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PROGRAMA DE CULTO PARA JOVENES IDEA SEDE LA

SELVA

1. Oración de bienvenida: Luis Enrique Collado


2. Dinámica de integración: Atenas del Alba
3. Alabanzas: Luis Enrique Collado
4. Mensaje: Atenas del Alba “La libertad que Cristo nos da”
5. Ofrendas: Luis Enrique Collado
6. Oración final: Atenas del Alba
7. Avisos: Próximo culto 21 de agosto 06:00 pm Atenas del
Alba

Dirige: Luis Enrique Collado


Mensaje: Atenas del Alba
Servidores: Danna, Ingrid y Yamili
Introducción

Cada uno busca la libertad pues es la mayor virtud, y es especialmente buscada


por todos los que son, o se consideran oprimidos de alguna manera; pero la
libertad en Cristo no es lo mismo que la libertad del mundo.

Cuando somos jóvenes reclamamos la “libertad” pues queremos escaparnos de las


reglas de nuestros padres, o de cualquier lugar que quiera “imponérnoslas”. Lo que
a veces no consideran es que la libertad no es vivir en libertinaje ya que de esta
manera jamás tendremos libertad. Pues ésta siempre tiene límites, y el resultado de
tener libertad total sería vivir una vida solitaria ya que nadie quiere a una persona
rebelde y comenzamos a padecer las consecuencias de no ser aceptados por
nuestra forma de ser. Creemos que para tener amigos tenemos que someternos a
las exigencias de la vida social y dejar de ser el egoísta que piensa solo en sí mismo.
Pues mientras que el corazón anhela el pecado jamás tendrá libertad.

Cristo ofrece libertad verdadera, aunque muchos piensan equivocadamente que el


cristiano vive en la esclavitud o que debe de oprimirse y suprimirse de “muchas
cosas divertidas” mientras viven una libertad que va más allá de la libertad que no
limita la libertad de otros.

La biblia nos dice que espiritualmente nadie está libre, en Romanos 6:16-18 la
palabra dice:

“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la
obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que, aunque erais esclavos del
pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis
entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”

Pablo explica que aquellos que son esclavos del pecado no se pueden liberar a sí
mismos. Pero una vez que somos libres del castigo del pecado a través de la cruz,
nos convertimos en una clase de esclavos que podemos encontrar la paz y la
verdadera libertad y la justicia, es decir que si buscamos de Dios en todo momento
en nos dará la libertad absoluta para sentirnos plenos sin necesidad de tener la
aprobación de nadie más.

En el libro de Gálatas 5:1-6 dice: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo
nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo
os digo que, si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a
todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo
os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Pues
nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en
Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por
el amor”.

La verdadera libertad en Cristo

La verdadera libertad en Cristo viene a aquellos que son sus esclavos, y si bien la
esclavitud significa degradación y desigualdad. En la verdadera libertad del esclavo
de Cristo obtiene el gozo y la paz.

Los que decidimos creer y seguir a Cristo no tenemos que ofrecerle al Señor pagó
por su perdón, pero le pertenece totalmente al amo pues El aun sin conocernos nos
compró con su sangre derramada en la cruz. No somos contratados sino que le
pertenecemos a Él.

Romanos 8:7-9. “por cuanto los designios de la carne son enemistad contra
Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven
según la carne no pueden agradar a Dios. Más vosotros no vivís según la carne,
sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno
no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”

El esclavo de Cristo es verdaderamente libre al haber sido liberado del pecado por
aquel que dijo: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” Juan 8:36, ya
que ahora sabemos la verdad y esa verdad nos hace libres, Juan 8:32. Y también
nos hemos convertido en hijos y herederos de Dios, Gálatas 4:1-7. Teniendo la vida
eterna que Dios concede, mientras que los que siguen en la esclavitud del pecado
heredan sólo la muerte espiritual y la eternidad en el infierno, es decir que si bien
es cierto que “disfrutaran de la vida” esto será por un momento pues en algún punto
todo lo que está mal echo tendrá una consecuencia que si no se conoce a tiempo
puede ser irreparable.

El libro de Pablo dice:

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra
mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de
la verdad” Efesios 4:22-24.

Hemos sido liberados de la esclavitud del pecado. Pero muchas veces nos
volvemos a poner las cadenas porque hay una parte de nosotros que ama la vida
antigua, sin entender que hemos nacido de nuevo como nuevas criaturas. Y esa
vida nueva tiene los pensamientos de aquel que nos salvó.
Complaciendo la carne

Pero cuando estamos pensando en nosotros mismos y complaciendo la carne con


los pecados, estamos regresando a nuestra antigua manera de vivir donde la
felicidad que ofrece la “libertad” será limitada pues tiene fecha de caducidad y la
única manera de despojarnos de esto enterrarlo es por el poder del Espíritu
alimentado con la palabra de Dios y por la oración.

Jesús nos ama a pesar de lo que somos. A pesar de nuestras imperfecciones, no


por nuestra apariencia externa, ya que nos ama por lo que es ÉL, y no por lo que
nosotros pretendamos ser, ya que “nosotros le amamos a él, porque él nos amó
primero” 1 Juan 4:19. Por lo tanto, cuando amamos a Dios, este amor es una
respuesta a Su amor.

Jesús mora en nosotros

Cuando somos cristianos, Jesús mora en nosotros y nos dice: “El que me ama, mi
palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con
él. El que no me ama, no guarda mis palabras” Juan 14:23-24. De manera que, si
Él vive en nosotros, no necesitamos la ley, aunque esto no significa que sería
correcto quebrantar la ley de Dios ya que guardamos la ley porque el amor de Dios
ha sido derramado en nuestros corazones.

Esto es libertad en Cristo, a quien el Padre lo “ha ungido para dar buenas nuevas a
los pobres; (y lo) ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar
libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los
oprimidos” Lucas 4:18, “así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente
libres” Juan 8:36, entonces, “estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos
hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” Gálatas 5:1.

Experimentar la libertad en Cristo

Experimentar la libertad en Cristo es entender que no tenemos que guardar la ley


para complacer a Dios ya que el favor de Dios sobre nosotros y no depende del
guardar la ley sino que es debido a lo que Jesús hizo en la cruz. Por lo tanto, somos
libres, somos libres….., pero sin pecar, lo que también significa que no debemos
hacer que nadie tropiece al abusar de nuestra libertad.

Somos libres de vivir y no preocuparnos de cómo nuestra conducta afecta la actitud


de Dios hacia nosotros, porque Su actitud es de amor y aceptación. Pero esto no
quiere decir que Él no va a disciplinarnos si nos desviamos, pues como Padre
amoroso nos enseñara a ser mejores para El.
“porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si
soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a
quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han
sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos” Hebreos 12:6-8

Por lo que debemos ser cuidadosos y no usar nuestra libertad para hacer que
alguien tropiece, ya que “de esta manera, pues, pecando contra los hermanos e
hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. Por lo cual, si la comida le es a
mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi
hermano” 1 Corintios 8:12-13.

Experimentar la libertad que tienen en Cristo

Hay un concepto del que los cristianos no están conscientes para que puedan
experimentar la libertad que tienen en Cristo y es simple. Como cristianos hemos
muerto con Cristo y por lo tanto hemos muerto también a la ley que ya no tiene
control sobre nosotros. “¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que
conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? Así
también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de
Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos
fruto para Dios. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella
en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del
Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” Romanos 7:1, 4, 6

Debemos entonces tener presente que morir en Cristo, es morir a la ley,


donde “todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me
son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna” 1 Corintios 6:12.

Tiempo de reflexión.

De manera que somos libres para triunfar y fallar. Somos libres para amar a Dios o
a nosotros mismos. Somos libres para divertirnos, para no ser perfectos, para no
cumplir en la iglesia, y para lograr madurez espiritual, entonces será decisión de
nosotros asumir la libertad que queramos vivir, ya sea la ilimitada que Cristo nos
ofrece o la que tiene fecha de caducidad y el mundo nos da.

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