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SILENCIO MERCEDINO

En los oscuros pasillos del colegio Mercedes Indacochea de Tacna, se esconde un misterio tan
antiguo como la propia edificación. Se dice que este lugar, donde solo se educan jóvenes
mujeres, fue construido sobre el terreno de un antiguo cementerio olvidado por el tiempo. Las
tumbas y las almas que yacen debajo parecen haberse entrelazado con los cimientos del colegio,
creando una conexión macabra entre los mundos de los vivos y los muertos.

Durante las noches en las que la luna brilla débilmente, las estudiantes han relatado extrañas
apariciones. De la nada, las sombras se alargan y los susurros antiguos se filtran a través de las
paredes. Figuras pálidas y espectrales emergen, con sus rostros desgastados por el tiempo y sus
ojos vacíos de toda emoción. Parecen buscar algo, algo que perdió su significado hace mucho,
pero que sigue atrapado entre los dos reinos.

Las jóvenes no pueden evitar sentir un escalofrío recorriendo sus espinas dorsales al presenciar
estas manifestaciones espectrales. El aire se vuelve denso y la atmósfera se carga con una
tensión insoportable. Las apariciones, moviéndose en silencio, se acercan a las estudiantes con
pasos etéreos, como si intentaran comunicarse a través del abismo entre la vida y la muerte.

Las valientes chicas, a pesar de su temor, se han propuesto descubrir el secreto detrás de estas
apariciones. Algunas han intentado hablar con los espíritus, buscando pistas en sus miradas
perdidas. Otras han recorrido los registros históricos y han hablado con los ancianos del lugar en
busca de respuestas. Pero el misterio persiste, y las respuestas parecen escurrirse como arena
entre los dedos.

Con el tiempo, las jóvenes estudiantes han comenzado a experimentar algo aún más extraño: la
pérdida de la voz. Cada vez que una aparición se cruza en su camino, su capacidad de hablar se
evapora, dejándolas mudas y paralizadas por el terror. Solo sus ojos pueden expresar el
profundo desconcierto y la sensación de estar atrapadas en una pesadilla.

La leyenda del colegio Mercedes Indacochea de Tacna y sus apariciones espectrales persiste en
los susurros de las jóvenes generaciones. Algunos creen que las almas de los muertos están
buscando una forma de comunicarse y resolver asuntos pendientes, mientras que otros ven la
presencia como una advertencia sobre la importancia de respetar el pasado y honrar a los que
han partido.

Así, el colegio se convierte en un reflejo de la dualidad entre la vida y la muerte, un lugar donde
los límites entre lo real y lo sobrenatural se desdibujan y donde las jóvenes deben enfrentar sus
propios miedos y descubrir el verdadero significado detrás de las apariciones que dejan mudas a
las estudiantes.

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