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LA IMPORTANCIA DE UNA BUENA COMUNICACIÓN

A menudo, en la comunicación hay quien se limita a sobreentender, a dar por


supuestos conceptos e ideas que no se adecuan a lo que el interlocutor le
informa. Saber dialogar, argumentar y escuchar es clave para ahorrarnos
conflictos sin sentido.
Solemos escuchar o leer, sobre lo importante que es mantener una buena
comunicación, ya sea en el ámbito laboral, familiar, social o de pareja. Ahora
bien, ¿tenemos en cuanta todo lo que conlleva el proceso de
comunicación?
No siempre encontramos las palabras precisas, la forma de hacernos
entender o de transmitir aquello que deseamos transmitir, incluso de
transformar en palabras lo que pensamos o sentimos. A menudo, nos resulta
todo un desafío. Incluso, a veces, consideramos que no somos nosotros, sino
nuestro interlocutor el que pone una barrera para que no le llegue nuestro
mensaje.
No somos conscientes de todo el engranaje que forma parte de nuestros
procesos de comunicación. Nos olvidamos de la importancia de
comunicarnos con los demás de manera clara y sencilla, sin pensar en el
impacto que puedan llevar nuestras palabras y gestos.

Suponemos, damos por hecho, creamos hipótesis personales sobre


acontecimientos o personas, sobreentendemos, difamamos, añadimos o
quitamos detalles a la información que nos ha llegado, etc.

Tal y como señaló Paul Watzlawick, uno de los mayores expertos en


comunicación humana en su día, las personas cometemos grandes fallos en
este proceso, lo cual merma por completo nuestra capacidad para llegar a
acuerdos o consolidar relaciones.
“No esperes a que te toque el turno de hablar: aprende a escuchar de verdad y
serás diferente.”
-Charles Chaplin-

Creamos realidades a partir del lenguaje


Somos como escultores, que van creando o destruyendo la información
que originan o reciben, en base a sus características, experiencias y
peculiaridades. Hay que tener en cuenta que, los seres humanos creamos
realidades, a través de nuestro lenguaje.
Cuando una persona intenta transmitir una imagen, un sentimiento, un concepto
o una idea, probablemente el interlocutor no reciba lo mismo. ¿Lo habías
pensado? La causa de la gran mayoría de los malentendidos es cuando las
personas creen estar hablando de lo mismo, pero su concepción es
totalmente distinta.
De este modo, estudios como el llevado a cabo por los psicólogos Celia Roberts
y Val Wass, del King’s College de Londres, nos señalan que la enseñanza en
habilidades comunicativas es clave en la formación de todo
universitario. El día de mañana, un profesional con escasas competencias en
esta materia no desarrollará su labor de modo adecuado.

Para crear realidades con mayor sentido, significado y cercanía debemos


alzarnos como comunicadores eficaces.

Claves de la comunicación efectiva


Hay parejas que hablan del amor, pero tienen visiones distintas del
mismo. Hay personas que comparten una amistad, teniendo para cada cual
unas características diferentes. ¿Nunca habías pensado que quizás cuando
estás conversando o discutiendo con una persona, puede que tengáis visiones
o significados distintos sobre aquello en lo que no estáis de acuerdo?
En las conversaciones con los demás, la palabra puede ser la misma pero
el contenido totalmente distinto. La superficie y la profundidad pueden no
guardar la relación que tú te imaginas. Hay que tener en cuenta qué decimos y
cómo lo hacemos, para obtener un mapa más preciso de nuestra comunicación
con los demás.
Según Lamb, Hair y McDaniel, para que la comunicación sea efectiva deben
darse los siguientes procesos:

Escucha activa
Es común que las personas hablen sin escuchar lo que el otro tiene que
decir. Mientras el interlocutor está expresando su punto de vista, estamos
pensando en la próxima respuesta a dar y hacer de nuestro discurso el centro
de la conversación.
Otro error es escuchar y prestar atención sólo a lo que se quiere, ignorando
lo que no nos interesa o lo que va en contra de nuestros principios. Es como si
tuviéramos un filtro que sólo se enfoca en la información que es consonante con
nuestras emociones y pensamientos. En estos casos, es imposible llegar a
acuerdos o entendimientos con posturas diferentes a la nuestra.

Empatía
Ser empático implica ser capaces identificar los sentimientos y
pensamientos de otros individuos, y experimentarlos como si fueran
nuestros. En la comunicación efectiva es esencial la empatía, pues facilita el
entendimiento mutuo.
Si queremos que nuestro mensaje llegue exitosamente a los receptores, será de
gran utilidad identificarnos con los interlocutores. Conocer lo qué piensan,
sienten u opinan del tema propiciará en nosotros respuestas adecuadas.

Comprensión del lenguaje no verbal


El lenguaje no verbal (gestos y posturas corporales) también transmiten un
mensaje. Fijarse en el lenguaje corporal de nuestros interlocutores ayudará
mucho a comprender el mensaje. Asimismo, en toda comunicación, lo ideal
es que nuestro cuerpo y nuestras palabras estén en sintonía. Así, evitamos
provocar confusiones.

Asertividad
Un aspecto de la asertividad es la capacidad de expresar nuestros deseos de
una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, sin atentar contra
los demás.

Habilidades para resolver diferencias


Una forma de hacerlo es teniendo apertura hacia otros puntos de vista. Si
vamos predispuestos a imponer nuestras creencias y a no aceptar otras
perspectivas, será difícil lograr una comunicación efectiva con cualquier
persona.

Respeto
De la mano con lo dicho anteriormente, es importante que sepamos que no todo
lo que emiten nuestros interlocutores estará en sintonía con nuestras posturas.
Lo ideal es aceptar esta realidad y respetar todas las divergencias que
encontremos. Esto implica no imponer nuestras creencias u opiniones, y
estimular el al dialogo reflexivo e integrador.
Una oportunidad para mejorar nuestra comunicación y los aspectos emocionales
de la misma podemos encontrarla en el curso “Mejora tu
comunicación“ de Javier Cebreiros disponible en nuestra plataforma, el cual
nos adentra en el maravilloso universo de la comunicación y nos aporta diversas
estrategias.

Preguntar en lugar de suponer


Cuando mantenemos una conversación con otra persona resulta fundamental,
que preguntemos al otro qué es o qué significa para él aquello sobre lo que
conversamos.
¿Qué es para ti el amor? ¿Qué es para ti una relación de pareja? ¿Qué significa
para ti ser leal o aburrido? ¿Qué es para ti la felicidad o la tristeza? Y de la
misma forma, nosotros también podemos explicar como lo vemos. Sino, tan
solo nos encontraremos dando por hecho que el otro comparte nuestra
visión del mundo o que piensa igual que nosotros. Y esto, ¿sería mucha
casualidad no?
Nos ahorraríamos muchos conflictos y malentendidos si en lugar de
suponer, hubiésemos preguntado antes a nuestro interlocutor a qué se refería
con su idea o planteamiento…

Cada uno lleva a la espalda su educación, sus experiencias, su formación, sus


características personales, como para que siempre compartamos opiniones o
sentimientos parecidos. Son las gafas propias con las que sentimos,
interpretamos, pensamos y actuamos sobre el mundo. Y cada uno de nosotros
lleva un modelo diferente.

Nos comunicamos a través de historias


¿Por qué no pensar que lo que comunicamos es como si fuese un relato?
Lo que yo te comunico, es como si fuera un cuento, los hechos vividos desde mi
experiencia, una versión y lo que tú entiendes, es otra versión en base a tus
características. Tú me escuchas, pero en base a tus peculiaridades así me
entiendes.
¿O es que no os habéis dado cuenta de que en ocasiones, cuando hemos
contado algo a alguien y ésta persona se lo ha comunicado a otra, no transmite
exactamente lo mismo que nosotros? Cada persona puntualiza lo importante
según sus experiencias. Por eso cada persona es responsable de comunicar
su propia historia.

Cuando decimos que el otro no tiene razón, lo que en realidad expresamos es


que no piensa igual a nosotros. ¿O no? Reflexiónalo…

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