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• Es un paciente que consulta a los 26 años, con un grado de tortura moral alarmante,
con autorreproches constantes, sin motivación para vivir y con reiteradas
enfermedades, que hacían imposible la continuidad en su trabajo, trabajo que era para
él, una cárcel, al igual que la carrera universitaria que estaba promediando. A los seis
meses de tratamiento me confiesa, con vergüenza y angustia manifiesta, su adicción a
la cocaína desde hacía seis años, época en que su padre había fallecido.
Durante bastante tiempo, los pocos momentos en que no estaba drogado, era
cuando asistía a sus sesiones, que habían aumentado en frecuencia. Decide dejar su
trabajo, así como la facultad, ambos habían sido elegidos por su madre con quien el vivía.
Había nacido con un defecto físico en una pierna, que los llevó a reiteradas operaciones y
a cuidados excesivo de parte de su madre, con la idea de que nunca le iba a hacer posible
arreglarse sin ella, y con un rechazo velado de parte de su padre, quién se avergonzaba de
el y lo consideraba incapaz de sostener algo en la vida, con consecuencia e idoneidad. Sin
embargo, desde muy chico, da signos evidentes de su pasión por las motos y la mecánica
de motos, lo que era notoriamente desatendido por los padres y hermanos, que lo
consideraban como un berretín, al que conformaban con la compra de las motos que el
pedía.
Conjuntamente con el trabajo de separación de las sentencias y mandatos
familiares, fue posible impulsar a un trabajo de duelo por la muerte de su padre, a quien
el decía no haber llorado, porque era lo mismo su presencia, que su ausencia. En
ocasiones evidencié mi angustia por el estado de degradación al que llegaba, como
consecuencia de la droga. Di reiteradas muestras de mi confianza en su recuperación y
comencé a pedirle material de revistas de motociclismo, las que vengo leyendo desde
hace meses. Hemos pasado muchas sesiones hablando de motociclismo, con un
entusiasmo creciente en el, lo que ha motivado que su acercamiento a la cocaína sea
prácticamente inexistente y su acercamiento al motociclismo notorio, tanto información
teórica, que se ha tornado sistemática y regular, como así también su capacidad práctica,
con el deseo ahora cercano, de llegar a vivir de ello, considerándolo posible.
Freud sostenía que lo reprimido primordial repite y repite en transferencia y que
no podemos ahorrarle al paciente esa fase de la cura, pero si podemos facilitar la
rememoración y la asociación libre, marcándole esos sucesos como la repetición de
situaciones anteriores y realizando un manejo de la transferencia. Acerca de esto último
no hay texto freudiano. Quizá sea lo que cada analista, de acuerdo a su subjetividad y
estilo, deba construir y crear de acuerdo a la escucha de la historia fantasmática de cada
analizante, que así lo requiera, teniendo en cuenta, siempre, que se trata de un trabajo
analítico.