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Si aprender a hablar significa hacer uso del lenguaje en diferentes situaciones sociales e
individuales, el usuario ha de adquirir, desarrollar y ejercitar las capacidades y habilidades
lingüísticas básicas para comunicarse con eficacia (construir mensajes y textos): hablar,
escuchar, leer y escribir. Estos aprendizajes, que se concretan en los contenidos y objetivos
curriculares para educación infantil, constituyen les ejes fundamentales de la enseñanza
lingüística y comunicativa en la escuela. Hablar y escribir son habilidades que se manifiestan en
actividades productivas (de expresión), mientras que las habilidades de escuchar y leer están
relacionadas con actividades receptivas (de comprensión).
SELECCIONAR
Distinguir las palabras relevantes de un discurso de las que no lo son.
Saber agrupar los diversos elementos en unidades superiores y significativas.
INTERPRETAR
Comprender el contenido del discurso:
o Comprender la intención y el propósito comunicativo.
o Comprender el significado global, el mensaje.
o Comprender las ideas principales.
o Discriminar las informaciones relevantes de las irrelevantes.
o Comprender los detalles o las ideas secundarias.
o Relacionar las ideas importantes y los detalles.
Utilizar diversos tipos de memoria para retener información: visual, auditiva, etc.
Para despertar la atención, una motivación para escuchar, se debe introducir un tema o situación
relacionada con los centros de interés. Los ejercicios relacionados con la compresión oral
normalmente se combinan con aquellos de expresión oral (HABLAR), invitando así a un
aprendizaje cooperativo.
Desde un enfoque constructivista del aprendizaje significativo, este es más eficaz cuando se
deja a los niños la responsabilidad de las microhabilidades de expresión oral: seleccionar (elegir
aquello de lo que se va a hablar, las palabras), definir (definir aquellas palabras), planificar
(elaborar el discurso) y realizar (hablar).
El predominio del habla del maestro en el aula deja a los niños, en clase, con menos opciones de
poder intervenir lingüísticamente que en casa. En la familia, los niños preguntan sobre los temas
que les interesan, juegan con sus hermanos, ayudan en pequeñas tareas y, en general, pueden
intervenir cuando lo desean. Del mismo modo, la actividad verbal en la escuela debe
desarrollarse en contextos significativos con la ayuda del maestro y de los propios niños. El
propio esfuerzo necesario para expresar, explicar, razonar… desencadena el aumento de la
competencia comunicativa.
En consecuencia, el habla del maestro/a no debe restringirse a preguntas cerradas o de orden
cognitivo bajo; es decir, aquellas que tienen por objeto asegurarse que los niños ya saben lo que
se espera que sepan o simplemente pretenden la intervención de los niños. En ambos casos, la
respuesta del niño o niña es automática y no le ha exigido ningún esfuerzo cognitivo, no le ha
conducido a ninguna reflexión y no ha aumentado su conocimiento. Sería más interesante
formular preguntas que fueran, de verdad, un estímulo a la reflexión, un reto para el
pensamiento y ayudaran a construir conocimiento.
e) Escoger opciones: los alumnos tienen varias fotos o dibujos y han de escoger cuál
corresponde a la descripción.
f) Identificar errores: hallar los errores (mentiras) que contiene un discurso oral elaborado por
los propios alumnos.
Lo importante es que todos los juegos infantiles conllevan el empleo del lenguaje, pero también
se pueden buscar actividades que impliquen jugar con el lenguaje. Por ejemplo:
- Ejercitación de los músculos faciales: tocar con la lengua la punta de la nariz, inflar los
mofletes, soplar una vela...
- Juego mimético: audición e imitación de sonidos onomatopéyicos de objetos, animales...
- Rimas.
- Trabalenguas: que los niños desarrollen la fluidez articulatoria y conozcan textos de
tradición popular.
- Juego de entonación distinta para una frase: enunciativa, interrogativa, exclamativa, en
voz baja, en voz alta, con miedo, con alegría...
ASPECTO SEMÁNTICO
- A partir de los centros de interés podemos trabajar el léxico del aula, calle, ropa, casa,
juguetes...
- Enlazar palabras: sentados en corro se dice una palabra y ellos deben coger la última
sílaba y decir otra.
- Juegos de antonimia, de asociación (léxico de una misma familia), de adivinanzas,
chistes…
- Rutinas diarias: día que es hoy, mes en el que estamos, año, qué tiempo hace hoy...
- Descripciones: juguetes, amigos, personajes de cuentos...
- Narración de historias: cuentos tradicionales o inventados por los propios niños,
poesías...
ASPECTO MORFOSINTÁCTICO