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1.

Los conductores de masas

Ni bien se junta cierto número de seres vivientes, tanto sean animales como seres humanos,
instintivamente se colocan bajo la autoridad de un jefe.

En el caso de las masas humanas el jefe con frecuencia no es nada más que un pandillero o un agitador,
pero como jefe juega un papel importante. Su voluntad es el núcleo alrededor del cual obtienen
identidad y se agrupan las opiniones de la masa. Constituye el primer elemento para la organización de
masas heterogéneas y allana el camino para su organización en sectas. En el ínterin, las dirige. Una masa
es un rebaño servil, incapaz de estar sin un amo.

El conductor con mucha frecuencia ha comenzado siendo uno de los conducidos. Él mismo ha sido
hipnotizado por la idea en cuyo apóstol se ha convertido. Ha tomado posesión de él en tal grado que
todo lo que está fuera de ella desaparece y toda opinión en contrario le parece un error o una
superstición. Un ejemplo que hace al caso es el de Robespierre, hipnotizado por las ideas filosóficas de
Rousseau y empleando los métodos de la Inquisición para propagarlas.

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