s° PIERRE TEILHARD DE CHARDIN, "La Fe que opera", Ecrits acoger al mensajero del Evangelio" 82. Porque
du temps de la guerre, Grasset (París, 1965), pp. 319-328.
«i PIERRE TEILHARD DE CHARDIN, La Milieu divin, pp. 169-173 82
y p. 80. Carta de 31 de julio de 1947 "La existencia está llena de PIETRO PRINI, "La tecnología como autentlficación de lo sa-
cosas escandalosas y absurdas; pero todas estas cosas son "ado- grado", en Mythe et Foi, actas del coloquio organizado por el Cen-
rables" en la medida en que puedan tomar un sentido para el Por- tro Internacional de Estudios Humanistas y por el Instituto de Es-
venir, en el seño de la omnipotencia de Dios". tudios Filosóficos de Roma, del 6 al 12 de enero de 1966, bajo

54 55
ateísmo y sentido del hombre el aviso de la ciencia

fue la venida del Evangelio la que ha señalado te extendido a la esfera de los determinismos" 86-
el verdadero "crepúsculo de los dioses" 83. Ha Frecuentemente se han mezclado los órdenes,
"librado al mundo de sus dioses y de sus de- saltado los intermediarios, erigido más o menos
monios". No es extraño, pues, como lo han cons- en sistema racional el modo de hacer hablar
tatado muy bien los historiadores, que la civi- y obrar a Dios directamente, a la manera de
lización técnica, que tiende a conquistar toda una causa intercalada en la serie de anteceden-
la tierra, haya nacido en la Europa cristianiza- tes palpables, y esto no obstante las tesis más
da. Ya "el sistema mítico había sido vaciado sólidas de la metafísica cristiana y las intuicio-
por Israel de su plenitud mágica de imágenes nes más puras de la tradición espiritual. De ahí,
y se había dispersado en fragmentos aislados" M, en el curso de estos últimos siglos, "la impre-
mientras que, "muy probablemente, el genio sión de una retirada de ias fuerzas espirituales
griego habría sido impotente para exorcisar, ante la crítica y la experimentación científi-
por sus propios medios, el pensamiento míti- cas (...). Pero esta retirada tiene lugar única-
co" 85. Por la revolución que ha realizado en la mente en el terreno de las manifestaciones lo-
idea de la divinidad, el cristianismo se ha con- cales (interseries) de lo divino". La necesidad
vertido en "el árbol sobre el que ha crecido del Dios verdadero, concebido, en el cuadro de
la simiente de la ciencia moderna"; es una es- un pensamiento evolutivo, como el "Término
pecie de radicalismo cristiano que ha transpor- trascendente" de toda la marcha del mundo, "se
tado la naturaleza desde la morada de los dio- impone con más fuerza" 87 .
ses al dominio de las leyes". En suma, es una ilusión creer que, por el
En realidad debemos reconocer que incluso progreso de la ciencia, la idea de Dios debe
en el curso de la era cristiana, en razón del ser un día desarraigada de la conciencia. Por
débil avance de las ciencias y de muchas otras el contrario, encuentra en ella, si por casualidad
contingencias históricas, que conspiraron con el lo había perdido, su verdadero lugar88. No se
antiguo fondo natural al hombre, a sus ilusio- propone, en efecto, como un remedio a nues-
nes y a su deseo, el campo de las fuerzas es- tros "fracasos", pequeños o grandes, de todos
pirituales sigue en bastantes casos "falsamen- los días; no se dice, sin embargo, que no se
impondrá, ni mucho menos, para la solución de
cualquier otro problema, el problema fundamen-
dirección de ENRICO CASTELLI, edición francesa, Aubier (Pa-
tal, inevitable, del "Fracaso". "Los fracasos" ex-
rís, 1966), p. 200. presan las intenciones que tenemos, y el Fra-
83 Sur /es chemins de Dieu, pp. 210-211; JACQUES MARITAIN,
La signitication de l'athéisme contemporain, Desclée de Brower (Pa-
caso, la Intención que somos... El problema del
rís, 1949), pp. 22-27. Cf. Le Martyre de Sainz Polycarpe.
8 * HANS URS VON BALTHASAR, La Gloire et la Croix, traducción s« C. F. VON WEIZSACKER, The Relevance oí Science (Lon-
do G. Givord, v o l . , " T e o l o g í a " , Aubier (París, 1965), t. I, p. 546. dres, 1964), p. 123; citado por L. NEWBIGIN, o . c , p. 30; cf. p. 28.
8 5 MIRCEA ELIADE, Aspects dy mythe, N. R. F. (París, 1963), «7 PIERRE TEILHARD DE CHARDIN.
pp. 140-141. 6» Cf. HENRI BOU1LLARD, a . c , p. 701-707.

56 57
el aviso de la ciencia
ateísmo y sentido del hombre

Fracaso es, en definitiva, el del sentido total (para volver a tomar en más de un sentido las
de la existencia humana" 89. El "no" que el des- palabras de Pascal) de tender los brazos ha-
arrollo de la ciencia nos hace oponer tanto a cia un libertador? ¿Qué suerte más desalenta-
una "filosofía degradada" como a una "religión dora, más atroz, podría tocarnos que permane-
sospechosa", sólo permite entonces establecer cer indefinidamente en una existencia que nues-
mejor—aunque de ninguna manera decidir to- tra técnica habría logrado prolongar sin fin y
davía—"frente a !a cuestión suprema, la alter- tal vez emigrar de planeta en planeta, prisione-
nativa del sí o del no" 90. ros del espacio y del tiempo? ¿No sería ésta la
versión moderna del infernal devenir cíclico ima-
En cuanto al poder creador, demiúrgico, cuya
ginado por los antiguos, al que San Agustín
técnica moderna haría tomar conciencia al hom-
oponía el grito de triunfo de la fe cristiana: Cir-
bre, al punto de obligarle a hacer en lo suce-
cuitus isti jam explosi sunt? ¿No sería ésta,
sivo la economía de un Dios, ¿cómo no ver (de
como decía San Máximo, una "inmortalización
modo completamente contrario, por lo demás,
de la muerte?" 92. Esta perspectiva, para la hu-
esta eliminación del sujeto que se presenta en
manidad, de estar siempre encerrados en la
seguida como el resultado definitivo adquirido
"Burbuja cósmica", hacía estremecer de horror
por la objetividad moderna del saber) una ex-
a Teilhard de Chardin 93, y, ciertamente, por su
trapolación fantástica? Esta se debe más a la
parte no existían prejuicios contra la ciencia, o
embriaguez que a la reflexión. Se trata de un
la técnica, o el universo.
sueño lo más ambicioso, pero también lo me-
nos científico posible, lo menos conforme po- Otros menos preocupados por el destino to-
sible con la experiencia humana, con la de hoy tal de la humanidad serán tal vez menos sen-
como la de ayer; de un sueño en el cual el sibles al horror de tal perspectiva. Sabemos que
hombre se esfuerza en olvidar su doble con- entre los hombres de ciencia, cualquiera que
dición de ser limitado, nacido en el mundo y sea su disciplina particular, los que reflexio-
abocado a la muerte (esa muerte individual y nan sin rebasar el horizonte de este mundo y
colectiva, muerte del hombre, muerte de la es- sin acogerse a la esperanza cristiana, no pue-
pecie, sobre la cual planea, en tal o cual sis- den muchas veces evitar confiarnos sus opinio-
tema, un silencio tan extraño) 91. ¿Y cómo, quizá nes pesimistas. ¡Demasiado perspicaces para
más profundamente, no reconocer que, incluso dejarse ilusionar por ninguna utopía, no nos en-
si pudiera sustraerse a sí mismo a su destino señan a ver en el hombre a un demiurgo! No
mortal, el hombre solo tendría más necesidad nos muestran en él más que un ser fortuito,
02 Textos en Cathollcisme (Ed. de 1965), c o l . "Fe v i v a " , núm. 13,
• s JEAN LACROIX, L'Echec, P. U. F. (París, 1964), pp. 1 y 99. pp. 91-93.
Cf. p. 107. <"> PIERRE TEILHARD DE CHARDIN, "Barrera de la muerte y co-
• » ETIENNE BORNE, l.c. reflexlón" (1955); Oeuvrea, t. V i l , pp. 419-426; " E l fin de la espe-
» i "Tratar de dejar este problema en ridiculo no lo r e s u e l v e " ; c i a " (1952), t. 5, pp. 389-395, etc. K. RAHMER, Mlssion et gr&ce,
Adam SCHAFF, citado por L. NEWBIGIN, o . c , p. 47. t. 3, p. 141.

58 59
sentido de la historia
ateísmo y sentido del hombre
"Porvenir absoluto" del hombre w es el sentido
miserable, juguete de fuerzas ciegas, producto por el que todo, generalmente, adquiere un sen-
de una naturaleza sin alma, que se disponen tido. Cuando ponen en Dios sus esperanzas, los
a absorberle. Se persuaden de que su ciencia, cristianos no ceden a esta superstición pueril
que no les dice ninguna otra cosa, les prohibe que algunos imaginan incluso hoy en día. Pro-
pensar otra cosa. Así, Sigmund Freud, hablan- ponen al mundo lo que más precisa para esca-
do de las "sombrías teorías" con las cuales ha par a su angustia: no un deux ex machina, no
debido, de buen o mal grado, concertar "un "un Dios que supla nuestras deficiencias"—y
matrimonio de conveniencia", así como de la mucho menos un refugio soñado fuera de lo
"siniestra pareja de Anangké y Logos, que le real—, sino Aquel en el que reside el sentido
apremió cruelmente a servirle" 94 . Así James mismo de su existencia. Ahora bien, como lo
Jeans, que, después de habernos convidado a ha recordado enérgicamente Paul Ricoeur, a
"dejar hincharse nuestros corazones en esta riesgo de no ser comprendido por hombres ge-
fresca mañana con las esperanzas casi inde- nerosos pero poco perspicaces, si el mundo
finidas de la gloriosa jornada que comienza" tiene necesidad de justicia, si tiene necesidad
para los hombres, en seguida vino a pintarnos de caridad, más aún y más profundamente tiene
una "humanidad tristemente declinante, desilu- necesidad de luz: tiene necesidad de sentido.
sionada, en un astro enfriado, frente a un ano- El cristiano, si es él mismo, es "el profeta del
nadamiento inevitable" 95 . Y también un Jean sentido" 10°.
Rostand 96 o, en otro campo, un Claude Levi-
Strauss 97 ... Y Sir Julián Huxiey, enfocando la
crisis general de nuestra época dominada por
la nueva tecnología, observaba recientemente V. SENTIDO DE LA HISTORIA Y SENTIDO
"la ausencia de todo fanal que sirviera para DEL HOMBRE
orientarnos en este lúgubre crepúsculo de la
existencia, invadiéndolo todo la falta de toda Nos hemos referido al diálogo y al enfrenta-
creencia que daría sentido a la vida de los hom- miento con el ateísmo. Hemos añadido además
bres y les inspiraría en la acción" 9S . Dios es que este ateísmo reviste formas diversas que
esta luz, este fanal que guía nuestra marcha. resultaría muy fácil, de una facilidad engañosa,
tomar en bloque. Decimos que es un proteo.
0 4 Freud a Pfister, 7 de febrero de 1930; cf. Pfister a la señora Es cierto, pero todavía no es bastante. Lejos
Freud, 12 de diciembre de 1939, o . c , pp. 191 y 209.
• s P. TEILHARD DE CHARDIN, " V i d a y Planetas", Oeuvres, t. 5.
de ser homogéneas entre sí, sucede que varias
D. 154-155. "Leed las páginas sobre el porvenir de la Tierra: no hay
nada más pueril ni más desesperante" (7 de julio de 1931). ss Expresión de KARL RAHNER. Ver también del mismo: Science,
se JEAN ROSTAND, Ce que ¡e crois, Grasset (París, 1953). óvolution et pensáe chrétienne, traducción de H. Rocháis, Desclée
» 7 Cf. J . M. LE BLOND, "Estructuralismo y ciencias humanas", de Brouwer (París, 1967), pp. 136-137.
en Etudes, septiembre de 1967, p. 160. Y no hablamos de otros l o o PAUL RICOEUR, en Dieu aujourd'hui, Semana de los Intelec-
corifeos de ciencias humanas. tuales Católicos, 1965, p. 140. Ver infra, c. 2, pp. 110-111.
es En Science et synthése, Gailimard (París, 1967), p. 79).
61
60
aieismo y sentido ú»l hombre stnlido d* la hiatoriü
101
de sus manifestaciones se destruyen entre sí . tación de la finitud y de la contradicción sin
Incluso ciñéndonos a este ateísmo que es el resultado; del otro, el gran sueño del hombre
que ha marcado de modo más profundo nuestra nuevo, surgiendo, sobre esta misma tierra, más
época, convendrá observar que se nos presenta allá de sus contradicciones. De un lado, por
bajo dos formas principales—formas éstas ya tomar las expresiones de Jean Lacroix, una fi-
más o menos ruidosamente impugnadas o "re- losofía del desgarro, y del otro, una filosofía
basadas" por las nuevas escuelas, aunque to- de la reconciliación m.
davía muy ampliamente extendidas y que res- Por los dos lados se habla igualmente de
ponden a dos actitudes fundamentales—, dos humanismo, y se puede, tantas doctrinas ad-
formas que no son tan sólo muy diferentes, sino versas puede cubrir esta palabra complacien-
contradictorias entre sí. te. Pero de un lado existe un humanismo indi-
De uno y otro lado, seguramente, el origen vidual que es ante todo rechazo violento de
es una reivindicación de libertad total que en- toda dependencia, cada uno teniendo que "in-
contraremos algo más lejos. Pero inmediatamen- ventarse a sí mismo", mientras que en el otro
te las dos vías se bifurcan. De un lado lo im- existe un humanismo social que, verdadera "cos-
pulsa, arrastrándolo todo, un sentido agudo de modicea", propone a la especie humana un
la libertad individual, que hace emerger al hom- sucedáneo de la Redención cristiana. (Debemos
bre solo como un absoluto que se hace a sí observar por lo demás que este sucedáneo es
mismo del seno de un mundo absurdo. Crea bastante ilusorio, puesto que por una parte sólo
él mismo toda significación, todo valor. Ningu- las generaciones futuras gozarán de la situación
na esencia, ninguna ley le limita ni le regula o idílica esperada para un porvenir que retroce-
le apremia; no se diseña ninguna armonía, en de siempre, y puesto que, por otra parte, esta
su horizonte no se perfila ninguna síntesis. De misma situación sería precaria, el ciclo eterno
otro lado, muy al contrario, como el ser huma- de la materia arrastrando perpetuas transforma-
no está definido como "el conjunto de las re- ciones: con "la misma necesidad descarada"
laciones sociales", hay una confianza ilimita- que la ha producido, la materia "exterminará su
da en el progreso colectivo, la esperanza en más alta floración.") 103
un porvenir que verá surgir una humanidad li- De una parte, se ha dicho todavía resumien-
berada, la fe en la racionalidad del devenir y do, el sentido de la historia que hay que pre-
en la unidad beatificante del término. De un i o * JEAN LACROIZ, L'Echec, P. U. F. (París, 1964), p. 65.
lado, pues, la aceptación o, más bien, la exal- 103 Ver el comentarlo de L'Acílon Populaire sobre Gaudium et
spes, núm. 20, pp. 108-109. Tal es la visión llamada "científica" del
mundo, propagada por un "materallsmo dialéctico" que es la "ver-
101 GlULIO GIRARDI, l.c, p. 430: "Siendo las formas del ateís- sión naturalista del marxismo", un marxismo completado y trans-
mo tan opuestas entre si, hay que renunciar a toda interpretación formado por Engeis, después por Lenin. Cf. Gustavo MARTELET,
univoca de su génesis y de su sentido". Cf. ETIENNE BORNE, Dieu "Victoria sobre la muerte", Chronique soc/a/e de Franca (Lyon, 1962),
n'est pas morí, Fayard (París, 1965), c. 2: "Una casa dividida con- pp. 61-75. Hemos tratado de varios de los puntos abordados aquí
tra ella misma". en Atfrontements mystlojjes (1950).

62 63
ateísmo y sentido del hombre sentido de la historia

servar; de la otra, el sentido de la persona. Aho- personal de cada hombre sin despojar a la histo-
ra bien, precisamente, una parte de la huma- ria en su conjunto de toda significación inteligible?
nidad se persuade hoy de que es preciso "re- ¿Cómo podremos preservar el sentido del conjunto
de la historia sin abandonar el de las vidas huma-
conquistar contra Dios este sentido de la his- nas particulares o guardar el significado de cada
toria y este sentido de la persona", pero ya no vida, sino renunciando al de la historia universal?
alcanza a encajarlos para salvarlos unidos, "eso Yo experimento siempre este dilema con más agu-
que condena el ateísmo contemporáneo por la deza cuando atravieso el célebre muro de Berlín
y comparo el siniestro totalitarismo que reina de
contradicción de dos figuras incompatibles" 1M. un lado con la futilidad irritante que reina en el
Luego se puede hablar todavía, de uno y otro otro... i *
lado, de un ideal humano, porque lo que quiere
salvar cada una de estas dos "figuras" es el Sentido de la historia, sentido de la persona.
hombre; pero en uno y otro lado es un hombre Si el uno suplanta al otro, se pervierte a sí mis-
incompleto, mutilado. De uno y otro lado se per- mo. Entonces, ¿cómo llegar a unirlos, a promo-
cibe una verdad, y esta verdad es en gran par- verlos el uno por el otro? De una parte, "para
te de origen cristiano 105; pero está deformada, que el hombre actúe"—no por esta sola acción
en ambas partes, por su parcialidad. La verdad vulgar que le mantiene hoy en una existencia
del hombre no se salvará a menos que encuen- animal, incluso refinada por la cultura, sino por
tre su integridad al volver a encontrar su justo una acción plenamente humana que tiende a
lugar en una reconstitución del pensamiento algún fin superior—"es preciso que la historia
cristiano, que este doble ateísmo habrá podido no se reduzca a una aventura caótica, sino que
estimular y renovar. sea inteligible y esté justificada"; es preciso que,
Al mismo tiempo queremos que toda la hu- en esta "acción verdadera", este hombre ten-
manidad sea finalmente una y que se realice ga el sentido de hacer "una obra para siem-
ya todo en cada uno. Ahora bien, estas dos pre". Y para que el hombre recupere para sí
exigencias parecen contradecirse, y la misma mismo una conciencia plena, tiene necesidad
realidad de la sociedad actual, en su desga- también "de saber lo que hay de absoluto y
rramiento, parece confirmar esta contradicción: de sagrado en la persona, y de pensar esta
paradoja de su singularidad y de su vocación
De una parte, ¿cómo encontraremos los actos universal, y de vivir este sentimiento turbador
resueltos y eficaces propios para realizar un nuevo de que una persona es a la vez momento fugi-
orden social en la historia sin invocar el poder de
una ideología que deshumaniza al hombre y lo tra- tivo y centro del mundo" 107; tiene necesidad de
ta como un medio y no como un fin? Por otra par-
te, ¿cómo podemos tratar con seriedad el destino 100 LESLIE NEWBIGIN, o . c , p. 63.
1 " ETIENNE BORNE, l . c , cf. PIERRES TEILHARD DE CHARDIN,
1 0 4 ET1ENNE BORNE, Dieu n'est pas mort, c. 2. La Place de Vhomme dans l'univers, etc., H. DE LUBAC, La Penses
105
Cf. nuestro Catholicisme, los dos últimos capítulos "Persona religieuse du P. Teilhard de Chardin, Ed. Aubler (París, 1962),
y s o c i e d a d " y "Trascendencia"- pp. 256-263.

64 65
5
ateísmo y sentido del hombre el testimonio de la ta

comprender que tiene para esta persona "un los Romanos, lograba unir indisolublemente, por
punto de despliegue en la temporalidad sin que una serie de correspondencias, la contemplación
desaparezca en ella jamás", porque hay igual- de la duración de los siglos y el análisis refle-
mente en ella "un punto de emergencia en la xivo. Cada esfuerzo de ahondamiento íntimo en-
eternidad": quasi in horizonte existens aeterni- cuentra su correlación en una expansión de la
tatis et temporis, decía Santo Tomás de Aqui- mirada dirigida hacia el universo. Es que el
no 108. Ahora bien, en la fe cristiana, la síntesis hombre nuevo, que es el hombre universal, es
se ofrece en principio. Es la revelación cristia- al mismo tiempo el hombre interior. Creemos,
na, dando fin a la de Israel, la que ha fundado, en efecto, que "en las naciones que la Biblia
al unirlos para no hacer más que uno, el sen- señala, el sentido de la historia y el sentido
tido de la historia y el sentido de la persona. interior están mezclados: a una cierta profun-
"Ningún existencialista puede quejarse de que didad, el drama individual está unido al drama
la responsabilidad solitaria de cada individuo específico; en la especie y en el yo profundo
que responde a Dios no esté plenamente reco- está la misma lucha entre la eternidad y el
nocida. Pero si se piensa en los grandes mo- tiempo" 110.
mentos de la Biblia, en que el hombre se en- La síntesis, por tanto, se ofrece al principio;
cuentra frente a la llamada de Dios, se aper- pero siempre hay que hacerla y rehacerla: hay
cibe de que jamás se trata tan sólo de su des- que pensarla y vivirla en cada época. La crí-
tino personal: se trata siempre del pueblo de tica de los ateísmos de hoy es una nueva oca-
Dios y, a través de él, de la humanidad" 109. Y sión para volver a ella y profundizarla, y enton-
en la muerte y en la resurrección de Cristo el ces no será por nuestra parte una refutación
creyente contempla la victoria del designio de totalmente negativa de estos ateísmos, sino que
Dios, que asume tras sí el destino de cada uno será la salvación de los valores que se buscan
en el destino de todos. y quieren afirmarse en ellos.
Meditando sobre la fe, modelándose según
ella, San Agustín, por ejemplo, pudo desarro-
llar en La Ciudad de Dios el inmenso fresco VI. EL TESTIMONIO DE LA FE
impulsor de su teología de la historia y al
mismo tiempo explorar ante Dios, en Las Con- Sin embargo, a través de las diferencias, in-
fesiones, los abismos de la subjetividad perso- cluso a través de las contradicciones, una cier-
nal. De este modo, como había hecho ya San ta actitud básica es común a diversas varieda-
Pablo por sus dos epístolas a los Gálatas y a des del ateísmo contemporáneo. No decimos:
n ° PIERRE EMMANUEL, Qui est cet homme, ou le singulier uni-
í o a Contra Gentiles, 1 , 2, o. 8 1 , núm. 5, JEAN MOUROUX, La versel, Egloft (París, 1947), p. 225. MAURICIO BLONDEL, Dialogues
Mystére du temps, c o l . " T e o l o g í a " , Aubier (París, 1962), pp. 61-65. arec les philosophes, Ed. H. Gouhler, Aubier (París, 1966), pp. 219-
i ° 9 L. NEWBIGIN, o.o., p. 5 1 . Cf. p. 53. 220, Cf. nuestra Exégése mádiévale, t. 3 (1961), p. 358-359.

66 67
aieísmo y sentido del hombre
el testimonio de la le
a los ateos; menos aún, a todos los que, de ahí el tono ardiente, apasionado, vehemente de
modo más o menos voluntario y más o menos tantos textos donde se expresa, y cuya fiera
reflexivo, viven en el clima de estos ateísmos, belleza no puede por menos de admirar a ve-
que son más bien sus víctimas que sus auto- ces el creyente más sincero, a quien le duele
res y muchos de los cuales no siempre po- esto.
drían ser calificados de ateos. La difusión del Esta negativa puede estar provocada, esto es
ateísmo en amplios estratos sociales es un fe- muy cierto, por el abuso escandaloso que otros
nómeno muy diferente de su formación y de hacen del nombre de Dios. Pero, además, sus
su constitución en sistema de pensamiento, y testimonios son formales, puede ser una nega-
se debe las más de las veces a causas que no tiva inicial procedente de una elevada ambi-
son todas de orden intelectual. Incluso si con- ción: resolución primera, anterior a toda teo-
sideramos los sistemas, debemos decir toda- ría, más radical que todas las explicaciones da-
vía, esquematizando un poco, que los hay de das después sobre el mecanismo del pensa-
dos clases. Encontramos que cierto ateísmo crí- miento humano, sobre su evolución secular y
tico es el heredero normal de una época que sobre el paso obligado de la teología a la an-
había creído poder, al elaborar toda una "on- tropología; más decisivo que todas las conclu-
tología", "dominar a Dios por sus conceptos" y siones extraídas del desarrollo de la ciencia o
tratarlo prácticamente como si no existiera U1 : que toda operación, cualquiera que sea, de ca-
era un Dios del que ya no sabía si era capaz rácter estrictamente racional. No elección cie-
aun de decir "yo soy", un Dios más y más en- ga, seguramente, no decisión arbitraria; por eso
cerrado en los límites de la razón humana, un preferimos aquí para él, con el R. P. Jules Gi-
Dios hecho a la medida del hombre y, sin em- rardi m, la denominación de ateísmo axiológico
bargo, convertido en convencional y lejano. Este a la de ateísmo postulativo que había adopta-
Dios se manifestaba en la práctica un sujeto de do Scheler; pero acto en el que parece que
atribución bien inútil; un día u otro cedería in- el fondo del ser se compromete en nombre de
evitablemente el lugar al hombre, y el resultado un ideal humano. Hace falta que Dios muera
ha confirmado las palabras de Bonald, que po- para que el hombre viva. El hombre debe ser
drían ser de Pascal: "Un deísta es un hombre el origen, el único origen de todos los valores
que todavía no ha tenido tiempo de conver- que él debe crear, como él se crea. Tal es el
tirse en ateo". Pero otro tipo de ateísmo, el tema, cientos de veces repetido, desde que fue
más positivo y el más atractivo, se caracteriza inventada "la mortal problemática de un Dios
desde el primer momento por una negativa. De concurrente y antagonista" 113. Como si de Dios
111 Cf. BERNARD WELTE, "El conocimiento filosófico de Dios »i' 2 "Ateísmo y teísmo frente al problema del valor absoluto del
y la posibilidad del ateísmo", en Concillum (16 de ¡unió de 1966), hombre", en Revue phllosophique de Louvaln (1967), p. 210-211.
pp. 25-28). ii:» Comentario de L'Action Populaire, p. 93. JOHN COURTNEY
MURRAY, Le Probléme de Dieu, de la S/b/e á /'mcroyance confem-
68 69
ateísmo y sentido del hombro el testimonio de la le

o del hombre tuviera que ser "negado" ei uno gelio. Muchas críticas a la religión debidas a
por el otro. Incluso en este caso, el sobresalto los ateos "llevan tras sí elementos que ellos
negador proviene entonces en parte de una han tomado de la crítica evangélica", no de la
idea falseada... "Si Dios existe, el hombre no religión, sino "de las religiones" ni. "Nosotros
es nada; si el hombre existe..." "El Kirillov de somos los ateos de vuestros pretendidos dio-
Dostoyevski ya lo había dicho: "Si Dios no exis- ses", decía San Justino en el siglo II 118 . La decla-
te, Kirillov es Dios" 114. Otros, no ambicionando ración sigue siendo actual y lleva muy lejos.
más que ser hombres, reivindican sin embargo Debemos observar además, siempre con la Gau-
la misma autonomía total. Es a este tema al dium et spes, que al menos una parte de res-
que la Gaudium et spes hace alusión ai evocar ponsabilidad en este desprecio mortal corres-
"e! deseo de autonomía humana llevado a un ponde a la historia de las naciones cristianas;
punto tal que obstaculiza toda dependencia con una parte incluso a los creyentes de hoy, "en
respecto a Dios" 115. Y este deseo, esta pasión la medida en que, por su negligencia en la
por la "liberación" del hombre tal como se la educación de su fe, por representaciones en-
concibe entonces, esta voluntad de autocrea- gañosas de su doctrina y también por deficien-
ción de la humanidad, es lo que explica el celo cias de su vida religiosa, moral y social, se pue-
desplegado, alguna vez por todos los medios, de decir que ellos tergiversan la auténtica pers-
contra la fe en Dios m. Sabemos con qué des- pectiva de Dios y de la religión, más bien que
precio de la pobre persona humana actualmen- la revelan m. Estas observaciones conciernen a
te existente llega a aliarse. todos nosotros y jamás las meditaremos mucho.
Naturalmente, debemos recordar aquí otra ob- Luchar contra el ateísmo será entonces siem-
servación de la Gaudium et spes, y con insis- pre, en primer lugar, mantenernos en guardia y
tencia; a saber: que para oponer a Dios tal ne- en guerra contra este ateísmo práctico que se
gativa, es preciso representarlo de una forma
tal que no es de ningún modo el Dios del Evan- n ? WIDMER, l.c. También se puede observar que cuando Marx,
en el prefacio a su tesis de doctorado sobre Demócrito y Epicuro,
cita el Prometeo encadenado de ESQUILO (hacia el 995): " Y o odio
poraine, traducción de Luce Gérard, Ed. du Centurión (Parts, 1965), a todos los d i o s e s " , inmediatamente después la Carta a Meneceo,
p. 103. CLAUDE BRUAIRE observa que Marx, después de Hégel, de- de EPICURO: " N o es Impío el que deja el paso franco a los dioses
nuncia una forma de cristianismo en la cual ve " l a conservación de de lo vulgar, sino el que presta a los dioses ideas v u l g a r e s " , " e v i -
una conciencia desgraciada incapaz de asociarse a Dios": L'Affir- dentemente esto no alcanza ai Dios de Jesucristo; será, pues, lícito
mation de Dieu, essai sur la logique de l'existence, Ed. du Seuil pensar que no se le apunta explícitamente. Uno no debe engañarse:
(París, 1964), p. 207, nota. lo que sigue lo demuestra cumplidamente, reivindicando sólo para
" 4 Dios, dice el P. MONCHANIN, es " d i s t i n t o de o t r o " . Ver la conciencia humana la divinidad suprema (Cf. Oeuvres philosophi-
también ROMANO GUARDINI, Liberté, gráce et destinée, traducción ques, traducción de J . MOLITOR, t. I, p. 14). Uno de los mejores
de J . Ancelet-Hustache, Ed. du Seuil (Parts, 1957), p. 77-78. conocedores en Francia deí pensamiento de Marx ha podido escri-
" 5 Núm. 20, 1 . Cf. KARL MARX, Fragment sur l'idée de créa- bir que " l a única cosa que está vinculada a la esencia del marxis-
tíon: Un hombre " n o es su propio dueño que deba a sí mismo su mo es el a t e í s m o " : HENRI NIEL, " E l materialismo m a r x i s t a " , en
e x i s t e n c i a " . Ya en uno de los poemas a su prometida: "Semejante Sciences eclésiastjques, 16 (Montreal, 1964), p. 282.
a los dioses ( . . . ) , dando a nuestras palabras la fuerza de la acción, n a Premlére Apologie, c. 6. Cf. Paradoxe et mystére de l'Eglise,
¡yo me sentiría igual al Creador!" Aubler (París, 1967), c. 4.
i i 8 Cf. Gaudium et spes, núm. 20, § 2. n » Gaudium et spes, núm. 19, § 3.

70 71
ateísmo y sentido del hombre el testimonio de la le

ceba siempre más o menos en cada uno de debe convertirse—por una especie de conniven-
nosotros y que alimenta, si es que no lo produ- cia con un ateísmo que trata de descalificar-
ce, el ateísmo teórico contra el que choca- les más bien que refutar su fe—en un perpe-
mos 120. Esta llamada necesaria, ya lo hemos di- tuo libelo contra el conjunto de creyentes, a
cho, es todo lo contrario de una invitación los cuales no podemos exigir que sean todos
al relajamiento de la fe. Pero sería ingenuo pensadores y santos. No debe convertirse en
creer que entre el ateísmo y la fe todo es una justificación ciega del hecho del ateísmo.
cuestión de un malentendido. "Si bien nosotros Si es verdad que por un esfuerzo de vida como
lo lamentamos, hay numerosas personas que por un esfuerzo de reflexión, el cristiano y el
saben con bastante exactitud lo que es el teísmo ateo pueden alguna vez "encontrarse en la crí-
cristiano y que creen sinceramente que es fal- tica de los ídolos", sigue siendo claro, sin em-
so" m. Y lo conozcan bien o mal, no aceptan bargo, que "el ateísmo no puede ser reducido
dejarse anexionar de esta manera. A su amigo a las verdades y valores de que es portador:
el pastor Pfister, que le decía que adivinaba en más allá de todo irenismo simplista, el cristia-
él a un creyente al menos implícito, porque pro- no debe finalmente adoptar a su alrededor una
cedía "como si existiera un sentido de la vida actitud crítica frente al nuevo mito del hombre
y del universo", Freud no vaciló en responder- que se basta" m.
le: "No creo que actúo como si existiera un Ciertamente, para el que ignora el misterio
sentido de la vida y del universo; es un pensa- cristiano es posible que los valores a los cua-
miento muy amistoso; me recuerda a ese reli- les se somete sean las máscaras del rostro de
gioso que quiere ver en Nathan un cristiano de Dios; pero para el que ha visto y ha creído, el
cuerpo entero... 122 . Es un abuso no querer re- don exclusivo de sí mismo a una de estas más-
conocer jamás, entre creyentes e incrédulos, caras sería idolatría. El hecho de que en tal
más que divergencias verbales; un abuso del individuo dado no llegue a "tematizarse" una
cual debería bastar para guardarnos el sentido creencia real, tal vez en razón de exigen-
de nuestro deber de súplica y adoración m. cias muy elevadas, podría conservar objetiva-
Con mayor razón, nuestro examen de con- mente 'a forma de la incredulidad, no puede
ciencia, que jamás sería bastante riguroso, no ser una excusa para que "destematicemos"
nuestra fe. Y esto no sería remediar los desfa-
i s o Cf. CAMILLE PASQUIER, "Nombrar — ser n o m b r a d o " , en llecimientos del pasado o del presente, sino
Priére et Vie (febrero de 1967), pp. 83-84.
121 E. L. MASCAIL, " E l secularismo y la t e o l o g í a " , Congreso dejarse arrastrar a un desfallecimiento más ra-
teológico de Toronto (1967), pp. 83-84.
122 9 y 16 de febrero de 1929; o . c , p. 184-186. dical, ceder en este punto a las negaciones del
123 HARVEY COX, en The Secutar City, Macmlllan (Nueva York,
124
1965), reacciona justamente a este efecto contra las confusiones de GIULIO GIRARDI, "Desmltificaclón y a t e í s m o " , en Mythe et
Van Burén. " E l compromiso de nuestra responsabilidad ante Dios, Foi, dir. E. CASTELU, Ed. francesa, Aubier (París, 1966), pp. 438-439.
escribe, hace imposibles estos juegos v e r b a l e s " . Pero él mismo Cf. A. MANARANCHE, L'Homme dans son univers, ediciones obra-
parece dispensar al cristiano de toda relación personal con Dios. ras (París, 1966), p. 165.

72 73
ateísmo y sentido del hombre el testimonio de la te

ateísmo. Aquí el enfrentamiento alcanza su pun- el universo de los espíritus como en el de los
to más álgido, sin que por lo demás sea pre- cuerpos, actúan fuerzas diversas y de sentido
ciso mezclar ninguna clase de polémica o de opuesto. La negación de Dios es una fuerza.
hostilidad de orden personal. A la negación de La fe en Dios es otra; es la misma fuerza del
Dios, el creyente no puede oponer finalmente Dios vivo a la que el creyente rinde testimonio.
más que el testimonio de su fe: el testimonio ¿Cuál debe llevar ventaja? ¿Cuál será "conta-
de la vida de un hombre en la fe, por la fe 12\ giosa"? Se ha insistido mucho en estos últimos
Cuando, en la medida que es posible a cada tiempos en la necesidad que tiene el creyente
uno, los fundamentos racionales han sido plan- de purificar y aclarar su fe. Se ha hecho con
teados o mostrados, una vez proporcionadas to- derecho y razón, y nosotros nos hemos hecho
das las explicaciones, realizadas todas las rec- eco de esta exigencia, más apremiante hoy en
tificaciones, el debate intelectual ya no tiene día que nunca. Se ha explicado cómo el en-
alimento: es la hora del puro enfrentamiento es- cuentro con el ateísmo le obligaba, le provo-
piritual. caba de algún modo a este trabajo interior. Tal
Importa entonces ante todo no ceder a la ten- vez no siempre se ha precisado bastante que,
tación de "secularizar o mundanizar el testi- necesario en toda ocasión, tal trabajo no puede
monio. Esto sería para todos una pérdida irre- cumplirse normalmente con fruto más que en
parable". la fe, y, cualquiera que sea la ocasión, susci-
tado por una exigencia interna de la fe, activa-
Sólo el lenguaje político busca el compromiso do por "el dinamismo de la fe" 128 . Se trata de
o el empréstito. Una de (as tiranías del espíritu
moderno es la vulgarización, es decir, la práctica reanudar, en cada conciencia individual, el pro-
de una inteligibilidad media donde las palabras ceso histórico de la revelación divina:
pierden necesariamente su virtud de testimonio. La
comunicación espiritual, al contrario, no puede pa- La tradición judeo-cristiana contiene en su mo-
sar a no ser que cada uno diga lo que es,26. vimiento propio un esfuerzo radical de desmitolo-
gización propiamente religiosa. Rehusa toda magia,
Y entonces hay, inevitablemente, una especie toda superstición, toda representación de Dios. Ha-
llazgo por el acercamiento a Dios del sentido de
de "prueba de fuerza". Es lo que observaba el la vida de fe. Debate misterioso del hombre con
padre Augusto Valensin a propósito de su re- Dios (Job). O, más sencillamente, el vacío asom-
lación con dos amigos incrédulos: "Nuestras broso del Templo de Jerusalén, que dejó estupe-
creencias contrarias se frotan la una con la facto a Pompeyo... Finalmente, es la enseñanza
misma de Jesucristo, que es preciso volver a to-
otra; es preciso pedir que la que tiene la fir- mar, y su "imitación" por los santos...1M
meza de la fe embote y gaste a la otra" w. En
128 G. GIRANDI, l . c , p. 432-434.
120 Cf. Qaudium et spes, núm. 2 1 , § 5. 129 GERARD SOULAGES, "Desmitologizaclón del cristianismo y
' 2 « A. DUPRONT, en Irénikon, l.c., pp. 179-180. verdad e x i s t e n c i a l " , en Cahiers universitalres cathollques (febrero
127
Augusto VALENSIN, Textes et documents inédits, Aubier (Pa- de 1967), p. 217. Cf. G. FESSARD, en Demythologisation et morale
rís, 1960). . (1965), p. 137.

74 75
el testimonio de tu !<•
ateísmo y sentido del hombre

Esa es, si nos atenemos a un término del que dadera pureza del espíritu no se refugia en el
inconoclasmo:
se ha abusado bastante, una "desmitologiza-
ción", pero "por la fe y para la fe" 13°, una "des- Si la palabra de Dios está extenuada, privada
mitologización del cristianismo por sí mismo", de su eficacia específica, el mito ya no puede ser
y "que va más lejos que la que nace del de- comprendido, ni "situado", ni tomado. Se hace in-
bate entre la razón y la fe, porque ella toma útil o embarazoso, o, al contrario, demasiado útil
y demasiado natural, porque no está confrontado
toda nuestra vida y la somete existencialmen- más que con el pensamiento y la eficacia humana
te a Dios" 131. También toma otras vías más mor- inmediatos, los cuales no tienen necesidad ni de
tificantes, y su programa no consiste en per- una "explicación" suplementaria ni de un golpe de
mano celeste, o bien se dicen capaces de integrar
seguir imposiblemente toda imagen, sino en los mitos en su propio movimiento después de
comprender cada vez mejor el carácter inago- haberlos "rehabilitado". Ahora bien, sólo la fe pue-
table de las imágenes más sencillas y su papel de "desmitificar", desmitificarse, discernir, "criti-
indispensable para que nosotros nos levante- car" el mito, descartarlo o valorizarlo. La fe en la
Palabra del Dios vivo "desacondiciona" radical-
mos por encima de las propias construcciones mente la conciencia; la fe lleva con ella, en sí mis-
de nuestro espíritu, o quizá para que nos guar- ma, su propia crítica, su autocrítica. La fe hace
demos de sus propias destrucciones ,32. En esta que la conciencia sea capaz de desmitificarse, de
criticar radicalmente, en el "poder de salvación",
nueva "contienda de las imágenes", que desde sus propias tematizaciones. Fuera de la fe, la con-
hace tiempo sopla como una tempestad, la ver- ciencia apenas puede más que pasar de un mito
a otro, y todo le será pretexto para mitificar y des-
mitificar, incluidas "ciencia" y "filosofía", porque
estas dos fuentes de la crítica son al mismo tiempo
í a " CLAUDE BRUAiRE, "Desmitologización y conciencia desgra-
c i a d a " , en Mythe et Foi, pp. 390-393: " . . . al provecho de la cons-
fuentes inagotables de mitos I33.
titución activa de un lenguaje sobre Dios, indispensable a la ora-
ción m i s m a . . . " . Cf. Edouard Pousset, a . c , p. 262.
1 3 1 QERARD SOULAGES, l . c , p. 218. Por parte de un creyente, toda crítica que
i 3 a Leemos en las páginas libres de una revista cristiana esta
crítica del Credo: "Esta sentado a la derecha de D i o s " . ¿Por qué pudiera proceder de un sobrevuelo pretendido
a la derecha? ¿Sobre Qué está sentado? Sobre una nube probable-
mente. Yo no creo, e t c . " ¡Qué idea supone semejante crítica para de la incredulidad y de la fe, de un deseo de
la fe tradicional!, ¡y qué idea del conocimiento religioso! Qué mi- meditación entre una y otra, estaría falseada en
seria intelectual en su pretensión. Ante todo gesto o toda expre-
sión simbólicos encontrados en las Escrituras, no tomamos los tes- su principio. Sería nefasta. En realidad no sería
timonios bíblicos por ridículos, y nosotros " n o nos hacemos más más que concesión a la incredulidad y nuestro
ridículos de lo que somos" (Balthasar). Leemos además: " . . . qul
es in caelis no connota una localización material, sino una supe- interlocutor no lo agradecería. Sin duda, nos
rioridad casi envolvente, una Alteridad que se percibe como un
aspecto: lenguaje internacional, más humano que el álgebra, muy tendría desde entonces en menos estima.
significativo, Jando que pensar y susceptible de profundizar mucho
más... El Padre que está en los cielos, el reino de los cielos, etc.,
Sería igualmente vano todo intento de hacer
son "fórmulas míticas" que nos envían de símbolo en símbolo, de entrar una parte de duda o de incredulidad en
cualifícación en cualificación, a lo que nuestro espíritu puede final-
mente coger del Distinto que se ha hecho uno de nosotros. Las 133 PIERRE QANNE, S. J . , Respuesta a la encuesta d'Esprit (oc-
relativas y parciales " v e r d a d e s " científicas... no tienen nada que tubre de 1967), pp. 408-409).
ver con ese sistema de referencia a una totalidad que nos rebasa
(y las r e b a s a ) " . JACQUES DOURNES.
77
76
• / testimonio de la le
ateísmo y sentido del hombre

uno de nosotros "una débil llama" más o menos


la definición de la fe, como si la fe misma de-
vacilante, y el espectáculo que nos ofrece el
biera comprender en sí "su propia afirmación
ateísmo contemporáneo, su triunfo tranquilo, la
y la duda de su sujeto" 134. Decir que hay siem-
presión que ejerce sobre nosotros, muy bien
pre en el creyente un incrédulo, un ateo, no es
pueden hacer más difícil a muchos el mante-
decir que la fe se compone de creencia e in-
nimiento de esta pobre llama. Pero esta misma
credulidad; en realidad, incluso es decir todo lo
dificultad es saludable. Sabemos bien que la
contrario. Hablar a este respecto de "tensión",
debilidad es nuestra y que debemos guardar-
si se trata de otra cosa que constatar ciertos
nos de coquetear, como dice Barth, con nues-
hechos de orden psicológico, nos parece un en-
tra propia incredulidad.
gaño. Es verdad, "el creyente que ha recono-
cido más honestamente sus razones para creer Por otra parte, menos que nunca, en esta for-
encuentra siempre en el incrédulo la imagen ma menos aparente pero más elevada del diá-
de alguna cosa que está también en él"; por logo, el creyente no pretenderá juzgar. La firme-
eso "en la realidad de los encuentros y los en- za de su fe, si es auténtica, será siempre lo
frentamientos entre los hombres, el radicalismo contrario de una rigidez altiva. Mucho más, más
del diálogo de la fe y de la incredulidad está allá de las constataciones objetivas, no preten-
siempre relativizidado; (está) cargado, más o derá saber dónde está o dónde no está, a fin
menos, por la división, interior al cristiano, en- de cuentas, la incredulidad. Respeta el secreto
tre su fe y su "incredulidad" 135. Estas observa- último de cada uno. Sabe que sólo Dios ve el
ciones son muy justas. Sin duda el cristiano fondo del corazón, y esta línea divisoria, siem-
tampoco puede vivir en su siglo sin verse en- pre oscilante, entre la fe verdadera, que es afir-
vuelto por estas sombras "que muy bien pue- mación, y la incredulidad real, que es negación.
den denominarse noche del mundo y eclipse de No tiene tampoco la pretensión sacrilega, y tam-
Dios". Mas "le está vedado dejarse arrastrar bién contradictoria, de penetrar en el abismo
a las tinieblas con los otros por pretendidas ra- de la divinidad I37. Pero ni por "un pudor fra-
zones de piedad" 136 . La fe es siempre en cada ternal hacia el ateo ni por un sentido impera-
tivo del mysterium tremendum et fascinans, en
su simplicidad trascendente", puede verse im-
134 PAUL T I L L I C H , "Religión bíblica y o n t o l o g t a " , traducción de
J . P. Gabres, Revue d'hlstoire et de philosophie rellgieuses, t. 39 pedido de afirmar a este Dios en el que cree y
(1959), p. 360. Cf. p. 347 (ver supra, p. 4 0 ) . Incluso no habría que
forzar el pensamiento de T i l l i c h , que añade: "Cristo es Jesús y la
al que ama 138. Si es y quiere llamarse cristiano,
negación de J e s ú s " . Esta podría ser una de las expresiones para- sabe también que debe "confesar de boca" la
dójicas para significar simplemente que hay en Jesús otra cosa dis-
tinta que lo que se percibe con una primera mirada. Cf. del mismo,
Le Courage d'étre, pp. 183-184, sobre la " f e absoluta" y " e l Dios
que aparece cuando Dios desaparece en la angustia y la d u d a " . Se 137 para algunos testimonios tradicionales, ver nuestra Exégése
podría recordar aquí a Job, en el que la esperanza está más allá médiévale, t. I I I , Aubier (París, 1961), pp. 301-317: Les mamelles
trop pressées.
de su primera esperanza: Job, 17, 15; 19, 10; 29, 25-26.
l a » PIERRE EMMANUEL, Le Monde est intérieur, Ed. du Seuil
" s Ed. Pousset, l . c , p. 264. (París, 1967), pp. 268-269; leer toda la página.
l a » HANS URS VON BALTHASAR, Qui est chrétien?, p. 2 1 .

78 79
ateísmo y sentido del hombre el testimonio de la fe

,41
fe que ha recibido: la tiene de una tradición, la mismas de esta afirmación! En el primer caso,
vive en una Iglesia, la expresa en una primera lo absoluto carece de rostro, de figura, de len-
comunión en la cual le son dadas las normas guaje, porque, de suyo, está indeterminado",
por la revelación de Dios en Jesucristo. es incapaz de revelarse; si bien esta "teología
No podemos olvidar tampoco que la fe de negativa", que se adelanta a su tiempo, es más
un individuo dado pueda ser, o creerse, clara bien "negación de la teología". En el segundo
y pura, pero al mismo tiempo ser débil, abs- caso, por el contrario, es el movimiento de "apo-
tracta por decirlo así, evanescente, desvitali- fasis", "que presupone una determinación in-
zada, incapaz de levantar la menor polvareda. agotable", movimiento que engendra el silen-
Es lo que ocurre o puede ocurrir cuando el es- cio de adoración y del cual viven los espiritua-
fuerzo de purificación espiritual no va acompa- les auténticos. Seguramente, el discernimiento
ñado de una profundización vivida en la ora- de uno y otro es algunas veces delicado, como
ción, si es cierto que la fe no es un asentimien- lo demuestra muy bien la historia de la espiri-
to cualquiera dado a valores o verdades, sino tualidad: "El cristiano tiene siempre un peligro
adhesión personal al Dios vivo 139. ¿No se asis- de hundirse en el vacío, y los pseudomísticos
te entonces a lo que fue tan justamente llama- nos dan la mejor prueba de ello" 142. Sin embar-
do la "evaporación" (racionalista) de Dios"? 140 go, en la medida en que una de estas "teolo-
Porque esta "evaporación" puede ser de mu- gías negativas" es grávida y es fecunda, la otra,
chas clases, puede obtenerse por procedimien- completamente ideológica, es inoperante, de-
tos muy diversos y sin que uno se fije, y los jando o haciendo la conciencia a su desgra-
procedimientos de hoy, sin parecerse siempre cia 143. No es menos imposible asimilar simple-
a los de ayer o antes de ayer, producen igual- mente el sentimiento de negatividad que expe-
mente la misma "evaporación". rimenta un hombre, después de la "experien-
cia analítica", a la experiencia de las "noches"
¡Qué diferencia, por ejemplo, y a veces qué
de un San Juan de la Cruz; como si la técnica
abismo—por volver a tomar nuestros ejemplos
del principio—entre la clase de "teología nega-
i * i Sur les chemins de Dieu, c. 5, especialmente pp. 145-146 y
tiva", que sólo procede de la crítica, y aquella 316-318 (edición de 1966), c o l . "Fe v i v a " . LESLIE NEWBIGIN, Une
religión pour un monde sóculier, p. 8: La teología negativa " n o c o n -
que se desarrolla sobre la base de la afirma- serva su valor más que como contrapunto del reconocimiento posi-
ción fundamental y en virtud de las exigencias tivo de la existencia y de la acción del Dios v i v o " . Cf. M. BLON-
DEL, L'Action (1893), pp. 341-342).
1*2 ED. SCHILLEBEECKX, o . c , p. 88. También es bien cierto
i s a Como viene de nuevo a ponerlo de relieve la Constitución que el paso de un cierto misticismo (aquel que los espirituales cris-
Dei verbum. Cf. nuestro comentario de! primer capítulo de esta Cons- tianos han combatido ásperamente) al ateísmo es cosa fácil.
titución en La Réválation divine, o.c. Sobre "prueba de Dios y creen- i * 3 Cf. HANS URS VON BALTHASAR, La Glorie et la Croix, t. 1,
cia en D i o s " se leerán las reflexiones de ETIENNE BORNE, en p 103: "Nuestra marcha hacia Dios se cumple en una teología ne-
L'Homme devant Díeu, c o l . " T e o l o g í a " (1964), t. 3, pp. 85-92. gativa que no se separa jamás de su base: dum vlsibiliter Deum
n o Reflexiones análogas de ROMANO GUARDINI sobre " e l efec- cognoscimus...", etc. Ver Sur les chemins de Dleu, pp. 167-168.
to operado por la reflexión sobre la v i t a l i d a d " : Christianisme et cul- RENE MARLE, en Recherches de sciences religieuses, 47 (Pa-
ture, traducción de Groenendael, Casterman (1967), p. 236. rís, 1959), p. 236.

80 81
e/ tistimonio de la ie
ateísmo y stntido d*l hombre

a la cual este hombre se ha sometido pudiera La fe triunfa en él. En la noche incluso, pero
suplir de algún modo, incluso dar más catego- hecha "serena" 147 , si Dios se la concede, en-
ría a una vida de fe, de ascetismo y de ora- cuentra "la gran Presencia"148.
ción 144, ¡o como si la "psicología de los pro- En estas "noches oscuras", ei cristiano de
fundizadores", cualquiera que sea el método los siglos pasados pudo creerse reprobado;
de que ella se jacte, fuera por sí misma una podía creer que había perdido la caridad. Una
introducción a las profundidades del misterio!,4S prueba análoga ataca, o puede atacar, al cris-
Se trata en tal caso de otra clase de noche y tiano de hoy en el centro mismo de su vida de
que engendra una actitud bastante distinta... oración: toda realidad espiritual le parece en-
Mientras está en el fondo de esta noche, el tonces desvanecerse; Dios, el Dios vivo, se re-
verdadero espiritual no experimenta ninguna ten- tira, está muerto, está puesto en el sepulcro; la
tación de creerse un espíritu superior y de sen- pesada piedra está sellada... Por una simpatía
tir piedad por los que no están allí con él. Hay mística con las víctimas de la incredulidad, asu-
en él "confusión de tinieblas, impotencia de es- miendo a su manera y a pesar suyo lo más
píritu, hastío, tormento inconcebible"; se sien- malo de su época, el cristiano vive en el fondo
te cogido "como en un laberinto" 146, para siem- de sí mismo las horas tenebrosas del "sábado
pre indigno de Dios, y "la majestad de la con- santo" 149 como si jamás debiera surgir el alba
templación que le confiere" no hace más que de Pascua. Pero se levantará el alba, el sol
darle un conocimiento intolerable de su propia divino arrojará de nuevo su luz. En la misma es-
miseria. No se alaba de explorar en vencedor pesura de su noche jamás se apagó la fe de
los abismos de la negatividad; es para él la este cristiano, jamás ha cesado en su corazón
dejación "de donde nace la desesperación que una adoración sumisa, y mientras se encontra-
podría arrojar a! alma y al cuerpo a los infier- ba sumergido en ella, igual que el contempla-
nos". No le queda más que "hambre y sed tivo de antes, su hermano mayor, no creía ha-
infinitas y devoradoras, atizadas por la comu- ber rebasado gloriosamente la antigua fe. No
nicación secreta e incansable de Dios". Sin em- se consideraba en la vanguardia de! progreso.
bargo, en esta noche terrible no hay sombras. Hay todavía otra precisión que impone la ex-
periencia: la depuración de la idea de Dios y
1
** Más que las profundidades intelectuales que nos impone aquí la purificación de la fe no son en absoluto del
con esto el criterio evangélico, valioso en nuestro tiempo como en
otro: " A fructibus eorum cognoscetis e o s " . Cf. PIERRE EMMANUEL,
mismo orden y no van siempre emparejadas.
La face humaine, Ed. du Seuil (París, 1966), p. 227.
14
¡5 Cf. JULES MONCHANIN, De l'esthétique á la mystique, Cas- i " SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual. En La noche
terman (21967), pp. 93-103: "Las tres funciones de la c o n c i e n c i a " . oscura, Juan de la Cruz prefiere la imagen del alba.
YVES DE MONTCHEUIL, Málanges théologiques, p. 3 0 1 . ED. SCHI- 148 Marie de l'lncarnation, Desclée de Brouwer (París, 1932)
LLEBEECKX, Dieu et l'homme (1965), p. 132: " i L a profundidad pp. 227-228. JEAN MOUROUX, Le Mystere du temps, p. 258. JEAN
metafísica es lo mismo que los fenómenos de la psicología de las LACROIX, L'Echec (1964), pp. 76-77.
profundidades!" i « » Cf. Paradoxe et mystére de l'Eglise, Aubier (Parfs, 1967),
14
<> Expresiones de Santa Juana de CHANTAL. Cf. Henri BREMOND, p. 209-212. ROGER SCHUTZ, en Esprit (octubre de 1967), pp. 416-417.
Saint Chantal (iqi2) ip. 233-236.
83
82
el testimonio de la te
a/usmo y sonlido del hombre
raros. Es lo que demuestra el autor de un ar-
No es posible dejar de constatar, cuando se es- tículo reciente, a propósito de la fe cristiana a
tudia la historia, que el progreso de la primera los fines últimos, tal como se encuentra expre-
puede provocar un retroceso de la segunda; en sada en nuestras Escrituras. Ciertos críticos, ob-
ese caso este progreso mismo es ilusorio, o serva, no quieren ver en el texto sagrado más
más bien se convierte en un progreso en una que la letra de las imágenes; hablan entonces
idolatría más sutil pero no menos engañosa que a su respecto, en un sentido peyorativo, de "mi-
el de aquellos cultos más menospreciados. Orí- tos escatológicos". Es comprender mal las co-
genes ya había hecho la observación. Ocurre, sas, es también una ilusión grande suponer que
decía, que ciertos sabios de este mundo adoran la pureza de la fe depende siempre de la crí-
los ídolos, en tanto que vemos analfabetos e tica raciona!—tan fácil—de las imágenes que le
ignorantes morir por no cometer idolatría150. En sirven de apoyo.
todo caso, la fe de los espíritus más humildes,
los menos aptos para la especulación racional, La diversidad de las imágenes puestas en juego
puede ser espiritualmente más clara, más pura, (en las Escrituras) es suficiente para advertir al
que la de bastantes intelectuales que se sien- creyente que se trata de un sentido que estas imá-
genes no hacen más que sugerir y que sobrepasa
ten tentados alguna vez a sonreírse de ella. Ella todo concepto. Humildes cristianos, ni filósofos, ni
lo es entonces de otra manera, muy superior, y teólogos—yo los conozco—, saben muy bien que
que no perjudica a su fuerza. La lógica misma esta unión en Dios, cuya plenitud esperan alcanzar
de su vida la somete a la exigencia de una crí- más allá de la muerte, supera todo lo que ellos
puedan imaginar o pensar. Saben también que este
tica íntima más penetrante que la crítica de las más allá no es la prolongación de este mundo, que
"representaciones" y que la hace crecer en vi- no es una compensación y que no hay otra recom-
gor como en pureza. La acción del pneuma no pensa al amor de Dios que Dios mismo. Pero, y
se mide por las capacidades del espíritu. Uno aquí es donde hay que insistir, muchas veces ellos
no lo saben porque se lo han dicho, sino porque
es sorprendido a veces por la "profundidad de en ellos se ha desarrollado por sí misma una fe
visión de un alma simple" 151 . "Del interior de auténtica; sólo la presencia de Dios en un espíritu
las bienaventuranzas evangélicas, el hijo de puede permitir a este espíritu rectificar las repre-
Dios" comprende "muy bien los misterios que sentaciones que se hace de Dios y apuntar a Dios
más allá de toda representación. Sólo el apuntar
no puede explicarse"; los "comprende" porque a lo absoluto permite corregir la puntería insufi-
se ocupa de ellos con cierta asiduidad amante ciente o mal hecha. No es el rechazo de Dios lo
que lo asimila a ellos" 152 . Los casos no son tan que libera el espíritu, sino la búsqueda de Dios,
más allá de todas las representaciones en las cua-
les el espíritu estaría tentado a detenerse 153.
l s o
ln I Cor. 8, en The Journal ot Theological Studies, t. 9,
p. 237. Cf. HENRI CROUZEL, Origéne et la philosophie, Aubier (Pa-
rla, 1962), p. 159. Ver también SAN AGUSTÍN, De Vera religione,
c. 38, núm. 69, Ed. Pegón, p. 124. i = 3 FERNAND CHAPEY, "¿Es ubre el c r i s t i a n o ? " , en Etudes (no-
1 5 1
Fierre CHARLES, L'Eglise, sacrament du monde, Desclée de viembre de 1966), p. 524.
Brouwer (1960), p, 36. Cf. Mt. 25, 26.
13¡
i P. R. REGAMEY, O. P., en Esprit (1967), p. 450.
85
84
el testimonio de la le
ateísmo y sentido del hombre

ellos han dado su fe. ¡Dichosos los que, en su


Filósofos o no, tales son los verdaderos testi-
camino, se han encontrado el uno o el otro!
gos de Dios; aquellos en quienes opera su es-
Por ellos los hombres vislumbran aiguna cosa
píritu, el único que conoce las cosas de Dios,
del Reino oculto para el cual están hechos; algo
que escruta sus profundidades. Por algunos de
de que este "cambio del corazón" es lo único
ellos—y varios son a! mismo tiempo "pioneros
que puede franquear la entrada a aquél; algo
del conocimiento", están en la vanguardia del
de esta novedad maravillosa, de esta plenitud
espíritu en marcha—154, hoy como en los tiem-
y de esta libertad, de esta paz, de esta alegría,
pos del apóstol Pablo, se efectúa una "demos-
totalmente distintas de nuestros sueños tan tri-
tración de! espíritu y de poder". Ellos dirigen
viales, que son los de sus habitantes 157. Y esta
el combate de Dios, que no separamos aquí
lozanía, ya en el primer día de la aventura cris-
del combate de Cristo. "Manteneos firmes en un
tiana: "Hemos encontrado al Mesías... Venimos
mismo espíritu—escribía Pablo a los cristianos
a anunciaros a Jesús..." Ante la evidencia de
de Filipos—luchando acordes por la fe del Evan-
este "medio divino", el problema de Dios, que
gelio, sin dejaros intimidar por nada por los
algunos habían podido creer "liquidado", por
adversarios" 155. Que no se sorprendan por este
lo menos se plantea de nuevo.
lenguaje guerrero: en la lengua del Apóstol y
en la lengua tradicional de la Iglesia, manteni- Más que los satisfechos, más que los disper-
da por la liturgia, el combatiente es el testigo, sos, más que el creyente demasiado habituado
el "mártir" m. Y este combate es un combate o el dogmático muy seguro de sí, tal ateo, que
por el hombre que estos cristianos llevan su- podía creer disipada para siempre la ilusión
friendo y amando. Combatientes ardientes, pero teísta y que perseguía en desvarío su búsqueda
pacíficos, testigos a menudo silenciosos, cuya imposible158, es capaz de reconocer, a través
sola existencia es luz y cuyo encuentro no tie- de uno de estos testigos, el Rostro de Dios. Qui-
ne precio. Testigos que rinden cuentas con "dul- zá, entre tanto, nos ayudará por esta insatisfac-
zura y respeto" de la esperanza que está en ción perpetua y por esta negación misma, que
ellos y que nos remiten a todos, como antaño no están en él más que en el aspecto exterior,
a San Francisco de Asís, al Testigo único al cual traducción inadecuada de una búsqueda real-
mente positiva, para no caer nosotros también
154
Tal fue, muchos podrían confirmarlo, el Padre Jules Mon- en una actitud congelada, sacrilegamente pose-
chanin (1895-1957), del cual hemos intentado dar algunos rasgos
en una obrita: Images de l'abbé Monchanin, Aubier (París, 1967).
siva. Quizá nos ayudará a comprender mejor, o
155 I Cor. 2, 4; 2, 9-13. Act. 1 , 8. Cf. ORÍGENES, Contra Celse,
núm. 7; Flp. 1 , 27-30: "Pues a vosotros se os ha concedido la
gracia de que por Cristo... no sólo que creáis en é l , sino que i " En ciertas personas, dice SURIN, "puedo ver, como a tra-
padezcáis por é l , sosteniendo el mismo combate que antes me vis- vés de las ventanas, la luz del otro m u n d o " .
teis. I Pe. 3, 15. Cf. Méditatlon sur l'Eglisg (Ed. de 1968), pp. 143- i » < También se permite pensar, esperar que el deseo de ser
147. Dios en ciertos ateos de nuestra época "marque una crisis en la
156
El Concilio evoca frecuentemente la fe viva de los mártires. búsqueda mística de D i o s " . Cf. CLAUDE BRUAIRE, L'Aftirmalion de
Cf. G. MARTELET, Les idees maitresses de Vatican II, Desclée de Dieu, p. 197.
Brouwer (Parts, 1967), pp. 195-196.
87
86
ateísmo y sentido del hombre el testimonio de la fe

al menos a percibir mejor, que Dios debe ser tro de Dios. Dios jamás queda atrás, entre los
para nosotros "el eterno Descubrimiento y la residuos. En cualquier dirección que nos lleven,
eterna Presencia"; que se nos escapa en el mo- he aquí que surge delante, he aquí que nos
mento en que creemos tenerle, tan pronto como llama, y si verdaderamente hemos progresado,
cesa de ser, como decía Gregorio de Nisa, "el lo volvemos encontrar a sí mismo engrandeci-
Buscado" 159; que tenemos que buscarle, en efec- do. Así podemos soportar sin desfallecer la no-
to, para encontrarle siempre, para buscarle to- che provisional en que nos sumergen los "eclip-
davía. Y tal vez entonces nos será dado en pago ses de Dios" y concebir igualmente, sin teme-
ayudar a nuestro interlocutor a concebir que ridad, el papel providencial posible de un ateís-
Dios es este "océano del ser", en el cual nos- mo en el cual se prepara una nueva floración
otros nos hemos perdido para encontrarnos a de la fe: "Estoy seguro de que la fe es la pri-
nosotros mismos, y que este océano de! ser es mavera del mundo, como de que el ateísmo es
un océano de amor—lo que hace de El el ser el invierno. Pero el invierno contiene siempre
supremo y absolutamente personal, siempre que a la primavera" 162.
nosotros no reduzcamos la persona a las limi-
taciones y al cierre de nuestras mezquinas in- n'» PIERRE EMMANUEL, La Face humaine, p. 16. Adoptando aquí
las perspectivas del Concilio, que, desde el principio de sus consi-
dividualidades, sino que la comprendamos como deraciones sobre el ateísmo, recuerda "la vocación del hombre a
comunicarse con Dios" (Gaudium et spes, núm. 19), nosotros no
la expansión y la condensación perfectas, eter- hemos separado más completamente que él en nuestro comentario
namente actual y viva, de este esbozo de ser los problemas referentes a la prueba o la afirmación de Dios, la "fe
en Dios" en general y la fe cristiana. Lo mismo que, sí siguen
que ya palpita en el fondo de nosotros160. Tal siendo distintos en sf mismos y deben ser objeto de una serie de
estudios metódicos esmeradamente delimitados, estos problemas se
vez, en fin, de esta manera, en una común y presentan frecuentemente per modum unlus o, al menos, estrecha-
humilde convicción de nuestra impotencia para mente enlazados, en ia situación concreta que se contempla aquf.
Es por relación a la fe cristiana y a la historia del cristianismo que
coger a Aquel cuya atracción hace nuestra se sitúa deliberadamente, como se ha visto, ia mayor parte del
ateísmo contemporáneo.
grandeza, habremos tomado mutuamente con-
ciencia de nuestra más profunda fraternidad.
Tales pensamientos mantienen nuestra espe-
ranza. Si, como se ha escrito, "el ateísmo mo-
derno ya no es un punto de llegada, sino un
punto de partida", si "es una situación en la
cual nos encontramos y a partir de la cual es
preciso pensar y actuar" lél, es lícito esperar que
esta nueva marcha sea un marcha al encuen-

is» cf. Sur les chemins de Dieu, pp. 194-197. I Cor. 2, 9.


n o Ibid., pp. 167-168.
n i JEAN LACROIX, Le Sens de l'athéisme moderna, p. 13.

88 89
Capítulo II. — — — — — — .
Sentido total del h o m b r e y del mundo

I. DOS PROBLEMAS ENTRECRUZADOS

Al proponernos las primeras delineaciones de


una antropología cristiana, tal como numerosos
padres del Concilio la habían exigido, la Cons-
titución Gaudium et spes nos invitaba, como a
la tarea más urgente y más esencial de hoy en
día, a una reflexión sobre el hecho del ateísmo
contemporáneo. Reflexión que deberá guiar
nuestra actitud y nuestro comportamiento de cre-
yentes en lo que a ella se refiere. Tarea tan
fundamental y tan vasta, que no podía hacerse
aquí otra cosa que indicar la orientación ge-
neral '.
Volvamos ahora a nuestra Constitución y ob-
servemos un poco más cerca la disposición de
sus dos partes. A primera vista, la segunda par-
i Cf. JEAN MOUROUX, "Situación y significación del capitulo I " ,
en L'Eglise dans le monde de ce temps, Ed. du Cerf (París), t. 2',
pp. 229-230: " B i e n entendida, esta antropología no es ni histórica,
ni fenomenológica, ni filosófica; es teológica en la medida en que
parte de la Revelación para iluminar la realidad y la experiencia
humana ( . . . ) . Es cristiana en ese sentido en que: a) se apoya en
la Revelación (...): b) separa los datos y los valores humanos,
reconocibles por la razón, y los reconoce como formando una i n -
ítaestructura racional que respota al profundizarla s intercalarla en
su propia visión (esto es muy característico de la actitud católica
como t a l ) ; c) se acaba explícitamente en Jesucristo, sobre el que
se apoya ya durante todo su t r a y e c t o " .

91
sentido total del hombre
tíos problemas entrecruzados
te sucede a la primera, como una aplicación cia soluciones plenamente humanas" \ Creado
hecha a algunos de los problemas particulares a imagen de Dios, el hombre es llamado a la
de los principios generales que han sido plan- vida eterna, en Dios; y he aquí por qué, en
teados primeramente. Este punto de vista no una especie de marcha indirecta o ascendente,
es falso, y puede tener su base en la explica- cada uno de los cuatro capítulos culmina en una
ción dada por el ponente a la asamblea con- evocación del retorno del Señor y del Reino
ciliar 2 , así como en los términos mismos del que tiene que venir 6 . La segunda parte, en
párrafo que sirve de transición: cambio, partiendo de principios cristianos y pro-
Después de haber mostrado cuál es la dignidad cediendo bajo su luz, vuelve a descender a las
de la persona humana y qué papel individual y so- cuestiones de orden temporal, que ella contem-
cial está llamada a representar en el universo, el pla incluso bajo su aspecto más actual, con el
Concilio, iluminado por el Evangelio y la experien- fin de encontrar en ellos respuestas apropia-
cia humana, llama ahora la atención sobre algunas
cuestiones particularmente urgentes de este tiem- das.
po que afectan en el más alto grado al género hu- De ahí los dos grandes problemas relacio-
mano 3. nados, pero inversos, planteados por estas dos
partes de la Constitución y que se ofrecen a
Sin embargo, la relación de una parte a otra las investigaciones de los teólogos en el cur-
es más compleja y puede ser comprendida un so de los próximos años, si se quiere propor-
poco de otro modo. El título de la primera par- cionar en lo posible una justificación racional-
te, en francés más aún que en latín, tiene algo mente reflexiva a las enseñanzas que el Con-
de ambiguo, y sin duda esta ambigüedad era ne- cilio ha promulgado, como era su función, bajo
cesaria para permitirle cubrir el campo de la la forma de una simple exposición y por vía
exposición. "Vocación humana" es aquí voca- de autoridad.
ción del hombre (vocatio hominis). Ahora bien, De una parte, se tratará de fundar, a partir
esta vocación del hombre—lo indica todo cuan- de la realidad humana, la obligación que in-
to sigue—no es solamente humana, sino divi- cumbe al hombre de tender, en la libertad de
na 4 . "La fe, en efecto, ilumina todas las cosas su vida personal, a este fin divino que Jesu-
con una luz nueva y nos hace conocer la vo- cristo le revela y le promete por mediación de
luntad divina sobre la vocación integral del su Iglesia. O incluso, haciendo nuestras las pa-
hombre", y por eso ella "orienta el espíritu ha- labras con que comienza la Constitución, a par-
2
Mons. Hengsbach, obispo de Essen, Relatlo del 24 de septiem- tir de las alegrías y de las esperanzas, pero
bre de 1965: la primera parte, "potius principia generalia exponit"; también de las tristezas y de las angustias del
la segunda, "ad orientationes magis particularis descendit".
»
4
Gaudium et spes, núm. 46. s Gaudium et spes, núm. 11. Cf. núm. 3, 2: "Sacra Synodus...
"Vocación divina del hombre": es así como lo tradujo espontá- asseverans..."
neamente Mons. CHARLES MOELLER en su estudio sobre Gaudium 8
et spes, publicado en Lumen vitae, 21 (1966), p. 200. Se observará el paralelismo con la marcha de la Constitución
Lumen gentlum.

92 93
Sentido total dtl hombre dos problemas entrecruztdos

hombre de hoy, se tratará de recordar a este en todos los terrenos para el desarrollo tempo-
hombre "una aflicción infinitamente más pro- ral de la humanidad.
funda, pero también una promesa infinitamente Dos problemas entrecruzados, como se ve.
más grandiosa que todas las aflicciones y todas Para el teólogo, dos tareas bien distintas, pero
las promesas del tiempo en el que vive" 7 , y no al mismo tiempo estrechamente unidas. Si las
solamente recordárselas, como hace la Consti- toma en su pura lógica tratará, primeramente,
tución misma, sino, como se explicará un poco por la primera, de demostrar a su interlocutor,
más abajo, de rendir cuentas teológicamente, en al que se supone todavía incrédulo, que no
un esfuerzo de inteligencia de la fe que sea al puede evitar el problema de su destino último;
mismo tiempo un esfuerzo de inteligencia de después tendrá que descubrir los datos de tal
la realidad por la fe. Primera tarea, estrecha- manera que se muestre dispuesto de antema-
mente ligada a la de la filosofía, distinta de no, por decirlo así, a escuchar la Buena Nue-
ella, pero articulándola y complementándola. va 9 ; mientras que por la segunda tarea, ponién-
Tiene por fin conducir al hombre, tan frecuen- dose de lado del cristiano, se esforzará en le-
temente absorbido por I?, multiplicidad de afa- gitimar a sus ojos el valor de las cosas de la
nes y de problemas que >e plantea cada día la tierra y del tiempo con respecto incluso a esta
organización de su existencia terrena, a "inte- vocación sobrenatural que le ha sido revelada,
rrogarse sobre el todo de su ser y sobre el de esta vida natural cuyo don ha recibido de
sentido, sencillamente, no ya de las relaciones Jesucristo y de esta eternidad a la que aspira.
funcionales entre los elementos de su univer- Es más, el teólogo deberá demostrar que la vo-
so y de su existencia, sino sobre el sentido del cación cristiana es la razón última, la única
todo" 8. plenamente satisfactoria, de la navitas humana,
Por otra parte, una vez que se supone re- es decir, de la actividad terrestre del hombre,
suelto este gran problema, que es indisoluble- de los esfuerzos individuales y colectivos, que,
mente el problema del hombre y el problema más allá de las necesidades inmediatas, de-
de Dios, se tratará, dando vuelta a la pers- ben ser desplegados para un progreso natural 10 .
pectiva, de fundar en razón, partiendo de la fe En efecto, sin embargo, los pasos del espí-
misma, el interés que el cristiano da no obs- ritu jamás son tan rectilíneos. Si son abstrac-
tante a las realidades contingentes de este mun- tamente distintos y de sentidos opuestos, nues-
do; más el deber que le incumbe, en razón
misma de su fe y de su esperanza, de trabajar • Se trata entonces de "manifestar, por una reflexión sobre la
existencia humana, una comprensión previa ontológica de la cual
habla en mensaje cristiano, o de separar "la relación entre la
i Expresión de KARL BARTH, Introductlon á la théo/ogie ávan- existencia humana y el mensaje cristiano considerado como una
gólique, p. 64. interpelación": así se constituye una inteligencia de la posibilidad
s KARL RAHNER, citado en Concllium, 16, p. 143, por INGO y de la conveniencia de la f e " . Cf. HENRI BOUILLARD, "Creer y
HERMANN. "La Humanidad tota!, señal utópica entre coexistencia comprender", en Mythe et Foi (1966), p. 300.
y pluralismo". io Cf. Gaudlum et spes, núm. 34.

94 95
naturaleza humana
sentido total del hombre

tros dos problemas interfieren entre sí. Se en- vamos provisionalmente en este párrafo porque
cuentran perpetuamente superpuestos el uno al nos son impuestas por la historia misma que
otro, y sólo por la claridad de la exposición, hemos de recordar brevemente.
simplificando cosas, los consideramos aquí, has- En el curso de estos últimos siglos se había
ta cierto punto, por separado. acreditado una teoría en nuestra teología clási-
ca, según la cual "naturaleza" y "sobrenatural"
constituían cada uno un "orden" completo, es-
tando el segundo sobreañadido de hecho al pri-
II. NATURALEZA HUMANA Y SOBRENATURAL mero, sin más vínculo entre ellos que, en nues-
tra naturaleza, un vago y general "poder obe-
El primero de estos dos problemas no data dencial" a ser, como se dice, "elevado". El ser
de ayer. Está presente, según los lugares y los y la vida del cristiano se encontraban así cons-
tiempos, bajo aspectos diversos, a propósito de tituidos por partida doble. Haciendo uso de su
discusiones muchas de las cuales son anticua- razón, el hombre descubría, se pensaba, un "fin
das, si no completamente olvidadas. Pero de natural", proporcionado a su naturaleza de ser
suyo sigue siendo fundamental. Consiste esen- finito; pero su fe venía a decirle al instante que,
cialmente en buscar cómo debe comprenderse en realidad, él había sido creado para un fin to-
la relación—que es a la vez de oposición y de talmente diferente, un fin "sobrenatural". Es in-
unión—entre estas dos realidades básicas que útil insistir en esta concepción dualista, "de dos
la tradición teológica occidental tiene la cos- fases", bien conocida de todos los teólogos. Ha-
tumbre de denominar la naturaleza (humana) bía parecido necesaria a muchos para poner a
y la sobrenatural. En razón de su abstracción y buen recaudo la gratuidad absoluta del don di-
más aún quizá en razón del uso muy diferen- vino, contra una serie de errores que iban del
te que hacen de él frecuentemente las lenguas desviacionismo del siglo XVI a) inmantismo mo-
modernas y que engendra numerosos equívo- dernista del siglo XX. En realidad, por sus an-
cos, estas dos palabras ya no parecen muy tecedentes, procedía más bien de una ruptura
acertadas u . Sin embargo, nosotros las conser- de la síntesis dogmática tradicional, tal como
11
la habían elaborado finalmente los grandes es-
Cf. nuestro Surnaturel, études historlques, col. "Teología",
Aubier (París 1946), tercera parte: "Historia de la palabra sobre- colásticos, en particular Santo Tomás de Aqui-
n a t u r a l " ; y Le Mystére du surnaturel,
F.. RCHII I.FREECKX, Dieu et l'homme
Igual colección (1965).
(1965), pp. 131-135, 145, nota,
no. Este no habría hablado jamás, por ejemplo,
y 163. Ya MAURICIO BLONDEL, en 1930: " L a sola palabra de lo como se ha hecho desde hace un siglo, de una
sobrenatural, vistiéndose como un e s p a n t a j o " , Dialogues avec les
phllosophes, Ed. Henrl Gouhler, Aubier (París, 1966), p. 213. Ejem- "sobrenaturaleza", precisamente porque su pen-
plo reciente en ALAN RICHARDSON, Le Procés de la religión, p. 50: samiento estaba bien lejos de la teoría dualista
" E s imposible en la actualidad que personas inteligentes vuelvan
a las ideas metafísicas sobrenaturalistas del pasado: los hombres que acabamos de ver.
del siglyo XX saben que son los microbios, y no los demonios, el
origen de las enfermedades". Lo " s o b r e n a t u r a l " de que tratamos
aquí, en ía lengua de la teología católica,
Los inconvenientes de tal teoría se han pues-
97
96
7
sentido total del hombre naturaliza humana

to bastante claros y han sido denunciados más hacía bien en escudarse en su indiferencia, en
de una vez. Ya ai comienzo de! siglo, el abad nombre igualmente de lo que la teología le de-
Johannés Wehrlé, escribiendo a su amigo Mau- cía. Si rni propia naturaleza de hombre tiene,
ricio Blondel, evocaba "el terror hereditario que naturalmente, su fin en sí misma, ¿qué es lo
obsesiona a nuestros cerebros católicos a com- que me obligaría o simplemente me incitaría a
prometer la independencia original de la eco- reconocer la historia para encontrar en ella si
nomía sobrenatural, terror tan excesivo que ha por casualidad se dejase oír otra llamada? ¿Por
acabado, decía, por hacernos desconocer ver- qué debería yo prestar oídos a esta Iglesia, por-
dades vivas" n. A más de sesenta años de dis- tadora de un mensaje desprovisto de toda co-
tancia, el R. P. Yves Congar denuncia exacta- rrespondencia con las aspiraciones de mi ser?
mente el mismo defecto al hablar del "extrinse- Es más, la intrusión de un extraño "sobrena-
cismo que es la enfermedad del catolicismo mo- tural", ¿no debería ser rechazado como una es-
derno en materia de pecado y de gracia" y que pecie de violación? 15. En cuanto al cristiano mis-
"ha hecho que se conozca mal durante mucho mo, todo su esfuerzo con el fin de pensar su
tiempo el carácter pleno del deseo de la natu- fe, de relacionarla con el conjunto de sus co-
raleza" 13. Y esto comprueba hoy igualmente nocimientos humanos y de darle !a dirección de
el R. P. Norbert Luyten: "¿No hemos compren- su actividad humana, chocaría contra ¡a barre-
dido todavía lo caro que hemos debido pagar ra que primeramente había puesto: del orden
el error de mantener lo sobrenatural bien al abri- sobrenatural al de ¡a naturaleza, la circulación
go de lo natural? La intención fue sin duda ex- ya no era libre. Por consiguiente, este cristiano
celente: salvaguardar la pureza de lo sobrenatu- se arriesgaba, o bien a encerrarse, lejos del
ral. Pero no por ello el resultado ha sido menos mundo y de sus deberes, en su fe tan bien pro-
catastrófico: nosotros estamos aislados, retira- tegida (pero por lo mismo desnaturalizada), o
dos del mundo en "ghettos" en que nos había- bien a dejar su fe para pensar en mundano,
mos encerrado nosotros mismos" ". darse a una cultura mundana y ocuparse en
En efecto, de esta manera ei don sobrenatu- mundano de los asuntos de este mundo.
ral difícilmente aparecía como la "Buena Nue- Desde hace cerca de ochenta años, la situa-
va" por excelencia. Ahora parecía una realidad ción ha cambiado profundamente a este res-
superpuesta, una superestructura artificial, in- pecto. Por etapas, y bajo la influencia de fac-
cluso una imposición arbitraria, y el incrédulo tores diversos, la mayor parte de los teólogos
han llegado a obtener perspectivas más tradicio-
12 Carta del 1 de marzo de 1903.
lia " E l momento " e c o n ó m i c o " y el momento " o n t o l ó g i c o " en la
doctrina s a c r a " , Mélanges ofterts á M. D. Chenu, Vrln (París, 1967), i s Es a esta objeción de principio que ha querido responder
p. 175. Blondel. Cf. HENRI BOUILLARD, Blondel et le christianisme, Ed. du
1 4 " L a Iglesia y la c u l t u r a " , Civltas (Lucerna, agosto de 1967), Seuil (París, 1961). Ver también STANISLAS BRETÓN, La Passion
p. 917. du Chris_t et les philosophes, p. 18.

98 99
naturaleza humana
sentido total del hombre
lizado una "toma de posición extremadamente
nales, al mismo tiempo que han intentado, de importante": en efecto, "si hay, en el universo,
diversas maneras, renovar su expresiónl<¡. No niveles de análisis diferentes (creación, pecado,
entramos aquí en el detalle de las soluciones redención), no hay dos órdenes diferentes, sino
propuestas, sea a partir de un estudio más his- uno solo, el de la Alianza, cuyo primer tiempo
tórico de los antiguos, sea a partir de una re- es la creación, cuyo alfa y omega, centro y fin,
flexión más profunda; algunas veces no difie- es Cristo, y este orden es sobrenatural" 18.
ren entre sí más que por la terminología o por Pero en el momento mismo en que se ve re-
algunos matices sutiles. De aquí resuitó una chazado de esta manera no solamente de las
concepción más orgánica, más unificada. Pero escuelas, sino del pensamiento más centralis-
el Concilio parece haber consagrado con su au- ta de la Iglesia, el dualismo extremo—que, al
toridad este resultado. El pastor Henry Bruston separar como dos "órdenes" lo natural y lo so-
ha podido señalar como un elemento muy im- brenatural, los desconoce al uno y al otro—,
portante de la antropología bosquejada por Gau- busca, aquí o allá, una nueva fortuna en el do-
dium et spes lo que él llama "la desaparición minio de la acción práctica.
de la distinción entre natural y sobrenatural", Queriendo proteger lo sobrenatural de toda
es decir, precisa felizmente, la supresión de "es- contaminación, lo había aislado, fuera del es-
te pensamiento de dos etapas que ha provoca- píritu vivo como de la vida social, y el campo
do tantos falsos problemas en el pensamiento quedaba libre a la invasión del "laicismo". Hoy
católico" y que se encuentra al fin "abandona- este laicismo, convertido frecuentemente en ateo
do gracias a un pensamiento personalista que y prosiguiendo su camino, intenta invadir la con-
centra el misterio del hombre sobre la cuestión ciencia de los cristianos mismos. Si se cediese,
de sus relaciones con Dios" ". Con precisiones no se contentaría con "colaborar iealmente (con
más matizadas, M. Jean Mouroux observa igual- el incrédulo) en toda materia buena de suyo o
mente que, evitando deliberadamente el voca- que puede conducir al bien", sin dejar de "pro-
bulario de dos "órdenes", el Concilio ha rea- curar con gran cuidado permanecer consecuen-
te consigo mismo y con la moral", así como
i« Ver nuestros dos volúmenes: Augustinisme et théologie moder-
no y Le Mystére du surnaturel, col "Teología", Aubier (París, 1965). Juan XXIII nos exhortaba a ello hace poco en
pero prescindimos aquí de la parte más personal de nuestras expo-
siciones.
la encíclica Mater et Magistra n. No se atendría
17 "La Iglesia y la vocación humana", en Vatican II, Polnt de a la sabia consigna de Gaudium et spes, decla-
vue de théologiens protestants, col. "Unam Sanctam". Ed. du Cerf
(París, 1967), p. 192. Estas últimas palabras, se ve, suponen bas- rando que "por fidelidad a la conciencia, los
tante más que la distinción fundamental entre natural y sobrenatu-
ral, si debe ser comprendida de modo distinto al de que dos "órde-
nes" completos o de dos "etapas", no está, por tanto, eliminada. ja "Sobre la dignidad de la persona humana", en L'Eglise dans
Así no diremos simplemente (a no ser que se explique la fórmula) le monde de ce temps, "Vaticano I I " , núm. 65 b, Ed. du Cerf (Pa-
que la "vocación del hombre no es llegar a ser un ser sobrenatu- rís, 1967), p. 232.
ral, sino llegar a ser verdaderamente hombre": pues el hombre, !» Núnv 239; texto tomado en Pacem in terris, núm. 157, Edito-
precisamente, "rebasa el hombre", y es llamado gratuitamente a rial de la Acción Popular.
participar en Ja vida divina.
101
100
sentido total del hombre naturaleza humana

cristianos, junto con los otros hombres, deben cilmente realizada siempre que se distingan
buscar unidos la solución justa de tantos pro- adecuadamente, de una parte, las "esperanzas
blemas morales que agitan tanto la vida privada humanas", que ponen en obra cierta idea total-
como la vida social" x; consigna que se encuen- mente humana del hombre, y para la cual no
tra en el Decreto sobre la actividad misionera, es necesario hacer referencia a Dios, y, de otra
haciendo que para todos los cristianos sea un parte, "la esperanza sobrenatural". El cristia-
deber "colaborar con todos los demás para or- no se unirá sin escrúpulo a los primeros, que se
ganizar de manera exacta los asuntos económi- refieren al hombre natural y terrestre, conser-
cos y sociales" en el país en que se encuen- vando totalmente la segunda en el fondo de
tran 21 . Tal programa sería rechazado en nombre su corazón. Se entenderá, pues, sin dificultad
de otro, de inspiración totalmente diferente. La con el incrédulo en el culto y explotación de
alianza con todos—decimos, en el lenguaje ac- los "valores humanos", "más acá de las diver-
tual, "la apertura al mundo"—sería buscada en gencias de opciones religiosas y filosóficas".
una idea de la naturaleza humana que podría Efectivamente, si el hombre está destinado a
convenir también a todos y que sería adoptada ver a Dios, si el abrazo de Dios debe ser "la
por el cristiano como por el deísta o por el coronación de la aventura humana", no se ol-
ateo. Todo lo que viene de Cristo, todo lo que vidará, sin embargo, de que tal fin es "totalmen-
debe conducir a él, todo lo que recuerda al te gratuito", y en buena (o mala) lógica, se
hombre que está hecho por Dios, sería entonces querrá llegar a la conclusión de que" en la
de tal manera relegado a la sombra—"en un realidad humana, en la condición histórica exis-
cantón retirado" del espíritu—que correría el tente, el reconocimiento de una "dimensión re-
riesgo de desaparecer en ella para siempre. La ligiosa" no es de ningún modo necesaria para
última palabra del progreso y ia entrada en la la "plenitud humana". No tiene nada que ver
edad adulta parecería consistir en una tota! "se- con la dirección de la vida. Por consiguiente,
cularización" que expulsaría a Dios no sola- una "actitud atea" es enteramente legítima. Se
mente de la vida social, sino de la cultura e in- creerá incluso deber ir más lejos y no se te-
cluso de las relaciones de la vida privada. Nada merá reconocer que, por todo lo que se refiere
de conflictos posibles en lo sucesivo, nada de al orden de este mundo, esta actitud es la úni-
dramas temibles, ni persecuciones religiosas, ni ca legítima": "la gracia, se dirá, no es ni una
siquiera tensión espiritual en el seno de una solución del enigma de la vida, ni un rival de
sociedad dividida sobre la cuestión de los fi- la autonomía creadora del hombre"; querer ha-
nes últimos. La unidad social y moral será fá- cerla intervenir a cualquier título "en el dina-
mismo intramundano de la evolución humana"
sería hacer de ella "un elemento alienante" y
2 ° Núm. 16. por tal motivo provocar a los hombres a malde-
21 Ad gentes, núm. 12. 2.

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sentido total del hombre naturaleza humana

cirla como "una intrusa que viniera a eclipsar a explicar el infinito; ei socialismo no se pre-
la grandeza ética de Prometeo". ocupa más que del período comprendido entre
La solución es sencilla, en efecto. Pero ella el nacimiento y la muerte" 24 .
tiene en poco, en el espíritu del cristiano, la Por otra parte, si semejante solución debiera
unidad que, englobando las distinciones e in- ser aceptada, está claro que la mayor parte
cluso ¡as oposiciones íntimas, debe marcar con de la Constitución Gaudium et spes no tendría
su propio sello toda distinción digna de este objeto. Estaría arruinada en su mismo princi-
nombre. Es fácil. Pero al excluir el Evangelio de pio. La Iglesia no tendría nada que decirnos
la vida, favorece todos los abandonos. Ella es sobre las cosas de este mundo, puesto que la
ya un abandono. En lo absoluto de su separa- dirección de estas cosas no tendría que recibir
tismo fuerza al cristiano a una verdadera esqui- ninguna luz del Evangelio... La enseñanza de
zofrenia, de la cual no se curará más que por Juan XXIII, como la de sus predecesores, era
una negación. Hace revivir, en el interior del todo lo contrario. "Lo que se exige a la Iglesia
campo político-social y moral, la famosa teoría en la hora actual, dice en la bula Humanae sa-
de la "doble verdad", tal como la han aplicado lutis (25 de diciembre de 1958), es que infunda
ya antes los herederos de Siger de Brabant22. en las venas del organismo humano de hoy la
Ella neutraliza al cristianismo al obligar al cris- fuerza Inalterable, vital, divina del Evangelio...
tiano a "olvidar que es cristiano para pensar y En los asuntos temporales también la Iglesia
actuar políticamente" o socialmente 23 . Recibe se muestra madre y maestra"; en fin, aprecian-
hoy del ateísmo militante la definición que pro- do en su justo valor el Reino de Dios, y sola-
pone: "la religión, asunto privado" (Lenin), y mente así la condición humana y sus necesi-
se muestra conforme, sin fijarse que él sólo dades se comprenderán... en su totalidad". Lo
detenta toda la verdad de la naturaleza y de la mismo ocurre con la enseñanza del Concilio.
historia. Suscribe prácticamente la explicación "La misión de la Iglesia, declara nuestra Cons-
muy clara, pero muy caricaturesca, que M. Ju- titución, es iluminar al universo entero con el
les Moch daba de la religión a propósito del mensaje evangélico"; bajo la luz de Cristo, ima-
socialismo, pero que podría aplicarse a otros gen de! Dios invisible, primogénito de toda cria-
casos, a propósito de otras doctrinas o de otras tura, el Concilio se propone dirigirse a todos
empresas: "El socialismo y la religión no pue- para aclarar el misterio del hombre y poder
den chocar por el hecho de que sus zonas de ayudar al género humano a descubrir la solu-
acción no se mezclan... Las religiones tienden ción de los problemas principales de nuestro

22 Cf. GEORGES GUSDORF, Les Origines des Sciences humaines,


Payot (París, 1967), pp. 221-222. 2« Soclalisme vlvant. Dix lettres á des ¡eunes, Laffont (París, 1960),
21» Cf. ETIENNE BORNE, " E l M. R. P. y el compromiso político p. 135, citado por ANDRE MANARANCHE, o . c , p. 85. Cf. nuestra
de los c r i s t i a n o s " , en La Croíx (7 de octubre de 1967), p. 5. Méditaf/On sur l'Eglise (edición de 1968), pp. 133-135 y 156-157.

104 105
sentido total del hombre naturaleza humana
s 28
t i e m p o " . Y el decreto sobre el apostolado de de su vocación tota!" , y por el mismo hecho
los laicos: la Iglesia de Cristo debe "aclarar protege y promueve su personalidad 29 .
y perfeccionar por el espíritu evangélico e! or- He aquí por qué, en los años próximos, cuan-
den temporal", porque el "espiritual" y el "tem- to más se ocupe la Iglesia de los objetos de
poral", "aunque distintos, están unidos en el que trata ya la segunda parte de nuestra
único designio divino. Dios quiere, en Cristo, re- Constitución, más necesario será que la teolo-
asumir al mundo entero para hacer de él una gía se aplique a profundizar este problema fun-
nueva criatura, comenzando desde esta tierra damental, cualesquiera que sean los nombres
y dándole su plenitud en el último día. El laico, que se le dé, de la relación de lo natural a lo
que es al mismo tiempo miembro del pueblo de sobrenatural. En lugar de "sobrenatural", algu-
Dios y de la ciudad de los hombres, no tiene nos, tales como el R. P. Schillebeeckx, prefieren
más que una conciencia cristiana: ésta debe decir "orden teologal"; otros prefieren un voca-
orientarle sin cesar en los dos terrenos" 26 . bulario más concreto y hablan de la Alianza, o
Un comentarista de la Gaudium et spes ha incluso, de modo directo, del Misterio de Cris-
extraído bien la doctrina: "Para orientar el com- to 30 . Bajo uno u otro de estos vocablos, la teo-
portamiento de sus miembros, la Iglesia conci- logía deberá aplicarse a hacer ver que la "di-
liar toma primeramente una posición a la vez mensión teologal es indispensable para la cons-
audaz y matizada con respecto a la "autono- titución de un hombre completo" 31 y que, por
mía" de las tareas humanas. Es legítimo afir- tanto, es imposible, como dice Karl Rahner, com-
marlo si, por estas palabras, entendemos que prender al hombre "a menos que se le tome en
estas actividades tienen estructuras, reglas y su movimiento hacia la bienaventurada oscuri-
normas propias, consistentes, que los hombres dad de Dios" 32.
pueden definir apoyándose sobre recursos de Será preciso entonces, en consecuencia, si-
racionalidad propiamente humanos" 27 . Si, por * 8 PIERRE COLÍN, " E l Concilio y el sentido del h o m b r e " , en
el contrario, se entiende por "autonomía" de Recherches et débate, 57, p. 148). Sobre la relación de la Iglesia
al mundo después del Nuevo Testamento: RUDOLF SCHNACKEN-
las tareas humanas su independencia con res- BURG, L'Eglise dans le Nouveau Testament, traducción de R. L.
pecto al creador y su falta sistemática de refe- Oechslin, c o l . "Unam S a n c t a m " , Ed. du Cerf (París, 1964), pp. 196-
207. Mons. GERARD PHILIPS, " L a Iglesia en e! mundo de h o y " , en
rencia al fin último, esta autonomía es falsa y Concilium, 6 (1965), pp. 11-25.
* » Cf. M. BARTHELEMY-MADAULE, La Personne et le drama hu-
peligrosa. Al combatirla, la Iglesia defiende al main chez Teilhard de Chardin, Ed. du Seuil (Parts, 1967), p. 169:
hombre, puesto que ella defiende la realidad Para Teilhard, " l a amenaza colectivizante no puede transformarse
en promesa personalizante más que en la perspectiva de un foco
personal que sea un a b s o l u t o " .
30
Ver HENRI BOUILLARD, "La idea de lo sobrenatural y el
misterio c r i s t i a n o " , en L'Homme devant Dieu, Aubier (París, 1964),
t. 3, pp. 153-166; Karl Barth, ibid., t. 2, pp. 188-217.
a i ANDRE MANARANCHE, o . c , p. 204.
* « Gaudium et spes, núm. 10. § 2; núm. 92, § 1 . Cf. núm. 72. 12
Ecrits théologiques, traducción Ch. Müller (1963), t. 3, p. 96.
2» Apostolican astuositatem, núm. 5. Cf. Lumen gentlum, núm. 48. Ver también J . M. AUBERT, en los Etudes (noviembre 1966), pp. 535-
2 ' Cf. Gaudium et spes, núm. 36. 536.

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sentido total del hombre
naturaleza humana
guiendo la misma línea y tomando en serio la que El revela el hombre a sí mismo, al revelar
indicación del primer Concilio Vaticano sobre el fundamento absoluto del ser del hombre, a sa-
el "vínculo de los misterios con el fin último ber, él mismo, Dios (...). La revelación de la sal-
del hombre", no solamente mostrar en el hom- vación alcanza al hombre en ei corazón mismo de
su inteligencia de sí. Revelación de la salvación y
bre "una apertura esencial a )o que anuncia elucidación divina de la inteligencia son correlati-
el mensaje cristiano", sino también "relacionar vas: Dios bosqueja la "teología" revelando una "an-
la una con la otra, sin confundirlas, una herme- tropología", y revela la antropología bosquejando
néutica del mensaje bíblico y una hermenéutica la teología 35 .
de la existencia humana. Así se remediará, si
Dios quiere, el "gran cisma" introducido en los Nada es más tradicional. Pero, bien entendi-
tiempos modernos, ese cisma que, después de do, la organización de tal pensamiento no pue-
haber engendrado una filosofía y una teología de hacerse más que por una investigación teo-
"separadas" una de otra, ha terminado muchas lógica; supone, por lo menos en una gran me-
veces, a fin de cuentas, de una parte, en una dida, la fe ya recibida; es una "inteligencia de
filosofía sin Dios y, de otra, en una teología sin la fe". Para lo esencial, sea lo que fuere lo que
pensamiento" 33. haya podido parecer, no es, en el sentido res-
tringido de la palabra, una empresa de orden
Eso es también lo que nos enseña en prin- apologético que se dirige a un hombre todavía
cipio y lo que nos invita a eludidar nuestra Cons- incrédulo, para convencerle de que el deseo
titución, cuando nos dice que ia Iglesia, "que "natural" que le llevaría a discernir sobre él, de-
ha recibido la misión de manifestar el misterio bería conducirle al encuentro de esta verdad
de Dios, fin último del hombre, abre al mismo "sobrenatural" que se revela en Jesucristo. El
tiempo a! hombre el sentido de su propia exis- conocimiento y análisis de tal "deseo", planteado
tencia, es decir, su verdad esencial", y tam- por la teología tradicional, no dependen en efec-
bién que "el misterio del hombre no se aclara to ni, evidentemente, de la simple observación
verdaderamente más que en el misterio del Ver- psicológica, ni siquiera de la sola reflexión ra-
bo encarnado" 34 . Y esto es también lo que ex- cional. En la medida en que penetra a través
presa muy bien un teólogo: de ciertos comportamientos humanos, este de-
seo tiene siempre algo de ambiguo, cuya plena
El hecho de la revelación significa que Dios mis- y justa interpretación no es posible más que
mo revela, abre al hombre, la dimensión de pro-
fundidad religiosa del hombre mismo. Esto significa a la luz de la fe. Al revelarnos al Dios que es
3is¡ EDWARD SCHILLEBEESKX, O. P., "Inteligencia de la fe e
33 HENRI BOUILLARD, "Creer y comprender". I.c, pp. 294-300. interpretación de s i " , en la obra colectiva Théologie d'aujourd'hui
De ahí la necesidad de unir Gaudium et spes a Lumen gentium, es- et de demaln, Ed. du Cerf (París, 1957), p. 132. El autor nos pa-
pecialmente en su capitulo séptimo. rece ceder solamente un poco a una tendencia hoy frecuente, al
34 Gaudium et spes, núm. 22, 1, y núm. 41, 1. Cf. GABRIEL parecer creer que ése serla un nuevo descubrimiento. No se con-
WIDMER, "Problemas y métodos en cristologia", en Revue de théo- fundirá tal opinión con la tesis que reduciría la fe a la compren-
logie et de philosophie (1967), p. ?36, comentando W. Pannenberg. sión de sí.

108 109
naturaleza humana
sentido total del hombre
frar, la inscripción grabada en él por su Crea-
el fin del hombre, Jesucristo, Hombre-Dios, nos dor. Es arrancarle a la angustia, a la desespe-
revela a nosotros mismos, y sin él el fondo úl- ración, o a la apatía, o a la aceptación de una
timo de nuestro ser sigue siendo un enigma. condición baja, al mismo tiempo que librarle de
Hay, pues, allí, se puede decir, "una cierta ilusiones nefastas. Es exaltar su grandeza: "Cel-
circularidad de creer y comprender" 36. sa creatura, in capacítate Majestatis"37. Porque
Por otra parte, pasa aquí lo que con las prue- el fin del hombre es tan elevado, que tiene
bas de la existencia de Dios: muy frecuente- necesidad de Dios para obtenerlo; pero en esto,
mente estas pruebas se obscurecen en la in- como decían nuestros antiguos teólogos, "non
teligencia a la hora misma en que ellas podrían vilificatur homo, sed dignificatur" x.
prestar más ayuda. De manera semejante, en Una vez más, no pretendemos que tales ver-
un clima de ateísmo, una doctrina del "deseo dades puedan ser admitidas fácilmente ni que
natural" de Dios no encuentra aquello que pre- un filósofo las pueda concebir hoy sin dificul-
viamente necesita para imponerse en una pri- tad, sin algunas transposiciones de lenguaje.
mera idea común de la naturaleza humana. Al Pero no por ello dejan de ser, creemos, incom-
menos el pensamiento cristiano debe preocu- parablemente más expresivas y más eficaces,
parse de existir y, por esto, debe mostrar su por estar más profundamente acordes con nues-
coherencia. Lo necesita no sólo para la satis- tra condición real, que ensayos de presentación
facción actual del creyente, sino también para más tímidos, que, inspirándose en el dualismo
el testimonio que él debe llevar ante el mundo. de que hemos hablado, quisieran atenerse sola-
Y debemos otorgar confianza, a pesar de toda mente a las llamadas verdades de orden natu-
apariencia en contrario, a la vez al hombre y ral 39. Por ellas se instituye para el hombre lo
al mensaje recibido de Jesucristo. Porque nos- que M. Paul Ricoeur ha denominado la "pers-
otros sabemos que están hechos el uno para pectiva de la prospectiva". Dicho de otro modo,
el otro. Recordar al hombre cuál es su fin últi- tratando de estos dos problemas que conciernen
mo no es decirle ninguna cosa que, sustancial- a las verdades últimas, el cristiano trabaja para
mente, no le interesa, cualesquiera que sean los descubrir con respecto a sus hermanos, más
obstáculos, los de la vida corriente y los de
allá del sentido de los objetos particulares so-
la ideología reinante, que le impiden darse
bre los cuales su actividad se ejerce, y más
cuenta. Es descubrirle el sentido total de su
ser al ayudarle a encontrar, después a desci- * 7 SAN BERNARDO, sermón 80 sobre el Cántico, núm. 2, Opera,
Ed. Jean Lecleroq (Roma, 1958), p. 27: "¡Maravillosa criatura, ca-
paz de Dios!".
»'8 Textos de Duns Scot y otros en Le Mystére du surnaturel,
31 HENRI BOUILLARD, "Creer y comprender", l.c., p. 292 (a p. 196-197: "Por eso, el hombre no se envilece, sino al contrario,
propósito de San Anselmo). Hemos tratado más a fondo las posi- eso es lo que le da dignidad".
ciones aquí esbozadas en Le Mystére du surnaturel, especialmente 39 En nuestro universo, el hombre se encuentra, por el solo
en los capítulos 7 y 11. Cf. JOSEPH MOIGT, sobre "la antropología hecho de su creación, es un estado que Mauricio Blondel ha cali-
de la fe: Universalidad de Jesucristo", Revue de théologie ef da ficado de "transnatural".
phllosoprie (1967), p, 223.

110 111
la acfüucf cristiana
sentido total del hombre
nido, incluso aunque la historia no le diese tan
allá de los fines inmanentes que reconoce, el frecuentemente crueles mentís, no sería entonces
sentido de su existencia. Hoy, sigue diciendo más que un pisoteo monótono y fatigoso en lo re-
M. Paul Ricoeur en fórmulas sorprendentes, "de- lativo. No puede adquirir valor final y densidad onto-
trás de la cuestión de la autonomía, detrás de lógica sin pasar el límite del hombre en el Hombre-
Dios. Lo mismo que el Cosmos tiene su fin en la
la del goce y del poder, se levanta la del senti- vida y la vida en el pensamiento, el pensamiento
do y de la falta de sentido. El mundo moderno humano mismo encuentra su equilibrio y su pleni-
se pone a pensar bajo el doble signo de la ra- tud en su propio paso a una persona que es a la
cionalidad creciente y del absurdo creciente... vez e indisolublemente naturaleza humana integral
e hipóstasis divina. Consustancial al Padre y al Es-
Los hombres están faltos de justicia, cierta- píritu, Cristo es por su madre consustancial al hom-
mente, de amor, sin duda, pero más aún de sig- bre. En él coinciden la llamada de la tierra y el
nificación". La función primordial de la comu- don de Dios 42 .
nidad cristiana es estar en medio de ellos, para
ellos, "testigo y agente de un sentido funda-
mental" 40. La Constitución Gaudium ef spes nos
lo recuerda, en el párrafo que propone remedios III. LA ACTITUD CRISTIANA CON RESPECTO
al ateísmo, al decir que "es a la Iglesia a la AL MUNDO
que corresponde hacer presentes y como visi-
bles a Dios y a su Hijo encarnado, renovándose Ya hemos franqueado un poco las fronteras
y purificándose sin cesar, bajo la dirección del del terreno sobre el que se plantea el segundo
Espíritu Santo" 41. Ahora bien, en este testimo- problema anunciado: es que, en la realidad de
nio colectivo y esta acción colectiva, el teólogo las cosas, es imposible separar completamente
tiene que desempeñar su función especial. Vi- los dos problemas. En la expresión "vocación
viendo como todos sus hermanos cristianos de del hombre", inscrita en el título de la primera
la fe común, expone a todos—en palabras siem- parte de Gaudium et spes, hay en efecto, lo
pre imperfectas—,el misterio de la salvación vi- hemos dicho, "vocación cristiana del hombre",
vido en la comunidad: a la vez que "vocación humana del cristiano":
doble vocación a los aspectos mezclados, soli-
El Verbo que se ha hecho carne y devenir para darios; del tiempo y de la eternidad; de la "tie-
deificar el devenir, ha dado al tiempo, ya en esta rra" y del "cielo". Y la segunda parte de la
vida, valor de eternidad. Todo tiempo es "crístico", Constitución nos explica, con algunos ejemplos
todo historia, historia de la salvación, todo devenir,
esperanza... El hombre universal, hacia el cual tien-
elegidos por su importancia y su actualidad,
de el humanismo de nuestros días, no es más que cómo la vocación eterna repercute en la tem-
un mito fuera de este hombre. El progreso indefi- poralidad y cómo la acción temporal, a su vez,
40
En Dleu auiourd'hui, Semana de los intelectuales católicos 42
JULES MONCHANIN, "El tiempo según el hinduismo y el
(1965). Ver supra, capítulo primero, p. 60-61.
41
Núm. 21, 5. cristianismo", en Dleu vlvant, 14 (1949), p. 118.

112 113
8
sentido total del hombre la actitud cristiana

repercute en ia eternidad. O más bien esta se- preciar—es fundamental—, pero que no nos
gunda perspectiva no aparece en ella apenas conducen aún al corazón del problema.
más que en filigrana, y es lo que constituye Sin tener que buscar más lejos ni pregun-
precisamente el problema cuya solución debe
tarse incluso sobre las particularidades de este
acabar de justificar el interés que tiene !a Igle-
mundo presente, el cristiano sabe, de siempre,
sia de Cristo en esta acción temporal. En otros
que debe ser fie! a la ley evangélica. Por con-
términos apenas diferentes, diremos con el re-
verendo padre Edward Schillebeeckx, que !a siguiente, sitúa en la primera fila de sus debe-
problemática clásica, todavía demasiada abs- res la práctica de la justicia y de la caridad.
tracta, de lo natura! y lo sobrenatural se con- Es este un programa de aplicaciones múltiples,
vierte ahora para nosotros en "una problemá- indefinidas, que se descubren de generación en
tica de las relaciones que unen la espera terres- generación bajo nuevas luces, obligándole a es-
tre (o la actividad terrestre) y el reino escato- fuerzos constantemente renovados en la lucha
lógico" 43. contra el mal o en la búsqueda de lo mejor, y
Llegados a! término de la Constitución, los que en todas partes le hacen presente en los
Padres conciliadores dicen que ellos han enun- asuntos de este mundo. Siempre tendrá que
ciado en ella cosas fundándose en la Palabra inventar nuevos modos de acción que, al co-
de Dios y en el espíritu del Evangelio, a fin rresponder a situaciones nuevas, le permitirán
de prestar a todos, cristianos o no, una ayuda cumplir en verdad este doble deber. Para per-
valiosa en vista de la inmensa tarea que han manecer así simplemente fiel al Evangelio, es-
de realizar ios hombres aquí abajo, a saber, la cuchará el consejo que le da la Constitución y
"construcción de este mundo" en la paz. Que sacará de él las consecuencias según sus pro-
la luz de la Revelación, así proyectada sobre pias capacidades y según su situación particu-
el mundo temporal, le es preciosa, ha comen- lar: "La amplitud y la rapidez de las transfor-
zado a demostrarlo lo que precede, o, a! me- maciones exigen de manera apremiante que na-
nos, ha demostrado qué dirección convenía to- die, por falta de atención a la evolución de las
mar para verlo. Ahora es la recíproca lo que cosas o por inercia, se contente con una ética
todavía constituye problema. ¿Cómo está inte- individualista. Cuando cada uno, contribuyendo
resada la vida eterna en la "construcción de al bien común, según sus capacidades propias
este mundo"? y teniendo en cuenta las ajenas, se preocupa
Pasemos rápidamente sobre dos condiciones también, y eficazmente, del impulso de las ins-
previas, cuya importancia no debemos menos- tituciones públicas y privadas que sirven para
mejorar las condiciones de vida humana, enton-
ces cumple cada vez mejor su deber de jus-
43 "Fe cristiana y espera terrestre", en l.'Eglise dans le monde ticia y de caridad", este "imperioso deber de
d'aujourd-hui, Mame (1967), p. 150.

114 115
¡¡QiitiJo luía! Jal hombre la actitud cristiana

convertirnos en el prójimo de cualquier hom- diferentes. No se trata aquí obviamente de ese


bre" « mundo del que habla San Juan cuando dice:
En segundo lugar, el cristiano sabe también "No améis al mundo ni lo que hay en el mundo.
que el mundo ha sido creado por Dios y que Si alguien ama al mundo, el amor del Padre
la creación del Dios bueno es cosa buena. Re- no está en él" 4 6 , es decir, del mundo de la tri-
cordemos la primera página del Génesis, ese ple concupiscencia; no se trata de ese mundo
maravilloso poema metafísico, de un pensamien del cual habla igualmente San Pablo cuando es-
to tan transparente y tan despojado, de un tono cribe a los romanos: "No os acomodéis ai mun-
tan sobrio, de un estilo tan solemne, que fue do presente", es decir, explica Gaudium et spes,
quizá en principio un himno litúrgico; salta so- "a este espíritu de vanidad y de malicia que
bre todas las cosmogonías míticas y descarta cambia la actividad humana, ordenada al servi-
por anticipado todas las gnosis dualistas: Dios cio de Dios y del hombre, en instrumento de
hace ser todas las cosas, sin excepción, por la pecado" 47 . Es el mundo que Jesús maldijo,
fuerza de su Palabra, y, habiéndolas hecho, ve
"mundo de la voluntad de poder, del erotismo
que sean buenas. Recordemos también, entre
y del lucro" 48, "mundo del placer egoísta, mun-
otros, el canto optimista del Apocalipsis: aunque
do presumido, cobarde y alegre, mundo cerra-
se le ha dado suelta a Satanás en el mundo,
los que luchan contra él resistiéndole hasta el do sobre sí mismo, mundo regresivo y que se
martirio no pronuncian una palabra contra este adora" 49 . Ese mundo, hoy como ayer, con el
mundo, sino que exclaman, al contrario: "¡Gran- que tenemos demasiada tendencia a pactar y
des y maravillosas son tus obras, Señor, Dios no siempre sabemos resistir a la presión que
Todopoderoso!" De esta manera hacen eco sin ejerce sobre nosotros "para obtener una inter-
reticencia a la proclamación de los veinticua- pretación de la fe y de la moral que le sea
tro ancianos que rodean el Trono: "Eres digno, proporcionada" 50. Sin embargo, el cristiano que
Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el quiere ser fiel al Evangelio "lo menosprecia y
honor y el poder, porque tú has creado el uni- lo pisotea" 51 . Gaudium et spes ha querido pre-
verso; por tu voluntad lo que no existía fue cisar desde el principio en qué sentido tan dis-
creado" 45 .
Es preciso recordar, para disipar aquí todo
equívoco, que en nuestro lenguaje actual, lo «« I J n . 2, 15-16.
" Núm. 37, 3: Rom. 12, 2.
mismo que en las Escrituras, la misma palabra «•« P. R. REGAMEY.
de mundo se toma en varias acepciones, muy «o PIERRE TEILHARD DE CHARDIN, La vie cosmique,
p. 45. Cf. nuestra Máditation sur l'Eglise
Ecrits,
(edición de 1968), pp. 153-
155.
= » HENRY BARS, en Esprit (octubre de 1967), p. 490.
'* Gaudium et spes, núm. 27, 2, y núm. 30, 1. ¡¡i PIERRE TEILHARD DE CHARDIN, La Maitrise du Monde et le
«a Ap. 15, 3 y 4, 1 1 . Cf. ERIK PETERSON, Les Témoins de la Régne de Dieu, Ecrits, p. 82. Cf. ANDRE MNARANCHE, Prétres a la
ver/té, traducción de R. Lahaye, Ed. du Seuil (París, 1948), p. 50. maniere des Apotres, Ed. du Centurión (París, 1967), pp. 87-88).

116 117
sentido total del hombro la actitud cristiana

tinto, autorizado por las Escrituras y por el uso Un concepto dinámico de la creación, correla-
común, entiende la palabra: tivo de una visión evolutiva del mundo y unido
a una audición más atenta de las palabras bí-
El Concilio quiero exponer a todos cómo con- blicas, nos obliga a pensar que "a las antiguas
sidera !a presencia y la actuación de la Iglesia en definiciones del hombre como homo sapiens,
el mundo de hoy. El mundo que asi contempla es
el de los hombres, la familia humana toda entera
homo politicus, homo ludens, etc., debemos aña-
con ei universo en cuyo seno vive. Es el teatro dir la expresión homo operator" 55 (que es dis-
donde se representa la historia dei género humano, tinto de homo faber). Es lo que nos indica el
el mundo marcado por el esfuerzo del hombre, sus Concilio en la definición que acabamos de leer
defectos y sus victorias. Los fieles de Cristo creen
que este mundo está creado y mantenido en el ser
y lo que vuelve a decir en un párrafo siguien-
por el amor dei Creador; que ha caído, cierta- te al hablar del "gigantesco esfuerzo" que la
mente, bajo la esclavitud del pecado, pero que ha humanidad hace a lo largo de los siglos: "El
sido liberado por Cristo, cuyas crucifixión y resurrec- hombre, creado a imagen de Dios, ha recibido
ción han roto el poder del Maligno para que sea
transformado según el designio de Dios y llegue así realmente la misión de someter la tierra y todo
a su plenitud 52. cuanto ella contiene, de gobernar el cosmos en
santidad y justicia, etc." 56 "Nada es, pues, más
El mundo, creación de Dios, es, por tanto, dig- conforme a la vocación bíblica del hombre que
no de ser admirado y amado. Vale la pena exa- el trabajo por el cual transforma el mundo ma-
minarlo e interesarse en él 53 . Pero hay más. El terial. En este sentido nada es más bíblico que
hombre no es solamente un ser contemplativo: la técnica. Su desarrollo está profundamente de
es también un ser activo; por consiguiente, sa- acuerdo con el designio de Dios, incluso aun-
cará de este mundo pleno de recursos el mejor que sea obra de hombres que no creen en El" 5 7 .
partido posible, por necesidad vita! sin duda, Indudablemente el cristiano sabe muy bien
pero también para extraer y gustar de é! los que está hecho para otra Patria. Tampoco ig-
sabores múltiples y para perfeccionarse de este nora que en su propia naturaleza hay algo vi-
modo a sí mismo humanamente. ¿No resuena ciado que le obliga a desconfiar constantemen-
todavía hoy la palabra de su Creador, cargán- te de sí mismo en este uso del mundo y que
dose de un sentido cuya amplitud no podían adi- en todo momento debe procurar no mancharse
vinar nuestros lejanos antepasados, ni siquiera en él 58 . Pero nada de esto elimina la bondad
los de ayer: "Llenad la tierra y somstedla?" 54 5
5 JOSEPH SITTLER, " E l problema principal de la teología pro-
testante de h o y " , en Théologie d'au¡ourd'hu¡ eí de demains, p. 215.
52
Núm. 2, 2. Se hará referencia igualmente a las precisiones Cf. KARL RAHNER, Science, évolution et pensée chrétienne, tra-
hechas por PABLO V I , en su alocución del 22 de mayo de 1967, ducción H. Rocháis, Desclée de Brouwer (1967), p. 165.
sobre los tres sentidos principales de la palabra " m u n d o " , en so Gaudium et spes, núm. 34, 1 .
57
Documentation cathollque (2 de julio de 1967), c o l . 1169-1170. JEAN DANIEI.OU, Ati commencement, Genése 1-11, Ed. du
58
Se unirán a este toma las páginas del Padre Pierre Charles, Seuil (París, 19S3), p. 47.
58
"Creador de cosas v i s i b l e s " , en L'Eglise, sacrament du monde, Sobre el pecado y sus consecuencias: Gaudium et spes, nú-
Desolée de Brouwer (1960), p. 57-73. meros 25, 37, 39, 58, 78, etc.
54
Gen. 1 , 28 y 3 1 . Cf. Gaudium eí spes, núm. 12, 5.
119
118
sentido total del hombre progreso del mundo
59
y la belleza fundamentales de la creación , ni Si al contrario se hubiera atenido a la segunda
cambia su destino primero, que es servir al hom- (bondad de la creación y del esfuerzo huma-
bre. Por eso la actitud fundamental del cris- no para hacerse dueño de ella), omitiendo re-
tiano con respecto a este mundo, como con res- cordar al hombre el destino que Dios le pre-
pecto a todos los esfuerzos del hombre para para en su amor, habría olvidado su misión
explotarlo en su beneficio, debe ser positiva. Sin propia. Pero en realidad, incluso en esta se-
olvidar el desorden y la división introducidos en gunda parte de Gaudium et spes, la Iglesia va
el corazón mismo del hombre, sin olvidar que más lejos. Avanza más en estas cuestiones de
este hombre es incapaz por sí mismo de esca- antropología y de cosmología que Nicolás Ber-
par a la esclavitud del pecado 60 y que debe diaeff lamentaba hace justamente cuarenta años,
estar siempre en guardia para no dejarse poseer que no hubieran "sido todavía suficientemente
él mismo por este mundo que él tiene la misión explicadas por el cristianismo de los concilios
de poseer61, la Iglesia, rehusando escuchar una ecuménicos" 63 . Ella avanza un doble paso más,
"teología triste", adopta resueltamente esta ac- y esto es lo que va a obligarnos a plantear to-
titud positiva y quiere inculcárnosla por esta davía un doble problema. Afirma o más bien
Constitución. Que si se estimase excesivo el supone constantemente una cierta relación en-
optimismo implicado en tal actitud—no ha de- tre la bondad de las cosas de orden natural (y
jado de formularse ya este reproche—conven- por ello entendemos también las cosas de la
dría observar que el Concilio, una vez acabado cultura y de la civilización), la bondad de las
en la introducción el rápido examen de la si- realidades humanas y terrenas, y el fin último,
tuación presente, no ha querido tratar de la sobrenatural, al cual cada hombre es llamado
condición del hombre aquí abajo, sino, como en el Misterio de Cristo.
se ha dicho antes, de su vocación. "La profunda
miseria del hombre, cuya experiencia "tienen
todos, no debe ocultarnos la "sublimidad de la
IV. PROGRESO DEL MUNDO Y NUEVA
vocación humana" 62 .
CREACIÓN
En el ejercicio de su magisterio, la Iglesia po-
día seguramente atenerse a la primera de las Se ha reconocido, contemplado bajo un án-
dos consideraciones que acaban de ser ex- gulo más actual y en un espíritu de simpatía
puestas (deber de justicia y de caridad): su ta- humana y de generosidad bien definidas por
rea esencial, en rigor, hubiera sido cumplida. Pablo VI en uno de sus discursos 64 , un corola-
s» "Puichritudo universas creaturae, ¡nculpabilis", dice SAN AGUS- " l / n nouveau Moyen Age, Desdes de Brouwer (París, 1927),
TÍN, De vera religione, c. 23, n. 44, Ed. Pegón, p. 84, p. 1149.
4
co Qaudium et spes, núm. 13, § 1-2. Alocución al cuerpo diplomático, 8 de enero de 1966: "Esto
ai SAN AGUSTÍN, l.c. no quiere decir que en adelante la Iglesia sea indiferente a los
«2 Qaudium et spes, núm. 13, § 3. errores, que ignore las ambigüedades del mundo moderno. Ella dice

120 121
sentido total del hombre progreso del mundo

rio del problema tradicional referente a la re- ideal de sabiduría completamente humana, una
lación que existe entre el orden de la Creación especie de "suficiencia" que opone un obstácu-
y el de la Redención (comprendiendo el de la lo a !a invasión del Espíritu de Dios. Se ha po-
"deificación") 65. Pero además, colocándose en dido decir "que Dios entra tal vez más fácil-
una perspectiva habitualmente colectiva y di- mente en un alma asolada por los sentidos que
námica, la Constitución supone, o al menos pa- en un alma atrincherada tras sus virtudes" 67 .
rece suponer como verdad adquirida, !a idea Recordamos también las célebres palabras de
de un cierto progreso venidero de la humani- Peguy sobre cierta clase de gentes muy mora-
dad, progreso que debe ser puesto en cierta les que "no se empapan jamás por la gracia".
relación, que queda por determinar, con el des- Hay a veces conflicto en el hombre entre el
tino sobrenatural. espíritu y el pneuma, y no todos los santos han
De los dos problemas unidos que se encuen- sido bajo todos los aspectos espíritus superio-
tran propuestos de este modo a la reflexión teo- res. Pero, objetivamente hablando y en igual-
lógica, el primero ha recibido ya su solución de dad de condiciones por otra parte, se concede-
principio en la teología más tradicional. Grafía rá que una inteligencia más lúcida y una volun-
supponit naturam, gratia perficit naturam; de tad más fuerte permiten, en ia respuesta del
este axioma tomista, que vale a la vez en el hombre a la llamada de Dios, un compromiso
orden noético y en e! de la acción, basta des- más libre y más profundo. Ciertamente, es un
prender, al filo de las circunstancias, los mil "error" tratar de "buscar el amor y el reino
corolarios concretos 66 . Cuanto más hombre es divino al mismo nivel de los afectos y el pro-
un hombre, rico en humanidad por sus cuali- greso humanos" 68 . Pero al mismo tiempo, "¿no
dades nativas o por su cultura, más terreno es evidente que, por trascendentes que sean, el
selecto debe encontrar la gracia normalmente amor y el celo de Dios no podrían caer más
en él para cumplir allí su obra. Sabemos muy que sobre un corazón humano, es decir, pre-
bien, por ejemplo, que un equilibrio muy fe- parado (lejana o próximamente) por todos los
liz de los dones naturales puede favorecer un jugos de la tierra?" Y, por ejemplo, "¿quién
dirá lo que nuestra vida mística, la más sobre-
todo lo que aquéllas pueden contener de equívocos, de amenazas y natural, debe a Platón, a Leibniz, a Pascal a
de peligros; pero ella detiene fácilmente su consideración sobre los
aspectos positivos de estos valores, sobre lo que ellos encierran de
Newton y a tantos otros (mucho más inespe-
precioso para la construcción de una sociedad mejor y más justa. rados) que cada uno de nosotros podría nom-
brar en su corazón?" 69
Ella querría contribuir a la reunión de todas las buenas voluntades
para resolver los inmensos problemas que nuestro siglo debe
afrontar".
6 6 Relación sacada a la luz por la doctrina de San Pablo. Cf. A N -
87
DRE FEUILLET, Le Christ, Sagesse de Dieti, d'aprés les épltres pau- JULIEN GREEN, Vers /'Invisible, Plom (París, 1967), p. 15.
liniennes, Gabalda (París, 1966). eo FIERRE TELHARD DE CHARDIN, Le Milleu divin, p. 128, nota 1.
os Prima Pars, q. 1, art. 8, ad 2: "Cum enim gratia non tollat «» PIERRE TELHARD DE CHARDIN, "Primera Memoria para Mau-
naturam sed perficiat, oportet quod naturalís ratio subveniat fídei, ricio B l o n d e l " , 12 de diciembre de 1919. MAURICIO BLONDEL y
sicut et naturalís ¡nclinatio voluntatis obsequitur c a r l t a t i . . . " . PIERRE TEILHARD DE CHARDIN, Correspondance commentée, co-

122 123
progreso dal mando
sentido total del hombre

El orden de la caridad eleva y transfigura al problema verdaderamente nuevo que la Cons-


todo lo humano, le es inconmensurable, pero ex- titución Gaudium et spes plantea aquí al teólo-
trae de allí, por decirlo así, su materia. San go. Porque este progreso de la conciencia,
Gregorio de Nisa había hecho esta observación, correlativo al progreso de las técnicas, no con-
había demostrado el papel positivo, aunque to- cierne a la vida del individuo, sino a la de la
davía preparatorio, de la "pasión" natural para especie entera.
la ascensión del espíritu. "Sin esta pasión, de- Ahora bien, que haya tal progreso de la hu-
cía, ¿qué es lo que podría todavía estimularnos manidad y que por lo demás este progreso in-
a buscar las cosas celestes?" Es muy cierto terese al Reino de Dios, se lo supone la Cons-
que "las pasiones humanas no están directa- titución. Eso mismo dice y repite ella, pero de-
mente orientadas hacia la Jerusalén celeste", jándonos el cuidado de precisarlo y explicarlo.
y puede ser una ascesis dura corregirlas y pu- Sin duda distingue, como es debido, el "pro-
rificarlas, "y, si embargo, no progresamos hacia greso terrestre" y el "crecimiento del Reino de
el cielo más que tendiendo obligatoriamente Cristo", pero afirma al mismo tiempo que el
nuestras velas a su soplo" 70. primero tiene "mucha importancia" para el se-
gundo, porque puede "contribuir a una mejor
Pero falta añadir que, en este sentido, el pro-
organización de la sociedad humana", consti-
greso material mismo, el de las técnicas, no de-
tuyendo de esa suerte "algún bosquejo del siglo
jará de interesar indirectamente el orden sobre-
venidero" 73 . ¿Y no se dice todavía: "Hominis
natural, si es cierto que tiene su efecto sobre
persona salvanda est humanaque societas ins-
el progreso de la conciencia humana. No pa-
tauranda?"™ Estas expresiones, "crecimiento del
rece que pueda evitarse esta nueva aplicación
reino", "bosquejo del siglo venidero", ¿no pa-
o esta nueva prolongación del axioma tomista,
recen, en su contexto, sugerir una relación muy
en su "versión hístorizada", en función de un
estrecha del fin último del hombre con las co-
concepto del mundo histórico y no en el con-
sas de tiempo y de la sociedad terrestre? No
cepto estático aristotélico 71 . Al menos tenemos
se concluirá de esto, sin embargo, que este
aquí la indicación de que hay que realizar una
mundo también es "la ciudad escatológica de
investigación 72 . Y he aquí que nos introduce
Dios" 75 . Se nos recuerda, por otra parte, y, en
lección " B i b l i o t e c a de los Archivos de F i l o s o f í a " , Beauchesne (Pa-
rts, 1965), p. 30. 17 de noviembre de 1947: " L a técnica (es decir, el ordenamiento
•"> Ibid., nota del 19 de octubre de 1916. y el superordenamiento de la Materia) tiene un papel espiritual
" GEORGE A. LINDBECK, " E l marco del desacuerdo católico- esencial: condición, no suficiente, pero necesaria, de la maduración
protestante", en Théologie d'aujourd-hui et de demain, p. 199. Del espiritual del h o m b r e " .
mismo, "La Iglesia y el mundo, el esquema 1 3 " , en Le Dialogue 7 3 Ya en el mensaje del Concillo al mundo, en el otoño de 1962:
est ouvert, 1 Delachaux et Niestlé (París, 1965), pp. 232-234. " E s el designio de Dios que por la caridad, en cierto modo, brille
72
Cf. la intervención del cardenal MEYER (Chicago) en el Con- sobre la tierra el reino de Dos como un esbozo lejano de su reino
cillo el 20 de octubre de 1964: "Es necesario enseñar que el per- e t e r n o " . Cf. Apostolicam actuositatem, núms. 5 y 8.
feccionamiento del orden material contribuye al mejoramiento del 74 Gaudium et spes, núm. 3, 1 .
hombre y al desarrollo de r,us facultades s u p e r i o r e s . . . " . Estas pala- 75 Expresión de Johannes B. METZ, " L a Iglesia y el m u n d o " ,
bras las cita G. A. LINDBECK, L e , p. 234. Teilhard escribía el

125
124
sentido total del hombra piogrmo i»l munéo

78
efecto, no menos expresamente, que la figura te . Sin duda el texto refleja también en su re-
de este mundo pasa76, que Dios nos prepara dacción última las etapas de una elaboración
"una nueva morada", que si el Reino está ya sembrada de escollos, así como la pluralidad
inaugurado sobre la tierra, lo está "misteriosa- de los que han participado en él. "La historia
mente". No es, pues, en la organización social del "esquema 13", ha escrito el pastor Hebert
misma, aun suponiéndola perfecta por un im- Roux, los diversos proyectos que de él se hicie-
posible, donde nosotros estamos invitados a re- ron, abandonaron y reemprendieron durante más
conocer el esbozo de! que se nos habló 77 . Se de dos años las críticas y las alabanzas que se
dice también, en una fórmula susceptible de repartieron a su respecto, el hastío y, final-
explicaciones y de aplicaciones diversas, que mente, la fiebre en la cual se decidió "acabar"
"la caridad y sus obras quedan" y que e! cos- en el curso de la cuarta sesión; todo esto bas-
mos, antes de ser definitivamente "transforma- taría para testimoniar la vacilación de los es-
do", debe conocer su "final"; pero también que píritus en los mismos redactores" 79. "Una dispo-
nosotros no conocemos ni el tiempo de este sición precedente del "esquema 13" (primera-
final ni el modo de esta transformación. Todo mente llamado "esquema 17") había levantado
el conjunto de estas afirmaciones antitéticas y en efecto, se recuerda, numerosas objeciones
complementarias está finalmente colocado bajo entre los Padres del Concilio. Algunas de ellas
el signo del Verbo de Dios hecho carne, el cual, adoptaron alguna vez un tono bastante vivo en
"hombre perfecto, ha entrado en la historia del varios observadores ortodoxos o protestantes.
mundo asumiéndolo y recapitulándolo en él". Encontramos más de un eco de ello en la obra
Se siente aquí, por parte de los redactores, colectiva de un grupo de teólogos luteranos.
la preocupación de asegurar un equilibrio doc- "No faltaron nunca voces, escribe M. Wolfgang
trinal siempre difícil de establecer perfectamen- Dietrfelbinger, para criticar una escatología
muy inmanente al mundo, incluso hasta defi-
en Théologie d'auiourd'hui et de demain, p. 151. Las descartaríamos ciente, así como la identificación—aquí sin duda
en la medida en que pudieran favorecer un cierto mesianismo tem-
poral. El autor cita a este propósito Lumen Gentium, núm. 48: " R e -
amenazadora—del reino de Dios y de la realidad
novaíio mundi ¡rrevocabillter est constituía atque ¡n hoc saeculo reali demoníaca del pecado; los "signos del tiempo"
quodam modo a n t i c i p a t u r " ; el sentido nos parece claramente pre-
cisado por la frase que continúa: "Etenim Ecclesia jam in terris serían interpretados de un modo muy profano,
vera sanctltate licet imperfecta inslgnitur, e t c . " . y la teología de la encarnación, de modo de-
' « S e observará, sin embargo, la precisión un poco restrictiva:
"Pasa, ciertamente, la figura de este mundo deformado por el pe- masiado unilateral" 80 . Varios de estos repro-
c a d o " , inspirado en IRENEO, Adversus Haereses, V, 36, 1 . ches, especialmente el primero aquí menciona-
" Ver nuestras Paradoxes (Ed. de 1960), primera parte, c. 7:
" L o social y lo e t e r n o " ; y segunda parte, c. 3: " E l Evangelio y el do, se explican en parte por el hecho de que
m u n d o " . Cf. los estudios publicados en el número especial de
Mensaje, Santiago (Chile) (octubre de 1966): " L a Iglesia en el
7
mundo de h o y " , especialmente, por C. NAVEILLAN, "Humanismo s Cf. Qaudium et spes, núms. 38 y 39.
c r i s t o c é n t r l c o " ; E. VIGANO: "Sentido y valor del quehacer humano 7 8 Détresse et promesse de Vatlcan II, Ed. du Seuil (Parts, 1967),
y de lo t e m p o r a l " ; MANUEL OSSA, "Cristianismo y sentido de la p. 191.
h i s t o r i a " ; G. OCHAGAVIA, " L a esperanza del f u t u r o " . 8» Le Dialogue est ouvert, I, p. 89.

126 127
sentido total del hombre progreso del mundo

no se conocían exactamente los límites que se cuencia, se muestran extremadamente descon-


imponía deliberadamente el esquema: no era fiados con respecto a todo esfuerzo para unir
cuestión de tratar en él de los fines últimos. Sin las evoluciones concretas, sociales, políticas e
embargo, la redacción definitiva, más repleta de intelectuales de la historia del Reino de Dios,
doctrina, no ha apaciguado toda crítica. El pas- aun cuando estos esfuerzos subrayan los as-
tor M. Henry Bruston estima que la "tensión en- pectos trascendentes, incluso apocalípticos, del
tre la Iglesia y el mundo se ha pasado en silen- Reino, mucho más que lo había hecho nunca el
cio"; lamenta "que no se haya dicho nada de evangelio social" 83. Sin embargo, es un hecho
la misión profética y crítica de la Iglesia", y que, por parte de la ortodoxia también, se ha
"el sabor escatológico" del texto le parece expresado la queja de que la Constitución no
"edulcorante" 81 . Una queja análoga expresa M. haya dado a la perspectiva escatológica una
Pierre Burgelin, a propósito del capítulo sobre atención más constante84.
la cultura: "Sin querer oponer un cuadro negro Es preciso, no obstante, repetimos, saber
al que nos propone el Concilio, podemos pen- agradecer al Concilio haber penetrado en un
sar que éste habría podido poner más énfasis terreno relativamente nuevo, donde se presen-
en recordarnos los riesgos de todos los órde- taba toda suerte de datos embrollados, de haber
nes a los cuales estamos expuestos y que son tratado de tenerlos en cuenta a todos, de ha-
una consecuencia directa del impulso de la cul- berlos inventariado y ordenado, pero sin in-
tura" 82. tentar organizarlos en un sistema. La empresa
Estas críticas y otras del mismo género su- no solamente habría sido prematura, sino que,
ponen todavía a veces algunos malentendidos, en la medida en que fuera posible realizarla, ha-
particularmente en razón de la acepción dife- bría supuesto muchas hipótesis y muchas opi-
rente que a la palabra "mundo" da una parte niones humanas para que el magisterio de la
y otra. No será falta de respeto, ni siquiera de Iglesia hubiera comprometido en ello su auto-
entusiasmo, por la obra del Concilio, reconocer ridad. El Concilio dice bastante acerca de ello,
las imperfecciones en un texto tan extendido en esta "Constitución pastoral", para imprimir
que trata por primera vez de una materia tan cierta dirección a nuestra actividad. Progresan-
compleja y tan movida. Pero sin duda se podrá do con libertad en el eje que nos indica, po-
observar también con M. Georges A. Lindbeek, demos tener la seguridad de evitar a la vez "el
"que los teólogos protestantes han guardado
amargos recuerdos del optimismo evolucionis- 8 3 En Théologie d'auiourd'hui et de demain, " E l marco del des-
acuerdo católico-protestante", p. 200. El autor examina a continua-
ta del liberalismo de! siglo XIX, y, en conse- ción la objeción bultmanniana, transposición moderna de sola fide.
Responde a ella que " l o s Reformadores del siglo XVI no tenían para
la objetividad el mismo desdén que muchos de sus modernos dis-
e i En Vatican II, Polnts de vue de théologiens protestaras, o.c, cípulos".
pp. 196-197. t>> Cf. MAURICIO VILLAIN, en Irénikon (1966), núm. 6 1 , dando
8 2 Ibld., p. 236. cuentas de una sesión ecuménica en Chevetogne.

128 129
9
anticipaciones de teilhard
sentido total del hombre

terrenismo sofocante de los valores que, por bre que, sabemos, no era teólogo de oficio, que
seguir siendo humanos, se quieren sin relación no era filósofo más que en un sentido bastan-
con Dios, y una mala secularización de los cris- te lato, que ha debido trabajar muy solo y cuyas
tianos que, para reunir más seguramente a to- intuiciones, muy parciales, no siempre son muy
dos los hombres, se creerían obligados a sa- seguras, pero cuya obra, sin embargo, no podría
crificar la fe, siendo así que ésta contiene la ser olvidada por la teología sin perjuicio
única esperanza de integración verdaderamen- para ésta. Se trata del Padre Teilhard de Char-
te espiritual del hombre y de su mundo" 85. Por- din. Sin duda no resulta temerario pensar que
que nos dice también que la "nueva creación" ha ejercido cierta influencia, al menos indirecta
que es el objeto de nuestra esperanza, supone y difusa, sobre algunas orientaciones del Con-
una transfiguración por la cruz y nos recuerda cilio 88 .
cómo la Iglesia es la matriz donde comienza No ha inmanentizado en absoluto, como al-
a operarse este renacimiento cósmico 86 . Sin gunos lo han creído, la Parusia del Señor. No
embargo, estas indicaciones teóricas siguen la ha confundido de ningún modo con algún
siendo vagas. La complementaridad de las an- porvenir, terrestre o cósmico. No ha querido de
títesis apenas se ha diseñado. Por eso, de la ninguna manera poner la Eucaristía ai servicio
enseñanza misma del Concilio surge un inmen- de fines terrestres ni transpuesto las tres vir-
so problema 87, que cuando se reflexiona sobre tudes teologales como un medio para asegurar
él vemos ramificaciones en todos los sentidos. el éxito de las tareas terrestres comunes a la
humanidad 89. Nada más contrario a su pensa-
miento constante, constantemente expresado. El
V. ANTICIPACIONES DE TEILHARD universo actual no es otra cosa a sus ojos que
DE CHARDIN nuestra "matriz temporal-espacial" 90. Tenemos
que "encontrar antes el resultado de la evolu-
Un hombre lo había percibido, en !a primera ción" 91. A partir de un "punto de evasión", nues-
mitad de este siglo, con una mirada tan aguda tra especie debe desembocar finalmente en "un
que se ha podido llamar profética, y durante
mucho tiempo, algunas veces como a tientas, acceso al aire libre" 92. "Tierra y Humanidad son
se había esforzado en d e s e m b r o l l a r ; un horn-
es o t r o s van más lejos. Así ROBERTO SPEAIGHT, Teilhard de
eo GUSTAVO MARTELET, S. J., "La Iglesia y lo temporal", en Chardln, a Blography, Collins (Londres, 1967), p. 14.
L'Eglise de Vadean //, Ed. du Cerf (París, 1966), t. 2, p. 539 (a so En Cordula, trad. f r a n c , Beauchesne (París, 1968), H. URS
propósito de las Indicaciones difundidas en la Constitución Lumen VON BALTHASAR reacciona oportunamente contra tal deformación
sin atribuirla, por consiguiente, al mismo Teilhard. -No es así exac-
gentlum). tamente como él entiende " u n a cristiflcación progresiva del c o s m o s " .
so Cf. ANTOINE WENGER, Vatican II, chronique de la deuxléme oo Trois choses que ¡e vois (1928), La Reflexión de ¡'Energía
session, Ed. du Centurión (Parfs, 1964), p. 42, a propósito de una (1952), etc.
Intervención del cardenal Lercaro. « i L'Atomismo de l'Eaprit (1941); Oeuvres, t. 7, p. 46.
s? Cf. KARL RAHNER, "¿Es el cristianismo una i d e o l o g í a " , en »z Les slngularités de l'espéce humalne (1954); Oeuvres, t. 2,
Concilium, 6 (1965). p. 362. L'Activation de l'Energie humaine (1953, t. 7, p. 415. La
DPhénoméne hurnaln, pp, 251-254, 258, 271, etc.
130
131
sentido total del hombre
anticipaciones de teilhard
positivamente impotentes para sostener y para
mantener el impulso espiritual del Mundo" 9\ La para Karl Barth—el acercamiento podría pare-
perspectiva de un desarrollo indefinido es en- cer extraño, pero es aquí completamente obje-
gañosa y falsa: "en la concordia o la discordia", tivo—, el Progreso divinizado, o la Humanidad
en "la rebelión o la adoración", este mundo futura, son ídolos. Forman parte de esas "divi-
debe acabar por un "éxtasis" 9 \ Sólo "falsas re- nidades lejanas, tiránicas e inhumanas" que nos
ligiones cósmicas" pueden proponer al hombre aprisionan en una "cautividad babilónica" ". Só-
un "Universo cerrado" 95 . El mundo es creado lo el Dios personal y trascendente, el Dios
por Dios y "no puede llegar a Dios, in Christo amante, "Centro de conciencia universal que
Jesu, más que por una refundición total donde irradia en el corazón de la Evolución (...), vie-
debe parecer hundirse todo entero, sin compen- ne a salvar de la esclavitud la masa embrollada
sación experimental (de orden terrestre)" 96 . No de la Noosfera" 10°. Sin El, "detenida en lo Co-
hay salvación posible, tanto para cada ser per- lectivo, la Humanidad, tan exaltada desde hace
sonal como para el conjunto del universo, sin dos siglos, es un Moloch horrible. No podemos
esta "evasión desgarradora fuera de las zonas amarla, ni amarnos en ella... Ella nos mecani-
experimentales"; es la ley de la Cruz, "subli- na, en lugar de darnos plenitud" 1M.
mación de la ley de toda vida". Más elocuente En el grave problema que nos ocupa, el Pa-
que todas las explicaciones teóricas, la Cruz dre Teilhard de Chardin ha tenido el mérito de
de Jesús "significa para nuestra sed de feli- plantear en términos apremiantes el problema
cidad que el Término de la creación no está del sentido último de la existencia. Se pregun-
en buscar en las zonas temporales de nuestro tó sobre el fin de este mundo y valoró en con-
Mundo visible, sino que el esfuerzo esperado secuencia los fines de la actividad humana. Mu-
de nuestra fidelidad debe consumarse más allá chas reservas podrían hacerse por unos u otros
de una metamorfosis total de nosotros mismos sobre sus conceptos evolutivos. Pero este punto
y de todo lo que nos rodea" 97 . esencial está fuera de discusión: ha querido
El Padre Teilhard de Chardin tampoco ha pro- establecer—y creemos lo ha establecido sóli-
puesto disolver más o menos la Iglesia en e! damente—que sin la firme esperanza de un or-
mundo. No ha secularizado la fe y la esperan- den trascendente que nos eternice, pero en el
za. Muy al contrario 98 . Para él, lo mismo que cual es imposible ser introducidos sin el paso
por la muerte, no nos quedaría más que pro-
83: L'Energie humaine
B4 Note sur le progrés
(1937); Oeuvres, t. 6, p. 196.
(1920); Oeuvres, t. 5, p. 30-31. Mor)
nunciar un "¿para qué?". Su meditación, pro-
unlvers (1924), t. 9, pp. 112-114. Le Phénoméne humain, pp. 320- seguida a lo largo de toda su existencia bajo la
322, etc.
» 5 Nota del 20 de septiembre de 1917.
so Mon univers (1924); Oeuvres, t. 9. p. 102. 99 KARL BARTH, Introducción é la théologie évangélique, p, 13.
» ' Le Milieu divin, pp. 117-118. Comparar TEILHARD, "nota sobre el p r o g r e s o " , Oeuvres, t. 5,
9 8 ver "Teilhard y nuestro t i e m p o " , en L'éternel támlnin, segun- pp. 21-28, etc.
da parte. i c o Esquisse d'un Univers personnef (1936); Oeuvres, t. 6, p. 101.
" i i L'Atomisme de l'Esprit (1941), t. 7, p. 54.
132
133
sentido total del hombre anticipaciones de teilhard

luz de la fe, culmina en una "espera de la Pa- mente, las jerarquiza, como jerarquiza "la fe
rusia", "este acontecimiento único y supremo en el hombre" y la "fe en Dios" I06. Sabe muy
en que la Historia debe soldarse a lo Trascen- bien que "la obra realizada" por la actividad
dente" m. humana no hace más que preparar "la materia
Pues bien, según él, el esfuerzo humano, ten- más o menos próxima del Pleroma" 107, lo mismo
dente a promover un progreso técnico, social y que la "hominización entera no hace más que
también mental, esfuerzo que se cumple por preparar la Parusia final" 108. Podría haber hecho
lo demás después de un proceso que escapa en suyas estas palabras de un filósofo contempo-
gran parte a las libertades individuales, debe ráneo: "El advenimiento del mundo de la glo-
engendrar las condiciones naturales de madu- ria no será el fruto de la evolución cósmica, sino
ración previas al Retorno del Señor103. Condicio- el fruto de su transfiguración por un acto de
nes necesarias, aunque, declara en muchas oca- Dios" 109. Sin embargo, si alguna cosa prepara
siones, "no suficientes, ¡bien entendido!": directamente en este mundo el día del Señor
es su espera en el corazón de los fieles, es
La consumación colectiva de una Humanidad te- "la llama del deseo" prendida en ellos por el
rrestre (es) una condición previa—condición ne-
cesaria, pero no suficiente—al establecimiento fi- Señor mismo uo. La verdadera evolución del mun-
nal, "parusíaco", del Reino de Dios. do se produce en las almas n I , y "es la santidad
...El punto de maduración vislumbrado por la evangélica la que salva y continúa el esfuerzo
Ciencia no (es) más que la condición física y el auténtico de la Evolución" m, porque "nada vi-
aspecto experimental del punto crítico de Parusia
postulado y esperado en nombre de la Revela- ve, nada actúa más intensamente en el mun-
ción 104. do que la Pureza y la Oración, suspendidas
como una luz impasible entre el Universo y
El Padre Teilhard de Chardin no concede, por Dios; a través de su transparencia serena, la
consiguiente, ninguna "virtud salvífica"—es él onda creadora desplegada, cargada de virtud
mismo quien lo precisa—al "devenir cósmico".
Tratando de unirlas, él distingue perfectamente
la "fuerza de propulsión humana" y la "fuerza
Oeuvres, t. 6, p. 123. Genése d'une pensée, p. 210, etc. Cf. Com-
ascensional cristiana" 105. No las distingue sola- ment concevoír...
106
I'unanlmisation húmame (1950), t. 5, p. 374.
Cf. Comment concevoir... i'unanimisatlon humaine (1950), t. 5,
p. 374.
102 Trois chases que je vals (1948). Se ha querido explicar a 107 A. BLONDEL, 12 de diciembre de 1919, Correspondance com-
Teilhard en un sentido secularista e inmaneniista: eso es una fan- mentée, p. 32.
tasía. El estudio de lo trascendente más allá de la historia cons- i o s Agitation ou genése?, t. 5, p. 286. Cf. H. DE LUBAC, La
tituye " l o que se podría llamar, con alguna audacia, la metacró- Pensée religleuse du P. Teilhard de Chardin, c. 19.
nlca": DOM CHRISTOPHER BUTLER, O. S. B., L'ldée de rEglise, 109
JACQUES MARITAIN, Le Paysan de la Garonne, Desclée de
traducción de S. de Trooz, Casterman (París, 1965), p. 213. Brouwer (París, 1967), p. 381.
i o s Les directives et les conditions de l'avenir (1948); Oeuvres, n o £.6 Mlleu dlvin, p. 195.
t. 5, p. 305. n i Mon Univers (1924); Oeuvres, t. 9, p. 76.
i o * Agitatlon ou genése? (1947), t. 5, p. 286. i i 2 La Lutte contre la Multitude (1917); Ecrits du temps de la
i o s Trois choses que je vois. Cf. Le Phénoméne spiritual (1937); guerra, p. 127,

134 135
\
sentido total del hombre anticipaciones de teilhard
m
natural y de gracia" . "Pureza, fe, fidelidad", Padre Teilhard de Chardin contempla el eje de
he aquí cuáles son, en realidad, "las energías la Antropogénesis y el de la Cristogénesis como
superiores de la naturaleza, las que dan al mun- dos ejes "diferentes y parcialmente autónomos",
do, incluso material, su última consistencia y aunque finalmente deban "converger". O tam-
su última figura"; son "los principios formado- bién aún, según él, los dos procesos de la "En-
res de la Tierra nueva" n4. Hay que unir a ellas voltura" y de la "Pleromización" no deberían
la Caridad, que "salva el Devenir universal y confundirse, aunque tiendan a consumarse jun-
lo mantiene en la vía auténtica de este progre- tos al día de la Parusia m.
so" 115. Finalmente, en esta formación de la Tie- Para hacerse entender se refiere al caso de
rra nueva, el sufrimiento puede representar un la primera venida de Cristo. La Encarnación tuvo
papel preponderante: en él está "escondida, con que ser preparada por toda la historia anterior
una intensidad extrema, la fuerza ascensional de Israel, lo cual suponía largos y complejos
del Mundo"; "es la sangre misma de la Evolu- desarrollos, antes de ella en la historia univer-
ción", pues participa, cristianamente aceptado, sal, y antes de esta historia misma; de ahí la
en "la prodigiosa energética espiritual nacida afirmación de San Pablo (que no podía conce-
de la Cruz" m. Por tanto, sólo a este título, en bir toda su amplitud) que Cristo ha venido "en
esta perspectiva de fe, el Padre Teilhard ha- la plenitud de los tiempos" 120:
bría aceptado hablar, en rigor, de una "laten-
cia del Reino en el siglo" 117. En tal perspectiva, Las prodigiosas duraciones que preceden a ia
ha podido decir que "la Evolución es santa"; primera Navidad no están vacías de él, sino pene-
lo es en la medida en que se la ve en relación tradas por su influjo poderoso. Es la agitación de
su concepción la que remueve las masas cósmicas
con "su término sagrado y su sujeción a la rea- y dirige las primeras corrientes de la biosfera. Es
lización del Reino de Dios" 118; en la medida, por la preparación de su alumbramiento la que acelera
consiguiente, en que se piensa en la "potencia el progreso del instinto y la eclosión del pensa-
creadora" de la muerte y de la resurrección de miento sobre la tierra (...). Se necesitaban nada
menos que los sufrimientos enormes y anónimos
Cristo. del hombre primitivo, y la prolongada belleza egip-
En otros términos, que son todavía de él, el cia, y la espera inquieta de Israel, y el perfume
lenemente destilado de los místicos orientales, y
n a Le Milieu mystique (1917); Ecrits, pp. 162-163. Cf. L'Eláment la sabiduría cien veces refinada de los griegos,
universet (1919), pp. 411-412, etc. para que sobre el tronco de José y de la Huma-
m Le Milieu divin, p. 177. nidad pudiera abrirse la flor. Todas estas prepa-
n o L'Union créatrica, Ecrits, p. 194, etc.
l i e Signitication et valeur constructive de la souffrance (1933);
Oeuvres, t. 6 p. 65. L'Energe spirituelle de la souttrance (1951),
t. 7, p. 256. La Vie cosmique (1916); Ecrits, p. 33. Carta del Vier- 11» Comment je vois (1948), núm. 57 y apéndice. Carta del 27 de
nes Santo 8 de abril de 1955: " E l Dios crucificado es el motor agosto de 1947, etc. Cf. Note sur le Progrés (1920): " . . . Veo des-
espiritual más potente del hombre en la h i s t o r i a " . cender del Cielo y elevarse de la Tierra la Jerusalén n u e v a " ; Oeu-
i i 7 Expresión de M. A. DUPRONT, "La Iglesia y el m u n d o " , en vres, t. 5, p. 36.
Irénikon (1967), p. 175. i s o Se podría evocar también la doctrina de San IRENEO, en los
l i s Nota del 31 de julio de 1916. libros 3 y 4 del Adversus Haereses.

136 137
sentido total del hombre anticipaciones de teilhard

raciones eran cósmicamente, biológicamente, nece- menos acaba de aclararnos la idea del Padre
sarias param que Cristo pusiera el pie en la escena Teilhard. Como acabamos de ver, éste mantie-
humana...
ne siempre que la larga maduración natural,
Ahora bien, la Encarnación no dejó de ser cuyo eje de marcha se esfuerza en señalar sin
un acto de amor perfectamente libre y gratuito, tratar jamás de adivinar sus formas concretas 126,
que trascendió todo lo que había preparado. es totalmente incapaz de producir la Parusia
Para atraer eficazmente entre nosotros al Ver- esperada. Esta, como diría Pascal, "es de otro
bo de Dios fue necesaria la Virgen María, pura orden".
maravilla de la gracia de Dios m. Esa es exactamente, si no se apura el deta-
Semejante pensamiento no tiene nada de lle, la tesis que vuelve a recoger, a propósito
aventurado. Lo encontramos expuesto hoy, por del "esquema 13" (la Constitución no se ha-
ejemplo, en Jean Mouroux123 o en Hans Urs bía promulgado todavía cuando se escribía es-
von Balthasar. Si alguno, en la antigüedad cris- to), M. George Lindbeck en la obra en que al-
tiana, lo rechazó, no fue un Padre de la Iglesia, gunos cristianos de formación luterana dan su
sino más bien Marción. La Palabra de Dios no parecer sobre el Concilio:
ha aparecido "como un canto rodado"; "la
...Tal vez sería útil considerar este concepto his-
trascendencia cristiana en la historia no puede tórico-evolucionista del mundo, teniendo en cuenta
comprenderse de un modo nominalista; el re- cierta analogía entre la preparación de Israel y del
curso hecho aquí a la potencia Dei absoluta re- mundo para la primera venida de Cristo hace dos
velaría una vez más una mala teología..."™. mil años en Palestina y la preparación que tiene
lugar ahora para su segunda venida. El Nuevo Tes-
Pero el Padre Teilhard de Chardin quiere ex- tamento es muy claro sobre este punto: el período
traer de ahí, por analogía, una conclusión al del Viejo Testamento tenía como fin preparar la
tema del segundo Advenimiento. ¿No debe ir venida del Mesías; en la perspectiva moderna esto
éste precedido igualmente de un nuevo progre- significa que los billones de años que han prece-
dido a la venida de Cristo han realizado las condi-
so de la conciencia humana? "Israel, en su des- ciones físicas de su venida y que la evolución hu-
arrollo y en sus conquistas humanas, preparaba mana y la historia de Israel... crearon sus condi-
el marco y la estructura humana de Nuestro ciones sociales y religiosas previas. La Iglesia pri-
Señor. Nosotros continuamos el mismo traba- mitiva... añadía que la historia de las otras razas,
la filosofía griega y la paz romana, pertenecían tam-
jo" 125. Quizá la analogía no es apremiante. Al bién a la praeparatio evangélica... Cristo vino cuan-
do se cumplieron los tiempos. Sin embargo..., su
121 Mon Univers (1924); Oeuvres, t. 9, pp. 89-90. venida no ha coincidido con el progreso; ha venido
1212 L'Eternel Féminin (1918); Ecrits du temps de la guerre, Gras-
set (París, 1965), p. 261. La Milieu divin, p. 168.
de lo alto, como la irrupción del Reino de Dios en
123 ¿^ Mystére du temps, pp. 160-162. la historia... Se puede sostener una tesis análoga
i 2 < HANS URS VON BALTHASAR, "Palabra e h i s t o r i a " , en La
Parole de Dieu en Jésus-Christ, Casterman (1961), pp. 236 y 237.
Verbum caro, Johannes Verlag, Einsiodeln (1960), pp. 44-47. 126 Cf. L'Energie d'ávolution (1953); Oeuvres, t. 7, p. 389: "A
i 2 5 Nota del 2 de mayo de 1916. juzgar por la historia pasada de la Tierra y de la Vida, e t c . " .

138 139
el enjambro
sentido total del hombre

para nuestro período interino... Dios utiliza sin duda


signio providencial orienta, en efecto, estas dos
alguna nuestros progresos terrestres para preparar historias hacia un mismo término en el que
el fin de los tiempos, etc. m ellas dos encontrarán su fin: en el Reino eterno
serán, en efecto, reanudadas las obras cons-
Después de acabado el Concilio, en el con- truidas por el dinamismo histórico del hombre
greso de teólogos que se celebró en Chicago o, en todo caso, los valores que dirigen y ani-
de agosto a septiembre de 1966, M. George A. man estas obras... 129
Lindbeck precisó de nuevo su pensamiento:

...no es en modo alguno lo mismo que un inma-


nentismo que sustituye a Dios por la evolución crea- VI. EL ENJAMBRE DE NUEVAS CUESTIONES
dora o cualquier otra forma de evolución. La mani-
festación última del Reino no será una plenitud
terrestre; irrumpirá en la historia, viniendo de lo En esta manera de ver, versión nueva y nue-
alto, lo mismo que comenzó en Jesucristo, no como va aplicación de la praeparatio evangélica, nada,
una cosa nueva que emerge, sino como el acto tras- seguramente, se impone. Quizá incluso, si se
cendente de Dios. Sin embargo, según esta apli-
cación de la escatologia al concepto moderno del tratase con afán de precisarla, encontraríamos
mundo, Dios guía ahora todos los procesos de la más de una dificultad. Pero nada tampoco, pen-
naturaleza y de la historia en una preparación del samos, seriamente impugnable en nombre de la
cumplimiento, lo mismo que toda la historia antes fe cristiana. Volviendo al Padre Teilhard mismo,
de Cristo era una preparación de Aquél que vino
en la plenitud de los tiempos y como cumplimiento reconocemos que una perspectiva tan resuelta
de todos los tiempos 128. y constantemente colectiva da inevitablemente
de lado a muchos análisis que deberían encon-
De este mismo modo, uno de los mejores co- trar su sitio en un estudio de la vida cristiana.
mentaristas de Gaudium et spes comprende la Esta perspectiva se le imponía en virtud de las
doctrina conciliar. Ciertamente, dice el abate disciplinas científicas que formaban la base ex-
Pierre Colin, "la construcción de la ciudad hu- perimental de su reflexión; es, por otra parte,
mana, incluso a escala mundial, y el adveni- particularmente oportuna en nuestra época, y
miento progresivo del Reino de Dios no se con- además no le ha hecho desconocer, lejos de
funden. Estas dos historias no son, sin embar- ello, la necesidad de la vida interior y de los
go, extrañas la una a la otra, y el cristiano que compromisos personales; pero—ya lo hemos di-
participa conscientemente en las dos puede uni- cho en otras ocasiones—no bastaría para reali-
ficarlas en una misma intención. Un mismo de- zar e! equilibrio de una síntesis que se quisiera
completa.
127
P. 241-242. Sin embargo, para cada uno, " l a sola cosa nece- Sin embargo, lo mismo que la doctrina teil-
saria, es nuestra relación actual con D i o s " .
128 En Théologie d'aujourd-hui et de demain, " E l marco del des- 129 " E | Concilio y el sentido del hombre", l . c , pp. 148-149.
acuerdo católico-protestante", pp. 198-199.
141
140
sentida Mil del hombre •/ enjambre

hardiana no es este evolucionismo inmanentis- partir del texto mismo de nuestra Constitución,
ta o este naturalismo que algunos le reprochan ¡qué enjambre de nuevas cuestiones surgió!
y que otros a veces propagan basándose en él Bastaría aquí enumerar algunas. Son cuestio-
(como se puede ver periódicamente hasta en nes, primeramente, sobre el hecho mismo, sobre
la prensa de gran tirada), ella tampoco es este la naturaleza, sobre los límites, sobre las posi-
optimismo por el porvenir que suprimiría o in- bles consecuencias de esta "maduración" del
cluso atenuaría la alternativa dramática de la mundo. Cuestiones sobre el papel asignado al
salvación y de la condenación eterna 13°. progreso técnico en el progreso de la concien-
De esta suerte de errores quiere ser la refu- cia humana, sobre la amplitud posible—que ocu-
tación constante: "Aparentemente nada podría rre que se exagera—y sobre el carácter de este
impedir a! hombre-especie seguir creciendo segundo progreso. Cuestiones sobre el efecto
(igual que el hombre-individuo, para el bien... de un concepto dinámico del mundo en el te-
o para el mal), si guarda en el corazón la pa- rreno de la moral. Cuestiones sobre la relación
sión de creer" 131; cuanto más haya crecido, más de los progresos de la civilización y del creci-
dramática y pesada será en sus consecuencias miento del mal, ¿no nos muestra la Biblia en
la opción por la cual se habrá comprometido, de efecto "a la vez el despliegue progresivo de la
la rebelión o de la adoración 132. Cuando llegue obra de Dios (Génesis, c. 10) y el crecimiento
el momento del fin "jamás Cristo habrá encon- del mal (c. 11)" 13S , y no tiende la historia de
trado en la Creación un poder más magnífico las religiones y de las civilizaciones a confir-
para odiarle o para amarle" 133. Sabemos tam- mar esta doble perspectiva? Cuestiones sobre
bién que el Padre Teilhard, sin temer combatir el género de necesidad que se trata de recono-
directamente ciertas teorías de sus mismos ami- cer en las condiciones naturales puestas al
gos, se dedicó varias veces a hacer ver la futi- acontecimiento sobrenatural de la "Parusia", o
lidad del "humanismo evolucionista" bajo to- aún, sobre la relación de la evolución natural
das sus formas m. del mundo y el progreso humano en la escato-
Pero a este efecto, o a partir de él, como a logía, o de la liberación temporal (siempre re-
lativa) del hombre en su liberación del tiempo,
o empleando términos propuestos por Karl Rah-
130 Ver, en particular, í-e Milieu divin, tercera parte. ner, del porvenir terrestre y de la tarea terres-
131 Le Oroupe zoologique hutnain (1949), in fine, p. 161. Somos
nosotros quienes lo subrayamos. tre del género humano en su "porvenir abso-
i s a c f . HENRI DE LUBAC, Teilhard missionnaire et apologista,
c o l . "Oración y V i d a " (Toulousse, 1966), pp. 93-107; ¡.a Pensée
luto" 136, lo cual no es otra cosa que "el absoluto
religieuse du Pére Teilhard, c. 10. de Dios". Cuestiones sobre la manera de com-
133 Mon Univers (1924); Oeuvres, t. 9, p. 112. No es preciso creer,
como ciertos seudoteilhardianos parecen a veces dar a entender,
que se puede entrar en la Jerusalén celeste cabalgando en los 135 JEAN DANIELOU, Au commencement, Qenésa 1-11. Ed du
plácidos asnos de la evolución, según la expresión pintoresca d» Seuil (París, 1963), p. 114; PIERRE GRELOT, Réflexions sur le
HANS URS VON BALTHASAR, Cordilla, c. 4. probléme du peché originel, Casterman (París, 1968), pp. 61-67.
134
En particular la del sabio biólogo Julián Huxley. 136 Science, évolution et pensée chrétinne, pp. 167-168, etc.

142 143
sentido total del hombre
el enjambre
prender el vínculo que debe existir entre la es-
catología colectiva y el destino personal de cada go cristiano? ¿Quién no ve en efecto—escribe
uno. Cuestiones sobre la acción comparada del a este respecto Hans Urs von Balthasar—que
desarrollo humano y de la esperanza cristiana una espiritualidad llamada de la actividad téc-
¿Qué hay que entender, por ejemplo—utilizan- nica y del progreso no es sencillamente tal has-
do una expresión que se extiende hoy y que ta que no esté completamente garantizada y
ya hemos utilizado—, por el hecho de trabajar purificada por las actitudes fundamentales de!
en la "construcción del mundo", o, como dice Evangelio? 140.
también otro texto del Concilio, en la construc- El Padre Teilhard de Chardin no cesó de plan-
ción "del orden temporal" w y qué clase de tearse esta suerte de problemas. En 1916, en
relación tiene esta construcción con la destruc- La vie cosmique, se preguntaba usando todavía
ción inevitable de este mundo presente—machi- un vocabulario impreciso e inseguro: "¿Cuáles
na transitura—y su transfiguración esperada? ,38 pueden ser los residuos absolutos del cosmos
Porque viendo todo lo que tomó forma en la destinados a pasar en el edificio celeste? ¿En
Naturaleza y toda la obra de los hombres, he- qué puede estar influenciada por los descubri-
mos de confesar lo que San Agustín decía de mientos de la ciencia pura, de la Física o de la
Roma al anuncio del saqueo de la ciudad por Historia la segregación de los elegidos en una
los ejércitos de Marico: "Todo esto no ha sido masa santa? ¿De qué modo, aparte de! creci-
construido más que para derrumbarse un día !39, miento de los méritos naturales, Cristo se reali-
Transit figura mundi hujus. za en la Evolución?" 141 O todavía, en Mon Uni-
Habrá que preguntarse finalmente qué conse- vers: "¿Cómo conciliar la renuncia al Mundo
cuencias traerá en materia de espiritualidad la (necesaria para la vida en Cristo) y el gusto
respuesta a tales preguntas. ¿Cómo repercutirá, por la tierra indispensable para el esfuerzo hu-
en particular, sobre la inteligencia del desape- mano?" I42. Descartando las soluciones simplis-
tas, ya buscaba para estas preguntas respuestas
adecuadas, que se esforzó hasta el fin en com-
ga ' Decreto sobre el apostolado de los laicos, núm. 8. En el
Decreto sobre ministerio y vida de les sacerdotes se dice, núm. 6, pletar y sistematizar. Están esbozadas desde di-
" q u e se les da un poder espiritual para construir la I g l e s i a " .
l a s c f . KARL RAHNER, citado en Concilium (16 de junio de 1966),
ciembre de 1919 en las dos importantes memo-
p. 143: Cuanto más esté liberado el hombre de los lazos de la na- rias dirigidas al Padre Augusto Valensin para
turaleza, más tomará conciencia de sí mismo, más Ubre será para
él y para sus fines, y ningún cambio económico, ningún sistema que las remitiera a Mauricio Blondel ,43 . Se ex-
social, podrá impedir que el hombre alcance sus límites, en la
conciencia de que deberá morir, y por eso mismo—si no únicamente
presan en un cuerpo de doctrina, en Le Milieu
por eso—deberá Interrogarse t o t a l m e n t e " . Toda la obra del Padre
Teilhard es, en cierto modo, una vasta meditación sobre este tema 140 " E l Evangelio como norma y crítica de toda espiritualidad en
de la muerte del hombre, individuo y especie. Cf. La Pensée re/í- la I g l e s i a " , Concilium, 9 (1965).
gieuse..., c. 4 y 5; La Priére du Pére Teilhard, pp. 121-125; LEO- 1 , 1
Ecrits du temps de la guerra, p. 52.
POLDO SENGHOR, discurso de Dakar, 7 de noviembre de 1966: i « Ecrits, p. 278.
Construir la tierra no puede tener más que un objetivo, sólo un f i n " . > " MAURICIO BLONDEL y PIERRE TEILHARD DE CHARDIN,
" i SAN AGUSTÍN, Sermón 81, núm. 9. Correspondance commentée, Biblioteca de los Archivos de filosofía,
Beauchesne (París, 1965).
144
145
sentido total del tombre el enjambre

divin, del cual varios intérpretes parecen haber Gaudium et spes son capitales, pero breves. He-
suspendido la lectura al final de la primera par- mos citado anteriormente lo que se dice de ellas
te, como si eso bastara para definir toda la es- en el número 38: "Hombre perfecto, entró en la
piritualidad teilhardiana, bautizada desde en- historia de! mundo, asumiéndolo y recapitulán-
tonces "espiritualidad de acción". dolo en El" 146. Estas dos versiones están im-
Con independencia de los conceptos teilhar- pregnadas una y otra de una significación cuya
dienses y de las particularidades de un "sis- precisión se dejó a ia investigación teológica.
tema" que siempre quedó en devenir, las cues- Pues bien, ese fue también el objeto constante
tiones que acabamos de numerar son, nos pa- de la investigación del Padre Teilhard. La re-
rece, las que hacen nacer igualmente el texto lación de Cristo con el mundo: tal era el sector
de la Constitución Gaudium et spes. Son, en de la cristología que se dedicaba a explorar, el
todo caso, cuestiones que, en una gran me- que él pensaba que debía ser elucidado por la
dida, la Constitución deja abiertas y que, más teología de nuestro siglo, sobre la base de los
o menos, lo estarán siempre. textos de San Pablo y de San Juan, teniendo
en cuenta nuestro conocimiento renovado del
A esto podemos añadir, tomando esta vez los
mundo. Que Jesucristo es, en efecto, "el resu-
términos del profesor K. E. Skysgaard: ¿En qué
men de la Creación, el punto extremo al que
relación se encuentran entre sí los dos aspectos
todo coverge como hacia su término y su cum-
complementarios de !a escatología transmitida
plimiento final", he aquí, al decir de un recien-
por la enseñanza de los apóstoles: el aspecto
te exégeta, "una idea querida de San Pablo",
"crítico" y el aspecto "recapitulador"? 144 . O bien
que insistía "en el aspecto dinámico de esta
si se hablado de "renovación" cristiana del or-
orientación del universo creado hacia Cristo" I47,
den temporal que se cumple en la historia y de
y he ahí también una de las ideas más queridas
"renovación" escatológica que debe cumplir la
del Padre Teilhard. Este apenas podía indicar
historia y aboliría, ¿en qué relación será preci-
otra cosa que la dirección a la que debería ten-
so poner la preparación de la segunda renova-
der el esfuerzo, dejando a otros el cuidado de
ción por la primera y el contraste de la una con
llevarlo a cabo por sus diversas disciplinas. Pero
la otra?
Toda otra serie de cuestiones se refiere al
papel "recapitulador" que las Escrituras y la n a Gaudium et spes, núm. 38, 1. Cf. núm. 45, 2: "Pues el Verbo
Tradición católica asignan ai Verbo hecho car- de Dios, por el que todo ha sido hecho, se ha hecho carne a si
mismo, a fin de que, hombre perfecto, salve a todos los hombres
ne M5. Las menciones que hace a este respecto y recapitule en él todas las cosas, etc.". Lumen gentium, núm. 3,
Apostollcam actuosltatem, núm. 5: "... Dios mismo quiere, en Cristo,
reasumir el mundo entero, para hacer una nueva criatura comen-
zándola en esta tierra y dándole su plenitud en el último día".
i<4 cf. Le Dialogue est ouvert, t. 1, pp. 36-43. i " J. M. DURFORT, S. J., "La recapitulación paullniana en la
n = Sobre el Cristo recapitulador: GUSTAVO MARTELET, Les Idees exégesis de los Padres de la Iglesia", en Sciences eccléslastlques,
maltresses de Vatlcan II, pp. 207-230. 12 (Montreal, 1960), p. 37.

146 147
Sentido total del hombre
el enjambre

proclamaba su urgencia, y ya con su deseo lla- Cuestiones de siempre, pero que siempre hay
maba ai Concilio futuro—el "nuevo Nicea", le que abordar y que siempre se renuevan. ¿Cómo
gustaba decir—que consagrara allí sus resulta- concebir, en lo que cabe, la integración final
dos 148. El Vaticano II marca al menos una etapa de este mundo terrestre en el Reino eterno? ¿o
de esta dirección, y por Gaudium et spes nos de lo "natural" en lo "sobrenatural"?, ¿o de la
estimula a proseguir un esfuerzo de elucida- Creación en Dios?151 ¿Qué puede decirse re-
ción que los exégetas del Nuevo Testamento, ferente al paso definitivo, a la transfiguración de
desde hace algunos años, han comenzado feliz- donde deben salir "los nuevos cielos y la nue-
mente 149. Su trabajo, al cual se une la medita- va tierra"? ¿Cómo interpretar aquí las imágenes
ción de la comunidad cristiana, podrá permitir de las Escrituras sin caer una vez más en el
responder mejor a la cuestión siempre plantea- lazo de una "desmitificación" debilitadora y fal-
da, pero particularmente apremiante hoy: "¿En sificante? ¿Cómo exponer el ritmo al cual deben
qué direcciones y según qué normas debe orien- someterse esta integración y esta transfiguración
tar la Iglesia su pensamiento y su acción, de a fin de reproducir el ritmo del Misterio de Cris-
modo que integre la antropología en la eclesio- to, que es un misterio de encarnación, de muer-
logía, el destino de la humanidad en el desig- te y de resurrección? ¿Y cómo tratar incluso de
nio eterno de Dios, el respeto y el servicio de pensar la participación de los elegidos en el
la dignidad del hombre y de sus valores en el ritmo eterno de la vida trinitaria? ¿Qué luces
Evangelio de la Cruz y de la Resurrección?" 15° podría exponernos a este respecto una tradición
Pero existe todavía un último ciclo de cues- quizá muy olvidada por la teología clásica de
tiones, no menos importantes, que el texto de estos últimos siglos, muy despreciada y muy ig-
nuestra Constitución hace nacer en nuestros es- norada de seguro por el pensamiento inquieto
píritus y que son en el más alto grado estimu- y agitado de estos últimos años? ¿Cómo con-
lantes para la teología. Cuestiones, dicen a con- vendría, en los años venideros, dar una conti-
tinuación, que no debe entenderse que exigen nuación a Gaudium et spes para una escatolo-
respuestas propias para satisfacer una curiosi- gía más explícita, más comprensiva y más rigu-
dad muy poco mortificada, sino que son, por el rosa? ¿Cómo, finalmente—y esto es volver en
contrario, a fin de cuentas, otras tantas llama- parte a lo mismo—, coronar las enseñanzas mo-
das a sumergirnos en la fe. Cuestiones, nos atre- rales de la Constitución con las ideas místicas
vemos a decir, sobre el más allá de la Parusia. indispensables para la consumación de la Fe?

148 Teilhard mlssionnaire et apologista, pp. 20-30 y 27-42.


149 Los textos sobre el pape! cósmico de Cristo han sido recien- 1 = 1 Cuestiones igualmente abordadas por el Padre Teilhard. Cf. La
temente objeto de estudio por parte de exégetas como O. Cullmann, pensée religieuse du Pére Teilhard, sobre todo los capítulos 12, 13
P. Bonnard, A. Feuillet, P. Lamarche, etc. y 14, pp. 185 a 228. Ver también JUAN ALFARO, S. J . : "D!e Mensch-
werdung und die eschatologische Vollendung des M e n c h e n " , en
n » HERBERT ROUX, Détresse et promesse de Vatican II, p. 189. Cathollca, 16 (Münster, 1962), pp. 20-37.

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sentido total del hombre

Tales son algunas de las cuestiones que, so-


bre el tema de que acabamos de ocuparnos,
partiendo de la letra misma del Concilio y en
la línea que él nos traza, dado el estado actual
de la conciencia colectiva en el seno de la Igle-
sia, se plantean a la teología de mañana.

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