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La muchedumbre:

un estudio de la
mente popular
libro de Gustave Le Bon

La Masa: Un Estudio sobre la Mente Popular (The Crowd: A Study of the Popular Mind o
Psychologie des Foules; Literalmente: Psicología de las Masas), es una obra de Gustave Le Bon
que fue publicado inicialmente en 1895.

La muchedumbre: un estudio de la mente popular

de Gustave Le Bon

Género Tratado

Tema(s) Psicología multitudinaria

Idioma Francés

Título original Psychologie des foules

Texto original Psychologie des foules en Wikisource

País Francia

Fecha de publicación 1895

Páginas 130

En el libro Le Bon argumenta que hay varias características en la psicología de las masas:
"Impulsividad, Irritabilidad, incapacidad para razonar, la ausencia de juicio del espíritu crítico, la
exageración de sentimientos, y otras ...".[1] ​Le Bon argumenta "que un individuo inmerso por un
tiempo en un grupo pronto se encuentra a sí mismo - ya sea como consecuencia de influencia
magnética de la muchedumbre o por alguna otra razón que desconocemos - en un estado
especial, que se asemeja mucho a un estado de fascinación en el que el individuo hipnotizado
se encuentra a sí mismo en manos del hipnotizador".[2] ​
Puntos clave

Le Bon incorpora a Darwin y a Haeckel dentro de sus ideas sobre herencia y naturaleza
humana:
El medio ambiente, las circunstancias y los eventos representan las sugerencias sociales
del momento. Estos deben tener considerable influencia, pero esta influencia siempre es
momentánea si son contrarias a las sugerencias de la raza; esto es, a aquellos que han
heredado de un país y de su serie entera de ancestros. Las ciencias biológicas han sido
transformadas desde que la embriología ha mostrado la inmensa influencia del pasado
en la evolución de los seres vivientes; y las ciencias históricas no sobrellevarán un
cambio menor cuando este concepto ha sido más difundido. Aún esto no es lo
suficientemente general, ya que muchos estadistas aún no han avanzado más que los
teóricos del siglo pasado, quienes creían que una sociedad podría romper con su pasado
y estar enteramente basado en la luz de la razón.
Sobre la identidad nacional y las instituciones sociales:
Una nación no elige a sus instituciones a voluntad más de lo que elige el color de su pelo
o sus ojos. Las instituciones y los gobiernos son el resultado de la sociedad. Ellos no son
los creadores de una época, sino que son creados por ella. Los pueblos no se rigen de
acuerdo con sus caprichos del momento, sino tal como su carácter determina que serán
gobernados. Se requieren siglos para formar un sistema político y siglos para cambiarlo.
Las instituciones no tienen ninguna virtud intrínseca: en sí mismos no son ni buenas ni
malas. Aquellos que son buenas en un momento dado para un pueblo dado puede ser
perjudicial en el extremo de otra nación.
En los individuos y las multitudes:
Por el mero hecho de que él forma parte de una masa organizada, un hombre desciende
varios peldaños en la escalera de la civilización. De manera aislada, una persona que
puede ser culta; en una multitud, es un bárbaro - es decir, una criatura que actúa por
instinto. Posee la espontaneidad, la violencia, la ferocidad, y también el entusiasmo y el
heroísmo de los seres primitivos, a los que tiende más a parecerse por la facilidad con la
que se deja impresionar por las palabras y las imágenes -, un bárbaro totalmente ajeno a
la acción de cada uno de los individuos aislados que componen la multitud - y para ser
inducidos a cometer actos contrarios a sus intereses más evidentes y sus más
conocidos hábitos. Un individuo en una multitud es un grano de arena en medio de otros
granos de arena, que el viento agita a voluntad.
En la educación y la igualdad:
La idea más importante que encontramos entre las ideas dominantes de la época actual
es que la instrucción es capaz de cambiar considerablemente a las personas, y tiene por
consecuencia infalible la mejora e incluso la igualdad entre estos individuos. Por el mero
hecho de ser repetida constantemente, esta afirmación ha terminado por convertirse en
uno de los dogmas democráticos más firmes. Sería tan difícil ahora para atacarlo, como
lo habría sido antes atacar a los dogmas de la Iglesia.
En la religión, la ideología y fanatismo:
Una persona no es religiosa únicamente cuando adora a una divinidad, sino cuando pone
todos los recursos de su mente, la sumisión completa de su voluntad, y con toda el alma,
al ardor del fanatismo, al servicio de una causa o una persona que se convierte en el
meta y guía de sus pensamientos y acciones. La intolerancia y el fanatismo son
compañeros necesarios del sentimiento religioso. Se muestran inevitablemente, por los
que se creen en posesión del secreto de la tierra o la felicidad eterna. Estas dos
características se encuentran en todos los hombres agrupados juntos cuando están
inspirados en la convicción de cualquier tipo. Los jacobinos del Terror eran, en el fondo
tan religiosos como los católicos de la Inquisición, y su fervorosa crueldad procedió de la
misma fuente.
En la soberanía de las multitudes:
El dogma de la soberanía de las multitudes es tan poco defendible desde el punto de
vista filosófico, como los dogmas religiosos de la Edad Media, pero goza en la actualidad
del mismo poder absoluto que antes disfrutaban. Es como inatacable, en consecuencia,
al igual que en el pasado eran nuestras ideas religiosas ... El dogma del sufragio universal
posee a día de hoy, el poder que los dogmas cristianos poseían anteriormente. Oradores
y escritores aluden a ella con un respeto y adulación que ya hubiera deseado la corte de
Luis XIV. En consecuencia, la misma posición debe ser tomado con respecto a ella como
con respecto a todos los dogmas religiosos. Sólo el tiempo puede actuar sobre ellos.
En los políticos:
Las características generales de multitudes se deben cumplir con las asambleas
legislativas: simplicidad intelectual, irritabilidad, fácil sugestión, la exageración de los
sentimientos y de la influencia preponderante de unos pocos líderes ... A veces es terrible
pensar cómo el poder de la fuerte convicción combinada con una extrema estrechez de
la mente, otorga prestigio a un hombre.
En el gobierno por los expertos:
Todos nuestros economistas y políticos son de alto nivel, siendo en su mayor parte
profesores o académicos, sin embargo, hay una sola pregunta general - proteccionismo,
bimetalismo- ¿en cuál han logrado ponerse de acuerdo? La explicación es que su ciencia
es sólo una forma muy atenuada de nuestra ignorancia universal. Con respecto a los
problemas sociales, debido al número de incógnitas que ofrecen, los hombres son
sustancialmente, igual de ignorantes. En consecuencia, fueran los electores
exclusivamente compuestos por personas expertas en ciencias, sus votos no serían
mejores que los emitidos en la actualidad. Ellos serían guiados en su mayoría por sus
sentimientos y por espíritu de partido. No debemos escatimar ninguna de las dificultades
con las que ahora tenemos que lidiar, y desde luego debemos ser sometido a la tiranía
opresiva de castas.
Impacto de la civilización de las élites y masas bárbaras en la civilización:
Las civilizaciones hasta el momento sólo se han creado y dirigido por una pequeña
aristocracia intelectual, no por una multitud. Las multitudes sólo son poderosas para la
destrucción. Su ley es siempre equivalente a una fase bárbara. Una civilización implica
reglas fijas, la disciplina, un paso de lo instintivo al estado racional, la previsión para el
futuro, un elevado grado de cultura - todas ellas condiciones que las multitudes,
abandonadas a sí mismas, han mostrado invariablemente incapaces de realizar. Como
resultado de la naturaleza puramente destructiva de su poder, las multitudes actúan
como esos microbios que aceleran la disolución de los cuerpos debilitados o muertos.
Cuando la estructura de una civilización está podrida, son siempre las masas las que
provocan su caída.

Bibliografía

Le Bon, Gustav. 2009. Psychology of Crowds. Sparkling Books edition. Sparkling Books.
Le Bon, Gustave (2018). Psicología de las masas (https://books.google.es/books?id=mkNmD
wAAQBAJ&dq=La+Masa:+Un+Estudio+sobre+la+Mente+Popular&hl=es&source=gbs_navlin
ks_s) . Editorial Verbum. ISBN 978-84-9074-686-8.

Referencias

1. Jaap van Ginneken. Crowds, psychology, and politics, 1871-1899. Cambridge, England, UK:
Cambridge University Press, 1992. Pp. 130.

2. Jaap van Ginneken. Crowds, psychology, and politics, 1871-1899. Cambridge, England, UK:
Cambridge University Press, 1992. pp. 131.

Enlaces externos

The Crowd (http://www.gutenberg.org/ebooks/445) , libre en gutenberg.org

Datos: Q3094058

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popular&oldid=128832663»


Última edición hace 10 meses por Alvaro Marques Hijazo

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