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La construcción del hogar cristiano:

El fundamento del hogar cristiano


Pastor Guillermo Zaruma

Un hombre lloraba amargamente en un cementerio junto a un monumento. Entre sollozos, gritaba:


¡Por qué te fuiste! ¡Por qué te fuiste! De repente, otro se le acercó y le preguntó: ¿Por quién lloras?
¿Murió tu padre?

El hombre, meneando la cabeza, indicó que no. ¿Murió tu madre? -le preguntó el extraño. No, dijo el
hombre. Finalmente, confundido, le preguntó la persona: ¿Por qué lloras tanto, entonces? ¿Quién
murió, que tanto lamentas su muerte? Mirando entre sus lágrimas, el hombre le dijo: El primer
esposo de mi mujer.

Al parecer, el hogar de este hombre no fue un jardín de felicidad matrimonial. Aunque nos reímos de
historias como ésta, traen a nuestra atención un tema de suma importancia - el tema del matrimonio.

En el mundo actual, muchas personas consideran que el matrimonio es una costumbre anticuada, un
reliquia de la sociedad de antaño, e incluso se considera una prisión.

Se nos habla de las supuestas ventajas del amor libre, del divorcio y de las relaciones no
tradicionales como la homosexualidad.

Frente a estos ataques al concepto tradicional de la familia, ¿cómo ha de responder el creyente?


¿Es el matrimonio algo que Dios realmente considera importante, o es simplemente una costumbre
que podemos dejar atrás, como dejamos las modas de las décadas pasadas?

Si notaron el título del mensaje de hoy, creo que ya se habrán dado cuenta de la conclusión a la que
llegaremos. Creo, sin embargo, que hay mucho más que aprender acerca de este tema. Todos
traemos ciertas actitudes e ideas acerca del matrimonio, y debemos de permitir que la Palabra de
Dios sature nuestra mente para así transformar nuestras actitudes y nuestro vivir. Mi oración es que
eso suceda en este y acompañando esta boda compuesta por Abel Yuquilema y ______.

Para dar forma a nuestra meditación consideraremos primero la naturaleza del matrimonio. ¿Qué
significa el estar casado? En segundo lugar, hablaremos en términos prácticos acerca del
mantenimiento del matrimonio. Vemos primero que

I. La relación matrimonial es un pacto, no un contrato bilateral (Abel como abogado sabe la


diferencia)

Cuando alquilamos una casa, compramos un carro a pagos o entramos a un nuevo trabajo, es
usual firmar un contrato. Este contrato explica las responsabilidades de las dos partes que
entran en acuerdo, y también describe las condiciones para romper el contrato. Dicho sea de
paso que es muy importante leer cuidadosamente las condiciones de cualquier contrato antes
de firmarlo.

Muchas personas, sin embargo, piensan que la boda es algo así como un contrato. Mientras me
caigas bien, mientras satisfagas mis necesidades y no engordes mucho, estaré contigo - hasta que
alguien mejor se presente. La Biblia, sin embargo, nos presenta otra perspectiva. Nos enseña que la
relación matrimonial es primordial y es divina. Leamos juntos Génesis 2:20-24.
1
2:20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda
idónea para él.
2:21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y
cerró la carne en su lugar.
2:22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
2:23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del
varón fue tomada.
2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

La relación entre el hombre y su mujer es la primera relación que creó Dios. Él la creó antes de la
relación de hermanos, antes de la relación de padre o madre e hijo, antes de la relación de
hermanos o la de amigos. Es la primera relación humana en la historia.

Notamos que esta relación está claramente delineada. Dios creó a Adán y Eva, no a Adán y
Esteban. Tampoco creó a Adán y Eva y María y Sandra. Esta relación primordial es entre un hombre
y una mujer.

Además de ser primordial, esta relación es divina. Fue creada por Dios, instituida por él de
una forma especial. Dios mismo dirigió la primera ceremonia de bodas, cuando trajo a Adán
su mujer Eva y se la presentó. Estos hechos significan que Dios considera que la relación
matrimonial es la más importante que existe, fuera de nuestra relación con él.

Esto no significa que la persona que nunca se casa es de menos valor o de menor importancia
dentro de la familia de Dios. El Señor Jesús nunca se casó, y el apóstol Pablo habla del valor que
tienen los solteros por su mayor capacidad de dedicarse al servicio del Señor. Algunos son llamados
a casarse, y otros llamados a mantenerse solteros para servir más plenamente al Señor.

Lo que significa, más bien, es que si estamos casados, tenemos que dar al matrimonio el valor
que se merece. Algunas personas piensan que sus hijos son más importantes que su pareja.
Sin embargo, Dios creó primero la relación de pareja. Algún día los hijos se irán de la casa,
pero el matrimonio es para siempre.

De hecho, la relación matrimonial es tan importante que sólo puede ser disuelta bajo circunstancias
extraordinarias. Jesús nos enseña esto en Mateo 19:9. Leámoslo:

Mateo 19:9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra,
adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.

Así como lo es en el día de hoy, el divorcio era algo común en los días de Jesús. Él declara que la
única razón válida para el divorcio es la infidelidad. En este caso, la persona que comete la
infidelidad destruye la integridad del matrimonio, y la persona traicionada tiene el derecho - aunque
no la obligación - a divorciarse.

Debemos decir que puede haber casos - por ejemplo, de abuso físico - en que sea conveniente una
separación y el recurso a la ayuda de los líderes de la iglesia y de las autoridades civiles. Según
Jesús, sin embargo, la única ocasión en que se puede disolver el matrimonio y empezar de nuevo,
sin cometer pecado, es cuando el matrimonio ya ha sido disuelto mediante la traición.

El matrimonio cristiano, entonces, no es un contrato que se puede romper a gusto de los


contrayentes. Es un pacto divino que se hace ante Dios, y que no se puede quebrantar sin culpa. Es

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un pacto sagrado, pues refleja la relación entre Dios y su pueblo. Es una relación que merece el más
alto respeto y el más alto cuidado.

En muchos países, el matrimonio tiene dos aspectos - el aspecto civil y el aspecto espiritual o
religioso. Ante las autoridades civiles, el matrimonio tiene la calidad de un contrato. Es
importante cumplir con las leyes y casarse por lo civil, pero es importante también para el
creyente casarse ante Dios, pues es en la iglesia que se considera al matrimonio como pacto.
La pareja cristiana que se casa ante el juez, pero no ante Dios, olvida lo que el matrimonio
significa en realidad.

Si el matrimonio es tan importante, ¿cómo deberá de vivir la pareja casada? ¿Es suficiente con
simplemente no divorciarse? Desgraciadamente, hay muchas parejas casadas que no disfrutan del
gozo que Dios creó dentro del matrimonio, simplemente porque no se han dado cuenta de lo
siguiente:

II. La relación matrimonial necesita mantenimiento para mantenerse fuerte

El matrimonio se fortalece cuando el esposo y su mujer reconocen que los roles que Dios les
ha asignado dentro de la relación matrimonial se completan el uno al otro. En Génesis 2:20-24
encontramos que Dios ha dado a la esposa el papel de ayuda y apoyo de su esposo. Ella
deberá buscar formas de apoyar a su esposo, y no estar en competencia con él.

Esto no significa que ella tiene menos valor o menos importancia que él. De hecho, la misma palabra
que aquí se traduce "ayuda" se usa en otro pasaje para hablar de la forma en que Dios es "ayuda"
del hombre, y jamás sacaríamos la conclusión de que Dios es inferior al hombre. La mujer es de
igual valor y de igual posición ante Dios que el hombre, y en el cielo desaparecerán las diferencias
de papel que existen aquí en la tierra.

Ahora, sin embargo, mientras vivimos en esta tierra dentro de la familia, tenemos que respetar
estas diferencias de papel que Dios ha creado. Es tarea de la mujer buscar formas de apoyar
a su esposo, no estar en competencia con él.

Es una desgracia que el machismo haya afectado tanto nuestro concepto del matrimonio que se
tenga que definir muy cuidadosamente lo que la Biblia dice. El ser apoyo de su esposo no significa
que la mujer no puede trabajar fuera del hogar. No significa que no debe de tener educación. No
significa que tiene que pensar exactamente como su esposo, y que nunca puede hacerle
sugerencias o estar en desacuerdo con él.

En cierta ocasión, alguien llegó a una oficina de consejos matrimoniales y notó que había dos
filas para entrar - una para esposos sumisos y otra para esposos dominantes. La fila de
esposos sumisos era larguísima, mientras que en la fila para esposos dominantes sólo había
un hombre. El visitante se acercó al hombre y le preguntó: ¿Por qué estás en esta fila cuando
todo el mundo está en la otra? El hombre le respondió, Es que mi esposa me dijo que me
parara aquí.

Bueno, el esposo mandilón nunca es respetado. Pero la respuesta no es que se convierta en


mandón en vez de mandilón, sino que más bien su esposa aprenda el camino de la sumisión bíblica.
Mujeres, les voy a decir que Dios ha puesto dentro de cada hombre el potencial para ser un gran
padre, un gran esposo y un gran hombre. El trabajo de la mujer es el de apoyar, animar y ayudar al
hombre que Dios le ha dado para que pueda desarrollar al máximo su potencial.
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Y ¿qué de los hombres? ¿Qué podemos hacer nosotros para mantener y mejorar la calidad de la
relación matrimonial? Aprendemos en dos pasajes muy importantes, 1 Pedro 3:7 y Efesios 5:25-28,
que el esposo es responsable del bienestar de su esposa, y deberá amarla y no usarla:

1 Pedro 3:7: Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a
coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

Efesios 5:25-28:

5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
5:26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
5:27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa
y sin mancha.
5:28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.

Muchos hombres, tristemente, tratan a su mujer como si fuera una sirvienta en lugar de socio y
pareja en el hogar. Lejos de tomar esta actitud, el hombre cristiano ha sido llamado a amar a su
esposa como se ama a si mismo, y cuidarla como cuida a su propio cuerpo.

Obviamente, esto significa que debe protegerla de cualquier peligro. En el mundo actual, sin
embargo, habrá pocos animales salvajes u otros peligros físicos que amenacen el bienestar
de la mujer. Los peligros que existen son, más bien, emocionales y espirituales.

Dios ha creado a la mujer como la flor. Es más bella y más delicada que el hombre. Por este motivo,
las palabras bruscas, la falta de aprecio y la falta de amor pueden afectarla mucho más que a uno.
¿Cómo pueden los esposos cuidar el bienestar de sus esposas?

En primer lugar, respetando y cuidándola como lo delicada que es. El hombre cristiano nunca
se vale de su fuerza física superior para obligar a su mujer a hacer lo que ella no quiere. No
trata de humillarla o de controlarla. Más bien, la protege y la aprecia.

En segundo lugar, el hombre debe de estar consciente de las necesidades emocionales de su


mujer. Muchas veces, cuando llegan los niños, desaparecen la conversación y la
comunicación entre la pareja. Esto es algo que hay que proteger y cuidar.

La base de una buena relación matrimonial es una buena amistad, y la conversación es la base de la
amistad.

Un hombre llegó cierto día a su pastor y le dijo: Pastor, tengo que hacerle una confesión que me es
muy penosa. Resulta que, por los treinta años que tenemos de casados, mi esposa y yo hemos
peleado todos los días.

El pastor, sorprendido, le dijo: ¿Todos los días? -Sí, -le respondió el hombre-, todos los días. -¿Se
pelearon hoy antes de venir a la iglesia? -Sí, le contestó. -¿En qué se terminó la pelea? -Ella se
arrodilló ante mí. -¿Qué te dijo? -Me dijo: ¡Sal de debajo de la cama y pelea como hombre!

Ése no es el modelo divino para el matrimonio feliz. Más bien, Dios desea que fundemos nuestro
hogar sobre un matrimonio que refleja su plan, un matrimonio sólido y bien fundamentado, un
matrimonio completo porque la pareja busca llenar el papel que Dios le da. Si estás casado, decide
hoy que acciones debes de tomar en esta semana para que tu matrimonio refleje el propósito original
de Dios, y busca su bendición para tu hogar.

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