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"El Susurro del Pasado"

En las sombras de la noche, cuando la luna ilumina apenas los rincones olvidados de la escuela, un
eco susurra entre los pasillos. No es el viento ni el crujir de las viejas puertas, sino el lamento
silencioso de un alma que perdió su camino.

Años atrás en la escuela tuvimos una brillante estudiante llamada Elena, una joven llena de
promesas y sueños. Pero la carga académica y las palabras hirientes de sus compañeros tejieron
una red oscura a su alrededor. Se encontró atrapada en un torbellino de expectativas y desdén,
hasta que, abrumada, tomó una decisión irreversible.

Su presencia ahora vaga en los recuerdos de la escuela, donde los suspiros de su tristeza resonaron
una vez. Un fantasma con un uniforme escolar desgastado, marcado por el peso de lo que podría
haber sido, cadenas que anclan su alma a los conocimientos que pudo haber adquirido, ojeras de
las incontables noches que pasó llorando desconsoladamente.

Todo el dolor y el sufrimiento causados porque sus compañeros “simplemente querían hacer una
broma”, porque con cada clase “solo marcaban una tarea más” ¡El mundo no tiene una idea de
cómo eso se siente, se ríen, te juzgan, te exigen más y más cada día con la promesa de que serás
alguien en la vida después de tener tu maravilloso “título universitario”, ¿Dónde estará mi título
universitario cuando sienta miedo y desesperación?

Cada movimiento y manifestación de Elena es un recordatorio de las luchas que enfrentan los
jóvenes en su viaje hacia la madurez. No busca venganza, sino ser escuchada, comprensión para su
dolor.

Los estudiantes que la encuentran no sienten terror, sino un escalofrío de empatía. En sus ojos, ven
el reflejo de la presión que a veces parece insuperable. Susurra consejos desde el más allá,
instando a cuidar las palabras y apoyarse unos a otros.

La historia de Elena no es solo una advertencia, sino un recordatorio de que detrás de cada rostro
hay una historia. La oscuridad que la envuelve es la misma que acecha en los pasillos y corazones
de aquellos que aún están entre nosotros.

Así, en cada susurro de la brisa nocturna, resuena el eco de una lección no aprendida, una
oportunidad perdida de cambiar el destino con palabras de aliento, comprensión y amor.

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