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E
n el libro “El yo piel” de Anzieu, el autor marca como la problemática
de la piel se relaciona con la de las neuronas; y como ésta tiene la
misma etapa gestacional que la neuronal. Muchas afecciones de la
piel son expresiones de procesos de pensamientos no captados.
Es importante pensar lo que traemos a partir de la teoría de Abraham sobre
la musculatura anal con la mandíbula, el masticar y lo anal como propio de
una misma etapa gestacional. Hay cosas que son muy importantes de
interpretar en ciertos pacientes, como por ejemplo el rictus melancólico, que
es tan característico y está hecho de esta conexión.
P
ara algunas escuchas el primer posicionamiento fue “violento” o
considerado un “abandono de paciente”.
Este es el caso de una paciente que vive en el exterior, de años, con alta
frecuencia de análisis. No se pierde sus sesiones, no se pierde un minuto y si
por alguna eventualidad tuvimos un desencuentro, realmente la paso mal
como analista porque me las cobra, se pone muy hostil, que es en gran parte el
vínculo que tiene con el mundo entero; no soporta frustraciones, heridas o
faltas.
RECORTES DE LA PACIENTE:
P- “no quiero que toques ese tema” ; “me pierdo” ;“¿Cuál es la línea de trabajo?”…
Lleva muchísimos años el tratamiento, y este recorte fue del último tiempo.
Hubo un episodio a destacar: el lugar de origen de la mamá tuvo un
temporal muy fuerte, hubo mucho susto en los habitantes, la realidad les
impuso roturas de vidrios, la naturaleza arrasaba. Y en un momento la
paciente cuenta que no podía entender cómo su mamá estaba tan
preocupada; léase “Afectada”.
P-”te dije que no quería que toques más eso, yo no voy a volver a pensar en
esas cosas!”
Le dije que nos volvíamos a contactar y que vale la pena pensar esto de
quedarse dormida y el tener mucho calor como una hostilidad del ambiente
donde está. Esta ausencia fue una manera de contar que todo eso que no
está dispuesta a escuchar y pensar, lo expresó quedándose dormida y con el
dolor de cabeza.
Bueno, aquí se está trabajando con un aspecto desolado, con una tormenta
violenta que es como se pone esta chica con el mundo. Una insensibilidad
impresionante, porque no se conmueve con nada, lo único que vale es su
propia destrucción y lo vengativo; ese es su lema. Uno no va a hacer una
cura mesiánica, porque ella no es una pobrecita, hay que saber que se está
trabajando con sus aspectos más destructivos y violentos.
Tiene una sola amiga que vive en Paraguay, ahora contratada por una
multinacional, la paciente estuvo viviendo con ella en su casa. Es una chica
homosexual que en algún momento tuvo una intención con la paciente, que
no dió lugar. Pero es una de las pocas personas que están ahí y sostiene
mucho de esta virulencia propia de la paciente, hasta que no tolera más y se
pudre. Con esa chica que la alojó, terminó a las piñas; la paciente fue la que
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le pegó y la que quedó lastimada. Luego de toda esta actuación la amiga
vuelve a comunicarse con la paciente y vuelve a hacerle de sostén. Al tiempo,
ya al punto de saturarse nuevamente, se comunica con la analista , pide
disculpas y dice que ella no sabe como ayudarla y que está asustada.
Pero… Por qué se incurre en ese error? Al re exionar respecto del lugar del
analista, y los errores de posicionamiento, incluso muchas veces sostenidos
tergiversando la teoría, tal vez la pregunta pertinente a hacernos sea: ¿Todos
los analistas están dispuestos a correrse y sentir que tienen una vida?
La respuesta es: No. Hay gente que es religiosa como esta chica que se fue a
vivir a Paraguay que cree que siempre uno puede tolerar esas piñas y poner
la otra mejilla. Para no tolerar las piñas uno tiene que saber que existe una
parte que Green llama “ el mal”.
“Es posible – replicó Freud – que la muerte misma pueda no ser una
necesidad biológica. Quizá morimos porque queremos morir. Incluso del
mismo modo que el odio y el amor por la misma persona habitan en nuestro
interior al mismo tiempo, la vida combina, con el deseo de mantenerse, un
ambivalente deseo de su propia aniquilación.
Igual que una banda de goma extensible tiene la tendencia a volver a asumir
su forma original, toda materia viva, consciente o inconscientemente, anhela
recobrar la completa y absoluta inercia de la existencia inorgánica. El deseo
de vida y el deseo de muerte conviven lado a lado dentro de nosotros.
La Muerte es la compañera del Amor. Juntos gobiernan el mundo. Este es el
mensaje de mi libro Más allá del principio del placer.
En el comienzo el psicoanálisis dió por sentado que el Amor era lo más
importante. Hoy sabemos que la muerte es igualmente importante.
Biológicamente, cada ser viviente, no importa cuán intensamente bulla la
vida dentro de él, anhela el Nirvana, anhela el cese de la ‘ ebre llamada
vida’, anhela retornar al seno de Abraham. El deseo puede ser disfrazado
por circunloquios variados. Sin embargo, ¡el último objeto de la vida es su
propia extinción!
(...)
La humanidad no elige el suicidio porque la ley de su ser aborrece el
camino directo hacia su objetivo. La vida debe completar su ciclo de
existencia. En todo ser normal, el deseo de vida es su cientemente fuerte
para contrabalancear el deseo de muerte, aunque en el nal el deseo de
muerte pruebe ser más fuerte” (Entrevista Sigmund Freud, BBC)
Por eso es tan importante el análisis propio y la supervisión. Para que haya
un analista y el paciente no esté representado en una necesidad
inconsciente del propio analista de proyectar en el paciente al “abuelo
violador", “la prima herida”, o a “las tías que no ayudaron”. Saber que es
importante que uno como analista tenga la cabeza trabajada, en el sentido
de nuestros propios límites y dolores. En ese sentido no vamos a ser héroes
de nuestros pacientes, no tenemos necesidad de tener una construcción de
“adorar”.
SEGUNDA VIÑETA:
A: -“Bueno, vos sabes que ésta es la última vez que nos vamos a ver, fue muy lindo
estar con vos y trabajar, jugar y que sepamos de tus cosas”.
Ella dijo que si, que sabia que el tratamiento se terminaba porque la
gastroenterologa dice que ahora corresponde terapia ocupacional para que
aprenda a comer y que no tenga que usar el laxante.
Fue muy interesante porque empezó a jugar con todas las muñecas. Ella
trajo una muñeca propia y dice:
Entonces los sentó a todos, les preparó una comida. Empezó a amasar y
amasar como hacía siempre y los muñecos, esta vez había varones también,
empezaron a decir:
P -“tengo hambre, tengo hambre, pasó mucho tiempo. No podemos esperar más!”
P - “Esperen, estoy amasando, estamos en un restaurant, hay que esperar”
Una interpretación durante el corto tratamiento a los padre fue que ellos,
sobre todo que la madre, escribía todo lo que decía el analista, al que hacía
sentir incomodidad; entonces el analista interviene diciendo que estaba
frente a un adulto y que le podía decir a ellos que percibía que estaban
disconformes con el tratamiento pero que la nena era chiquita y no podía
decirle a los padres que se asustaba por el tono que usaban y que aparte veía
las caras de enojo. Y la mama dijo:
Ahí está, ella tiene ese masoquismo moral dentro del yo de ella y lo traslada
a su hija.
Bibliografía: