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Escucha activa
Es común que las personas hablen sin escuchar lo que el otro tiene que
decir. Mientras el interlocutor está expresando su punto de vista, estamos
pensando en la próxima respuesta a dar y hacer de nuestro discurso el centro
de la conversación.
Otro error es escuchar y prestar atención sólo a lo que se quiere, ignorando
lo que no nos interesa o lo que va en contra de nuestros principios. Es como si
tuviéramos un filtro que sólo se enfoca en la información que es consonante con
nuestras emociones y pensamientos. En estos casos, es imposible llegar a
acuerdos o entendimientos con posturas diferentes a la nuestra.
Empatía
Ser empático implica ser capaces identificar los sentimientos y
pensamientos de otros individuos, y experimentarlos como si fueran
nuestros. En la comunicación efectiva es esencial la empatía, pues facilita el
entendimiento mutuo.
Si queremos que nuestro mensaje llegue exitosamente a los receptores, será de
gran utilidad identificarnos con los interlocutores. Conocer lo qué piensan,
sienten u opinan del tema propiciará en nosotros respuestas adecuadas.
Asertividad
Un aspecto de la asertividad es la capacidad de expresar nuestros deseos de
una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, sin atentar contra
los demás.
Respeto
De la mano con lo dicho anteriormente, es importante que sepamos que no todo
lo que emiten nuestros interlocutores estará en sintonía con nuestras posturas.
Lo ideal es aceptar esta realidad y respetar todas las divergencias que
encontremos. Esto implica no imponer nuestras creencias u opiniones, y
estimular el al dialogo reflexivo e integrador.
Una oportunidad para mejorar nuestra comunicación y los aspectos emocionales
de la misma podemos encontrarla en el curso “Mejora tu
comunicación“ de Javier Cebreiros disponible en nuestra plataforma, el cual
nos adentra en el maravilloso universo de la comunicación y nos aporta diversas
estrategias.